La caravana de las flores ⚔︎

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Jimin.

Voy a asesinar a Jungkook.

Se me ocurren miles de problemas en los que posiblemente estaría involucrado y que hayan impedido que se reuniera conmigo. Desvió la ruta, perdió el mapa, fue secuestrado, asesinado. Muchos escenarios y no sé cuál es real o peor que el otro.

La única fuente real de noticias con la que cuento es la misiva corta que me envió mi padre donde avisaba de su partida. Luar no está muy lejos de Kalaí, así que ya debería estar aquí.

—¿Qué ocurre contigo? —pregunta Heena. Mi hermana está sentada a mi lado, con sus ojos claros fijos en mí, quien sabe desde cuándo.

—Me preocupa Jungkook —respondo, mirando a mi alrededor con la esperanza de encontrarlo—. Ya debería estar aquí.

—Probablemente esté disfrutando de alguna de las celebraciones, esta plaza es enorme.

Podría tener razón. Hoy es la caravana de las flores, uno de los eventos más importantes dentro del festival de la cosecha de Kalaí y el motivo principal de que todos estemos reunidos en la plaza central del reino.

Lo cierto es, que estoy deslumbrado con cada uno de los escenarios. Toda la realeza de los reinos invitados se encuentra distribuida en distintos palcos que rodean la plaza formando una medialuna; los anfitriones tuvieron el detalle de tomar en cuenta las costumbres que nos identifican y nos hacen diferentes, pues cada uno de los palcos fue decorado con algo representativo de cada nación.

Por ejemplo, el espacio de Luar está adornado por una tela azul preciosa que lleva bordados de plata, donde en el centro reluce el emblema, diversos ramos de rosas azules y blancas cubren los pilares de roca hasta formar cascadas que caen con ligereza a nuestros pies. La alfombra redonda está hecha con un material que simula la nieve, y detrás de nosotros hay una fila de lámparas de estrellas que brillan con intensidad, pese a que todavía no llega la oscuridad de la noche.

Miro los demás espacios y reconozco el gran trabajo que hay detrás de cada detalle, mi búsqueda sigue enfocada en mi amigo, pero no me impide admirar los pormenores. El palco donde está el rey SeokJin luce hermoso con las fuentes cristalinas que representan sus océanos, los pilares están cubiertos por las telas verdes que gritan la fuerza de sus montañas, y en el centro donde él yace sentado, el marrón representativo de esa nación se hace presente para rodearlo.

Sin embargo, el que tengo frente a mí logra opacar los colores vivos que se lucen en esta celebración. El palco de la realeza de Parklared es todo negro, los pilares dorados llevan enredaderas de pedrería roja que simula la sangre. Dos grandes estatuas de dragón protegen la entrada, y en el centro del lugar hay un trono dorado con almohadones negros que está esperando a su rey que no ha llegado.

Desde la distancia identifico la presencia del consejero del rey Yoongi sentado a la derecha del trono, mientras que a la izquierda veo a un ilusionado Taehyung, usando un vestido azul marino con volantes de seda. Los ojos del joven doncel están fijos en el espectáculo de la plaza, y puedo notar el brillo anhelante que tienen al ver a la multitud de doncellas que bailan al ritmo de la música.

Y entonces veo al insensato que me ha tenido con los nervios de punta.

Jungkook aparece entre la multitud, sonriente y sosteniendo un ramo de lirios que le entrega a un sorprendido Taehyung. Comparten una conversación que parece agradable, todo bajo la vigilancia de los ojos astutos del consejero del rey que no disimula al momento de intimidar a mi amigo con la mirada severa que le dedica.

Exhalo, completamente aliviado de poder verlo sano y salvo. Heena también lo nota, y se encarga de mostrar absoluto desagrado cuando se da cuenta del principal motivo de interés de mi amigo.

—Ya no tienes que preocuparte. Está entretenido con el fenómeno —suelta, e inmediatamente la reprendo con la mirada.

—Respeta al joven Taehyung, Heena —exijo, sorprendiéndola por la rudeza de mi tono—. Una princesa de verdaderos principios no haría esa clase de comentarios.

—No he dicho mentiras. Todos los donceles son aberración de los dioses, ¿por qué crees que son cazados desde que nacen? Su destino es morir bajo la insignificancia de su raza.

—Todos traemos la muerte en nuestro destino —respondo con la indignación que me causan sus palabras—. Que te creas con el derecho de juzgar una casta diferente a la tuya sin saber el trasfondo de su creación, no hace más que convertirte en una pequeña partícula de polvo que se agita con el soplo más pequeño, una del montón que solamente repite lo que muchas veces ha escuchado, sin detenerse a crear su propio criterio y creencias.

—¿Me estás llamando grosera?

—No, te estoy llamando ignorante.

—¿Cómo te atreves? ¡Soy tu futura reina!

—Otro motivo para que cuides lo que dices.

—¿Por qué lo defiendes tanto? El príncipe Hoseok me ha dicho que los donceles en Parklared se dedican a la prostitución y que han corrompido al ejército del rey. Incluso afirma que ese chico es parte del entretenimiento de su majestad. —Se queda callada como si hubiera encontrado una revelación que le disgustara por completo—. Es por eso que lo defiendes, ¿no? Te acostaste con él.

—Lo defiendo porque es un ser humano que merece un trato digno —repongo con calma—. Te aconsejo que no repitas todo lo que escuches, hay lenguas filosas que no se preocuparían si te hieren en el proceso. Atacar al pequeño hermano del consejero del rey Yoongi no es lo más inteligente que puedas hacer, sobre todo si aun planeas conquistarlo.

Los ojos de Heena se abren con temor al escuchar lo que le digo, dándome a entender que no tenía ni idea del parentesco que comparte Taehyung con la mano derecha del rey Min. Probablemente dije más de lo que planeaba, pero no me arrepiento. El joven doncel es un chico amable que no merece que lo usen como centro de burlas. Lo defendí de mi hermana, lo haré de quien sea.

El momento se volvió tenso y no me preocupa remediarlo, siempre ha sido así. Por ello, decido enfocar toda mi atención en los diversos espectáculos que se están llevando a cabo en la plaza que, a decir verdad, son toda una maravilla.

Doce doncellas bailan descalzas encima de un escenario improvisado, a su alrededor, doce jóvenes hacen girar timones de madera que mueven la tarima en círculos donde ellas danzan. Tienen coronas de flores en sus cabelleras de tantos colores, les lanzan multitud de pétalos que les arrancan risas, resaltando los dones de juventud y de belleza que brillan cuando actúan con libertad.

Del otro lado del espacioso lugar hay ocho lagaretas de madera que están a rebosar de uvas maduras. En cada una de ellas, tres mujeres danzan con la gracia propia de una flor, extrayendo el mosto de cada uva para transformarla en vino fresco que endulza el paladar.

Es entretenido y se contagia la alegría de cada uno de los participantes, incluso Heena ha dejado de lado todo comportamiento hostil y ha decidido sonreír ampliamente, disfrutando de todo el espectáculo y degustando de los banquetes exóticos que nos han ofrecido abiertamente.

Noto que ella no ha quitado la mirada del palco de Parklared. Muerde sus labios, se abanica el rostro y ha rechazado a todos los nobles que se han presentado para invitarla a bailar. Sigue esperando la llegada del rey, pero me temo que continuará esperando en vano.

—Recibí una carta de mis padres esta mañana —dice de repente, desviando su atención hacia mí—. Al parecer, mi madre ha decidido incluir algunas invitaciones extras para la fiesta de aniversario que celebrará con mi padre.

Por la mirada que me da, sé que entre esas nuevas invitaciones está incluida la del soberano de Parklared y Drakoria.

Los reyes siempre han organizado un baile para celebrar el aniversario de su matrimonio. Invitan a la realeza y nobleza del reino, mientras que los plebeyos se benefician con algún evento benéfico que se hace con el propósito de enaltecer todos esos años que llevan juntos como marido y mujer. No es más que un teatro; sin embargo, los beneficios superan con creces cualquier mal momento. 

—El rey lo cree conveniente para comenzar con las alianzas —le digo.

Mi padre jamás invitaría a un reino lejano, sin alianzas a un evento privado y de tanta importancia si no tuviera un interés presente. Todavía recuerdo su petición, así que estoy seguro que mi tarea será entregar esa invitación y persuadir al rey Yoongi para que asista.

—¿Crees que Yoongi me pida matrimonio en ese baile? —pregunta con energía—. He gastado una fortuna en vestidos, joyas y maquillaje para deslumbrarlo cuando llegue a Luar.

—No puedo dar la respuesta que quieres escuchar. —Le he mencionado que el rey de Parklared no está interesado en el matrimonio, pero ella simplemente no escucha. Por lo tanto, dejaré que crea y haga lo que quiera, no es mi responsabilidad de todas formas.

Heena mira a su alrededor, buscando siempre lo mismo, y debo admitir que tanta inquietud de parte de ella me pone nervioso.

—Escuché que los reyes Jung están tensos por la reunión que tuvieron con el consejero del rey Yoongi —dice, y me inclino más para escuchar—. Di un paseo con el príncipe Hoseok por los jardines después del desayuno, y fue él mismo quien me contó. Al parecer, se han extendido rumores en las ciudades que implican que Drakoria tiene un nuevo rey.

—¿Qué quieres decir con eso, Heena? —pregunto, levemente exaltado por lo que entiendo a través de sus palabras.

—Sé que el rey Yoongi se hizo de un imperio poderoso, hermano —habla con una sonrisa satisfecha—. La dinastía Jung buscaba una alianza sólida para extender sus dominios y rodearnos a nosotros, pero en la reunión que tuvieron no pudieron conseguir absolutamente nada.

—Fue coronado —razono en voz baja.

Drakoria nunca conoció a un rey y si el soberano de Parklared lleva la corona maldita significa... no. No me pondré a sacar conclusiones apresuradas, es bien sabido que ese imperio es dominado por bestias salvajes y letales, no hay manera posible para que cada una de ellas sucumba a las órdenes de un hombre.

Entonces, ¿qué es todo lo que Heena escuchó y no ha sabido explicarme?, ¿por qué el rey no aparece y en su lugar envía a su consejero? Ni siquiera sé la razón que me lleva a hacerme estas preguntas, pero seguramente es la misma que ansía obtener las respuestas.

Miro a mi hermana atentamente, y doy gracias a los dioses que continúe concentrada en nuestra conversación.

—¿Los reyes no te dieron información del reino en la carta que te enviaron? —pregunto temeroso.

Si mis sospechas son ciertas, significa que el caos en Drakoria explotó y que mi reino será el primero en caer bajo su furia. Mi cuerpo entero tiembla ante la idea, no tengo idea de lo que haría en una situación así, y tampoco estoy seguro de poder sobrevivir en caso de suceder.

—Nada importante —asegura, quitándole importancia con un movimiento de manos—. Todo se reduce al baile que mi madre comenzó a planear con ayuda de su comité. Ah, y padre quiere que le entregues un informe detallado de nuestra estancia en cuanto lleguemos al palacio.

Asiento, nuestra pequeña conversación termina con la presencia del gran príncipe heredero de Kalaí. Jung Hoseok se detiene frente a nosotros, me dedica un leve asentimiento y luego besa la mano que mi hermana le ofrece con una sonrisa coqueta.

—¿Me permite un baile, princesa? —le pregunta, con sus ojos oscuros fijos en ella.

—Será un placer —responde, para luego ponerse de pie y perderse en el gentío en compañía del heredero.

Envío a un par de guardias para que la cuiden desde una distancia prudente. Me quedo en mi sitio por un tiempo más, sonrojado porque muchas jóvenes que bailan me lanzan flores que van perfumadas por sus fragancias y sus sonrisas encantadoras a las que no tengo idea de como responder. Me limito a sonreír y besar los dedos delicados que alcanzan a rozar mis manos cuando pasan frente a mí.

—¡El príncipe lunar es el hombre más apuesto que he conocido! —grita una de las bailarinas, y todas sus compañeras apoyan sus palabras.

Creo que he llamado mucho la atención, incluso Jungkook parece entretenido con la energía que las señoritas me dedican. Me levanto, agitando las manos en forma de despedida que afortunadamente se toman bien y luego salgo del palco.

La calle está despejada en su mayoría, a diferencia de la plaza donde la celebración sigue intacta. En este lugar solamente se encuentran los guardias de turno.

Bueno. No solo los guardias de turno están aquí.

Me detengo cuando mis ojos se fijan en el rey Yoongi. ¿Qué hace aquí? La celebración está a pocos metros, pero él parece más entretenido en recorrer las jaulas que encierran a las bestias que se utilizarán en el torneo de mañana.

Avanzo algunos pasos, vacilante. Es probable que si está aquí sea porque quiera estar solo, pero debido a los sucesos recientes me encuentro con la necesidad de hablar con él. A medida que me acerco, noto una particularidad que me provoca confusión. No es visible, no es palpable, pero esta ahí, es una sensación pesada, oscura, poderosa y arrasadora.

Y todo empeora cuando él siente mi presencia y levanta la mirada.

Luce exactamente igual. No sé con exactitud lo que esperaba encontrar, pero no consigo ver algo fuera de lo normal, a excepción de su mirada. Sus ojos continúan siendo grises, pero tienen algo más... lo asocio con la oscuridad de un velo delicado, algo sutil que marca un cambio gigantesco que estremece cada rincón de mi existencia.

El rey me mira, en silencio, atentamente y sin ninguna expresión que me diga lo que le provoca mi presencia. Parece una estatua viviente, con su presencia imponente cerniéndose con poder encima de mí, consumiendo todo a su paso hasta obligarme a retroceder un paso.

Entonces sé que sí hay algo diferente en él, aunque eso no significa que pueda medir con exactitud la magnitud del cambio.

—Lamento importunarlo con mi presencia, majestad —hablo, ofreciéndole una reverencia—. No sabía que estaba aquí.

—No logró sorprenderme, lo escuché venir desde el principio —dice. En ningún momento ha dejado de mirarme, y su rostro no revela ninguna expresión.

Quiero preguntarle muchas cosas acerca de la frontera de Drakoria que limita justamente con el bosque de Barial, quiero hacerlo, pero no me atrevo. El silencio entre nosotros vuelve con una rapidez escalofriante, me deja atado, y me niego a continuar consumido en un momento incómodo, por ello me doy la vuelta, dispuesto a regresar a la celebración de la plaza.

—¿Por qué no pregunta lo que tanto quiere saber? —La voz ronca y demandante del rey hace que mis pasos se detengan y vuelva a mirarlo.

—No quiero entrometerme —respondo.

—No lo estaría haciendo, príncipe —asegura, mientras se acerca—. Le estoy dando la oportunidad.

Me quedo en silencio en lo que analizo mis opciones, el rey ya está a mi lado, mirándome y esperando la pregunta que no tardo demasiado en hacerle.

—¿Logró conseguir el control absoluto del nuevo imperio? —interrogo, analizando los pozos oscuros que se reflejan en sus ojos.

Él levanta sus labios en una sonrisa apenas perceptible; sin embargo, por mucho que sus facciones se ablanden con el cambio sutil de expresión, no llega a iluminar su mirada.

—Le preocupa que su reino caiga bajo la amenaza de Drakoria —arguye, y mi silencio le da la razón—. No lo haga. Le aseguro que Luar jamás estará en peligro por mi causa.

—Quizá no por su causa —repongo—. Pero es de conocimiento público que hace pocos días se extendió el caos, y si vuelve a suceder, Luar será el primer obstáculo para esas bestias.

—¿Está dudando de mi palabra, príncipe? —inquiere.

—No es mi intención ofenderlo, majestad —aseguro, nervioso por su cercanía—. Sin embargo, espero que comprenda que mis preocupaciones tienen importancia y validez si recordamos los eventos recientes.

El rey suelta un suspiro largo, desvía la mirada hacia el frente al mismo tiempo que entrelaza ambas manos en su espalda. Me da la impresión de que quiere decir algo más, en cambio, permite que un nuevo silencio se extienda, con él mirando un punto lejano y yo ideando una nueva forma de salir de ahí sin causar ninguna ofensa.

Pese a todo, las palabras que escucho me dejan frío, imposibilitándome de crear cualquier plan de escape.

—Fui coronado en la montaña de la tormenta, príncipe Jimin —informa con una naturalidad que no entiendo—. Me convertí en el primer rey de Drakoria, y si le digo que su reino no tendrá problemas con el mío, es porque así será.

Retrocedo completamente impactado con sus palabras. Es una blasfemia a los dioses lo que ha hecho y ahora comienzo a comprender la oscuridad presente en su mirada, como la inexistencia de emociones.

—Hace bien en alejarse —dice, dándome una mirada diferente a las otras.

—Debo irme —murmuro, y sin esperar respuesta de su parte corro en dirección a la plaza.

Llego al palco y me encuentro con Jungkook. Me da un corto abrazo y me habla de muchas cosas a las que no les doy atención porque justamente en ese momento, el rey Yoongi aparece en su propio palco para sentarse en el lugar que le corresponde.

Estamos frente a frente, con el centro de la plaza y los bailes que marcan la distancia entre nosotros, y ni aun así puedo ignorar su presencia. Posee la fuerza de una tormenta eléctrica, con una energía magnética que me llama constantemente; sin embargo, me niego a mirarlo. Me encuentro avergonzado por la forma en la que hui de su presencia.

—Estás pálido, Jimin. ¿Te sientes bien? —pregunta Jungkook, quien se ha sentado a mi lado.

—Estoy bien —respondo, todavía sintiendo el peso de esa mirada—. ¿Sabes dónde está Heena?

—En compañía del príncipe de Kalaí —responde.

Levanto un poco la mirada y mi concentración viaja directamente al palco de Parklared. de inmediato noto la inquietud de Taehyung, él mira a su rey como si realmente no lo conociera. No se atreve a acercársele, aunque es notorio que desea hacerlo, y siento un leve malestar cuando miro como baja la mirada a sus manos, mientras el soberano de su nación se comporta indiferente con su presencia.

—¿Qué le dijiste a Taehyung? —pregunto al recordar el encuentro que mi amigo tuvo con el joven doncel.

—¿Quién?

—El doncel que forma parte de la corte real de Parklared.

—¿Ese es su nombre? —pregunta ilusionado y asiento—. No pude decirle mucho porque su hermano intimida en verdad. Pero quiero tener la oportunidad de conocerlo.

—Espero que tengas presente que Taehyung pertenece a la nobleza de un reino muy diferente al nuestro, no puedes propasarte con él en ningún sentido —hablo—. Es un joven noble que no merece que lo lastimen.

—No tengo malas intenciones con él —alega, ofendido por lo que le dije.

—Lo sé. De lo contrario, tú y yo tendremos problemas.

Levanta las manos en señal de rendición, y luego se concentra en el festival que ofrecen los carruajes adornados de flores que desfilan por toda la plaza. A mi alrededor se escucha música en compañía de aplausos y vítores de todos los presentes, quienes se muestran cautivados por las diversas festividades que el reino anfitrión tenía preparado.

Y entre todo ello, mis ojos terminan presos en la mirada profunda del rey Yoongi.

¿Por qué me mira con tanta fuerza? No ha dejado de hacerlo desde que llegamos y ciertamente me confunde y aterra a partes iguales el no saber el trasfondo de sus acciones.

El rey es un misterio que, para mi mala fortuna, me insta a profundizar hasta descubrir lo que en verdad existe detrás de todo lo que demuestra.













































¿Qué opinan? ¿Qué creen que pase? 👀👀

Adoro escribir libros de monarquía, aunque no lo haga seguido.

Infinitas gracias por todo. Por leer, votar y comentar.

¡Hasta el próximo capítulo!

⚔︎Yoon⚔︎

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