36. Hija mala

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"El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige"

 Proverbios 13:24

Nathaly tenía cuatro años cuando su padre la escondió debajo de su cama, su madre le dio un beso en la mejilla y ambos salieron con armas a la calle. Nathaly se mantuvo en silencio todo el tiempo, tal y como le habían dicho que lo hiciera en esas ocasiones, Nathaly no dijo nada cuando le llenaron de balas la cabeza de sus padres o cuando esas personas empezaron a descuartizar el cuerpo de la pareja recién asesinada para dárselos de comer a los perros, nada, ella no dijo nada, solo se mantuvo mirando las tablas de debajo de su cama, contando cada astilla y agujero hecho por termitas, eso hizo hasta que la encontraron. Al principio Nathaly pensó que fue un cartel rival al de su familia quienes asesinaron a sus padres, pero luego se dio cuenta de que si así fuera, no le estarían comprando una paleta de chocolate y la llevarían en un auto hacía lo que ellos llamaban "su nuevo hogar".

Para nadie era un secreto la familia Massimo tenía unos negocios un poco "turbios", aún así fue una sorpresa que un grupo de personas desconocidas llegará a asesinarlos, Nathaly sostenía la idea de un cártel rival, pero nada del comportamiento de aquellas personas se aplicaba a lo que sus padres le habían dicho de cómo serían los narcotraficantes de un cartel enemigo al tenerla en su poder, le dijeron que la iban a golpear, a torturar e incluso matar, no debía rogar, los Massimo nunca suplicaban piedad, pero en vez de todo aquello que le dijeron, los asesinos la estaban presentando a unos niños, diciendo que eran sus nuevos hermanos. Nathaly no comprendía lo que pasaba, pero poco a poco comprendió que más allá de las drogas sus padres tenían vínculos con la esclavitud y trata de personas, sus padres no eran tan buenos como ella creía y quienes acabaron con sus vidas solo estaban tomando "justicia" en nombre de las víctimas. Así nació Nathaly Schilling y murió Nathaly Massimo. Su vida con los Schillings era gloriosa: pasaba sus días jugando con sus nuevos hermanos y recibía el amor de sus nuevos "padres", en ese entonces su mayor preocupación era escoger el sabor del helado; los Schilling tenía siete hijos, cuatro de ellos adoptivos, haciendo que para Nathaly fuera más fácil integrarse a la familia...o asi fue hasta que una prueba de ADN lo destruyo todo.

En este mundo existen muchas creencias religiosas peligrosas, muchas de ellas atentan directamente contra la vida de otras personas, la secta Un Mundo Libre no es la excepción, uno de sus modos operandi para conseguir más seguidores de sus creencias es mediante el tráfico de bebés, en muchas ocasiones una pareja o una persona adinerada y miembro de la secta ve a una pareja embarazada que cumple con ciertos factores (vida profesional, apariencia, salud, inteligencia, etc) y deciden quedarse con el bebé, para esto los miembros de la secta persiguen a la pareja por el tiempo que quede del embarazo y a la hora que nace el bebé lo intercambian por un niño que ha sido rechazado en la secta, muchas ocasiones cuando la pareja tiene más de un hijo la secta se encarga de monitorear cada embarazo, y al final vuelve a cambiar al bebé por otro que no cumpla las expectativas físicas o cuya salud no sea la deseada. Y eso les sucedió a los Schillings, tres de sus cuatro hijos biológicos fueron cambiados al nacer, los estuvieron siguiendo por años en cada embarazo y cada bebé fue cambiado por un recién nacido de la secta con rasgos físicos similares a de alguno de los padres, fueran los ojos o el cabello, pero siempre debían ser similares para no causar sospecha, sino fuera porque Aysel, la hija más joven tuvo un accidente y necesitara un donador jamás se habrían enterado de lo que realmente estaba pasando.

Lógicamente esto destruyó a los Schillings, los rompió por completo.

Nathaly pensó que tardarían un tiempo en asimilarlo y luego todo volvería a la normalidad, pero un día sin previo aviso su entonces "madre" le dijo a ella y a los otros cuatro niños que sus nuevas familias vendrían en un par de semanas a buscarlos. No importo cuanto lloraron o suplicaron, cuantas veces les rogaron, al final los Schillings los entregaron a esas nuevas familias sin tener consideración en sus sentimientos.

Y así murió Nathaly Massimo, Nathaly Schilling y nació Nathaly Carrascal.

Los Carrascal eran buenas personas, se desvivían por darle a Nathaly todo aquello que ella deseara, pero a diferencia de los Massimo y los Schillings tenían recursos muchísimo más limitados. Nathaly debía admitir que los Carrascal  eran una pareja muy amorosa, tanto que a veces a Nathaly le daban ganas de vomitar, su madre era una ama de casa y su padre dueño de una tienda de conveniencia. Nathaly tenía la esperanza de que, con el tiempo y terapia suficiente los Schillings volvieran por ella, pero los años pasaron y eso nunca paso. Cuando Nathaly tenía once años notó que las niñas pobres de su barrio empezaron a aparecer con ropas de marca, finos relojes, motocicletas ruidosas, celulares de última generación y electrodomésticos modernos para sus casas, el corazón de Nathaly empezó a angustiarse, ella había tenido esa vida, así había sido gran parte de su niñez: dinero, joyas y todo lo que ella quisiera; pero ahora estaba atrapada con una pareja de muy buenas intenciones pero cuyo dinero empezaba a ser cada vez más escaso, tanto que para pagar unas facturas tuvieron que vender la tienda y al padre de Nathaly le toco empezar a trabajar como vendedor ambulante en las plazas de la ciudad. Angustiada, celosa y sobretodo enojada por las injusticias de la vida, Nathaly le peguntó a sus amigas cómo lo hacían y la respuesta de Ailén, alías La Argos — debido a su increíble capacidad para saberlo todo de todos — quien irónicamente también fue su hermana con los Schillings y también fue regalada por ellos, resulto ser la proxeneta de la ciudad, con tan solo trece años Ailén se había hecho un buen campo en el territorio, llevando tanto a niños como a niñas a sus respectivos clientes y su respuesta confirmó las sospechas de Nathaly.

— Le toca abrirse de piernas, Nathaly, tiene que darlo todo para poder tenerlo todo.

Le dijo y para Nathaly eso no fue un problema, ella lo dio todo y lo obtuvo todo, a los trece años ya tenía todo lo que un adulto realizado querría: joyas, ropa de marca, maquillaje fino, los mejores perfumes, los mejores zapatos y una buena colección de pistolas que hábilmente escondía entre su ropa interior; de vez en cuando le daba dinero a sus padres, pero cada vez que lo hacía se aseguraba de anotarlo en una libreta y cada vez que ellos intentaban saber qué hacía para obtener tanto dinero o la regañaban por sus malas calificaciones ella abría la libreta, y les recordaba el dinero que ella les había dado.

— No tienen derecho de pedirme o exigirme nada, porque si no fuera por mí, ¡Por mí! ¡Ustedes dos se mueren de hambre! ¡Santurrones de mierda!

Les gritaba Nathaly enfadada.

Un día su madre se enfermó de gravedad y aunque Nathaly tenía los recursos, y el dinero más que suficiente para salvarla prefirió encogerse de hombros, y decirle a su padre que no tenía nada cuando él le rogaba por ayuda con dinero para salvar a su esposa. Nathaly prefería guardar ese dinero para ella, ¿Quién sabe? El día de mañana la podían regalar al igual que los Schillings le habían hecho, Nathaly ya había perdido dos familias, ya no le importaba la tercera y un día, cuando bailaba en un tubo para una serie de clientes recibió una llamada de su padre: su madre había muerto; Nathaly colgó, puso su teléfono en silencio y se dispuso a volver al escenario para ganar más dinero.
Con el corazón roto y en obvio estado de vulnerabilidad, Nathaly empezó a manipular a su padre para que saliera a trabajar de vendedor ambulante, para ella tener la casa sola y poder hacerse de más clientes, su padre sin dudarlo lo hizo, después de todo Nathaly llegaba llorándole y gritando que era un pésimo padre porque las otras niñas de su edad tenían viajes, y cosas lindas, mientras que ella no — Nathaly sabía cómo esconder las cosas que se compraba —, completamente ingenuo y lleno de amor por su hija el hombre se levantaba religiosamente a las cuatro de la mañana, y no volvía a su casa hasta las once de la noche, todo con tal de tener dinero para las cosas que tanto le rogaba su hija.

— Gracias papá, pensé que no me amabas.

Le decía Nathaly cada vez que el cansado hombre le compraba algo que ella quería, se recostaba en su pecho y lo abrazaba, en esos momentos el hombre sentía que todo su esfuerzo valía la pena, pues veía feliz a su hija y eso era suficiente para él.

En una ocasión, a sus trece años tuvo un susto de embarazo, pero Ailén la ayudó a deshacerse del <<problema>>, desafortunadamente ninguna sabía que el cliente al cual pertenecía ese <<problema>> tenía dificultades con la fertilidad, tanto que cuando se enteró de que Nathaly estaba embarazada e hizo cuentas y supo que el niño era suyo, salió corriendo en busca de Nathaly y le juro que le daría todo lo que quisiera, y necesitara e incluso le propuso casarse con ella cuando fuera mayor de edad, el hombre tenía treinta años y dos divorcios encima al no poder tener un hijo, lamentablemente cuando le dijo aquello a Nathaly el <<problema>> estaba en el inodoro de un motel de mala muerte de la ciudad. Al enterarse el hombre juró que la iba a matar. Nathaly tuvo que escaparse, le dijo a su padre que el hombre la había estado acosando y como todo padre que se entera que la vida de su hija está en peligro, le dio todo el dinero que tenía para que se fuera a otra ciudad para salvar su vida.

Al llegar a la nueva ciudad no pasó mucho tiempo para que se hiciera un nombre en los bajos mundos, convirtiéndose en la nueva proxeneta, La Súcubo, la llamaban entre los clientes y la mercancía. Desde entonces Nathaly no se había detenido, arruinar vidas era su pasión, engañar y aprovecharse de la inocencia de quienes acudían a ella en busca de una oportunidad de ganar mucho dinero era su especialidad, engañar, mentir y manipular era algo que a Nathaly se le daba muy bien: solía atraer a chicos y chicas jóvenes ofreciéndoles trabajo de masajistas, vendedores o con falsas promesas en el mundo del modelaje; y cuando intentaban salir de esa trampa que Nathaly les había tendido con un par de fotografías o videos de lo que hacían y una amenaza de muerte, a veces incluso una golpiza, terminaba por convencerlos de quedarse.

Nadie creería que una sonrisa tan linda podría albergar a semejante monstruo.

Y Genevieve no fue la excepción, si la rubia supiera lo que en realidad hacía la "inocente niña" que amadrinaba ella misma la mataba.

Nathaly camino al ritmo de la música entre personas borrachas y bailarines, con cuidado de que ninguna de sus plataformas terminará enredándose con algún condón o lo que fuera y la hiciera caer. Nathaly abrió de un solo golpe las cortinas y se cruzó de brazos enojada, Kevin se enderezó y rápidamente despacho a las chicas, y al chico de la habitación, Nathaly apretó los labios enojada, lanzándole la camisa a la cabeza de Kevin.

— ¡No puedo creer que siga perdiendo el tiempo contigo! — se quejó Nathaly, mirando por la ventana del balcón, Kevin terminó de vestirse y la abrazo por la espalda, besándola en la mejilla.

— Lo haces porque te conviene — respondió Kevin, Nathaly bufo.

— No quiero ni pensar dónde tenías esa boca — Kevin empezó a reír.

— Si quieres te lo digo, no tengo problemas en verte vomitar.

Nathaly se giró furiosa y le dio un empujón en el pecho a Kevin, enojada.

— ¡Eso es enserio! ¡No me arriesgaré más por ti!

Kevin negó con la cabeza.

— ¡Ay, Natha! Tú no tienes remedio — Nathaly lo volvió a empujar y se dio la vuelta, mirando a la ventana en silencio —. Si soy tan fastidioso y tonto, ¿Qué haces perdiendo el tiempo conmigo? ¡Anda! ¡Ve con el señorito perfecto de Joshua!

Nathaly le sonrío de forma retadora a Kevin.

— ¿Crees que no lo haría?

— Entonces ve con él, ¿O qué? ¿Acaso tienes miedo de contagiarlo con una enfermedad venérea? — Nathaly volvió a empujarlo con fuerza.

— ¡No tengo ninguna enfermedad venérea! — Kevin se burló.

— Sí, seguro, y yo soy virgen — Nathaly le saco la lengua justo cuando empezó a sonar su teléfono.

— Ah, ella otra vez — susurro Nathaly leyendo el mensaje.

— ¿Quién? ¿Bri? — Nathaly hizo un gesto de asco negando.

— No, tengo vigilada a esa infeliz, si me llego a enterar de qué hizo algún intento de acercarse al padre del bebé, la mato, ¡Palabra que sí! ¡La mato! — Nathaly observó de reojo a Kevin que permanecía callado — ¿Qué? ¿No vas a decir nada sobre la madre de tu medio hermano? ¿O debería decir tú hijo?  — Kevin negó.

— No, no me interesa, siempre y cuando papá no se entere no hay problema.

— ¿Y en el caso de que sea tú hijo? —  Kevin se encogió de hombros. 

 —  Si las cosas no salen como quiero y necesito, ella es el plan B — Kevin suspiró hondo — ¿Y entonces quién te llamo?

— Genevieve —respondió Nathaly sin parpadear, sabiendo lo que la mera mención de su nombre provocaba en Kevin.

— ¿Y por qué ella tiene tú número?

— ¿No es obvio? Le vendí la típica historia de niña maltratada y cuyo padre trabaja siempre sin tiempo para mí, la señora O'Riley cayó rendida a mis pies y me ayuda con una beca en la escuela, pero debido al dinero que ella me da me toca ir todos los domingos y tardes a esa inmunda iglesia, ¡Maldición! ¡Es tan aburrido! Siento que envejezco siglos en ese lugar, lo bueno es que ya no estoy yendo, pero como nadie sabe que Genevieve es mi benefactora anónima me toca mentir y decir que mis padres me obligan a ir, la mujer es buena pero tiene espíritu de anciana.

— Lo que yo no daría para que ella al menos me mirara sin rabia y tú te quejas de ella — Kevin metió sus manos en sus bolsillos y de uno de ellos sacó unas llaves, y se las extendió a Nathaly, la chica las tomo confundida, su confusión aumentó al ver que eran las llaves del sistema de seguridad de las mansiones.

— ¿Qué haces?

Kevin suspiró, con sus ojos llenándose de lágrimas.

— Estoy aburrido de esto, Nathaly, cansando — Kevin se dio la vuelta, comenzando a alejarse —. El negocio es tuyo y terminamos.

El corazón de Nathaly se detuvo, la chica empezó a correr detrás de él, intentando detenerlo, pero correr con plataformas no era tarea facíl.

— ¿Es por lo que dije? ¡Lo siento, lo siento! — Kevin negó.

— Quiero empezar una nueva vida, es todo, ya no quiero tener nada que ver con la prostitución y las drogas — Nathaly se colocó frente a la puerta cruzada de brazos, impidiéndole a Kevin salir.

— ¿Esto es por ella? Por la loca cristiana esa, ¿Verdad —  Kevin balbuceo un rato antes de responder.

— Digamos que sí, no lo entiendes Nathaly, jamás había conocido a alguien tan buena y noble como ella, ¡Y yo quiero ser igual de bueno y noble! Necesito serlo, las cosas están saliendo tal y como debe ser, y debo cambiar si quiero estar con la persona que amo, ¡No quiero que me relacione contigo y con este mundo!

— Estás perdiendo el tiempo — Kevin empezaba a impacientarse.

— Nathaly, quítate o te quito.

Nathaly avanzó lentamente, hasta rozar los labios de Kevin.

— Quítame.

— Bien — Kevin sujeto a Nathaly de los hombros y la lanzó con fuerza al suelo detrás de él — ¡Que conste que te dí la oportunidad! Además — Kevin se giró en la puerta hacía Nathaly, quien estaba en el suelo mirándolo con odió —, ambos sabemos que a quien amas es a Joshua, hasta pronto, Nathaly.

En el suelo, Nathaly no pudo evitar reír, Kevin tenía razón, amaba a Joshua, solo había un problema, pero ella pronto se desharía del problema y podría estar con el hombre de sus sueños: Joshua.

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