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Hijos de la luna

Bianca

Iba a hablar cuando escuchamos un grito. Los cinco fuimos al lugar del grito, pero al llegar vimos que un hombre lobo estaba a tacando.

¿¡Qué carajos hace un hombre lobo aquí!?

Varios semidioses empezaron a atacar, pero la bestia es muy fuerte que los golpeó y se elevaron por los aires.

—Alejénse —ordena mi mamá. Ella se empieza a convertir en lobo. Pero diferente a él o ella.

Todos se alejaron de ella y de la bestia. No sabía que iba a hacer, pero no me sorprendería de ella. Digo, es la diosa de las visiones, reina de los lobos y señora de los vampiros. Así que, ella es genial.

—Mamá no va a poder sola —me susurra mi gemelo.

—No empieces con tus ideas alocadas —le susurro.

—Demasiado tarde —me dice. Y se va junto a Gina. Ahora que le dijo a ella para que aceptara.

* * * * * * * * *

Nico

El hombre lobo estaba atacando sin piedad. Nos iba a atacar pero un campo de fuerza se hizo presente. De ahí vimos que Ayla lo había puesto.

—Alejénse —nos ordena. Y todos nos alejamos. Ella se transformó en lobo y se fue acercando. Pero la bestia la empieza a atacar y ella lo esquivaba.

En eso se escuchan tres aullidos. Todos nos giramos a ver de dónde venían esos aullidos y vimos a tres lobos, uno blanco, uno negro y uno gris.

Sabía bien que eran los chicos y se acercaron a su madre. Trataban de que el hombre lobo no atacara a ninguno de ellos o a los demás semidioses.
Pero no fue así, la bestia ataca y ellos igual, tardó mucho la pelea, para que el hombre lobo volviera a su forma natural.

Volvió a su forma natural, y era un chico, como de 21 años. Los hijos de Apolo se lo llevaron a la enfermería, pues Ayla volvió a ser humana y les dijo que por el momento no iba a hacer daño.

Los chicos y Quirón nos acercamos a ellos. Mis hijos se destransformaron y en sus rostros se refleja la emoción de lo que pasó hace unos momentos, como si hubieran experimentado algo nuevo.

—La próxima vez no me vuelvas a pedir alguna locura así —le dice Gina a su gemelo.

—Pero te gustó —mi hijo sonríe.

—Tarado —habla mi otra hija.

Se acercan a nosotros y en eso pregunta Percy. —¿Por qué un hombre lobo entró al campamento? Se supone que ningún ser que no sea semidios puede entrar.

—Se supone —se acerca Annabeth—. El campo de protección se está debilitando de nuevo.

—Pero tiene el vellocino —comenta Leo.

—Algo anda mal —dice Ayla.

—¿Por qué lo dices? —la miro.

—El hombre lobo, mejor conocidos como... —la interrumpen.

—Hijos de la Luna —dice mi hija Gina—. Diferente a nosotros, ya que somos metamorfos o licántropos.

—¿Y en qué son diferentes? —pregunta Piper.

—Pues que los metamorfos tienen un gen que se va pasando de generación en generación y siempre se manejan en manadas, son pocas las probabilidades de ver a uno de éste tipo en solitario —le sigue su hermana.

—En cambio, los hijos de la Luna son seres humanos que durante la fase más plena de la luna se transforman en terribles criaturas salvajes, que son parecidas a los lobos. La diferencia que hay entre metamorfos y los hijos de la Luna es que los metamorfos pasan el gen de generación en generación y los hijos de la luna a través de una mordida —termina de explicar Annabeth.

—Así como nos lo han mostrado en las películas —comento.

—Pero... Se supone que los hombres lobo o los hijos de la luna tienen su transformación en luna llena, ¿No? —pregunta Sebastián.

—Sí —responde Bianca.

—¿Entonces porque se pudo transformar si hoy no hay luna llena hasta dentro de dos meses? —todos quedamos consternados ante la pregunta de Piper.

—Definitivamente algo no anda bien. El campo de protección falla, uno de los hijos de la luna se transforma sin que haya todavía luna llena —Ayla estaba analizando todo.

—Pues ahorita no nos han dicho nada los dioses, o por lo menos no han mandado mensaje iris —comenta Percy.

—Para no alarmar, voy a verlos. No lo van a decir como tal, pero esto no se puede dejar pasar —desaparece entre las sombras.

Narradora

En otro lado, un chico de cabellos negros cuál noche se halla convenciendo a su padre para hacer algo.

—¡No! —golpea la mesa con su puño cerrado—. ¿Qué no entiendes que ya no es tu tiempo?

—Así como tú esperaste a encontrarte con mamá de nuevo, yo hice lo mismo con ella —su padre se queda callado—. Por favor, solo una oportunidad.

Su padre da un suspiro largo y se levanta del asiento. —Solo una oportunidad más, de ahí en fuera volvemos a la normalidad.

El chico asiente y se va con una sonrisa marcada en su rostro.

Sebastián

—No trates de esforzarte tanto —Hiyori me está motivando. Pues no es fácil transformarme en lobo como Gina, Nico y Bianca.
Pues al ser hijo de una híbrida, me es difícil convertirme.

—Ahg, no puedo —digo con frustración.

—No digas no puedo y sigue tratando —se acerca a mí me toca el hombro, tratando de darme confianza.

—»El único límite es tu mente Sebas« —pude leer los pensamientos de Gina, quién estaba convertida en lobo y nos miraba.

—Claro, lo dice la princesa de los fantasmas. ¿Sigues viendo a tu amiguito imaginario? —me burlo de una manera muy brusca.

—»Cállate Kim« —me muestra sus colmillos—. »Vuelves a decir algo así y te doy el golpe de tu vida« —se va.

—Nunca la provoques —me ve Hiyori—. Ella es como su madre, y créeme que cuando hacían de enojar a Ayla, terminaban en el suelo, con moretones en la cara y adoloridos —me aconseja.

—Así que...

—Sí, Gina puede ser igual o más letal que su madre —confiesa Hiyori—. Y no solo ella, también Bianca y Nico Jr. Así que, es mejor que no la provoques.

—Y me lo dicen hasta ahora —bufo.

—No preguntas Sebastián —dice mientras esboza una leve sonrisa—. Sigamos con el entrenamiento.

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