Habitantes magicos

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 Cada pensar que recibía mi cabeza era un grave dolor que me hacía retorcer con amargura, la migraña se extendía hasta la cervical, y un gran malestar en todo mi cuerpo repercutía por esto mismo, dejándome tumbado en la cama donde estaba.

Había escapado, corrí todo lo que pude hasta perderme y volver a quedar atrapado en esta habitación, la misma... Donde le había dado mi primer y sincero beso a ese maldito. No deseaba recordarlo más, siquiera pensar en ello, solo agradecía que me encontraba atrapado donde ni yo ni él nos pudiéramos encontrar.

Con mucha debilidad, arrastrando los dedos por el edredón, moví mi mano para tomar un chocolate cubierto en su envoltura, acercándolo a mi boca para descubrirlo con mis dientes, comiéndome el dulce, solo absorbiéndolo hasta que se deshiciera en mi boca. Una lagrima rodo por mi mejilla, y eso me hizo molestar, terminando en morder el dulce en mi boca, comiéndolo de una buena vez, continuando con más chocolates, comiéndolos todos de un golpe, masticándolos y llenándome de estos hasta tener todo mi paladar empalagoso, teniendo ahora el deseo de beber hasta tener las tripas llenas de líquido.

Me acurruque más en la cama, tomando las cobijas para envolverme, no dejando de llevar cada dulce que veía a mi boca, masticándolo furioso, chocando mis dientes, hasta que finalmente logre morderme la lengua.


- ¡Auch! ¿Por qué? – Saboreaba la sangre ahora en mi boca, siendo asqueroso, horrible... Espantoso. Harto, comencé a buscar en la habitación, algo para limpiar mi boca e hidratarme - No debí de comer tanto... - Sin conseguir nada en los muebles ni en los rincones de la habitación, me di por vencido, sentándome en el suelo al lado de la cama - ... No puedo quedarme para siempre aquí entonces... - Me dije, lamentando que no tuviese la opción de permanecer ahí hasta que tuviera el suficiente valor para enfrentarme a la situación de afuera. Solo deseaba quedarme lo suficiente para hacer sufrir a Mephiles de lo que había hecho - ¡Tengo sed! – Me queje, pataleando sobre el suelo – No quiero irme aun... Aun no... - Pase mis manos por el enorme edredón que cubría todo hasta en el suelo, tomándolo para cubrirme con este como si se tratase de una capa – No quiero... No quiero... - Me acosté en el suelo, envuelto en telas y algodón, notando bajo la cama, una luz extraña de color rosado - ¿Pero qué?... – Me escabullí arrastrándome, llevando mis manos hacia ese rosa, tocando algo frio, tomándolo y sacándolo para saber que era – Es... ¿Qué es esto? – Era algo de plástico, no... ¿Cristal? Era un líquido rosado embotellado en un frasco, teniendo dentro de este unos brillos y chispas que lo iluminaban - ... ¿Sera venenoso?... Como si me importase poco...


Destape aquel embotellado y de ello un siseo, o algo como un gas empezó a sonar. Me asuste, pensé que esa cosa explotaría, dejándolo en el suelo, corriendo lejos de eso, pero no, solo empezó a subir una espuma hasta llegar al tope, y volvió a bajar. Jamás había visto algo así en mi vida, realmente podría ser veneno... Me acerque y observe mejor esa cosa, viendo como pequeñas burbujitas subían hasta la superficie, dejando sonar ese gas; me acerque a olfatear, sacudiendo mi nariz en el borde del envase, percibiendo un dulce olor.


- ... Esto podría matarme... Pero prefiero esto antes que cualquier otra muerte... - Tome el frasco, y tome un sorbo, sintiendo mi boca arder, inconscientemente me trague esa sustancia y solté un gran eructo, no sabiendo que diablos fue eso - ¡Ah! Es raro, raro, raro... Pero sabe bien... - Tome otro sorbo y sentí mejor esa bebida en mi boca, como si un gas fuerte se esparciera en esta, tomándola para luego dejar un dulce sabor – Si, prefiero morir de esto – Tome un gran trago, vaciando todo el frasco hasta tomar hasta la última gota de aquel brebaje, terminando con un coro de eructos que no podía evitar soltar – Ug que asqueroso... Pero ya no tengo tanta sed – Mi estómago hacia raros ruidos, de seguro por aquel liquido gaseoso junto a mis jugos gástricos, era muy desagradable... Pero a la vez adictivo - ... Supongo que... ¿Gracias, Mansión?


El silencio fue respuesta y con eso deje de hablar conmigo mismo, esperando que nada malo sucediera y de si fuese así, pudiese escapar del peligro, como siempre lo hacía.

Ya habían pasado dos días desde que llegue a esa pequeña habitación, alimentándome con dulces, permaneciendo en cama y manteniendo mis cuidados con un sutil y pequeño baño al igual que el cuarto, apenas proporcionándome suficiente agua para asearme, teniendo que ahorrar esta en mi estancia.

Las horas pasaban lentas, siendo para mi confortable al necesitar del tiempo, el tiempo suficiente para revitalizarme, para... No caer presa del pánico y dejar que mi cordura se fuera por la borda, y poder perdonarme a mí mismo de lo que había hecho, de lo que me estaba convirtiendo.

El pulso de mis manos aún no había vuelto, temblando con la simple permanencia en reposo durante más de tres segundos, aun recordando, como se sintió lastimarlo, como esa siniestra cosa que brotaba en mi había sido recompensada al volver a ver como sus ojos mostraban dolor ante la tortura que le di, su merecida tortura por romper su promesa, por hacer algo tan ruin sin remordimiento. Se lo merecía.


- No... - Sacudí la cabeza, volviendo mis manos puños, ocultándolos bajo mis brazos – No debí de hacerlo, no debí haber respondido así... - Me dije a mi mismo, sacudiendo la cabeza en negación – Yo... No soy así – La furia que sentí al ver lo que hizo aun avivaba en mi pecho, un rencor pútrido hacia esa persona que me hizo confiar en él, sin saber aún, cuanto más me había mentido, cuanto más me había ocultado... ¿Qué tanto... Deseaba de mí?

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El alimento se había acabado, así como el agua y los extraños frascos con aquel liquido rosado, pronto tenía que buscar la manera de salir de aquel sitio de refugio, a pesar de que aún no me encontraba listo para ello. Me anticipe con dos golosinas que restaban de todos los dulces que ya me había comido y un poco de la bebida gaseosa, equipándomelos con un bolso que había creado con las telas de las cortinas, comenzando a buscar entre las paredes de aquella habitación algún pasadizo por donde salir, pasando los minutos recorriendo hasta la última esquina sin conseguir manera alguna de como escapar.

Desesperado, revise un poco más bajo la cama y por el resto del suelo, hallando solo polvo y envolturas de caramelos. Ya comenzaba a tener miedo de no conseguir la forma de salir. Lleve mi mirada angustiada a todos lados, esperando encontrar alguna pista, solo un milagro que me sacara de ahí.


- Vamos, Silver, tu puedes... Solo necesitas pensar un poco más – Me levante, terminando mi mirada en el techo, observando las decoraciones de escarcha y lentejuelas en este, con sus estrellas y adornos brilloso, pensando tan solo, si esa pudiese ser la salida – Bien, vamos – Di un salto y me eleve, ascendiendo rápidamente con mi telequinesis, acercándome al techo hasta encontrarme con un portal del mismo que me llevo hacia un sitio de colores oscuros y eléctricos, jalándome y llevándome más alto, tomando un gran velocidad en esto - ¡Bien! ¡Llévame lejos de ahí! – Deje que esa fuerza me llevase, terminando en un sitio oscuro, apenas iluminado con la poca luz que se veía desde afuera a través de las ventanas de la habitación. Salí de donde estaba, consiguiéndome en el comedor, con la comida servida como siempre, caliente en espera de que alguien se la comiera – Mansión, no sé si tienes vida, no sé si me oyes y menos si tienes conciencia... ¡Pero muchas gracias! – Deje mis cosas a un lado, sentándome en la mesa para comenzar a comer hasta estar satisfecho.


Me tome mi momento hasta tener el estómago lleno, hinchado de tanta comida y no golosinas, ¡Comida de verdad! Contento, calmado, me limpie mis labios con una servilleta y tome unas hojas de mentas para refrescar mi boca, aliviado de poder sobrevivir un día más. Guarde unos emparedados y frutas que comería más tarde, previniéndome en el caso de no poder volver al comedor al tener que seguir moviéndome dentro de la mansión.

Una vez me prepare, algo me detuvo, teniendo que sentarme otra vez, bajando mis brazos, bajando la cabeza, decaído al no saber... Que haría.

¿Seguiría así hasta por cuánto tiempo? Escondiéndome, buscando comida, y volviéndome a esconder. Tenía que buscar alguna forma de salir de la maldición... ¿Pero cómo?... ¿Cómo? Gruñí molesto, muy molesto, me odiaba, me odiaba por haber dependido tanto tiempo de aquel ente, por ser manipulado, por dejar que el liderara todo. ¿Tan inútil era que no se me ocurría la forma de continuar por mi propia cuenta? Era tonto, pero ahora, muy patético por haber permitido esto. Necesitaba un plan, un plan de inmediato.


- ¿Silver?... – De inmediato, sin siquiera pensarlo, levite rápido hacia el techo, ocultándome tras las enormes cortinas de los ventanales de la habitación - ¿Estás aquí? - ¿Acaso había dejado un rastro? ¿Había logrado sentir mi presencia? ¿Estaba oculto cerca?... ¿Había olfateado mi olor?... Era lo único que venía a mi mente para saber cómo diablos volvía a estar en el mismo lugar que ese monstruo - ... Si estás ahí... Solo sal... Estoy preocupado - ¿Preocupado? Oh, diablos. Deseaba salir para hacerle preocupar mucho más al tener otra vez sus miembros separaos de su cuerpo – Ya ha pasado varios días... No debería estar lejos de aquí, necesita comer – Claro, odiaba lo astuto que podía ser a veces, siendo audaz al permanecer cerca o haciendo constantes guardias en este sitio donde tendría que venir a abastecerme de comida.


Asome un poco la cabeza para ver en donde estaba y que estaba haciendo, logrando verlo observando mi plato de comida vacío, al igual que varias porciones de comidas a medias. Giro a ver en todos lados, buscándome, caminando rápido alrededor del comedor, buscando bajo la mesa y en cada rincón. Tuve que volverme a ocultar pidiendo al cielo que no lograra encontrarme.


- Dime que estas aquí, por favor – Dijo nuevamente, poniéndome más alerta, temiendo que supiese que estaba en la misma habitación - ... Por favor... Solo... Por favor... Vuelve – Escuche en su voz un llanto, sintiendo la necesidad de acudir a él, pero rechazando ese impulso aun por el odio, reafirmándome que solo estaba mintiendo – No me importa que me lastimes, no me importa si duele... Me lo merezco, me merezco todo esto, pero no lo soporto, por favor... - Quería llorar al escucharlo así, mis labios temblaban y no podía contener por más tiempo el oír sus sollozos.


Trataba de mantener mi concentración para estar suspendido en el aire por más tiempo sin moverme, que no me detectase, pero la necesidad de decirle... Que todo estaba bien, que no tenía por qué llorar, que todo volvería como antes... Se apoderaba de mí. Deseaba volver a verlo, abrazarlo, sentir sus manos en mi rostro acariciándome... Pero...


"Por favor, por favor, vuelve conmigo, todo será como antes. Te tendré conmigo, estaremos juntos, serás solo para mi"


Por alguna razón mi cabeza me hacía escuchar otras cosas con su voz, palabras siniestras y viles de alguien manipulador y horrible que sabía cómo controlarme.


"No tienes por qué temer, todo estará bien, te cuidare, te protegeré, te complaceré, solo tienes que ser bueno y estar conmigo siempre, siempre, siempre, jajaja, siempre"


Frases que no venían de él sino de mi mente, me devolvían la razón, recayendo en la realidad en quien era en realidad ese sujeto. Volvía a recordar porque me había alejado de él, porque lo odiaba, porque deseaba escucharlo llorar un poco más. Apreté mis puños y un ceño furioso remplazo mi blando semblante que se había formado por los lamentos del ente. No le deseaba la paz, no le deseaba la felicidad, deseaba que sufriera un poco más, tal vez para siempre.


- Silver... Silver – Su voz recorrió junto con él el resto de la habitación, deteniéndose al final sin lograr encontrarme – Por favor, que este bien, que siga con vida, por amor al cielo... Te lo imploro... - Fue lo último que escuche de él, haciéndose un silencio durante mucho tiempo, esperando lo suficiente hasta que me sintiese seguro en salir de mi escondite, bajando al suelo para salir de aquel sitio.


A pasos lentos, me hacia mi camino en la enorme mansión, terminando en un cuarto pequeño, lleno de animales diminutos de porcelanas, lo más cómico y bonito de esto era que estaban vivos, consistiendo en un pequeño habitad de muebles y cristales, con otros adornos y vasijas de plata y oro. Decidí tomar un descanso en ese lugar, sentándome en un enorme sillón, sacando mi libreta de dibujos y unos crayones para ir dibujando lo que presenciaba, agradecido con las diminutas y tranquilas criaturas que poca atención me prestaban, concentradas en nada más que ellas mismas y en su vida de loza, simplista, pacifica, sin la necesidad de ser cuales bestias naturales que necesitan alimentarse de sus presas; solo convivían entre ellas, conservando su carácter instintivo de cada animal.

Hice varios bocetos de aquellas figuras, sin omitir mínimo detalle, detallando incluso el diseño de sus cuerpos que mantenía un clásico diseño floral en sus lomos y cabeza, con un delineado dorado en estos. Precioso al igual que aquellos objetos animados, habían quedado mis retratos de ellos. Y satisfecho, continúe mi camino, dejando atrás la habitación para pasar otra con una gran cantidad de espadas, sables y floretes colgadas en las paredes y en muebles de cristales.

Me abrí paso en la habitación, sin perder de vista algún arma, atento e interesado por cada una de ellas, preguntándome si alguna había tenido un uso en su pasado, si alguna tuviese hechizada o en su defecto, maldita. En una lenta caminata, dejaba que mis ojos investigara cada una, teniendo información escasa, solo de su forma y su diseño, no sabía sus usos, el propósito de su creación o quien había sido su dueño, algo tan ambiguo pero tan curioso para mí en ese preciso momentos.

Cerré los ojos con fuerzas al encandilarme la luz de una de las espadas en el fondo, casi en las sombras si no fuese por uno de los rayos del sol que apuntaba a su mango empedrado, rebotando la luz a mí... Casi como si me llamara, saludándome, haciéndose presente ante el resto de armas blancas que quedaron en minoría al notar mejor el diseño de esta preciosa espada. Me acerque lento, como si del más mínimo disturbio esta escaparía de mi vista, así, llegue hasta esta, colgada en la pared, forrada en su funda de cuero negro con bordados de oros; de lo muy espectacular que se veía a plena vista, gritaba a todo viento y lugar, que o estaba encantada, o estaba maldita, de eso estaba seguro.

Cuidadoso, pose mis manos sobre el arma, tomando concentración y seriedad, recordando el recitar de un hechizo...


"Toda magia blanca, oscura, roja y gris, será revelada ante mí, con mi poder y mi devoto control al uso que daré al tener esta información"


Inmediatamente un aura oscura rodeo el arma, desprendiendo electricidad y un frio sepulcral, haciéndome retirar del objeto, aun incrédulo de lo que había supuesto. Así, tome provecho y volví a unir mi magia con la del objeto, creando un pentagrama, un uso único que le daría el arma.


"Con tu encantamiento en voto, pido sea usado en mi enemigo, te pido acabar con él y ambos estaremos a mano"


El aura negra que envolvía la espada, se fusiono con la mía, enroscándose cual víbora por mi brazo hasta llegar a mi espalda, llevando así la espada hasta tenerla conmigo en un cinturón creado con la misma aura, quedando de tercio lado. El peso de aquella maldición lo podía percibir como una cruz, era peligrosa, quemante, pero tenía que resistirla y darle un buen uso, solo para protegerme, de ese maldito monstruo.


- ¿También él habrá maldecido esta espalda? – Dije en voz alta, caminando fuera de la habitación, devuelta a los pasillos, esperando respuesta de alguien o algo... Comenzaba a sentirme solo – Ahora si necesito ir a una biblioteca... Que irónico.


Tras horas de caminata y de escabullirme en cada habitación con cuidado de no encontrarme al ente, termine agotado, sentado en el suelo del corredor, comiendo uno de los sándwich que había preparado antes, masticando con lentitud cada bocado para mantener el hambre a raya. Pensaba seguir mi camino hasta llegar a alguna de las bibliotecas y permanecer en estas hasta lograr conseguir una pista para liberarme de la maldición por mi propia cuenta. No necesitaba a nadie, no necesitaba a Mephiles, y no necesitaba a aquel sujeto del espejo. Siempre me he válido por mí mismo, ahora no sería la excepción.

Al terminar, aun con la comida en la boca, decidí continuar mi búsqueda, pero por... Decisión de la mansión... O un cambio en sus juegos alazares que siempre me deparaba... Al levantarme del suelo, todo el pasillo giro, cayendo de espaldas contra la pared, que ahora parecía ser el nuevo suelo. Me di un buen golpe, pero me incorpore de inmediato, casi desorientado por la nueva perspectiva que ahora tomaba el corredor, buscando con mis ojos alguna puerta que me llevase fuera de esa locura.


- ¡O-oye! ¡No es gracioso! – Con rabia, comencé a caminar sobre el tapizado de la pared – Estábamos muy bien, ¿Por qué comienzas con tus tontos y frenéticos juegos ahora? – Regañe a quien fuese que estuviese provocando esto, o más bien, la mansión, como si tuviese la capacidad de escucharme y poder responderme – Vuelve las cosas como estaban, ahora – Zapateando furioso, señale al suelo, esperando que eso obedeciera, pero la respuesta fue que el pasillo girara nuevamente, tumbándome al techo que ahora remplazaba el suelo - ¡Coño! ¿¡Te parece gracioso!? – Dije aún más enfurecido, y seguido, el pasillo volvió a girar, esta vez, logrando anticiparme y caer de pie – Bien, si así lo quieres, genial por ti.


Corrí rápido por las paredes, y techo, el cual cambiaba una y otra y otra vez su posición, girando más rápido en tanto me acercaba al final del corredor hacia la vuelta de una esquina, cambiando esta vez la perspectiva, y girando toda lentamente hasta estar del otro lado del pasillo. Visualice al final de este pasillo una puerta, una que se me hacía familiar.


- Muy divertido, pero ya se acabó el juego – Con mi magia, termine de levitar hasta acercarme a la puerta – Jajajaja ¿Quién ríe ahora?


Volando casi al final de mi camino, recibí el golpe de una silla que callo del suelo hasta mi cabeza, haciéndome perder mi concentración, cayendo hacia la puerta la cual se abrió contra mi impacto, finalmente saliendo de los pasillos.


- Mierda, mierda, mierda – Me sobe mi cabeza, no teniendo alguna herida grave, pero si un gran chichón por el golpe – Ahg, estúpida mansión... - Al ver mejor mi alrededor, note en donde había llegado, sonriendo audaz por haberlo conseguido – Genial. Ahora si nos entendemos – Me levante del suelo, contemplando la gran biblioteca – Supongo que existe más de una entrada para este lugar – Me acerque a uno de los estantes, tomando un libro para comenzar – Muy bien, empecemos.


Qué curioso era el azar de ese lugar, o que curioso era la magia que envolvía aquella mansión, ya que el primer libro que tome de esa estantería era una novela y no cualquier novela de las que estaba tan familiarizado en perder interés, no, esta, era una hermosa novela de valentía, heroísmo y acción, todo lo que hubiera deseado encontrar desde el primer día que había pisado una de las varias bibliotecas del lugar. Apenas termine el primer libro, el siguiente fue igual de bueno, no deteniéndome ahí, sino, continuando una, tras otra, tras otra, apenas así agotando la mitad de una estantería, emocionado y sediento de leer más. Pero mi mente tuvo que detenerme, sintiéndome tan agotado por tan bellas historias, tan increíbles relatos bien descritos y detallados en una buena escritura, que el sueño me venció, recostándome entre todos los libros que había leído, acurrucando un libro contra mi pecho como si fuese una almohada, esperando poder despertarme pronto para seguir leyendo un poco más...

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- Silver... Silver... ¿En dónde estás? – Escuche una voz, su voz, llamándome. Somnoliento aun, me levantaba un poco adolorido por haber dormido sobre todos esos libros – Silver... Por favor... - Se escuchaba más cerca, su voz melancólica seguía diciendo mi nombre. Pensé en responderle que me dejase tranquilo de una vez, pero apenas entone mi voz me lleve mi mano a mis labios, recordando que aún me seguía ocultando de él – Silver... Silver... Vuelve por favor... Te lo suplico... Por favor...


Mi pecho dolía, algo empezaba a estrujar mi tráquea al escucharlo con tristeza en su llamado. Dentro de mí me motivaba a dejar esta absurda pelea y salir a correr por él, para abrazarlo y arrullarlo, pero volvía a concentrar mi odio y furia contra ese bastardo, recordando lo que había hecho, recordando el sentimiento que me hizo pasar al ver sus actos convertidas en palabras hirientes...


"No tienes que recordarlo, hare que lo olvides..."


Su rostro lleno de sangre, con esa mirada... Esa mirada rota de un poder que lo envolvía y lo dejaba ciego...


"No recordaras nada malo de mi"


¡No! No podía permitírselo. Si le daba la mínima oportunidad haría lo que el desease conmigo. Ese monstruo. Finalmente conocía a lo que estaba dispuesto a hacer para conseguir lo que deseaba.


- ¿Silver? – Esta vez se escuchó más anonadado, menos triste. ¿Acaso había logrado encontrarme? - ¿Estás aquí, Silver?


Corrí lo más sigiloso que pude, ocultándome lejos de donde podía escuchar su voz aproximarse, justo a tiempo cuando finalmente llego al pasillo donde había estado. Seguí corriendo, alejándome, procurando que no llegase a verme o a percibirme, doblando otra esquina, asomándome tras una de las estanterías. Él seguía tras mis pasos con una caminata rápida, como si supiera que había pasado por ahí. Con más desespero, me aleje rápido, levitando con mi telequinesis a toda velocidad, parando sobre una enorme estantería ocultándome en la sima de esta, observando muy de lejos como Mephiles igual me seguía, viendo a todas las direcciones, caminando por el mismo camino donde pase.

¿Cómo diablos podía saber dónde iba? ¿Qué acaso estaba usando algún hechizo? O...

Vi mi muñeca, estando aun con el brazalete, el amuleto que había creado para los dos, siendo el delatador de mi ubicación, ¿Cómo mierdas lo olvide? Cubrí el accesorio, arrepentido de mi buena voluntad y al saber que no me lo podría quitar al menos que él igual se lo quitara al mismo tiempo, una protección que había hecho por muy malo que fuese el caso, odiando aún más a aquel erizo oscuro que me había engañado de haber hecho algo tan tonto.

Tenía que pensar mejor la forma de como separarme de ese maldito o... Deshacerme de él...

Seguía buscándome, aun sin localizarme. Volví a alejarme, tomando en mi vuelo varios libros, leyéndolos rápido y arrojándolos a una dirección, distrayendo al ente que rápidamente fue a donde provoque el sonido. Continúe así, hasta que me detuve con un libro en mano; este tenía en su portada un escrito que me llamo la atención, abriéndolo para leer en este algo... Que me otorgaba la escapatoria, la manera de alejarme de aquel esbirro infeliz.


- ¡¡Silver!! – Deje caer el libro al escuchar su voz muy cerca, cayendo por poco sino hubiera vuelto a concentrar mi magia para seguir flotando - ¡Deja de escapar! ¡Solo quiero hablar! – Estaba en el suelo, gritando molesto para que hiciese caso de lo que me pedía.


- ¿Hablar? – Instintivamente apreté con fuerza mi puño amenazadoramente hacia él, envolviendo mis brazos en un mana turbio, verde, pesado - ¿¡Cómo te atreves siquiera a hablarme!? – Moví mi mano como un abanico, esparciendo mi magia, usando mi telequinesis para que todos los libros cerca de mi salieran volando hacia él cual parvada de aves - ¡No mereces nada de mí! ¡Nada! El hecho de que me hables en ese tono merece que te lastime por ser un maldito descarado – Me aleje más, volando lejos, dejando al ente combatiendo con los libros que iban agresivamente contra su rostro - ¡¡No vuelvas a buscarme!! ¡Aléjate y púdrete en la soledad!


- ¡Silver! ¡Para, por favor! – Estando lejos de donde lo había dejado, pude presentir una onda de su magia, alertándome en volver a mirar hacia atrás, asustándome al ver como alcanzaba otra vez estar cerca de mí - ¡Deja de huir! ¡Tienes que detenerte ahora! – Sus órdenes lograron tomar coraje de mí, formando una gran barrera con mi telequinesis la cual lo atrapo y lo dejo inmóvil contra el suelo - ¡¡Por favor, vuelve!! ¡Deja de huir! ¡Déjame enmendarlo, déjame arreglarlo, por favor!


La salida de la biblioteca estaba ante mí, solo tenía que abrir las puertas, solo debía irme de ahí y dejarlo en su miseria... Aun así, volví a verle, en el suelo, aun retenido con mi magia; realmente estaba desesperado por liberarse, utilizando toda su magia para romper la mía, solo necesitaba tiempo para conseguirlo. Lo que me dejaba con incertidumbre era su rostro... Mostraba tanta tristeza en sus ojos, un gran arrepentimiento, esa expresión de lamento bañado en lágrimas de angustia. Titubee, pero solo fue por un momento antes de abrir las puertas y seguir... Seguir sin él.


- ¡¡Silver!! ¡¡No!! Por favor ¡¡Espera!! – Lo último que escuche de él, antes de cerrar las puertas tras de mí, terminando en poner mis pies en el suelo y echarme a correr, huir tanto de ese ente y de mis deseos de ir otra vez a sus brazos.


No volví a mirar hacia atrás, no me detuve siquiera, ni un solo momento, no hasta llegar a la entrada de la mansión, ahí estaba, luego de mucho tiempo. No sabía exactamente cuánto había estado encerrado dentro de la mansión... ¿Dos, tres días? ¿Una semana? No, tuvo que ser más tiempo. El clima había cambiado muy rápido y no pudo ser por un simple cambio del eje de la tierra, claro que no; solo podía averiguarlo al buscar por mis propios medios.

Extendí mis manos sobre la puerta y murmure el hechizo que siempre recitaba Mephiles para abrir la misma, logrando así de igual modo abrirla, revelando el exterior, apenas con el sol cerca de la puesta del sol...

Todo estaba cubierto de nieve, los arboles el suelo, el cielo, ¡Todo! Dejando entrar un viento helado que me hizo temblar, lamentando no tener mucho abrigo encima. El tiempo había pasado más rápido de lo que creí, haciéndome dudar si me encontraba en el mismo año. Todo dentro de esta mansión me hacía perder mi sentido del tiempo.

Si no me equivocaba, aun se nos permitía salir antes de que el sol se ocultase, esto tenía que durar por lo menos hasta el comienzo de la primavera, siempre y cuando no excediéramos mucho nuestro tiempo fuera de la mansión.

Trataba de recordar bien el hechizo que leí en la biblioteca, no tenía que ser complicado, no tenía que pasar nada malo, esto era nada mas como prueba, ¡Eso mismo! Ensayo, error, corrección... Justo como decía Mephiles.


- ¡Deja de recordarlo! – Me regañe, sacudiendo la cabeza furioso – No es momento de estar nostálgico, ¡Es la oportunidad de ser finalmente libre! – Eleve mi mano al cielo, dejando que mi magia prendiera una mecha de fuego de color verde, descendiendo esta como chispas enardecidas de la misma luz, terminando de envolver mi cuerpo, finalmente esparciéndose como un viento pasajero. Avance, dando varios pasos hasta sentir una especie de pared transparente, endeble, que se deformo hasta que finalmente de deshizo como una tela rota al terminar de salir, siendo envuelto con un haz de luz blanca que igual desapareció - ¿Es todo?... – Busque indicios de algún rastro de la maldición en mí y apenas al usar un poco de mi magia para investigar, una fuerza electrizante, gélida lastimo mis manos, provocando que las sacudiera como si estas hubieran sido cortadas – No... Ah... Bueno... Por lo menos, podre estar lejos de él...


Marche hacia el pueblo, esperando hallar alguna ayuda mejor que la de aquel difunto hechicero.

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- ¿¡Quién es, quien es!? – La voz de un viejo se escuchó dentro de la acomodada cabaña, dando fuertes zancadas en su viejo y rechinante suelo de madera – ¡Ya voy! – Volvió a avisar, abriendo la puerta con desdén - ... ¿Silver?


- El mismo, viejo amigo – Sonreí apenado, abriendo los brazos, recibiendo un gran apretón de los suyos, casi asfixiándome - ¡AAHG! Tranquilo, Chuck, por favor... Uaahh... No respiro...


- ¿¡DONDE HAS ESTADO, PEQUEÑO GRANUJA!? – Vocifero contento, zarandeándome como un muñeco de un lado al otro para luego soltarme y poder recuperar el aire - ¿Eh? Me tienes abandonado, jajajaja. Pasa, pasa, entra. Hace demasiado frio afuera – Me dio leves palmadas en la espalda, las cuales sentí como golpes fraternales – Oye, bonita espadas la que tienes ahí – Comento, viendo mejor el arma que cargaba.


- ¡Jajajaja! Es una cosa que compre – Me gire rápido para que no tocara el objeto, riendo nervioso, tratando de sonar natural – Quería presumirla un poco, pero pienso que no es lo mío. Veré que hago con esta cosa luego.


- Oh, entiendo. No pudiste evitar escapar de la belleza de las armas que alguna vez portaban los caballeros – Sonrió, acariciándose sus bigotes – ¿Y Qué te trae devuelta esta ves?


- ¿Esta ves? – Hice una pausa, llevando mi mirada de la sala al viejo erizo bigotudo - ¿Qué no puedo pasar de visita a la casa de mi amigo? – Respondí cual pueblerino, sonriendo de oreja a oreja, soltando rizas casi fingidas.


- Sí, claro que puedes, pero siendo franco, pensé que no volverías a pasar por este pueblo luego de tanto tiempo.


- Jejeje... ¿Qué tanto?... ¿Una? ¿Dos semanas? – Sonreí más fuerte, alzando los hombros como un muchacho despreocupado, esperando su confirmación.


- Casi dos meses, hijo – Corrigió, cruzándose de brazos con ojos juzgadores - ¿Qué la oficina está muy chiquita que también que achico el cerebro?


- Jajajajaja, claro que no, perdona – Reí nervioso, tratando de no sonar tan preocupado como me sentía al saber cuánto tiempo realmente había pasado – Si, ya son finales de noviembre y ni me había percatado, jajaja, que tonto soy. Pero ya sabes, el tiempo vuela cuando se está ocupado y en esas pútridas ciudades ¿No?


- Sí, me alegra que estés devuelta – Se acercó, palmeándome el hombro, sintiendo su mano pesada arremeter contra mi débil cuerpo - ¿Te sienta bien el aire de montaña? – Me llevo del brazo hacia los adentros de su morada.


- La verdad que sí, más de lo que crees, Chuck – Le seguí penoso hasta llegar a la cocina, viendo como el erizo sacaba de entre su baúl una botella y un queso.


- Ten, compartamos mi pan – Saco seguido lo dicho, partiéndolo con sus manos y entregándomelo con una rebanada de queso, sentándose sobre unos bancos de madera - ¿Quieres vino, hijo?


- Qué vergüenza, jajaja, pero a decir verdad... - Dude en seguir, pero al ver cómo iba sirviéndome una copa con la bebida ofreciéndomela, la tome - ... Gracias – Me senté igual en un banco. Lentamente acerque la copa a mis labios, olfateando su fuerte olor a alcohol, volviendo a ver a Chuck con inseguridad, tomando confianza al ver como este se tomó su copa de un sorbetón - ... Es curioso, estoy preparando un vino... Un vino casero. Y estuve pensando si lograría vencer tu bebida...


- ¿Enserio? Oh, pero que gusto, y viniendo de ti, Silver – Sonrió vigoroso, alagado por lo que dije, agitando su bigote – Tu que eres tan sensible con el alcohol, solo espero no quede suave. Recuerda que tiene que consumirse todo el azúcar de la uva, sino quedara como una sangría – Me oriento como un maestro en la práctica, agitando su dedo con mando – Y más vale que hayas usado un buen fermento.


- Sí, sí, sí. Solo espero esté listo pronto para que puedas probarlo – Cabecee en afirmación, feliz de escucharlo así de regidor - ... Pensaba dejarlo para una celebración, pero... Tu eres más importante que una fiesta – Sonreí carismático, dándole un codazo en las costillas.

- ¡Jajajaja! Tú también lo eres, así que más vale que me traigas de esa bebida para confirmar que tienes lengua a pesar de lo sensible que es – Bromeo, devolviéndome el golpe, sintiéndolo mucho más doloroso de lo que espere.


- Auch, jajaja, si – Termine el emparedado de queso en dos bocados y lo termine de pasar con el vino, bastante fuerte y dulce, que tuve que exhalar fuerte a pesar de lo bueno que estaba – Jajaja, ¿Y cómo esta Sonic? – Mencione, preguntándome como le había ido al joven erizo todo este tiempo.


- Nah, por ahí, brincando de un lado al otro, buscando forma y manera en irse del pueblo con su grupito de alborotados – Se sirvió un poco más de vino, degustándolo con un pequeño sorbo – Ahora mismo debe de estar metido en el bosque. Bah, muchachos.


- ¿En el bosque? ¿Con la nieve y el frio calando hasta los huesos?


- Así mismo. No sé cómo es que le encanta estar perdido en la nada todo el tiempo. Correteando por ahí, siempre metido en líos o en sus juegos – Siguió con sus quejas, meneando la cabeza – Me preocupa realmente. Pensé que me ayudarías ahí a poner sus pies firmes en el suelo y no por los aires donde siempre tiene su cabeza – Volvió a verme, mostrando un ceño mandón.


- Perdona, Chuck, pero... Conozco ese espíritu que demuestra. Hubiera deseado con todas mis fuerzas que alguien me hubiera dicho que si podía... Es lo que necesita, eso y apoyo, lo demás puede conseguirlo por su propia cuenta y con ayuda de sus amigos – Le palmee el hombro, dejando la copa a un lado – Confía en lo que te digo.


- Ug, espero y tengas razón... - Le dio una gran mordida a su pan, llenándose los bigotes de migaja, refunfuñando bajo.


- ... - Pensativo y con antojo de proseguir la conversación, me serví más del vino, tomándolo esta vez con pequeños sorbos - ¿Y cómo está su esposa?


- Está bien, ha estado muy exigente, pero siempre lo es en esa época del año. Pide más plata para poder comprar todos los adornos navideños y vestidos para abrigarse bien... También me compra cosas a mí y a Sonic, pero aun duele en el bolsillo – Sonrió decaído, soltando una suaves risas – Que se le hace.


- Si, jajaja – Me hice la idea de los regalos que le daría a su familia, haciéndome de ideas también en que podría regalarle a mis buenos vecinos – Y... ¿Ha sabido algo de la alcal-?... Quiero decir, ¿De la señorita Blaze?


- ¿La hija del alcalde? ¿Es cierto que es tu amiga no? – Afirme con un leve cabeceo – Pensaba preguntarte lo mismo. Ha estado muy decaída... Aproximadamente desde que te fuiste... ¿Paso algo entre ustedes?


- Yo... - Desvié la mirada hacia mi copa, agachando las orejas en son de tristeza al enterarme de eso – Es algo... Privado. No quiero que se esparzan rumores y perjudique a mi amiga.


- Oh, está bien. Tranquilo... Pero creo que deberías ir a verla, sea lo que haya sido, la ha tenido muy deprimida y si eres su amigo deberías hablar con ella – Comento, caminando por su cocina en busca de algo entre sus cosas – Llévale esto, me lo pidió el otro día y no pude dárselo ¿Me haces el favor muchacho? – Me entrego una pequeña bolsa de seda, dentro de esta había hierbas, romero y anís – Supongo que es para hacerse un té o algún ungüento que usa las mujeres para sus tratamientos de belleza, yo que sé.


- Está bien, Chuck, te lo agradezco mucho. Iré de inmediato a verla – Tome las cosas y fui hacia la salida seguido de mi amigo.


- Cuídate mucho, y si no tienes donde quedarte, puedes venir con nosotros, te arrimaremos en algún sitio de nuestro humilde hogar – Me abrió la puerta de su casa y salí despidiéndome con la mano – Adiós, cuídate, muchacho.

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- Muy buenas tardes, ¿Se encuentra la señorita, Blaze? – Pregunte al cocodrilo en la recepción, teniendo a cambio una mirada molesta.


- Oh, con que vuelves a aparecer luego de mucho tiempo... ¿A qué? ¿A molestar al resto de vecinos? ¿A buscar problemas? ¿O a atormentar más la vida de la señorita? – Contesto de manera altanera, golpeando fuertemente sus manos contra su escritorio - ¡Largo de aquí! ¡Nadie quiere ver a una molestia como tú!


- ¿Disculpe? Yo solo-


- ¡No esta disculpado! Vete de aquí antes de que te rompa tu cara de bebe – Amenazo con su puño frente a mi rostro. Casi intimidado retrocedí, pero alce el pecho, determinado a saber dónde se encontraba mi amiga.


- ¡Óigame usted! No sé cuál es su problema, pero no tiene el derecho de hablarme así – Aparte su mano de un golpe, acercándome a su rostro, retador – Le hice una pegunta, si sus hormonas alteradas afectan sus neuronas solo responda con un no, las amenazas están de más.


- Con que muy rudo ¿¡Eh!? – Aun sin lograr bajarle los humos de la cabeza, se alzó más contra mí, golpeando fuertemente su frente contra la mía, sintiendo el viejo chichón dolerme por arremeter contra este. Las personas alrededor dentro de la alcaldía se quedaban mirando el pleito que se iba desarrollando entre el cocodrilo y yo, algo preocupados porque se volviese una pelea a puños – Si crees que me dejare intimidar por un sujeto que lastima a una dama es que de seguro no te enteras que no eres un hombre sino un marica.


Por alguna razón eso me hizo molestar mucho, demasiado, siendo estúpido ya que el caso no es como si fuese más varonil de lo que él era. Tome la corbata de su camisa, acercándolo a mí, viéndole directamente a los ojos con ganas de plantarle un golpe en su enorme hocico, logrando asustarlo tan solo un poco.


- Escucha bien, cerebro de lagartija. No estoy de humor para enfrentarme a un imbécil como tú y te conviene que sea así – Gruñí bajo, no deseando que los espectadores alrededor nuestra me escuchasen – Necesito saber dónde se encuentra la señorita Blaze porque como su amigo me preocupa lo que le haya pasado. Sea lo que le haya contado, cierto o no, voy a enmendarlo como el hombre que soy – Respondí, ajustando fuertemente su corbata, apretándole el cuello para dejar que soltara un quejido ahogado, ya temeroso de mi postura seria – Ahora, si realmente te importa la señorita, dime en donde está.


- ¡Aaha! Está en el bosque... - Contesto apenas, viendo asustado a todas las direcciones – No... No llevemos esto a lo más grave – Tomo mis manos pidiendo con un apretón que lo soltase – Realmente no quiero formar un alboroto en mi trabajo... No esperaba que fueses a contestar devuelta.


- Se responder bien a una invitación de pelea, señor Vector – Afloje un poco su corbata, viéndole con frialdad – Y usted debería dejar de mandarlas, puede que la próxima vez no me encuentra de buen humor – Vi a mis costados a las personas que aún nos observaba, esperando que comenzáramos un combate o que dejásemos la pelea hasta ahí – Y para su información... - Ajuste mejor su corbata, dejando de asfixiarlo – Ser marica no me hace menos hombre y no me da derecho de lastimar a una dama. Conozco mi lugar – Él trago saliva, viéndome espantado con lo dicho – Que tenga una buena tarde.


Me aleje de ahí, siendo seguido por las miradas de todos, aun enfurecido por ese enfrentamiento con aquel sujeto, haciendo recuerdo lo que me había dicho Mephiles una vez sobre aquel cocodrilo. Tenía toda la razón...


Con los pies fríos bajo la nieve, me hacía camino sobre la profunda capa de agua congelada que había en el bosque, congelándome todo el cuerpo por no llevar una ropa suficientemente abrigada, continuando aun sin rendirme, no hasta conseguir a Blaze, preocupado porque igual estuviese congelándose bajo la nieve. Proseguí así durante mucho tiempo más, tal vez horas, estando totalmente perdido sin saber cómo regresar, tal vez usando mi telequinesis, pero debían haber más personas en el bosque y no quería ocasionar locos rumores de los pueblerinos donde yo me encontraba flotando por los aires.

Era inaudito que después de tanto y tanto caminar no me había encontrado con nadie. Todo el bosque permanecía vacío y silencioso con sus árboles carentes de hojas, con ramas desnudas llenas de nieve y los arbustos o las raíces de estos apenas sobre saliendo de la profunda nieve. No había rastro de vida en todo ese lugar.

Algo se enredó a mi pie y caí sobre la nieve, levantándome rápido en una fuerte sacudida, titiritando del frio, molesto por estar perdido en la nada, tan congelado como un cubo de hielo. Busque donde podía descansar, caminando un poco más para encontrar una enorme raíz saliendo del suelo, sentándome sobre esta para poder quitarme la nieve de mis zapatos. Con mis manos, cree un poco de fuego, calentando mi cuerpo lo suficiente como para subir la temperatura y continuar un rato más, y así, seguí, tomando pausas para calentar mi cuerpo y seguir, y seguir y... Hasta que deje de sentir frio y continúe hasta dejar de sentir mis dedos y mis pies.


- Blaze... ¿Dónde estás?... – Ya era preocupante no haberla encontrando luego de tantas horas, pronto el sol se pondría y no tendría otra oportunidad de encontrarla y tal vez sería demasiado tarde – Blaze... Perdona...


- ¿Qué haces aquí?


Alce la vista, casi hundido en la nieve, viendo sobre mí a una chica con una capa blanca, camuflándose con la nieve. Ella me tendió la mano y me saco del hoyo en donde estaba.


- Un chico como tú no debería tener deseos de suicidio, si es a eso a lo que viniste al bosque solo sin alguna ropa que delate otro color que no sea el blanco – Comento mientras me ayudaba a mantenerme de pie entre sus brazos, siéndome tan irónico lo que me decía, al ella portar igual un traje de blanco.


- No, estoy buscando a alguien... Tengo... Tengo que seguir – Dije muy débil, apenas logrando estar a su lado de pie – Por favor, ayúdame.


- Está bien. Ya no tienes de que preocuparte, déjamelo a mí – Me llevo del brazo, ayudándome a caminar por la nieve.

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Estaba peor de lo que imaginaba, mis manos y mis pies, morados por la hipotermia, apenas lograba sentirlos, pudiendo haberlos perdido si hubiera pasado más tiempo perdido en la nieve. Ella no se reservaba un par de regaños por mi descuido, diciéndome que no podía ir a un bosque tan solitario en pleno invierno y que había tenido mucha suerte de habérmela encontrado. Me había estado cuidando en todo momento, abrigándome con pieles y vendajes calientes para mis extremidades, dándome ungüentos y bebidas que lograban calentar todo mi cuerpo de aquel frio. Se comportaba como una hermana mayor...

Nos encontrábamos dentro de una pequeña choza hecha de barro, oculta por la nieve y entre muchos árboles, estando calientes por el fuego de una pequeña chimenea que poseía la pequeña morada, de la cual, estaba cocinándose en una hoya un hervido de frutos y champiñones silvestres.

La chica, aun cubierta por aquella capa blanca que cubría su rostro y su abultado vestido rosado, hacia preparativos de todo, dejándome expectativo ante su misterio, no dejando ver su identidad, tan solo unos ojos verdes como pista.


- Muchas gracias por todo, señorita... Disculpa que tengas que cuidarme ante mi descuido – Dije luego de estar mucho tiempo en silencio.


- No es problema. Me alegra ayudar a alguien en un acto tonto por motivos románticos – Dijo de manera risueña, uniendo sus manos como si fuese algo encantador.


- ¿Romántico dices?


- Si... ¿O no ha entrado al bosque en busca de tu amada? – Pregunto desilusionada, esperando que aclarara sus fantasías románticas.


- No, disculpa. Solo buscaba a mi amiga, no siento ninguna relación amorosa con ella.


- Pero si le preocupa ¿No? – Pregunto aun con emoción en su voz, contoneándose de un lado al otro.


- Así es, la quiero como una hermana y me preocupa su bienestar.


- ¡Oh, lo sabía! – Dio varios brincos aplaudiendo contenta – Me alegra, me alegra realmente – Se descubrió la capa, revelando su identidad – Es un placer, caballero. Mi nombre es Amelia Rose, pero puedes llamarme Amy.


- Amelia Rose... Creo haberle visto – Me frote las manos, extendiendo una a la vez que me levantaba de mi asiento – Igual es un placer, Amy, me llamo Silver the Hedgehog – Tome su mano y me incline un poco para poder besarle el dorso – Me alegra estar en presencia de una buena dama gentil y bondadosa.


- Aaww, jajajaja, pero que caballero – Se sonrojo, sacudiendo su mano cerca de su rostro para calmar su calor – No me sorprendería que enamorase a cualquier mujer que se topase en su camino.


- Solo soy cortes – Respondí con sequedad, volviéndome a sentar – Me criaron para ser un hombre que transmite seguridad y confianza a los que me rodean.


- Creo que lo logras fácilmente con tu tierna carita – Me pellizco las mejillas, ganándose unos quejidos incomodos de mi parte – En fin, probemos un poco de la sopa de gumbo que hice – Fue a servir con unos tazones de madera y me entrego uno lleno de bastante verduras y caldo – Come a gusto, aún queda más por si te queda espacio – Con mucha elegancia, comenzó a comer su sopa con su cubierto, exhalando satisfecha al dar su primer sorbo.


Con mucha calma me comí mi sopa y continúe con dos tazones más hasta estar completamente lleno, algo somnoliento por haber comido de más, pero conocía que tenía que ser así para poder recuperar toda mi energía.


- No sé cómo agradecérselo, señorita Amy. Le debo mi vida y su gran amabilidad. Jamás lo olvidare – Dije luego de terminar, levantándome para salir – Ya tengo que volver, pronto se hará muy de tarde y... Es muy peligroso estar aquí afuera.


- Mmm... ¿Realmente crees que es una buena idea? ¿Cómo volverás a tu casa? – Pregunto, viéndome con ojos preocupados.


- No tengo otra opción, realmente tengo que volver... - Me sentía demasiado somnoliento, realmente no quería volverme a enfrentar al frio, pero sino volvía el pueblo estaría en riesgo – Además tengo que encontrar a la señorita Blaze, mi amiga, sigue haya afuera.


- Ella está bien, Silver. Tú tienes que descansar un par de horas más – Dijo casi en un regaño, llevándome de los hombros hacia el asiento donde estaba – No tienes de que preocuparte, te cuidare hasta que estés totalmente recuperado.


- Lo estoy, le agradezco su preocupación, pero soy muy serio cuando digo que tengo que volver – Trate de levantarme, pero mantuvo sus manos sobre mis hombros, ejerciendo una impresionante fuerza que no me permitía siquiera moverme un poco – Señorita Amy – Pedí, viéndole con algo de miedo por su enorme fuerza – Déjeme ir ahora.


- Aaaww... Ustedes los hechiceros son tan tercos. Casi había olvidado lo imprudentes que son – Dijo fastidiada, viéndome aun mandona – Señor Silver, le pido que duerma ahora o me veré obligada a hacerlo dormir a la fuerza.


- ¿¡Que está diciendo!? Déjeme ir ahora mismo – Dije molesto, tomándole de las manos para tratar de quitármelas de encima, pero estas me apretaron más fuertes los hombros, dejando de hacer forcejeo contra ella por el dolor - ¡¡Suélteme!!


- Ah... No tienen remedio – Suspiro, soltándome para que pudiese pararme – Vaya a dormir – Ella soplo algo sobre su mano, esparciéndolo en mi rostro, algo que logro hacerme pestañar aturdido y cansado, sintiendo mi cuerpo nuevamente débil, cayendo otra vez sobre la silla rendido – Nada malo pasara, solo duerma hasta que sea haga de día.


- ¡No! No... No lo entiende... Moriré sino... Todos... Quedaran atrapados... Siempre... - Por alguna extraña razón, comenzaba a sentirme muy relajado y cómodo, tranquilo, suspirando cansado antes de decidir hacer caso de lo que me decía aquella chica.

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Ya habían sido varias horas que no disminuía el frio de su muñeca, no había indicios de su huida ni a donde había ido, ni un rastro, sin importar a donde recorriese dentro de la enorme mansión, nada.

Volvió a dar media vuelta al último pasillo que solía recordar como uno de los varios caminos en ese laberinto infinito. Murmuraba bajo palabras inentendibles, ¿Hablando consigo mismo? No había nadie con él, ¿Hacia reencuentro de alguna conversación anterior? No. Recitaba un hechizo, uno muy fuerte que requería toda su concentración y magia, repitiendo una y otra vez la misma frase, procurando no equivocarse en algún momento. Apretaba sus manos hasta lastimarse con sus garras, concentrado aun en las palabras que salía por su boca semi-abierta, aun cubierta por su piel derretida. Gotas de su ser iban decorando los corredores como huellas de una bestia que caminaba por su territorio buscando exasperado a su presa. ¿Tanto necesitaba de aquella persona para mantener a su verdadero ser estable?

Luego de tanto caminar, o más bien, arrastrar sus pies por el suelo, llego a la entrada de la mansión, suspicaz ante la idea que cruzaba por su cabeza, buscando con su magia algún rastro de él, pero nada, volvió a girar sobre sus talones para volver a deambular por lo que quedaba de la mansión, pero algo lo detuvo en seco... Tal vez fue un ligero cambio que apenas percibió, tan mínimo, que realmente debía de estar muy al tanto de sus sentidos para haberlo notado. Fue tan solo una pequeña disminución de ese frio gélido que envolvía su muñeca que le hizo dar cuenta, de donde se encontraba su erizo albino...

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Fue más que sorpresivo, pero me levante rápido apenas volví a la conciencia, viendo hacia todos lados con un gran miedo, aun desorientado por encontrarme en el mismo sitio donde aquella mujer me había dormido.

¿Qué clase de droga había usado para dormirme? Me limpie el rostro con mis manos, consiguiendo aun ese polvo en mi rostro, era de un azulado grisáceo, frágil, que se deshacía en mis manos como ceniza. Aun sin saber cuánto tiempo había estado durmiendo, suponía que no quedaba mucho tiempo para que volviera a amanecer. Tome mis cosas que estaban en una esquina dobladas y acomodadas sobre una silla; tome una de las pieles y me abrigue con una piel de bisonte, cubrí bien mis botas y tome la espada que aún seguía sin alguna alteración, terminando en salir por el pequeño agujero que había como entrada, retirando la poca nieve que cubría la salida.

Al salir había algo muy extraño. Las huellas de mis botas y la de la chica aún permanecían intactas en la nieve, inclusive nuevas de ella, que de seguro se había marchado, dejándome ahí. El cielo aún estaba claro, apenas poniéndose el sol tras las montañas, marcando el día de un color pálido.

Lo último que dijo Amy antes de darme ese somnífero... Ella sabía que era un hechicero... ¿¡Pero cómo!? No use mi magia en ningún momento ¿Acaso leyó mi mente? Eso tampoco. Algo había hecho para saberlo, pero preferiría no volvérmela a conseguir, quien sabe que me haría una vez me volviese a encontrar.

Volví tras mis pasos, caminando con firmeza sobre la nieve, usando mi magia para no hundirme sobre esta, siguiendo así por apenas unos minutos antes de sentir como la nieve se estremecía bajo de mí. Me detuve aun incrédulo de ver y sentir aquello, pero volvió a temblar, a agitarse, y de un momento a otro...


- ¡¡Cuidado!! – Escuche la voz de un chico antes de que algo bajo el suelo saliera como una montaña de tierra.


- ¡¡Aahhh!! – Como pude, corrí devuelta, huyendo de lo que estuviese saliendo entre la nieve - ¡¡Auxilio!! – Trate de usar mi telequinesis para salir volando de ahí, pero el miedo no ayudaba a concentrarme, terminando hundido en la nieve al ser esta levantada por aquello que salía del suelo - ¡¡No!!


Gire tras mío para usar una vez más mi telequinesis contra la enorme montaña de tierra que se aproximaba a mi e iba a aplastarme, pero antes de hacer algo, algo me atrapo, llevándome de un lado al otro en zigzags por los árboles, rebotando contra los troncos de estos hasta estar lo suficientemente alejado de aquel maremoto terrestre, todo en cuestión de segundos que apenas pude ver en menos de un parpadeo.


- ¿¡Que!?... ¿¡Quien!?... ¿Cómo? – Al ver mejor que era lo que me tenía sujeto, o más bien, quien, era nada más y nada menos que Sonic, sonriéndome de oreja a oreja, con una mirada presumida, una combinación de heroísmo con egocentrismo - ¿So-Sonic?


- ¡Hola! ¿Cuánto tiempo sin vernos, Silver? – Respondió, bajándome al suelo, volviendo su mirada a aquel monte de tierra que descendía como una avalancha hasta estar en total calma - ¡Hey, Knuckles! Por poco y aplastas a un amigo ¡Ten más cuidado cabeza hueca!


- ¡Lo siento! – Tras aquel monte de tierra y nieve, salió caminando Knuckles, el amigo rojo de Sonic, sacudiendo sus manos sucias, viendo molesto a su compañero – Pero ya le había avisado. No es mi culpa que sea tan torpe como un potro recién nacido - ¿¡Por qué todo el mundo utilizaba ese tipo de insulto conmigo!?


- ¡Oye! Ten respeto, aquí estoy – Conteste agitando mis brazos en el aire - ¿Ahora se puede saber que rayos está ocurriendo aquí?


- Ammm, nada que deba de perturbarte. Mejor regresa al pueblo y... Te invitamos unas cervezas luego ¿Vale? – Respondió Sonic, yendo en un trote donde Knuckles haciéndoles señas para marcharse – Y no le cuentes a nadie lo que vistes, pensaran que estás loco.


- Pero... ¿Qué? Espera, necesito una explicación ahora, no para después, tengo que regresar pero-


- Si, está bien, tú puedes regresar, confiamos en ti ¡Hasta luego! – Me interrumpió, tomando el brazo de Knuckles para desaparecer en una estela de luz azul.


- ¡¡Hey!! ¡Dije que esperaran! – Trate de ir tras ellos pero fue inútil, se habían ido más rápido de lo que pudiera ir con mi telequinesis – Pero... ¿¡Que fue todo eso!? – Sin que nadie respondiera a mis preguntas, me quede ahí parado como si esperara que alguien llegara y las respondiera, aun con la boca totalmente abierta – Eso... No habrá sido...


Sacudí la cabeza para ignorar todo aquello y volver a mi objetivo principal. Buscar a Blaze.

Envolví mi cuerpo en magia para usar mi telequinesis, flotando por los aires cerca de los árboles, así para mantenerme oculto y no asustar a algún no mágico que estuviese en los alrededores, y siendo al mismo tiempo más fácil conseguir a la gatita morada desde esa altura. De rama en rama fui flotando, deteniéndome a cada salto que daba hasta escuchar el ruido de la nieve siendo aplastada, no muy lejos, reconociéndolo como los pasos de alguien.

Me acerque más rápido donde el sonido, descendiendo al suelo y corriendo, pero antes de acercarme más, algo me tomo de las piernas y brazos, dejándome elevado sobre el suelo en una posición bastante incomoda. Aquello que me retenía de cabeza era unas especies de cadenas rotas, unidas con alguna especie de imán o... Algo así. Jamás había visto algo como eso, y sin importar que usara mi fuerza o mi magia, no podía liberarme de estas.


- Ah... Ayuda ¡Ayuda! – Grite asustado, buscando de manera desesperada para liberarme.


- ¡Oh! ¡Lo siento mucho! – Escuche tras de mi a alguien, corriendo apresurado antes de que esta persona me liberase, deshaciendo las cadenas en polvo, dejándome sobre la nieve – Cuanto lo lamento ¿Estas bien?


- Si, con suerte. ¿Qué fue eso? – Pregunte, levantándome para ver quién era el que me había capturado, encontrándome con el pequeño zorrito amarillo, Tails - ¡Pero si eres tú!


- ¿¡Silver!? – Dijo asustado, erizando todo su pelaje, comenzando a ver en todas sus direcciones – Oh, esto es malo, esto es malo.


- ¡Oye! Respóndeme ¿Cómo fue que me atrapaste con esas cosas?


- No, no sé de qué me hablas... - Sonrió esforzado, caminando lentamente en retroceso – Estoy tan confundido como tú, no sé qué clase de brujería fue esa. ¡Creo que deberíamos volver al pueblo! ¡Si! Te llevare yo mismo – Me tomo de la mano y trato de llevarme, pero el pequeño chico solo lograba hundirse en la nieve al tratar de arrastrarme, no teniendo la suficiente fuerza para moverme – Sabes, en este bosque y en esta época del año suele salir un hongo alucinógeno en forma de espora, provoca visiones extrañas. Creo que debemos de irnos pronto antes de empezar a ver elefantes de colores, jajajajaja.


- Tails, basta – Jale mi mano y eso provoco que el zorrito cayera de cara contra la nieve, en eso, lo levante con mi telequinesis, impresionándolo al ver como lo hacía levitar al tener mi mano frente a él – Conozco sobre la magia.


- ¿¡Que!? ¿Co-cómo? – Boquiabierto, quedo pasmado al ver como lo volvía al suelo - ¿Es enserio? ¿También eres un mago? ¿Un mago de verdad?


- Un... Hechicero – Corregí, sonriendo algo alagado al verlo emocionado – Soy un hechicero.


- ¿¡Un hechicero!? – Me rodeo rápidamente al volar con sus dos colas, recorriendo su mirada en todo mi cuerpo, poniéndome nervioso, teniendo que quedarme firme como un soldado – No, no eres un hechicero, eres un mago, al igual que Sonic, Knuckles ¡Y yo! Un mago, te digo – Respondió, cayendo al suelo para dar varios brincos.


- No, soy un Hechicero, Tails. Estudio la hechicería, me baso en la magia blanca y oscura, no soy un mago – Reafirme, tratando de bajar la emoción del zorrito.


- Pero... Usas tu propia magia, los hechiceros no hacen eso – Siguió, aun firme en lo que decía – Los hechiceros usan objetos mágicos o contratos con demonios y otras criaturas, también usan la magia roja y pociones mágicas. Ellos no tienen una fuente de magia propia, tú sí, Silver – El zorrito parecía estar bastante informado con los tipos de personas mágicas, no pudiendo evitar sonreír por su base de conocimiento.


- Es cierto – Respondí, palmeándole la cabeza – Pero eso no me hace mago.


- Tampoco hechicero – Refuto con un puchero en su rostro.


- Jajajaja, sí, pero mi maestro es un hechicero y me está enseñando para ser hechicero... Si... Aunque creo que pronto dejare de ser su aprendiz – Termine de decir, decaído por saber la relación de aquel hombre conmigo – En todo caso, eso no es lo que importa – Mire con seriedad al pequeño zorrito, acercándome a él - ¿Qué demonios están haciendo tú y tus amigos metidos en este bosque? ¿Están practicando con su magia?


- Jejeje, un poco de eso, pero también estamos en busca de algo – Saco de su bolsillo una hoja pequeña y vieja, dejándola en el suelo para que esta volviera a crear una trampa, la misma donde había caído – Estamos casando un monstruo – Susurro con una pequeña sonrisa.


- ¿Un monstruo? – Observe como el zorrito creaba con otras hojas unos cellos y runas, dejándolas en la nieve y en algunos árboles – Espera, ¿Están seguros de lo que hacen? Podría ser peligroso, podrían morir. Son muy jóvenes para arriesgarse así.


- Silver – Me interrumpió, mostrando con su mirada fastidio por lo que iba diciendo – Somos totalmente capaces, además... - Saco de su bolsillo una medalla, lanzándola al aire como una moneda, rompiéndose esta para otorgarle al zorrito unos guantes y botas de un color dorado, irradiando luz – Lo hacemos casi todo el tiempo para proteger el pueblo.


- ¿Eh enserio? – Lo vi con impresión, algo avergonzado por haberlo subestimado a él y a sus amigos – Es... Es asombroso, de hecho – Confesé, cruzando mis brazos tras mi espalda, sacando el pecho sin poder evitar agachar la mirada – Solo... Me preocupo... No soy un amateur sobre esto, recién he comenzado con mis estudios y me siento tan inexperto para todo que no me siento preparado como para enfrentarme a un monstruo... No es que no lo haya hecho anteriormente, pero soy más de los que prefiere evitar una pelea.


- No te culpo – Me dedico una sonrisa amable, ajustando su nuevo equipamiento – Yo también era así, pero aprendí a confiar en mí mismo y en mis amigos. Con ellos... Me siento invencible – Cambio a una pose de batalla, probando aquellos guantes para crear unas esferas transparentes alrededor de estas – Tampoco somos profesionales, solo hacemos lo mejor de cada uno – Me tendió la mano, reduciendo la luz sobre estas – Tu también puedes, pero no te obligare a unirte en una batalla que no aseguramos poder ganar, sin embargo, te ayudaremos a volver donde debas estar... Es lo que hacen los héroes – Giño el ojo, con aquel aire de carisma rodeándole.


Me sentí motivado, no pudiendo evitar sonrojarme y sonreír en respuesta, tomándole su mano, apretándole con fuerza.


- Cuenten conmigo... Además... Si es para ayudar el pueblo, estaré más que dispuesto y devoto a dar todo de mí.


El chico sonrió, pero esa sonrisa se dispersó por un aullido que recorrió todo el bosque, tan fuerte que perturbo el ambiente, cambiando todo a un frio abismal, tan gélido que sentí como la punta de mis púas se congelaron, y pude comprobar de eso al ver como igual, parte de la ropa y pelaje del zorrito se cubrió de una escarcha de nieve.

Me abrace de los brazos, aun escuchando aquel aullido gutural. No era de algún lobo o algún canino, no era de algún animal que hubiera escuchado alguna vez, no, esto era algo horrible, siniestro, con tan solo escucharlo toda la charla anterior se hizo un bonito cuento de hadas que había sido finalizado con la cubierta final del libro para mostrar un nuevo libro, un libro de terror. Temblé, tanto por el frio y por el miedo, devolviéndole una mirada suplicante a Tails, que trato hacer frente a la presencia del monstruo con un ceño molesto, más temeroso si presenciabas mejor el temblar entre sus cejas, pero se podía notar que trataba de sacar coraje el pequeño chico. No queriendo dejarle de lado ante este enfrentamiento, me arme de valor, sacudiéndome el frio que me envolvía, creando una esfera de fuego que nos descongelo de aquel miedo.


- ¡Bien! ¡No hay tiempo que perder! – Envolví mis puños en mana, dando un paso al frente – He sobrevivido a cosas más feas. No vacilare ahora por un alarido lastimero.


- ¡Si! ¡Vamos! – Fue corriendo hacia donde se oyó el aullido, siguiéndole el paso tan rápido como me daban mis piernas a comparación de él, que con ayuda de sus botas, le era fácil caminar sobre la nieve.


A pesar de que me era difícil correr sobre la nieve, preferí ir a pie que usar mi telequinesis, así guardar energías para enfrentarme al monstruo junto con Tails y sus amigos. Pasamos un tiempo hiendo sin alguna orientación, deteniéndonos para volver a buscar el rastro, viendo por todos lados alguna pista de donde había ido la bestia.


- Es demasiado astuta, como temí – Volvió a verme, mostrándose preocupado – Silver, hay que atraerlo.


- ¿Cómo lo hacemos?


- ... Bueno... Este monstruo se conoce por tener un hambre insaciable... - Sonrió nervioso y entendí de inmediato a lo que se refería.


- ¡Eh! ¡De ninguna manera! No pienso hacer de carnada – Proteste, desvaneciendo la magia de mis manos – Hay que esperar, puede que ese aullido haya sido por Sonic y Knuckles.


- Si fue por ellos, con más razón hay que hacerlo, pueden estar en peligro – Añadió, formando una mueca en sus labios, agitando sus bigotes ansiosos – Por favor, Silver.


- ... Ugh está bien ¿Pero que podría hacer para atraerlo?...


- Solo cambia tu magia a pasiva, como la de un druida – Con ayuda de su magia deshizo nuestras huellas y dejo alrededor mío varios cellos trampa, luego camino hacia unos arbustos lejanos para ocultarse, dejándome solo donde estaba – No dejare que te lastime, estaré atento.


- Está bien... Confió en ti...


Solo me tomo un momento volver mi magia a una más defensiva, reduciendo la hostilidad y poder de esta hasta crear un aura tranquilizadora a mi alrededor.


- Tiene que ser más pasivo que eso, Silver – Dijo Tails tras los arbustos, tan bajo como pudiese hablar y que pudiese oírle.


- ¿Qué más pasivo puede ser? – Respondí con molestia, viendo de reojo al zorrito.


- No lo sé, solo hazlo.


Gruñí, perturbando mi magia sin darme cuenta, cambiándola otra vez a una más dañina. Maldecí en voz baja, concentrándome ahora en relajarme, sentándome sobre la nieve de rodillas. Respire todo el aire frio a mi alrededor, inspirando profundo hasta llenar mis pulmones, reteniendo el aire por un momento hasta que mis músculos dejaron de estar tensos, aliviando la presión de mi cuerpo, soltando todo el aire en un largo suspirar, liberando un neblina tibia de mis labios que logro derretir la nieve a mi alrededor. Logrando estar así de relajado, volví mi concentración en mi magia, tratando que fuese lo más inofensiva posible, pensando en cosas que me alegrase y me hiciesen sentir seguro...

Recordé aquellos días con él... Donde me sentía tan feliz y tranquilo... Que poco me importaba salir de la maldición, si pudiese estar con él... Nada más importaba.

Un nudo se formó en mi garganta, sintiendo impotencia por no deshacer esa emoción que me traía aquellos pensamientos felices, siendo a la vez triste saber que me costaría mucho más tiempo poder odiar siquiera el recuerdo más feliz que tuviese con el ente.


- Así, así, Silver. Lo haces genial, sigue así... - Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz del zorrito, dándome cuenta de cómo había cambiado mi alrededor, volviendo a florecer flores y pasto done había sido derretida la nieve, inclusive algunas aves se habían posado a mi alrededor, estando algunas en mis hombros y en mi regazo – Eres un experto.


- Yo... - Detuve lo que iba diciendo, siendo vergonzoso para mi estar realmente totalmente indefenso con mi magia tan pasiva como la iba manteniendo – No sé cómo lo logre... - Mentí en un bajo susurro, tratando de estar inmóvil.


Otro aullido volvió a escucharse, esta vez mucho más cerca, tanto que las aves salieron volando despavoridas, y yo comencé a temblar nuevamente, asustado tanto como podía estarlo al estar expuesto.

Con el habla arrebatada, volví a mirar donde el zorrito, viendo como él se preparaba para cuando el monstruo se aproximase... Pero nunca llego. Pasó mucho tiempo y en ningún momento volvió a aullar o a hacer algún sonido que indicase su cercanía. Tails salió de su escondite y me indico con su mano que permaneciera donde estaba, caminando dirección donde había salido el aullido.

Una estela de luz azul se presenció a lo lejos por el cielo, bajando hacia el suelo tan rápido como apareció, asustando al zorrito que corrió dirección a esta.


- ¡Es Sonic! Debe de estar peleando con esa cosa - Dijo alejándose en un trote – Quédate aquí, sé dónde estás, así que si trata de acercarse donde estas, podremos detenerlo y a su vez lo distraerás, solo sigue haciendo eso.


- ¿Qué? ¡Espera! ¡No me dejes aquí así! – Sin importar lo que gritase, me dejo ahí en el suelo, esperando que siguiera manteniendo mi magia así – Todo por querer ayudar... Ugh... - Trate de mantenerme en calma, tomando los recuerdos que me hacían sentir refugiado y seguro - ... Blaze... - Recordé a mi amiga, con su encantadora sonrisa y sus ojos alegres que irradiaban amor y dulzura. Solo esperaba que estuviese a salvo en este bosque con aquella criatura – Por favor... Que estés bien...


- ¡Sonic! – Una voz aguda y estruendosa me saco de golpe de mis recuerdos... Literal - ¡Finalmente te encuentro mi vida! Ahora si atare mejor nuestro lazos para que no te escapes de mí, jajaja... Espera... ¿Silver?


- ¡Ahg! ¡Amy! – Saque mi cabeza de la nieve, retirándome a la chica rosada de encima para levantarme del suelo - ¡Tu! ¡Tú me colocaste un somnífero! ¡Me obligaste a quedarme a pesar de que me negué! – La chica retrocedió algo asustada, levantando sus manos en defensa - ¡Usted! ¡Está mal de la cabeza! ¿¡Que pensaba hacerme!?... ¿¡Que me hizo mientras dormía!? ¿¡Y como sabe que soy un hechicero!? – Le lance mis preguntas como lanzas, acercándome a ella molesto por volverla a ver.


- Espera, espera, espera... Perdona por confundirte con mi querido erizo, realmente lo siento – Sonrió apenada, alzando sus hombros – Pero lo que hice en el refugio no es algo de lo cual debería ser regañada. Le salve la vida, lo cual debería estar agradecido – Mostro un puchero en sus labios, colocando sus manos en sus caderas – ¡Mírate ahora! Se nota que esa siesta de tres días le sirvió.


- ¿¡TRES DIAS!? – Grite asustado, llevándome la mano al pecho, volviendo mí mirada a lo lejos para volver a buscar camino de vuelta al pueblo - ¿¡Cómo!? Pero... ¡Eso no es posible! Estaría muerto y en tal caso la maldición se habría esparcido por todo el pueblo.


- ¿Maldición? – Pregunto inclinando su cabeza de un lado – Si le alivia saberlo, dentro de aquella choza pueden pasar horas, días e incluso años y no habrá pasado ni un minuto afuera – Añadió, cerrando los ojos y sonriendo presumida - ¿No es genial? – Le tome de sus ropas, alzándola del suelo para acercarla a mi rostro, viéndole con poca paciencia y furioso, logrando que mostrara miedo en sus ojos.


- Escucha, niña. Por poco condenaste mi vida y la de todos en el pueblo. ¡No! No es genial, nada genial. Para tu información estoy maldito y si no vuelvo dentro de la mansión del pueblo antes de que amanezca, esta atrapara a todos por toda la eternidad – Conteste furioso, gruñendo en cada palabra, tomando toda la seriedad en lo que decía.


- Está bien... No lo sabía, no tienes que molestarte...


- ¡No! Si tengo porque molestarme ¡No puedes darle un somnífero a cualquiera que no obedezca a lo que dices! ¡Y sin impor-


Ella me empujo el pecho con su palma, logrando de un modo que toda mi fuerza se fuera de mi cuerpo, soltándola y haciéndome caer sobre la nieve, titilando exhausto. Alce mi mirada incrédulo, temeroso de como lo había logrado. Una mirada molesta y seria se posó sobre mí, logrando espantarme, tanto para retroceder sobre la nieve, viéndola como una nueva amenaza, inclusive, lleve en un temblar mi mano tras mi espalda, tomando el mango de la espada, sintiendo un horrible pesar al tocarla.


- Señor Silver... Sé lo que hago y conozco muy bien a los hechiceros, tanto, que se reconocer a uno cuando lo tengo frente a mis narices – De alguna forma, hizo aparecer un enorme martillo rosado tras una estela de humo, siendo tan grande que era ridículo como lograba sostenerlo con una sola mano – Y así como a varios al igual que usted, negaron de la ayuda y perecieron por su terquedad – Fue acercándose con pasos lentos – No me importa que lleguen a pensar de mí, no me importa cómo me clasifiquen. Yo hago lo que quiero, y si lo que deseo es salvarle la vida, eso haré. No necesito ser reconocida como alguien buena, realmente no lo espero al ser lo que soy... - Suspiro, dejando ver la exhalación de su respirar – Así que le pido, no trate de intimidarme... No me amenace... Trato de ser alguien amable con alguien que también lo es... Por favor... Levantase y vaya tras mío. Ya viene.


Privado de palabras, trate de ponerme de pie y decir algo, hacer algo, pero ella me tomo de mis ropas, levantándome por los aires para lanzarme tras suyo rápidamente, logrando ver mientras estaba por los aires, como una criatura enorme y oscura corrió en cuatro patas hacia la eriza rosada. Ella tomo posición como una bateadora y movió su martillo contra aquel ser cubierto en negrura, devolviéndolo de donde había salido junto con un alarido del mismo. Pude evitar una dolorosa caída al activar mi telequinesis, levitando otra vez para poder aterrizar de pie y acercarme a la señorita que giro a verme con un rostro neutro, retomando una postura más elegante y femenina, desapareciendo el martillo de sus manos para ocultarlas dentro de sus largas mangas.


- Usted... Usted también es un mago – Dije titubeante, acercándome torpemente, apenas sintiendo como mis fuerzas volvían.


- Jum... Me gustaría ser eso... Pero no, no es así – Agacho la cabeza, sonriendo con tristeza.


- ¿No?... – Sin saber muy bien el origen mágico de la chica, empecé a hacer cálculos, meditando bien cada truco y hechizo empleado de la eriza, entendiendo casi tarde, lo que era en realidad – Eres una bruja... - Ella desvió la mirada, pareciéndole doloroso la respuesta, pero siendo la acertada. Por algún motivo, pensé en el juramento de Mephiles, teniendo en cuenta que sería peligroso para ella relevar su secreto – Entiendo...


- Si... - Me dio la espalda, buscando con la vista algo entre los arboles – Empiezo a arrepentirme de haberle ayudado cuando estaba a punto de morir... Pero no puedo evitar hacer el bien, incluso sabiendo que... Por ser una bruja, todo el bien que haga, repercute tarde o temprano en algo malo, como mala suerte o... Una maldición... - Su voz se escuchó dolida, entendiendo bien, lo que significaba ser una bruja. Ser una persona de oscuridad, cometer el mal y usar su poder para sí mismo... Ella no quería seguir esa naturaleza, y por ello, se ganaba todo mi respeto – Blaze está al Este del bosque, me está esperando, pero ahora el bosque no es seguro, ni siquiera para ella. Búscala y trata de llevártela lejos de aquí, por favor... Está a salvo, Silver... Protégela por favor, es mi amiga... Protégela.


- Amy... - Estaba sin palabras, no sabía cómo responder ante tal heroísmo y bondad de esta chica, solo... Me sentí otra vez pequeño.


- ¡Ve! ¡Ahora! Entre todos derrotaremos a este monstruo.


- Muchas gracias... Amy – Me incline ante ella y extendí mi mano, entregándole un poco de mi magia, la cual la envolvió como un escudo – Ten cuidado. Sin importar que seas una bruja, necesitas ayuda, incluso de este tonto hechicero – Sonreí hacia ella, notando un ligero rubor en sus mejillas – Le deseo toda la suerte del mundo – Me eleve con mi magia y Salí a toda velocidad hacia donde ella me indico, dejándola atrás en pocos segundos.


Me mantenía feliz por algún motivo, sintiendo mis mejillas doler por estar con una amplia sonrisa, empezaba a sentir esa confianza de la que hablo Tails, comprendía ahora de lo que podía ser capaz al tener un objetivo en común con ellos, y ese era, proteger a los que quería.

Luego de unos minutos descendí hasta estar cerca del suelo, yendo un poco más lento para ir buscando por todos lados a la gatita, llegando a un claro lleno de muchas colinas de nieve, flotando por todos estos para encontrarla, pero aquel sitio estaba vacío.


- ¡Blaze!... ¡Blaze! – Llame, gritando al cielo para ver si lograba escucharme.


- ¿Qué haces aquí? – Apenas pude escuchar aquel murmullo, girándome para encontrarla escondida a lo lejos tras un árbol - ¿Por qué?...


- Blaze. Oh, gracias a Dios – Volví al suelo, corriendo hacia ella – Finalmente te encuentro, Blaze – Un poco más cerca y si no hubiera estado atento, me hubiera volado la cabeza al arrojarme una bola de fuego que apenas pude esquivar al lanzarme al suelo - ... ¿Blaze? – Incrédulo pero sobre todo asustado, volví a ver a la gatita frene a mí.


- ¿¡POR QUE HAS VENIDO A BUSCARME!? – Grito molesta, saliendo completamente de su escondite, revelando sus brazos envueltos en fuego - ¿¡Qué demonios has venido a buscar!?


- Blaze... - Atónito al estar frente a otro mago, temí ante el conflicto, pero tomando una decisión a causa que este se trataba de mi mejor amiga – Sé que debes estar aún molesta conmigo, pero no hay tiempo para esto, hay que escapar rápido del bosque, hay un monstruo muy peligroso, ¡Hay que huir! – Me levante, pero apenas al estar de pie ella volvió a lanzar otra bola de fuego, esquivándolo al usar mi telequinesis para desviarla.


- ¡Si! ¡Estoy molesta contigo! Por qué el único monstruo que hay en el bosque eres tu – Unas lágrimas se asomaron en los ojos ámbar de la gatita, mostrando disgusto en sus labios, triste y furiosa al verme, dejando que las llamas la envolvieran por completo – Tu... Por qué... Porque confié en ti, confié en que aceptarías mis sentimientos, confié en que esta vez podría... Yo... ya no sé en quien confiar – Las llamas chispeaban, luchando en permanecer avivadas, pero descendiendo su tamaño mientras más la gatita se deprimía.


- Lo lamento mucho, Blaze... No debí... Debí de negarme desde un principio, debí de ser más directo contigo, pero no quería lastimarte, quería hacerte... Quería que te sintieras bien al estar a mi lado, quería... - Su tristeza llegaba a mí, confesando de lo que me arrepentía, de lo que me dolía al igual que ella, esperando que ella igual comprendiera mis motivos de haberla rechazado – Jamás he tenido una amiga como tú, por eso pensé que si me quedaba a tu lado como tu querías... No me dejarías... Pero soy un idiota. No confié en ti, no lo hice, y te lastime por mi estupidez, lo siento mucho...


- Silver... - Sus llamas, a punto de extinguirse, comenzó a rodearla como un anillo - ... Tu... - Aquel anillo de fuego aumento, girando más rápido y con más intensidad a su alrededor - ¿Por qué duele tanto?...


- Lo siento... Pero siempre duele, duele mucho... Sé cómo es ese dolor, puede incluso que jamás deje de doler, pero puedes hacer que deje de lastimar como lo hace ahora – Me acerque hacia ella, muy cuidadoso y lento – No pido que me perdones, no lo merezco cuando he cometido tantas veces el mismo error, sobre todo con alguien que si lo vale. Así que si deseas lastimarme, si quieres hacerme daño, está bien... Si eso... Te hace sentir mejor, dejare que lo hagas... - Baje las manos a mis costados, cerrando los ojos, esperando el abrazador fuego que se disponía a lanzarme – Por favor, Blaze...


- ¡Tu! ¿¡Por qué, por qué, por qué!? – Gruño y sinti como aquel fuego aumentaba peligrosamente - ¿¡Por qué!?...


Un lamento se escuchó en su voz, preocupándome mucho que abrí los ojos para ver como ella era rodeada completamente en llamas que lograban quemar la copa de los arboles cerca de ella. Ella... Con lágrimas en su rostro, lanzo todo ese fuego, gritando con tristeza, lanzándolo lejos de mí, donde estaba toda la nieve, derritiéndola, formando un riachuelo que llego a nuestros pies, logrando extinguir junto con el vapor las llamas que la envolvía, terminando en un llanto leve, limpiándose las lágrimas en sus mejillas, ocultando su rostros con sus manos temblorosas, sollozando agotada, apagada.

Termine de acercarme a ella... Rodeándola en mis brazos, acurrucándola en mi pecho para que desahogara sus lágrimas en mí. Deseaba acariciarla, besar sus mejillas para animarla, pero sabía que eso solo sería más doloroso para ella, así que solo la abrase, sin hacer más nada, solo la abrase con fuerza, protegiéndola, abrigándola de la lluvia que ahora caía por la niebla que había creado al evaporar la nieve con su fuego.

No sabía si era la llovizna que terminaba de extinguirse, o eran lágrimas que salían de mis ojos. Era triste, me sentía muy triste, y no había forma de dejar de sentirme así. Suplicaba que en algún momento de nuestras vidas, alguien lograse despejar esa tristeza de nosotros, y que trajera gratitud y felicidad para lo que restaba de ellas.


- Silver... Perdona, no debí, no debí haberme comportado así. Yo no soy así... - Dijo en un susurro, aun abrazada a mí, hundiendo su nariz en mi hombro – Tenias tus motivos... Debí de comprenderte mejor.


- No te disculpes más, no tienes nada de que disculparte – Respondí igual, apegándome más a ella – Y ciertamente, últimamente he estado muy confundido por un montón de cosas... Me siento tan solo ahora, solo sé que puedo confiar en ti...


- Puedes confiar en nosotros, Silver – Se separó, sonriendo dulce con ojos brillosos, aun por tener humedad en estos – Los ayudaremos a salir de esa maldición, a ti y a Mephiles.


- Oh, Blaze... No... - Frustrado, negué con la cabeza, desanimado por ver su devoción incondicional hacia aquel ser – Él... Él no era lo que pensábamos... Nos engañó... Me engaño...


- ¿Qué? Silver... ¿Qué ocurrió? – Paso su mano por mi mejilla, acariciándola mientras me veía con ojos preocupados.


- Es un monstruo, Blaze, lo he visto. Ha estado jugando conmigo, me ha manipulado – Tome sus manos, apretándolas con fuerza sin darme cuenta, soltándolas sutilmente, desviando mi mirada por ver el rencor que guardaba aun en él – Apenas pude escapar de... Necesito tu ayuda. Eres la única a quien puedo confiar, Blaze.


- Silver, puedes confiar en mí... No dejare que te lastime más – Mostro seguridad en su rostro, apretando sus puños – Lo detendremos y te liberaremos de la maldición.


- ¡Qué bonito! ¡Ahora un besito de mariposa! ¿Si? – Otra vez esa voz aguda se hizo presente con un grito infantil a lo lejos, girando ambos a la misma dirección para encontrarnos a Amy, caminando hacia nosotros en un trote, viéndonos risueñamente - ¡Vamos, vamos! ¡Los dos se ven tan lindos juntos! Que siento miel en mi boca al verlos así abrazaditos ¡¡Aaaaaawwww!! – Sus comentarios me hizo colorar, soltando a Blaze de la vergüenza – Vamos, Blaze. ¡Róbale un besito aunque sea!


- ¡A-Amy! ¡No, no digas tonterías! – Blaze, mas roja que yo, zapateo contra el suelo, viendo molesta a la erizita rosa – No... No somos pareja... Solo amigos... En tal caso el no siente lo que yo. Eres muy impertinente – Regaño, tomándose las manos para irlas frotando nerviosa.


- Ups, perdón, jijiji – Casi cae por un tropiezo de sus pies, rascándose la nuca apenada – No pude evitarlo – Suspiro, bajando los brazos de manera triste – De todos modos, me alegra que hayan arreglado sus problemas – Trato de animarse, alzando su pecho, uniendo sus manos y viéndonos enamorada – Pero igual, puedo hacerme ilusiones – Giño el ojo, sacando la lengua de manera coqueta – Es lo bueno de soñar.


- Ah... Amy, no tienes remedio – Comento Blaze, llevándose sus manos a las caderas, negando hacia la eriza – Vamos, hay que irnos. Hay un monstruo en el bosque ¿No?


- Si, de hecho... - Se rasco la oreja, cambiando su rostro a uno nervioso.


Tras ella, tres sujetos salieron corriendo hacia nosotros, uno de ellos tomo a Amy por el brazo, cargándola al estilo nupcial con nosotros, siendo Sonic quien tomo a la erizita, viendo tras ellos preocupados, asustados por algo. No sabía lo que estaba ocurriendo, pero automáticamente tome a Blaze, protegiéndola con el resto, preparándome por lo que estaba viniendo, resonando fuertes trotes muy cerca de donde estábamos.

Algo salto tras los árboles, cayendo frente a nosotros, haciéndose presente con un aullido gutural, siniestro e infernal, rugiendo y retorciéndose como un demonio. Ante nosotros se encontraba un monstruo alto de unos 20 pies de largo, tan raquítico que se veían los huesos bajo su piel con una calavera de cabeza, portando dos enormes cuernos como un ciervo, ojos brillantes de color amarillo, con patas como las de un alce en las extremidades posteriores y en garras en las anteriores. Esa criatura se puso en dos patas, levantándose, alzándose tan alto como los pinos congelados de ese bosque, observándonos como pequeños bocadillos de los que deseaba hacerse un festín.

Eso... Era un Wendigo.

Todos se pusieron en guardia, sacando sus armas y sus hechizos para combatir con aquel monstruos, mas yo, hui con Blaze en brazos, volando lejos de ahí.


- ¡Silver! ¡Espera! – Grito Blaze, tratando de liberarse de mi agarre – No podemos dejarlos atrás, hay que ayudarlos.


- Blaze ¡Vistes el tamaño de esa cosa! Es demasiado peligroso. Tengo que ponerte a salvo.


- ¡Silver! ¡Se cuidarme sola! ¡Hay que luchar contra esa cosa sin importar que tan peligrosa sea! – Con sus manos calentó mi brazo, sintiendo como quemaba, pero no la solté - ¡¡Por favor, Silver!!


- ¡No quiero perderte, Blaze! Eres mi amiga... - Me detuve, tomándola mejor en mis brazos para verle – No puedo dejar que pelees contra esa cosa arriesgando tu vida – Mis ojos se humedecían, pero solo mostré un ceño molesto tratando de ocultar mi miedo.


- Ellos también son tus amigos, Silver... ¿Los dejaras morir? – Entendí entonces, sus razones. Tal vez no los conocía tan bien como ella, inclusive, no valía arriesgar mi vida ni la de ella por ellos, había sido poco tiempo que había estado con ellos... Pero todos, arriesgaban sus vidas por los demás, inclusive la mía – Confía en ellos Silver... Si yo puedo confiar en ellos y en ti... Confía en ellos. Son nuestros amigos – Pidió, jalándome de mi camisa, suplicando con sus ojos bríos, calentando más sus manos, quemando la tela de mi ropa - ¡Silver!


Me impulse con todo mi poder de regreso, dirigiéndome directamente hacia la bestia con Blaze aun en mis brazos, sosteniéndola con fuerza. Con mi telequinesis la ayude a bajar sin que recibiera daño, dejándome a mí solo en la mira del enemigo. El monstruo levanto la cabeza, viendo lo que se aproximaba, abriendo sus fauces y levantando sus garras contra mí. Envolví todo mi cuerpo en mi mana, para protegerme, esquivando los zarpazos de la criatura e impactando contra su cara, recibiendo un fuerte golpe al igual que yo, cayendo ambos contra la nieve, siendo más lento el monstruo que se tambaleo un poco antes de caer contra el suelo, rompiendo varios árboles a su alrededor, resonando un gran estruendo tras su caída.


- ¡Silver! Amigo ¿Estas bien? – Sonic acudió de inmediato donde estaba, ayudándome a levantarme de la nieve - ¡Diablos! Le distes una buena. ¡No sabía que eras un mago!


- ¡Hey! Eso sí es ser cabeza dura – Comento Knuckles, igual acercándose con el resto donde estaba – Aguanta, curare tus heridas – Saco bajo su capa un cuarzo morado, colocándolo sobre mi frente, dando una plegaria para dejar que el cristal le prestara su poder para sanarme – Tranquilo, amigo. No tienes que ser la carne de cañón, ese es mi trabajo ¡No me lo quites!


- Gra-gracias... - Pude decir débilmente, viendo algo aturdido a todos como se agazapaban a mí alrededor.


- ¡Oye! – Recibí un cocorrón de alguien, dándome cuenta muy lento al ver que se trataba de Amy, mostrando un puchero molesto hacia mí – Pase tres días cuidándote para que te recuperaras, no hagas que mi tiempo mal gastado se vaya en un solo oponente – Regaño, terminando con una sonrisa aliviada, haciéndome sonreír apenado.


- Señor, Silver. La próxima vez preparemos un plan de ataque ¡No se vaya así como así de cabeza! ¡Pudo haberse lastimado realmente grave! – Regaño esta vez el zorrito, asomando su pequeño hocico entre la multitud de gente.


- Perdona... Lo siento mucho – Me disculpe, agachando varias veces la cabeza. Que gran falta de mi parte hacer que un niño se preocupara así por mí, debía estar realmente mal de la cabeza – No pude evitar ser precipitado, solo entendí que tenía que protegerlos... Así como ustedes a mí.


- Silver... - Blaze me abrazo por la espalda, reposando su cabeza en esta – No vuelvas a hacer algo tan tonto – Dijo preocupada, refregando su rostro en mi espalda – Yo tampoco quiero perderte...


- Blaze... - Me gire, tomándole de sus mejillas, acariciándolas, sonriendo con cariño ante la gatita – Perdona... Ya no te preocupare más.


- ¡¡Aaaww!! ¡Que romántico! – Chillo Amy y el resto soltó unas risas por su comentario.


- Hey, dejen su cariño para luego ¡Hay niños aquí! – Protesto Sonic, tapando los ojos de Tails, provocando que el zorrito riera más divertido, tratando de retirar la mano del mayor.


Las risas cesaron al ser perturbado nuestro ambiente cálido con un estruendo. El monstruo volvía a alzarse, incorporándose mientras sus ojos destellaban un brillo más fuerte, volviendo a levantarse en cuatro patas, raspando sus pesuñas y garras hacia nosotros, gruñendo de manera chirriante y rabiosa.

Todos nos alejamos hasta estar a una distancia segura, intimidados por como la bestia se acercaba, retorciendo su cabeza y sacudiendo sus brazos como si estuviera acechándonos, vigilando nuestros movimientos, calculando cuál de todos fuese el más vulnerable. Su vista quedo marcada sobre el zorrito que no pudo soltar un grito asustado, manteniéndose cerca de Sonic, temblando tan asustado del monstruo que se agazapaba hacia ellos.


- ¡Sonic!... – Grito, casi entrando en pánico - ¿¡Que esa cosa no se rinde!?


- ¡Lo hará! ¡Solo un poco más! – Sonic tomo posición cual corredor en punto de partida, moviendo sus pies en corrida tan rápido que levanto la nieve, aun permaneciendo quieto, preparándose para cargar toda su velocidad - ¡¡ATAQUEN!!


Un estruendo parecido al de una bala se escuchó luego de que Sonic salió disparado hacia la cabeza del Wendigo, agrietando la misma y rebotando de regreso por la fuerza con la que se golpeó contra esa cosa con toda su velocidad. El suelo volvió a temblar, saliendo de este como montañas, trozos de roca que golpearon el cuerpo del monstruo, logrando una de estas atravesar la pierna trasera de la criatura, desprendiendo sangre de su herida junto con un gruñido desgarrador. Knuckles mantenía concentración de todo su poder al mantener sus puños bajo tierra, desprendiendo varias luces de colores alrededor de su cuello, un collar de gemas que poseía, lo que suponía también, le otorgaban el poder suficiente para hacer eso.

Tails corrió junto a Sonic, volando luego con sus dos colas para tomar a Sonic por los aires, lanzándose con él hacia el monstruo, dándole otro golpe por una envestida de Sonic y un ataque explosivo de Tail al usar sus guantes con aquellas esferas transparentes, logrando hacer retroceder al monstruo.

Amy se acercó bajo todo el alboroto, sacando su martillo, girando rápido como un trompo hasta dar varios golpes hacia la cabeza de la bestia, haciéndole soltar varios dientes en el proceso. Se detuvo por un segundo cerca del rostro de la aturdida y dolida criatura, creando un pentagrama sobre el mazo de su martillo, haciéndolo iluminar de un rojo antes de darle con todas sus fuerzas un martillazo a la mandíbula, levantando al Wendigo en dos patas por el fuerte golpe.

Aun sin caer, el monstruo se mantuvo de pie, aullando con euforia, alzando sus garras para lanzar grandes zarpados contra nosotros, apenas esquivándolos, recibiendo daño colateral al destruir parte del terreno con su ataque. Trate de proteger a todos al usar mi telequinesis, protegiéndolos de la mayor parte del daño, exceptuándome a mí, soportando golpes de escombro y ramas que salieron volando hacia mí.

Caí al suelo, rodando hasta chocar contra las piedras, levantándome para asegurarme que el resto seguía bien, y así era. Busque fuerza y corrí para reunirme con el resto, pero...


- ¡¡SILVER, CUIDADO!! – Grito Sonic en advertencia. Voltee a ver dónde se hallaba el monstruo, apenas notando como sus garras iba tras de mí, apunto de atraparme.


No me dio tiempo de reaccionar, trate de pensar en algún hechizo, algo, pero el pánico gano y solo grite mientras esa cosa se aproximaba a mí. Escuche otro estruendo, Sonic venía a por mí, pero ya estaba siendo rodeado por la enorme garra del Wendigo, ya logrando sentir mis huesos siendo aplastados. Me rodee de un escudo de potencia, y todo mi alrededor se volvió oscuro. Solo esperando que esto me diera el suficiente tiempo para pensar en una forma de liberarme.

De repente, sentí un increíble calor, algo se estaba quemando. Mi escudo se deshizo y fui liberado, siendo envuelto en un fuego azul. Me cubrí, pero aquel fuego no me lastimaba, era cálido, abrigador. Abrí bien mis ojos y vi como Blaze lanzaba un gran tornado de fuego azul hacia la extremidad del monstruo, alejándolo de mí y ayudándome a descender hasta estar a salvo en el suelo.


- ¡Silver! – El fuego a mí alrededor se apagaba y yo en tanto, me sentía débil mientras más usaba mi magia sin alguna buena finalidad. Blaze acudió a mí, revisando que estuviera a salvo - ¿Estas bien? Dime que no te hizo daño – Iba a responderle, tranquilizarla con una tonta sonrisa como la que tenía el grupo de Sonic, pero al ver su rostro empapado de lágrimas, tan asustada que sus orejas temblaban, eso... No podía permitir que continuara así – Por favor... Hay que seguir.


- No... Esto termina ahora – Me levante junto a ella. Escuche el rugido del Wendigo tras mío, formando gran estruendo al correr. Me gire, protegiendo a Blaze tras de mí, apartándola con mi mano – "El mal no perturbara mi cuerpo ni al prójimo con el que boto sangre para su bienestar"


Mis manos sufrieron varias cortadas poco profundas, provocando que una ráfaga de magia desprendiera de ellas, formando un enorme pentagrama. El Wendigo corrió a toda potencia. Sonic trato de detenerlo junto con Knuckles, pero la bestia logro esquivar cada montaña de roca y las envestidas del erizo azul, apartándolos con un fuerte golpe, pero ambos no recibieron daño al ser protegidos con mi hechizo. Cambie el pentagrama a otro de color negro, con varias runas en ella, sintiendo el fuerte peso del hechizo en mis manos agotadas y dañadas.


- Silver ¿¡Que haces!? – Pregunto asustada Blaze, tomándome de los hombros.


"¡Ráfaga de viento que invade el lugar, elementos que nos rodea en naturaleza y persona, cada uno formando un muro para derribar el demonio ante nosotros! ¡Crea conmigo el poder final para aplastarlo y acabar con el dolor que ha provocado!"


Y tan solo un poco más antes de que el monstruo terminara de llegar a mí y aplastarnos a ambos, el pentagrama aumento hasta tener el tamaño de la criatura, deteniéndolo, atrapándolo como una red y doblando sus extremidades de forma antinatural, retorciendo su torso como un muñeco y de ultimo su cabeza que giro varias veces, escuchándose un chillido ahogado, gimoteando mientras sangre salía de su boca esquelética.

Me lleve un grave susto al ver esto, pero no me detuve, continuando hasta que el cuerpo de esa cosa terminara de caer al suelo hecho añicos, moviéndose agonizante, convulsionando y sacando sangre a borbotón por su boca.

Mis manos bajaron rápido para sostenerme antes de que mi rostro golpeara contra el suelo, apenas logrando estar estable por el gran gasto mágico y mental que había usado, temblando, viendo a través de flash algo que ya había visto, todo esto era un déjá vu...

El hechizo que había hecho con Mephiles hace mucho tiempo, me había relevado algo de esto. Esa boca, esas garras... Esa sangre que botaba la misma criatura llena de dedos y ojos... Todo... ¿Había sido una visión que había visto yo solo o...?


- ¿Silver? ¿¡Silver!? – Varias voces me llamaban, pero no lograba identificar bien cada una.


- ¡Estoy bien!... Estoy... - Devolví un poco de comida al levantarme, encorvándome al tener otra vez el impulso de volver a vomitar, escupiendo el resto que quedo en mi boca, algo apenado por mostrar tal debilidad luego de hacer algo tan horrible frente a todos – Lo... Lo siento... Tuve, tuve que hacerlo – Me excuse, aun sin incorporarme, sintiendo unos brazos ayudarme a pararme bien.


- Oye... Está bien – Me palmeo Sonic, rodeando uno de mis brazos por su cuello, ayudándome a mantener en pie – Lo lograste.


- Oye... Si... - Dijo Knuckles, haciendo igual que Sonic, levantándome – No fue muy heroico pero... Demonios, que manera de matarlo, jajaja – Rio fuerte, tal vez para ocultar sus nervios.


- No tienen que alabarme por lo que hice, no fue nada genial... Fue más que horrible y desagradable – Comente viendo a todos como me miraban ansiosos.


- ¡Hey! Fue genial quieras o no ¡Tu solo derrotaste un Wendigo de cien hombres! – Dijo Amy, señalando el resto que quedo del monstruo – Solo un gran mago hubiera podido lograr algo tan asombroso y con ese tipo de magia... ¡Qué gran poder!


- ¡Tiene razón, Silver! ¿Qué clase de hechizo fue ese? Lo hiciste como si fuese de ramas y papel – Comento Tails, tomando mis manos para ver las marcas en estos - ¿Usaste magia roja?


- Si, fue para potenciarla con mi magia y poder vencerlo, aunque sinceramente fue mucha más magia de la que espere, no sé de donde salió tanto poder – Respondí al zorrito, notando como él se quedaba boquiabierto, usando un amuleto para ir sanando el daño.


- ¡Realmente eres un Hechicero! Es la primera vez que conozco a uno ¡Y tan poderoso! – Exclamo con un brillo en sus ojos.


- Jejeje... No soy tan poderoso...


Un viento fuerte y cálido interrumpió la conversación. Lamentablemente no fue un viento, sino la exhalación de la bestia. Todos giramos a ver incrédulos como aquella cosa se seguía retorciendo, desenredándose de su propio cuerpo vuelto añicos, aplastado.

El enorme Wendigo giro su cabeza hasta desenredarla, haciendo igual con cada brazo y pierna, moviendo sus articulaciones para probar cada extremidad, volviendo a estar en cuatro patas, haciendo girar su cuerpo, desenredando el ultimo nudo en su torso delgado, empapado de su sangre y tendones de su piel colgando al estar roto.


- Im-imposible... ¿¡Cómo pudo!? – Grite atónico, retrocediendo con tambaleos, sintiendo que estaba acabado con el resto de mis amigos - ¡¡Corramos!!


La bestia fue más rápida y con su primer movimiento, abrió su mandíbula, creando con la sangre que escurría de esta una esfera enorme que comenzó a brillar, girando rápidamente, irradiando una enorme aura oscura y sucia, apuntándonos, disparándola con gran potencia y poder que quede ciego por un momento por la luz que desprendió, temiendo por mi pronta muerte...


- ¡Reacciona! ¡No te quedes ahí parado! – Me grito Sonic, sacudiéndome mientras yo mantenía los ojos cerrados, aun sin saber que pasaba – No podrán soportarlo por más tiempo ¡Muévete!


Estábamos tras un gran muro de roca, el cual Knuckles mantenía con todo su poder con ayuda de Tails que le ofrecía de su magia, manteniéndonos a salvo de aquel rayo de sangre. Aun desorientado, me moví, tomando Blaze del brazo, corriendo con los demás lejos.

Sonic fue a toda velocidad distrayendo al Wendigo que centró su atención en él, dándonos la oportunidad de huir. Amy fue tras él y Knuckles y Tails con nosotros, guiándonos por un camino para escapar al pueblo. Yo sin saber del todo cual era el plan o que sería lo que haríamos una vez llegásemos, o que pasaría con Sonic y Amy, seguía corriendo, sosteniendo fuertemente el brazo de Blaze que mantenía su mirada tras nosotros, viendo como los dos erizos se enfrentaban solos al monstruo.


- No mires atrás, no mires atrás, no mires atrás... - Mascullaba, concentrando mi vista en el camino tras los pasos del echidna y el zorro – No hay manera de ganarle a esa cosa. Ya lo sabía... No hay forma... No hay... - Presentí como la magia de Blaze se unía a la mía, pero no era así... Ella...


Gire tras de mí, viendo como trataba de tomar la espada que portaba. Me detuve para detenerla, tomando su mano para que no se acercara ni un poco más, viéndole con seriedad, amenazándole con los ojos que no volviese a hacer lo que estaba pensando, recibiendo a cambio su mirada triste, quebrantada. Ella tenía miedo, mucho miedo, aun no dejaba de temblar, pero no titubeo, no parecía darse por vencida, pude verlo en sus ojos, esa llama brillaba con ellos. Quería ser tan valiente como ella... Tan fuerte como ella, tan determinada, tan...

Unas risas salieron de mis labios, confundiendo a la gatita delante de mí. Era tan patético que me daba risa mi propia cobardía, sabiendo que tenía el poder para derrotar a todo enemigo que se interpusiera en mi camino.


- Perdona, no me burlaba de ti... Solo que me haces sentir como un ratoncito frente a un enorme león – Comente, volviendo por nuestro camino con lentos pasos.


- ¿Qué vas a hacer?


- Lo que debí hacer antes... Solo que no quería desperdiciar esto en aquel parasito... Pensaba usarla en él...


- ¡Blaze, Silver! ¿¡Que hacen!? ¡Hay que huir! – Grito Tails, volviendo con nosotros.


- Lo siento, Lo siento. Tengo un plan – Me retire el abrigo de piel que me cubría junto con la espada – Vayan con Sonic y Amy y cúbranme... Es hora de acabar con ese Wendigo.


- ¿¡Qué!? ¿¡Pero como piensas hacer eso!? ¡¡Literalmente lo machacaste con tu magia y regreso como si estuviese hecho de hule!! – Protesto Knuckles, dando pasos fuertes hacia mí, deteniéndome del brazo - ¡Además, ya no tienes la magia suficiente para enfrentártelo! ¿¡Cómo demonios piensas hacerlo!?


- Knuckles... - Gire a verlo, sonriendo más que asustado, no logrando transmitir seguridad - ¿Confías en mí?...


- ... ¿¡Por qué mierdas pones esa cara!? ¡¡Pareciera que fueses a hacer algo suicida!!


- Tal vez... Pero responde... ¿Confías en mí?


Hizo silencio por un momento al igual que todos, sudando por los nervios, tan inseguro como lo estaba yo. Termino de soltarme, gruñendo molesto antes de caminar con los demás.


- ¡¡Si!! Demonios... No había visto tan poderosa magia en mi vida luego de mucho tiempo – Rompió su collar, dejando que las gemas se deshicieran – Confió en ti. Así que más vale que logres derrotar a esa cosa.


- Lo prometo.


Ellos corrieron donde se encontraban Sonic y Amy combatiendo, esperando y confiando que terminase con esto. Corrí tras ellos, separándonos al llegar a aquel claro, tomando cada uno su camino.

Antes de que el Wendigo atacara a Sonic con un zarpazo al haberlo aturdido de un golpe, Blaze le arrojo una enorme bola de fuego a su mano. Knuckles fue tras Sonic, elevándose del suelo al dar un gran salto, llegando donde Sonic y logrando sostenerle de los brazos. Tails acudió donde Amy que aún permanecía en pie, pero agotada, no teniendo fuerzas para alzar su matillo.

Observando de lejos a mis compañeros, rece por ellos y por mí. Concentrando mi magia para arriesgar este último ataque que me quedaba, cambie mi magia a una débil y pasiva, logrando así tomar la atención del Wendigo que volteo a mi dirección atraído por la magia que me rodeaba.

Me encontraba relajado, en suma calma y muy feliz, sin importar lo que pasase, porque los pensamientos que lograban esa paz en mi, eran de mis amigos, dando lo mejor de sí para destruir esta amenaza. Ahora ellos confiaban en mí, yo ahora podía hacer lo mismo, por eso no había forma de no sentirme más confiado que en ese momento.

La bestia aulló a todo pulmón hacia el cielo, gruñendo y raspando el suelo antes de echarse a correr tras de mí, creando dentro de sus mandíbulas otro rayo de sangre. Todos fueron tras el monstruo, tratando de desviar su ataque o frenarlo, usando llamaradas, golpes y barreras para detenerlo, pero la bestia había sido bien provocada por mí, no se detendría al igual que yo.


"Toma mi magia, mas no la vida, úsala para cometer el juramento que ha hecho la maldición con mi esencia mágica unida..."


Lleve lentamente mi mano tras mi espalda, tomando el mango de la espada, sintiendo el gran peso de la maldición siendo tomada con mis manos desnudas.


"Oh elemento de acero forjado que ha sido hechizado con magia oscura, sellado para desprender tu único uso, tu único propósito de mantenerte reluciente y poderoso para este día..."


El disparo fue fallado gracias a un fuerte golpe que había sido combinado con Knuckles y Amy, lanzando aquel rayo muy a lo lejos donde hizo explosión en el cielo. Sin embargo, esto no detuvo a la bestia, solo lo hizo enfurecer más, arremetiendo un fuerte golpe contra el par que cayó al suelo. Tails y Sonic crearon una barrera mágica explosiva con las esferas y cellos de Tails que Sonic esparció en el campo, alentando tan solo un poco la carrera de la criatura hasta que esta enfurecida pisoteo contra el suelo, creando un gran temblor que hizo caer a Sonic y a su compañero de dos colas.


"Arrebátale la vida a mi enemigo, destruye su corazón y has que no vuelva a levantarse otra vez..."


Ya estaba cerca. Eufórica, la criatura daba todo de sí para terminar de alcanzarme, pero sus patas se carbonizaron por el fuego infernal de la gatita morada, gruñendo mientras incendiaba todo el campo para no permitirle avanzar más. Aun con eso, el Wendigo rugió, desatando un gran viento a nuestro alrededor, apagando las llamas en el lugar, dejando a Blaze incapacitada al tratar de mantenerse de pie y no dejar que aquel viento la llevase por los aires.


"¡Con el poder que queda en mí, uso tu maldición así como tu usas mi poder!"


Desenfunde la espada, liberando un turbio aire que calmo la ráfaga que había provocado el monstruo, creando a mi alrededor un aire tan pesado que hizo detener a la bestia frente a mí.

No sentía tener suficiente fuerza para levantar esa espada contra esa cosa en realidad... Pero lo había prometido y me gustaba mucho la idea de quedar como un héroe frente a todos. Sonaba genial. "El más poderoso hechicero que entrego su vida para matar al Wendigo mas grande y peligroso de todos". Sí, pero... Pensé mejor y sería más genial que sonara como: "El hechicero asesino de Wendigos". Tal vez estaba delirando ya, la magia se me estaba agotando y si perdía más tiempo en mis tontas fantasías, terminaría realmente muerto.

La criatura se alzó hacia mí, algo insegura ante mi nueva arma, alzando sus garras para aplastarme, gruñendo molesta por haberle hecho perder tanto tiempo sin devorarse otra persona más.


- Se acabó – Sintiendo mis huesos temblar y mis músculos fallar, impulse lo poco en mi con algo de mi magia hacia el cuerpo de aquella monstruosidad, saliendo disparado del suelo hacia su pecho, clavando la espada donde debía hallarse su corazón, usando toda mi capacidad para hundirla hasta no ver más la hoja.


Me envolví en un escudo antes de que un fuerte golpe me lanzara por los aires, siendo el monstruo que gritaba y gruñía adolorido, agitándose y tratando de sacarse el objeto afilado en su pecho.

Caí fuertemente contra el suelo, observando como el Wendigo se retorcía, rasgándose el pecho, tratando de detener aquel dolor que lo ataba y lo destruía con aquella perturbadora aura, con aquella maldición... Se revolcó, se golpeó y grito hasta dejar que su agonizante lamento se apagara junto con todo su cuerpo, derrumbándose, haciéndose ceniza.

Solté un gran suspiro, sonriendo aun por hallarme con vida, hecho mierda, pero vivo, alejando la tensión de mi cuerpo, estando tan rendido que no sabía si podía volver a estar de pie durante varios días. Escuchaba los gritos de mis amigos, acercándose preocupados. Podía ver a la lejanía como todos corrían rápido, siendo Sonic más veloz pero tardando más tiempo de lo que él lograba, terminando en un trote finalmente delante de mí, exhalando agotado, sorprendido de encontrarme aun de pie, o más bien, tirado en el suelo, consiente.

Sonreí agotado, viendo al resto acercarse, soltando varias risas al ver como Knuckles tropieza y casi besa el suelo. Antes de que todos volvieran a rodearme bañados en angustia y preocupación me levante por mi propia cuenta.


- ¡Estoy bien! ¡Estoy bien!... No me voy a ir en vomito – Les interrumpí antes de saltarme encima y ver que estuviera sano – Solo... Que esto me tomara unas semanas en recuperarme, jajajaja.


- ¡¡Tonto!! – Blaze se lanzó a abrazarme, sintiendo su abrazo asfixiarme a pesar de que sabía que no estaba usando gran fuerza – No... No puedes asustarme de esa manera tantas veces en un día ¿¡Que acaso quieres provocarme un paro cardiaco!?


- Perdona, perdona, Blaze – Le palmee la espalda, acariciando su cabello, calmándola como sabia – Pero ya estoy bien, todos estamos bien...


- Amigo... - Sonic se acercó, posando su mano en mi hombro, viéndome con mucha seriedad – Eso que hiciste... ¡¡FUE ASOMBROSO!! ¡Sabía que eras genial al venir de la ciudad! ¿¡Pero también eres un mago!?


- Es hechicero – Corrigieron Tails y Blaze a la vez.


- Lo que sea ¡Eso fue genial! – Dio un salto con una pirueta aterrizando con un quejido por el esfuerzo – Aytititititi... ¡Súper genial! ¡Me tienes que enseñar!


- Lo haré, no te preocupes – Alce mi pulgar en alto caminando con el resto – Yo... No sé cuánto tiempo pueda durar más tiempo despierto, será mejor regresarme a la mansión ahora.


- Para nada – Protesto Amy, acercándose a mí para darme un golpe con su dedo en mi frente, doliéndome bastante – Iras a descansar en mi refugio y luego podrás irte a la mansión.


- ¡Si! En esas condiciones no podrías estar de pie por mucho tiempo y más si tienes que cuidarte de Mephiles – Comento Blaze, viendo hacia mi preocupada.


- Tienes razón. Creo que será buena idea recuperarme antes – Camine junto con la eriza rosada con ayuda de Blaze, dando pasos lentos y débiles.


- Te cuidaremos. Con mis gemas puede que solo tardes menos de una semana en volver a estar con toda tu capacidad mágica – Comento Knuckles, sacando el resto de cristales que se hacían boronas en su mano - ... U otra cosa.


- Ooww, Knuckles, se rompieron – Dijo Sonic desilusionado.


- No importa... Conseguiré más...


- Se hacer varias pociones de recuperación. Usare algunas junto con alimentos. Así lograras recuperarte – Añadió Tails, siguiendo a nuestro lado.


- Todos ayudaran, tranquilos. Cada uno pondrá su grano de arena – Dijo Amy, guiando el camino – Solo mantengan mi refugio en secreto – Sonrió sacando la lengua, viendo hacia nosotros, juguetona.


Todos prometieron mantener en secreto el lugar, continuando para salir fuera del claro y adentrarnos a lo más espeso del bosque. Entre risas y festejos, todos me ayudaron a ir lentamente por la nieve, sintiendo los ojos pesados al igual que cada parte de mi cuerpo, solo esperaba pegar la cabeza sobre la almohada.


- Hey Amy ¿Y de dónde vino ese enorme monstruo? – Pregunte luego de estar caminando un buen rato – Dijiste que se trataba de un Wendigo de cien personas ¿Qué quiere decir eso?


- Es algo triste, pero... Te mereces saber de dónde provino – Respondió taciturna, alentando más el paso, lanzándole una mirada seria a sus compañeros que respondieron con un cabeceo afirmativo – Hay muchos pueblos además de Roublin en este condado, muchos más pequeños que nosotros que necesitan de ayuda en este clima – Hizo una pausa, deteniéndose junto con todos, viendo a los alrededores al escuchar un sonido perturbando el silencio. Tan rápido se había callado, ignoro aquello y prosiguió – Lamentablemente, ese no fue el caso del pueblo vecino... Todos murieron. Sus cien habitantes, tanto mujeres, ancianos y niños perecieron por el hambre, la codicia y la avaricia – Dijo con amargura, apretando sus puños – Tratamos de ofrecerles ayuda pero...


- Dijeron que podían depender de ellos mismos... Que no necesitaban limosna de nadie – Termino de decir Knuckles, cruzándose de brazos con un ceño molesto en su rostro – Su orgullo los llevo a esto...


- Yo pude ayudar a algunos... pero no pude convencer al resto – Añadió Amy – Es una verdadera lástima, pero si no hubiéramos destruido el monstruo que nació de todas esas muertes, se hubiera comido todo el pueblo también.


- Pero... Hay una cosa que no entiendo... - Dijo Sonic, viendo un punto muerto con un rostro preocupado – Cuando fuimos al pueblo no quedaba nadie... Por ello Knuckles, Tails y yo fuimos al siguiente pueblo más cercano para saber de su paradero y conseguimos...


- Un montón de cadáveres – Dijo Tails cabizbajo. Vi hacia él, preguntándome como lo había tolerado siendo tan joven – Eso quiere decir... Que ese último pueblo al que fuimos, no fue de dónde provino el Wendigo ¿Sino donde fue a alimentar su hambre insaciable?


Amy se detuvo, girando a ver a Sonic y a Tails con un ceño fruncido, mostrando miedo en sus ojos. Ella se llevó la mano hacia su boca, pensando algo antes de volver a dirigir su mirada angustiada hacia ellos.


- ¿Lo dicen enserio?... ¿Ya se había devorado a un pueblo entero? – Pregunto con temor.


- Si... ¿Por qué Amy? ¿Qué quiere decir... Eso?... – Tails por algún motivo comenzó a temblar, ganándose que yo igual me deshiciera en un escalofrió, pasando mi mirada nerviosa donde Amy.


- ... Oh no... - Saco su martillo, dejándolo caer sobre la nieve, provocando que esta se levantara, poniéndonos al resto atento, volviendo a preparar posiciones - ¿Por qué no lo habían dicho antes?...


Me aterre, tomando con fuerza a Blaze, tratando de mantenerme en pie, estando al borde del pánico y de perder la conciencia, envolví nuestro alrededor en un escudo, protegiendo a todos junto conmigo. Blaze me mantuvo apegada a ella con fuerza, viendo a todos lados como hacia el resto, escuchándose lejos un trotar, unas patas aplastando la nieve, aproximándose a nosotros. Yo no soportaba la presión, solo imploraba que nada le pasara a mis amigos, que esto ya acabara.


- ¡Por dios! ¡¡Que termine de una vez!! – Grite exasperado, perturbando el silencio que ínsito al Wendigo, ahora de dos metros, a lanzarse hacia nosotros, soltando un gruñido gutural.


Cerré mis ojos y concentre mi magia en el escudo instintivamente, pero el chillido de dolor de la criatura hizo que volviera mi mirada, encontrándome una escena que me devolvió a mis recientes recuerdos de aquel monstruo...

Rugía molesto, zarandeando el cuerpo del Wendigo con sus garras y dientes, lanzándola lejos contra un árbol, rompiendo el mismo por el impacto. Con su cuerpo deshaciéndose en merma, caminaba con pasos pesados hacia nosotros, relevando sus ojos rojizos, segregando más de su ser por ellos. Desprendió los tendones de su piel para abrir sus fauces llenas de colmillos manchados en un negro alquitrán; apenas dejando revelar su boca para que esta se volviese a ocultar por su piel derritiéndose sobre esta.

Dejando escapar un gimoteo desesperado, acelero su paso, viendo directamente hacia mí, levantando su mano ensangrentada, deshaciéndose por poco con su cuerpo que iba dejando en la nieve.


- Vuel... Ve... Ven... Ven... - Dijo con voz ronca, ahogada con un gruñido – Ven... Por favor...


- ¡¡No!! ¡Déjame! ¡¡DEJAME EN PAZ!! – Retrocedí tropezando, cayendo al suelo, siendo rodeados por mis compañeros - ¡¡ALEJATE!! ¡¡DEJAME!! ¡¡DEJAMEEEH!! – No quería verlo más, quería que desapareciera, quería desaparecer en ese momento. Cubriéndome la cabeza, me ocultaba con mis brazos y piernas quedando en posición fetal, teniendo la cabeza a punto de explotarme del dolor - ¡¡DESAPARECE!!


- Vuelve... Conmigo – Lo escuche decir, dándome por vencido, ya no hallando fuerza para poder hacerle frente.


- ¡Aléjate, Mephiles! – Grito Blaze, refugiándome en sus brazos.


- ¿¡Quién es él!? ¿Qué demonios es? – Grito alguien.


- ¿Qué es lo que quiere? – Dijo esta vez Amy, usando su magia para calmar mi mente, colocando sus manos en mis cienes.


- Silver... - Su voz sonó profunda, llegando a mis oídos tan claro como si estuviera a mi lado. Alce la mirada, viendo a sus ojos manchados en rojo en su esclerótica, mostrando una enorme desesperación en estos, acompañado de una mueca triste empapada de sus lágrimas oscuras – Vuelve conmigo... Ahora...


- ¡¡PUDRETE MALDITO!! ¡¡MUERETE!! ¡¡MUERETE DE UNA VEZ!! ¡¡MALDITO!!


Mis gritos fueron opacados por el gruñido del Wendigo lanzándose a atacar al ente, tumbándolo al suelo, clavando sus colmillos en él, logrando sacarle gritos adoloridos, abriendo su vientre al arrancarle partes de él. Quería gritar al ver esto, las lágrimas salían sin poder evitarlo, estando privado, mudo, pasmado al ver como él era destrozado, masacrado de ese modo.

No sé siquiera cuando o como, solo me di cuenta al ver mi mano alzada, usando mi telequinesis para apartar al monstruo encima de él, dándole así la oportunidad de levantarse.


- ¿¡Silver, que haces!? – Pregunto Blaze, bajándome el brazo al ver lo que había hecho.


El Wendigo se liberó de mi telequinesis, corriendo otra vez donde el erizo oscuro, pero esta vez, su carrera termino al ser empalado por todo su cuerpo en un cristal oscuro que broto de la sustancia que había derramado el ente. Agonizante, el monstruo se agitaba, trataba de liberarse, seguir corriendo para poder alcanzar al ente que estaba a un paso de él, pero termino de ser aniquilado al ser despedazado su cuerpo con los cristales, partiéndolo en varios pedazos hasta solo quedar la calavera de la criatura adornando la punta afilada del cristal. El monstruo dio su último aliento, liberando en este un aura rojiza brillante, revoloteando cerca del cadáver antes de que el ente se acercara, viendo hipnotizado aquello.


- ¡¡No lo toques!! ¡No te atrevas! – Grito Amy furiosa, avanzando para detenerlo.


Muy tarde para ella al ver como el ente absorbió aquella estela hasta su última parte, suspirando pesado, volviendo a reunir todas sus partes desparramadas en el suelo hasta volver a ser uno con él, recuperando su apariencia normal, tomando un mejor aspecto de su ser. Se volvió lentamente, caminando más elegante, deteniéndose frente al escudo que trataba de mantener.


- Hay que volver, Silver – Tendió su mano, viéndome sin expresar alguna emoción – Vámonos...


- ¡¡No dejare que te lo lleves, maldito!! – Grito eufórica Blaze, envolviéndome junto a ella en un aro de fuego.


- Señorita, Blaze. Yo-


- ¡¡ALEJATE MONSTRUO!! – Amy golpeo su martillo contra el suelo, provocando que este se levantara del otro lado bajo el erizo oscuro, golpeándolo sin lograr moverlo - ¿¡Sabes lo que acabaste de tomar!? ¡Esa eran las almas de personas que murieron con un gran sufrimiento! ¿¡Lo entiendes!? ¡¡Eres un monstruo!!


- No las mate... Pero hubiera sido un desperdicio... - Se limpió el rosto al pasar su muñeca, viendo con poco interés a la eriza rosada – Les daré una ceremonia de entierro después, agradeciendo cada alma por darme su última energía vital.


- ¡¡Ese no es el punto!! – Respondió Sonic, alzándose enfurecido en dirección donde Mephiles - ¡¡Lárgate de aquí!! ¡Deja a Silver en paz!


- ¡Si! ¡Déjalo!


- ¡Aléjate, bastardo!


- Prometí que no volverías a hacerle daño... Si tengo que dar mi vida para protegerlo, lo haré – Blaze me sostuvo con más fuerza, sin apartar su mirada del ente.


Mephiles volvió a verme, dejando su rostro estático por un momento, tal vez esperando una respuesta de mi parte, pero solo me mantuve callado, rezando por que hiciera caso a lo que decían mis compañeros. Él mostro sus labios, delineando en estos una leve sonrisa, mostrando un gesto suplicante con ojos melancólicos y amables, acercándose más al escudo.


- Silver... Volvamos, por favor... Estas cansado y débil, te cuidare hasta que te recuperes... Yo te protegeré... - Extendió su mano a la pantalla, estirando sus dedos lentamente, poniendo atenta a Amy que alzo su martillo hacia él – Las cosas volverán a ser como antes... Sera mucho mejor – Su mirada junto a sus palabras me hicieron estremecer... Sabia de lo que era capaz, sabía que lo haría, lo haría sin importar que y no había forma de evitárselo – Silver... - Su garra rasco el escudo, quebrantándolo con facilidad – Yo te am-


- ¡¡CALLATE!!


El escudo fue roto por él y Amy fue la primera en salir a pelear contra él, lanzando consecutivos golpes contra él sin acertar a ninguno, siendo todos esquivados a una increíble velocidad por él. El erizo oscuro tomo la mano de Amy, amenazándola nada más con la mirada, asustándola antes de lanzarla por los aires lejos de él. Sonic siguió, corriendo a toda velocidad usando varias envestidas como ataque, apenas rozando la piel del ente, el cual detuvo sus ataques al tomarlo con sus largas y escurridizas extremidades, lanzándolo contra los árboles, dejándolo aturdido sobre las ramas de estos.

El resto avanzo a detenerlo, pero fueron detenidos rápido, siendo inmovilizados con la sustancia del ente que había esparcido bajo sus pies, lanzándolos lejos de su camino. Dio pasos lentos hacia mí y Blaze, viendo atento a la gatita que aumento el aro de fuego para que no se acercase más.


- ¡Si das un paso más te aniquilare! – Advirtió Blaze, sosteniéndome fuertemente.


- Señorita Blaze... Su magia es muy poderosa, casi tanto como la de Silver... La conozco muy bien – Llevo su mano al fuego, extinguiendo el aro como si hubiera soplado una vela, dejando expuesta a la gatita que empezó a temblar aun manteniéndome en sus brazos – Seria realmente peligroso y podría... "Aniquilarme"... - Se acercó hasta estar delante de nosotros – Pero usted no se encuentra en condiciones para usar más de su exigente magia... - Tomo el brazo de Blaze, separándola de mí, lanzándola a la nieve lejos – No trate de pelear más, no quiero lastimarla.


- ¡¡Aléjate de Silver!! ¡¡No lo toques!!


- Hay que irnos – Mephiles volvió a tenderme la mano, esperando que la tomara.


Aun viéndola, solo esperaba que me dejase donde estaba y no insistiera más, que se diera por vencido. Tan cansado me encontraba que estaba tentado a cerrar los ojos y hacerme el muerto, y que perdiera interés en mí, dejándome tirado en la nieve como otro cadáver y terminase esta agonía que me invadía al tenerlo ante mi pidiéndome que hiciera caso a sus deseos.


- ¿No?... Pronto amanecerá... ¿Quieres que todos se queden atrapados en la maldición? – No respondí, solo agache la mirada – Bien... - Se giró, acercándose a la tendida Blaze, apuntando su mano sobre ella, dejando salir de entre su palma un cristal oscuro – No me hagas hacerlo... Ven conmigo y no lastimare a nadie más.


- Silver... - Blaze vio hacia mí, negando con la cabeza con ojos llenos de miedo.


- ... No quiero... - Dije al fin, moviendo mis manos bajo la nieve, apretándola, deshaciéndose en agua – No quiero...


- No tengo deseos de matarla, Silver, pero no me molestaría tener que deshacerme de ella rápidamente, sería mejor... Ya no tendría que molestarme al saber que ella puede alejarte de mí – El cristal se acercó más al rostro de la gata, deformándose al adquirir una forma más retorcida y amenazadora hacia ella – Harás que sea más sencillo que te tenga para mí solo.


- Silver... ¿Qué? – Blaze estando asustada, no terminaba de comprender lo que estaba diciendo Mephiles, viendo hacia mi desconcertada.


- Déjala... Déjame... ¿¡Por qué haces esto!? ¿¡Por qué no me dejas de una vez!? – Grite frustrado, deseando saber sus enfermas razones antes de aceptar a lo que pedía.


- ... Je... - Asustado, vi su rostro derramando más de esas lágrimas negras, viéndome con una sonrisa débil... Con sus ojos grandes y dulces – Porque te amo... Te amo... Te amo... Te amo - Repitió, cambiando su cara a una más suave, tranquila, hasta tener sus pómulos rojos – Te amo... Tanto... Que no puedo dejarte ir... No lo haré...


- ... Déjala – Me levante, sin poder ver más su rostro o el de ella. Camine como pude hacia él, manteniendo mi mirada en la nieve.


- ¡Silver!... No ¡¡No vayas con él!! ¡Por favor! – La escuche sin poder responder sus suplicas, tomando la mano del ente quien me llevo lejos de ahí, de todos - ¡¡Silver!! – Grito, escuchando su voz desgarrarse – Por favor... ¡Que alguien lo detenga!


Apenas pudiendo poner un pie delante del otro, fui llevado por Mephiles, arrastrándome lejos, jalándome fuerte del brazo para no ver a nadie más, para que no pudiese retroceder, arrepentido de mi decisión...

La luna ya salía tras las nubes del cielo invernal, cubriéndonos con luz y nieve camino al sendero devuelta a la mansión, consolándome tras el abandono de mis amigos, tras mi libertad, tras ser llevado por este muerto obsesionado con mi cariño.

Mi rostro se cubría en escarcha al estar húmedo por mis lágrimas, aun moviéndome tras el frio y el viento que avanzaba a una tormenta. Mephiles en silencio me llevaba tras suyo, acercándonos a la entrada de la mansión, abriendo sus puertas para lanzarme dentro, cayendo al suelo cálido, a punto de dormirme ahí mismo.


- Gracias a dios... Aun sigues con vida – Dijo aliviado, acercándose a mí – Sino hubiera usado todo mi poder y mi concentración para transmitir mi magia hacia ti, no estarías conmigo ahora – Se agacho para cargarme, apegándome fuerte a su pecho.


¿Fue por eso que se encontraba tan demacrado cuando me encontró en el bosque? ¿Podría creerle? No, debía de ser por algo más, esa cosa no tenía corazón suficiente para pensar en alguien que no fuese el mismo.


- Déjame... Suéltame... - Dije débil, forcejeando contra su agarre – Eres un monstruo... Nada será como tú quieres, jamás...


- Tranquilo, mi Silver – Sin poder detenerlo beso mi mejilla, apenas apartándome de él al sentir sus labios tocar mi rostro – Lo será... Solo tienes que dormir y descansar... Cuando despiertes todo estará bien – Paso sus garras por mi melena, acariciándome, siendo cada toque de él tan desagradable que temblé por la molestia – Te daré todo lo que desees, todo lo que has anhelado, todo lo que tu corazón quiera... Mi dulce Silver – Me sostuvo de la nuca, acercándome a sus labios, besándome profundamente, lento, suave, sintiéndose bien a pesar del odio que me daba por su atrevimiento, mareándome, manipulándome con sus labios moviéndose tan dulce contra los míos, cansándome hasta caer dormido en estos, vencido una vez más por él...












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¡¡Hola mis lectores!! =w= aquí un new capitulo de LMDH... tengo varios dibujos para este capitulo pero espero por lo menos delinearlos con un boli (puto boligrafo >:^ ) pero bueno, ya lo publicare todo en su debido momento uwu Por ahora solo espero que disfruten de este capitulo y dejen sus comentarios.

 Los quero!! >3< hasta el siguiente cap! <3 

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