Penitencia marcada

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



 Había llegado la mañana, la luz del sol pasaba atreves del cristal de las ventanas, iluminando el cuarto de un bello dorado. Aún permanecía en cama y no pensaba dejarla durante todo el día. Después de toda la odisea del día anterior, lo menos que podía hacer era recuperar fuerzas y... Dormir...

Estaba totalmente relajado, no había dormido así durante mucho tiempo, tan solo me atrevía a abrir los ojos un poco cada vez que me acomodaba mejor en mi cama antes de decidir dormir un poco más; no me importaba si pasaba días durmiendo, estaba totalmente cómodo, nada podía moverme de ahí.

Era simplemente perfecto, relajante, las sabanas estaban tan suaves, la cobija me abrigaba en totalidad y las almohadas eran tan blanditas en ese punto que solo conseguía acurrucarme más. Estaba tan apacible ahí, que podía sentir como las cobijas acariciaban mi cintura hasta mis piernas...

Espera...

Abrí mis ojos, siendo recibido por una fuerte respiración mañanera en mi cara... Mephiles estaba durmiendo delante de mí, rodeándome con sus brazos, acariciándome lentamente en sueños. Me altere al tenerlo tan cerca, erizándome sin poder exclamar algo, reclamar por su atrevimiento... Pero él no estaba haciendo nada malo, solo... Dormía...

Volví a sentir sus manos por mi cintura, estremeciéndome por la sensación que me daba, tomando sus manos para alejarlas de lo que estaba haciendo. Levante la mirada, observando su rostro tranquilo, apacible, algo que me alegraba de ver ciertamente, animándome en acariciar su mejilla, notando como sonreía y se frotaba por gustarle, volviéndome a rodear con sus brazos, acercándome más a él.


- Me-Mephiles – Puse mis manos en su pecho, empujando para alejarlo, incomodo por cómo se tornaban las cosas – Mephiles, despierta.


- Mmmm – Refunfuño, terminando de pegarme a su pecho, aferrándose fuertemente a mí.


- ¡¡Ah!!... ¡Mephiles! – Regañe, no teniendo fuerza suficiente para separarme, atrapado entre sus brazos – Mmm ¡Mephiles, despierta ya! – Aun con mis gritos, él solo frotaba su cabeza contra la mía, acariciando mis púas de manera suave, logrando relajarme – Mephiles... Ah... Para ya... No quiero, solo... Despierta de una vez – Le pellizque levemente, provocando que gruñera y me apretara con fuerza – ¡Haa! Me asfixias ¡Mmh! – Me contrajo contra su pecho, logrando sentir su pelaje blanco en mi cara - ¡Mephiles! – Le palmee los brazos, aun si conseguir que se despertara de su profundo sueño – Te juro que si estas fingiendo todo esto, te torturare, idiota – Gruñí, sin tener respuesta del ente, solo sus caricias y sus frotes contra mi mejilla - ... Demonios... ¿Desde cuando eres tan lindo?...

Al igual que él, me frote contra su mejilla, sintiéndose confortable sentir como él igual se movía para sentir la mía, escuchando como ronroneaba por ese simple gesto, aquella sensación de estar a gusto. Sonreí, sintiendo mi cara arder, temblando levemente por sentir aun sus manos pasar por mi melena, acariciándome con sus garras, exhalando aliviado por lo bien que se sentía, acurrucándome en su pecho en busca de su calor y más de sus mimos.

Sus caricias se hicieron lentas, casi deteniéndose, sintiendo luego en mi hocico como topaba con algo peludo y suave, dándome cuenta de que la ropa de Mephiles se desintegraba, mostrando su pecho descubierto.


- ¡Aah! ¡Mephiles! ¡Vuelve a cubrirte! – Pedí nervioso, volviendo a intentar separarme de él, sin conseguirlo aun.


Un quejido salió de él, llevando sus manos a mi espalda, pasando en un rose sus garras en esta, rompiendo mi camisa de algodón fácilmente.


- ¡Demonios, Mephiles! ¡Deja de-¡


- Silver... - Musito levemente en un balbuceo, acariciándome la espalda – Eres un algodón de azúcar... - Mostro su boca semi-abierta, dejando escurrir una baba entre sus labios – Prepara unas dos docenas con tu magia por favor~ - Se llevó mi oreja a sus labios, mordiéndola suavemente, ganándose un gemido de mi parte.


- ¡Haaha! – Chille, sintiendo como chupaba mi orejita como si fuese un caramelo, escuchando y sintiendo la vibración de su ronroneo – Mephiles, aaha – No pude evitar gemir mas, acurrucándome más con él, respirando cerca de su pecho, olfateando su olor, escuchando sus latidos.


Ciertamente... Todo esto estaba provocándome una sensación en mi cuerpo, una maldita sensación que anhelaba durante muchos años... Ya no podía evitarla... Se sentía bien de hecho, sobre todo, de esa manera tan gentil...

Trataba de controlarme, mantenerme firme en detener todo esto, pero mi cuerpo... Perdía control de mí, estaba teniendo una erección y mi respiración exaltada cambio a una con jadeos.


- Todos tus postres son deliciosos... Casi como tu... - Murmullo, aun con mi oreja en su boca, mordiéndola levemente con sus dientes, sintiéndose electrizante por lo sutil en como lo hacía – Te adoro mucho... Quiero~ Quero besarte...


- ... Eres un torpe... AH – Mordió con más fuerza, sacándome un gemido más alto, notando como sus manos pasaban ahora por mis hombros, retirándome la camisa sin darse cuenta – Mephiles... ¿Qué demonios haces conmigo?... – Quedando con el pecho descubierto, termine de retirarme aquella rota camisa, abrazándome a Mephiles, sintiendo su pecho contra el mío, tibio, suave, terso... – Aaaha... Mephiles... No debería estar haciendo esto... No debería... - Sin darme cuenta ronroneaba igual, fuerte, rodeando el cuello de Mephiles con mis brazos, estando tan unido con su cuerpo tan cálido, que podría estar todo el día así con él – Ya deberías de despertar... Vamos... - Le palmee la mejilla, no muy fuerte, sin conseguir despertarlo - ... Te gustaría que siguiéramos así ¿Verdad?... – Me detuve, agachando la mirada, volviendo a sus caricias, relajándome tanto que ya no me importaba tener que despertarlo, sumergido en aquella sensación que me brindaba al estar con él de esa manera – Puedes dormir todo lo que quieras... - Le acariciaba sus brazos, pasando mis manos a su torso musculoso, sonrojándome aún más al pasar mis manos por aquellos pectorales y abdominales – Tu harías lo mismo... ¿No? – Susurre, teniendo mi cuerpo tan caliente a ese punto, acercándome a su cuello, besándolo  suavemente con ligeros chupones.


- Silver... - Volví a escuchar como decía mi nombre, ronroneando con más fuerza.


- Te haré todos los postres que quieras, Mephiles... - Respondí, continuando con más besos.


- ... ¿Qué haces?... – Su pregunta me hizo detener en seco, sintiendo como el calor desapareció y en cambio me vino un tormentoso frío, sudando de los nervios por lo que me temía.


La voz de mi conciencia se hacía presente en mi mente, gritando con todas sus fuerzas que detuviera esta locura que había dejado ir demasiado lejos, y tenía razón. ¿¡En qué demonios estaba pensando!? ¿¡Cómo demonios me deje llevar así de fácil!? Ahora estaba expuesto, totalmente expuesto ante aquel ente insaciable. No solo se trataba de mantener aquella vieja promesa, sino también con quien estaba a punto de romperla.


- ¿Silver?... Que... ¿Qué haces sin camisa? – Se separó un poco, observándome con detenimiento - ¿Por qué?... – Abrió mas sus ojos al ver cómo nos encontrábamos abrazados, sonrojándose por completo de un rosa melocotón en todo su rostro, dejando resaltar el brillo de sus jades, nervioso y confuso de lo que sucedía – Silver ¿Qué?... ¿Cómo? – Trague saliva, sintiendo como pasaban todos los colores por mi rostro, temblando y retrocediendo lentamente - ¿Acaso tú?...


- ¡¡Fue tu culpa!! – Interrumpí, jalándole de las orejas de un lado al otro - ¡No parabas de tocarme y de lamer mis orejitas! ¿¡Por qué demonios morderías y ronronearías con mis orejitas en tu boca!? – Regañe, aun estando entre sus brazos - ¡¡Eres un pervertido!! ¡Mira lo que me haces hacer!


- ... Silver... - Se quedó mirándome estupefacto, entrecerrando sus ojos, tratando de acercarme nuevamente a él – No puedo creer lo que escucho – Me sonrió con aquella mirada fanfarrona, enfureciéndome de la vergüenza – Y menos lo que ven mis ojos – Paso su mano por mi mejilla acariciándome suavemente – Solo tenías que decirlo y lo hubiera hecho sin alguna protesta - Se acercó lentamente a mí, casi rosando sus labios cerca de los míos, deteniéndolo con mi mano antes del contacto.


- ¡¡NO!! ¡Para nada es lo que crees! – Lo empuje enojado, logrando finalmente separarme totalmente de él, levantándome de la cama con la cobija envuelta en mi cuerpo - ¡¡Por eso no duermo con sujetos como tú!! ¡Se aprovechan con el más mínimo descuido! – Le lance la almohada que tenía a mi lado, tomando mis cosas para escapar de aquella escena que me perseguiría hasta mi lecho de muerte.


- Jajajaja ¡Espera! ¡Silver! – Escuche sus risotadas, levantándose de la cama para ir tras mío, deteniéndome del brazo para que me girara a verle aun con su pecho descubierto, con aquella sonrisa tonta – Puedo volver a dormirme y continuas desde donde lo dejaste, prometo no despertarme otra vez... Va-vamos... - Pidió con ojos suplicantes, tratando de rodearme con sus brazos.


- ¡Mnh! ¡No! – Aparte sus manos de mí, cerrando mis ojos con fuerza para no caer en la tentación - ¡Fue un momento de debilidad que no se repetirá! – Aclare, llevando mi mirada al suelo – Lo siento pero no puedo, es algo personal...


- No lo fue cuando estaba dormido...


- ¡Eso es porque no parabas de tocarme! – Regañe, erizando todas mis púas a la defensiva – Esto me pasa por darte demasiada confianza – Me cruce de brazos – Si sabes lo que te conviene lo dejaras así – Apreté mis puños, sin desear volver a verle la cara, temeroso de que llegase a contradecir de mis palabras.


- ... Uuh – Me dio un poco de espacio, pasando su mano por su rostro con aire cansado, viéndome con una mirada preocupada, más que todo, impaciente, volviendo a su faceta seria e inexpresiva - ¿Siempre vas a ser así?...


- ¡Si! – Afirme con un ceño molesto, obteniendo de él un agotado suspirar, dándome la espalda para dirigirse a la cama.


- Está bien... De todos modos no quiero que lo hagas si no lo deseas con todas tus fuerzas – Giro a verme con un sonrisa socarrona, pasando a otra más compresiva – Espero que lo hayas disfrutado mientras duro... Vístete para llevarte a comer.


- ¡No!... ¡¡No lo disfrute!! ¡Eres un asqueroso! ¡Pervertido! ¡Cretino! – Le grite, escondiéndome en el baño, chillando de los nervios que cargaba y no revelaba ante aquel estúpido ente - ¡¡Idiota, idiota, idiota, idiota!! ¡¡Eres un idiota, Silver!! – Me regañe, golpeándome las mejillas con bastante fuerza, sintiendo el dolor en estas como si quemara, solo para tratar de opacar el rubor de mi cara - ¡Estúpido! ¡Ah! ¿Cómo se te ocurre? ¿¡Cómo se te ocurre semejante cosa!? – Me tome de mis mechones, cubriéndome la cara mientras me sentaba en el suelo del baño – Ahora lo sabe, no me dejara tranquilo, no dejara de acosarme, nooo – Todo porque...

Me gustaba...


Salí del baño con otras ropas, caminando rectamente hasta estar al costado de Mephiles, el cual se me quedo viendo extrañado por mi comportamiento. Aun sin verle, voltee hacia otro lado, parándome firme, raspándome la garganta antes de hablar.


- No quiero comentarios... Solo has como si no hubiera pasado nada... Por favor – Faltándome la fuerzas y el valor para siquiera verle, le jale de su camisa, esperando que entendiera... Que no estaba enojado con él, sino conmigo.


- De acuerdo... Tan solo espero que comprendas bien lo que deseabas hacer a lo que hiciste – Sosteniéndole de su manga, fui llevado fuera de la habitación hacia los pasillos de la Mansión.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Removía la comida de mi plato, apenas probándola, incapacitado para dar otro bocado más al desayuno ingles que me había servido. Levantaba la mirada para observar discretamente al ente, el cual revisaba las botellas de vinos sobre la mesa, leyendo sus etiquetas, destapándolas para tratar de percibir su olor o de saborearlas con un sorbo, descartando cada una al no poder degustar nada de estas; terminando sus intentos con un aura de frustración, quedando frente a las ventanas, observando el exterior en silencio.

Deje aquel plato de comida, yendo al lado del azabache, pensando algo que decir, lo que fuese para dejar de lado aquel silencio que se apoderaba de nuestra compañía cada vez que alguno de los dos cometía alguna falta hacia el otro... Sobre todo esta vez, que la falta había sido mía.


- ¿A cómo es que sabe el vino? – Pregunto de repente, poniéndome nervioso sin razón alguna.


- ¿E-el vino?... – Me lo pensé un poco, viendo igual hacia el exterior – Amargo... Pero a la vez dulce, como las pasas... Pero también muy fuerte como si fuese lija pasando por tu garganta, ¡Quiero decir! Como... Como picante... La verdad soy muy malo con la bebida, en realidad no bebo mucho por eso, pero me gusta el sabor de algunas...


Él no dijo nada, solo quedo inmóvil, sin alejar su vista de afuera, dejándome desconcertado por si le hubiese gustado mi idea sobre aquella bebida rojiza.


- ¿No recuerdas como sabe el vino?... O... ¿Jamás lo has probado?


- Simplemente, tengo un fuerte impulso de beberlo... Sin razón alguna, sin saber cómo puede saber, si me llegue a gustar o no, sin importar su calidad o si es lo suficientemente añejo – Respondió, mostrando un ceño de frustración.


- ... Tú deseas... ¿Qué prepare algo de vino? – Pregunte tímidamente, viendo atento su rostro.


- No lo sé. De todos modos me gustara porque está hecho de tu magia – Dijo en un tono triste, volteando a verme – Ahora me pregunto si habrá algo que prepares que no sea de mi agrado.


Aquellas dudas e interrogantes que tenía el ente me las pasaba a mi cual enfermedad, dudando si llegase a ser cierto lo que decía, preguntándome si intentar que probara algo mal hecho por mí.


- No sé si quieras intentarlo... Pero podría intentar hacerte un mal platillo para comprobar – Sonreí nervioso, escuchando un monosílabo de él como si le fuese interesante la propuesta.


- Tal vez... - Sonrió débilmente, apenas delineándose la comisura de sus labios, siendo ocultada de inmediato por su piel pálida – Pero no nos tomemos tanto tiempo, hay que prepararnos para la noche...

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Al estar en los cimientos de los alimentos de la mansión, recogía lo más básico para prepararle algo a Mephiles, pero no pude evitar ir hacia los cultivos de viñedo que se mantenían ocultos entre aquel enorme campo de siembra, recogiendo varios racimos, guardándolos en una canasta aparte, volviendo con Mephiles en un son alegre, teniendo su mirada sobre mí y por saber lo que me disponía hacer.

Escuche sus quejas y sus negaciones ante lo que pensaba hacer, siendo ignoradas todas por mí, pues cuando algo se me metía en la cabeza, difícilmente salía.

Ya en la cocina encontré varios libros y elementos para preparar un vino. Con la suerte y magia que tenía aquella mansión, la cocina disponía de todo de la A a la Z, siendo espaciosa y con un alto contenido de materiales, ingredientes, especias y fogones necesarios para hacer la bebida. Sin embargo no debía estar todo el día en ello, ya que me disponía igual a preparar un "Asqueroso platillo" para Mephiles, esperando aclarar esa duda de nuestra mente.


- ¿Acaso sabes cómo hacer vino? – Me pregunto fastidiado, observándome mientras arreglaba todo para cocinar.


- No, pero este libro si – Sonreí, mostrándole un libro en mano a mi compañero, respondiendo con un gruñido apático – No seas un amargado, o terminaras de amargar mi bebida más de lo que debería.


- No necesito que hagas vino por mí, no te pedí que hicieras eso.


- ¡Jum! ¿Y que si lo hago para mí? Literalmente tengo todo a la mano, y no hay mejor tiempo que el ahora – Tome las uvas, y una a una empecé a separarlas, lavándolas para ir dejándolas en un enorme cubo – Puede que no sea bueno tomando, pero eso no quiere decir que no me guste el vino.


- ... Ah... Como digas... Llámame si necesitas mi ayuda - Se alejó, tomando unos libros para chequearlo uno por uno, mientras continuaba con lo mío.


No sabía cuánto tiempo me había tomado y cuanto me faltaba para terminar.


- Ehhg. Es más desagradable de lo que muestran los dibujos – Iba aplastando las uvas con mis manos, usando un hechizo de presión para no tener que utilizar mis pies como mostraba el libro – Mis manos dejaran de ser blancas durante un tiempo, pero vale la pena...


Tan solo, era una manera de sacar mi mente de lo que había hecho en mi propia cama. Sin importar que fuese a hacer, ni cuanto tomase de mí, era la mejor manera de mantenerme distraído de aquella sensación que rechazaba, como el fuerte impulso de retirar la mano del fuego.


- ¡Mephiles! ¡Ayúdame a colar todo este mosto! – Llame, siendo asistido de inmediato por el azabache, usando sus manos para exprimir toda aquella pulpa, pero sus manos terminaron atravesando el filtro como si estas fueran más líquido que solido - ¡Cuidado! No vayas a arruinar el vino – Regañe, pero el ente inmediatamente retiro sus manos, usando su magia para terminar de exprimir y colar todo – ¡Ja! Claro, has trampa.


- No hago trampa, solo compenso el hecho de no ser del todo homogéneo – Se excusó, levantando los hombros sin culpa alguna.


Me preguntaba una y otra vez el por qué hacía eso, por qué tenía que persistir con aquel juramento que había tomado hace siete años. Estaba atrapado por una posible eternidad, podría morir en cualquier momento con los peligros de esta mansión embrujada, ¿Realmente valía la pena?


- ¡Si! Con esta levadura queda mejor – Luego de varias pruebas, había escogido la levadura perfecta para el vino, añadiéndolo a la barrica de acero donde contenía el resultado de todas las uvas estrujadas


"¡Claro que lo valía!" Me decía, ciego pero determinado a cumplir con alejarme de aquel pecado que una vez cometí. No lo volvería hacer mientras permaneciera con vida...


- ¡Bien! Ya está – Deje el fogón a una temperatura de 30° manteniendo la barrica sellada hasta el día siguiente donde lo drenaría para que el vino se airease – Dentro de diez días estará listo, luego solo habrá que esperar un par de meses, de seguro a tiempo para cuando terminemos de romper esta tonta maldición.


- Oow... Entonces espero que hagas mucho más para lo que resta – Dijo con la vista clavada en el libro que le presto el señor Bean la noche anterior.


- ¡Oh, no seas tan pesimista! – Me acerque donde estaba sentado, golpeando el libro sobre la mesa para que centrara su vista en mi – Ese vino será para celebrar ¡Solo se positivo como siempre!


- Ah, es lindo verlo en ti, pero creo que perdí esa positividad esta mañana al ver tu poca devoción hacia lo nuestro – Resoplo, apoyando su barbilla sobre su puño, viéndome decaído.


- Por favor, te dije que hicieras como si no hubiera pasado – Me queje, recostándome sobre la mesa.


- Hacer que no paso me haría sentir peor de cómo me siento ahora – Inclino su cabeza para volver a su lectura, dejándome de lado nuevamente.


Como si tratara de hacerme sentir culpa, mostré amargura en mi rostro, girándome otra vez a la cocina para preparar algo de comer tanto para mí como para Mephiles. Por supuesto, haría su comida totalmente espantoso...


- ¡Buen provecho! – Lo distraje, deslizando su platillo frente a él. Un guiso de tomates con verduras casi quemado, acompañado con unos espárragos mal lavados y cortados, como el resto de ingredientes que contenía la comida. Obviamente este era un platillo a parte que había hecho solo para él, lo mío era lo mismo pero mejor preparado – No tengas miedo. Aun si está muy malo, no morirás por comértelo, jajaja – Burle, llevándome una cuchara con comida a mi boca, emitiendo un sonido de satisfacción por lo bueno que me quedo.


- Ja, ja, ja, muy gracioso. No te ganaras un premio por mejor cocinero si no por mejor comediante – Sin esperar más, tomo una cucharilla dando un probado del platillo, mostrando seguido desagrado en su rostro, escupiendo hacia otro lado la comida - ¡¡Ah!! ¡Es asqueroso! ¡Repulsivo!


- ¡Jajajajajajajaja! ¿Enserio? Bueno, problema resuelto – Aplaudí, observando como el pobre ente se limpiaba su lengua con su brazo – Solo por curiosidad... ¿A que sabía?


- ¿Por qué? ¿No lo preparaste tú?


- Sí, pero impregne el sabor como si fuese un buen platillo, no como la porquería que hice, jajaja ¿Cómo sabe?


- Es como si quisieras juntar vinagre con fresas o... Pan con tierra, Ugh, en finalidad, es asquerosamente desequilibrado, no hace armonía con tu magia si no la preparas bien – Aparto el platillo, sacudiéndose la ropa, viéndome de reojo en espera de algo – Y... ¿No habrás apartado otro platillo? Quiero decir... Uno bueno...


- Jajaja, ya sería muy malo si no lo hubiera hecho – Me levante, entregándole otro platillo guardado en su campana metálica, revelándolo para destapar el vapor de la comida con su aroma.


- Muchas gracias – En silencio, comió su comida, moviéndose de un lado al otro por lo contento, terminándose el platillo más rápido que yo – Estuvo bastante bueno, Silver... - Se levantó, acercándose junto con su plato para retirar el mío, llevándolo al fregadero.


- No hay de que... - Suspire agotado, recostándome de la mesa, observando como Mephiles se sentaba a mi lado.


- Bueno, Silver... Sé que el transcurso del día ha sido tan agitado como anoche, pero... Quiero que me cuentes qué fue lo que vistes cuando pasaste al plano astral con el señor Bean...


- Oh... Claro... - Se me había pasado por alto, casi olvidando el por qué me había resguardado de contárselo, simplemente no sabía cómo decírselo sin hacer que se sintiera... Mal. Tenía que hacerlo de un modo u otro – Lo primero que trate de buscar fue a tus padres... Pero no los logre ver...


Con todo y detalle, había puesto a Mephiles al tanto de lo que ocurrió la noche anterior, sin excluir hasta el más ambiguo detalle, incluso, la parte donde los espíritus habían admitido haberlo quemado en la hoguera. Podía ver, aun sin sus labios, como la noticia le había golpeado, mostrando lo muy triste y desconcertado que estaba en sus ojos, volviéndose muy oscuros estos.


- Por eso no tenías muchas ganas de contármelo anoche ¿No es así?


- Si... - Él agacho su cabeza, levantándose del asiento para volver donde estaba su libro, callando con un aire triste. Chasquee mis dientes, fastidiado de verlo así – Oye, no te lo conté para que te deprimieras – Dije caminando hacia donde estaba, sentándome a su lado – Sino para que reaccionaras – Golpee mi sien con mi dedo índice, viéndole con seriedad - ¿Qué no lo ves? Lo último que contaron es totalmente falso. Ellos no quemaron a nadie, es un recuerdo alterado por la maldición.


- ¿De verdad lo crees? – Pregunto un poco animado, aun con sus orejitas gachas.


- Por supuesto. Además de que hay una inconcluensia en su historia – Añadí, cruzándome de brazos – Hay alguien que falta en su historia. Tu hermano, Mephiles.


- ¿Mi hermano? ¿Tenía un hermano? – Pregunto incrédulo, viéndome impresionado.


- Pero... ¡Por supuesto que lo tienes! Digo, Lo tenías... ¿Qué no recuerdas el libro de la historia de la magia? – Dije molesto viéndolo con algo de decepción – Ahí claramente se mostraba como tu padre le pedía a tu hermano levantar una tienda para ti y tu madre.


- Es cierto... Pero eso no quiere decir que sea mi hermano sanguíneo – Comento, pensando muy bien en lo que había dicho – Si mal no recuerdo, siempre se le tenía que asignar a un mago o hechicero líder, un joven discípulo huérfano, para que este fuera instruido a que fuese un mago ejemplar... Pero eso era en tiempos antaño, entonces tenías que nombrarlos como a tus hijos... Además, no podríamos afirmar que ese chico fuese mi hermano, en el escrito no se muestra su rostro, tan solo el de mi padre y el de mi madre.


Me quede callado durante un rato, pensando en más profundidad todos los datos que teníamos, tratando de encajar el rompecabezas, provocándome una fuerte migraña en el intento. Empecé a mover ansiosamente mi pierna, molesto por no haber conseguido la suficiente información para poder descartar aunque fuese una duda, pero solo conseguíamos más incógnitas al conseguir una respuesta.


- ¡Esto es frustrante! – Dije eufórico, tomándome de mis mechones - Enserio ¿Cuándo lograremos avanzar en esto? – Gruñí, viéndolo ahora con una cara berrinchuda.


- La paciencia es una virtud – Comento tratando de guardar la calma.


Pasando las páginas del libro, observaba con una mirada serena los símbolos y los dibujos en esta, trayendo mí atención más rápido de lo que creí. Me acerque más, notando que había una hermosa pintura folclórica sobre una bella ave de las praderas, reconociéndola inmediatamente.


- ¡Hey! Es la mujer con la que hable ¿Cuántos años habrá tenido antes de morir? - Dije, viendo lo muy hermosamente que estaba representada.


- Según los datos del capítulo, tenía 144 años antes de fallecer – Menciono Mephiles, viéndome para percatarse de mi reacción de impresión – No lo parece ¿Verdad?


- Bueno... Tú tendrías 300 años o más... Digo, parecieras nada más un poco mayor que yo, como de 23 o 24


- 29


- Oh... ¿Enserio?... ¿Tenías esa edad antes de morir? – Pregunte curioso.


- Supongo... Solo hice cálculos según con la edad que tiene el pueblo y la leyenda... - Comento, pasando las páginas del libro. Por primera vez lo veía leer de manera tan detenida.


- ... Entonces... Moriste en fechas cercanas al suceso de la leyenda... ¿Qué habrá pasado realmente en ese día? – Dije para mí mismo, leyendo las páginas junto a Mephiles en silencio.


- Bien... ¿Quieres volver a la habitación?... – Cerró el libro, levantándose del asiento - ¿O quieres venir conmigo a la biblioteca?


- Me gustaría volver a mi cuarto, gracias – Me levante, caminando de su lado hacia los pasillos.


Tomando puerta por puerta, desviándonos una y otra vez de los caminos, íbamos a paso lento por la mansión, revisando quisquillosamente cada sitio en el que entrabamos.


- Silver... - Dijo con una voz suave y tranquila, girándose a verme con ojos curioso - ¿Puedo hacerte una pregunta... Personal?


Sentí como los nervios vinieron a parar en mí nuevamente, temiendo lo que fuese a preguntar. Busque rápidamente la compostura, tratando de evitar sentirme avergonzado o extraño al ser otra vez interrogado.


- Emm... Depende, depende – Conteste, tratando de ocultar mi rostro, mirando hacia otro lado, haciéndome el tonto.


- ¿Cómo era tu madre cuando eras pequeño? – Pregunto, dejándome desconcertado la pregunta, pues no lo esperaba.


- ¿Eh? ¿Qué cómo era mi madre conmigo? – Devolví la pregunta, recibiendo su afirmación con un rápido cabeceo, notando lo muy interesado que estaba por saberlo – Pues... Como cualquier madre ¿No? Sobre protectora, estricta, muy seria... Jajaja, siempre me ponía a estudiar cada vez que me escapaba para jugar en el pateo, aun habiendo terminado la tarea; supongo que por estar preocupada todo el tiempo que el sol llegase a lastimarme la piel – Decía mientras iba recordando con algo de añoranza mis momentos de la infancia, caminando con arrítmicos pasos al lado de Mephiles – Siempre me cocinaba un buen estofado si sacaba la más alta calificación de la clase...


- ¿Y qué es lo más tierno o bonito que recuerdas de ella?


- ...


Me quede callado. No es como si tratase de buscar entre tantos recuerdos, recordaba todo con mucha claridad, pero no me sentía seguro al revelar ese momento.

Lo observe, notando como resguardaba emoción al escuchar mi respuesta, teniendo que buscar manera de sonar sin preocupaciones.


- ¿Por qué?... Digo ¿Por qué lo preguntas?


- Solo es por mera curiosidad... - Alzo la mirada pensativo, llevándose el dedo índice a su barbilla - Dicen que el trato de los padres en la niñez marca como serán de adultos... Recuerdo muy poco de mis padres... Pero recuerdo más que a todo a mi madre... Quisiera saber, si recibí el mismo trato que pudo recibir alguien tan bueno como tú – Me miro a los ojos con un semblante amable, esperando una respuesta de mí, pero solo provoco un retorcijón en mi estómago...


- Supongo que fue el día en que me gradué de mi academia... Con las más altas y perfectas notas del estado...


- ... ¿Eso es todo? – Dijo extrañado, insatisfecho con mi respuesta.


- No me gusta recordar ese día... - Musite, llevando mi mirada hacia el suelo, casi deteniendo mi paso. Aun así, para no dejarlo con la duda, tome aire y suspire con cansancio, viéndole directo a los ojos, volviendo a caminar – Cuando me estaban dando mi diploma frente a toda mi familia, amigos, compañeros y futuros jefes, me habían seleccionado para dar un discurso. Mi madre ya me había preparado uno especialmente, pero lo descarte, ya que había decidido preparar uno especialmente para ella... Cuando empecé a hablar sentía como un nudo en mi garganta se iba formando, trate de no llorar frente a todos, pero al ver a mi madre llevándose las manos a su boca con ojos llorosos no pude evitar dejar escapar una lagrima mientras me decía a mí mismo: "Dios santo ¿Tan malo soy que hice llorar a mi madre o es acaso algo emotivo?" Preferí pensar que era eso último... Nada más ese momento, tan corto, fue el momento más tierno que recuerdo...


- ¿Qué paso?... – Pregunto, sabiendo que faltaba algo, algo que me amargaba la manera de hablar.


- ... Al bajar de la tarima, mi madre me tomo del brazo fuertemente, llevándome a una habitación, para regañarme e insultarme por no haber leído su discurso preparado, diciéndome lo muy decepcionada que estaba de mí.


Note como Mephiles mostro disgusto al enterarse de eso, teniéndole que sonreír algo antipático para que cambiara de cara.


- Al parecer, el discurso que había preparado era una propaganda para la academia y la empresa a la que iba a trabajar, así entonces ganarme un puesto en sus instalaciones y más honores de los que ya tenía en la academia... Al final rechazaron mi petición para el empleo y no obtuve los susodichos honores... Mi madre no volvió a tratarme del mismo modo... - Termine diciendo, sintiendo el horrible desagrado que quedaba al contar esa historia.


El silencio fue esta vez tranquilizador para mí, no quería escuchar más preguntas, pero ahora, era yo el que las tenía, viendo persuasivamente a Mephiles, que no opino ni comento, caminando en silencio a mi lado, viendo habitación en habitación para llegar a la mía.


- ¿Y bien? – Dije cortante, esperando que volviera hablarme - ¿Sigo siendo una buena persona? – Dije con sarcasmo, viéndolo atentamente.


- Claro que lo eres... – Respondió un poco molesto, sin mirarme, solo llevando su mirada a otro lado - Quería saber si... Fuiste querido... Eso es todo – Dijo forzadamente.


- ¡Por supuesto que lo fui! todo niño es querido por su madre... - Hice una pausa, mirándolo ahora con dudas - ¿Qué acaso tu no?


- ¿Qué? ¡Si!... Así fue, Jajaja... - Con una sonrisa cálida respondió, ralentizando su caminar– Me molestaba casi todo el tiempo con ella porque me mimaba mucho, no paraba de avergonzarme cada día al ir a la escuela, besándome con sus labios carmesí, pintándome toda la cara y burlándose por no poder limpiarme su labial... O las veces que me curaba las heridas y mis manos rotas por excederme en la magia o en algún deporte, dándome un beso en la frente y diciéndome que todo iba a estar bien... - Decía con una sonrisa melancólica recordando el pasado, consiguiendo finalmente acertar de entre varias de las habitaciones, adentrándonos en mi cuarto, aun estando atento a lo que me contaba - El momento más querido con mi madre fue una noche donde me había perdido en el bosque, porque había peleado con unos chicos y ella me encontró, acurrucándome entre sus brazos, cantándome una canción de cuna, usando su magia para iluminar el bosque con flamas verdes y rojas... Fue una magia muy hermosa...


Baje la mirada, tratando de ocultar mi rostro ante Mephiles, no deseando ser grosero o irrespetuoso, pero no quería decir nada más. Había recordado lo poco que me gustaba hablar sobre mi madre; no quería odiarla, pero me hacía sentir que todos tenían lo que yo no, lo cual negaba a pesar de que jamás tuve ese tipo de afecto con esa mujer.

Camine hacia mi cama y tome un libro al azar, esperando no hablar de más nada, prosiguiendo con mis estudios con aquel libro y terminándolo tan rápido como me había sentado.


- ¿Silver? ¿Qué pasa? – Escuche como se acercó a mí, conociendo tan bien cuando algo andaba mal conmigo - ¿Dije algo malo?


El arrepentimiento de haber preguntado, de haber escuchado, me mordisqueaba en las entrañas, dejando igual mis comentarios y opiniones fuera del tema. Siempre fue así, con todos los demás... Nunca tuve esa oportunidad.

Lo mire desinteresado, no queriendo conversar más con él. Lo ignore, tomando otro libro para ver de qué trataba.


- Perdona que haya tenido que tocar esa vieja llaga... - Murmuro, pero aun así no le preste mucha atención – Solo que... He notado que eres muy afectivo a pesar de que siempre tratas de limitarte a ti mismo – Al decir eso me hizo mirarlo con molestia, notando como él se asustó un poco, retrocediendo.


- ¿A qué te refieres? – Pregunte un poco harto.


- Tu... Has tenido que buscar antes algo de atención de alguien más ¿No es así?


Al escucharlo, creí haber entendido mal sus palabras, pensé incluso que había logrado ver en mi mente, pero ya sabía que no era así; no lograba entender cómo es que sabía eso. Sin poder ocultarlo, mostré sorpresa en mi mirar, viéndolo aún más atento.


- Silver, está bien sentirse necesitado. Sé que tu madre te amo y te sigue amando, pero el corazón de uno necesita ser llenado con mucha más atención y cariño – Se sentó en la cama junto a mí, viéndome con esos ojos tan brillantes, similares a dos piedras preciosas – Hoy lo pude comprobar... No de la mejor forma... Pero está bien sentirse de esa manera, no hay nada de malo en buscar ese cariño en alguien más – Continuo diciendo, colocando su mano en mi mejilla, acariciándome suavemente.


Realmente tenía razón, este ser era más listo que yo. No pude siquiera rechazar sus caricias, dejándole tocarme como si fuese un animalito buscando cariño, pues eso era, ¿No? Le mire apenado que supiese otro secreto tan profundo de mí, retirándole la mano mientras mostraba una sonrisa condescendiente.


- Así es, tienes razón... Pero me prometí a mí mismo que no trataría de buscarlo, ni de pedirlo, este tiene que llegar directo del corazón de alguien más... De ningún otro lado – Añadí, sonrojándome un poco por ese momento tan íntimo para mí, teniendo que agachar la cabeza para ocultar el rubor.

- Lo comprendo... - Suspiro, peinando los mechones que cubrían mis ojos – Y te prometo que te haré saber que esa atención y cariño viene desde lo más profundo de mi corazón.

Termino de decir, deteniéndose un momento para verme, tomándome del mentón para acercarse y plantarme un beso en la frente, provocando un fuerte color rojo en todo mi rostro al igual que en mis orejitas, sintiendo en mi garganta un grito ahogado que trataba de no salir, activando un mecanismo que provocaba mostrar una pequeñas lágrimas en mis ojos.

¿¡Cómo diablos lograba siempre provocarme eso!?


- No temas al recibir de mi afecto... Seré gentil - Dicho eso, se giró, encantando su enorme libro para hacerlo flotar hasta él, tomándolo con ambas manos – Tengo algo que buscar, no tardare ¿Esta bien? – Con una sonrisa coqueta, me aviso, no logrando responderle con mis palabras, teniendo que asentir nada más por mi falta de habla, estando choqueado aun por ese momento tan penoso. Él asintió, caminando hacia la salida, dejándome nuevamente ese sentimiento tan raro en mí.


- Ma... ¡Maldición! – Grite impotente, tumbándome en la cama para revolcarme y agitarme en esta - ¿¡Qué demonios tratas de hacerle a mi cabeza!? ¡Tu!... ¡Ah!


Era patético. Como él a pesar de ser cauteloso tomaba el control apenas tuviese la oportunidad y yo tan solo dejo que lo tome ¡Se lo permito! ¿¡Qué clase de conversación fue esa y por qué termino con ese beso en mi cara!? Era demasiado para procesar, necesitaba centrarme y despejar mi mente.

Tome unas ropas limpias y me dirigí al baño, y apenas comencé a lavar mi cuerpo, sentí como toda la maraña en mi cabeza se iba deshaciendo, pensando con más tranquilidad esa situación, al igual que muchas con las que me sometía al estar cerca de ese sujeto; que a pesar de su simpatía y su entendimiento amplio a mis problemas emocionales, no terminaba de retirar mis inseguridades.

Tal vez solo necesitaba abrirme más con él y todo lo demás sería más sencillo de tratar. Pero siempre que pasaba atreves de mi guardia, era agotándome mentalmente con cosas emocionales... Tal vez solo fingía para poder llegar a mí... Para tenerme... ¿Tan mal me quiere?


Hundí mi cuerpo en el agua hasta el cuello, tratando de relajarme con el calor del baño, respirando profundo para aguantar la fuerte frustración en mi ser, una frustración contenida durante muchos años, resguardado en una fuerte caja donde la custodiaba mi dignidad, fuertemente reforzada luego de haber sido rota tantas veces que no lo lograba reconocer, pero que permanecía ahí, esperando que aguantara cualquier otro daño a mi moral.

Estaba consiguiendo relajarme, demasiado... No era realmente época de apareamiento, pero nunca había conseguido sentirme así en ninguna época del año durante mucho tiempo... Esto me sacaba de quicio... ¿Por qué demonios ahora? ¿Por qué después del día que había tenido? No se supone que tenga que ponerme así al ser acosado por un ente, un ser que no estaba ni muerto ni vivo.

Entonces... ¿Qué clase de hechizo estaba usando en mí para lograr convencer a mi cuerpo de esto?

Deseaba satisfacer esa pequeña parte de mí sin muchos ánimos, tan solo para deshacerme de esos deseos inapropiados. Así me dispuse a levantar mi órgano, masajeándolo, logrando una decente erección, continuando para llegar al clímax lo más rápido posible, el problema era que no había una razón para alcanzar ese punto, tan solo una...

Maldecía entre dientes, imaginando escuchar la voz de Mephiles hablándome, diciéndome esas palabras dichas en la cama, esas palabras que habían logrado convencerme por poco, convenciendo a mi excitación en alcanzar el orgasmo con tan solo eso, logrando sin mucho esfuerzo correrme, llegando a repudiar fácilmente lo que había hecho.


- Maldito bicho... Como si no tuviese suficiente al estar atrapado aquí... - Murmure, terminando de lavarme.


- Oh, pero como lo disfrutas – De golpe, me oculte en el agua al escuchar esa voz. Me había colorado todo, no sabía ni en qué momento se había metido al baño.


- ¿¡Mephiles!? ¿¡Qué demonios haces aquí!? – Furioso, busque a mí alrededor, no logrando visualizar al ente en ningún lado, haciéndome dudar de lo que había escuchado - ¿Quién anda ahí?


- ¿Ya me olvidaste tan rápido? – Ahora era mi voz la que escuchaba. Sin tardar un segundo más en analizarlo, supe de quien se trataba, poniéndome en alerta a pesar de mi vergonzosa situación – Y yo que pensé que me echabas de menos...


- ¡Monstruo! – Grite molesto, usando mi magia para lograr traer mi ropa limpia hacia mí, vaciando el agua de la tina y seguido, usando un hechizo de traspaso para lograr vestirme inmediatamente, todo eso en cuestión de segundos, todo para estar preparado ante aquel ser del espejo – Creí haberte dicho que me dejaras en paz.


- Oh, así fue... - Escuche unos golpes de vidrio sobre mí, notando que él espejo estaba sobre mi cabeza – Pero ha sido divertido asimilar tu hechizo – Bajo de arriba, posándose ante mí, mostrándose mi reflejo, hablando como si fuese otra persona.


- ¿¡Que acaso lograste deshacer mi hechizo!? – Algo intimidado pregunte, pero sin mostrar señas de miedo - ¿O es que acaso necesito usar uno más fuerte?


- Para nada, no creo que sea necesario – Respondió mi reflejo, deformándose como un cristal roto, mostrando por un segundo la forma de aquel monstruo que se hacía llamar Mephiles – Lamentablemente no he logrado deshacer tu hechizo, solo lo estoy usando para mi bien...


- ¿Cómo? ¿Acaso tomas energía de este? – Pregunte, saliendo de la tina, tomando distancia del espejo.


- Por ahora digamos que es eso... Para no hacer las cosas más incomodas de lo que son ahora – Dijo, retorciéndose mi reflejo un poco más que antes – Tan solo quería saludar a mi persona favorita en el mundo y contarle un par de cosas que he logrado conseguir para ti...


- ¿Para mí? No debe ser nada bueno – Supuse, viéndole con desagrado - ¿Por qué harías algo por mí?


- Por qué me has hechizado, claro está... - Dijo de manera de coqueteo, viéndome con ojos seductores, logrando romper mi concentración, recordándome que hace pocos minutos había hecho algo indebido y estuvo viéndome en todo mi esplendor – Y además de que tú también estas atrapado aquí... - Añadió, sonriendo carismáticamente.


- ¿A-a que te refieres?


- Silver... Tu estas atrapado igual que yo ¿Recuerdas? Quiero tanto mi libertar al igual que tú, por eso es mejor cuidarnos las espaldas – Desde el espejo saco un libro pequeño, logrando sacarlo a través del cristal, ofreciéndomelo. Inseguro, lo tome con mi magia, haciéndolo flotar a una distancia segura de mi – Dentro encontraras datos de suma importancia para que el tonto de tu Mephiles consiga recordar algo.


Aun sin entender del todo, ojee el libro, viendo muy poco confiado al ser del espejo, notando su sonrisa particularmente ansiosa por mi respuesta.


Trate de pensar en que tramaba el oscuro ser, pero simplemente no conseguía la razón, teniendo que hablar luego con Mephiles sobre esta situación.


- ¿Por qué me ayudarías a salir de aquí? Por lo que sé, a ti te vale un comino si me quedo aquí por toda la eternidad. Te gustaría verme atrapado contigo desde ese lado.


- Tienes razón... Pero preferiría un millón de veces más estar contigo afuera – La idea solo me hizo asquear, viendo mi reflejo con molestia – No necesito que lo entiendas ahora, tan solo quiero demostrarte que hay más de un modo de salir de aquí... - Dijo, alejándose un poco, flotando por el espacio dentro del baño.


- ¿Si? ¿Además de matar personas? – Dije sarcásticamente, sin creer en sus palabras.


- ¡Así es! – Respondió con una sonrisa bastante alegre, casi idéntica a la mía, pero siendo opacada con su mirada siniestra – Por ahora solo quiero enmendar las cosas entre tú y yo y tratar de conseguir nuestros objetivos – Dijo con un tono egocéntrico y fingido en su tono de voz, acercándose nuevamente a mí con una sonrisa risueña y tímida, tendiéndome la mano sin lograr atravesar el espejo.


- ... Preferiblemente muerto antes de tratar con alguien como tú – Respondí irritado de verlo actuar de esa manera usando mi forma - ¡Y deja de tomar mi reflejo! Prefiero verte como el monstruo que eres – Eso último lo hizo mirarme como si dijese algo irónico, sonriéndome de oreja a oreja con una mirada siniestra.


- Como desees... - Dijo, cambiando a su forma, mostrándome una sonrisa retorcida – Entonces... ¿Tregua?


- Lo será una vez confirme todo esto con Mephiles – Conteste, acercándome a la salida.


- Conociéndome, te dirá que si – Comento con un tono de gracia en su voz – Así que te veré luego, mi dulce Silver...


- ¡No me llames así!... – Regañe, pero sin darme cuenta ya el espejo se había ido.


Ahora totalmente solo, deseaba la compañía del otro, pues a pesar de permanecer fuerte, tenía miedo de lo que pudiese suceder de ahora en adelante.


Salí del baño y me encontré al mismo tiempo entrando a la habitación con Mephiles, notando que llevaba otro libro consigo. Sin rodeos, le conté lo que había pasado en su ausencia, contándole todo, exceptuando la parte vergonzosa, preocupado más en saber qué decisión tomaríamos al respecto.


- Es demasiado raro, sobre todo viniendo de él - Comento, rascándose el mentón - ¿No dijo nada más? ¿No dijo cuándo volvería a verte?


- No, solo... Desapareció sin decir más – Afirme, cruzándome de brazos, angustiado de saber que no importaba donde estuviese, esa cosa podría aparecer en cualquier momento - ¿No tienes idea de lo que planea?


- De seguro cosas malas, pero... No es normal de él. Quiero decir, nunca ha habido visitantes en la mansión antes, pero no pareciera un tipo que le atrajese alguien tan bueno como tú – Dijo, caminando de un lado a otro, meditando, tratando de buscar alguna solución que pudiese tranquilizarme - ¿Qué piensas tú?


- Creo que solo trata de manipularme... - Dije, viendo con algo de sospecha a Mephiles, dudando al igual de él, sin mostrar mucho lo que pensaba - ¿Crees que sería arriesgado si trato de seguirle el juego?


- Te sugiero que te alejes de él. Si crees que no soy estable ese tipo te llegara a trastornar – Respondió bruscamente, viéndome con seriedad.


- Pero ¿Y si él realmente conoce una salida? No podemos perder esta oportunidad


- ¡Él no es seguro! ¡No quiero que tu vida corra más peligro de lo que ya ha estado! – Regaño, intimidándome el tono de voz que tomaba contra mí como si fuera mi padre. Titubee un poco en contestarle, reafirmando mi posición.


- ¡Esto no se trata nada más de mi vida ahora! ¡Es la de todos! – Alce mi voz, viéndolo desafiante, haciéndolo callar de inmediato, logrando suavizar su rostro – Si yo termine cayendo en la maldición, cualquiera puede caer en esta. Y no me quiero imaginar si de alguna manera la maldición se llega a esparcir en el pueblo – Trate de calmarme, bajando mi tono. Mire a Mephiles, buscando su comprensión y confianza – Escucha, si él quiere jugar a ser mi compinche, está bien, se lo permitiré, pero no dejare que me convenza de nada extraño, si no es seguro y sospecho de algo, lo consultare inmediatamente contigo ¿De acuerdo? Solo ten más confianza en mí.


- Uf, Claro que tengo confianza en ti, lograste escapar de él en una sola pieza y sin mi ayuda ¿Cómo no podría confiar en ti? – Dijo con una sonrisa, aun notando su preocupación en su mirar – Solo... Prométeme que tendrás mucho cuidado si te llegas a encontrar con él.


- Por supuesto, Mephiles – Animado, me lleve las manos tras mi espalda, alzando mi pecho como todo un campeo, viendo a mi anfitrión como si tuviese que estar orgulloso de mi.


- Y no dejes que se meta en tu mente, le es fácil hacerlo – Volvió a advertir, obteniendo mi afirmación con la cabeza – Bueno... Tenía algo que decirte pero...


- ¿Qué?


- Lo olvide... - Confeso, avergonzándose al verme la cara.


Su respuesta solo me hizo sacar una pequeña risa, logrando de alguna manera animarme.


- Oh, tonto – Le palmee la cabeza, acariciando y despeinando sus púas – Vamos ¿Qué era lo último que estabas haciendo antes de venir a la habitación?


- Estaba revisando el libro del señor Bean mientras volvía de la biblioteca con un libro de registro de terrenos que contenía unos documentos... - Estaba haciendo memoria, recordando a su ritmo, hasta que sus orejas se levantaron y abrió los ojos completamente - ¡Los documentos! ¡Silver!


- ¿¡Que!?


- ¡No lo vas a creer! – Dijo con mucha emoción en su tono de voz, revelando su sonrisa llena de dientes filosos - Encontré estos documentos que hablan sobre unos tontos datos sobre hacinamiento de propiedades de cada aldeano – Decía sin tomar del todo mi entusiasmo, teniendo que esforzarme para escucharlo y no aburrirme – Lo que es coincidente con los escritos del señor Bean ¡Esta todo aquí!


- Mephiles, perdona, pero aún no lo entiendo... - Interrumpí ya perdiendo el interés.


- El señor Bean ha descrito todo con precisa exactitud de cómo era el pueblo en los tiempos donde yo vivía ¡Todo! ¡Incluso las cosas mágicas!


- ¿¡Enserio!? – Finalmente, tomando toda mi atención me acerque a ver el contenido del libro, leyendo lo más rápido que podían mis ojos - ¿Estás seguro? ¿Cómo lo sabes?


- Lo sé porque coinciden estos datos con los de mi libro, lo cual es mucho mejor ¡Quiere decir que puedo recuperar mi memoria! – Su voz se escuchaba bastante alegre, sosteniendo el enorme libro entre sus manos, observando sus páginas como si estas fueran parte de un botín de un tesoro – Ni siquiera necesitaremos ese tonto cuaderno que te dio ese sujeto – Burlo, cerrando el libro.


- Si, jajaja, aunque esta mejor prevenir que lamentar. Lo llevare de todos modos... - Dije, guardándola en el bolsillo de mi chaqueta.


- Bueno ¿Entonces salimos esta noche? – Pregunto con bastante entusiasmo.


- ¡Por supuesto! – Afirme, preparando todas mis cosas para la partida.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Al ponerse el sol salimos de la mansión, encontrándonos con Blaze, esperando en la entrada; algo molesta, pues parecía haber estado durante bastante tiempo esperando. Nos disculpamos por nuestra tardanza y la pusimos al día con nuestras cosas.


- Es genial que hayan podido conseguir una pista, solo espero ser de utilidad para entonces - Comento, viéndome emocionada.


- De seguro que sí, señorita Blaze.


- Por favor, llámame Blaze, Silver – Dijo con un tono amistoso, viéndome con una sonrisa tierna. Tenía que admitir que su comportamiento me ponía nervioso, sonrojándome por su cercanía.


- Jeje, Blaze. Tú conoces este pueblo y a todas sus personas, es por eso que nos serás de mucha ayuda – Respondí, palmeándole el hombro.


- Me alegro que sea así, por un momento pensé que solo estaba haciendo estorbo, metiéndome en sus asuntos... - Al decir eso pensé cuando se dispuso a investigarme, incluso llamar a mi jefe para saber más de mí y averiguar que tramaba. Tal vez ella se sentía culpable al haberme juzgado mal.


- Vamos. Más vale que hagas un buen trabajo – Le di un suave codazo en su brazo, adelantándomele – Estas en esto con nosotros y no podrás salirte fácilmente ahora – Dije como una advertencia, viéndola con una sonrisa juguetona.


- ¿Qué? ¿Ahora estoy bajo un hechizo o algo? – Pregunto, siguiéndome el juego.


- ¡Considérate, encantada! ¡De ayudarnos en nuestra misión! – Dije alzando un dedo hacia el cielo, viéndola con ojos vivaces, auto-motivándome para la larga noche que tendríamos.


- Jajajaja, Silver, que cómico. ¡Sera un honor! – De manera elegante se inclinó como una princesa, poniéndome algo nervioso por hacerle hacer eso, teniendo que responder igual, inclinándome también por mis buenos modales.


- Si ya terminaron su juego de niños. Se nos hace tarde – Interrumpió Mephiles, con un tono serio en su voz, habiéndonos adelantado muchos metros.


- Apresurémonos, Silver – Dijo Blaze, acelerando su caminar para alcanzar a Mephiles. Fui tras de ella, tratando de tener cuidado con el camino rocoso hacia los campos del pueblo.


Habíamos guardado silencio, observando la hermosa noche estrellada que teníamos sobre nosotros, apaciguando nuestras ansias con la brisa otoñal, aliviados de estar abrigados con chaquetas y bufandas gruesas.

En los campos, ya casi toda la siembra había sido recogida, solo quedaban algunas etarias de maíz que aún no estaban en su punto y el trigo que necesitaba más sol para terminar de ser recogido. Lamentaba estar maldito, hubiera deseado haber recorrido los campos de maíz en pleno día, habría sido divertido.


- Blaze. ¿En dónde es que se encuentra el granero? – Pregunto Mephiles. Estábamos en el medio del campo de maíz, guiándonos por un pequeño sendero, pero este se dividía en varias partes, dejando desorientado al ente.


- Está muy cerca, sígueme – Blaze guio el camino, hiendo en la cabeza de nuestro grupo – No se sienta mal, señor Mephiles. Yo también me perdía en este sendero de pequeña y la mayoría de los visitantes siempre terminan perdiéndose aquí.


- También puedes llamarme solo por mi nombre – Dijo Mephiles, cruzándose de brazos, como si se sintiese apartado de la fraternidad de Blaze y mía.


Pude notar por sus gestos y su tono de voz que estaba algo irritable, teniendo que tomar represalias por su comportamiento.


- Hey, Mephiles – Le jale de su manga, alentando su caminata firme – Deja de ser un cascarrabias – Dije de manera seria, no logrando que cambiara de actitud - ¿Por qué no me cuentas como tú y Blaze se conocieron? – Dije para distraerlo.


- Ah... Eso fue hace muchos años – Titubeo, llevando su mirada hacia la nada.


- Fue cuando era una niña – Contesto Blaze, abriéndose paso ante los enormes matorrales de maíz – Había escapado de casa porque mi padre me había reprendido por un berrinche... ¿Lo recuerdas, Mephiles?


- Algo así... - Respondió, con un tono de voz maduro – Si no recuerdo mal, me habías contado que tu padre era un cruel sin alma por no permitirte estudiar con los chicos – Su respuesta hizo tropezar a Blaze, teniendo esta que pararse rápidamente, mirando nerviosamente al erizo.


- Yo... Jejeje, bueno. Era muy pequeña, estaba exagerando... - Continuo, volviendo su mirada hacia el camino – Lo que en realidad me había molestado sobre esa noche, fue que mi padre quería mantenerme en casa encerrada. Es uno de esos hombres tradicionales. Siempre me decía: ¡Las mujeres tienen el trabajo más importante del mundo, querida! ¡Y es cuidar de su hombre! – Dramatizo, alzando el dedo como si estuviera imitando a su padre, haciendo una cara con puchero seria, como burla hacia él.


- Vaya, hasta yo huiría para no tener que enfrentarme a eso, y a esa edad – Reí por lo bajo, siguiendo cerca de Blaze – Siento que hayas tenido que pasar por eso.


- Ah... Está bien – Despejo el camino del resto de matorrales, revelando un camino nuevo que nos llevaba hacia el granero – Ya llegamos.


Nos condujo hasta adentro del enorme granero, abriendo con nuestra ayuda las enormes puertas pesadas de madera vieja, revelando la gran cosecha que se había recolectado hasta ahora, acumulada en totalidad hasta llegar al techo.

Impresionados, nos adentramos entrecerrando las puertas tras nosotros para no levantar sospechas a los pueblerinos cercanos. Tomamos un receso, sentándonos en los mullidos empaques de trigo, a excepción de Mephiles, que de inmediato empezó a recorrer el lugar.


- Y como decía... Me fugue hacia el bosque. Era muy pequeña para saber enfrentarme a la adversidad de este – Continuaba diciendo Blaze, prestando a su vez atención en Mephiles – Entonces me lo encontré a él, en la entrada.


- Lo cual me impresiono. La mayoría de las personas que ven a un sujeto extraño en el bosque salen corriendo a sus casas para leer la biblia con una cruz en mano... ¿O eso solo sucede nada más conmigo? – Comento Mephiles, haciéndose una pregunta retórica mientras tomaba una escalera para ir a la parte superior del granero.


- Si. De hecho, pensé que era un fantasma, pero mi madre siempre me dijo que había que temerles más a los vivos.


- En eso tiene razón – Añadió Mephiles.


- Le había contado mis penas y él... Me acogió por toda la noche – Dijo Blaze, con un semblante de añoranza, viendo hacia sus manos – Entonces como si todo hubiera sido un cuento de hadas, me conto que él no era un fantasma, sino un ser que está atrapado en este mundo y que tenía magia... - Decía, viendo a Mephiles como se paseaba por los pilares de madera – Me mostro una magia extraña, pero a la vez hermosa y me dijo, que esa magia existía en este mundo, oculta, que incluso estaba en mi...


Se quedó callada y no me atreví a decir nada, solo observaba su mirada posada en Mephiles como si aún no pudiera creerse que realmente alguien como él existiera.


- Perdona, solo desvarió – Se disculpó, pasando su mano por sus mechones.


- Para nada, Blaze. Creo que es un efecto que tiene ese sujeto, de hacer que todo parezca salido de un libro de hadas – Reí, sin poder evitar avergonzarme – La verdad es que te entiendo mucho. Mis padres siempre me presionaban en hacer cosas que no me gustaban ¡Y vedme aquí! Atrapado en un pueblo por una maldición, jajaja.


- Jajaja, supongo que son cosas del destino – Comento con voz tímida – De seguro ellos te ofrecieron más oportunidades de los que mis padres pudieron ofrecerme.


- Eso me hubiera gustado, pero lamentablemente era lo que ellos decían, siempre amenazándome con echarme de la casa si no obedecía.


- ¿Enserio? Vamos, no exageres. De seguro pudiste estudiar todo lo que quisiste – Replico, viéndome con gracia.


- ¿Cómo crees? Ellos jamás escucharon lo que yo quería hacer, lo que yo quería ser, todo porque necesitaba un trabajo que me diera la suficiente plata para mantenerlos de viejo – Me queje, cruzándome de brazos.


- Me cuesta creerlo. ¿Qué era lo que querías hacer? – Pregunto con un tono burlón, esperando mi respuesta.


- ... Quería ser artista – Pude escuchar su risillas bajo su mano, sintiendo a la vez como empezaba a hervirme la sangre por su insolencia - ¿Hay algún problema con soñar, Princesa?


- ¿Y que no podías simplemente hacerlo tu pasatiempo?


- Ese no es el punto. El de querer hacer de tu pasatiempo tu trabajo era lo que quería hacer ¿Era mucho pedir? – Proteste, viéndola ahora como una enemiga.


- Ja, estás haciendo una montaña con un grano de arena. Deberías estar feliz de que tus padres hayan querido educarte para ser un hombre independiente – Me regaño, tal como si fuera mi madre, logrando sacarme el coraje.


- ¡Lo estoy! Jamás dije que no. ¿Cómo puedes pensar-


- ¿¡Podrían callarse!? No me dejan concentrar – Interrumpió Mephiles, gritándonos a ambos por nuestra discusión.


Bajo del piso superior de un salto sin dañarse, acercándose a nosotros con poca paciencia.


- Solo se toman represalias por no conocerse la situación del otro – Regaño, cruzándose de brazos, viéndome como si yo hubiera iniciado la disputa – Silver, no puedes esperar que la gente no te juzgue por tener sueños. No te afliges ante lo que te digan, solo demuéstrales con acciones y no palabras groseras que están equivocados – Dijo, teniendo que girarme hacia otro lado, apenado. Luego cambio su fijación y se dirigió a Blaze – Y señorita Blaze... Usted más que nadie tendría que tener más respeto, usted no es la única víctima aquí sobre padres estrictos...


Se dio media vuelta, cruzado de brazos, dándonos la espalda para que pudiéramos terminar con lo que empezamos.


- Lo siento mucho, Blaze. Mephiles tiene razón, no debería haber tomado tanta la defensiva... - Dije, frotándome el brazo, realmente apenado por haber formado este pleito con una buena amiga.


- No, Silver... Yo lo siento... A veces olvido que todos tienen problemas al igual que yo, solo que no me doy de cuenta que incluso alguien tan normal como tú tendría los mismos – Se disculpó avergonzada de su comportamiento. Sonreí, tocándole la mejilla con mi nudillo para pellizcárselo.


- Está bien, solo no repitamos esta escena de kínder ¿Vale? – Me levante, tendiéndole la mano para ayudarla. Ella se quedó viéndome detenidamente, tomándose un segundo para asentir y tomarme de la mano, levantándose y quedándose a mi lado – Y bien Mephiles ¿Qué es lo que te tiene tan preocupado que te distrajimos tan fácilmente?


- No concuerda – Dijo, sin aclarar mi pregunta


- ¿Qué?


- El libro dice que el granero siempre se encontraba repleto de la cosecha de trigo y maíz del año, así como ahora, así como las mismas rallas, la misma tabla floja ¡Y el mismo cubo! Pero aun así no logro recordar nada – Dijo, dando vueltas por todos lados del granero, buscando en cada rincón cualquier cosa que le sirviese.


- Es raro... Al menos... - Recordé y saque él pequeño cuaderno que me había entregado la criatura del espejo.


Cuando Mephiles y yo abrimos el cuaderno dentro de la mansión solo encontramos un montón de escrituras sin sentido, divididas en orden, pero no logrando descifrar nada con esta. Mephiles la había descartado por completo, pero yo en cambio, quise confiar en que este nos ofrecería una pista y así era.

Recordaba haber leído algo que se asimilaba con el lugar en donde estábamos, deseando ver si lograba coincidir con lo que decía. Al abrir el cuaderno ante todos, leí en una página el escrito con la caligrafía cursiva, dejándome perplejo, pues sí coincidía... Tendría que seguirle la cola al monstruo que quería jugar con nosotros a los camaradas.


- Blaze, Mephiles. Retiren el trigo en esa esquina, por favor – Ordene, guardando el cuaderno seguido para invocar un pentagrama.


- ¿Qué planeas hacer? – Pregunto Mephiles, viendo algo desconfiado, pero haciendo lo que le había dicho.


- Esperando recuperar tu memoria – Estaba usando un hechizo de alquimia, para crear unas telas de color azul, lo suficientemente grande para cubrir suficiente espacio – No la vayan a quitar toda, solo dejen la suficiente para hacer una cama.


- ¿Qué acaso se va a tomar otra siesta? – Pregunto Blaze, terminando junto con Mephiles de retirar el trigo, ordenando la cama improvisada.


- ¡Por supuesto que no, Blaze!... ¿O sí? – Dijo inseguro, volteando a verme.


- El único que se tomara una siesta eres tú, al volver a recordar – Respondí, terminando de formar la tela, extendiéndola en la cama de trigo.


Tome a Blaze del brazo, dejando espacio para mostrarle el resultado a Mephiles, esperando ansiosamente a que empezara a recordar.


- ¿Y bien? – Pregunte, viendo atento como él observaba el lugar sin alguna emoción, volviéndose hacia mis sin muchos ánimos.


- Lo siento, Silver. Puede que no sea el lugar correcto o... - Se calló, llevándose la mano hacia la cabeza, volviendo a ver el sitio con más detenimiento – Oh...Oooh...


- ¿Mephiles? – Le sostuve, pues iba perdiendo el equilibrio, tambaleándose hacia mi – Blaze, ayúdame a llevarlo a la cama.


- De acuerdo – Dijo no muy segura, dejándolo tendido en la cama, viendo como el pobre se sostenía de la cabeza con mucha fuerza.


- Mephiles, déjame ver... - Me trate de acercar, pero Mephiles puso su mano sobre mi pecho, deteniéndome antes de acercarme más.


- Esto... Duele como el demonio – Transpiraba con violencia, como si pasara por un proceso de parto – Por favor... Solo ayúdame a aguantarlo – Busco mi mano para sostenerla, pero recordaba muy bien lo que era tener que aguantar para no gritar del dolor mientras me fuera rompiendo los dedos. Así que solo sostuve su cabeza, acariciándole sus púas, arrullándolo lo más sutil que pudiera.


- Mephiles, respira con tranquilidad... Deja que el recuerdo llegue, tomate tú tiempo... No tengas miedo, estaré aquí cuando despiertes – Iba diciendo, mientras el arrullado se iba durmiendo tranquilamente.


- ... Silver... No lo entiendo ¿Esto es lo normal entre hechiceros? ¿Echarse una siesta? – Pregunto Blaze, aun confundida por lo que sucedía. No pude evitar verle como si me hubiera ofendido, pero era lo normal, teniendo que simplemente sisear para que hiciera silencio.


Lentamente, Mephiles se movía en sueños, soltando pequeños quejidos y murmullos inentendibles, así durante casi un minuto, antes de despertar lentamente con una mirada perdida, siendo iluminada por el brillo de sus ojos verdes que destellaban, alumbrando un rubor fuerte en sus mejillas. Se levantó sin ayuda, aun sin dirigirnos la mirada ni la palabra, solo comenzó a caminar con pasos torpes, girándose a ver tras suyo, despertando de ese trance en el que estaba.


- ... ¿Ya volví? – Pregunto algo asustado, viéndonos las caras con mucha impresión.


- Si – Sonreí, levantándome con un suspiro, acercándome a ver si se encontraba bien - ¿Qué fue lo que recordaste? – Inmediatamente retrocedió, sintiéndose de alguna manera... Intimidado, alzando las manos para que mantuviera distancia.


- Perdona, Silver... - Me miro de una forma que jamás había visto, tomando distancia de mí – Estoy bien. Solo que, he recordado mucho, más de lo normal y estoy... Desorientado... Necesito un momento a solas... No tardo... – Dio la vuelta, saliendo del granero y dejándome con todas las dudas en mano.


Suspire con mucho cansancio, tumbándome en la cama improvisada, frotándome el rostro para sacar el estrés que cargaba en ese punto. Habíamos logrado recuperar más de su memoria, pero todo fue gracias al cuaderno de la criatura del espejo. ¿Qué tanto sabría entonces de Mephiles para conocer tan específicos detalles?


- Silver... - Escuche la voz suave y tímida de la gatita, notando como me miraba apenada – ¿Te molestaría explicarme que paso? ¿Está bien Mephiles? – Obviamente ella no estaba al tanto de lo que había ocurrido, sobre todo por no entender mucho de las transiciones de Mephiles a sus recuerdos.


- Oh, no es nada del otro mundo – Me senté, viendo de frente a Blaze – Ha logrado recordar algo eso es todo. Solo que... - Lance un pequeño vistazo a la salida, viendo como Mephiles observaba las estrellas desde afuera – Al parecer ha recordado algo muy importante – Dije, tratando de imaginar en que pensaba – No creo que nos vaya a contar mucho de lo que vio, pero algo es algo ¿No?


- Supongo que sí. Siento que no entienda mucho de estas cosas... Debo de ser algo inútil – Comento, llevando su mirada al suelo, como si estuviera decepcionada de sí misma.


- Animo, Blaze. No puedes centrarte en esas cosas...


- No solo eso... Soy una mala amiga – Interrumpió sutilmente, viéndome de lado – Juzgo demasiado a las personas, incluso a los que se quieren acercar a mí. No soy muy buena para saber lo que sienten los demás y no me doy cuenta cuando les llego a lastimar – Vi cómo se acurruco abrazando sus piernas, envolviéndose en su cola, cargando una tristeza en su ojos – Realmente siento lo de hace rato...


- Bueno... Nadie nace sabiendo cómo ser un buen amigo – Dije, viéndola con una sonrisa, esperando subirle los ánimos – Yo tampoco soy el mejor amigo que alguien pueda tener – Su rostro cambio, mostrando un sonrisa suave, esperando escuchar más de mi – Tampoco ha sido fácil para mi entender todo esto. Al principio me sentía como una carga para Mephiles, sin siquiera poder ayudarlo a buscar alguna información en un libro. Pero ha pasado tantas cosas... En tan poco tiempo... Y he tenido que asimilarlo todo de una vez... Que para mí ha transcurrido como un año desde que empezó todo esto – Agache la cabeza, pensando en todo por lo que había pasado – Pensé que no lo lograría, pero entonces pensé en lo que realmente importaba en ese momento...


- ¿Qué era, Silver? – Pregunto Blaze, ya bastante animada al escucharme, viéndome con una sonrisa sincera.


- Los amigos que he hecho aquí... Tú eres mi amiga, Blaze. Al igual que el señor Chuck, Sonic, Knuckles, Tails... Y Mephiles – Dije, volviendo a observar al ente fuera del granero, aun sin apartar su mirada del cielo – Poco a poco conocerás tu manera de ayudar a los que quieres, Blaze, y aprenderás a entender lo que sientes en muy poco tiempo. Te lo aseguro.


Hubo un silencio tranquilo entre nosotros, viendo los ojos de color dorado de la gatita, muy parecidos a los míos, notando como ella observaba los míos de igual forma. Blaze se acercó a mí, de manera tranquila, acurrucándose en mi pecho, terminando de recostar su cabeza en mi hombro. Pude escuchar su suave ronroneo, vibrando en todo mi cuerpo por tenerla así de apegada. No pude decir nada, siquiera moví un musculo, esto era totalmente nuevo para mí, ninguna chica jamás se había acercado de esa manera conmigo, solo era muy extraño y sub-real.

Permanecía inmóvil, sintiendo como movía gentilmente su cabeza para frotarse con mi pecho. ¿Acaso le gustaba? ¿Debería detenerla? Fuera lo que fuera, era un gesto muy tierno y no quería hacerla sentir mal, ni tampoco rechazarla. Si necesitaba de alguien que la sostuviera y la abrazara en ese momento, pues con todo el placer ese sería yo. Le palmee la cabeza, teniendo cuidado en ser lo suficientemente sutil para que no se separara, acariciándole suavemente su cabello, recibiendo más ronroneos de su parte.

Justo así como estaba, se parecía a mí, en aquel momento cuando estaba acurrucado con Mephiles, aprovechando esa inhóspita oportunidad, solo por desearlo y necesitarlo, justo como ella ahora. No podía simplemente rechazarla, porque me convertiría en alguien hipócrita, conocía lo que necesitaba... Entonces... ¿A quién trataba de engañar? ¿A esta chica? ¿A Mephiles?... ¿A mí?

Sin querer molestar a la gatita, pose mi mano en su brazo, apretándola con suavidad, consiguiendo que se exaltara un poco por el toque. La separe un poco de mí, notando que su rostro estaba sonrojado y casi todo su cuerpo estaba esponjado.

Sabía que las mujeres a comparación de los hombres eran diosas hermosas, pero esta chica era una lindura, provocando que quisiera apretarle los cachetes y apachurrarla por completo, pero de seguro eso no era lo más adecuado.


- Deberíamos ver si Mephiles ya se encuentra bien – Dije como interrupción, escuchando para mi suerte, como Mephiles iba adentrándose en el granero.


- ¿Interrumpo algo? – Dijo Mephiles, viéndonos con extrañeza.


- Nada, no es nada – Me levante algo nervioso, no pudiendo evitar colorarme – Vamos, Blaze. Ha sido una larga noche. Vámonos a casa – Le tendí la mano y ella aun esponjada y sonrojada la tomo, mostrando una sonrisa tímida, tratando de ocultar cualquiera de sus emociones pero sin conseguir nada.


- Es-está bien – Tartamudeo, volviendo a tomar una distancia más social que intima conmigo.


- ¿Puedo llevarme esto? – Pregunto Mephiles, tomando el manto que cubría la cama de paja.


- Claro, es todo tuyo.


Íbamos camino a la mansión nuevamente. Esta vez iba al lado de Mephiles, dejando a Blaze tras nuestro, solo para mantener en discreción lo que había pasado con nosotros hace unos momentos. Aun podía verla con las mejillas levemente sonrojadas y su cola esponjada, lanzándome cortas miradas las cuales retiraba rápidamente al ver que la estaba observando.

No sé qué tan bien iban a salir las cosas con ella después de esto, tal vez hubiera sido mejor haberla rechazado y no dejarla con la mala idea, pero no quería hacerla sentir sola ni menos rechazada. Lamentaba ser tan condescendiente ese día.


Nos despedimos sin antelaciones al llegar frente a las puertas de la mansión, esperando encontrarnos la siguiente noche para buscar más sitios donde Mephiles lograse recuperar la mayoría de sus recuerdos, dejándole Mephiles a Blaze, unas notas de los posibles sitios a buscar mañana, esperando que ella supiera guiarnos para entonces. Dejándole como recado entonces, prepararse para la búsqueda...

Caminando por los pasillos, notaba el lento caminar de Mephiles. Estaba más pensativo que de costumbre, cruzado de brazos, con la mirada perdida, sin siquiera parpadear. Me preocupaba. No quería conversar, pero realmente estaba incitado a preguntarle qué fue lo que vio en su recuerdo.


- Silver ¿Qué hicieron tú y Blaze que le tenía tan ensimismada en sus pensamientos de regreso a la mansión? – Rompió con el silencio, sacando una preguntaba de la cual no tenía preparada excusas. Trague saliva y comencé a mirar a todos lados como si fuera una exposición de preparatoria.


- Fue algo que hizo... Solo se disculpó y trato de ser más abierta en... - No quería decirlo, me preocupaba como él lo fuera a tomar, sobre todo por haber estado toda la noche receloso por nuestro comportamiento – ...En lo que respecta como amiga.


- A mí no me parecía que se comportaba como amiga – Dijo sin creer nada de lo que había dicho. Era claro que era un pésimo mentiroso bajo presión – ¿Realmente estará interesada en ti como sospeche?


- ¡Por supuesto que no, Mephiles! – Respondí con nervios, no queriendo mirarle a la cara – ¿Y que si fuese así? No es tu estúpido problema.


- No te gustan las chicas, Silver. Creo que deberías decírselo – Comento, con una mirada algo preocupada – Si es que realmente le gustas, deberías ser sincero... Si es que te importa sus sentimientos.


- ¡Lo sé! ¡Lo sé! – Lamente, sabiendo que tenía razón, pero también teniendo en cuenta que para él era mejor mantenerla alejada de mi – Quería decírselo, pero... Parecía necesitar ese momento con alguien. Soy su amigo, no me molesta tener que abrazarla y hacerla sentir importante por un momento. Si ella entiende eso, sabrá tomarse bien mis gustos – Replique, caminando delante de Mephiles.


- Sera lo mejor para los dos – Comento, volviendo a caminar, dejándome con deseos de decirle mis molestias.


- ... Con eso te refieres a ti ¿No? – Me detuve, volteando a verle la cara, que mostraba sentirse acusado – No te hagas el tonto Mephiles. En toda la noche has estado celoso de ella, sin razón alguna – Dije cruzándome de brazos, esperando tratar el punto.


- Jajaja ¿Por qué estaría celoso de ella? – Pregunto, haciéndole gracia lo que dije.


- Porque es la única persona a la que no he rechazado – Conteste, viendo como le molestaba de donde venía la verdad. Entonces, se acercó hasta estar frente a mí.


- Pero pronto tendrás que hacerlo – Su mano se acercó a mí. No reaccione, no queriendo revelar que estaba asustado, viéndolo con molestia mientras su garra presionaba sobre mi pecho – No eres un romeo ni un don juan y aun que lo quisieras intentar, no lograrías hacer sentir bien a una mujer – Mis púas se erizaron de punta en punta, respondiendo con golpear su mano, furioso, alejándome de él.


- ¿Y tú que puedes saber? ¿Acaso has logrado hacer sentir bien a alguien como para que se quede contigo? – Su rostro volvió a cambiar, abrió más los ojos, viéndome como si tocase una tecla que lo volvía sensible.


- ¡Claro que sí! – Dijo molesto, pudiendo escuchar en su voz algo quebrantado en él.


- ¿Ah sí? ¿Quién? ¿Acaso eso fue lo que recordaste? – Atinándole al clavo, vi como su rostro se coloro, teniendo que desviar su mirada de mí.


Se hizo un silencio incómodo. Volví a tragar saliva. No sabía lo que realmente estaba ocurriendo en la cabeza de Mephiles, pero tal vez era eso.


- ... Entonces... ¿Qué vistes?


- ¡E-eso tampoco es tu-tu estúpido problema! – Tartamudeo queriendo hablar con más firmeza sin conseguir mostrar coraje – Solo, olvidemos todo sobre esta noche – Se giró, apresurando su caminar devuelta a la habitación, para no verme más la cara.


- ¿Es por qué te es fácil olvidar? ¿No? – Dije mientras lo seguía por los pasillos, llegando finalmente a la habitación con él – Si yo no puedo huir de mis problemas tu tampoco puedes, Mephiles.


- ¡Como si pudiera! – Contesto molesto, dándome la espalda.


- ¿Entonces qué es lo que te tiene tan confinado que no puedes decirme lo que te pasa? Tan solo esperas que este bien con tu actitud. que me conforme con tus respuestas, que siempre sea paciente cuando te comportas como un tonto – Conteste, harto de tener que enfrentarme a sus desvaríos – No puedes estar celoso de esa manera, es irritante. ¡Comprende que no puedo estar contigo!


- Solo, detente.


- ¡No lo haré! ¡Que te quede claro que puedo hacer lo que quiera conmigo y con mi vida! Tú no participas ni sumas importancia ¡Porque ya estás muerto!


- ¡Solo detente!... – Su voz se escuchó quebrantada, volteándose a verme, con un rostro frustrado - ¿¡Que es lo que quieres de mí!? ¡No soy perfecto! ¡Soy un monstruo!... ¿¡Crees que no odio ser esto!? – Grito, mostrando como sus manos se volvían liquidas y empezaban a escurrir esa sustancia negra desde sus palmas - ¿¡Crees que me entretiene estar ansioso, furioso, confuso de lo que soy!? – Se froto el rostro con su puño, viéndome furioso - ¡Y luego tú! ¡Vienes y te comportas muy amistoso con ella y la tratas bien! ¿¡Como espera que esté bien!?


Se iba acercando más a mí, logrando asustarme demasiado, tanto que no me di cuenta cuando llegue a toparme contra la pared.

Esto ya había pasado, era como mi primer día en la mansión; estaba otra vez con ese sujeto, aquel ser que no podía controlar del todo, sus emociones y sus acciones


- Odio tener que enfrentarme día a día con lo que soy. Tal vez esa fue la causa por la que perdí la memoria, tal vez sea bueno en olvidar porque es lo único que me aleja de pensar que fui un monstruo en vida – Gruño, iluminándose más sus ojos al verme.


Estaba realmente asustado. Inconscientemente, extendía mis manos para usar un hechizo contra él, para alejarlo de mí; el logro ver lo que estaba haciendo, acercándose más hasta estar pegado de mí.


- ¡Vamos! ¡Dispara! No es como si fuera a sentir, Silver – Insistió, chocando su frente contra la mía, gritándome fuertemente. Yo solo apretaba mis ojos, temblando y sollozando...


... ¿Qué había hecho?...


Quería pedirle que parase, quería pedir disculpas, realmente había sido mi culpa al haberlo presionado así. Puede que él no fuese el único que perdía el control de sus emociones, puede que yo también estaba perdiendo el control. Solo me quede ahí, retirando mis manos, ocultándolas en mi pecho, no deseando lastimarlo más. Esperando escuchar más de sus gritos y regaños, pero sentí como me tomo de las manos, jalándome, para que le viese.


- ... Dime, Silver... No puedo escapar de mis problemas, no puedo evitarte, no puedo estar contigo como yo deseo, no puedo siquiera hacerte sentir bien con mi presencia como para que no me tengas miedo. Entonces... ¿Qué es lo que quieres de mí? – Aun mantenía su frente apoyada de la mía, viéndome directamente a los ojos.


Su cercanía... Ya no era intimidante, su voz se había suavizado, reconociendo en esta un tono de melancolía... Me sentía seguro, pero adolorido por lo que había provocado.


- Solo quiero tu sinceridad...


Alce mi mirada, viéndole con tristeza, esperando escuchar una voz calmada, pero en cambio él, golpeo fuertemente la pared, agrietándola tras mío, provocando que soltara un chillido, asustado por lo que fuese hacer.

 Abrí lentamente los ojos, observando como mostraba sus colmillos, viendo hacia el frente, molesto, alejándose de mí. Él estaba confundido. Se froto su cara, ocultando su boca, retirando la amargura de su rostro, antes de caminar hacia la salida en silencio, dejándome solo en la habitación.














--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


¡Hola a todos!

 Lo siento por mi ausencia TwT los exámenes no paran de venir y mi celular murió u.u así que no tengo donde subir mis dibujos, lo cual me tenia frustrada. Bueno, sin mas que decir, espero les haya gustado este "corto" capitulo. Lo siento por el suspenso, pero que creo que es lo mejor de las novelas ewe

 ¡Hasta la proxima amigos! xD

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro