nuevo comienzo

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Lisa se encontraba enfrente de aquella gran casa, estaba un poco nerviosa, pero sabía que a partir de ahora iba a ser un nuevo comienzo.

Donde ella podía sanar y olvidar toda cosa mala que le ha pasado estos meses.

Se acercó a tocar la puerta la cual fue abierta por una mujer de unos cuarenta y tantos años, la omega calculaba.

—Buenas tardes —Lisa hizo una reverencia.

—Buenas tardes —la saludó de vuelta aquella linda señora beta—. ¿Tú debes de ser la nueva chica que trabajará acá, no? —le preguntó con una agradable sonrisa.

—Sí, soy Lalisa Manoban —se presentó—. Mucho gusto.

—Pasa, Lalisa —le dijo haciéndose un lado—. La señora Kim te espera.

Lisa pasó a la casa y siguió a la mujer quien la guió por un largo pasillo, unos segundos después llegaron a una de las tantas puertas que había en el lugar.

—Toca la puerta y cuando la señora Kim te permita pasar, lo haces —le indicó la mayor para luego retirarse del lugar.

Lisa tocó la puerta segundos después que la señora desapareció de su vista.

Y detrás de la puerta se escuchó un "pase" y abrió.

—Buenas tardes —saludó tímidamente la tailandesa.

—Lalisa Manoban —fue lo primero que dijo aquella mujer que le causaba escalofríos.

—Dígame, señora Kim.

—No vuelvas a decirme señora Kim —le pidió de una manera para nada amable.

—Entendido.

—Bueno, la verdad no hay mucho para lo que seas útil... —murmuró, no sonaba con desprecio pero sí bastante seria—. Puedes sentarte en el sillón de ahí —apuntó hacia unos sillones que había en esa oficina.

—Claro —hizo lo pedido—. ¿Desea que le ayude en algo?

La delta se quedó quieta para después mirarla.

—Por el momento puedes ir presentándote más a fondo o si gustas puedes ir a arreglar tus cosas a la que ahora será tu habitación.

—Uh... voy a acomodar mis cosas si a usted no le molesta.

—Claro, puedes ir a la cocina y ahí estará la señora Choi.

Dicho eso Lisa salió de la oficina.

La omega hizo una mueca una vez estuvo afuera. Las palabras de Seungwan pasaron por su cabeza.

"Jennie es alguien complicada de tratar".

Ella estaba averiguando eso en estos momentos.

"De antemano, te pido perdón por lo grosera que llegue a ser".

Jennie no ha sido grosera con ella, lo que sí ha sido fue muy seria. Lisa era todo lo contrario a la castaña.

Aunque eso a la delta no le importaba y Lisa lo sabía.

Como pudo, llegó a la cocina y sonrió cuando la vio.

—¿Necesita algo, señorita? —le preguntó.

Lisa sonrió otra vez algo apenada de molestar a la señora en sus labores.

—Sí, me podría enseñar dónde está la habitación que voy a ocupar en mi estadía aquí, por favor.

La otra asintió.

—Ven, sígueme.

La omega iba viendo cada parte de aquella casa y sus labios se curvaron hacia arriba cuando vio que su habitación era linda.

—Ahí es —le avisó la señora Choi—. Si necesitas algo, no dudes ir a buscarme —le comentó para después retirarse y dejarla sola.

Lisa se acercó a la cama y se sentó en ella. Sonrió y de su bolsa sacó el cuadro donde estaba una foto de ella y su madre.

Una sonrisa cálida se formó en sus labios.

—De ahora en adelante voy a vivir un nuevo comienzo. En este lugar vamos a empezar nuestra nueva vida, te prometo que no te voy a decepcionar —abrazó el cuadro—. Te amo con todo mi corazón, mamá —se acostó en la cama y suspiró una vez su espalda tocó el suave colchón.

Mami, había llamado esa pequeña de siete años, ¿siempre vamos a estar juntas, verdad?, preguntó con aquella inocencia de una niña de su edad.

No te puedo prometer eso, le había respondido mientras sentaba a su pequeña Lili en sus piernas, pero hasta donde yo pueda estar contigo, lo estaré. Y recuerda que siempre te amaré, le dijo dejando un beso en la frente de su hija.

¡Yo también te amaré por siempre, mami!, murmuró a la vez se acurrucaba en el pecho de su mamá.

Lisa despertó de golpe ante aquel recuerdo y un sollozo salió de sus labios. Ella extrañaba a su madre, quien era su mejor amiga.

Con su mano eliminó aquella pequeña lágrima que estaba en su mejilla, soltó un suspiro y se paró de la cama para después empezar arreglar su ropa que estaba todavía en la maleta que trajo consigo.

De ahora en adelante empezaría su nuevo comienzo de algo nuevo, de algo que siempre había estado evitando.

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