Capítulo 18

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Medellín, Colombia. 22 de abril de 1997

Hola Amanda.

Depresión. Es difícil de hablar. Incluso después de oír una larga explicación del especialista me cuesta comprender lo que significa. Antes pensaba que estar triste podía controlarse, una emoción normal, que era cuestión de actitud. Jamás imaginé que podía ser un trastorno clínico que necesitara ayuda profesional, mucho menos que mi madre la padecería. Que no hubiera una palabra o acción que fuera suficiente.

Me siento tan culpable de todo, incapaz de hacer algo útil para ayudarla. Lo único que le doy son más problemas. Se supone que debería sostenerse en mí, pero no soy más que una carga extra a todos los líos que la aquejan. El psicólogo dijo que tenemos que ser fuerte y comprensivos, sin embargo, cada que me ve tiene esa expresión abatida que me hace sentir miserable. No encuentro palabras que curen sus heridas. Tiene días buenos, malos, peores. Es tan triste no poseer la llave de la felicidad de los que quieres, por más que lo desees.

Con ella sufriendo, que era mi principal soporte, lo que gira alrededor pierde valor. Las alegrías son escasas. Todo lo que me consolaba carece de sentido. Ninguna actividad llega a distraerme porque al momento de la cena volvemos al mismo círculo.

La vida se me escapa cada que la veo llorar mientras me pide perdón.

Mi padre tampoco sabe qué hacer.

Siento que los cimientos de mi hogar se están derrumbando y moriré aplastado. Me gustaría al menos no darme cuenta, pero la agonía es diaria y constante.

Escribirte es mi medicina, lo único que me desconecta del mundo. Es un descanso, la paz cada que la tormenta arrecia. Se lo comenté al psicólogo que la atiende ahora que vamos a reuniones los miércoles. Dijo que no dejara de hacerlo, que mantuviera mi interés vivo. Le obedeceré, aunque lo seguiría haciendo de igual manera si su instrucción fuera otra, charlar contigo me hace feliz.

Así que quiero comentarte, si algún día te cansas de mí no te sientas con la obligación de contestarme, pero no me niegues la alegría de seguir escribiéndote.

Te extraña y agradece por tanto.

Taiyari.

Taiyari no la está pasando nada bien, pero Amanda trae sorpresas ♥️. Los quiero mucho.


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