Coahuila, México. 6 de junio de 1997

¡Hola Taiyari!

Sé que tienes muchas preguntas, pero voy a contestar a todas. Una por una.

Empezaré con la más importante: conseguí un empleo. Sí, desde hace más de un mes. Perdóname por mantenerlo en secreto, pero era necesario para que fuera una verdadera sorpresa. Tendrás que disculparme esta vez, lo único que deseaba era hacerte doblemente feliz.

Te contaré todos los detalles de cómo di con él. Mi madre lo desaprobó cuando le platiqué que necesitaba empezar a trabajar para obtener dinero. Argumentó que debo concentrarme en mis estudios. Papá, en cambio, me apoyó al prometerle que seguiría manteniendo mi promedio. Acepto que está sido complicado porque las tardes que dedicaba a las tareas ahora la paso lejos de casa y no es hasta las noches, cuando estoy muriendo de cansancio, que puedo concentrarme. Esa es la principal razón por las que mis cartas han sido un poco breves en las últimas semanas, fue un verdadero alivio que tú estuvieras ocupado en tu pase a la universidad. ¿Ya te he dicho lo orgullosa que estoy de ti? Eres tan estudioso y listo que eres mi motivación cuando quiero dejar los resúmenes a medias.

Ahora, volviendo al inicio. ¿Recuerdas a Noemí? La chica que se sentaba cerca de la puerta, señalé al principio que tenía un humor terrible y que no se podía comparar a ti. Cierto es que tú no presentas similitud con nadie, pero también que he estado tan equivocada respecto a ella. Camino a casa observé en la papelería un anuncio, requerían una chica para atender tras el mostrador. Sentí que era una señal divina del cielo, así que entré dispuesta a hacerme con el trabajo. Debiste ver mi cara al enterarme de que ella era hija de la dueña del local. Me sonrojé a tal grado que agradecí el sitio estuviera mal iluminado.

Pensé que me ignoraría, porque jamás le he dirigido la palabra en clase. Sin embargo, contrario a todos los pronósticos me recomendó con su madre. Sí. Yo tampoco podía creérmelo cuando la escuché hablar sobre lo responsable y disciplinada que era. Me sentí terrible, después le pedí disculpas por haberla juzgado de manera precipitada. Ella no se molestó, todo lo contrario, dijo que padecía del mismo mal y terminó ofreciéndome su amistad.

¡Oh, Taiyari, las vueltas que da la vida! Ahora que la veo por la tarde hablamos todo el tiempo. Ella es una lectora ávida como tú y siempre tiene temas de conversación nuevos e ingeniosos. Nos hemos hecho tan buenas amigas que ahora las clases no son tan aburridas en su compañía. Le he platicado tanto de ti que me ha comentado que se muere por conocerte, quedó bastante desilusionada al no tener ninguna fotografía tuya. Sé que odias las postales, pero quizás podrías enviarme una para matar su curiosidad. Además, debo confesar que yo tampoco puedo contener las ganas de volver a verte y saber cuánto has cambiado en estos meses. Dame ese regalo.

Hablando de regalo.

Ayer fue día de pago. Me dieron mi primer salario y apenas lo recibí le pedí a mi padre me acompañara al centro de la ciudad para hacer una compra urgente. Es lo que he enviado junto a esta carta. Hace algunas cartas referiste lo mucho que te gustaría tener una grabadora de mano así que me propuse darte una pequeña alegría. Conocía el destino de ese dinero desde antes siquiera de tocarlo.

La idea nació cuando me comentaste lo de tu madre. Me rompió el corazón saber que la estás pasando mal. Duele tanto no poder hacer más por ti, pero te la he comprado con tanta ilusión que espero pueda regalarte algunos minutos de felicidad. Incluso me atreví a grabarte una pequeña nota que puedes borrar si gustas. Ha sido una tontería. Si tú quieras, y como me encantaría lo hicieras, puedes mandarme un casete con algunas palabras dichas por tu voz. Sé que te he pedido demasiado y te he dado poco a cambio, pero sería tan feliz si volviera a oírte.

Te dejo porque me temo te he quitado demasiado tiempo. Sigue estudiando. Sabes que te apoyo.

Te mando un abrazo.

La chica que más te quiere en el mundo.

Amanda.