Capítulo 12

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Jennie soltó un largo suspiro después de salir de la habitación en donde su madre se reserva. Necesitaba dejarla descansar, lo sabía, y por más que le hayan dicho que las visitas no eran muy necesarias, ella quería seguir asistiendo, mirándolo, una pequeña conversación no hace daño a nadie, servía como un distractor de todo lo que ha pasado últimamente.

Caminó despacio mientras mantenía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, siguió hasta que logró divisar la salida del hospital, las conversaciones y la prisa de los trabajadores era lo que más podía divisar en todo el lugar, y se hubiera enfocado más en ello, pero alguien llamó su atención de inmediato.

La vio, sus cabellos un poco desordenados, pero no era demasiado, era como si el viento hubiera hecho el trabajo levemente, miró como se acercaba hacia la recepción y hacía una pregunta, Jennie frunció el ceño al ver eso, ¿acaso estaba mal? Parpadeó un par de veces.

Miró cómo la omega le dedicaba a la recepcionista una sonrisa en forma de agradecimiento y se alejaba para por fin ir al pasillo en donde ella se encontraba parada, mirándola. Y Lisa en cuanto levantó la vista se quedó estática, era Jennie.

—Creo que no es un buen momento —comentó la castaña mientras le dedicaba media sonrisa.

Para Lisa nada era un buen momento, pero ese día era especial, vería por primera vez a su cachorro, y estaba entusiasmada, solo que no lo demostraba ahora mismo.

—¿Por qué estás aquí? –preguntó la omega, por alguna razón pensaba que seguramente esa alfa la estaba espiando y la siguió.

—Vine a ver a mi madre –la tailandesa apretó sus labios levemente, no sabía si creer en aquellas palabras, todo era posible, podía estar diciendo la verdad o era una grandiosa mentirosa, y Lisa no estaba segura de cual de aquellas dos opciones sería la realidad, pero ahora tenía que darse cuenta de prisa—. ¿Qué hay de ti?

—Solo –cerró la boca, no debe decirle todo a las personas, pero con Jennie frente a ella, no entendía el por qué de la necesidad interna que tiene de hablarle, después de lo que había pasado en esa salida, suponía que ni siquiera esa muchacha querría volver a hablarle.

Vaya que estaba muy equivocada al respecto.

—No es necesario que lo digas –mencionó Jen sonriéndole suave y sacando las manos de los bolsillos de su pantalón—. Nos vemos.

Lisa estaba a punto de despedirse, pero algo llamo su atención, detrás de Jennie, sintió como su garganta se secaba al instante en que vio aquello, era ella, su ex alfa, y estaba con aquella chica. No. ¿Por qué están en el mismo lugar?

La de ojos gatunos se percató de que Lisa miraba hacia atrás, de inmediato la curiosidad le invadió y decidió voltear a mirar detrás, habían varias personas, pero tenían unas en especifico y parecía que Lisa las miraba, era una pareja, frunció el ceño al no poder comprender lo que estaba pasando exactamente. Volvió hacia Lisa, quien seguía con su vista enfocando a esas dos.

—¿Pasa algo? –odía notar los ojos cristalinos de la omega y se estaba preocupando, ¿qué tenía que ver esa pareja con la omega?–. ¿Lisa?

—C-creo que regresaré más tarde.

—¡Hey! –Lisa prácticamente salió corriendo del lugar, y ella miró de nueva cuenta a la pareja que seguía distraída en sus cosas y después volteó hacia la salida del hospital. No sabía si sería lo correcto, pero... Soltó un bufido, no importaba, ver los ojos tristes de la omega solo la hacía querer impulsarse a seguirla, y eso fue lo que hizo.

***

Dejó de correr en cuanto estuvo en la acera de la avenida principal, sintiendo el aire frío colarse por sus pulmones, sintiendo los latidos tan acelerados de su corazón, el miedo la había invadido por completo además de la tristeza, sabía que no debía de seguir experimentando tales emociones, pero era inevitable, mirar a esa alfa tan feliz con esa omega, ¿acaso ellas...?

Un sollozo escapó de sus labios, no, no quería saber si la posibilidad de que ambas ahora estuvieran esperando a un cachorro fuera más que realidad, no quería pensarlo, dolía, dolía demasiado, y no quería que doliera.

—Lisa... –miró detrás de ella, allí estaba Jennie, ¿por qué seguía en su plan de seguirla?

La alfa se vio preocupada al observar como sus mejillas estaban apenas empapadas por las primeras lágrimas, de inmediato se acercó a ella y sin pedirle alguna clase de permiso, llevó sus manos hacia su rostro y comenzó a limpiar con sus pulgares los restos de esas gotas saladas.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

—No debiste seguirme –susurró la menor en voz baja.

—Perdona por hacerlo, pero –suspiró–, saliste corriendo y a punto de llorar, no sé qué pasó allí dentro, pero...

—Y no debes saberlo –interrumpió, apartando las manos contrarias de su rostro—, no debiste venir.

Jennie recordó las palabras que su madre le había dicho, debía ser cuidadosa, un lazo roto y un embarazo, eso es demasiado hasta para ella.

—Lamento meterme en asuntos que no me incumben, pero me importa saber qué es lo que pasa contigo.

—¿Por qué te importaría? Solo déjame tranquila, no debes de estar enterada de nada de esto.

—Me importas, Lisa –dijo y de inmediato esta la observó a los ojos, percatándose del leve sonrojo en las mejillas de la alfa. Nunca creyó que un alfa que no fuese su progenitor podía sonrojarse, había visto al señor Manoban hacerlo cuando su madre le daba de comer en la boca, y esta era la segunda vez que veía a una alfa así—, y quiero que estés bien.

Lisa no sabía cómo sentirse al respecto, pero su loba movió la cola levemente, le agradaba esa sensación, era como una pequeña pizca de calidez, y eso si que era más que suficiente para dejar que el llanto se fuera por un momento.

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