Capítulo 13

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—¿Me dirás que fue lo que pasó? –Jennie no quería sonar tan insistente, pero estaba preocupada, había sido un gran logro hacer a Lisa volver al hospital e ir a la zona de comida de aquel lugar para poder hablar un poco, y es que necesitaba saber qué había ocurrido, saber la razón de su llanto.

Lisa apretó el vaso de té que Jennie le había llevado, según la alfa para que pudiera tranquilizarse un poco y relajarse, pero Lisa no estaba tan segura de beber algo después de lo sucedido.

Aún la imagen que había presenciado estaba en su cabeza, se había alejado de su antigua universidad para dejar de verlas, pero parecía ser que el destino le estaba jugando sucio y jamás creyó que presenciaría una escena con ellas de nuevo, juntas... y esperando, se preguntaba si acaso estaban en el área de maternidad, allí es en dónde Lisa iba a ir, seguramente el médico le reprendería por no asistir a tiempo a su cita, pero ya no le importaba del todo, podía agendar una nueva y disculparse, poner una excusa del por qué había faltado y listo, no habría más problemas para ella.

—Ella estaba aquí...

—¿Quién? –preguntó Jennie.

—Mi... La alfa que me dejó...

La necesidad de decir mi alfa se fue de inmediato, ya no lo era, pero su mente quería jugarle una mala pasada, y ahora lo había logrado, decir inclusive que ya no es su pareja le dolía hasta el alma, era insoportable sentirse de ese modo.

Jennie apretó levemente su mandíbula, debía admitir que no esperaba aquello.

—¿Era a quién mirabas? –Lisa dio un corto asentimiento–. ¿Era ella la que estaba con esa omega? –la extranjera bajó la mirada hacia su bebida caliente y después dio otro asentimiento.

Ahora Jennie entendía. Soltó un suspiro, sabía que eso era muy duro, para cualquiera, mirar a quien antes te juraba un amor eterno con otra pero duele, y seguramente la omega se siente terrible, seguramente se pregunta lo que hizo mal, pensando en las razones por las cuales la alfa la había dejado, simplemente Jennie no lo comprendía, ¿quién sería capaz de dejar a esa omega? A pesar que apenas han tenido algunas conversaciones, la castaña se había percatado de que Lisa era una omega muy linda y dulce, sus pocas sonrisas eran preciosas, y esos hermosos ojos te llegaban a cautivar de por medio.

Ella se hubiera arrepentido si la dejara, además no sería capaz de hacer daño a esa omega, de solo verla lo único que quería hacer era atraerla hacia sus brazos para brindarle un cálido abrazo y mantenerla con ella en aquella posición siempre para protegerla de todo lo que hay a su alrededor.

—Es una idiota –Lisa se sorprendió por aquel comentario—. No lo entiendo, si fuera ella, no cambiaría a tan linda omega por esa tipa –Lisa quería reír, las expresiones de la alfa cambiaban constantemente y eran divertidas, escucharla era divertido—. Debería ir con ella, tomarla de los hombros y darle bofetadas por lo idiota que es al dejar una hermosa chica.

Lisa no pudo evitar reír al final, al ver como prácticamente Jennie había estirado sus brazos hacia un lado para tomar un objeto invisible (lo cual imaginó sería su ex pareja) mientras sacudía y después abofeteaba en el aire.

—¡Vaya! Te hice reír –mencionó Kim mientras que Lisa dejaba que la risa se esfumara levemente—. No pares, es muy linda.

—No, no lo es –negó sonriendo levemente–, debe ser escandalosa.

—¿Escandalosa? ¡Por supuesto que no! Tu risa es melodiosa, me gusta tu risa, desearía que la mía sea así.

—Gracias —se sintió feliz por unos momentos, esa muchacha le había hecho sentir que por breves momentos la tristeza y la imagen antes vista se fuera por completo, y eso podía ser considerado como magia, y era hermoso.

—Lisa –esta la miró de nuevo—, ¿estás enferma o algo por el estilo? Sé que no debería de meterme, pero... me preocupa que te haya pasado algo.

—No es nada. Vine para ver a mi cachorro —dijo y ahora Jennie lo comprendía, y la emoción la invadió, por alguna razón quería verlo, en verdad quería hacerlo, quería saber cómo era un pequeño feto, y no importaba que lo haya visto antes en fotos y esas cosas.

—¿Puedo acompañarte?

La pelinegra sintió sus mejillas arder ante la pregunta, abrió los ojos en grande, la alfa sabía que no debía ser tan brusca, pero ya tenía la costumbre de hablar lo que pensaba casi al instante, lo que la metía a veces en problemas, pero en verdad quería acompañar a Lisa.

—N-no creo que...

—¡Por favor! –suplicó, tomando ambas manos de la chica, causando que una corriente pasase en ambas con aquel contacto, Lisa se sorprendió al sentir aquello, fue una sensación tan nueva e increíble—. Prometo no ser un estorbo, pensarás que no estoy ahí.

—No estoy segura, usualmente solo entran los padres o madres del bebé...

—Entonces considérame su madre solo esta vez, y no volveré a molestarte al respecto, ¿sí?

Lisa estaba sorprendida, nunca pensó que una alfa sería capaz de eso, y mucho menos sabiendo que no es nada del cachorro en su vientre, era un acto muy dulce de su parte, al menos el poco miedo que había en Lisa se disiparía con la presencia de Jennie.

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