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03. Boggart y bromas

Gracias a Draco todo Hogwarts ya sabía que Leylah era la hija de Voldemort, pero para suerte de ella la noticia de que Sirius Black fue visto cerca de la escuela había opacado un poco los rumores sobre ella. Aunque no duro mucho ya que de repente empezaron a decir que ella lo estaba ayudando.

Cuando escucho eso la chica solo pudo fruncir el ceño, es decir, sí, ella había luchado en una guerra y enfrentado Dioses y Titanes, ¿Pero atentar contra la vida de un niño de trece años y ayudar a un fugitivo? No, eso todavía no estaba en sus planes.

Solo era el primer día y ya se quería ir de ahí, pero tendría que aguantar hasta por lo menos aprendiera a controlar la magia un poco. Había entendido lo que Dumbledore le quiso decir, si su padre estaba regresando seguro iría por ella y debía estar preparada.

Para cuando ella entró a su clase defensas contra las artes oscuras ya la mayoría estaban ahí, esperando a su profesor, quien apareció cinco minutos después. lucia igual que en el tren, un poco desaliñado y con aquellas cicatrices en su rostro.

el armario frente a ellos se agito fuertemente.

— ¿Alguien quiere intentar adivinar que hay ahí dentro? — pregunto el profesor a la clase

— Un Boggart, señor — respondió un chico a unos metros de ella.

— Bien dicho señor Thomas — dijo— ¿Alguien puede decirme como luce un Boggart?

— Nadie lo sabe — contestó a la par de Hermione, quien se calló para dejarla hablar — los Boggarts cambian de forma, se transforman en lo que más teme una persona por eso son tan...

— Atemorizantes — completó — Por suerte existe un hechizo muy sencillo para enfrentarlos vamos a practicarlos sin varas por el momento. Repitan conmigo ¡Riddikulus!

— ¡Riddikulus! — respondieron todos un poco titubeantes

— Muy bien, ahora más fuerte y más claro así ¡Riddikulus! — Los volvimos a repetir mejor que antes

— Esta clase es ridícula — dijo por lo bajo Draco a su lado y no pudo evitar rodar los ojos al escucharlo.

— Esa fue la parte fácil, lo que acaba realmente con un Boggart es la risa. Lo forzaran a toma una forma que ustedes encuentren divertida, voy a explicarles Neville pasa al frente.

Todos rieron cuando él dijo que el profesor Snape era lo que más le atemorizaba y rieron aún más cuando este cambio su túnica negra por la ropa de la abuela del chico.

Riendo todos se formaron en una larga fila, Leylah quedo detrás de Harry. El Boggart de ron se convirtió en una araña grande, el de una chica de Gryffindor en una cobra, ambos los habían convertido en cosas que a todos le daban gracia, incluso a la semidiosa. Cuando fue el turno de Harry el ser dudo un poco pero finalmente acabo convirtiéndose en un Dementor. Cuando el de lentes se quedó paralizado y antes de que su profesor interviniera, Leylah se puso delante de Harry.

No necesitaba un Boggart para saber cuál era su peor miedo, lo soñaba bastante seguido.

Ante ella se alzó la figura de Luke Castellan. No, no era Luke. El dorado de sus ojos indicaba otra cosa. Cronos avanzó hacia ella y habló

— ¿Ya sabes de qué lado estarás? —No dejo que siguiera hablando, ejecuto el hechizo y todos volvieron a reír. Suspiró y caminó hasta un costado de la clase dejando que la fila siguiera avanzando.

Se quedo en silencio hasta que la clase termino. Volver a ver a Cronos la dejo aturdida, una cosa era en sus sueños, donde sabía que nada era real y despertaría pronto, pero tenerlo ahí repitiendo las mismas palabras que dijo la última vez que lo vio, cosa que ni en sus sueños pasaba, la descoloco un poco.

Cuando la clase acabó el profesor Lupin la llamó

— Señorita Riddle ¿Cree que podamos hablar un momento?

— Por supuesto profesor — Le respondió mirando por un segundo hacia la puerta ya que tenía ganas de salir de ahí

Esperó a que salieran todos y cerró la puerta. — Es sobre lo que ha hablado con el director

Ella enrojeció inmediatamente — Yo... lo siento, no quise ser entrometida, es solo que se lo difícil que es pasar algo así solo.

Remus no estaba enojado ni nada parecido, de hecho, le parecía bastante amable de su parte ofrecerse a ayudar a alguien con su condición.

— Tranquila no estoy molesto — La chicha largo un suspiro de alivio— Pero me estaba preguntando como lo descubriste.

— Es un poco complicado de explicar — Se mordió el labio buscando las palabras correctas — Digamos que gracias a mi madre puedo reconocer rápidamente a cualquier criatura de la noche y me siento un poco obligada a cuidarlos. — Sabía que él no entendía del todo lo que le quería decir, pero terminó asintiendo — Por eso si usted quiere yo podría hacerle compañía, y créame no puedes lastimarme.

De repente el profesor se encontró asintió sorprendiéndose a el mismo, ¿Enserio iba a dejar que su alumna lo viera en plena transformación? la respuesta era sí. Había algo en el que decía que Leylah Riddle era mucho más que todos esos rumores que estuvo escuchando de sus alumnos. Ella le sonrió y se dirigió hacia la puerta, saliendo un poco más relajada y olvidándose por completo de su Boggart.

Ahora se dirigía a su sala común para dejar sus libros e ir al gran comedor. Tenía sueño y hambre, así que esperaba comer rápido e irse a dormir. La oscuridad y las sombras que había en el castillo era demasiada y parecía llamarla constantemente, por suerte estaba acostumbrada al inframundo o si no se hubiera vuelto loca.

Cuando llego al retrato de la Dama Gorda y entro a su sala común, un balde de agua calló encima de ella, seguida de uno de pintura.

Unos gemelos se posaron ante ella riendo estruendosamente, Leylah los miro sin poder creer lo que acababa de pasar mientras trataba de sacar la pintura de su rostro. Era obvio que la mayoría la odiaba, pero no se esperaba, menos el primer día de clases, que alguien le hiciera eso. Ni siquiera en el campamento le pasaba, simplemente tomaban su distancia de ella alejándose tanto como le era posible.

— Le queda bien el verde, ¿Cierto, George?

— Totalmente, Fred— volvió a reír — Bienvenida a Hogwarts, nos veremos seguido

[...]

Tardó alrededor de una hora en sacarse toda la pintura de su cuerpo, se había perdido la cena por lo que moría de hambre, pero estaba tan cansada que simplemente se fue  a dormir, cerrando sus cortinas para que cuando vinieran sus compañeras de cuarto no la vieran.

Sentía ganas de llorar, algo que no hacía desde la batalla en Manhattan, pero por suerte se contuvo. No lloraría por ellos Y no le daría tantas vueltas al asunto. Lo dejaría pasar «porque solo era una estúpida broma»,  se repetía una y otra vez mientras inhalaba y exhalaba para alejar las lágrimas. Cuando sintió que lo había logrado se acomodó mejor en la cama y se durmió.

Cuando volvió a abrir los ojos, no se encontraba en su cuarto, ni siquiera se encontraba en el colegio, estaba en el inframundo en aquella sala que tanto pasaba el tiempo junto con Nico; La mansión de la noche y su hogar. 

Su madre le sonrió desde su trono y se acercó en su estatura normal a su hija, quien se tiró a sus brazos cuando estuvo lo suficientemente cerca para estrecharla dándose cuenta de que estaba a punto de llorar de nuevo.

Se separó de su madre un poco avergonzada por lo que acababa de hacer, pero su madre solo le sonrió.

— Te he traído para que me cuentes como te fue en tu primer día de clases — Dijo señalándole una mesa con comida que ella juraba que no estaba ahí hace unos segundos. ella bufó acordándose de todo lo que paso ese día.

— Me odian— Le dijo a la par que se sentaban y ella comía un poco de la pasta que estaba en su plato, realmente le agradecía por eso ya no había comido nada.

— Te tienen miedo— Le contestó su madre — Y es entendible por quien es tu padre.

— Lo sé — Suspiró — Hoy fue unos de los peores comienzos de clases que he tenido — Y eso que tenía con que compararlos, como la vez que tuvo que luchar contra cuatro Empusas* antes de su primera clase hace dos años o cuando tuvo que viajar por las sombras, pero termino tan agotada que se desmayó en la cafetería

— Siento que tengas que pasar por todo esto, pero debes saber que no te enviaría allí sin ninguna razón. Se con toda seguridad que podrás soportar a esos estúpidos mortales — Leylah se rio un poco al escucharla decir eso de sus compañeros. unos minutos después en donde ella solo comía, su madre volvió a hablar — También he visto lo que has hecho por el hombre lobo

Se encogió de hombros — Sentí la necesidad de hacerlo, ya sabes no podría abandonar nunca a una criatura de la noche... lo herede de ti

La diosa le sonrió — Sí, pero no lo decía solo por ofrecerte para pasar la luna llena con él, lo decía por lo ponerte delante de ese chico en la clase antes que el hombre lobo.

— Ah, eso... sí, creo que sabía cuál era su mayor miedo y no creo que le gustara revelarlo adelante de toda una clase

La diosa miró a su hija atentamente, nunca, en todos los años que llevaba viva, había sentido tanto orgullo por alguien como lo sentía por su hija porque sabía lo que significaba para ella su peor pesadilla y sacrificare por alguien que prácticamente no conocía la enorgullecía muchísimo (y más al saber que protegía a los seres de la noche tanto como lo hacía la diosa misma)

— Ahora tengo que irme, tengo mucho trabajo que hacer

— Gracias por hacer esto por mí, mamá— Le dijo señalando hacia la cena — Y También por hablar conmigo

— Se que no te lo digo a menudo, pero estoy orgullosa de que seas mi hija

— Y yo estoy orgullosa de serlo

Lo único que hizo su madre fue sonreírle maternalmente y luego chasqueo los dedos y todo se disolvió, regresándola a su cuarto en la escuela.

Solo era un mal día, seguramente mañana sea mejor, se repitió para volver a acomodarse y dormir las horas que faltaban hasta el desayuno. 




*Empusa: son monstruos femeninos que  tienen la apariencia de mujeres muy hermosas y seductoras, pero cuando dejan ver su verdadera forma, muestran su naturaleza horrible; piel blanca, ojos completamente rojos, cabello en llamas, y un par de colmillos. 


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