Capítulo II

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No recuerdo exactamente el nombre de la playa o en qué parte de Estados Unidos estábamos, aunque era muy parecido al de California, por la cantidad de turistas que había y el clima, principalmente.

Al llegar nos estacionamos por fuera de la cabaña, ya que está estaba protegida por una gran construcción a su alrededor; supondría yo para tener privacidad, también estábamos a sólo unos diez minutos de la playa.

Al bajar del auto y entrar en el lugar estaba la cabaña, muy grande y muy amplia, además, como había mencionado, rústica y moderna al mismo tiempo.

Al entrar estaba de lado izquierdo una gran piscina con un jacuzzi al final de esta, de lado derecho estaba un amplio patio con un asador mediado en la esquina de este. En medio estaba la entrada a la cabaña. A pesar de eso, otras entradas eran la de los lados.

Resulta que la sala, que está de lado izquierdo, y la cocina, de lado derecho, son al aire abierto, es decir, que no tiene paredes, de hecho, los únicos que lo tienen son el segundo piso. Me agrado bastante eso, pues le dio un efecto más natural.

Al principio, sólo observamos la parte de abajo de la cabaña, ya que regresamos a la camioneta a bajar las cosas; tanto como las maletas como la comida que fuimos dejando en la sala y en la cocina; mi pregunta ahora era, ¿dónde íbamos a comer ocho personas si no había comedor y en la cocina sólo había una pequeña barra para dos o tres personas?

—¿Y qué les parece el lugar? —Habló Teresa una vez ya habíamos bajado todo de la camioneta.

—Es enorme y hermosa, tiene muchas vibras veraniegas—mencionó esta vez Avril, no dejaba de ver el lugar.

—Ya saben que conmigo siempre hay lo mejor—intervino Ricardo haciendo una reverencia.

Me di cuenta que desde que regresé de la última vuelta de la camioneta a la cabaña no había visto a Mark y a Lazy.

—Oigan, ¿dónde están Mark y Lazy? —Pregunte tratando de quitar la sensación molesta que te dejaba el calor. Para mí, el frío es mejor.

—Las habitaciones son hermosas, tienen que subir a verlas—eso contestó mi pregunta.

—Qué bueno que mencionas las habitaciones Lee—volvió a comentar Ricardo llamando la atención de todos. Hizo una seña para que nos dirigiéramos hacia a la sala.

Eran tres sillones amplios, pero obviamente los chicos se sentaron por pareja, yo me senté en la esquina del mismo sillón donde estaba mi hermano, Ricardo se puso en medio para que todos lo viéramos.

—La cabaña tiene cuatro habitaciones, pero al conectarse forman dos habitaciones amplias con una cama matrimonial cada una; somos ocho y es obvio que será una para ustedes—apunto a cada chica, incluyéndome— y una para nosotros.

—Dices que están conectadas—comento Lazy—, ¿quieres decir que están separadas por una puerta en medio de ellas? —Ricardo asintió afirmando la información.

—Entonces es un buen momento para que se conozcan ustedes cuatro—hablo Avril señalándome a mí, Teresa, Ricardo y Henry.

Era buena idea la verdad, justo lo que necesitaba también para poder tener una buena convivencia con la pareja de mi hermano. Sonríe con la propuesta aceptando y Teresa también estuvo de acuerdo, aunque compartimos miradas al ver a Henry asentir con un poco de nerviosísimo.

Los tres sabemos cómo puede ser el ojiaverde respecto a la relación con su hermana, pero en el fondo sabemos que lo hace porque quiere cuidar de ella y no lo culpo, entiendo ese sentimiento, pues lo tengo con Henry, sólo que a mí no me gusta ser tan evidente.

Una vez las habitaciones fuero asignadas nos dispersarnos de la sala para ahora sí, recorrer el lugar. Quise ir por mi cuenta, no me molestaba en lo absoluto, de todos modos, yo quería tomarme el tiempo de ver a mi alrededor.

Primero fui a la parte de arriba, a ver si lo que había mencionado Lazy era verdad. Como dijo Ricardo eran 4 habitaciones, dos de lado izquierdo y dos del derecho, en el centro estaba una gran ventana con vista a la playa.

Entre a cualquier habitación quedando sorprendida, era grande y sinceramente parecía de hotel; había una cama al centro, una segunda puerta de lado derecho, suponiendo que era el baño y una tercera a la izquierda deduciendo que era la que conectaba con la otra habitación; se encontraba igualmente un closet en frente de la puerta del baño y una ventana que iluminaba directamente la cama, tal vez por ese lado sea un punto malo para mí.

Era color azul claro y tenía muchas decoraciones marinas, como conchas, estrellas de mar, y fotografías de la playa. Entre en la habitación para ahora ver el baño; de color blanco con todo lo básico, la ventaja de este ahora es que además de regadera tenía tina, punto bueno por eso.

Sinceramente no quise ver la otra habitación porque me imaginé que serían igual a la que vi, exceptuando tal vez la parte del color y las decoraciones.

Salí y escuché murmullos de las otras habitaciones, posiblemente los otros también estaban echándole un vistazo. Por curiosidad fui hacia el final del pasillo para observar la vista que teníamos, al mismo tiempo que me hacía una coleta, ya me estaba dando bastante calor.

Todavía había un poco de sol, se veía las olas chocar con la playa y algunas aves pasar por ahí. No podía ver si había muchas personas debido a que las palmeras me tapaban la vista, me acerqué más para ver si lograba ver más allá y no, en cambio, vi una escalera que partía del suelo y se dirigía al techo, así que me dispuse a ir.

Al bajar las escaleras me encontré a Teresa, quien me sonrió.

—¿Te gusto el lugar? —Cuestionó deteniéndose, yo hice lo mismo y le sonreír levemente.

—Bastante... pensé que estarías con Henry o con las chicas—soltó una pequeña risa, cubriendo su boca con sus manos.

—No siempre voy a estar pegada a mi novio y creo que eso deberían aprender las otras—reí junto a ella—¿Ya viste las habitaciones? —continuó interrogando y yo asentí con la cabeza.

—De hecho, acabo de descubrí una escalera que posiblemente lleva a la terraza, ¿quieres acompañarme? —Ya había conversado con Ricardo, era hora de que lo hiciera más con Teresa.

—Claro—ella sonrío y ambas comenzamos a bajar por las escaleras.

Pasamos por fuera de la cabaña para rodearla hasta la parte de atrás, donde ahí estaba la escalera. Ambas comenzamos a subir mientras observábamos nuestro alrededor. Pasamos por la ventana donde yo había visto anteriormente la escalera y subimos unos escalones más.

La vista, debo admitir, era muy linda, aunque algo incómoda de ver por el reflejo del sol. Me arrepentí no haber sacado mis lentes de sol, una gorra y puesto bloqueador.

Finalmente llegamos a la parte de arriba, donde lo primero que podíamos observar eran las otras casas que rodeaban a nuestro alrededor, además de muchas palmeras. También había una pequeña sala y una hamaca en la esquina.

Estaba techada con lo que parecía ser madera, color café oscura. La brisa y el sonido de las olas llegó a nosotras. Mire a Teresa para ver su reacción.

—Es hermoso aquí—mencionó con emoción y yo asentí estando de acuerdo.

—Podemos hacer muchas cosas aquí, como una fogata o jugar juegos de mesa—admiró mucha la positividad de Teresa, bueno... quien no sería alegre cuando estás rodeados de muchos amigos.

—Hay que llamar a los demás para mostrarles esto—hablé yo esta vez mientras me acercaba más a la alcoba.

Observe de reojo que Teresa asentía, empezando a bajar buscando a los demás.

Creo que el tener un ambiente tranquilo y diferente me hace reflexionar sobre muchas cosas, cosas a las que me gustaría encontrar respuesta clara.

¿Recuerdan que mencioné que me gustaba una chica? Bueno... en realidad me da miedo eso, pues esa chica no me puede gustar por muchas razones.

Me ha pasado que como a todos, confundo la admiración y la amistad con el amor y el cariño; y esta vez la conclusión fue que sentía amor y cariño con ella. A veces es raro porque antes jamás lo hubiera pensado, es muy cercana a mí y prácticamente hacemos todo tipo de planes juntas, supongo que me paso el típico enamoramiento hacia alguien con el que pasas mucho tiempo que te llegas a sentir cómoda a su lado y solo buscas a esa persona cuando se trata de salir y de tomar decisiones importantes.

Deje de pensar en eso en cuanto los demás subieron y se comenzaba a llenar el lugar de murmullos, Henry se acercó a mí con una sonrisa mientras me comentaba:

—Es increíble, ¿cierto?

—Bastante—le sonreí en grande.

Después de dar el recorrido por la cabaña, comenzamos a acomodar las cosas, tanto la comida como nuestra ropa en las habitaciones. Al ser el primer día Ricardo quería descansar un poco por lo que se subió a tomar una siesta. Avril y yo nos ofrecimos a guardar la comida mientras los otros estaban en la piscina.

Los veía a lo lejos y parecían estar haciendo una competencia entre Gideon y Mark por el mejor clavado, al mismo tiempo que Lazy, Henry y Teresa le daban sus puntajes. Aunque eso sí, Teresa sólo tenía las piernas metidas en la piscina, en donde entre estas estaba Henry con el cabello algo húmedo y siendo acariciado por las manos de su novia.

Qué suerte tenían algunos en el amor, ¿no? Aunque tampoco digo eso con envidia, después de todo fue difícil para ambos llegar a donde están ahora, en especial para Teresa.

Me perdí mucho en ellos que ni me di cuenta que Avril me estaba llamando para que le pasara los jugos de la hielera que trajimos.

—¡Paula! —Exclamó, haciéndome negar mientras volteaba a verla.

—Lo siento—le pasé los cuatro envases de jugo y ella me miró algo extrañada, sin embargo, continuó acomodando la comida en el refrigerador.

—¿Quieres hablar de eso? —Preguntó ella segundos después. Claro que quería hacerlo, pero Abby no era la persona indicada para hacerlo, sin ofenderla.

—No es nada—sonreír sin querer darle mucha importancia, de hecho, preferí cambiar de tema— ¿Por qué no vas a la piscina con los demás?

Ella hizo una mueca antes de responderme, al mismo tiempo que cerraba la puerta del refrigerador.

—No tengo muchas ganas de eso, prefiero verlos competir entre ellos—Avril dirigió su mirada a los dos chicos que estaban luchando entre ellos para estropear el clavado del otro.

Seguí su mirada viendo la misma escena haciéndome sonreír de lado. Tal vez el pasar el tiempo con ellos me ayude a olvidarme de ella, aunque sea por unos momentos en el día.

Al final, Abby y yo nos acercamos sólo para estar con los chicos, ella estaba leyendo un libro, mientras yo los veía desde una hamaca que había cerca de ahí, asoleándome con el poco sol que aún permanecía y dejando que algunas gotas de agua cayeran sobre mí por los clavados que no cesaban.

Cuando la noche estuvo cerca, fuimos a preparar la cena entre todos. Ricardo ya también había bajado. Para ese día, preparamos pizzas individuales donde cada quien la hacía a su gusto.

Colocamos un poco de música para ambientar el lugar al mismo tiempo que las conversaciones fluían, la mayor parte la pasé hablando con Ricardo, pues era fácil mantener una conversación de cosas que entendíamos; como la universidad, asuntos políticos del país y uno que otro tema de nuestra vida personal, donde descubrí que estaba soltero desde hace dos años. Yo solo me limite a decir que tuve un algo con alguien en secundaria.

Después subimos a nuestras habitaciones, yo me cambiaba en el baño mientras que Teresa en la habitación. Al salir pude ver a Henry sobre el marco de la puerta susurrándole algo a Teresa, quien ya estaba vestida.

Al verme beso los labios de su novia y ella salió sonrojada, despidiéndose con un movimiento de mano.

Henry volteó a verla por última vez suspirando hasta que, supongo yo, dejo de hacerlo al perderla de su vista.

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