Capítulo III

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Nunca te vi más feliz que hoy—le mencioné a Henry cuando regreso la mirada hacia mí y comenzaba a acercarse, él seguía usando una camisa sin mangas, shorts y sandalias.

Negó riendo sentándose en la orilla de la cama—. Creo que fue obvio el porqué.

—Eres un tonto cuando estás con ella—bromeé recostándome sobre la cama, después tomo asiento a mi lado.

Henry lanzó la almohada más cercana a mi rostro y yo reír mientras la retrataba y le devolvía la acción. Es el único con el que me he logrado abrir más.

—Como sea, te vi algo sería después de llegar, ¿dime qué ocultas? —Y como es el único que más me conoce sabe cuándo oculto cosas. A veces.

No respondí dejando al silencio invadir el lugar mientras miraba el techo, Henry fue paciente cuando no dije nada por varios minutos. Luego, me levante sentándome en mi lugar.

—Volví a soñar con... ya sabes—no era la primera vez que hablaba de ella con él.

—¿Cuándo?

—Cuando me dormir en la carretera.

—¿Quieres contarme que fue? —Me gusta decir que mis sueños son algo que también me gusta mantener en privado, por lo que negué con la cabeza apartando la mirada de mi hermano.

—Está bien, no te voy a obligar a decírmelo, pero, ¿no crees que deberías empezar a investigar si tienes una oportunidad?

—¿Cómo? —Henry se encogió de hombros, rascando su nuca apenado.

Volví a recostarse dejando la conversación cuando Henry nuevamente la retomo.

—No quiero que te angusties por eso y menos con todos aquí, prometo ayudarte cuando volvamos, pero al menos disfruta estos días.

Me limite a solo asentir con la cabeza, metiendo esas palabras en mi memoria, no quería arruinarle sus vacaciones a él y a nadie.

Henry beso mi mejilla y salió de la habitación deseándome buenas noches, a lo que yo también respondí lo mismo.

Una vez la puerta se cerró me empecé a acomodar sobre la cama quitando solamente una sábana, pues todavía sentía calor. Me quedé del lado que estaba lejos de la puerta del baño y le di la espalda a la ventana para comenzar a cerrar los ojos, intentando olvidar mis pensamientos y concentrarme en dormir.

No supe en que momento de la noche Teresa llegó y se acostó.

Al día siguiente abrí mis ojos con lentitud acostumbrándolos a la luz que entraba por la ventana, a pesar de que le estaba dando la espalda. No escuchaba ruido en absoluto, pero si un segundo cuerpo a mi lado.

Me levanté con pereza tallando mis ojos al mismo tiempo que soltaba un bostezo, revisé la hora en mi celular; nueve y media de mañana hora buena para despertar, en mi caso. Salí de la cama y fui directo al baño a lavar mi cara, peinar mi cabello y lavarme los dientes.

Salí de la habitación con sigilo para no despertar a Teresa y lo hice también por el pasillo. Estaba dispuesta a ir por un vaso de agua y empezar a hacer el desayuno. Nadie me lo pidió, pero quería hacer un gesto amable por los demás.

Aunque antes de que pudiera empezar a entra a la cocina, escuche cosas moverse en esta. Me asome unos centímetros hasta ver a Ricardo buscar algo en el refrigerador, alzó la mirada observándome y yo entre a la cocina.

—Buenos días Paula—sonrió él cerrando el refrigerador, lo note algo nervioso.

—Buenos días Rick, ¿qué hacías? —Pregunté tratando de no sonreír por su forma de actuar.

—El desa-desayuno—murmuró tratando de apartar la mirada de la mía, me acerque más a él.

—¿Y qué pensabas cocinar? —Cruce mis brazos viéndolo reír nervioso.

—Y-ya sabes, lo normal en un desayuno... hot cakes—miré detrás de él observando un desastre en la cocina, la harina esparcida en la barra junto con la cascara de algunos huevos. Esta vez no pude evitar reír.

—Creo que necesitas ayuda—él bajo la mirada asintiendo—. Descuida, Henry tampoco es bueno en la cocina—rio un poco y entonces nos pusimos a hacer juntos el desayuno.

Yo batía la mezcla mientras Ricardo me pasaba los ingredientes, observando cada uno de mis movimientos, me sentí un poco, bueno, muy incómoda, haciendo que mi cuerpo temblara y me sonrojara por los nervios.

Deje la mezcla colocándola a un lado de la estufa en lo que Ricardo empezó a buscar la mantequilla para empezar a cocinar los hot cakes.

Una vez la mantequilla estaba esparcida le pedí que sostuviera el bowl con la mezcla y la cuchara, me puse a un lado de él y sostuve su mano por encima para ayudarlo a servir la mezcla.

—Cuando empiezan a salir burbujas, espero unos cuantos minutos antes de voltearlo—explique—y siempre mantengo el fuego bajo para evitar que se queme.

—Entendido.

Los primeros tres le estuve diciendo cuando voltearlos, ya después del cuarto él pudo calcularlo solo y continuó por su cuenta mientras ponía la mesa, con platos, vasos, cubiertos y algunos topis como mermelada de fresa, cajeta y maple.

Cubrí más la mesa de centro que había en la sala imaginando que los chicos iban a querer sentarse juntos y dejé dos juegos en la pequeña mesa de la cocina donde estaríamos Ricardo y yo.

Con un segundo sartén que encontré, empezó a ayudar a Ricardo para que no demorará tanto y entre los dos logramos hacer una buena cantidad para antes de las diez y media de la mañana.

—Somos un gran equipo—mencioné limpiando mis manos sin voltear a verlo.

—S-sí, lo creo—tartamudeo un poco y subí mi mirada para observarlo, alcance a ver que desvió la mirada y decidí acercarme.

—¿Pasó algo? —Cuestione posicionándose enfrente de él.

—No, nada, sólo em... tus ojos se ven lindos por el sol—suavice mi mirada.

—Gracias...

—Una pregunta—menciono y asentí en respuesta—¿Te has enamorado a primera vista? —Me confundió un poco lo que dijo, por lo que hice mi cabeza a un lado ligeramente. Inconscientemente empecé a sonreír.

—Henry es la persona indicada para que le preguntes eso—respondí divertida.

—Pero quiero saber de ti.

Lo mire a los ojos y trague saliva con dificultad, sin embargo, no entre en muchos detalles.

—Creo que todos lo hemos hecho, pero, ¿a qué se debe?

—De día se notan más tus pecas—invadió mi pregunta empezando a tocar mi mejilla izquierda con su mano. Espera, qu'est-ce qui se passait, bordel? ⁷ Mi cuerpo sintió un escalofrió.

Ayer Ricardo actuaba normal conmigo y ahora me hacía este tipo de preguntas, me estaba confundiendo demasiado que hasta pensé que estaba soñando, un sueño muy raro, pero que al final no fue así. El pellizco en mi mano me lo confirmó.

—¿Te sientes bien o...?

Nuevamente me interrumpió, pero esta vez con un beso ¡¿Un beso?! Esperen, ¿en qué momento Ricardo se sentía así?, solo hablamos aquella vez en la fiesta de Henry, en su graduación, cuando estábamos haciendo los planes de vacaciones y ayer en el viaje.

No podía concentrarme en todas las preguntas que tenía porque mis labios se seguían moviendo con torpeza, dejándose guiar por los de Ricardo, sumándole el hecho de que me empezó a hacer para atrás hasta que mi espalda toco con la orilla del mueble.

¡Pero yo no debería estar aceptando esto! No siento nada por Ricardo más allá que una amistad y creo que el malinterpreto algunas de mis acciones como para llegar a esto.

Puse mis manos en su pecho y lo alejé mirándolo confundida y con un poco de tristeza. Esto sin duda volvería las cosas incómodas entre los dos.

—¿Ricardo, qué rayos?

—Lo siento, lo siento fue un impulso yo...

—Buenos días—interrumpió Henry frotando sus ojos mientras entraba en la cocina.

—Buenos días Hen—me separe más de Ricardo y salude a mi hermano, intentando ocultar mis nervios.

—¿Todo bien? —Preguntó él.

—Sí, sí em... él desayuno ya está listo, ¿crees que puedas llamar a los demás por favor? —Respondí por Ricardo y Henry asintió volviendo a salir del lugar.

—Paula yo... —Ricardo intento tomar mi mano y yo me alejé volteando a verlo.

—Rick hablemos esto en un lugar privado después de desayunar, ¿okey? —No tuvo más que aceptar y salí detrás de mi hermano para ayudarlo.

Espero que esto tenga solución.

Los chicos ya habían terminado el desayuno y decidieron salir a la playa a dar un paseo y ver que podían hacer después. Yo decidí quedarme a limpiar la cocinar y les dije que los alcanzaría y por obvias razones Ricardo se quedó a ayudarme.

Luego de cambiarme el piyama y ponerme ropa cómoda empecé a levantar los trates para llevarlos al lavabo y en ese transcurso Ricardo y yo retomamos la conversación.

—Escucha—soltó un suspiro—, siento mucho lo que hice.

—Está bien, lo que paso pasó... es sólo que yo... ¿desde cuándo? —Pregunte refiriéndome a sus sentimientos.

—No estoy seguro, creo que fue ese día en la graduación, no podía dejar de verte—en ningún momento subió la mirada.

No quería sonar tan dura con él, pero creo que no había otras palabras para decirle la verdad, al menos podía ser honesta.

—Lamento que no pueda corresponderte Rick, yo sólo te veo como un amigo, además... ya hay alguien más—desvié la mirada a pesar de que no nos mirábamos.

—¿Cómo se llama? —Cuestionó casi en susurro que apenas pude escucharlo. Abrí el grifo para empezar a enjuagar los trastes.

—Es difícil de explicar—respondí empezando a sentir un nudo en mi garganta, pero en el fondo, Ricardo merecía saber, después de todo es mi cuñado. Aún me siento extraña usando esa palabra—. Digamos que... no es lo que piensas, tal vez.

—¿Qué crees que pienso? —Se colocó a un lado empezando a secar los platos húmedos que iba dejando en la charola de plástico.

—Que te diré el nombre de un chico—lo solté sin más, evitando subir mi mirada hacia él, pero pude observar de reojo que se mostró sorprendido.

—Me siento peor, no sabía que te gustaban...

—Descuida—lo interrumpí—me gustan ambos, pero la que tiene mi corazón es una chica.

Me sentí relajada después de decirle alguien, que no sea pariente directo, una parte de mí que me es importante, aunque no fue como me lo imaginaba, supongo que se enteró a tiempo antes de que volviera a comerte otro error.

—Creo que no te conozco lo suficiente como creía—menciono con un poco de diversión en sus palabras.

—Nadie lo hace realmente—cuando termine con el último plato cerré la llave y tome una segunda toalla para secarme—. Él único que lo hace realmente es Henry, sabe lo que quiero que sepa de mi vida.

—Eso... ¿Eso no te hace sentir sola?, ¿qué él sea el único? —Fue una pregunta que nuevamente me tomó por sorpresa, pues nunca lo había pensado así, tenía un concepto de la soledad en la que eso significa no tener a nadie en tu vida. Yo tenía a mi hermano, amigos y familia.

—Por una parte, no y por otra sí, porque siento que miento de quien soy, pero, es lo que hace uno por temor al rechazo, ¿no?

Ambos dejamos las toallas a un lado y por primera vez en ese momento nos volteamos a ver, sus ojos me recordaban tanto a ella, por lo verdes intensos que eran.

—No creo que debas temer de tu hermano, aunque entiendo que debas guardar ciertas cosas para ti sola...tampoco debes tener miedo de mí.

Me quede sin palabras.

—Ahora que sé que las cosas no se pueden dar entre nosotros, al menos déjame permanecer a tu lado para apoyarte en lo que necesites, después de todo ya somos familia, ¿no?

Mi corazón sintió un apretón cálido con esas palabras, sonreí sin poder evitarlo y sintiendo mis ojos humedecerse ¡Dios Paula, no es momento de ponerse sentimental!

—Si eso hace que las cosas entre nosotros dejen de ser tensas y podamos ser buenos cuñados para nuestros hermanos, lo acepto—finalmente me acerque para tomarlo en un abrazo, cosa que correspondió al instante.

—No me veas sólo como un cuñado, puedo intentar avanzar con mis sentimientos y llegar a ser buenos amigos.

Un nuevo amigo, me agradaba mucho la idea.

—Me gustaría que fuera así, supongo que es mejor mantener a las personas que sabes que te convienen cerca de ti—escondí mi rostro en su cuello y empecé a sentir caricias en mi cabello.

Me alegro que las cosas si se lograran solucionar.

—Te agradezco que me hayas sido sincera, Paula.

—Yo agradezco que te lo hayas tomando bien y que quisieras permanecer a mi lado.

—Somos adultos, creo que no valía la pena enojarme por algo que es natural en las personas. Si necesitas ayuda o a alguien con quien hablar, ahora estoy yo.

Salí de su cuello para poder dejar un pequeño beso en su mejilla derecha—. Gracias Rick—él también dejo un beso en mi mejilla.

Sentí que el peso en mis hombros disminuía un poco más.

Nos separamos del abrazo mucho más tranquilos y empezamos a hacer una pequeña maleta para llevar toallas y dinero, pues los chicos no llevaron nada más que su traje de baño encima de un cambio de ropa y sus celulares.

Ricardo y yo salimos juntos camino a la playa, donde en el trayecto trate de comunicarme con mi hermano para establecer un punto de reunión.















.
☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆

7. ¿Qué carajos estaba pasando?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro