capítulo diez

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CAPÍTULO DIEZ.

Los días habían pasado demasiado rápido y todos ya querían que se realizara el Baile de Navidad, unos estaban mucho más emocionados que otros, pero al fin y al cabo todos. Y ni hablar de Adela, no hallaba la hora porque ya fuera el día. Sí, lo ansiaba. No planeaba verse perfectamente bella ese día, pero creyó que siendo ella misma estaría bien y así le parecía perfecto.

Pero algo que le resultó extraño a Adela, es que Draco no la molestaba de la misma manera. Sí, la fastidiaba cada vez que podía, pero era menos... Cruel. Cada que lo veía él le respondía con un levantamiento de cejas y una mirada de superioridad —una que Adela odiaba—, pero sí, últimamente no era tan cruel como solía serlo otros días. Después del día de la Torre de Astronomía habían empezado esas extrañas conductas en él, y Adela no paraba de preguntaste el porqué. ¿Quizá estaba planeando algo para fastidiarla el triple? realmente no quería descubrirlo. Trataba de despejar su mente y no pensar en aquél rubio platinado de ojos grisáceos.

Estando en su sala común hablaba con Luna, sobre cómo irían vestidas. Sí, a Luna también la habían invitado recientemente. A Adela le alegró pero también le sorprendió saber que iría con Noemí, pero finalmente acabó sonriéndoles y diciéndoles que ambas se verían muy lindas ese día.

—¿Ya tienes listo tu vestido para el Baile de Navidad? —preguntó Luna.

Adela asintió ilusionada.

—La verdad es un vestido muy bonito. Me gusta demasiado. ¿Qué hay de ti?

—Aún estoy viendo qué utilizar, sin embargo tengo algo en mente —contestó Luna con aquél tono de voz soñador.

Adela asintió y luego dejó caer su mentón sobre la palma de su mano, soltando un suspiro pesadamente.

—¿Qué sucede, Adela?

La joven de rizos alborotados miró a la rubia e hizo una expresión de tristeza.

—Es sólo que aún no sé qué haré con mi cabello, es decir, qué tipo de peinado utilizaré. Y la verdad no es como si pudiese darle un gran cambio a mi cabello, es difícil de manejar.

—Oh. Yo podría ayudarte en eso.

Los ojos de Adela parecieron iluminarse y llenarse de esperanzas con sólo oír eso. Se acercó con rapidez a Luna y entrelazó sus manos con las suyas.

—¿Hablas en serio?

Luna le asintió y sonrió ligeramente. Adela la abrazó de inmediato y la rubia le correspondió contenta.

—Sí, te haré un peinado de los más lindos que puedo hacer. Además tu cabello me gusta mucho, no cambiaré demasiado tus bonitos rizos.

—¡Verdaderamente gracias, Lunita!

Adela chilló emocionada y Luna la miró feliz. Desde que Adela había comenzado a llamarla por ese apodo le causaba un revoloteo en el estómago, le alegraba y le gustaba, en especial cómo se oía de sus labios.

Adela caminó con tranquilidad entre uno de los pasillos, y desde lejos, notó como Draco Malfoy estaba molestando a un chico. Uno que creyó reconocer. Dando pasos apresurados se acercó a ellos y de un empujón lo alejó del chico, poniéndose delante de él.

Draco la miró sorprendido, pero luego hizo una sonrisa maliciosa y se cruzó de brazos.

—¿Tú Diggory? —preguntó burlón.

Adela rodó los ojos y eso a Draco le divirtió.

La castaña se giró ligeramente sólo para observar al chico que estaba detrás de ella y finalmente lo logró reconocer; Neville Longbottom.

Aquél chico le asintió en modo de agradecimiento, pero rápidamente evitó su mirada al hacer contacto visual. A Adela le parecía un chico sumamente tierno y eso sólo hizo que su pensar sobre él aumentara. Volvió sus ojos hacia los de Malfoy y frunció el ceño.

—Él no te ha hecho nada. No lo molestes —habló firme, o al menos tanto como podía, sinceramente aún no lograba acostumbrarse.

Y aunque Adela trató de mirar directamente a los ojos de Malfoy, no pudo. Algo se lo impedía. Cuando lo hacía sentía que su corazón estallaría y su respiración pararía. Tenían algo que Adela no podía descifrar y eso le generaba inquietud.

—Yo diría que tú no deberías involucrarte, pero lo dejaré pasar, siempre encontraré la manera para ponerlo en su lugar —rió sarcástico, mirando a Crabbe y Goyle quiénes estaban detrás de él como si fuesen sus guardaespaldas, aquellos le siguieron y también rieron—. después de todo si soy amable, ¿lo ves Diggory?

Adela agarró la mano de Neville y sin prestarle atención a Draco se dio vuelta, dispuesta a irse junto al tierno chico. Caminó tan rápido como sus pies se lo permitían hecha confusión mientras jalaba a Neville, y cuando estuvieron lo suficientemente lejos pudo oír como el chico se quejaba por lo que lo soltó, mirándolo preocupada.

—¿Te he hecho daño?

Neville negó y acarició su mano, como si le doliera. Adela supo que estaba mintiendo.

—Lo lamento. Es sólo que él me saca de mis casillas, y realmente últimamente suelo enojarme como nunca antes.

—Está bien, lo entiendo y no te preocupes —asintió—. gracias por defenderme, habían quiénes pasaban por ahí y no hacían nada, pero tú me defendiste de ellos y te lo agradezco.

Sólo oír eso conmovió el corazón de Adela y lo rodeó con sus brazos de inmediato. Las mejillas de Neville se tornaron de un color carmesí por el acto de la chica y quedó quieto, sorprendido.

—Cada vez que pueda te defenderé, lo prometo. Si necesitas de mi ayuda sólo pídela, me gusta ayudar.

Al decir eso Adela se despidió agitando su mano y se alejó, dejando a un Neville inmóvil y sonrojado.

El día del Baile de Navidad había llegado y todos estaban igual de emocionados. Adela pasó gran parte de la tarde arreglándose junto con Luna y ambas se ayudaron entre si —aunque Luna la ayudó mucho más— Adela se observó en un espejo y sonrió satisfecha con cómo se veía. Lucía un vestido color azul pastel y un peinado recogido que obtuvo con ayuda de Luna. El peinado traía unas cuántas decoraciones, como algunas pequeñas flores que Luna decidió ponerle, aunque no sin antes preguntarle.

Luna trató lo más posible de no estropear los bonitos rizos de Adela, y lo logró, aunque tuvo que alisar un poco —muy poco— su cabello para obtener un buen resultado, con el que finalmente ambas disfrutaron.

Luna en el trayecto se separó de Adela y ella supuso que fue debido a que su amiga rubia vería a Noemí. Se dispuso a caminar sola hasta el Gran Comedor y en cuánto pensó en la idea de bailar frente a otras personas su estómago se revolvió. Sí quería bailar, pero no lo había pensado claramente hasta ese momento, agregando que no sólo bailaría frente a otras personas, sino que abriría el baile junto a Harry Potter y los otros campeones del Torneo de los Tres Magos. Moría de la vergüenza de sólo pensarlo, después de todo serían el centro de atención y eso le aterraba.

Pero todos esos sentimientos fueron opacados por la felicidad y sopresa cuando Adela entró al lugar y observó lo bellísimo que se veía todo. Realmente se las habían arreglado para mejorar por completo el lugar, lucía precioso y de una manera inexplicable. Ni ella misma podía reconocer lo demás.

De dos lados diferentes del Gran Comedor dos chicos la observaban con suma atención.

A los ojos de Harry Adela no pasó desapercibida. Pudo observar lo bonita que se veía y un sonrojo tenaz subió por sus mejillas, él creía que ella normalmente sí era linda, pero esa noche lucía especialmente bonita. Tragó duro y se acercó lo suficiente a ella llamando su atención.

Mientras Adela seguía observando ilusionada el lugar sintió como alguien tocó su hombro, se giró y posó sus ojos en Harry, quién la miraba con una sonrisa en sus labios.

—¿Preparada? —preguntó.

No, pensó Adela.

—Sí —contestó con supuesta seguridad, una que Harry notó que fingía.

Harry le sonrió una vez más tratando de alentarla, aunque él también se sentía nervioso.

—¿He llegado muy tarde? —susurró.

—Para nada —negó sonriéndole.

Sí había llegado un poco tarde, pero lo justo para poder iniciar el baile, debido a eso prefirió no decirle.

Y Adela no cayó en cuenta cuando ambos ya estaban abriendo el baile junto a los demás campeones y sus respectivas parejas. Estaba más calmada, sólo un poco, y sólo gracias a su hermano Cedric. Minutos antes su hermano le había dado una mirada de advertencia a Harry y a ella le había sonreído felizmente porque también bailaría, y eso la había dejado más tranquila debido a la diversión y seguridad que su hermano Cedric le brindaba.

Mientras abrían paso entre los demás estudiantes quiénes los observaban Adela sintió una punzante mirada, y sólo por un instante, sus ojos y los de Malfoy se encontraron. A causa de eso sintió un revoloteo en el estómago que no entendió en absoluto.

Harry lucía nervioso, y Adela le sonrió tratando de calmarlo justo como él había hecho antes con ella. Aquél le devolvió la sonrisa y puso una de sus manos en su cintura, comenzando a bailar.

A veces Harry daba pasos torpes, pero no lo culpaba, ella tampoco era una excelente bailarina. Además era divertido y se sentía genial, aunque seguía sintiéndose sólo un poco vacía y desconocía la razón.

Cuando terminaron de bailar los demás comenzaron a unirse también. Harry y Adela se sentaron junto a Ron, quién lucía desanimado y al parecer no quería ni sentía ganas de bailar. Al lado de Ron estaba Padma Patil y lucía igual de desanimada.

—Creo que están en el mejor momento del baile. ¿Quieres bailar? —preguntó Adela a Harry, con un sutil tono de emoción, pero aquél no le respondió.

Adela se dejó guiar por la mirada de Harry y observó como él miraba a su hermano Cedric y a Cho Chang, lo volvió a mirar con curiosidad y preguntó.

—¿Te interesa Cho?

Harry asintió y al percatarse de lo que hizo negó, mirándola nervioso.

Adela rió y le pegó ligeramente en el brazo, sin causarle daño.

—¡Sí te interesa! —sonrió—. tranquilo, guardaré el secreto.

—Perdón por no querer bailar, es sólo que me desanimó verlos y sólo quiero que acabe de una buena vez el baile.

Sólo durante unos segundos Adela se sintió mal, creyó que sería una buena compañía para Harry pero al parecer a él no le agradó.

Harry la miró de inmediato al notar su semblante y negó.

—No quiero decir que tú seas aburrida o algo parecido, es todo lo contrario, pero ya sabes que quiero decir...

Ambos asintieron y guardaron silencio. Adela sintió su mirada perdida, pero no fue mucho hasta que observó una mano que ofrecía ser acompañada. Levantó su mirada y sus ojos conectaron con los de Draco Malfoy, el rubio platinado tenía una sonrisa maliciosa en los labios.

—¿Malfoy?

—¿Dejarás mi mano en el aire? eso es de mala educación —habló Draco con aires de grandeza, percatándose de que Adela parecía no querer tomar su mano.

Adela miró de reojo a Harry y notó cómo él y Ron los observaba perplejos. La castaña dudó durante unos segundos, pero luego un poco confundida tomó su mano, y con ayuda del rubio se levantó del asiento.

Harry y Ron observaban con cuidado y aún muy confusos cómo ellos dos se alejaban hacia los estudiantes que bailaban.

Con delicadeza, Draco agarró la mano izquierda de la castaña, para guiarla hacia uno de sus hombros, el rubio se divirtió viendo su expresión de desconcierto, pero luego observó sus ojos marrones, tratando de transmitirle confianza. Por consiguiente, tomó la mano derecha de la castaña, para guiar el baile.

La mirada de Harry se intensificó en ambos, los veía estupefacto.

Finalmente, Draco colocó su mano disponible en la cintura de Adela, ejerciendo presión, en un movimiento rápido, el rubio acercó su cuerpo al suyo, quedando en una cercanía que parecía poder acabar si tan sólo se acercaba un poco más. El corazón de Adela se aceleró, notando que Draco no dejaba de mirarla con una intensidad que nunca antes había visto en él.

Pese a que la castaña no acostumbraba bailar, parecía que al dejarse guiar por Draco los dos lograban encajar perfectamente, como dos piezas que faltaban en un rompecabezas.

El olor a perfume caro y a fragancia de menta de Draco llegó como aroma agradable a las fosas nasales de Adela, fue refrescante, y se sintió embriagador.

Draco se acercó a su oído, queriendo decir algo, pero se lo guardó para sí mismo y se alejó. El rubio pensaba que Potter era un idiota por desaprovechar la oportunidad de bailar con Adela, él pensaba que no podía lucir más hermosa esa noche. Ese vestido azul y ese peinado alto le favorecían, se veía con una elegancia que nunca antes había contemplado en una dama. Las chicas sangre puras con las que normalmente tenía contacto eran refinadas, pero no como Adela, la castaña le transmitía algo diferente, todavía más elevado a todas esas chicas.

Aún tomados de la mano, Draco se abstuvo de continuar bailando y comenzó a caminar entre los estudiantes, llevándola fuera del Gran Comedor.

Draco se detuvo al estar en un pasillo vacío y se dio vuelta, permitiéndose mirarla. Al ver que sus manos aún estaban unidas, Adela alejó la suya.

—Eso fue raro... —murmuró, todavía sintiendo que su corazón podría salirse del pecho al rememorar el baile.

—Un poco, pero no podía dejarte ahí con ese cara rajada.

Adela rio sólo un poco, era muy extraño todo. Quiso averiguar el porqué él la había invitado a bailar, pero supuso que sólo se trataba de la rivalidad entre el niño que vivió y el príncipe de las serpientes.

Sin embargo, no podía dejar de pensar que había sido cómodo bailar con él, le provocó un sentimiento... Diferente.

—Potter es un idiota, no entiendo porqué decidiste ir con él —musitó.

Draco desvió su mirada y Adela pareció no escucharlo.

—¿Tú a quién acompañaste? —preguntó.

Malfoy la volvió a mirar y rió.

—Vine con Parkinson, pero da igual.

Adela asintió no muy segura y de un instante a otro Draco volvió a tomar su mano, eso la descolocó y lo miró avergonzada. Observó cómo él sacaba de su bolsillo lo que parecía ser un anillo y con cuidado lo ponía en su dedo índice.

Draco soltó su mano y Adela se permitió mirarlo. Era un anillo negro con una pequeña perla azul.

—¿Por qué me das esto?

—Ah... era uno que tenía por ahí, ya no me gustaba por lo feo que se había puesto y por eso te lo doy a ti.

Adela sonrió para sí misma y supuso que mentía. El anillo parecía nuevo y además era muy bonito, quedaba muy bien en su dedo y lucía lindo.

Cuando Adela se limitó a prestarle sólo atención al anillo Draco la miró de reojo con una sonrisa bastante sutil.

Adela volvió a mirarlo y Draco de inmediato cambió su expresión a una de indiferencia.

—Gracias.

—Sí, bueno. No soy tan considerado con todos.

De los finos labios de Adela se emitió una leve risa, una que a los oídos de Malfoy fue melodía. Abrió sus ojos de par en par al ver lo feliz que se veía Adela y Draco sintió un ligero calor en el pecho.

Cuando ella ingresó al Gran Comedor se percató de inmediato de su presencia, y realmente sabía que Adela se veía muy bonita, estaba en su máximo esplendor, pero a él le parecía que otros días lucía igual de linda, sólo que jamás lo admitiría en voz alta, sólo se permitía decirlo en sus pensamientos.

Observó con detenimiento sus lindas cejas, eran un poco pobladas. Luego pasó de ellas a sus pestañas, eran largas y enchinadas, y sus ojos, tenía unos preciosos ojos marrones. Pasó de largo sus ojos hasta dar con su vestido, le quedaba bien y se veía bastante bonita. Recorrió sus ojos hasta dar de nuevo con su rostro, y los fijó en sus labios, sus rosados labios.

Adela estaba hablando pero Draco no le prestaba atención, estaba tan sumido en sus pensamientos observándola que no se percató de eso. Adela mojó sus labios y los dejó húmedos, permitiéndose hablar con más comodidad. Durante unos instantes, Draco sintió la necesidad de acariciar sus labios con los suyos.

—¿Me estás escuchando?

Adela agarró el brazo del rubio platinado y lo movió bruscamente, tratando de llamar su atención. Malfoy la miró nuevamente pero esta vez prestándole atención.

—Ah, sí. Y sí, tienes razón.

Draco realmente no sabía de lo que estaba hablando, por lo que optó por asentirle y darle la razón. Adela abrió sus ojos tanto como pudo y quedó sorprendida.

—¿¡Entonces sí te gusta Harry!?

—¿¡Qué!? ¡No! por supuesto que no —contestó asqueado y en su rostro también se reflejó—. puaj.

—Era una broma, realmente no te pregunté eso, sólo quería comprobar si estabas escuchando lo que te decía, pero mi pregunta sí era algo relacionado con Harry —la castaña rió ligeramente, tomó una pausa y continuó—. ¿Por qué lo molestas tanto?

—Porque es un idiota.

—Esa no es una respuesta justificada.

Draco rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—Está bien, no te obligaré a decirme.

Adela calló y todo se mantuvo en silencio durante unos segundos.

—Lo odié desde que rechazó mi amistad. Prefirió juntarse con una sangre sucia y un traidor a la sangre.

Draco soltó eso tan de repente que Adela se sorprendió, no creyó que le respondería.

—¿No crees que él rechazó tu amistad justamente por eso? es decir, discriminas a quienes son hijos de muggles y crees ser superior sólo por ser un sangre pura.

Adela temió de la reacción del rubio ante lo que había dicho, mas él no reaccionó de manera agresiva, sólo sarcástica.

—Já. No me "creo" superior, yo soy superior a los demás.

La Diggory bufó y lo miró con mala cara, pero al ver la cara de gracia de Malfoy se echó a reír, y seguida de ella, Malfoy también rió. Adela lo observó con sumo cuidado, su expresión facial era de diversión verdadera, una que ella jamás había visto.

—Me gusta que rías.

Adela habló sin pensar, dejándose llevar por la bonita risa que Draco tenía. Aquél paró en seco y tosió falsamente.

—Yo río todo el tiempo.

—Hablo de risas de verdad... de algo que verdaderamente te haga reír, no de burlas hacia los demás.

Y por primera vez, Draco se sintió cómodo con la compañía de alguien más. También se permitió procesar lo que Adela le había dicho y creyó que quizá, sólo quizá... Adela tendría razón.

Draco & Adela:

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