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SeokJin había llevado consigo un traje color gris marfil con una camisa negra, sin corbata y sus zapatos de cuero en punta. Su cabello negro estaba hacia un lado y se miraba al espejo mientras abotonaba el saco para que sus hombros resaltarán más. Las horas habían pasado y ya se encontraba preparándose para la cena empresarial con su equipo y los nuevos inversionistas del gran tiburón de Japón con el que, habían hecho otro exitoso negocio.

TaeHyung se encontraba listo, con un traje de color negro, camisa blanca y corbata fina. Estaba apoyado sobre la pared mirando detalladamente lo bien que SeokJin se veía. Estaba babeando y no le interesaba disimular, al igual que no le interesaba esconder su sonrisa enamorada por el empresario. Este giraba y le devolvía la misma exacta sonrisa.

— ¿Por qué tan precioso y sonriente? —mencionaba SeokJin, acortando la distancia y tirando de TaeHyung para acercarlo a él y sostenerlo de su cintura—. Estás precioso, mírate —luego metía su nariz en el cuello del iniversitario y aspiraba su aroma tan dulce y masculino.

TaeHyung tenía sus brazos rodeando el cuello de SeokJin, con sumo cuidado de no despeinarlo o desacomodarlo.

—Mmm... Me gusta estar así contigo —susurraba TaeHyung.

—También a mi —respondía SeokJin, besando su sien y luego buscando sus ojos—. Si me dieran a elegir, me quedaría contigo y no asistiría a esa cena.

El azabache hacía un puchero y asentía—. Si... —susurraba, acomodando el cuello del saco y evitando los ojos del mayor.

— ¿Sucede algo? —preguntaba éste.

TaeHyung suspiraba y le sonreía apenas—. Estaba pensando... Ideas locas —respondía con lentitud.

SeokJin fruncía sus cejas, no entendiendo sus palabras.

— ¿Ideas locas? —replicaba.

"Mmhpm" asentía TaeHyung.

Las cejas del empresario se alzaban y su curiosidad le carcomía—. ¿Puedo saber qué tipo de ideas locas?

TaeHyung sonreía, con dientes y todo, bien rectangular y adorable, pero cuando iba a responder, YeonJun aparecía en el papel de asistente del año.

—Señor Kim y Señor Kim, hora de irnos, sueltense... Por favor —pedía con cierta timidez, mirando hacia otro lado.

TaeHyung reía al respecto y Seokjin resoplaba, pero antes de que el azabaches se alejará, lo atraía una vez más y susurraba en su oreja:

—Quiero saber tu loca idea, luego ¿de acuerdo? —pedía curioso.

TaeHyung alzaba la vista, juguetón, ojos negros brillosos y divertidos. Una sonrisa de un niño grande en su bonito rostro como si tuviera un increíble plan que quería compartir y terminaba asintiendo feliz por dejar al castaño con la curiosidad a flor de piel.

—Seguro, señor Kim —susurraba.

Luego se alejaba, pero no llegaba muy lejos cuando el castaño lo volvía a girar de repente, tomando su rostro con sus manos y estampando sus labios a los suyos para un beso intenso de lenguas excavando profundo y dejándoles sin aire, para que les durase lo suficiente en esas horas finales de trabajo.

La garganta de YeonJun carraspeaba y Seokjin entendía. Dejaba de besar a un TaeHyung que hacía una mueca divertida, apretando sus labios mientras veía al empresario alzar su vista y cejas mientras negaba sutilmente.

—Creo que voy a negarte el aumento que me pediste y tus cómodas salidas para cursar serán denegadas de ahora en más —exageraba, mirando ahora directo al chico.

YeonJun hacía una mueca de disculpa—. Hyung...

—No seas tan malo con él —susurraba TaeHyung, acomodando el saco de SeokJin—. Está chiquito y hace su trabajo —mencionaba con un adorable puchero que hacía estragos con el interior del mayor.

Luego de sonreírle dulcemente, se alejaba, tomaba su teléfono de la mesa principal y estiraba su brazo en dirección a la puerta.

—Guía el camino, Choi o no saldremos nunca si vuelvo a besar a TaeHyung —ordenaba.

El asistente rodaba sus ojos y TaeHyung reía sonrojado y satisfecho.

TaeHyung quería sentarse y comer algo, habían pasado unos treinta minutos y solo había degustado esa entradas que solo le llenaban una maldita muela y había tomado fotos por aquí y por allá. YeonJun se encargaba de llevarlo por lugares específicos, con empresarios de nombre importante y lo único bueno, es que también estaba detrás de SeokJin, pero él tenía hambre... Y el sonido de su estómago era lo que llamaba la atención de YeonJun a su lado.

—Tranquilo, unas tomas más y nos sentaremos a comer oficialmente la cena de esta noche —afirmaba sonriente, tomando dos copas de champagne de una de las mozas del lugar para compartirle una a TaeHyung.

—Lo siento, no quise comer mucho para comer aquí... Pero la gente importante se muere de hambre —susurraba.

YeonJun reía ante las palabras de TaeHyung y luego extendía su copa.

—Felicitaciones por esta oportunidad y la pasantía que el señor Kim probablemente te arroje luego —mencionaba.

TaeHyung alzaba sus cejas, recordando la supuesta propuesta que el padre de SeokJin deseaba hacerle para quizás, en un futuro cercano trabajar en Kim Enterprises, pero para ser honestos, TaeHyung no veía eso como una buena opción. Si buena oportunidad, pero muy cerca de SeokJin sería tan... Sacudía su cabeza y no decía nada, solo brindaba con el chico sonriente a su lado y veía de soslayo a SeokJin hablar con mucha gente.

— ¿Cómo los recuerda a todos? —preguntaba curioso a YeonJun.

El chico sonreía—. Verás, antes de cada reunión de este tipo o fiestas elegantes... De snobs, empresarios importantes, alianzas... Bueno, etcétera. Verás, el señor Kim estudia un libro que preparo yo mismo con cada invitado y una breve biografía

—Oh, ¿algo así como en el diablo viste a la moda? —preguntaba.

YeonJun reía y asentía—. Excepto que yo no les digo quienes son, él los memoriza por su cuenta y a otros ya los conoce. SeokJin es mucho más respetado que el mismísimo Kim Hong Joong —susurraba—. Es muy inteligente y amable. La gente importante confía mucho en él.

TaeHyung asentía con lentitud y lo miraba nuevamente, se le quedaba viendo algo estúpido, pero tan orgulloso de que SeokJin sea tan respetado en ese ambiente que, a pesar de que le había mencionado no ser feliz, se desenvolvía como pez en el agua y siempre sonriente. El porte de imposible e inalcanzable, era tan justo en él. El azabache aún tenía que seguir parpadeando dos veces para recordarse que si, efectivamente ese hombre increíble lo amaba y lo quería en su vida y era de los más importantes en ella.

En tan poco tiempo que parecían años y a la vez pocos meses, se había enamorado tan fuerte e intenso, TaeHyung jamás hubiese imaginado estar donde se encontraba justo en ese instante.

— ¿Les han gustado las entradas que han probado hasta ahora? —soltaba una voz dulce tras ellos.

Cuando ambos giraban, veían a Park Jimin en un traje de chef color negro, no tenía esos sombreros de cocinero, solo su cabello rubio peinado hacías atrás con ese undercut reluciente y perfecto. El traje tenía un delantal, también negro que se ajustaba a su diminuta cintura y su bonito y ovalado rostro era un sonrisa refulgente que dejaba a TaeHyung recalculando.

El tipo era precioso, salido de alguna película porno con temática de cocina o lo que fuera que hicieran en las películas pornos donde los actores se disfrazaban del empresario, el chico de las pizzas o el electricista... Park Jimin era el chef más candente que había visto y resaltaba aún, con ese traje entre varios magnates de trajes empresariales.

—Chef Park —saludaba YeonJun, inclinándose—. Las entradas y pequeños platillos, han sido excelentes —mencionaba con amabilidad y sonriendo, luego codeaba a un TaeHyung algo serio para que le saludara también—. Esperando con ansias el plato principal —mencionaba intentando disimular.

Jimin le sonreía amablemente, palmeando su hombro y luego miraba a TaeHyung.

— ¿Y a tí? ¿Has probado alguna entrada? —mencionaba con dulzura, sabía muy bien para entonces que, ese chico de traje negro con la cámara colgada en su cuello, era el chico del que SeokJin le había hablado.

—Eh... Si, yo-... —TaeHyung suspiraba—. Mi paladar no es tan fino, algunas cosas saben raras —respondía incómodo, mirando su copa.

Jimin sonreía con dulzura y asentía—. Lo lamento por eso, el plato principal es un poco más... —Jimin alzaba su mirada y sacaba las manos de detrás de su espalda y moviendo estas, continuaba hablando—. No diría "común", pero hay sabores más familiares, creo que va a gustarte mucho.

TaeHyung hacía una mueca que, intentaba parecerse a una sonrisa amable, pero fracasaba miserablemente por sentirse tan incómodo y eso hacía reír a Jimin un poco más.

En ese entonces, para sorpresa de todos, se anunciaba por los altos parlantes de suave música soficticada que, se acomodarán en sus respectivos lugares, la cena oficial comenzaría y sería mejor que cada uno, ya estuviese cómodo en su lugar. Jimin alzaba sus cejas y con amabilidad se inclinaba en forma de despedida.

—Espero puedan disfrutar la cena —mencionaba amablemente, luego desaparecía en dirección al CEO principal de la empresa.

El mismo estaba hablando con SeokJin muy relajado y se veía que los estaba algo así como: "presentándolos", pero Jimin sonreía y se inclinaba, abrazando solo un poco de forma muy amigable a SeokJin. YeonJun veía al azabache mirar atentamente, así que le llamaba la atención.

— ¿Estás bien? ¿Qué te parece si vamos a sentarnos? —mencionaba.

TaeHyung parpadeaba y asentía, no quería ser tan obvio de estar tan embobado mirando que hacía o dejaba de hacer SeokJin, como un desconfiado paranoico. Así que seguía a YeonJun a su mesa, una diferente a la de SeokJin y a la distancia aún veía como Jimin charlaba con SeokJin y el CEO principal.

—Oye, solo están hablando. Deja de mirar tanto —susurraba Choi.

TaeHyung asentía y luego intentaba concentrarse en su cámara y en las tomas que tenía en ella. Dios, era jodidamente difícil no mirar a su novio con su ex... TaeHyung suspiraba. Estaba siendo ridículo, pensaba, aparte estaban los dos y el CEO, no solo SeokJin y Jimin secreteando allí.

—Oh... Se tomaron una foto —mencionaba YeonJun.

TaeHyung alzaba la vista y el CEO principal ya no se encontraba con ellos y efectivamente Jimin había tomado una foto de ambos. SeokJin se veía demasiado sonriente y relajado, Jimin igual, aunque no lo conocía, pero se veía muy sonriente... Diciendole quien sabe que cosa, tocando el brazo de SeokJin, arrimandose, tocando su pecho ¿qué mierda?

— ¿Por qué es tan toqueton? —susurraba   a YeonJun.

El asistente los veía y alzaba sus cejas—. Mmm, no lo sé. Se nota que son cercanos, no sería la primera vez que el señor Kim encuentra un rostro familiar en una reunión así

—Si, pero este no es cualquier rostro familiar ¡Es su ex! —susurraba histérico.

YeonJun reía—. Ahora estás comportándote como un animal que está a punto de ir a orinar a su pareja para que todos sepan a quien le pertenece.

TaeHyung hacía un puchero—. Jodidamente lo haría, si fuera un universo alternativo donde yo soy su esposo y no la bonita de Jennie Kim —se quejaba.

YeonJun reía—. Relájate, estás siendo ridículo. Ya, mira se separaron y los mozos están comenzando a servir la cena. Disfruta y no pienses ridiculeces ¿quieres? —mencionsba dulcemente.

TaeHyung suspiraba aliviado, quizás si, había sido paranoico y ridículo, pero Park Jimin era muy coqueto y toqueton, disculpenlo por enrollarse medio segundo. Luego de eso, la cena había continuado, se había mencionado la nueva alianza y SeokJin había dado un discurso tan intelectual que, TaeHyung no era el único viéndolo medio estupidizado, si es que la palabra existía, YeonJun tenía razón, SeokJin era muy respetado.

Y TaeHyung se sentía tan feliz y flotando cuando la mirada del empresario cruzaba segundos con la suya entre medio de tanta gente importante. ¡Ay, él quería más que nunca compartir su loca idea con SeokJin al finalizar la noche! aunque mientras las horas avanzaban se preguntaba si su plan podría ser llevado a cabo. Al final de la cena, se encontraba cansado, solo un poco bebido y con ganas de estar entre los brazos de Kim SeokJin de una buena vez.

YeonJun aparecía en la mesa luego de unos momentos de haber estado tras SeokJin.

—Nuestra camioneta ya está en fila, prosigamos —ordenaba.

TaeHyung notaba como de inmediato el resto de los empleados se ponía de pie y comenzaban a despedirse de las conexiones realizadas aquella noche. Todos respetuosos y organizados, eran un muy buen equipo. Cuando salían y se acomodaban, YeonJun entraba último, anunciando que SeokJin vendría en unos momentos. Nuevamente en la espera del CEO Kim, TaeHyung se sentía cansado y ansioso, pero suspiraba tranquilo cuando veía al castaño llegar junto a ellos y sentarse en el copiloto.

Mientras iban camino al hotel, todos habían hablado de la reunión, la comida... TaeHyung había mostrado varias fotos que habían tomado y había sido halagado enormemente, reluciendo una sonrisa tímida que volvía loco a SeokJin desde el copiloto y quería tomarlo de las mejillas y besar su rostro completo, justo en ese instante. Pero no podía.

Al llegar al hotel, justo antes de meterse en al ascensor que los dejaría directamente en sus habitaciones, YeonJun había indicado que saldrían para las doce del mediodía siguiente, ya que el vuelo estaba programado para cuarenta minutos después. Así que con esa información en mente, cada uno había sido dejado en sus respectivos pisos. Cuando solo SeokJin, TaeHyung y YeonJun quedaban en el elevador, el chico se despedía, dejándolos a ambos seguir su rumbo a la suit de SeokJin, pero antes de eso el empresario preguntaba:

—Choi ¿Llegó lo que pedí? —preguntaba el castaño.

TaeHyung miraba entre ambos y notaba la sonrisa cómplice de su asistente mientras miraba al empresario y asentía. Cuando las puertas se cerraban nuevamente, TaeHyung miraba a SeokJin.

— ¿Qué fue eso? —preguntaba curioso.

SeokJin lo miraba alzando sus cejas—. Ya sabrás.

El universitario, ahora sí se encontraba ansioso, así que luego de unos segundos, llegaban a su suit. Cuando entraba SeokJin estaba silencioso, caminando por adelante de él y luego de repente se quitaba el saco y lo colgaba en la silla más cercana mientras se dirigía a buscar un vino y dos copas.

—Hay algo para ti en nuestra habitación —señalaba SeokJin.

TaeHyung fruncia su ceño y luego sonreía—. ¿Para mi? —se señalaba a sí mismo mientras se quitaba los zapatos y caminaba con lentitud, intentando ocultar su emoción, pero fallaba miserablemente al salir corriendo en dirección a ésta.

Luego de eso, SeokJin sonreía y solo esperaba, llenando las copas y poniéndose cómodo, dejando sus zapatos de lado y sentándose en el sofá de cuero blanco del hotel. Segundos más y TaeHyung salía sosteniendo el regalo entre sus brazos y sus ojos desorbitados.

— ¿Te gusta? —preguntaba.

El azabache miraba su regalo y lo movía con sumo cuidado—. Es una tableta digitalizadora ¿sabés cuánto salen estas cosas?

SeokJin sonreía y palmeaba el lugar vacío a su lado. TaeHyung avanzaba a paso lento y aún con sus ojos inmensos.

—Amor, esto es-...

— ¿Ya tenías una? —preguntaba SeokJin,  inocentemente.

TaeHyung alzaba sus cejas y negaba—. Salen demasiado picantes como para darme el gusto, así que fui práctico, laptop nueva, cámara de segunda mano y quizás algún día podría juntar el dinero para éste extra, después del apartamento y quizás en unos meses largos... Muy largos —exclamaba sonrojado—. Me encanta —susurraba luego—. Aunque no debiste

— ¿Y por qué no? —preguntaba SeokJin, acariciando el rostro de un TaeHyung que parecía un pequeño felino que se lanzaba más hacia su toque—. ¿Es ilegal regalarle cosas al hombre que amo?

TaeHyung suspiraba sonoramente, como un tonto enamorado, su corazón se había acelerado y se tocaba el pecho de repente.

—Aish, no digas esas cosas de repente, Hyung —soltaba en puchero.

SeokJin sonreía—. ¿Por qué?

El chico dejaba con sumo cuidado la tablet a un lado del sofá y tomaba la mano de SeokJin para llevarla a su pecho—. Por esto. Se me acelera el corazón de repente... Es como la primera vez, siempre —mencionaba.

SeokJin relamia sus labios y sonreía—. Dame un beso, por favor —pedía con un rostro embelesado de pura adoración hacía el chico frente a él.

TaeHyung se abalanzaba y lo besaba fervientemente. Había comido bien en la reunión cuando la cena oficial había sido servida, pero ahora tenía hambre de Kim SeokJin.

—Me encantó verte entre el público esta noche —mencionaba SeokJin, cuando finalizaban el beso, bueno... Cuando respiraban entre palabras porque no dejaba de repartir pequeños y repetitivos picos en sus labios—. Parecía tan irreal, hasta me gustaba más mi lugar de CEO en Kim Enterprises contigo en el público —replicaba.

TaeHyung lo besaba—. Me sentí estúpidamente orgulloso de verte tan perfecto, respetado e inalcanzable

—No para ti —mencionaba de inmediato.

—No, pero aún así... La gente realmente te respeta en este ambiente. Me gustó ver cómo admiraban al hombre que amo —susurraba suavemente.

SeokJin sonreía y volvía a besarlo, pero luego de varios segundos de besos deliciosos, recordaba que tenía que preguntarle algo a TaeHyung.

—Momento, recordé que tenías un loco plan del que hablarme —mencionaba, con cejas alzadas.

TaeHyung apretaba sus labios y sonreía. Luego relamia sus labios y se soltaba del agarre del empresario con una vibra nerviosa a su alrededor, pero sin perder la sonrisa y todo mientras se ponía de pie y quitaba el saco y corbata para más facilidad.

—Dios, tus nervios me están llegando hasta aquí —mencionaba SeokJin, cuando lo veía caminar como gato encerrado—. ¿Sucede algo malo? —preguntaba luego, sin fuerzas.

TaeHyung frenaba frente a él—. No, no. No es algo malo, solo... —suspiraba y se sentaba nuevamente, tomaba a SeokJin de las manos y soltaba todo el aire contenido, otra vez. El mayor alzaba sus cejas y lo veía con sus ojos bien abiertos, expectates y también muy nervioso.

— ¿Amor? —repetía.

TaeHyung sonreía por el apodo—. No quiero que te sientas obligado y estoy seguro que eres un hombre muy ocupado... Bueno, si lo eres, es obvio —mencionana hablando con él mismo, exclamando y respondiéndose solo—. Lo siento, yo estaba pensando... Este fin de semana contigo fue agridulce. Me gustó profesionalmente y amé cada momento a solas contigo, pero...

TaeHyung resoplaba, SeokJin lo miraba.

— ¿Pero qué? —susurraba sin fuerzas el castaño—. ¿Quieres dejarme?

— ¡¿Qué?! —TaeHyung lo soltaba repentinamente—. ¡No! ¿estás loco? ¿tú quieres dejarme?

— ¡No! ¿Por qué lo dices? —replicaba el empresario.

— ¿Por qué lo dices tú? —mencionaba TaeHyung.

—No lo sé, es que comonezaste a decir que soy muy importante y que esto fue agridulce por el escaso tiempo juntos y yo-...

—Se viene el receso de dos semanas con mis estudios y quiero que podamos estar juntos en algún lugar lejos de todos... —susurraba TaeHyung, volviéndose pequeño frente a un SeokJin que se quedaba atónito.

Silencio... Y TaeHyung no sabía cómo tomarlo.

— ¿Esa era tu idea loca? —preguntaba SeokJin.

—Sé que quizás estarás muy ocupado, pero no lo sé... ¿Recursos humanos te daría quince días de vacaciones? —preguntaba con un tono demasiado tímido, pero algo divertido.

SeokJin reaccionaba y sonreía—. Yo decido cuando necesito parar

— ¿Quieres-...? No, no. ¿Creés poder parar-...? esta semana no ¿La otra? ¿Unos quince días? ¿Y estar solo conmigo?.

La voz de TaeHyung era tan dulce, tan insegura y tan tímida que, SeokJin tenía que besarlo. Tenía que besar ese puchero porque se estaba derritiendo con esa voz grave tan suave y con esos ojos de cachorro que TaeHyung le estaba dando en forma de súplica.

Eran besos sonoros y sus labios chupaban y sorbían los del universitario, hinchandolos en el proceso que tomaba su rostro entre sus manos para que éste no se escapara.

—Ay... Hyung, no me diste una respuesta —soltaba agitado, entre besos en su boca, mejilla y mentón—. ¿Eso es un si? ¿Un tal vez? ¿Puedes hacerte un tiempo para mí? —preguntaba ahora, con más besos en su cuello.

SeokJin salía de ese escondite y se notaba que sus ojos estaban brillosos, húmedos quizás.

— ¿Vas a llorar? —preguntaba—. Si no puedes, lo entenderé —SeokJin lo soltaba y tomaba su teléfono, mientras TaeHyung no dejaba de hablar y atropellarse con sus palabras—. Lo sé, lo sé. Eres un hombre importante y yo pidiendote quince días de tu agenda super apretada, lo lamento. No sé en qué estaba pensando-...

—Choi —SeokJin había llamado a YoenJun en plena conversación con TaeHyung—. En cuanto estemos de vuelta en Corea, tendrás que reprogramar mi agenda. Me tomaré quince días de descanso, así que te doy explícitas órdenes de adelantar reuniones que haya que adelantar, reprogramar o cancelar si no coinciden con lo que deseo hacer ¿me oíste?

TaeHyung parpadeaba sorprendido por el arranque de SeokJin. No había dicho ni si, ni no, solo había llamado a YeonJun y le había dado explícitas órdenes de alterar todo lo que tuviera para tomarse esos quince días que TaeHyung no estaba seguro si estaba en su derecho de pedir o siquiera sugerirlo. Pasaba saliva y de nuevo su tonto corazón se aceleraba. Cuando el llamado era finalizado, SeokJin lo miraba con una sonrisa ladina en su bonito rostro.

—Adoro tus locas ideas —mencionaba, luego tomaba a TaeHyung de la parte posterior de su nuca y lo atraía hacia a él para otro beso.

Uno más calmado, suave, pero con su lengua bailando dentro de la cavidad de un TaeHyung que abría su boca para devorar sus labios con los suyos y dejarle hacer con su lengua hasta que movía la suya propia y se acariciaban entre sí para un beso completo y lleno de todo tipo de sensaciones. Unas mordidas que encendían la piel del otro y hervían la sangre dentro de su cuerpo y ahora el empresario tomaba la mano de TaeHyung y la ponía en su propio pecho. Cortaba el beso y miraba al azabache con unos ojos oscuros, brillosos y llenos de todo tipo de emociones.

— ¿Sientes eso? —susurraba SeokJin, TaeHyung pasaba saliva y asentía sorprendido—. También sigues acelerando mi corazón de las misma nada y como la primera vez.

Y el suspiro de TaeHyung había sido algo así como, un gemido frustrado y se dejaba caer encima del hombre que amaba con cada fibra de su cuerpo. Cada hora un poquito más y más. TaeHyung se sentía flotar, de nuevo y todo el tiempo que compartía con ese hombre y SeokJin... Éste nunca se había considerado un hombre codicioso porque usualmente, la palabra se relaciona a vicios malos, cosas que traen complicaciones para uno mismo, pero ahora que estaba experimentando nuevamente lo que era amar y sentirse amado junto a Kim TaeHyung, no podía dejar de ser cada vez más codicioso al respecto y de tomar todo lo que TaeHyung quisiera darle. El amor del azabache era su codicia y no tenía nada que ver con el poder y la riqueza. Solo con la felicidad que sentía cada vez que tenía a ese chico entre sus brazos.

Y Seokjin lo quería para toda la vida.



Z

nsnzksns yo pensando que pronto relataré un momento 🔥🔥 que espero me salga llegado el momento, claro... Cnenfksksnq

Bueno, bueno. Inicio de rueda, pareciera ser que hace años no actualizo este bebé.

Disfruten y si ven errores, avisen ✊😅

✨✨
[Inicio de rueda]
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EROTOFONOFILIA ✅ 24/07
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REMEMBER ME ❎
HOLA, SOY VANTE ❎
UPSIDA ❎
ILLECEBRA ❎
¿Y SI DIGO QUE NO? ❎

Con amor Niñita Nany 💜

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