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El azabache recorría el piso que iba a alquilar de ahora en más. Tenía todo lo que él quería, no era grande, pero tenía una habitación principal, baño, cocina y comedor, este era bastante grande, no solo para poner mesa y sillas, podría poner un pequeño living aparte. Le gustaba, realmente le gustaba y el precio era el adecuado.

Después de haber estado un mes a punto de entrar en una crisis existencial con respecto a su propio lugar, ahí estaba y ahí se encontraba. Quería hacer ese lugar suyo el tiempo que le fuera permitido.

—Bien, como verás, estás cerca de tu trabajo, la universidad y la parada de buses que te lleva a la librería de tus padres la tienes a una cuadra ¿Que te parece, Taehyung? —preguntaba la mujer de casi cuarenta y cinco años.

Era la propietaria del apartamento en cuestión, así que no debía de gastar honorarios con alguna inmobiliaria que estuviera de por medio, eso era otro ahorro más.

El azabache suspiraba con un sonrisa—. Lo quiero, señorita Yoo —la mujer sonreía feliz al respecto.

—Bien, ayer recibí la información y documentación sobre el garante. Me tomé el atrevimiento de llamarlo hace unas horas

—Si, es mi padre —exclamaba el menor.

—Bien, me habló maravillas de ti. Eso me deja tranquila ya que trataremos de forma directa tú y yo —decía la mujer de cabello chocolate—. Sabes cómo es esto, adelanto y 2 meses de alquiler como depósito. Se suma el pago del primer mes de alquiler adelantado, que no cuenta como depósito.

Taehyung asentía con una sonrisa a cada palabra que la mujer le volvía a repetir, pese a que mediante correo electrónico le había pasado todo por escrito para que él pudiera consultarlo con quién quisiera y fuera necesario.

—Dinero más que disponible, señora —soltaba feliz.

—Bien, te enserañe a cambiar el código de la puerta  y el contrato esta en mi auto —afirmaba la mujer—. Tendrás una copia del mismo y léelo con cuidado, ahí está mi cuenta bancaria dónde harás los pagos de ahora en adelante. Ya que vivo y trabajo muy lejos de esta zona, venir aquí cada mes, se me complica

—Genial, perfecto —exclamaba.

La mujer le sonreía avisándole que iría por los papeles del auto, mientras tanto él volvía a recorrer el que sería su nuevo hogar. En medio del silencio su teléfono laboral sonaba sorprendiéndolo en demasía.

Tenía una llamada entrante de Seok, con quién no hablaba hacía ya dos días, por estar ocupado, tanto él como el tipo de la voz seductora al otro lado. Su pulso se había acelerado y rápidamente respondía.

—Hola, hermoso —soltaba como de costumbre.

Taehyung, espero no estar llamando en mal momento —decía con voz firme.

—No, bueno depende de que quieras hablar —murmuraba rascando su nuca.

No es eso —soltaba algo relajado—. Quiero verte.

Los ojos de Taehyung se iban a salir de sus cuencas y él probablemente se iba a caer de culo ante aquellas palabras. No, no lo esperaba en absoluto.

—¿Es en serio? —musitaba nervioso.

¿Tienes cosas que hacer? si es así lo entiendo —soltaba en un suspiro.

Era miércoles y Taehyung debía cursar, pero podría pegar un faltazo si de ver al misterioso Seok se trataba.

—Debo cursar, pero puedo faltar —soltaba sonriente.

SeokJin chasqueaba su lengua al otro lado.

No, bonito. No puedo hacerte eso, los estudios son muy importante —suspiraba.

Taehyung sentía su corazón acelerarse y romper su pecho, el tipo se estaba echando para atrás y no podía permitirlo.

—No, no. Olvida lo que dije, estoy con buenas notas, puedo faltar. Dime dónde y a qué hora

Taehyung...

—Por favor, Seok. No retrasemos esto, puedo pedir apuntes. Pero tú quieres verme ahora y no puedo desaprovechar esto —soltaba de forma grave.

Aquel tono enviaba una descarga eléctrica a toda la anatomía del empresario, si, necesitaba ver a ese chico.

De acuerdo, te enviaré la dirección y la hora —afirmaba.

Taehyung quería gritar de la emoción, ese día estaba yendo jodidamente bien y terminarlo con una cita—finalmente—con el tal Seok, era el premio mayor.

Aunque cabía la posibilidad de que no conectarán en persona.

—Perfecto, hermoso

No digas eso, espera a verme a ver si merezco o no ese apodo —decía más relajado—. Quizás y no soy tu tipo.

Puede que si, puede que no.

—Quizás yo no soy el tuyo —soltaba acongojado y nervioso.

Con esa voz, tu sonrisa y tus labios. Es suficiente —soltaba seguro—. No puedo prometerte más allá de una cena, pero veremos que sucede ¿si?

—Seguro, hermoso —asentía aunque el tal Seok, no podía verlo.

Espero y no te incomode mi presencia —contestaba.

Taehyung fruncía sus pronunciadas cejas—. ¿A qué te refieres?

—Nos vemos, debo finalizar unas cosas en la oficina. Ya te envío la dirección. Adiós bonito

Hasta luego, hermoso —respondía.

Cortaba la llamada y se maldecía por haber salido de sport ese día. Joder, no había forma de poder impresionarlo. ¿Que tal si lo invitaba a un lugar costoso y elegante? No podía entrar con sus Adidas y su hoodie negra.

Iba a tener que acudir a Minho, ya que Vernon era más pequeño en talle.

—Aquí estoy, lamento haberte hecho esperar.

Taehyung sonreía, ese trato estaba cerrado.

Él ya tenía su propio lugar.

Ahora se encontraba con sus dos amigos, viendo que podía usar para aquella cena.

—¿Es un lugar elegante? —preguntaba Vernon alcanzándole una camisa negra.

—No lo sé, me dijo que solo debía ir

—Dime la dirección para googlearla y así saber cómo es el lugar y que debes llevar puesto —decía Minho acostado en su cama.

Taehyung tomaba su teléfono laboral y repetía la dirección.

—322 Sowol-ro, Hannam-dong, Yongsan-gu —repetía despreocupado.

Minho tipeaba mientras Taehyung seguía probándose ropa.

—¡Santa mierda! —soltaba Minho.

Vernon y Taehyung se miraban preocupados.

—¿Qué? ¿Tan elegante es? —cuestionaba nervioso.

—Amigo, esto no es un restaurante

"¿No?" coreaban los otros dos.

—Es un jodido hotel de cinco estrellas ¡Cinco! —repetía Minho—. Es el Grand Hyatt Seoul.

Ninguno estaba al tanto de los hoteles cinco estrellas de su país, pero por la expresión de Minho el Grand Hyatt, parecia importante.

—¿A quien demonios acabas de conquistar?—cuestionaba Vernon viendo el teléfono de Minho.

—Una noche aquí sale carísima —exclamaba el rubio.

Taehyung sentía sus manos y nuca sudar. Ya estaba con sus nervios a flor de piel, tenía miedo al pensar que sería un restaurante elegante, pero peor, era una habitación en un hotel carísimo.

—Te va a pegar la follada del año. Con este dinero, debe de ser un cincuentón calvo. Más seguro que nunca —decía Minho.

—Basta, basta. No digas eso, a ver déjame ver —le arrebataba el teléfono de sus amigos.

Su mandíbula casi tocaba el piso, ese hotel era demasiado elegante.

—Amigo, nadie hace tanto dinero antes de los cuarenta para rentar una habitación en el Grand Hyatt —repetía Minho.

—Basta, no quiero saber más nada. No quiero que me digan más nada, porque me harán retractarme y necesito conocerlo

—Es un cincuentón —repetía Minho—. Y te va a follar.

Taehyung devolvía el teléfono y negaba—. No va a suceder eso, dijo que no podía prometerme más allá de una cena y que no me sintiera incómodo al verlo —Taehyung miraba su reflejo en el espejo.

Los pantalones de Minho resaltaban su buen culo, y la camisa le iba al cuerpo, el tipo se veía del infarto.

—Es un cincuentón —tiraba otra vez.

—Cierra la jodida boca o traeré tu ropa manchada con vino —amenazaba el azabache.

Minho apretaba sus labios.

—Bien, si no va a haber follada —exclamaba Vernon—. Come todo lo que puedas y pide todo el vino que se te antoje. Alguien que puede pagarse una noche ahí, puede pagarse lo que sea.

Taehyung negaba, no le importaba si el tipo era adinerado, quería conocerlo y ya. Lo necesitaba, era su fantasía actual, necesitaba conocerlo. No sé retractaría, aunque se estuviera cagando en los pantalones de Minho.

La hora se acercaba y SeokJin iba camino a su piso. Aquella habitación en el Grand Hyatt, le pertenecía y nadie lo sabía.

Ni siquiera Jennie, el gerente y dueño del lugar era de confianza, había tenido muchas reuniones importantes, no había motivo para levantar sospechas, pero pagaría por su silencio. Aunque no lo creía necesario.

Invertía bastante dinero en aquel hotel, y era dueño del treinta y cinco por ciento del lugar, de nuevo nadie lo sabía. SeokJin tenía sus pertenencias bien ocultas de su padre.

Iba acomodando su cabello en el retrovisor, se había puesto un pantalón de vestir negro al cuerpo y casualmente, llevaba la camisa roja de la campaña reciente. Había llegado con poco tiempo a su casa para prepararse y como ese día había salido sus nuevas fotos, los dueños le habían enviado la camisa en todos los colores, así que por inercia escogía la roja, ya sabía cómo le quedaba.

Se había esforzado por llegar primero y verificar que la cena en su habitación estuviera presentable, había pedido vino, agua y refrescos, por si acaso quería tener opciones. Sus piernas temblaban, había muchas probabilidades de fallar miserablemente, podía no ser el tipo de Taehyung. Podía ser conocido para este y espantarlo. No sería traicionado, lo sabía o al menos quería creer que no. Había tanteado el terreno como Jennie le había dicho.

Solo tenía miedo de no llegar a congeniar y sabía que iba a sonrojarse al conocerlo, es que se habían dicho tantas cosas sucias y a la vez habían hablado de forma natural sobre diferentes temas.

Por su lado el azabache llegaba en el Uber, lo abonaba y se bajaba, se sentía demasiado pequeño y pobre ante aquel imponente hotel.

—Joder, quizás si sea un cincuentón —murmuraba con paso lento. Inmediatamente retrocedía para irse—. No, no, no —se reprendía y volvía con paso decidido para finalmente entrar.

«Tengo que conocerlo de una jodida vez»

No había forma de que fuera un cincuentón, su voz no lo aparentaba, había un hombre joven del otro lado y bastante exitoso. Taehyung se sentía demasiado inferior siendo un simple estudiante con tres trabajos de medio tiempo para poder cubrir sus ahora, gastos personales.

Este tipo en cambio, parecía tenerlo todo y en gran cantidad. Al llegar a la entrada se presentaba en recepción.

—Bienvenido al Grand Hyatt ¿En qué puedo ayudarlo? —decía la joven recepcionista.

Taehyung aclaraba su garganta.

—Mi nombre es Taehyung y ¿vengo de parte de Seok? —soltaba en modo de pregunta.

La chica lo miraba de arriba abajo.

—Oh, el señor Seok. Si, si él ya se encuentra aquí.

Taehyung sentía que moriría por culpa de la anticipación, Seok ya estaba en aquel lugar, no lo había dejado plantado, todo lo contrario, realmente lo estaba esperando.

La chica le entregaba una tarjeta y con una sonrisa añadía—. Piso doce, habitación D.

Taehyung relamía sus labios y tomaba dudoso la tarjeta, luego intentaba sonreír y asentía para dirigirse a los ascensores y subir dentro. Estaba demasiado nervioso, y toda su anatomía temblaba como gelatina. Ese lugar era tan jodidamente elegante, quería gritar para sentirse mejor y sacar la tensión que lo estaba agobiando.

La sensación de anticipación era horrible, su estomago estaba contraído a causa de los nervios, se suponía que cenarían, pero no tenía hambre. Las puertas se abrían y en ese piso solo había dos habitaciones, la C y la D. Con paso temeroso se iba acercando a la puerta D, su pulso se había ido por el cielo y su corazón no paraba de latir.

Con una mano en su pecho susurraba—. Cálmate, no es un cincuentón, no es un cincuentón.

Pasaba la tarjeta y el sonido de desbloqueo hacía eco fuera y dentro de la habitación.

En el interior de esta, estaba el mayor, el corazón de este también traspasaría su pecho y camisa roja, joder, estaba demasiado nervioso, pero ahí se encontraba sentado de espaldas a la entrada por dónde Taehyung llegaría.

Sería mejor solo ver su reflejo por el gran ventanal frente a él y luego girar para parecer más relajado, pero a decir verdad, se estaba muriendo.

Taehyung abría la puerta para encontrar un pasillo largo con una puerta al final, y dos a la derecha, el pasillo estaba semi iluminado. Luego había un arco en el lado izquierdo y de ahí salía la luz. Definitivamente, ahí estaba Seok esperando por él.

Sus pies pesaban a causa de los nervios, cerraba la puerta tras él y con voz grave preguntaba:

—¿Seok? —quizás había sido estúpido, pero necesitaba escucharlo antes.

SeokJin se había sobresaltado un poco, pero rápidamente sonreía y respondía:

—Estoy aquí —con voz firme.

Eso había calmado a Taehyung, no, no hay un hombre calvo de cincuenta con dientes chuecos.

Inhalaba y exhalaba para echarse a andar, cuando llegaba al arco que daba a la sala encontraba una mesa en el centro que parecía muy bien adornaba.

SeokJin había visto su reflejo en el ventanal, un joven de 1,78 cm, cabello negro y un una presencia que le había quitado el aliento.

Taehyung no podía ver su reflejo, pero sentía su respiración entre cortada al contemplar unos hombros anchos y un cabello castaño brilloso y sedoso.

SeokJin miraba el reflejo y tragaba el nudo en su garganta, Taehyung quería ver aquel jodido rostro de una maldita vez.

Luego de lo que había parecido una eternidad SeokJin se ponía en pie y Taehyung se quedaba sin aliento al ver que el tipo era poco más alto que él, con una fina cintura que contrastaba aún más con sus hombros y espaldas.

Joder, Taehyung sentía que había ganado la lotería, el tipo se había robado su aliento.
Segundos después, Seok finalmente se giraba.

4/....4 o 5? 🌚💕


Ah karay, no creí realmente que el encuentro quedaría para otro capítulo.

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