Capítulo 19

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¿Cómo está? — Jungkook realizó aquella pregunta sin apartar su inexpresiva mirada de la pareja que se encontraba al otro lado del cristal.

Se podría decir que sus días habían estado agitados, realmente se detuvo a descansar muy pocas veces a lo largo de las últimas dos semanas siguiendo su propia agenda; la llamada de su madre contándole sobre la situación de Jimin fue lo que le hizo ir al encuentro. Hubo comunicación con Namjoon, de hecho, le pidió que elaborara varios explosivos y este así lo hizo sin rechistar a pesar de que su pareja se encontraba en malas condiciones.

Cuando lo necesitó, ahí estuvo como siempre, sin siquiera poner como excusa que no tenía cabeza para concentrarse, a pesar de que Jimin estaba siendo intervenido con urgencia. Quizás por eso se sorprendió tanto cuando su mamá le pasó el informe. Ahora veía con sus propios ojos a un Park que llevaba dos días inconsciente junto a un Namjoon que pese a todo se encontraba a su lado, brindándole apoyo.

— Sinceramente, sigue en estado crítico, todavía no se han cumplido las primeras setenta y dos horas post operatorias, así que no hay mucho que pueda asegurar. Tenemos que continuar monitoreando su evolución y no sabemos si podrá recuperar la movilidad en su brazo. No se lo amputamos, pero eso no significa que todavía lo tenga. Hemos regenerado tejidos más superficiales y las máquinas harán lo mismo con el resto. Sin embargo, el veneno ha afectado incluso las ondas cerebrales. Aunque con ayuda de la tecnología y la ciencia en general podamos recrear tejido orgánico, hay un límite para lo que podemos hacer.

— ¿Cuándo lo despertarán?

— Estamos esperando que se cumplan las primeras setenta y dos horas mientras vemos su evolución, dependiendo de su respuesta, procederemos a sacarlo del coma inducido. — Younghee hizo una pausa debido a la presencia del doctor que llegaba para controlar a Jimin. Una vez que el sujeto se perdió en la habitación, ella suspiró mirando a su hijo. — ¿En qué piensas?

— Tengo muchas ideas en mi cabeza a la vez, por un lado estoy pensando en cuánto tejido y órganos se podrían restaurar, con cuánta eficacia o alcance. Sigo intentando saber el motivo para que retiraran el cuerpo de Taehyung que hemos enterrado. Si pudieran haberlo utilizado de algún modo.

— No creo que hayan descubierto todavía la forma de revivir por completo a alguien y ese cuerpo ya era cadáver, había perdido toda vida desde hacía bastante tiempo.

— ¿Lo necesitaban para algo más? — La miró el menor fugazmente. — Tal vez alguno de sus órganos.

— Le hicimos una necropsia, hijo. Sacamos su cerebro, luego pasamos a abrir y revisar todos los órganos, el hígado, corazón, pulmones. Revisamos cada uno de ellos con detenimiento, los pesamos, les tomamos fotos y los volvimos a colocar en su cavidad, tras poner el esternón lo cerramos. No hay manera de que hubiesen podido hacer uso de alguno de esos órganos después de tanto tiempo cuando no los conservamos.

— Lo sé.. Pero simplemente no tengo un conocimiento cierto de hasta dónde llega el alcance de ellos, están asociados con agencias de inteligencia de otros país como Estados Unidos o China. En estos momentos, nada es demasiado loco o imposible para mí. Ni siquiera ustedes manejaron toda la información, nadie sabe dónde está toda la información que el gobierno y ellos mismos esconden porque no lo dejarán a la vista de cualquier agente. — Con un asentimiento su madre le dio la razón. — Cuando Taehyung me sacó de la prisión para colaborar con él, Jimin estaba ahí y no por decisión suya precisamente. Supuestamente el comisionado Oh le dio a uno de sus hombres, un policía común.

— ¿Un policía común? — Jungkook asintió.

— Sin embargo, Taehyung se dio cuenta desde el comienzo, sabía que Jimin también era un agente y la verdad es que yo también lo sospeché en cuanto lo vi. Lo confirmé poco después, del mismo modo en que me aseguré de que Taehyung no era un abogado. Moonbyul había colocado a muchas personas en esa red de araña que ella misma tejió, pero no lo hizo con él, fue puesto ahí por la misma agencia. Ellos creyeron que Jimin continuaba trabajando con ellos por una razón, lo utilizamos a conveniencia, ¿pero qué tanto sabíamos sobre los propios planes de ellos? ¿Qué tal si previeron toda esta mierda que nosotros ignoramos centrándonos en temas diferentes? Ya sabemos como pueden preparar hasta los más mínimos detalles a largo plazo. Siento que luchar directamente hacia ellos no resolverá nada porque cuentan con todas las ventajas. Busco la mejor salida, pero todavía no la encuentro, debo destruirlos desde adentro y hacer lo que ellos, hacerlos matarse unos a otros. Quiero derramar mucha sangre, pero me enoja saber que eso no logrará nada, las bajas para ellos no significan nada porque simplemente los reemplazan. Todos son reemplazables, pero... — Calló girándose para mirar a su madre. — Yo no.

— ¿Qué? — Preguntó Younghee al ver como su hijo comenzó a alejarse a pasos apresurados. Miró una última vez a través del cristal y siguió rápidamente al Liquidador por todo el pasillo. — Sí, eres irremplazable, pero...

— No, para ellos soy irremplazable. — Mencionaba Jungkook mientras tomaba asiento delante de un ordenador en la sala de estar de aquel sitio. — Ellos saben que pueden existir muchos hijos de puta, muchos cabrones parecidos a mí, pero jamás igual. Taehyung y yo siempre supimos que juntos éramos invencibles de cierta forma, que buscarían separarnos como lo hicieron en el pasado de muchas formas hasta que lo consiguieron. Sin embargo, solo había un Desquiciado y un Liquidador. Nos han estudiado de mil formas, estoy seguro que deben saber lo mucho que ahora mismo deseo derramar sangre, pero hay un punto a mi favor y es que no soy uno de sus agentes, nunca lo fui. Quisieron apoderarse de mí a través de mi mente, pero nunca sabrán cuán lejos puedo llegar a pensar por mí mismo.

— Soy tu madre, pero a veces no te entiendo.

— Quieren matarme, deshacerse de mí o usarme a conveniencia. Lo más probable es que muchas de las personas que he eliminado también hayan sido una piedra en el zapato para muchos. Matar abiertamente ahora no es una opción, al menos no del modo que ellos quieren. Sí, seguiré abriéndome paso, pero necesito encontrar otra forma de llegar a ellos, de vengarme por todo lo que nos hicieron sin que tengan la oportunidad de regenerarse. Eso y... Llegar hasta el fondo, ya sea clon de Taehyung u otra cosa, necesito saber quién es ese tal Dionysus en realidad.

Su cerebro maquinaba constantemente, si había la más ínfima posibilidad de ese fuera su Taehyung, significaba que a ellos no les convenía que lo encontrase. Ya fuera el cuerpo robado, al pelirrojo que vio o algo más, no lo querían expuesto a él por alguna razón. No podía ir sin más porque estar seguro de que ahora lo estaban esperando para de ser posible, ahora sí matarlo definitivamente y podría perder toda oportunidad de recuperar al menos una parte de lo perdido.

Si ese tal Mister D no era Taehyung, significaba que de igual forma querían usarlo como cebo para hacerse con el poder y sacar al Liquidador del mapa. Ellos sabían todo lo que él haría por el hombre con quien compartió su vida, aunque le molestara admitirlo, en ese momento Taehyung ya fuera su recuerdo o realidad era una constante debilidad para él, una que muchos intentarían utilizar. Por eso, aunque le doliese, no podía reprimirse, si le tocaba luchar contra aquello que lucía idéntico a su agente, tendría que hacerlo sin dudar. Sería Liquidador contra la inteligencia de varias personas y de cierta forma... Liquidador contra Desquiciado. La persona, los recuerdos, el invento, la mentira y realidad... Probablemente, tendría que ir contra todo eso y más.

Todavía era improbable, poco seguro, pero si existía el chance de que ellos tuvieran a Taehyung vivo... Si él acababa o jodía demasiado al clon, sacarían al verdadero en algún momento se asomaría porque solo Kim Taehyung podría ponerle una bala en la cabeza a Jeon Jungkook.

+++

Literalmente, todo era una reverenda mierda en aquel lugar. Las cajas estaban repletas de armamentos, pero todos parecían juguetes de niños reciclados de alguna chatarrería, en mal estado, defectuosos. Todas las armas eran simplemente chatarra y Jungkook estaba ya tan cansado de ese tipo de proveedores; lo tenían a punto de hacer una limpieza mundial a pesar de saber que ellos también tenían la necesidad de hacer negocios con lo que pudieran, algo que probablemente hizo también en sus comienzos con Suga.

No obstante, tal cual él le dijo a su compañero en aquel tiempo, si querían realmente respeto y entrar por las puertas grandes debían ofrecer calidad, algo que nadie más pudiese, no algo que todo el mundo tenga la capacidad de entregar porque se volverían descartables y reutilizables.

Quien se regodea en la basura allí permanecía, apestando y sin la posibilidad de salir de aquella mugre para un mejor futuro si no comienza por buscar cosas mejores. Él definitivamente no era un carroñero y detestaba que las personas siquiera tuviesen la osadía de presentarle porquerías como esas. ¿Creían que hacer negocios con el Liquidador era un juego? En momentos como esos recordaba a Mingyu porque con todos sus defectos al menos cuando de armamentos y negocios se trataba él solamente le brindaba lo mejor, profesionalismo en su máximo esplendor, no lo que aquellas ratas de cloacas intentaban mostrar.

Cerrando con sutileza la tapa de la última caja, Jungkook se detuvo un segundo para acariciarla y luego voltearse a ver a los sujetos que sonreían esperando una respuesta. Uno frotaba sus manos entusiasmado, el otro mostraba una falsa actitud que dejaba entrever que aún era un novato en ese campo. Con una de las pistolas que tenía en su mano como prueba y sacando la suya propia, pasa a desmontarlas solo para volverlas a armar y dispararle al sujeto que frotaba sus manos expectantes, primero con aquella que le estaban vendiendo y luego la suya, observándolo caer al suelo y comenzar a desangrarse.

— ¿Contemplan la diferencia entre un arma real y la porquería que están intentando venderme a mí? Ustedes sabían con quién estaban haciendo negocios, ¿creen que alguien como yo compraría pura chatarra sin precisión y desgastada que incluso podría matar a mis propios hombres cuando la intenten utilizar? Basura que tendría que renovar en poco más de una semana obligándome a hacer un excesivo gasto de dinero. — El sobreviviente se había quedado paralizado en su lugar, la sangre del otro sujeto había salpicado toda su cara y en ese preciso momento no sabía cómo reaccionar porque era imposible salir corriendo de allí. — ¿Acaso esto era una deliberada estafa?

— ¡N-No Liquidador, no es así! ¡No fue de ese modo! Sabíamos que andaban solicitando grandes cargamentos de armas con muy poco tiempo para prepararlo, de esta manera tomamos todo lo que teníamos suponiendo que te sería útil. Pero si me das unas semanas prometo que te consigo algo mejor.

— ¿Algo mejor? — Negó muy sutilmente mostrando su descontento. — A mí solo se me entrega equipos de excelencia, lo que muy pocos o nadie puede conseguir en este país, cualquier cosa por debajo de eso es simplemente basura. Tienes doce horas para conseguir lo que pido, ni una hora más.

— Será imposible conseguir esa cantidad en ese tiempo. ¿Si pudiera darme al menos unos días?

— Dije, ni una hora más. — Contestó Jungkook volteándose para hacerle frente, tomando la basura que tenía aún en su mano como arma para dispararle al sujeto. — No quiero rastros, limpien todo este lugar revendan estas armas sin que esté mi nombre de por medio. Tienes doce horas.

Quedándose en su sitio, Jungkook observaba de soslayo todo el movimiento, sus hombres parecían como hormigas locas moviéndose de un lado a otro mientras él analizaba también la situación. Yoongi le había manifestado que muchos de los proveedores temporales que consiguió se encontraban limpios, no tenían mercancía. Que todo lo que pudiesen encontrar fuese equipos de poca montan le reafirmaba las sospechas de que estaban intentando cercarlo, pero no era la primera y tampoco sería la última vez que alguien lo intentase.

Ahora, en ese instante, existían muy pocos con los cojones suficientes como para ir en su contra cuando tanta sangre ansiaba por derramar. Con su lengua empujando el interior de su mejilla izquierda para terminar con un chasquido sobre sus dientes superiores y delanteros, Jungkook se dio la vuelta, saliendo a pasos apresurados hacia el exterior de los almacenes. Un grupo de sus hombres lo escoltaron hacia el helicóptero que aguardaba por él para salir de Ulleungdo, una de las islas en donde tenía propiedades y negocios de los que ni siquiera Taehyung tuvo alguna vez idea. Jamás podría revelarle todos sus secretos a una persona. Porque aunque lo amó y daba la vida por él, hubo una regla que siempre prevaleció. No confiar en absolutamente nadie.

Tomando su teléfono de señal satelital Jungkook marcó uno de los tantos números memorizados en su cerebro para darle a conocer a esa persona que en treinta minutos estaría aterrizando en el lugar para que tuviese todo listo. Llevaba varios días realizando muchas de sus tareas en solitario; el continuo trabajo con el equipo seguía siendo un hecho, pero estos solo recibían una parte de todo porque necesitaba tener el máximo control posible sin afectar los más públicos.

Viendo por la ventana, varios recuerdos llegaron a la mente de Jungkook. Nunca tuvo fobias, las alturas no era algo a lo que le tuviese miedo porque todavía podía lanzarse de cabeza sin importar el precipicio por el que cayese. Sin embargo, la sensación de estar pendiendo de una mano mientras un cuerpo lucha incansablemente por subir al otro traía me morías que le hacía cerrar sus ojos con fuerza. Estuvo listo para morir cuando guindaba de aquel helicóptero en donde Taehyung luchaba con todas sus fuerzas por no dejarlo caer. Al invertirse las situaciones y ser él quien hacía hasta lo imposible para salvar al hombre que amaba de caer en aquel puente...

Simplemente no quería pensar en eso; los recuerdos continuaban invadiéndolo en momentos como ese haciéndole luchar con su mente para alejarlos de sus cabezas justo como en ese instante. Se encontraban aterrizando en aquel campo en donde sus hombres lo aguardarían cuando los impactos de bala comenzaron a resonar. Le habían abierto fuego, lo estaban esperando varias camionetas camufladas que parecían conocer el momento exacto en que se posaría en tierra firme. Tomando de debajo de su asiento dos fusiles, Jungkook abrió fuego contra aquellas personas. Al ver como un pequeño lanzacohetes iba a ser disparado en su dirección, maldijo intentando lanzarse.

No obstante, había advertido solamente el de un lado, ignorando que desde otra dirección lanzaron uno varios segundos antes impactando en las hélices traseras de la cola de ese helicóptero. Pudo sentir el abrupto descenso aun cuando intentaban volver a elevarse, el aire lo zarandeaba casi haciéndole perder el equilibrio, mas a una altura prudente justo antes de que siguiera su camino a estrellarse, Jungkook se lanzó sintiendo el impacto del césped que fue insuficiente para evitar las magulladuras o el dolor punzante. No tuvo tiempo de recrearse, corrió a esconderse y mientras los hombres enviados para asesinarlo iban en dirección del helicóptero para comprobar seguramente su muerte, él salió corriendo en otra dirección eliminando de su camino a los pocos con quienes se cruzó.

El teléfono que llevaba consigo no sirvió para mucho más que unas encintadas coordenadas que logró enviar previo a que se apagara por completa con toda la pantalla y mucho más roto. En ese lugar, dentro de un tanque de basura que ocultaba hasta su propio olor haciéndolo lagrimear del asqueroso hedor, Jungkook esperó empuñando su arma hasta que Kim Namjoon apareció solo para rescatarlo hora más tarde. El Pirómano no hizo preguntas, simplemente lo ayudó a salir, ir por varios baños y curar sus heridas.

— ¿Jimin sigue inconsciente?

— Tu mamá lo está cuidando, tal cual acordamos. Nadie sabe que estabas en peligro, pero me preocupé cuando activaste el protocolo de emergencia, al menos pude detectar la señal del aparato para cifrar bien las coordenadas. — Fue todo lo que dijo mientras conducía por la autopista. — ¿A dónde te llevo, Liquidador?

— A liquidar. — Fue todo lo que declaró y aunque a Kim le hubiese gustado decirle que primero se recuperara bien, sabía que era en vano tratar de contrariarlo. — Saquemos al indio de la cueva.

Cuando se estacionaron en otro almacén a varias horas de donde Jungkook había sido derribado, Jungkook tomó con él varias armas, las mismas que el Pirómano también cogió para abrir fuego contra todo lo que aparecía en su camino. Algunas explosiones cortesías del Pirómano por aquí, los tiros del Liquidador por allá. Así fueron abriéndose pasó hasta que Jungkook corrió a la parte trasera, disparándole a las llantas de un vehículo que intentaba escapar, viéndolo perder completamente el rumbo y chocar contra una pared. Escupiendo en el suelo por el sabor metálico que todavía sentía cuando se lastimaba la herida que se hizo rato atrás, Jungkook abrió las puertas del automóvil para sacar a la única persona que le importaba, disparándole a otra que intentaba reincorporarse luego del impacto.

— Eras el único que conocía las coordenadas exactas donde mi helicóptero iba a aterrizar porque incluso el piloto no las supo hasta no estar cerca del destino. Esto quiere decir que tuviste los santos huevos de venderme, ¿no fue así? — Con sus ojos oscuros, pero inyectados en la sangre de su rabia, Jungkook levantó su cuerpo del suelo antes de volverlo a lanzar contra este con fuerza haciéndolo rodar frente a los hombres desarmados y heridos que Namjoon mantenía de rodillas como testigos de la función.

— Yo no, señor Liquidador, yo no...

— No quiero escuchar balbuceos y mentiras de un imbécil que desea deslindarse de su responsabilidad de arrojarme a una jauría de fieras. Solo quiero escuchar nombres. — Espetó sacando del arnés diminuto afianzado en su pierna un cuchillo plegable de los que Taehyung tanto amaba para cortar la carne más dura. — Diez segundos a priori de hacerte una linda corbata por hablar demás e incinerarte mientras aún respires. Uno... — Jungkook empezó aquella cuenta escuchando el llanto, las súplicas y disculpas de aquel sujeto bajo sus pies. — Ocho...

— L-Lino, Lino... — Enarcando una ceja y presionando con el talón de sus zapatos los genitales del hombre, Jungkook exigió que fuese más específico. — Le llaman L-Lino, s-se presentó c-como Lee Know.

— ¿Lee Know? — Jungkook repitió mirando a Namjoon, viendo como este fruncía el ceño ante esto.

— Lee Minho, ese Lino es el dueño de un burdel que solía pertenecer a la organización de Park Yuri, alias el ruso. — Comentó Namjoon acariciando el arma que sostenía con su pulgar. — Cuando me mandaste a investigar supe que ese tipo es uno de los amantes de Bang Chan.

— ¿Bang Chan de los Diamantes? — Namjoon asintió, Jungkook simplemente cerró sus ojos y disparó dos veces en la cabeza de quien lo vendió mientras Namjoon terminaba de dispararle a aquellos que quedaban con vida por si llegaban a ser falta. Esa era otra regla que continuaba vigente, no se dejaban testigos.

Al salir del almacén, a una distancia de medio kilómetro, Namjoon detonó los explosivos que fue dejando en el sitio sin contar los primeros que lanzó. Aquellos sujetos quedarían calcinados y sepultados bajo los escombros. No quedarían pruebas que vincularan directamente al Liquidador porque a un radio mayor de cinco kilómetros no había ni siquiera una cámara que pudiese haberlo captado, hasta las señales satelitales estaban siendo intervenidas. Pero incluso si llegaron por alguna razón a adjudicarle esas muertes, no era que al ex convicto le importase mucho.

+++

— Buenos días... — La voz del Liquidador era un susurro bajo y lejano para el hombre de roja cabellera que comenzaba a abrir sus ojos sin saber muy bien cómo o dónde estaba. El impacto de un agua helada con trozos de hielos incluidos lo hicieron espabilar a mayor velocidad, tosiendo muy levemente antes de agitar su cabeza para escurrir las gotas que continuaban cayendo por su cabello y rostro. — me he cansado de dejar pasar sus jueguitos del gato y el ratón cuando ambos no son más que insectos bajo las garras de un monstruo. Así que hablemos, Mister D.

Ha pasado todo un mes de ausencia debido a infinidades de cosas, pero los he extrañado y deseado mucho actualizar. Espero que aunque algo sencillo este capítulo haya sido de su agrado, nos veremos en el próximo.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro