Capítulo 27

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¿Algo que a Kim Taehyung nunca le gustó? Dejarle saber al mundo aquello que pasaba por su mente, era peligroso que otras personas tuvieran tanta información sobre su persona. Lo único negativo a la hora de esconder algo era el hecho de que, aunque su boca callara, sus expresiones y acciones gritaban. Sabía cómo controlarlo hasta cierto punto, mas su explosivo carácter muchas veces le jugaba una mala pasada frente a ciertas situaciones.

Justo en ese momento mientras controlaba las finanzas de las últimas transacciones de coltán y diamantes frente a sus hombres, Taehyung se encontraba controlando todas sus expresiones para no delatar la molestia que lo corroía desde que pisó suelo africano. Evidentemente, las personas encargadas en su ausencia habían estado haciendo negocios por su cuenta, maquillaron todo lo mejor que pudieron, pero fue insuficiente para engañarlo.

— Entonces, de Botsuana se han extraído una cantidad de diamantes con el valor de una pieza que supera los 400 quilates. Hasta ahora, todos los diamantes extraídos de las minas que manejamos tienen una pureza variable entre Sl1 y P3. Estamos hablando de un precio neto que oscila entre los 60 y 70 millones de euros por cargamento. Si mis cálculos no fallan, después de cubrir los costes de manutención, exportación y demás, ahora mismo deberíamos tener casi 500 millones de euros libres para usar, pero aquí únicamente figuran 450 millones. — Hablaba Taehyung observando a los dos sujetos de semblante estoico que lo observaban como si él estuviera desvariando. ¿Dónde está el resto?

— Señor...

— Tenemos ahora mismo dos minas de columbita y tantalita tasadas en 40 millones de euros. De ese mineral tan escaso ahora mismo nosotros contamos en total con cuatro minas, dos aquí en Ruanda y dos en el Congo. Se ha extraído en los últimos seis meses un 20% que hemos exportado en su totalidad a Rusia y Estados Unidos. En estos documentos figuran 18%, ¿dónde está el 2% sobrante?

— Señor, usted sabe que la extracción de minerales como el coltán y los diamantes es un motivo de conflicto geopolítico sobre todo en las ciudades que tenemos bajo nuestro poder. — Espetó uno de los hombres como si el pelirrojo no tuviese conocimiento de este hecho.

— Aquí todos sabemos que se mezclan los intereses del Estado y los países fronterizos, pero nosotros le pagamos incluso a las guerrillas que operan en la región, controlo un gran porcentaje de las multinacionales occidentales y contrabandistas. He calculado incluso el precio que se paga financiando estas guerras y sigue sin cuajar la lista con el dinero faltante. ¿Dónde está? — Sacudiendo la punta de su nariz con su dedo índice como si esta estuviese cubierta de polvo, Taehyung se levantó de su asiento para avanzar hacia ambos. — Si alguien tiene que saber cada centavo que se mueve, la ubicación de cada penique, son ustedes dos. Sin embargo, parecen desconocer toda esta información. — Asintió alternando sus pupilas entre uno y otro. — De acuerdo.

Taehyung se giró haciendo ademán de regresar a su asiento, en cambio, sacó de su arnés un cuchillo táctico plegable que encajó en el lateral del cuello de uno de esos hombres. Lo dejó en su sitio extendiendo su agonía, con su otra mano, sacó su pistola y la disparó al otro sujeto en sus piernas al verlo levantarse para correr hacia la salida.

— ¿A dónde tan rápido? Yo todavía no te he dispensado. ¡Siéntate! — Demandó firme. — Ay es que te juro que no sé cómo pueden ser tan imbéciles y creerse astutos. Se consideran delfines y tienen el cerebro de sardinas. — Con un rápido movimiento sacó el cuchillo del cuello solamente para tirar su cabello y degollarlo con facilidad.

En ese momento, Taehyung cerró sus ojos tambaleándose, imágenes borrosas llegaban a él, sentía una mano sobre la suya que le indicaba cómo sostener el cuchillo correctamente.

— Sé que has matado a muchos, pero tu técnica es incorrecta, así solamente conseguirás que te duelan las manos, que te lastimes o tardes demasiado en hacer algo que podrías terminar en segundos. Además, dejarías huellas visibles, podrían estudiar tus cortes y unirte a un modo operandi de degollación. No me gusta dejar huellas.

— Ahí vamos de nuevo, el señor sabelotodo.

— Tú fuiste quien quiso aprender mis métodos y te los estoy enseñando, pero si quieres seguir haciendo lo que te dé la gana, pues perfecto.

Veía a un hombre alejarse, él corrió y lo abrazó, escuchaba risas que por momentos lo confundían. ¿Cuándo él rio así? ¿Era eso un recuerdo? ¿Quién era el hombre con quien discutía, se reía y también aprendía nuevas técnicas para el manejo de los cuchillos?

Con fuerza agitó su cabeza y se recompuso, empujando hacia el suelo la cabeza que aún sostenía. Una nueva rabia burbujeaba en su sistema cuando se acercó al sujeto herido de bala que intentaba controlar el dolor en el suelo. Tiró de sus cabellos y ropa escuchándolo gritar mientras lo arrastraba hacia una habitación que todos temían. Como si hubiese activado un modo mecánico cargó al sujeto hasta cuna camilla en donde lo ató.

— Espero que no me hagas repetir esta pregunta por tercera vez. ¿Dónde están los activos que faltan?

— S-Sudáfrica, hemos estado haciendo negocios con Sudáfrica e Italia. Tomábamos pequeñas cantidades que utilizábamos para negociar con ellos. En Sudáfrica tenemos un grupo de químicos que han encontrado la forma de crear el coltán. Comprábamos óxido de niobio con hierro, manganeso y óxido de tantalio. De esta manera ellos podían darle una solución sólida de esos minerales y producir coltán. L-Los diamantes siempre serán valorados, pero pocos pueden acceder a ellos, s-sin embargo, la tecnología entra a todas las casas aunque sea a través de un teléfono y será mucho más importante en el futuro.

Taehyung conocía el hecho de que el coltán es relativamente escaso en la naturaleza y es un claro ejemplo de materiales que han pasado de ser considerados simples curiosidades mineralógicas a estratégicos para el avance tecnológico, debido a sus aplicaciones. No le sorprendía que hubiese científicos intentando producirlo en vez de extraerlos directamente de las minas como hacían ellos.

— Quiero nombres, todos sus contactos y aquello que utilizan para negociar con ellos del mismo modo en que quiero que me digan dónde guardan sus ganancias en efectivo.

No necesitó presionar mucho más al sujeto que cantó como golondrina todo aquello que el pelirrojo quiso saber. Taehyung lo abandonó a su suerte hasta confirmar la veracidad de su información, una vez seguro, regresó a la habitación y terminó con el trabajo que había dejado a medias. Ya era hora de que los socios se reunieran en el infierno.

Mandar a traer a uno de sus socios principales y enlace que ellos tenían con Sudáfrica fue el próximo paso a seguir. El tipo había estado comiendo tranquilamente en un restaurante de Burundi, — país fronterizo con Ruanda— cuando los Diamantes lo interceptaron y llevaron a la fuerza hasta Taehyung.

A pasos firmes, pero lentos, Kim avanzaba por los pasillos de aquel lugar hasta llegar a donde tenían al contacto de sus hombres amarrado a una silla de hierro. Acomodándose su cabello rojo con las manos tomó asiento en uno de los sillones frente al malgache. Una mirada le bastó para comprobar que las cadenas no estaban demasiado ajustadas, pero de todos modos era suficiente para retenerlo. Notable la ansiedad recorriendo al hombre de cabeza cubierta porque a pesar de poder sentir la presencia en la habitación no podía ver nada y de cierta forma eso era divertido para Taehyung.

— Destápenlo. — Le ordenó a uno de sus hombres mientras se acomodaba más en su asiento y lo miraban.

— Tsy mino aho. (No me lo puedo creer.) — Musitó el hombre en su idioma malgache y Taehyung no pudo evitar fruncir su ceño al notar que también entendía ese idioma. — Lanao ve... (Eres tú...)

— Fantatrao ve Aho? (¿Me conoces?) — Repitió en el mismo idioma antes de darse cuenta.

— Cómo no te voy a conocer, Dante Smith. Sabes que yo soy un buen aliado tuyo y de tu esposo Jake. Espero que no se te hayan olvidado todos los favores que les hice en Madagascar. — ¿Dante Smith? ¿Su esposo Jake? ¿De qué demonios estaba hablando ese tipo? No lo conocía o al menos no lo recordaba. ¿Fue alguien que conoció antes de su accidente? ¿Por qué decía que le hizo favores en Madagascar? ¿Qué estaba pasando? — Me enteré de que fueron atacados porque los pocos que vivían en la zona corrieron como pólvora el hecho de que helicópteros estuvieron casi bombardeando todo. Por lo que veo pudiste escapar. ¿Dónde está Jake?

Taehyung guardó silencio sin saber qué decir exactamente en ese momento porque no quería poner en evidencia su falta de conocimientos o memorias. ¿Ese fue el accidente en el que perdió la memoria? No tenía sentido, se le dijo que dicho accidente ocurrió en Corea del Sur por un ataque que hicieron los Cocodrilos en su contra debido al pleito por territorios. Por eso ocultaron durante algún tiempo el hecho de que él seguía con vida, por su seguridad.

— Jake está ocupado con varios negocios, pero eso no fue por lo que te mandé a buscar.

— No me mandaste a buscar, me raptaste y no sé por qué tanta agresividad si sabes que con una llamada yo voy a ustedes. Siempre me pagaron muy bien mis favores y ahora entiendo cómo tenían tan buena solvencia económica. — Comentaba mirando a sus alrededores. — Así que detrás de los filántropos de Nosy Be y Madagascar se escondían los líderes de los Diamantes. Si lo hubiese sabido antes...

Taehyung no lo interrumpía, si bien lo envió a buscar porque iba a hablar con él sobre toda la información obtenida horas antes, este hablaba demás y con mucha naturalidad. Parecía realmente conocerlo, no estaba inventando al azar. Por algún motivo todo lo que le decía ahora le resultaba mucho más importante e interesante. ¿Nosy Be era la zona donde supuestamente él solía moverse?

— Perdona los modales de mis hombres, se les fue un poco la mano. — Musitó poniéndose de pie para liberarlo de las cadenas. — ¿Un trago? ¿Qué tal todo por Nosy Be desde mi... desde nuestra partida?

— Todavía nadie se atreve a entrar en sus territorios, los lugareños siguen respetando y defendiendo la tierra de los Smith que tanto los ayudaron. Los negocios, por el contrario, no han ido muy bien y desde que dejaron de proteger los alrededores muchos se han aprovechado.

Entre tragos que el pelirrojo en verdad no bebía fue escuchando sobre esas supuestas hazañas que hicieron los señores Smith. Pudo saber exactamente dónde es que ellos solían vivir y algunas cosas que solían hacer, ya que según el señor Rakotomalala él o bueno, su esposo y él eran muy reservados, discretos. Sí, obtuvo información referente a la producción de coltán y todo lo demás que sus hombres le dijeron antes de morir, pero todo carecía de importancia frente a lo que podría haber sido su pasado.

+++

El nombre de la segunda isla más grande de África era algo que bailaba en la lengua de Taehyung, le gustaba como sonaba. Madagascar parecía ser un país donde se podía disfrutar de la naturaleza con los cinco sentidos aunque esa no era exactamente la razón por la cual el pelirrojo iba de camino a ahí. No quiso que le siguieran el rastro, así que viajó por su cuenta hasta Esuatini, frontera con Mozambique en vez de ir directamente a Madagascar.

Escogió Esuatini por su diminuto tamaño frente al país mozambiqueño en donde podría ser un poco más visible su presencia y fue justo ahí donde recibió su primera sorpresa. A la isla de Madagascar se llegaba de dos formas, por aire o por mar, no había forma de acercarse por carretera. Esto lo obligó a ir en busca de la renta de un transporte marítimo discreto que pudiese manejar y que no fuera llamativo. Sin embargo, al llegar al puerto casi le disparó a un hombre que corrió hacia él en cuanto lo vio. La única razón para no disparar fue que este lo llamó señor Dante Smith.

Según lo que le había dicho Rakoto ese fue su nombre cuando vivía por esos lugares. Esa fue una sutil confirmación. Ese hombre era el encargado general del puerto y al parecer los señores Smith hasta la fecha continuaban enviándole una fuerte suma de dinero por la prestación de sus servicios. Le ofreció dos embarcaciones, un Yate excesivamente lujoso y otro más pequeño, discreto. El pelirrojo terminó aceptando este, recibiendo también un informe de que en esos momentos la zona estaba tranquila, que desde hacía un año no hicieron más preguntas sobre ellos y dejaron de vigilarlos.

Bastó poner sus ojos sobre ambas embarcaciones para que las comisuras de sus labios se elevaran en respuesta sin él saber por qué. Cuando subió al Yate no vio nada que realmente le llamara la atención, parecía una propiedad limpia y lista para ser usada, mas no había ningún objeto extra, algo que hablara de sus dueños. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo los hombros de Taehyung se relajaron. Con las coordenadas obtenidas se dirigió por su cuenta hacia Madagascar, disfrutando de un increíble amanecer bañando el océano Índico.

No ancló en un puerto, se decidió por una zona un poco turística en donde podría dejar su embarcación sin que se le llamara la atención o tuviese que registrarla porque el yate ya tenía su propio permiso. Estaba perdido o al menos eso creyó porque no sabía muy bien hacia dónde ir a pesar de tener la ubicación necesaria. Ahí llegó su segunda sorpresa, sus pies lo guiaron hasta donde varios automóviles estaban estacionados y se dirigió sin más hasta un todoterreno negro. No tenía llaves y él bien podía pagar por uno sin problemas, pero se había decidido por ese.

Cuando se paró del lado del conductor se percató que no había orificios para llave y la manilla tenía un lector de huellas. Al agarrarla las luces del vehículo se prendieron y su corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Era suyo? Lo abrió con precaución, lo revisó notando varias modificaciones a la que fue sometido y otra sonrisa brotó de sus labios. Justamente de su gusto. Se sentó dejando a un lado la mochila que llevaba e introdujo las coordenadas en el navegador.

Estaba completamente enamorado del paisaje, mientras más conducía más sentía que conocía ese lugar como la palma de su mano, ni siquiera se guiaba por el navegador. La llegada a su destino la alcanzó luego de media hora. El sitio parecía una reserva natural rodeado de un hermoso bosque, pero el mar era visible. Descendió y caminó con excesiva precaución hasta la única casa que allí había. Tenía restos de balas en los alrededores, las paredes exteriores también. La rodeó en su totalidad para no ir por la entrada principal y justo cuando observaba lo que parecía ser una entrada secreta sintió morirse de un infarto debido a que algo saltó sobre él. Se volteó asustado sacando su arma y quedándose petrificado al ver a un lémur sosteniéndose de una columna, mismo animal que volvió a saltar sobre él pocos segundos después. Hacía ruidos extraños, parecía demasiado exaltado, pero cuando se enganchó de su cuello y comenzó a frotarse contra su cuerpo no pudo evitar abrazarlo y acariciarlo.

Nuevas imágenes llegaron a él de ese mismo animal jugueteando con un perro en una piscina. Caminando varios pasos hacia adelante vio dicha piscina que lucía justo como esa que había empañado su mente. Ahora estaba completamente seguro de que él estuvo ahí, había vivido ahí. Regresando sobre sus pasos hacia la puerta pegada al suelo se agachó para colocar su mano derecha, escuchando el sonido que le indicaba que estaba abierta luego de la lectura de sus huellas. La abrió y entró junto al lémur que seguía frotándose contra su cuerpo y luego la cerró. Una luz se encendió alumbrándole el camino hasta el interior de la vivienda.

Lucía destruida, pero a su vez se conservaba bien, todo era tan conocido para él, cada rincón, cada artículo. Avanzaba pisando algunos cristales mientras empuñaba su arma, la despensa, la cocina, el salón... No sabía exactamente qué buscar y por donde empezar, pero un cuadro en el suelo llamó su atención. El lémur parecía reacio a soltarse, así que una vez más se tuvo que agachar con el animal aferrado a él. El cristal estaba roto, el marco también, pero la fotografía intacta se llevó todo su aliento. Ahí, el lémur junto a él, el perro de sus nuevos recuerdos y una cara conocida hicieron que por sus mejillas comenzaran a correr varias lágrimas.

— ¿L-Liquidador?

¿Por qué estaba él tan sonriente junto al Liquidador y esos animales, sentados en el sofá que ahora miraba?

¿Por qué demonios estaba llorando y sentía que su cabeza fuera a estallar?

Sin soltar ese retrato caminó como un loco para ver todas las fotos de la residencia. No había muchas, pero las otras dos que encontró le hicieron caerse sentado sobre el suelo. ¿Qué hacía él junto a toda la gente del Liquidador?

¿Por qué lucía tan feliz?

¿Por qué estaba besándose con el hombre que había intentado matar varias veces y que le había respondido del mismo modo?

Sí, días atrás él mismo lo siguió como un loco en su motocicleta, él había besado a ese pelinegro, pero lo sintió como un mero arranque de locura. Eso que ahora observaba era lo más parecido que había visto a una familia. Como si fuera su familia.

— ¡Ah! — Gritó soltando todas las fotografías debido al fuerte dolor de cabeza que aún sentado en el suelo le hizo perder el equilibrio.

Llevó ambas manos al costado de su cabeza para sostenerla con fuerza buscando que ese dolor se detuviera sin éxito. Gritaba revolcándose en el empolvado suelo, el lémur arriba de él intentaba agarrar sus manos. Intentó incorporarse, mas le fue difícil. Todo lo que pudo hacer fue arrastrarse por todo el suelo hasta la cocina, utilizando los estantes para levantarse. Una vez en pie, rebuscó como un loco hasta dar con varios frascos de pastilla. Intentaba leer sus nombres, pero todo lo veía doble. Con dificultad terminó de sostener uno, destapándolo para agarrar algunas pastillas que se le caían de las manos. No supo el número que se metió en la boca o si logró hacerlo del todo. Su visión se perdió por completo y él cayó al suelo perdiendo el conocimiento.

Hola nuevamente por aquí, tres días seguidos actualizando esta historia. 🙈 Espero que les haya gustado. Nos leemos pronto.
LORED

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