Capítulo 39

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¿Cuántas adivinanzas guardaba la vida, llevando a las personas entre acertijos acertados y otros perdidos? Taehyung llevaba gran parte de su vida haciéndose esa misma pregunta, incluso cuando todavía era un adolescente lidiando con sus problemas familiares. Cuando la mujer que él creyó su hermana aún vivía y lo cuidaba, tratando siempre de alejarlo del infierno en donde crecieron.

Saber quién fue en realidad Kim Yoori cambió la perspectiva de muchas cosas, comenzando por su propio origen. Era hijo de su hermana, sobrino de Seokjin, su también hermano. Era hijo y nieto de un mismo sujeto, un hombre infame y miserable. La mujer que pensó era indefensa, terminó siendo una agente que dio su servicio, alma y vida con tal de protegerlo una vez más.

Ahora, mientras veía algunas fotografías y terminaba de analizar algunos videos, junto a otras pruebas que Jungkook le proporcionó, Taehyung intentaba enlazar cada punto. Sin embargo, algo no terminaba de encajar en todo eso, ¿qué tanto sabía su madre de la agencia como para que se ensañaran de esa manera con ella? ¿Por qué la pusieron a trabajar con los Jeon precisamente?

Es que se sabía la completa historia de ese árbol corruptivo al derecho y al revés, con todas las ramas inventadas y cambiadas, pero siempre aparecía una nueva y diferente que lo hacía regresar a la raíz. Volvía a comprender la frustración que Jungkook vivió durante años sin tener total idea de lo que ocurría a su alrededor, siendo de cierta forma un peón más.

Lo peor era que él todavía se sentía un estúpido peón en un podrido tablero de ajedrez, sin poder avanzar apropiadamente porque, ahora mismo, su mente también estaba comprometida. Si bien los recuerdos fueron regresando, existían muchas cosas que no podía ver con total claridad. Cosas que no sabía si vivió él o uno de esos clones seguían entremezclándose en su memoria como imágenes borrosas o confusas que no seguían un hilo cronológico.

Peinando su roja cabellera con sus dedos, Taehyung presionó sus mandíbulas antes de echarse hacia atrás y mirar a las personas que tenía frente a él. A su derecha, recostado a la pared para darle su espacio, se encontraba el hombre a quien apodaban el Liquidador. A su izquierda, la mujer que le dio la vida a ese pelinegro del cual se enamoró irrevocablemente años atrás. Por último, frente a él, pero a varios metros de distancia, se encontraba el señor Jeon, la mente inicial tras la fórmula que tantas vidas había jodido.

Podía haberla creado con buenas intenciones, pero maldición, cada año que pasaba Taehyung odiaba más los inicios de toda esa porquería. Ya ni siquiera le importaba qué, quién, cómo y dónde empezó. Solamente tenía como objetivo el puto final.

— ¿Este fue el motivo? — Taehyung preguntó a los presentes, sus ojos dejaron de contemplar toda la información para observarlos a ellos. — ¿Y ustedes no lo sabían?

— Como puedes ver, no fue solamente el caso de Corea x Canada, mi fórmula, el plutonio radioactivo... — El padre de Jungkook dio un paso al frente. — Yoori sabía que ellos siempre iban a buscar la forma de seguir con sus planes, presionando para utilizarnos o hacernos callar, mandándonos a mejor vida. Todo lo que nosotros sabíamos lo aseguramos en la mente de Jungkook y de otras maneras, ella, al no haber podido entrenarte y querer sacarte de todo este enredo, buscó una salida por su cuenta.

— Era imposible irse ella sola contra todos ellos. ¡Maldición! — Golpeó la mesa con fuerza excesiva, dándole una mirada fría a Jungkook para que no se acercara en ese instante. — ¿Por qué intentaría armar por su cuenta un expediente para acabar con los grandes funcionarios de la agencia y el gobierno? Fue una estupidez.

— No lo fue. — La voz de Jungkook llamó la atención del pelirrojo. — No fue una estupidez, con lo que pudo recopilar con mis padres y por su cuenta, tu mamá tuvo éxito. — Los ojos de Taehyung se ensancharon. — Kim Yoori logró armar ese expediente como un seguro de vida para ustedes tres, Seokjin, tú y ella. Podrían haberse quedado cosas por fuera, pero con lo que pudo recopilar, pudo crear lo que sería una bomba para la política global, no solo la de Corea. Su único error fue dejar que Bamba se le acercara, creyendo que podría engañar a la agencia, utilizando en su contra el espía que ella había descubierto. Sin embargo, el día que iba a dejar ese expediente en un lugar que solamente nosotros tres conocíamos, BamBam la mató por órdenes de los de arriba.

— ¿Qué pasó con ese expediente? — Indagó Taehyung sin querer permitir que sus recuerdos en ese momento fuesen a ese día en el cual encontró el cuerpo sin vida de su hermana. — ¿Quién lo tiene?

— Lo obtuvo Moonbyul, con esto pudo hacerse con tanto control y apoyo, por eso su muerte le convino a muchas personas. — Fue Jungkook quien respondió a su pregunta. — Ella fue una niña inteligente y con recuerdos, ¿pero crees que los altos mandos la cuidarían y le darían tanto poder solo porque sí a una mocosa?

— ¿Podrían dejarnos solos? — Los padres de Jungkook los observaron confundidos, pero asintieron y se marcharon sin replicar, dejándolos solos. Avanzando hasta el escritorio donde estaba sentado Taehyung, el pelinegro suspiró, recostándose al mueble, tomando la mano del Desquiciado. — Después de la muerte de Moonbyul y con nuestra supuesta muerte también, una de las personas que más se pudo blindar y crecer fue Park Bogum. Sin embargo, él es un pobre títere. La persona que tiene ese expediente debió estar en la reunión a la cual asististe, el líder, debe ser el padre de Park Bogum.

— ¿El padre de Bogum? — Jungkook asintió.

— Sí, el hombre que lideraba la reunión. Ya te había hablado de esto y tú, todos nos lleva a ese hombre. No creo que el señor Park haya tenido que pedir favores para poner a su hijo donde está, en última instancia, pudo haberlos amenazado u ofrecido buenos tratos. Es por eso que Hyunjin es crucial en estos momentos. Con él y contigo cerca de Bogum, podríamos crear el mejor caballo de Troya. Si damos con ese expediente, gran parte de nuestros problemas estarán resueltos.

— Sí, ya eso me lo habías dicho. — Asintió el pelinegro. — Sin embargo, siento que estamos como un hámster, corriendo en el mismo lugar, dentro de una jaula que no tiene salida. Siento que no avanzamos nada. Debemos ser pacientes, pero yo siento que no puedo seguir estirando esto por más tiempo. Así tengamos que sacrificarme, acabar con esos hijos de puta es lo primordial en este momento.

Taehyung iba a decir algo más, pero la mano derecha de Jungkook se afianzó en su cuello para acercarlo a él, obligándolo a mirarlo a los ojos.

— Si alguien comprende toda la mierda por la que has tenido que pasar toda tu jodida vida, soy yo. No obstante, necesito refrescarte la memoria, así que escúchame alto y claro. Que te quede clara una puta cosa, agente... — Unió sus frentes, con fuerza los mantuvo en su lugar sin permitirle al pelirrojo liberarse. Todo lo que Taehyung hizo fue aferrarse con fuerza a la mano que lo sostenía, intentando zafarse sin éxito. — Nunca te sacrificaré para salvar este mundo de mierda que se hunde desde tiempos inmemorables y seguirá echándose a perder después que nosotros desaparezcamos de esta faz. Lo quemaré todo hasta las cenizas, si eso es lo que hace falta para mantenerte a salvo, liquidaré a cada hijo de perra que se me cruce en el camino de la forma necesaria, una y mil veces. Pero joder, juntos, Kim, jodidamente juntos. ¿Cómo puedes siempre olvidar eso? Estamos juntos en esto, y nos enfrentaremos a la oscuridad mano a mano. Lo único que nunca haremos es separarnos, dejar de amarnos y traicionarnos voluntariamente.

— Quiero matarlos a todos, esos hijos de puta mataron a mi madre, una mujer que a pesar de todas las mierdas que vivió, decidió tenerme y defenderme hasta el final. Han intentado acabar contigo, conmigo, no quiero seguir luchando, quiero pintar el puto país con sus sangres, decorarlo con sus sesos.

— Juro que te daré ese placer, resolveremos esto de forma tal que podamos vivir en paz y haré que paguen doblemente, que lo pierdan todo, hasta sus propias vidas.

— Los mataré.

— Los mataremos. — Agregó Jungkook.

— Mierda, Jungkook, me desquiciaré.

— Nos desquiciaremos.

— ¿Los liquidarás?

— Los liquidaremos, agente. — Taehyung asintió, riendo, incluso antes de levantarse de su asiento y besar a Jungkook.

Sus labios se encontraron en un beso con el peso de la ira contenida, pero con una profunda sensación de alivio en el fondo. Cuando sus bocas se juntaron, las emociones acumuladas en su interior durante tanto tiempo encontraron una vía de escape. La intensidad de su conexión era palpable en la forma en que sus labios se apretaban con urgencia, cada beso era un testimonio silencioso del entendimiento tácito que existía entre ellos.

Con cada roce de sus lenguas, comunicaban un lenguaje propio, ahondando en las profundidades de sus objetivos y deseos compartidos. Había una pasión cruda y desenfrenada en la forma en que exploraban sus bocas, un fervor que reflejaba la ardiente determinación de enfrentarse a los retos que tenían por delante.

Pero bajo la superficie de la ira y la urgencia de su beso, había una profunda sensación de seguridad, de saber que podían confiar el uno en el otro en un mundo que les había mostrado poca piedad. Era un beso que hablaba de confianza, de gratitud por el apoyo inquebrantable que se brindaban el uno al otro mientras se enfrentaban juntos a un futuro incierto.

— Debo marchar, tengo cosas que hacer. — Respondió, mordiendo fuertemente los labios contrarios. — El convicto idiota siempre tiene la forma ideal para centrarme y controlarme. — Se burló apretando su trasero.

— No te aproveches, agente. — Se corrió del escritorio, incorporándose y dándole un mejor ángulo. — Puedes tocar ahora, pero cobraré intereses.

— No finjas, extrañabas a la única persona que puede controlar ese culo liquidador, convicto. — Justo así, en un beso más sosegado, Taehyung recuperó por completo la calma que había perdido. — No sé cuándo nos volvamos a ver, puede ser en unas horas, días o semanas, aunque trataré que no sea tanto tiempo.

— Lo sé, no te preocupes, nos mantendremos comunicados. — Jungkook cerró sus ojos, le costaba alejarse de Taehyung, todavía quería recuperar todo el tiempo perdido, pero sabía que no sería posible hasta que no terminasen con lo que tenían entre manos. — ¿A dónde irás ahora?

— Iré a visitar a Jimin, luego quiero intentar ver y hablar bien con T73, por último, tendré que verme con Bogum, compartimos casa de vez en cuando. — Jungkook tensó su mandíbula, pero el pelirrojo lo mordió suavemente. — ¿Por qué no vas a visitar a tu girasol?

— No es gracioso, Kim. — El pelirrojo no pudo evitar reír.

— ¿Qué haces copiándome esos celos, convicto? Déjame eso a mí. — Tomó con fuerza sus mejillas y lo besó. — Te amo, imbécil.

— Yo te amo a ti, idiota. Ahora desaparécete de mi vista de una buena vez.

Kim Taehyung no fue a ver a Jimin, no a él directamente. Fue con la excusa de visitarlo, pero su mirada estuvo centrada en todo lo que veía a su alrededor.

Namjoon, llevaba más que un corto tiempo con Jungkook, había arriesgado su vida en más de una ocasión para protegerlos, mas la sospecha le corroía las entrañas. Había visto cómo había cambiado Namjoon en el último tiempo, al menos en comparación con la última vez que se vieron, antes de que él supuestamente muriera. Había algo diferente en el aire, una sensación de distancia que antes no existía.

El malestar de Taehyung había aumentado cuando empezó a sospechar que alguien de ese círculo le estaba filtrando información sensible a Bogum. Más allá de todos los contactos y herramientas que manejaba, no debería estar tan cerca de ellos. Él como jefe de los diamantes había recibido en más de una ocasión información vital que nadie más que alguien muy cerca del Liquidador podría darle. La vez que fue a erradicarlos, cuando los atacó en su residencia y Jungkook casi lo mata, disparándole mientras conducía una moto, recibió detalles muy precisos que le ayudaron a hacer lo que necesitaba.

Esta fue la razón por la cual sus instintos le llevaron a vigilar discretamente a Yoongi, Hoseok y Namjoon.

En todo el tiempo que estuvo junto a Jimin ese día, Namjoon no llegó, todo lo que conversó con Park no le brindó ninguna pista nueva. Necesitaba que Jungkook limpiara la casa para él, también contar con mayor seguridad. Si alguno de ellos revelaba información perjudicial para sus planes, todo se iría por la borda. Enviándole un mensaje falsamente relajado para pedirle verse a Bogum, Taehyung permanecía sentado en su vehículo.

Fue entonces cuando vio a Namjoon llegar, descendiendo de un automóvil que no era el suyo, sino el de Jessie, la líder de las Jebbies. Ellos eran socios, nada realmente escandaloso, pero todo le mantenía en alerta. Fue el sonido de su teléfono lo que le hizo salir de sus pensamientos. Sus ojos se tornaron blancos cuando vio el nombre de Bogum, pero respondió.

— ¿Sí?

— Tae, bebé, surgió algo a último momento, así que no te podré esperar en casa, veámonos mañana temprano. — Pudo escuchar del otro lado de la línea.

— ¿Qué pasó?

— Nada de lo que tengas que preocuparte, puedo encargarme solo. Tú descansa, mañana tendremos un día agitado.

Taehyung no dijo más, terminó la llamada y se dispuso a conducir cuando vio una moto abandonar la residencia de Jimin y Namjoon. Sin demorar y tomando cuidado de no ser notado, la siguió.

— ¿A dónde vas? — A pocos kilómetros de Taehyung, Jungkook también había recibido una llamada. Por eso ahora su madre lo observaba y preguntaba su destino mientras lo veía salir casi como un loco.

— Regreso en un rato, a Hyunjin lo han dado de alta, tengo cosas que hacer.

Fue todo lo que dijo antes de dirigirse a la salida, tomando uno de los vehículos. En su teléfono, comenzó a seguir al menor que recién había salido del hospital, a una hora para nada común.

El aire de la noche era gélido mientras Hyunjin permanecía fuera de otro hospital tenuemente iluminado, el olor estéril del antiséptico se mezclaba con el aroma familiar de su hermano, Bogum. Hyunjin había sido hospitalizado por una herida de arma blanca, pero al enterarse del plan para eliminar a Jungkook, el Liquidador, su amante, no había podido permanecer confinado por más tiempo. Tenía que enfrentarse a su hermano, aunque eso significara romper las reglas y arriesgarlo todo.

Confundido, Jungkook miró el lugar que Hyunjin había visitado, no tenía sentido abandonar uno para a ir a otro por su cuenta. A la distancia observaba a los dos hermanos, notando como Bogum mandaba a que desactivaras las cámaras sde seguridad a la redonda y desplegaba varios de sus hombres.

Hyunjin estaba armado, sus dedos rodeaban el frío e implacable metal de una pistola, oculta bajo su abrigo. Respiraba entrecortadamente, nervioso, mientras esperaba a que Bogum terminara de descender el auto. Cuando por fin bajó, se hizo un tenso silencio entre ellos. Los ojos de Hyunjin ardían de ira y no intentó ocultar la furia en su voz.

— Estás planeando matar a Jungkook, ¿verdad? ¿En qué quedamos?

— Tú y yo no quedamos en nada. — Musitó Bogum, intentando que entraran hacia adentro para no exhibirse más. Su hermano menor le estaba causando inconvenientes al estar ahí tan expuesto. — Decidiste permanecer a su lado, pero yo no te dije que lo dejaría en paz.

— ¡Te lo advertí, Bogum! — La expresión de Bogum seguía siendo estoica, pero había un destello de molestia en sus ojos.

— Hyunjin, esta no es la manera de manejar las cosas. No puedes ser un tonto, especialmente ahora. En cuanto aprietes el gatillo, mis hombres te reducirán a cero. No tiene sentido arriesgarlo todo por alguien que ya está casi muerto. — Hyunjin apretó con fuerza la pistola y su voz se tiñó de desesperación.

— No lo entiendes, Bogum. No es un objetivo más. Es el amor de mi vida, mi todo. No permitiré que me lo arrebates. — Bogum suspiró pesadamente, con los hombros caídos.

— Hyunjin, eres mi hermano y te quiero. Nunca quise que las cosas acabaran así. Pero tienes que entrar en razón. Jungkook es una amenaza para todo lo que hemos construido. Es despiadado, y no se detendrá ante nada para destruirnos. No puedes salvarlo, y no puedes cambiarlo.

— No seas mentiroso, por favor, tú no quieres a nadie. — Una parte de él dudaba, porque Bogum en algo tenía razón. Jungkook quizás no lo amaba del mismo modo, pero había visto como se preocupaba con él, lo protegía, le daba un lugar incluso ante ese pelirrojo.

Sin embargo, algo en la forma en la cual su hermano lo miraba, hacía que su corazón doliese, dividido entre su lealtad a Jungkook, el amor que sentía por él y sus lazos de sangre con Bogum. La pistola en su mano se sintió de repente pesada, como si representara el peso de las decisiones que tenía que tomar. Mientras la fría noche era testigo de la división de su familia una vez más, Hyunjin se debatía entre apretar el gatillo y desafiar a su propio hermano o comprobar que Jungkook estaba herido de gravedad, casi muerto, según los informes.

— Mandaste a ese maldito Desquiciado a dispararle. ¿Cómo se te ocurrió?

— Él es quien mejor podía llevar a cabo esa tarea. Hyunjin, ¿no te has puesto a pensar que el Liquidador te está utilizando?

— No sabe que tú y yo somos hermanos, no tengo nada que pueda interesarle.

— Aunque no sepa de nuestro vínculo, no es normal que un hombre que ha desafiado a la muerte y amado a un único hombre durante toda su puta vida, de la nada, esté tan interesado en ti.

— Mírate, intentando siempre ponerme en su contra. — Espetó volviendo a levantar su pistola. — Te dije que no permitiría que le hicieras daño.

El menor le quitó el seguro al arma en el mismo momento que Bogum le ordenaba a los hombres que le apuntara. Asustado y con el corazón latiendo, Hyunjin, dio un paso atrás, mas no se amedrentó. Todos estaban dispuestos a disparar, pero el sonido de una motocicleta les llamó la atención. Todos cambiaron de objetivo, pasando a apuntar a la moto que se ubicó entre ellos. El sujeto que manejaba se quitó el casco, logrando que Jungkook frunciera el ceño en respuesta.

— ¿Qué mierda hacen? — La voz del sujeto se hizo presente. — ¡Bajen las armas!

— ¡Tú no das órdenes aquí, Park Jimin!

— ¿No? — El mencionado ladeó una sonrisa y descendió por completo de la moto, mirando a los hombres a su alrededor. — Bajen las armas y retírense.

Las manos de Bogum se empuñaron cuando vio que sus hombres seguían las órdenes de Park Jimin, avanzó un paso, pero Jimin le arrebató el arma a Hyunjin y fue quien pasó a apuntarle la cabeza al director del servicio de inteligencia nacional.

— Sabes perfectamente que no soy Hyunjin, tiéntame, ¡dame una puta razón por hacer ahora lo que no he podido hacer durante años! — Exclamó Jimin haciendo que el mayor de los Park diera un paso atrás. — Sí, eso pensé.

Bogum fue quien sacó su arma esta vez, apuntándole a Jimin. Sin embargo, la presencia de otro hombre que iba saliendo del hospital, causó que el resto de los hombres se inclinaran en una venia y Bogum volviera a bajar el brazo. No obstante, Jimins seguía con su brazo elevado.

— Vamos, hijo, no es agradable que le apuntes a tu hermano mayor. Está asumiendo un rol que tú te has negado a tomar por años. — Mencionó colocando su mano sobre el brazo de Jimin, obligándolo a bajarlo. — Guarda esa arma y acompáñame adentro, estamos muy expuestos y tenemos asuntos que tratar. La razón para la que te llamé no fue para que le dieras un escarmiento a este idiota. — Una vez más, el rostro de Bogum se desfiguró por la rabia. — Tú también Hyunjin, ¿cuándo demonios vas a madurar y aprender a hacer las cosas bien? ¡Entra!

¿Hijo?

Jungkook desde un ángulo y Taehyung desde el otro, los dos habían sido testigo de lo que acababa de pasar. Park Jimin, el chico que él conocía desde que era un niño, su amigo, ese que aparentemente se había jugado la vida por él en más de una ocasión, era hijo del hombre que les había estado jodiendo la vida. El hijo del medio de los tres Park.


¡Han pasado siglos desde que actualicé esta historia! Lo siento mucho, me he bloqueado, pero siento que al finalizar este capítulo, he podido crear un buen puente para enlazar todo lo que se viene. Espero que no les haya parecido aburrido y les agradezco su infinita paciencia.

LORED

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