Bruno

Corro con el tenedor en la mano, escapando de Emma y salgo del gimnasio. Entro al edificio principal del colegio y continúo huyendo por los pasillos con mi cubierto.

—¡Es mío! —le repito al pelirrojo que me sigue y giro en un camino para perderlo de vista.

Vuelvo a dar la vuelta en un pasillo y me detengo al visualizar a Tyrone. Está quieto apoyando su espalda contra la pared, mirando hacia la ventana, perdido en sus pensamientos.

Que bella pintura.

Muevo la cabeza, reprendiendome a mí mismo. No aprendo más. Suspiro.

De repente, me había olvidado por completo de Emma, así que sin querer, se choca conmigo cuando viene corriendo y sin poderlo evitar, se cae sobre mí.

—¡Ay, me dolió! —se ríe.

—¡Mi cubierto! —grito cuando me lo quita, incluso aunque seguimos en el suelo.

Entonces en un momento, siento que se me eriza la piel.

—¿No sentiste un escalofrío? —pregunta Emma y ambos levantamos la vista.

Tyrone está parado en frente de nosotros, irradiando odio.

—Consíganse un hotel, ni yo uso el piso —nos esquiva y gira en el pasillo —¡¡Córrete estúpido!! —le grita a uno que pasa por ahí y a ese lo vemos salir corriendo asustado.

—Creo que se equivocó —opina el pelirrojo —y también que se puso celoso con su propia equivocación —se levanta del suelo y mi ofrece su mano, la cual agarro —¿no? —sonríe.

—¿Celoso? —lo miro inocente.

Se ríe.

—Se nota de aquí hasta la china y eso que soy lento.

Me lo pienso.

—Yo creo que tú te haces el lento.

—¿De verdad? —ríe de nuevo —quizás a veces.