Capítulo 23

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—¿Tienes que irte ya? ¿No puedes quedarte más tiempo? —dije jugueteando con su mano, recostados en el living.

—Si, no tengo otra opción, mis padres ni siquiera saben que estoy aquí.

—¿Pero y si me conocen? Tal vez podrías...

—Ewan— me interrumpió— aún así tengo colegio, no puedo quedarme aquí para siempre. En algún momento tendría que irme. —Tenía razón pero necesitaba encontrar una manera de seguir viéndola. —Tendrás que esperar al año que viene cuando cumpla dieciocho, ahí seré libre.

—Falta mucho— suspiré y me puse de costado para verla, era demasiado hermosa— no sé qué haré cuando te vayas.

—Harás lo mismo que hacías antes.

—Si, pero no será lo mismo. ¿Y nuestros mensajes?

—¿Qué hay con eso?

—¿Seguirán igual?

—Claro que sí, no veo por qué cambiarían.

—Te voy a mandar mensajes a cada hora— ella sonrió y la besé de nuevo, abrazándola como llevaba haciéndolo toda la tarde.

Faltaban dos días y se iría por mucho tiempo y no la volvería a ver, tal vez hasta el año próximo. Era mucho, mucho tiempo. Demasiado.

Habían sido las dos semanas más felices de mi vida, quería que duraran para siempre. Me merecía eso.

La llevé a todos lados, recorrimos la ciudad entera y por las noches nos juntábamos con Will. Ellos hicieron buenas migas, se llevaban genial. Ella decía que éramos el trío Maravilla, eso siempre le hacía mucha gracia a Will.

Will había arreglado las cosas con Jaden y los demás, aunque la relación que él tenía con Sophie estaba rota. Nos reunimos con ellos un par de veces y nos mostramos así como éramos, ninguno se atrevió a decir nada y tampoco me importaba. Freya era quién más distante se mostraba, aunque a veces un poco se soltaba.

La noche anterior a que se fuera, nos reunimos en la casa de Will, él dormía en la casa de la piscina. Aún no vivía solo como él quería. Pero era un agradable lugar, blanco sin muchas cosas más que una enorme cama y un televisor gigante, una playstation y muchos juegos.

—Tienes que invitarme más seguido— le dije.

—Cuando quieras— sonrió.

Los padres no estaban esa noche, por lo que podíamos pasar a la casa de enfrente a buscar comida. La piscina era enorme y estaba toda iluminada. Todos se dispersaron, yo me quedé viendo los juegos que tenía para la Playstation.

—Ewan— dijo Freya, la miré sorprendido.

—¿Si?

—Tal vez sea un poco tarde, pero quería decirte que tengo sentimientos hacia ti. —¿Es una broma? Dile que no hay cupo.

—Gracias— me aclaré la garganta— te agradezco tu... , tu honestidad. No sé si es honestidad la palabra que estoy buscando pero... —de pronto me besó y me quedé tieso como un idiota. Reaccioné dos minutos después apartándola. —No estoy interesado Freya— fue lo único que pude decir y seguí mirando los jueguitos. No ví cuando se fue ni tampoco cuando llegó Loki.

—¿Qué haces? —me dijo secamente.

—Veo los juegos ¿tú que hacías?

—Por ahí, dando vueltas.

—¿Viste algo interesante?

—Puede ser.

—Que bien, me cuentas luego ¿vale? —le di un besito en los labios y fui tras Will —¡ey! ¿Este está bueno? ¿Jugamos un rato?

—¡Ese es mortal! —gritó—pero no es multijugador. —Se acercó, si quieres te lo pongo.

—No, no, la próxima.

—Vale.

Nos acercamos a las pizzas y tomé una botella.

—¿Ya vas a tomar? —dijo Loki cortante.

—Eh, si ¿está todo bien?

—Si, si, como siempre. —La miré preocupado y ella sonrió, aunque me dió la sensación de que no era real esa sonrisa. Algo le pasaba aunque no sabía qué.

La noche terminó pronto, me sentí inhibido por ella y solo bebí dos cervezas. Sonreía y hablaba como si nada pero algo andaba mal.

—¿Está todo bien? —le pregunté en un momento a solas y acaricié su cara haciendo que me mirara.

—Claro. ¿Por qué no?

—No lo sé, me da la sensación.

—Tranquilo, está todo bien.

—Te creo— la besé tiernamente y fuimos a despedirnos de los demás, Will nos llevaría a casa. Él insistió en que la noche era joven y debíamos salir a beber algo pero ella estaba cansada, así que fuimos solo al bungalow. El bus partía a las cinco de la mañana, Will se ofreció a llevarnos.

Ella se durmió enseguida y yo no pude cerrar los ojos, la miré en silencio un buen rato y acomodé un mechón de su pelo que había caído sobre su rostro, detrás de la oreja. La noche era demasiado corta para mí, en un abrir y cerrar de ojos se iría para no volver en mucho tiempo. Me dolía estar lejos de ella, había sacado una mejor parte de mí. Había empezado a beber menos, ella me inspiraba, quería ser mejor. Lo mismo había pasado con el cigarrillo, ella se había encargado de tirar todos y cada uno que yo encendía. Sacaba mi mejor versión. Y me hacía feliz, al fin conocía lo que era ser realmente feliz.

Dieron las cuatro y yo seguía cavilando, sentado en el piso, viéndola. La desperté despacio, me encantaba lo tierna que se veía al despertar. Se enderezó y se sorprendió al verme ya listo. La valija la tenía preparada del día anterior, solo tenía que vestirse y peinarse o quedarse así, para mi era igual.

Veinte minutos después llegó Will y aún medio dormido nos llevó a la terminal.

—Ojos al frente— tuve que despertarlo varias veces.

Loki iba seria, probablemente estaba cansada y con sueño, así que no le dije nada.

Para cuando llegamos aún faltaban unos minutos para que llegara el micro, buscamos un asiento para dejar la valija y que ella se sentara, pero no lo hizo. Will se alejó a por unas gaseosas.

—Ewan—me dijo y yo la miré sonriendo —ahora cuando me vaya—bajó la mirada— quiero que todo sea como era antes.

—Si, claro. Ya habíamos dicho que seguiríamos con los mensajes igual que antes— me incliné a besarla pero ella se apartó.

—No, no me entiendes. Tú y yo no funciona. Yo creo que lo mejor es hacer de cuenta que nada de esto pasó.

—¿De qué estás hablando? No entiendo nada. —Estaba empezando a hiperventilar.

—Tú deberías seguir tu camino, ir con Freya como querías.

—¡¿Freya?! —la interrumpí —¿qué tiene que ver ella en esto? ¡Sabes que yo te quiero a ti!

—No lo sé, yo creo que es lo mejor —agarró su valija y comenzó a alejarse, su micro estaba estacionado.

—¿No me estás escuchando? ¡No me hagas esto, por favor! ¡No me dejes! —fui tras ella suplicante.

—Ya olvídalo Ewan, sigue con tu vida. Ahí no hay lugar para mí.

—¡Claro que sí! ¡Haré lo que quieras! ¿Qué quieres?

—¡Que me dejes ir! —me quedé quieto en el lugar, esas palabras me cortaron a la mitad.

—¿Es que no me quieres? —no contestó enseguida, lo pensó.

—No— se dió la vuelta y subió al bus. Me quedé allí viendo como se iba y desaparecía de mi vida. Una lágrima asomó por mis ojos, no recordaba la última vez que había pasado. Se había ido, y esta vez no por un tiempo, sino para siempre.

Will apareció por detrás y me abrazó por los hombros.

—¿Lo oíste?

—Toda la terminal lo oyó.

—No lo entiendo, ayer todo estaba bien. No comprendo qué pasó.

—Si me preguntas, yo tampoco. ¿Quieres que la odie? Solo dilo.

—No, no quiero que la odies.

—¿No habrá tenido algo que ver Freya?

—¿A qué te refieres?

—A lo mejor le dijo algo.

Caminé rápidamente hasta el auto y Will corría detrás.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—A lo de Freya.

—Debe de estar durmiendo.

—No me importa, que se despierte— estaba desesperado por entender lo que sucedía. La casa de Freya quedaba cerca, estacionamos y saltamos la valla. Le tiré un millón de piedritas hasta que logré que se asomara y nos viera. De muy mala gana salió al jardín en pijama.

—¿Qué quieren?

—¿Qué le dijiste a Loki? —me adelanté y Will me calmó.

—Tranquilo, ¿le dijiste algo a Emma para asustarla?

—¿Por quién me toman? —se defendió —¿para eso me despiertan a esta hora? ¿Por qué no se lo preguntan a ella?

—Porque ya se fue y lo dejó tirado— dijo Will y lo maté con la mirada.

—Oh, lo siento— dijo ella— de verdad no le dije nada.

Will me llevó al bungalow, agarré unas bebidas y nos fuimos a la playa. La vida volvía a ser un sinsentido, todo se me venía abajo. Sentía un terrible dolor en el pecho y las lágrimas se empujaban por salir.

—¿No que ya no tomabas casi? —me dijo Will sentado en la arena.

—Lo hacía por ella, ¿ahora qué más da? —¿Qué importaba lo que pasara conmigo? Siempre había sabido que estaba destinado a una vida miserable. Ahora estaba Jack para cuidar de Poppy, poco importaba si el mar me tragaba o el licor me ahogaba.

—Pero estabas mejor, es mi deber de amigo decírtelo.

—Ya cállate y dame esa botella.

No me detuve hasta que quedé tendido en la arena, mirando el cielo y las luces cambiantes del amanecer. Estaba vacío, devastado. Había tenido todo y lo había perdido, no era capaz de hacer nada bien. Era un desastre como persona y tal vez ella tenía razón, no merecía que me quisiera.

—Podrías llamarla por teléfono— dijo Will recostado a mi lado.

—¿Tú crees?

—Es lo que todo mundo hace. Intentalo.

Agarré el celular de mi bolsillo y marqué su número. Sonó y sonó, luego la contestadora.

—No atiende, no quiere hablar conmigo.

—Prueba otra vez.

Volví a marcar y otra vez sonó y entonces atendió.

—Hola.

—Hola—dije con la voz un poco gangosa— no me cortes por favor, quiero que sepas que todo lo que pasó fue real para mi y de verdad no entiendo qué sucedió, me estoy devanando los sesos por saberlo pero no lo sé.

Se hizo un silencio.

—Si lo sabes, pero no importa. Lo importante es que deberías seguir adelante e irte a beber con tu amigo, que tan bien lo haces. Y por favor ya no llames.

—Espera, ¿qué... —cortó.

Tiré el celular a la arena. Tal vez no debería haber llamado, había sido peor. Mi mundo seguía cabeza para abajo dando vueltas sin detenerse. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía soportar esto que estaba sintiendo, me superaba con creces y no podía ponerle pausa.

—Ya va a pasar —me calmó Will.

—¿Tú crees?

—Seguro, no conozco a nadie que muriera por una ruptura. Claro, ahora que lo pienso; no lo conocería porque ya estaría muerto, ¡ja!

—No me estoy riendo.

—Lo siento, pero de verdad. Tú tranquilo, que todo va a salir bien.

Los ojos se me entrecerraban, del cansancio y la borrachera. Me alegré de tener sueño, ahí era un lugar seguro donde Loki no me había dejado y todo estaba bien.

Jack nos despertó a los dos con el pie, negó con la cabeza y siguió su camino. Ya era tarde. Corrí tambaleandome hasta la casa y busqué a Poppy para ir a Noly's. El dolor estaba latente, demasiado. Me quemaba, cortaba por dentro. Solo quería hacerme un ovillo en la esquina y ponerme a llorar como niño. Pero no podía, tenía que seguir y solo podía aguantarlo ahogando las penas con alcohol. Bebí una botellita más y nos fuimos. Will nos dejó en Noly's. Él entró también, iba a tomar un café dijo.

—Lo siento, Ewan— me dijo Noly quince minutos después. Había perdido el empleo por ir bebido y llegar tarde por enésima vez. Honestamente no me importaba, había otras cosas que me preocupaban y el empleo no era una de ellas. Ya conseguiría empleo en otro lado.

Volvimos a casa, Will me vió mal y se llevó un rato a Poppy a pasear. Me refugié en el sofá, miré nuestro rincón en el piso. Recordé lo feliz que se veía, su sonrisa, su todo. El tacto de su piel con aroma a vainilla que ya nunca más podría tocar. Hacía solo veinte horas mi mundo era perfecto, ahora estaba hecho pedacitos. Me saqué el piercing, un poco rápido y salió apenas sangre. Ya no sería más el "chico piercing".

Ella era todo lo que necesitaba, no volvería a encontrar eso en nadie más. Tampoco me molestaría en buscarlo.

Abrazado al sillón, lloré. Lo hice como nunca. Agobiado, deseando morir para ya no sentir aquello horrible que me atravesaba. Una parte mía murió ese día.

Mi persona dejó de importarme ya.

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