• 005 | 🌟

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Su alarma sonó y despertó con más ánimo que de costumbre, habían pasado tres noches desde que Jimin y él se reunían a conversar — bueno, más bien, desde que Jimin lo escuchaba siendo consciente de ello — solían platicar de su día y lo que hacían, y por su parte, el rubio le contaba a Jungkook cómo era su vida como ángel, el menor parecía tener una insaciable curiosidad y descubrió además, que en realidad podía ser muy hablador y sociable cuando se lo proponía, incluso preguntándole la noche anterior si podría verle en persona alguna vez, a lo que el rubio respondió.

"Haré lo posible, Gguggie" Al principio se vió sorprendido por el apodo, no estaba acostumbrado a ser llamado de forma cariñosa, ni sus padres lo hacían, por lo que se sintió gratamente halagado y enrojeció como un árbol cerezo al florecer,  haciendo que el rubio soltara esa risa cantarina que tanto le gustaba, y que él exclamara un "¡Jimin-ssi!" a modo de regaño.

Aún pensando en el rubio, Jungkook tomó el uniforme recién planchado que yacía en su sofá individual, corriendo al baño para asearse lo más rápido que pudo y al regresar colocarse la camisa blanca de manga larga, su corbata negra, el blazer amarillo, y... ¡Ah! ¡Por poco olvida los pantalones! ¡No puede ir al colegio sin pantalones!.

¿Dónde tengo la cabeza?, ah... Despierta Jeon.

Se apresuró a tomar el secador de pelo y pasarlo por sus hebras mientras sostenía un cepillo, casi quemándose por la impaciencia, su cabello estaba creciendo rápido, lo que le dificultaba la tarea, y no quería, pero debía agilizar sus movimientos o lo dejaría el autobús... Como todas las mañanas de un lunes.

Tomó su bolso junto a su teléfono celular y bajó corriendo las escaleras, en camino a la puerta principal su madre le entregó dos envases plásticos y dos botellas, supuso que los contenidos de las dos primeras serían su desayuno y almuerzo, y agua y jugo como era costumbre, pero no tenía tiempo para revisar a detalle, tenía que correr.

Llegó a la parada de autobuses justo a las seis cuarenta; cinco minutos más tarde, el bus escolar arribó y subió. Suspiró de alivio una vez estuvo sentado en el primer asiento que localizó, y miró su casa desaparecer a unos veinte metros a medida que el vehículo se alejaba más, tenía un examen de Historia ese día y sólo había repasado lo básico la noche anterior. Debería preocuparse por ojear el cuaderno de dicha materia pero... Aún no podía terminar de procesar la noticia que recibió en la madrugada.

Flashback

"El arcángel Seokjin pidió tener una reunión conmigo hoy...no sabía para qué quería hablarme...porque, los arcángeles sólo se comunican con los jefes de casas ángeles y Solar noona no me notificó nada acerca de eso, estaba asustado, creí lo peor..." Contó Jimin, Jungkook lo escuchaba atentamente, viendo su ceño fruncirse desde el portal circular — que se había vuelto costumbre en esos tres días desde que el castaño pidió amablemente verlo en persona, no era exactamente a lo que se refirió aquella noche pero...
No estaba tan mal ¿Verdad?
Jimin cambió su expresión a una más entusiasta antes de soltar "Seokjin me dijo que dentro de una semana, después de mi cumpleaños...Yo, podré convertirme en un guardián y cuidar de un humano. ¿No es eso genial?" Preguntó, Jungkook asintió enérgicamente fingiendo estar entusiasmado y esbozando una media sonrisa de labios cerrados, Jimin se veía tan encantado con la idea que no quiso arruinar el ambiente con sus inseguridades.

"Sí, uh, es genial hyung" Su voz sonó apagada incluso si intentó parecer alguien lleno de alegría, lo cierto era, que Jungkook tenía una gran dificultad para ocultar sus emociones, parecía más un libro abierto en realidad. Jimin borró su sonrisa y lo observó preocupado.

"¿Sucede algo Gguggie?" Consultó, Jungkook intentó sonreírle pero sólo le salió una mueca incómoda cuando negó, el de ojos azules le hizo un puchero, no le creía nada.

"¿Por qué tienes esa expresión de tristeza? Háblame, no me iré de aquí" Jungkook se encogió de hombros, ¿Qué podía responderle?, era estúpido si quiera contarle, Jimin no debía tener lástima por él.

Jimin esperó pacientemente, se sentía mal otra vez — como la primera ocasión en la que estuvo escuchando al castaño sin que lo supiera — ésta vez era diferente, porque él no le mintió en nada ese día, todo lo que le dijo era verdad, pero hoy, sí estaba mintiéndole... Y se sentía asqueado de su propio comportamiento, como ángel y como amigo de Jungkook, prefirió insinuarle que cuidaría de alguien más porque no podía revelar que era el mismo Jungkook su humano asignado, Seokjin arrancaría sus alas si se enteraba que había traicionado su juramento, pero eso no aminoraba el peso en sus hombros, lo aumentaba en demasía.

Jungkook resopló y decidió explicarse, tenía mucho que perder al dejar sus sentimientos tan expuestos frente al contrario pero no tenía más opciones. Jimin alzó la barbilla y sus ojos azules brillaron con duda, abrió la boca para decirle a su menor que no tenía que contar qué era lo que le sucedía si es que éste no lo quería pero Jungkook ya había comenzado a hablar.

"¿Te..." Se aclaró la garganta. "¿Te...alejarás de mí...cuando tengas que, uh...cuidar de ese humano, hyung?" Jimin sonrió, su Jungkookie se sentía inseguro de que le dejara solo, no quiso mentirle más.

"No, Kook, claro que no lo haré cariño. El humano al que me corresponde cuidar es una persona que suele acostarse muy temprano" Comentó. Jungkook le observó con curiosidad
— no permitiéndose sentirse mal ahora que sabía que ese extraño no le quitaría tiempo con su mayor— quería saber quién tendría la atención del rubio mientras no se veían. 

"¿Y lo has visto, hyung?" Jimin negó, aunque una carcajada amenazaba por subir por su garganta — ya que, de hecho, sí había visto a su humano asignado —. mantuvo la compostura y mostró un rostro sereno.

"No, bebé. A los ángeles no se nos suele permitir conocer mucha información acerca de las personas a las cuales debemos cuidar" Bueno, eso no era del todo una mentira, Seokjin sólo le mostró la casa de su humano asignado y Jimin no necesitó más para saber que se trataba de Gguggie, su Jungkookie.

Jungkook asintió, avergonzado por el nuevo apodo, pero volvió a fruncir el ceño cuando recordó un detalle.

"¿Le contarás a él de mí, hyung? Por favor no lo hagas" Su voz se encogió y se hizo un susurro, el rubio lo observó contrariado. ¿Jungkook no quería que nadie supiera de sus encuentros?.

"No planeaba hacerlo, cariño, pero ¿Por qué no quieres que alguien más sepa?" La respuesta a su pregunta era obvia, pero el mayor quería escuchar las razones exactas del castaño para insistir en que nadie supiera de su amistad.

"Porque quiero que sea un secreto, algo que solamente nosotros sepamos y que sólo nosotros participemos en esto, me gusta cuando es así, hyung" Explicó, sonaba como un reproche. Jungkook fruncía el entrecejo cada vez más a medida que se quejaba pero a Jimin le encantó, Jungkook se veía tierno porque sus pobladas cejas se alineaban perfectamente con sus ojitos brillantes y sus labios formaban pequeños pucheros dándole ese toque aniñado que le gustaba, era adorable.

"Seguirá siendo así siempre, sólo nosotros dos, amor, lo prometo" El castaño se mordió el labio para ocultar su gran sonrisa, disfrutaba mucho que su hyung le llamara así, tanto, que pensó que no se aburriría nunca de escuchar a Jimin dedicándole un apodo dulce.

Alguien le llamó de forma telepática, exigiendo su presencia, y por instinto volteó para observar el terreno nuboso que lo rodeaba, Jungkook lo miraba atento a cualquier reacción desde su balcón y Jimin volvió a escuchar el conocido "canto de ángeles" en su mente.

"Jimin... Jimin" Era una voz femenina, la cual cantaba en volumen bajo, como si no quisiera asustarlo. "Jimin, Jimin... Jimin" Volvió a escuchar, y dedujo que alguno de los miembros de su casa ángel le necesitaba, ya que aquél tipo de cántico sólo se empleaba en situaciones críticas de vida o muerte.

Se estremeció. ¿Qué tan malo podía ser?.

"Bonito, debo irme" Le dijo a Jungkook de forma apresurada, recogiendo su mochila y sacudiendo los restos de nube esponjosa.

"Pero si todavía no son las..." Jungkook buscó su teléfono y revisó la hora, eran las tres treinta y Jimin siempre se marchaba una hora después.  ¡No habían estado juntos ni una hora!.

"Lo sé" Farfulló torpemente al ver a su amigo querer protestar. "Pero alguien me llamó con el canto de ángel y debo ir porque sólo se usa en situaciones peligrosas" Jungkook asintió, comprendiendo la gravedad de la situación aunque no supiera exactamente qué era un canto de ángel. Jimin sabía que no debía darle explicaciones, pero no le importaba romper esa regla, no quería darle al castaño una razón para enfadarse con él.

"Bueno, está bien hyung" Hizo un puchero, soltando un gemido lastimero que provocó que Jimin quisiera quedarse. "Ve con cuidado ¿Sí?" El rubio le sonrió, acercándose tanto como pudo al portal que les permitía verse y lanzando besos en su dirección, Jungkook desvió la mirada, avergonzado.

"Te quiero Jungkookie, después de que me vaya...ve directo a la cama ¿Okay?" Jungkook rodó los ojos divertido, Jimin sabia muy bien lo mucho que se entretenía por las noches.

"Te quiero mucho hyung" Correspondió en un susurro.

"Nos veremos mañana" Le guiñó un ojo.

"Sí"

"A doooormiiiir Jungkook" Canturreó Jimin, no terminando de marcharse.

"Ajam"

"Pero ahora" Jeon alzó una ceja y se cruzó de brazos.

"Tú no eres mi jefe" Lo señaló con su dedo, acusándolo. Jimin se carcajeó, tapando parte de su rostro con su mano regordeta.

"Soy tu mayor, tienes que hacerme caso" Jungkook volvió a rodar los ojos.

"Ya, anda"

"Bueno"

"Chao"

"Ajá"

"¡Jimin!" Estaba jugando con él, Jungkook se preocupó, queriendo que Jimin se dejara de bromas. El rubio sonrió con los labios cerrados, suavizando su expresión aún más.

"Jungkookie..."

"¿Sí?"

"No te olvides de que siempre estaré..." Lo animó a continuar la frase, Jungkook sintió un calor en su pecho y sus mejillas ardieron, haciéndolo sonreír abiertamente.

"En la quinta estrella, a la izquierda" Completó, pequeñas lágrimas de felicidad se juntaron en las esquinas de sus ojos oscuros.

"Sí...si me necesitas alguna vez, di mi nombre cinco veces y vendré. Te escucharé" Le hizo saber, y el castaño agradeció internamente esa nueva información, así podría hablar con Minnie al menos una vez al día.

Jimin agitó su mano una última vez a modo de despedida y le lanzó un último beso volador, Jungkook fingió atraparlo y lo saludó de vuelta.

El rubio cerró el portal y Jungkook se giró en dirección a su habitación, entrando y cerrando la puerta corrediza de la terraza.

Y al igual que los cuatro días anteriores, concilió el sueño de inmediato. Soñó con
un ángel, aquél que se estaba ganando su corazón y su confianza tan rápidamente.

El único ángel que necesitaba.

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