Capítulo LXXXV

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— Luna, tranquila cariño, sólo ha sido un susto — me intenta tranquilizar Olivia a la vez que ella intenta dejar de llorar.

— Está bien, de verdad — interviene Ted.

— ¿Pero qué ha pasado?

— Le han tenido que hacer un lavado de estómago — dice Olivia —, al parecer... él...

— No, mamá, él no ha sido. Le conozco y sé que no es así. Estaba muy desorientado y no ha podido hacer eso.

— ¿Alguien me va a contar qué está pasando? — Estoy empezando a perder los nervios.

— El viernes encontramos a Derek caminando solo por calle. Alan y yo le recogimos y le llevamos a casa de Alan. No paraba de beber de su botella y decía cosas sin sentido, apenas se le entendía.

— De qué botella. ¿De la que lleva siempre encima?

— Sí, la que perdió y encontró en el instituto.

— ¿Y eso que tiene que ver?

— Luna, estaba drogado — interviene Alan cuando Katy no puede responder.

— ¿Qué? No, Derek no es drogadicto — digo atónita. No entiendo nada. Primero le veo feliz con Mary y ¿ahora me dicen que se droga? No le veo ningún sentido.

— Le han hecho pruebas toxicológicas, ha dado positivo.

— No... ¡No! — Me froto la sien mientras las lágrimas corren por mis mejillas. Esto no puede estar pasando. — Katy, conozco a tu hermano y él no ha tomado nada.

— Ya lo sé, no entiendo lo que está pasando. Estuvo durmiendo toda la noche del viernes y gran parte del sábado. Iba recobrando la conciencia a cada rato y decía cosas que no tenían sentido.

— Quisimos llamar a emergencias pero no queríamos que su madre se enterase, no hasta saber qué estaba pasando — dice Alan. — Ahora Olivia lo sabe todo y dice lo mismo que dijimos el viernes, que él no es capaz de hacerte eso. Ella tampoco entiende nada — dice en voz baja.

— Creo que me estoy volviendo loca. Esto debe ser una pesadilla y tengo que estar a punto de despertar. Seguramente la cena me ha sentado mal y es un mal sueño — digo dando vueltas por la sala.

— ¿Tienes idea de quién ha podido hacerle esto? — Me pregunta Katy sujetando mis hombros.

No me da tiempo a contestar porque el médico sale y Olivia y Ted se acercan para hablar con él.

— ¿Cómo está? — Pregunta Olivia temblando. Nosotros no nos acercamos pero estamos lo suficientemente cerca para oír la conversación.

— Está estable. Como les dije antes le hemos hecho un lavado de estómago y ahora está dormido. En un rato podrán pasar a verle. Tengo que hacerles unas preguntas, ¿me acompañan, por favor?

Ambos asienten con la cabeza y siguen al médico. Seguro que quiere hablar con ellos acerca de las pruebas de drogas y como es un tema delicado no quiere hacerlo en la sala de espera. Pero pueden hablar aquí. Derek no es drogadicto, no necesita ningún tipo de ayuda ni atención especial.

— Chicos, mirad — dice Alan al mismo tiempo que a Justin le suena el móvil.

«Noticia de última hora. Han detenido a Luke Monroe. El adolescente que detuvieron hace varios días estaba recluido en su domicilio a la espera de que saliera el juicio cuando una noche se fugó.

Ha estado en paradero desconocido hasta ahora. La policía le ha estado buscando día y noche hasta que han dado con él.»

La reportera está en una calle que hay cerca del Grill. Ha estado por aquí todo este tiempo y no le hemos visto. Ha podido estar detrás nuestra el viernes mientras buscábamos a Derek, podría habernos hecho cualquier cosa pero no salió de su escondite. ¿Por qué?

— Ese es un compañero de Christian — dice Justin señalando al policía que sale en las noticias —. Me acaba de llamar, dice que Luke está detenido y bajo custodia policial. Lo más seguro es que vaya directamente a la cárcel aunque no puede asegurarnos nada — dice Justin cuando cuelga la llamada.

«— Ese chico — comienza a decir el policía que habla con la periodista —, tenía algo raro en su mirada. Ya se lo vi la noche que le detuvimos por primera vez, fui yo quien le metió en el coche y la mirada que tenía era de oscuridad pura.

¿Ha declarado algo mientras le detenían? — Pregunta la reportera.

No. Sólo ha dicho que ya podía irse. Ha puesto su asunto en orden y puede irse en paz. Nos ha dado a entender que si le hemos cogido es porque él se ha entregado.

¿Qué asunto es ese?

Eso es lo que estamos tratando de averiguar.»

Todos miramos a Justin.

— Christian no sabe nada. Están peinando la zona a ver si descubren algo, pero no tienen ninguna pista. No saben a qué se puede referir.

— Si me disculpáis, necesito tomar el aire — y antes de que alguien pueda impedírmelo, me cuelo en el ascensor cuando las puertas están a punto de cerrarse.

Una vez fuera, me siento en un banco y me pongo a pensar. Todo esto que ha pasado es muy raro. ¿Tendrá Luke algo que ver con lo que le ha pasado a Derek? No creo, si quisiera hacerle algo habría sido otra cosa. ¿Va con un machete por la calle y en vez de usarlo, le droga? No ha sido él.

No sé qué habrá tramado pero él no ha sido quien ha dañado a Derek.

Creo que sé quién ha sido.

Ahora mismo estoy sola en la puerta del hospital y Luke está detenido, ya no hay nadie que me impida vengarme.

Cojo un taxi y le doy la dirección.

Le digo que me deje un par de calles antes, voy caminando lentamente, me siento en la acera y espero pacientemente.

Podría entrar ahora y matarla, pero la venganza se sirve en plato frío.

No sé cómo he podido ser tan tonta. Él nunca me haría esto.

Minutos después, veo salir el coche de la madre de Mary y cuando me levanto y camino hacia la puerta principal, ésta se abre y sale Mary.

— Nunca tienes suficiente, ¿verdad?

— Luna, déjame que te expli...

— ¡Y una mierda! No voy a escuchar más tus impertinencias. ¡Derek está en el hospital por tu culpa!

— ¿Cómo sabes...? — Pero no la dejo terminar.

— ¡Os vi! ¡Os vi en el Grill! ¡Me has jodido la vida!

— Pero yo le quiero — dice Mary con lágrimas en los ojos.

— ¿Qué tú le quieres? Tienes un concepto muy raro del amor. ¿Desde cuándo querer a alguien es mandarle al hospital?

— Fue un error, yo sólo quería recuperarle y pensé que con un poco de ayuda...

— ¿Un poco de ayuda? — Pregunto incrédula. — ¿Llamas a las drogas un poco de ayuda?

— Pensé que no sería nada grave.

— Cómo lo hiciste — me sale más cómo una orden en vez de una pregunta.

— Vi su botella en el vestuario — contesta sumisa. — Nunca se la deja, es su botella de la suerte pero... la cogí. Mi... mi madre tiene unos polvos, realmente no sé qué son pero los usa cuando quiere conseguir algo. Pensé que si le echaba unos pocos en la botella y los bebía con el agua podría tener unos momentos a solas con él y hacerle ver que aún le quiero.

— Pero, ¿tú te estás oyendo? ¡Has podido matarle!

— ¡Ya lo sé! — Dice sollozando. — No era mi intención.

— Sí, sí lo era. Todo el mundo sabe que las drogas no son buenas, y tú encima le das una que no sabes ni lo que es. No sólo eres una irresponsable, eres un monstruo, Mary. Sabía que eras mala pero nunca pensé que podías llegar a tanto. Te creía capaz de hacerme a mí cualquier cosa, ¿pero a Derek? Si querías hacerme daño, enhorabuena — le digo aplaudiendo — lo has conseguido.

— No quería hacerte daño. Estos días intenté acercarme a ti para disculparme pero tus guardaespaldas nunca te dejaban sola.

— Esos guardaespaldas, como tú les llamas, son mi familia. Claro que no iban a dejarme sola, tus intenciones nunca han sido buenas.

— Pero esta vez sí lo eran. Cuando volví y vi lo que te había hecho... Luna me di asco a mí misma.

— ¿En serio? — Le pregunto con guasa. — Esa vez sí te diste asco pero todas las anteriores no, ¿verdad? Cuando me pusiste la zancadilla en clase de gimnasia, cuando me quisiste pegar en clase de Literatura, cuando me llamaste foca, gorda y te reíste de mí delante de todos, ¿en esos momentos no te diste asco? ¿De verdad? ¿Y pretendes que te crea ahora?

— Sabía que no te hacía daño y eso era lo que más me fastidiaba. Mírate, no entendía por qué Derek te eligió a ti. Pero ahora lo entiendo. Tienes una personalidad arrolladora y encandilas a todo el mundo. Le gustabas a Luke, ¿sabes? Cómo le retabas... eso le encantaba.

— Creo que voy a vomitar — digo aguantando las arcadas.

— Escúchame, por favor, quiero disculparme por todo lo que te he hecho, no te merecías nada de eso y...

— Dame una sola razón para que no acabe contigo aquí mismo — la amenazo con voz seria y profunda.

— He aprendido la lección.

— No me hagas reír, tú nunca la aprenderás.

— Esta vez sí. Perdóname, por favor — me suplica poniéndose de rodillas.

— ¿Sabes? En otras circunstancias soy tan tonta que te habría podido perdonar. Pero ahora no porque lo que le has hecho a Derek no tiene perdón.

— No... no te vayas, por favor — me dice cuando doy media vuelta y salgo de su propiedad. — Luna, por favor, no te vayas. Perdóname, te lo suplico. Luna. ¡Luna! ¡Él me violó! — Grita entre sollozos, lo que provoca que me gire.

— ¿Qué?

— Luke ha estado siguiéndome todo este tiempo pero no se acercaba, no me hacía nada.

— Luke acechándote y tú esquivando a la policía, muy lista — digo con ironía.

— El viernes vi mi oportunidad y lo hice. Me llevé a Derek al Grill, estaba tan absorta en mi plan que no me di cuenta de que Luke estaba observando, lo vio todo. Luna, Derek está enamorado de ti, aún drogado no paraba de mencionarte. Me di por vencida, le dejé ir y cuando salí... Luke me cogió cuando iba hacia mi casa, me llevó a un callejón y con el machete me amenazó. Me dijo que lo vio todo, que se sentía usado. No quería ser segundo plato de nadie y creía que le había traicionado. Quería vengarse de mí y lo consiguió.

No respondo, la miro sin saber qué decir. El corazón me late a mil por hora, de todas las cosas que haría Luke... No, no voy a engañarme. La amenazó en el baño, no me sorprende que al final lo haya hecho. La avisé, hice lo que estuvo en mi mano para abrirla los ojos y al final... Si no hubiera estado esquivando a la patrulla que la protegía esto no habría pasado. El karma le ha llegado de la peor forma posible.

— Lo siento — dice llorando desconsoladamente.

— Es un monstruo — digo en voz baja. — Nadie se merece eso. Tú tampoco te lo mereces. Pero eres mala persona, Mary, y no puedo perdonarte — sentencio con voz dura.

Doy media vuelta y con los sollozos descontrolados de Mary vuelvo al hospital sin mirar atrás.

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