Capítulo V

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Anoche me preparé demasiado rápido la ropa, no recordaba que tenía clase de gimnasia, y a primera hora encima. Así que guardo mi ropa en la bolsa de deporte y me pongo unas mallas negras, una camiseta de tirantes, mi sujetador deportivo y mis deportivas de correr. Guardo también un champú, desodorante, un peine y un frasco pequeño de colonia.

Cuando bajo las escaleras veo que estoy sola, mis hermanos han debido salir temprano hoy, tienen un viaje dentro de poco y estarán ultimando los preparativos en la oficina.

Su agencia de viajes les da mucho trabajo, a parte de asistir a cursos y seminarios de marketing y promoción también realizan viajes para fabricar packs atractivos, hacen muchas actividades, en el fondo me dan un poco de envidia. Me encantaría viajar todo el tiempo.

La voz de mi hermano resuena en mi cabeza pidiéndome que desayune y viendo que tengo que hacer deporte a primera hora... decido comer un bol de cereales. Recojo, me cepillo los dientes, me hago una coleta y cojo la bolsa de deporte y mi bolso con las cosas de clase.

Cuando llego al coche decido que tengo que animarme así que de fondo pongo On Top Of The World de Imagine Dragons, adoro ese grupo.

Llego al aparcamiento y encuentro libre el mismo sitio de ayer, al lado del coche de Derek. ¿Casualidad? No lo creo, el destino a veces es cruel.

Tiene un coche bonito, es negro, todoterreno, le pega mucho.

Katy está esperándome en la entrada del instituto, me dice que tenemos que dejar las bolsas en el vestuario así que la sigo. Dejamos las cosas y salimos al campo donde se juegan los partidos.

— Buenos días chicos y chicas. Hoy al ser el primer día vamos a hacer una puesta a punto. Imagino que todos estaréis en forma ya que en esta clase muchos estáis en el equipo de fútbol o de animadoras. Aún así todos debéis esforzaros. Para empezar vamos a hacer un circuito de calentamiento. — La señora Robins parece muy estricta. Tiene un cuerpo demasiado fibrado, seguro que nos va exigir mucho. Odio esta clase antes de saber si quiera cómo va a ser.

Tras 10 minutos de calentamiento y ejercicios de estiramiento, la Señora Robins toca el silbato.

— Muy bien clase, ahora a correr, dar vueltas alrededor del campo para empezar, de momento 30 minutos. Vamos, ¡ya! — Vuelve a tocar el silbato y a mi me entran los siete males.

Empiezo a correr, intento distraerme observando a mi alrededor. Había visto esta zona en el tour de Justin pero no me atreví a entrar. El césped está bien cuidado, las gradas son muy grandes, diría que prácticamente cabe todo el instituto y parte de otro. Seguramente sea así para que cuando venga un equipo contrario puedan venir a verles familiares y compañeros.

Hay árboles fuera del recinto y veo también el parking. Me distraigo contando los coches, viendo sus colores, hasta localizo el mío.

De repente empiezo ya a encontrarme cansada, me empiezan a doler las piernas y cada vez respiro más entrecortadamente. Miro el reloj y sólo han pasado 15 minutos, aún queda la mitad del tiempo.

5 minutos más tarde ya no puedo más, necesito parar.

Me alejo un poco del recorrido y me paro a coger aire. Katy viene detrás de mí y se para también.

— ¿Estás bien? Tienes mala cara.

— Sí sí, no te preocupes, sólo necesito recuperar el pulmón que perdí por el camino. — Intento bromear aunque pienso que es cierto, que lo he perdido y alguien lo ha pisoteado. — Continúa por favor, la Sra Robins nos está mirando y no quiero que te regañe por mi culpa.

— Me da igual, además es la primera clase, no creo que regañe a nadie.

— Tranquila, venga vamos. Volvamos al recorrido pero tú ve a tu ritmo. — Le digo. Volvemos a trotar y ella enseguida me adelanta y continúa por delante.

Intento seguir a buen ritmo, pero es imposible. Dicen además que una vez que paras es más difícil volver, ahora veo que es cierto.

— Mira Luke, es una foquita roja y asfixiada. ¿No te da pena? — Mary tan amable como siempre.

— Ninguna, es más, me hace gracia. Mírala, como intenta seguir corriendo, toda sudada y con la barriga rebotando al correr, parece un muñeco. — Ambos se ríen. — Vamos venga, dale caña mujer.

— Seguro que si tiene delante una tableta de chocolate corre cual perro detrás de una perra en celo. — Mary se ríe.

— Perra serás tú — le contesto, estoy hartándome de sus faltas de respeto. ¿Qué le he hecho para que me trate así?

— ¿A sí? Deberías tener cuidado por donde pisas, no vayas a resbalarte con tu sudor — miro hacia otro lado, no quiero seguir escuchando. Cometo un error haciendo eso, Mary me pone la zancadilla y acabo en el suelo.

— Mira ahora sí que es una foca — Luke y Mary se ríen a carcajadas y continúan trotando.

Noto que me falta la respiración, me ahogo. El sonido del silbato es una melodía gloriosa para mis oídos, y más aún cuando oigo que podemos irnos al vestuario.

Veo a Katy y Justin que vienen corriendo a ayudarme pero no les doy tiempo, me levanto y voy corriendo al vestuario.

Voy directa a mi taquilla, cojo mi bolsa de aseo y ocupo una de las duchas. Me enjabono el pelo y el cuerpo rápidamente. Para cuando entran mis compañeras casi he acabado. Me he duchado a toda prisa, no quiero ver a Mary ni en pintura.

— Hey, ¿estás bien? ¿Necesitas ir a la enfermería? Tienes un buen golpe en la rodilla — me dice Katy, por suerte ha ocupado una de las duchas de al lado. Miro mi rodilla y tengo un raspón, ni me había fijado hasta ahora.

— No, estoy bien, gracias. — Termino de aclararme, me envuelvo en la toalla y voy hacia la zona de los bancos del vestuario, sólo quiero vestirme y salir de ahí.

Katy viene un par de minutos después y se pone a mi lado. No dice nada, seguro que sabe que necesito algo de espacio. Ella me lo da, Mary no.

— Vaya vaya, mira a quien tenemos aquí.

— Mary, no estoy de humor, será mejor que te guardes tus faltas de respeto. Ten un poco de educación y déjame en paz.

— ¿O qué? ¿Me vas a pegar? — Se ríe.

— Ganas de darte un guantazo no me faltan. ¿Se puede saber qué te he hecho para que me trates así? ¡Si no te conozco ni tú a mí! — Le grito, estoy ya un poco desesperada.

— Te has pasado Mary, ¿quieres dejarla en paz? — Katy se pone delante mío, aprovecho para vestirme rápidamente.

— Pero miradla, se viste rápido para que no la veamos. ¿Te avergüenzas de tu propio cuerpo? Por que estás... ¿gorda? — La palabra mágica, la que odio, la que temo.

— ¡Basta ya! ¿Por qué no vas a perder el tiempo con alguna de tus lacayas y nos dejas vivir en paz? — Katy está cada vez más enfadada.

— Cariño, contigo no tengo nada. Es más, debo llevarme bien contigo, por mucho que me cueste.

— Pues no lo haces bien, tu cara de asco se ve a kilómetros de distancia — le digo mientras acabo de vestirme.

— Tu calla, aquí no pintas nada. Vuelve al zoo del que te has escapado.

No puedo más, sin siquiera pensarlo me abalanzo sobre ella y la tiro al suelo. Katy y otra chica me cogen cada una de un brazo y me levantan pero no antes de ver la cara de pánico de Mary.

Se levanta y me dice:

— Ten cuidado o no sobrevivirás a este año.

— ¿Es una amenaza?

No contesta más. Sólo coge sus cosas y se marcha.

— Encima de arpía, guarra. Ni siquiera se ha duchado — no puedo evitar reírme, Katy tiene su punto.

— Sabes que te adoro, ¿verdad? — Lo digo en serio y le doy un abrazo.

— Sí, lo sé, todos me adoran — dice riendo — ¿Estás bien? — Me pregunta por décima vez.

— Sí... no... no lo sé. Necesito salir de aquí. — Justo toca la campana y juntas salimos hacia la siguiente clase.

El día fue transcurriendo sin más incidentes, intenté no hablar demasiado con los chicos. Cuando terminaba la clase salía rápido al pasillo y me mezclaba entre la gente.

Al terminar el día fui caminando hacia mi coche, rezando para no encontrarme con Mary. Por suerte cuando llegué el coche de Derek no estaba. Katy estaba esperándome junto a mi coche.

— ¡Hola forastera!

— Hey.

— Oye, el día ha sido largo, sólo quería decirte que estoy aquí para lo que necesites, si quieres que peguemos a Mary la pegamos, yo no tengo problema.

— Por mi estupendo, pero de momento prefiero no buscarme problemas, aún es pronto.

— Bueno vale, tienes razón, pero sí necesito que hagas una cosa por mí. ¿Me das tu número de teléfono?

— Sí, claro. — Se lo doy y ella me da el suyo. La conozco hace muy poco pero reconozco que me cae muy bien, podría decirse que hasta la quiero.

— Genial pues vamos hablando, ten cuidado con el coche. ¡Bye!

— Tú también. ¡Hasta mañana Katy!

Entro en el coche y dejo la radio en silencio. La verdad que no estoy de ánimo para escuchar nada, sólo quiero llegar a casa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro