Capítulo XL

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Tom

¿Qué tal la fiesta?

Me sobresalto al notar la vibración en el culo. No llevo bolso, sólo el móvil en un bolsillo trasero, la documentación y dinero en el otro. Tengo un mensaje de Tom, ha escrito por el grupo que tenemos los tres.

Luna

Payasos

Es lo único que respondo. Ellos lo entenderán.

Sam
¡Ostias!

Luna

Sí, ostias es lo que quería darle al maldito IT. Si no me hubiera cagado encima.

Tom
Piensa que son personas disfrazadas, además, métete en tu papel Harley Quinn, no le tienes miedo a nada. Y tienes al Joker de tu lado.

Sam
¡Qué está muy loco!

No puedo evitar reírme, son un par de gansos.

Tom
Pásalo bien y tened cuidado. Si bebéis no cojáis el coche.

Luna

Sí, papá

Sam
Pásalo bien.

Les mando besos y vuelvo a guardar el móvil. Aunque tengo miedo de perderlo o que me lo roben.

— Derek, ¿puedes guardarme mis cosas, por favor? Es que tu chaqueta tiene muchos bolsillos y yo apenas tengo espacio.

— Normal, llevas ese pantalón tan apretadito...

No lo dice a malas, sino con un tono seductor en la voz.

— Apuesto lo que quieras a que te gustaría quitármelo. — ¿En serio he dicho yo eso? Madre mía, y sólo he bebido dos sorbos de mi copa. No me reconozco. Esto es culpa del payaso, seguro.

No me contesta, sólo se muerde el labio y guarda mis cosas en su chaqueta.

— ¡Mira, nuestra cena! — Dice Katy y corre como una loca hacia una mesa.

Cuando me acerco veo que hay platos y cuencos con palomitas, patatas, gominolas, chocolate... Vamos, lo normal en una fiesta de instituto. Y a mí me pierden las chuches, así que me pierdo entre los platos.

Además, mis hermanos dicen ''si vas a beber, es mejor que comas algo primero''. Así que eso voy a hacer, solo que comeré antes, durante y después de beber. No me pongas chuches porque me las como.

Una vez hemos comido y repuesto nuestras copas, salimos al jardín. Tony y Lucio están ya más que borrachos, se les oye a kilómetros, pero me caen bien, así que vamos a sentarnos con ellos.

— Luuuuunaaaaa, te veo un poco blanca, ¿es la luz de la luna? — Madre mía... Borrachos es poco.

— Pero qué dices Tony, la luna no se refleja en las caras, sólo en el agua — se calla y me mira — no, tú no eres agua — y empieza a reírse, tanto que se cae de culo de la tumbona.

Yo también me río, vaya par.

Nos sentamos con ellos y continúan divagando, hasta discuten sobre dónde se refleja la luna. Seguro que mañana no se acuerdan, pero ya se encargarán los chicos de recordárselo la semana que viene, ellos no perdonan algo como esto, quedará para el recuerdo.

— ¿Y tú me decías que estos dos eran huesos duros de roer? Pero mírales, si son monísimos, ahí, tirados por el suelo discutiendo un tema tan profundo y filosófico.

— Mira Lucio, hay muchas estrellas, ¿buscamos constelaciones?

— ¡Vale! Empiezo yo... mm... veamos... mmm... — Veo que se tapa un ojo con una mano — joe tío, están todas juntas, son como una pelota gigante.

No puedo parar de reírme, me parecen súper graciosos. Al menos tienen borracheras divertidas.

— Créeme, lo son, pero con la gente que les cae bien se muestran tal y como son — me dice Derek.

Pasada la media noche oímos que cambian la música de la fiesta, empieza a sonar Daddy Yankee, Don Omar, Wisin y Yandel y no puedo evitarlo, ¡necesito bailar!

— ¡Me encanta esta canción! — Digo cuando suenan los primeros acordes de ''Con Calma''. Ahora mismo no siento ninguna vergüenza, será el ron, no he bebido mucho pero sí más de lo que suelo tolerar — ¡vamos chicas!

Levanto a Katy y Anna y nos ponemos a bailar, primero por separado, después juntas. Empezamos a menear las caderas y a pegar culo contra culo, y bajamos y subimos, con movimientos sexys. Mucha gente nos está mirando, Tony y Lucio no son indiferentes tampoco, nos miran con la boca abierta, babeando como buenos borrachos.

— Vamos adentro — dice Anna cogiéndonos de las manos a Katy y a mí.

Reconozco que Luke tiene un buen sistema de sonido, aquí dentro se oye perfectamente, noto la música vibrar dentro de mi pecho y volvemos a bailar como si no hubiera un mañana. Me gusta el buen rollo que hay, bailamos con todo el mundo pero nadie se restriega, o son normales o nos hemos puesto en una buena zona.

Me tenso cuando noto unas manos que me cogen la cadera y me abrazan por detrás, pero me relajo al ver que es Derek.

— No puedes estar sin mí, ¿eh? — Le digo gritando por encima de la música,

— Nunca, y menos si te mueves así.

Me río de forma pícara y vuelvo a moverme de nuevo, ésta vez restregándole el culo a él. Se mueve conmigo al ritmo de la música y me sorprende bastante, baila muy bien. Tiene buen ritmo y lleva la iniciativa todo el rato. Me dejo llevar, me gusta.

La noche se me pasa volando y no quiero irme, pero Katy ha bebido demasiado y es mejor que se acueste si no quiere acabar vomitando.

— Ay hermanita...

— No se lo tengas en cuenta, tú como si no hubieras estado aquí — le digo tapándole los ojos.

— No te pongas de parte de tu cuñada anda — dice riendo mientras me coge las manos para destaparse los ojos.

Anna no bebió nada porque no se fía de la gente que no conoce y hace bien, nunca sabes lo que pueden haber echado en las botellas. Como ella no ha querido beber, Justin tampoco lo ha hecho, así que ellos dos conducen los coches en los que hemos venido. Cuando me siento veo que son las 4 de la mañana, me pongo el cinturón y oigo cantar a Katy las canciones que suenan, o más bien la oigo berrear.

Llegamos enseguida a casa de Justin, Anna aparca el coche detrás de él y nos bajamos. Anna y yo ayudamos a Katy a bajar y la sujetamos hasta que Alan se baja del otro coche y la carga en brazos. Justin y Derek también se acercan y juntos entramos en la casa.

Cuando entramos en la habitación cierro la puerta. Derek está de espaldas a mí, veo cómo se quita la chaqueta y la camiseta que lleva debajo y se queda con una camiseta de tirantes. No puedo evitarlo y le abrazo por detrás. Él me devuelve el abrazo y apoyo la mejilla en su espalda. Me quita las manos, se da la vuelta y me da un beso.

— Voy al baño a quitarme la pintura verde, no tardo.

— Voy contigo.

Mi pintura sale mucho mejor que la suya, tengo el pelo envuelto en una toalla y ya me quité el maquillaje y los tatuajes de las piernas, he vuelto a ser yo. Derek aún sigue intentando quitarse la pintura verde.

— Creo que mejor voy a meterme dentro de la ducha, a ver si consigo quitarlo.

— Te espero en la habitación.

Estoy acabando de desenrredarme el pelo cuando le veo entrar vestido sólo unos calzoncillos y el torso y el pelo brillantes por el agua. Me quedo de piedra mirándolo, nunca le había visto sin camiseta y está... uf... junto las piernas por instinto y me siento en la cama.

— ¿Te gusta lo que ves?

Me muerdo el labio inferior en respuesta.

— ¿Sabes? Has sido una chica muy mala Luna Miller, provocando con ese bailecito, y con ese pantaloncito tan corto que llevas.

— Si quieres puedes quitármelo — le digo poniéndome de pie.

— ¿Estás segura?

— Sí — y me pongo justo delante de él.

Me desabrocha el cinturón, el botón del pantalón y despacio lo baja por mis piernas. Me mira con deseo, me escanea entera de arriba a abajo y yo, en un arrebato de valentía, me quito la camiseta y me quedo sólo con mi conjunto negro de lencería. Abre mucho los ojos, me arrepiento al instante, me cubro con las manos y me doy la vuelta.

— Pequeña, nunca cubras tu cuerpo, es precioso — dice dándome la vuelta y quitándome las manos.

Acto seguido me besa, me agarra en un abrazo y me besa más profundo aún, su lengua invade mi boca y me acaricia como sólo él sabe hacerlo. En un impulso me agarra el culo de una forma suave y yo le agarro el suyo, es perfecto.

— Ven — me dice rompiendo el beso, me tiende la mano y me tumba en la cama.

Se tumba encima mía y empieza a besarme el cuerpo. Las manos, los brazos, los hombros, el cuello, la mejilla, la frente, la nariz y de nuevo la boca. Poco a poco va tocándome, me acaricia los brazos, la tripa, el costado... Me estoy encendiendo demasiado, no tengo miedo pero sí estoy empezando a ponerme nerviosa.

— Derek...

— Tranquila mi niña, no vamos a hacer nada.

— Pero... pero yo... — Me mira fijamente y veo el deseo en sus ojos y él debe verlo en los míos también. Sonríe y me pregunta si confío en él. — Sí, claro que sí — le miro y noto que empiezo a temblar, no sé si de nervios, anticipación o ambas cosas.

— Pequeña, se pueden hacer otras cosas, el sexo no es sólo penetración. Vamos a ir poco a poco, no te agobies, confía en mí — me vuelve a besar, esta vez lentamente y yo le devuelvo el beso, cierro los ojos y dejo de pensar.

Recorre mi cuerpo entero con sus dedos, tiene unas manos grandes y me encantan. Se pone de lado y noto su erección contra mi pierna, lo que hace que me moje aún más. Va trazando círculos en mi piel, es un recorrido simple por mi tripa pero lo hace muy lento. Hasta que llega a la parte baja de mi vientre y empieza a tocarme por encima de las bragas. Primero es un toque muy leve que apenas siento, después, un poco más fuerte.

Rompe el beso y me mira sonriendo, nota lo mojada que estoy. Sí, Derek Jones, esto es lo que provocas en mí. Sonrío tímidamente y pasa a besarme el cuello.

Sus dedos me acarician cada vez con más presión, hasta que tocan ese punto que nunca antes había tocado nadie. Me mojo mucho más y eso hace que abra más las piernas.

— Derek... — Le digo acariciando su cara.

Él mira mi cuerpo entero y se relame. — ¿Puedo? — Dice cogiendo el elástico de mis bragas.

Asiento, se incorpora y con ambas manos me quita las bragas. Me da mucha vergüenza así que miro al techo e intento relajarme.

Su preciosa cara aparece en mi campo de visión y sonríe. No fuerza nada, sólo vuelve a besarme lentamente los labios. La tensión abandona mi cuerpo y le acaricio la espalda con mis manos.

Vuelve al ataque, siento sus dedos, largos y habilidosos bajar por mi tripa, hasta que noto su toque directamente ahí abajo.

Pasa a besarme el cuello, ladeo la cabeza para darle más espacio y ejerce más presión en mi centro. Me acaricia, arriba y abajo, en círculos, aprieta y afloja, lo hace tan suave que me derrito bajo su toque. Se me escapa un gemido. Era lo que él estaba esperando, su mano baja un poco más abajo y noto como, lentamente, introduce un dedo en mi interior. Me quedo quieta, absorbiendo la sensación, es rara pero para nada molesta. Al contrario.

— ¿Estás bien? — Me pregunta mirándome a los ojos.

— Sí — consigo articular. Estoy respirando muy rápido pero le sonrío. Él mueve su dedo y mira mi reacción. No hay dolor. Sonreímos los dos y volvemos a besarnos.

Cada vez mueve su dedo un poquito más rápido, pero sigue siendo suave.

Pasa a besarme el cuello, la clavícula, el centro de mi pecho y empieza a jugar por encima del sujetador. Le hago una señal levantando el hombro, puede bajarme el tirante. Lo capta, lo baja y mi pecho queda libre.

Primero juega con sus dedos, después con su lengua y cuando se lo mete en la boca y succiona siento que estallo de placer. Noto que me mojo muchísimo y un cosquilleo me recorre todo el cuerpo. Empiezo a gemir y me calla con un beso.

Lentamente retira el dedo de mi interior y vuelve a guardar mi pecho en la copa del sujetador.

Me besa suavemente los labios y me mira a los ojos. Veo tanto amor en su mirada, tanto deseo que siento ganas de llorar, mi corazón va a estallar.

— Tengo que ir al baño — digo levantándome rápidamente de la cama.

— Corre, ve — dice riendo.

Me encierro en el baño y me limpio con toallitas. Cuando termino, me miro en el espejo. ¿Acabo de tener un orgasmo? No tengo ni idea, nunca he tenido uno y no sé cómo se siente. No me siento mal, al contrario, me siento genial, aunque ahora no sé qué hacer ni qué decir.

Cuando vuelvo a la habitación, Derek está sentado en la cama, esperándome. Me acerco a él y me sienta en sus piernas.

— ¿Estás bien?

— Sí — le digo sonriendo.

— ¿Te ha gustado? ¿Te he hecho daño en algún momento? — Pregunta preocupado.

— No no, para nada, no me has hecho daño y sí, me ha gustado mucho — digo un poco avergonzada — ¿acabo...? — Le miro, suena patético pero quiero saberlo. Quiero saber si esto es lo que se siente cuando alguien se corre.

— ¿Que si acabas de tener un orgasmo?

Según lo dice me tapo la cara con las manos.

— Ey — dice riendo — pequeña no te escondas, es muy adorable que lo preguntes — le miro fijamente — no me mires así. Tu inocencia en este tema me cautiva, de verdad. Eres un diamante Luna, que nadie te haga creer lo contrario. Y sí señorita, acabas de tener un orgasmo. Uno pequeño.

— ¿Uno pequeño? — Si eso ha sido uno pequeño... no puedo imaginarme cómo será uno grande.

— Sí. Cuando la sesión de sexo es ''completa'' por así decirlo, la sensación es mucho más fuerte.

— Ah — digo con curiosidad. Tengo ganas de probarlo, quiero hacerlo todo con él. — Bueno pues... ahora tú.

Me mira divertido — ¿Qué?

— Que ahora te toca a ti — me levanto y le señalo.

Se empieza a reír, pero con una risa adorable. — No pequeña, yo otro día. Vayamos paso a paso, no quieras correr antes de aprender a gatear.

Me da un abrazo y me besa el pelo. Nos metemos en la cama y nos tapamos con las mantas. Me he traído pijama pero me gusta la sensación de sentir su piel, me transmite calor y calma.

Nos damos un beso de buenas noches y juntos nos perdemos en el mundo de los sueños.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro