Capítulo XXXI

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Cuando salimos del instituto, Justin y Alan aplauden y Katy me abraza.

— ¿Estás bien? — Me susurra.

— Sí, tranquilo.

— Venga vamos. — Dice Justin.

Empiezo a caminar al lado de Katy pero Derek me coge del brazo.

— Vente conmigo. — Me coge de la mano y caminamos hacia su coche.

Arranca y salimos del parking del instituto.

— Gracias por defenderme antes.

— No me las des, estoy harto de esa chica, está acabando con mi paciencia. — Está muy enfadado y tiene los nudillos blancos de apretar tanto el volante. También está apretando los dientes, tiene la mandíbula muy tensa.

Le pongo la mano en el muslo para tranquilizarle. — Eh, tranquilo, estoy bien de verdad, no te preocupes.

Dejo mi mano ahí y le acaricio el muslo, parece que funciona.

Miro por la ventanilla y veo que no vamos al Grill, sino que vamos en dirección contraria.

— ¿Dónde vamos?

— A casa de Justin.

— Ah vale.

— No tardamos, está cerca.

No hablamos más el resto del camino, que por suerte es corto. Salimos del coche y nos reunimos con los demás en la entrada. Justin abre la puerta, me coge de la mano y me enseña su casa. Es muy acogedora. Según entras tiene el salón a la derecha, un baño al fondo y la cocina a la izquierda. Las escaleras están al lado de la puerta de la cocina. Subimos y la planta de arriba está dividida en 3 habitaciones (es hijo único, así que está su habitación, la de sus padres y la de invitados), y en medio del pasillo hay otro cuarto de baño.

Bajamos las escaleras y en la cocina tiene una puerta que da a un jardín en forma de L. Allí tiene una piscina superficial, de las que puedes montar y desmontar, una barbacoa, una mesa de picnic y varias tumbonas.

Fuera se está bien, no hace frío esta noche así que se sientan en la mesa, Justin saca unos altavoces y pone música.

— ¿Pedimos unas pizzas? — Pregunta Justin.

— Yo quiero hawaiana — dice Katy.

— Yo BBQ — dicen Derek y Alan.

— Yo quiero de jamón y queso y tú Luna.

— Igual.

— Vale pues pedimos familiares con mitades diferentes.

— ¡Vale! — Contestan todos.

Justin coge el teléfono y las pide.

Veo mi oportunidad, le hago un gesto a Katy que ella entiende y me guiña un ojo. Cojo a Derek de la mano y le guío dentro. Vamos al salón.

— Tengo que hablar contigo.

— Claro, dime.

Estoy muy nerviosa, empiezo a caminar de un lado a otro frotándome las manos.

Derek me coge de los hombros, me sienta en el sofá y se arrodilla delante mía.

— Luna, se ve que no estás bien, ¿qué ocurre?

— Siento mucho lo que pasó anoche, yo no quería parar pero...

No me deja terminar. — Perdóname tú a mí, tenías razón, no era el momento. Perdona por haberme lanzado. — Me acaricia la mejilla. — Tranquila — me susurra y yo se lo suelto sin más.

— Soy virgen.

Para sus caricias y abre mucho los ojos.

— Joder. — Se levanta, da un par de vueltas por el salón y se sienta a mi lado. — Lo siento muchísimo de verdad. Yo no sabía... Joder, seguro que te sentiste muy incómoda.

— La culpa es mía, tendría que habértelo dicho antes.

— No, no digas eso. Yo tendría que haber ido más despacio, perdóname por favor.

— No hay nada que perdonar. — Agacho la cabeza. — Te... ¿te gusto menos por eso?

— ¿Qué? No, para nada. — Con su mano me levanta la cabeza para que le mire. — Eres una chica muy especial Luna Miller. — Sonríe y me acerca a él para darme un abrazo pero en cuanto su mano toca mi costado gimo en protesta. Mierda, el golpe con las taquillas.

— ¿Te duele algo?

— No...

— Luna... — No puedo engañarle.

— Es el costado, pero no es nada, estoy bien.

Tiene una mirada preocupada. — ¿Puedo?

Asiento con la cabeza y me levanta la camiseta, tengo un hematoma y lo acaricia con los dedos. Sólo su roce hace que me estremezca aunque esta vez es de dolor.

— ¿Cómo?

Agacho la cabeza, no quiero decírselo o estallará de rabia.

— ¿Mary? — Me pregunta. Siempre acierta.

Asiento con la cabeza. — Antes de que salieras del vestuario ella y yo tuvimos un... cruce de palabras. No le gustó lo que le dije, me empujó y me golpeé contra las taquillas, debí clavarme algún cierre.

Su expresión cambia de golpe y está muy enfadado. — Espera aquí. — Se levanta y sale  del salón. Vuelve a los pocos minutos, me coge de la mano y me lleva al baño que hay en la planta de arriba. Coge un tubo de crema de un cajón, me levanta la camiseta y me pide que la sujete. Con una mano me extiende la crema y con la otra me sujeta la cadera para que no me mueva. Cierro los ojos, me está haciendo mucho daño.

— Sé que te hago daño y lo siento, pero debo extender bien la crema para que penetre.

— Lo sé, tranquilo — logro articular sin que se note mucho que quiero salir corriendo.

Cuando termina, me baja la camiseta, guarda la crema y se lava las manos. Me abraza y me da un beso en la cabeza. Siento como todos los músculos de mi cuerpo se relajan y una lágrima solitaria recorre mi mejilla. Siento un alivio tan grande que le abrazo con más fuerza.

Cuando salimos al jardín ya han llegado las pizzas y veo que hay una persona nueva, es una chica.

— ¡Luna, Derek! Venid que os presento. Chicos, ella es Anna. Ellos son Luna y Derek — dice Justin sonriente.

— Encantada de conoceros. — Dice ella.

— Igualmente — contestamos nosotros.

Nos sentamos todos juntos en la mesa y empezamos a comer.

Justin nos cuenta que Anna es su vecina de enfrente, se conocen desde que eran pequeños y se llevan muy bien. Sus padres han salido el fin de semana así que se queda a dormir con él esta noche.

— Es muy buena idea, así no estás sola — le digo intentando ser amable.

— Estoy acostumbrada, les gusta viajar mucho así que paso mucho tiempo sola.

— ¿Negocios o placer? — Pregunta Alan mientras Katy le da un codazo.

Anna se ríe. — Placer. Les encanta viajar y recuperar la magia de la pareja. Este fin de semana se han ido a una casa rural a las afueras, al lado de las montañas. Me la han enseñado y tiene jacuzzi, van a pasarlo muy bien.

— Ya veo — digo riéndome.

— Aunque he de reconocer que hay noches que me da un poco de miedo, sobre todo cuando hay tormenta y se va la luz.

— Te entiendo perfectamente, a mí me pasa lo mismo. Por eso cuando mis hermanos no están, vivo en casa de Katy y Derek.

— ¿Negocios o placer? — Pregunta Anna divertida.

— Negocios — le contesto riendo. — Mis hermanos tienen una agencia de viajes y la mitad del tiempo viajan para ir a seminarios y cursos y la otra mitad para conocer lugares nuevos y promocionar paquetes chulos para atraer a más clientes.

— ¡Qué divertido! Aunque debes sentirte sola.

— Antes sí, ya no — contesto mirando a Derek.

— Ooooh sois taaan monos — dice Katy poniendo morritos.

Todos nos reímos y continuamos cenando.

Al terminar la cena, Justin nos pregunta si queremos beber algo más fuerte. Todos asentimos, después del día de hoy lo necesitamos.

Saca botellas de Ron, Whisky, Vodka y latas de coca-cola y fanta para hacer las mezclas. Derek y yo cogemos Ron y coca-cola.

Es un ambiente agradable, la música no está alta para no molestar a los vecinos y nos vamos a la zona de tumbonas para estar más a gusto. Derek se tumba en una, abre las piernas y yo me recuesto sobre él. Katy y Alan hacen lo mismo. Justin y Anna se sientan en tumbonas diferentes pero, según va pasando la noche, noto que hay algo entre ellos que no sé explicar. Tienen una conexión que yo creo que va más allá de la amistad.

Ya es muy tarde, cuando miro el reloj son las 3 de la mañana y Justin dice que no nos vayamos. Nos ofrece quedarnos a dormir y aceptamos.

Katy y Alan se van a la habitación de Justin. Justin y Anna se van a la de sus padres y Derek y yo a la de invitados.

Quedarnos a dormir me ha ofrecido una gran oportunidad y los dos cubatas que he bebido me han hecho reunir el valor necesario para tomar la decisión.

Esta noche voy a contarle todo a Derek.

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