xiv. everyone loves flamel

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( everyone loves flamel )

SU LLEGADA A Hogwarts había sido muchísimo peor de lo que ella esperaba. Hannah la había ignorado, pero había saludado a Susan como si nunca se hubiesen visto. Por si fuera poco, se había cruzado varias veces con Harry Potter y su pandilla —Hermione Granger, Ronald Weasley y Holliday Potter—. Verlo era como recordar la fría noche del 22 de diciembre. Verlo era como sentir el frío subir por las plantas de sus pies y sentirlo calando por sus huesos hasta que le doliera existir. Estar cara a cara con Harry Potter solo la hacía pensar en la fotografía mágica que se encontraba en el buró al lado de su cama con sábanas amarillas, de su madre abrazándola y mirándola con amor.

Lo peor de todo, no era toparse con Harry, era la actitud que tomaba el azabache cada vez que la veía, si bien actuaba como que no le importaba ni un poco que ella estuviese ahí, no dejaba de verla como si quisiese decirle algo importante y era bastante horrible. 

Simplemente no podía entender la actitud de Harry.

Y eso la ponía de un humor terrible.

Le echó una mirada a Susan, que estaba sentada a su lado en la biblioteca casi tan aburrida como ella misma. Ambas se miraron a los ojos y fue como si se desinflaran como globos, ninguna de las dos quería estar ahí realmente, pero le habían prometido a Luke que le ayudarían con todos sus trabajos antes de que iniciaran las épocas de los exámenes finales. Lo poco que Skye sabía de Nicolás Flamel había sido lo que había leído en el cromo que traía una de las tantas ranas de chocolate que Susan tenía guardadas en casos de emergencias —ya sabes, nunca se es demasiado precavido y la niña de melena roja simplemente creía que los chocolates podían arreglar cualquier problema—. Sabía que, Susan, se había quejado sonoramente en el tren de regreso a Hogwarts, pues había recibido otro cromo de Dumbledore. 

Al principio no había entendido como rayos era que su director se podría relacionar con el mago que Luke había escogido para su redacción, pero ahora lo sabía, leyendo el pesado libro que Luke le había señalado antes de salir corriendo a toda velocidad, tratando de memorizar lo más que podía del proceso para realizar una poción herbicida. La peliplateada soltó un sonoro suspiro cargado de aburrimiento y apoyó la barbilla sobre las hojas del libro. 

Ojeó el pergamino que tenía al lado del gran libro. Escrito con su propia caligrafía, con una vibrante tinta de color amarillo —regalo de Susan, que le había dado una cajita con plumas de colores por navidad— estaba escrito «cosas que Luke debe saber sobre Nicolás Flamel» Pero bajo aquel título no había más que una larga hoja en blanco. 

—No quiero leer sobre Flamel —comenzó Susan, apoyando su barbilla en la palma de su mano.

—Yo no quiero estar aquí leyendo sobre Flamel —continuó Skye—. Ni siquiera me gusta leer, realmente, así que no haremos mucho si yo tengo el libro y tu me das apoyo moral. 

—¿Sugieres que cambiemos de papel? —preguntó Susan. 

Skye asintió con la cabeza. Se enderezó y le tendió el libro a la niña pelirroja. Ahora, Susan con el libro frente a ella, comenzó a ojear las páginas con rapidez. La chica le gustaba leer historias de fantasía con un héroe que debía salvar el mundo, no disfrutaba mucho de las bibliografías, sin embargo, Skye ya podía sentir el avance con el simple hecho de que Susan tuviese el libro, significaba que alguien responsable y que sabía leer podría comenzar a tomar apuntes y ambas saldrían de ahí cuanto antes. 

—Anota —la pelirroja levantó la mano y señaló con los dedos el trozo de pergamino en el que Skye anotarían los datos importantes sobre el alquimista que Luke debería conocer si pretendía hacer una redacción sobre el área y sobre el mago—. Es francés, nació en Pontoise, en 1330.

—¿Cómo se escribe? 

—¿Qué cosa? —Susan miró confundida a la peliplateada. 

—La ciudad, ¿qué más? 

—Así, mira —con el dedo, Susan señaló el punto en el texto en el que decían el nombre de la ciudad. 

Skye miró fijamente la página hasta que pudo descifrar las letras que conformaban la palabra. Comenzó a escribir la información lo más rápido que sus manos de lo permitían, sin embargo, se detuvo al darse cuenta de que Susan había olvidado un detalle importante. 

—No dijiste la fecha de su muerte

—¿Eh? —de nuevo, Susan miró confundida a Skye. 

—Pues, si nació en 1330, debe estar más muerto que mi abuela Melania, ¿no? Sé que nunca fui buena sumando y restando, pero es como sentido común. 

—Es que no dice fecha —murmura Susan, pasando los dedos por la página en busca de información relevante.

—¿Cómo no va a decir? —Skye se inclinó sobre el libro también, casi hundiendo la cabeza en las hojas, con el fin de ayudar a Susan a buscar la fecha de defunción de Flamel. 

—Es que yo creo que el hombre sigue vivo —respondió Susan.

—¡Por las santísimas tangas del mago Merlín! —Skye exclamó en un susurro, mientras se apartaba del libro y miraba a Susan con ojos muy abiertos—. ¿Tu crees que Flamel si se pueda mover? Con lo viejito que está. 

—No lo sé —respondió Susan, notablemente preocupada por la idea del pobre hombre sin poder moverse bien. 

Un momento de silencio se instaló entre las dos niñas, mientras se seguían mirando con rostros preocupados. Ninguna de las dos parecía ser capaz de procesar la idea de estar tan anciano que casi no podrías moverte bien. Skye no quería llegar a esa edad y se agradecía mentalmente por no estar interesada en la alquimia. De igual forma, se encargaría de decirle a Luke que no viviera por siempre, o Skye se encargaría de asesinarlo antes de irse de aquel mundo.

De repente, un sonido, una aclaración de garganta, más bien, atrajo a Susan y a Skye a la realidad. De repente, la peliplateada sintió como si le hubiesen dado una bofetada en toda la cara con un guante. Frunció el ceño notablemente y miró fijamente al grupo de chicos que se encontraba frente a las dos niñas. Hermione Granger era la que se había aclarado la garganta, en un intento de llamar la atención de las dos niñas. A su lado estaban Ron Weasley, Holly Potter y, por obvias razones, su mellizo también, es decir, Harry Potter. 

La peliplateada bajó la vista con el ceño aún fruncido. Sentía mil sensaciones arremolinándose en su pecho. Estaba enojada, dolida y triste, pero lo que de verdad la molestaba y la ponía en aquel estado de confusión, era que bajo aquella capa de malas sensaciones, Skye aún se emocionaba cada vez que veía los ojitos azules de Harry y es que eran tan bonitos que no podías culparla. Susan apretó el hombro de Skye suavemente, antes de hablar. 

—¿Se les ofrece algo? Porque, aunque no lo crean, estamos ocupadas. 

—La verdad es que si —comenzó Holly, cruzándose de brazos—. Nos pueden ofrecer ese librito que tienen ahí. 

Susan chasqueó la lengua. —Pues eso no podrá ser, lo estamos usando. 

—Si bueno, no puede ser más importante que para lo que nosotros lo necesitamos, es de vida o muerte —continuó Hermione—. De todas formas, nosotros no estamos viendo alquimia, ¿para qué lo querrían? 

—Para algo que no tiene que ver con ustedes, eso es seguro —respondió Skye, mirándo directamente a Harry a través de sus pestañas plateadas. Sus ojos se conectaron con los del chico y él apartó la mirada, sin ser capaz de sostenérsela. Susan miró a Skye asombrada y orgullosa—. Y, aunque no lo crean, nuestro asunto también es de vida o muerte. 

Holly estiró la mano y tomó el pergamino sobre la mesa, para leer que decía. Susan trató de quitárselo, pero la pelinegra fue mucho más rápida. —¿«Cosas que Luke debe saber sobre Nicolás Flamel»? ¿Eso es de vida o muerte para ustedes? 

—Es algo que quizás no conoces, es cuando ayudas a tus amigos sin recibir nada a cambio —respondió Susan, explicándoselo como si fuese una niña muy pequeña. Holly miró mal a la pelirroja, quién le quitó el pergamino y se lo dio a Skye. 

—¿Por qué Luke debe saber sobre Flamel? —preguntó Ron. 

—Porque debe hacer una redacción sobre él para la señorita Thorne. 

De repente, Hermione pareció completamente confundida, mirándolas como si hubiesen dicho una completa locura. 

—¿La señorita Thorne? ¡Eso es imposible! Esa profesora es de astronomía, ¿por qué estaría pidiendo redacciones sobre alquimistas? Es como si Snape pidiera redacciones sobre el tarot. 

De repente, Skye sonrió abiertamente, mirándo a cada uno como si se sintiese superior a ellos. 

—Que extraño que ustedes no lo sepan, cuando parecen saberlo y estar en todo —comenzó la ojiplata, ladeando la cabeza y clavando los ojos en Hermione. Oh, como disfrutaría decirlo—. La señorita Thorne tomó a Luke como su aprendiz hace bastante tiempo. Está aprendiendo pociones y hechizos del segundo año, aparte de trabajos complementarios, como este, por ejemplo. Simplemente decidimos ayudarlo antes de la época de exámenes. 

—Si tanto quieren información de Flamel, aquí está —comenzó Susan—. Skye, anota. Nicolás Flamel es el único creador conocido de la Piedra Filosofal (Piedra y Filosofal con mayúsculas, ¿okay? Punto seguido) La Piedra Filosofal es una sustancia legendaria con poderes asombrosos. Transforma cualquier metal en oro puro y produce el elixir de la vida que hace inmortal al que lo beba...

—¡Claro! Por eso no hay fecha de defunción —Susan asintió emocionada ante la señalación de Skye. 

—Continúo. La única piedra actualmente en existencia pertenece al Sr. Nicolás Flamel, el notable alquimista (y uno de los tantos ídolos de Luke Carstairs) quién el año pasado cumplió 665 años. ¿Anotaste la edad?

—Me perdí después de poderes asombrosos. 

—¡Eso es lo que está custodiando Fluffy en el tercer piso. Es lo que está bajo la puerta trampa! —habló Harry, sin haber pensado mucho sobre quienes tenía al frente. 

Skye levantó la cabeza y lo miró curiosa. 

—¿Fluffy? ¿Tercer piso? —preguntó, atando los cabos. Miró a Harry fijamente cuando preguntó—. ¿Acaso el perro de 3 cabeza tiene nombre? ¿Y por qué rayos un perro gigante está custodiando la Piedra Filosofal? 

—¿Quién le pone Fluffy a un perro de 3 cabezas? —preguntó Susan, haciendo que el resto la mirara extrañados. 

—¿Le dijiste sobre el perro de 3 cabezas? —preguntó Holly—. Porque esa es la única forma en que esté tan tranquila por oír aquello. 

—Pues si, le dije y a Luke también —respondió Skye. 

—¡¿Por qué hiciste eso?! —regañó Harry, mientras miraba a Skye como si no pudiese creer que hubiera sido tan insensata—. ¡Estas poniendo en peligro a tus amigos si les cuentas esa clase de cosas! 

Skye volvió a juntar las cejas completamente. Golpeó la mesa con las manos suavemente, asegurándose de no hacer mucho ruido y molestar a las personas que estaban alrededor. Apoyada sobre la mesa, se puso de pie y se inclinó hacia Harry solo un poco. 

—¿Pero tu si puedes involucrar a tus amigos? —preguntó, con el ceño aún más fruncido y estando bastante enojada. Así de cerca de Harry, las palabras del azabache se reproducían una y otra vez en su cabeza, le dolía tanto que la enfurecía el  hecho de que hubiese sido capaz de meterse con su familia y el 22 de diciembre corría por su mente una y otra vez—. Es mi vida Potter, yo le digo lo que quiera a quién quiera y si no te gusta, te aguantas. Yo no ando diciéndote que tu familia está mejor muerta y mucho menos diciéndote que debes hacer, así que tu no tienes derecho. 

Sin decir más, cerró el libro con fuerza y se lo acomodó en los brazos. Tomó el pergamino y sus plumas. De alguna forma, logró colgarse su mochila al hombro y después de darle una rápida mirada a Harry, giró a Susan.

—¿Nos vamos? 

La pelirroja no dijo más, simplemente se puso de pie y ambas marcharon lejos de aquel lugar. Tal cual habían acordado un par de horas antes de haberse dividido aquel día, se encontraron en el patio trasero de la escuela. Susan y Skye se habían sentado en la hierba y habían tomado con mucha más seriedad la tarea de ayudar a Luke. En poco tiempo consiguieron llenar el pergamino de datos que consideraban importantes sobre el alquimista, Nicolás Flamel y su descubrimiento acerca de la Piedra Filosofal. Luego, apareció Neville, que parecía bastante cansado y se dejó caer a un lado de Susan.

De forma muy rápida, el niño castaño les comentó como se encontró con Draco Malfoy luego de haberse quedado solo, después de ayudar a Luke con unas cosas y el niño de Slytherin le lanzó el maleficio de las piernas juntas. Pero la peor parte de toda la historia, fue como Neville fue a buscar ayuda de sus amigos de Gryffindor y estos se fueron, dejándolo solo. Fue Percy Weasley, el prefecto, quién le ayudó. 

—La próxima, ven a buscarnos a nosotras —le dijo Susan a Neville, mientras enredaba un mechón de cabello rojo en su dedo índice—. No seremos de Gryffindor, pero es obvio que jamás te dejaríamos con las piernas juntas. 

El castaño sonrió abiertamente

—Está bien, la próxima, las buscaré —Neville recostó la espalda en la hierba y miró hacia el cielo, entrecerrando los ojos por el resplandor del sol—. ¿Alguna sabe por qué Harry Potter estaba investigando sobre Flamel? No entiendo por qué de repente, todos aman a Flamel. 

Susan chasqueó la lengua y miró a Skye directo al rostro. La peliplateada tenía la vista en sus manos y con sus dedos jugaba a arrancar hojitas verdes y a soltarlas en cualquier lugar. 

—Hablando de Harry Potter —empezó la pelirroja y Skye cerró los ojos por unos segundos. Había olvidado por completo el contarle a Susan sobre lo que había pasado con el niño de gafas. No, no lo había olvidado, más bien, no había querido hacerlo, le molestaba que le afectase tanto—. ¿Qué sucedió con él, Skye? Hasta donde yo sabía, era obvio que el chico estaba coladito por ti. 

Neville hizo una mueca y cerró los ojos. Entonces, comenzó a hablar así. —Pues, Luke mencionó que pelearon por un libro sobre la familia de ustedes. ¿Cómo era que se llamaba el libro? ¿Relatos de antiguas familias?

—Linajes e Historias de las Grandes Familias del Mundo Mágico —respondió Skye—. Y no peleamos por el libro, peleamos por lo que dijo Harry.

—¿No es ese el libro que está lleno de mentiras sobre la familia Carstairs? —la voz de Susan sonó justo después del comentario de Skye. Neville asintió con la cabeza y la peliplateada suspiró bastante cansada de aquella situación. 

Entonces, Skye comenzó a hablar. Le contó a Susan y Neville con lujo de detalles como fue que Harry y ella pelearon. En realidad, nunca fue una pelea como tal, pero el chico hirió completamente a la peliplateada. Les contó lo que dijo sobre su familia, les contó como aseguró que su madre era una bruja tenebrosa que debía estar muerta, incluso les contó sobre la supuesta afirmación de que por culpa de Juniper Carstairs, los Potter habían sido atacados por Lord Voldemort. 

Decir que la reacción de Susan no tuvo precio, sería quitarle drama a la situación. Incluso Neville se asustó un poco al ver el rostro rojo hasta la coronilla de la chica de cabello de fuego. Ella se puso de pie y comenzó a despotricar contra Harry Potter, preguntando mil veces «¿Cómo se atreve?» bajo el argumento de que la tía de Susan había dicho más de una vez que Juniper Carstairs y Theressa Knight habían sido mejores amigas.

—¡Es casi ridículo! —Susan terminó con un pisotón en la hierba y miró a Skye directo a los ojos—. ¿Por qué no me habías dicho nada?

Skye se encogió de hombros.

—Solo no quería darle vueltas al tema —la niña bajó la cabeza y comenzó a jugar con sus dedos, un poco nerviosa de que Susan se enojase con ella—. No me gusta pensar que todo el mundo hubiese estado de acuerdo con Harry.

Susan suspiró sonoramente y retomó su lugar sentada en la hierba, junto a Neville. Se reacomodó y dejó su cabeza en las piernas del castaño. Neville se tensó un poco, pero no dijo nada.

—Entiendo —murmuró la pelirroja, cerrando los ojos—. Yo tampoco quisise hablar del tema en tu lugar. Perdona por haberlo traído a colación.

De repente, un niño rubio de helados ojos azules apareció corriendo con entusiasmo. Skye lo observó con una sonrisa cuando reconoció su cabello en punta y la túnica mal puesta. Luke corrió hacia ellos y se dejó caer junto a Skye, casi cayéndole encima. Por inercia, la peliplateada le dio un manotón y el rubio se quejó con un «¡Auch!».

—¿Por qué estás tan feliz? —preguntó Neville, quién había apoyado sus manos a sus costados, para evitar tocar a Susan e incomodarla.

—Porque hice una jodida poción herbicida y salió genial —Luke habló con emoción—. La señorita Thorne dice que lo he hecho muy bien y está bastante satisfecha con mis resultados.

—Por Merlín, Luke. ¡Eso es fantabuloso! —Skye celebró, abrazando a Luke con fuerza.

—¡Dijiste fantabuloso! —Susan abrió los ojos y frunció el ceño, aunque mantuvo una gran sonrisa mientras miraba a Skye—. Yo inventé esa palabra y ahora Skye la usa, pronto todos lo harán.

—Lo dudo —Luke hizo una mueca—. Yo no diría eso.

—Si lo harás, yo lo predigo.

Susan se encogió de hombros, mientras volvía a cerrar los ojos y acomodar su cabeza en las piernas de Neville. Luke frunció el ceño y miró a Skye como si no pudiese creer lo que Susan había dicho.

—Ya solo te falta la redacción —habló Skye, se estiró y tomó el gran libro entre sus manos, abriendo una página y sacando el pergamino—. Aquí tienes.

Luke sonrió abiertamente, tanto que sus hoyuelos se marcaron en ambas mejillas, se veía tan feliz cuando tomó el pergamino, que Skye sonrió completamente satisfecha y bastante feliz de haberle ayudado a su primo.

—Ah, Flamel es un genio —murmuró Luke leyendo el pergamino.

Neville bufó.

—¿Por qué, de repente, todo el mundo ama a Flamel? —se quejó el niño—. Es decir, no tenía ni idea de que existía hasta que Luke lo mencionó.

—Créeme, yo ni sabía que era la alquimia hasta antes de las vacaciones de navidad —habló Susan—. Es un poco interesante.

—¿Un poco? —se quejó Luke—. La alquimia es genial. Además, sin la alquimia no habría química y...

—Luke, ellos no deben saber que es la química —Skye habló, interrumpiendo a Luke.

—Cierto —Luke hizo una mueca—. La química es como las pociones, pero para muggles. ¡Hacen cosas geniales con la química! —luego, Luke frunció el ceño—. ¿Por qué Neville preguntó por qué todo el mundo ama a Flamel?

Skye hizo una mueca y apartó la mirada de su primo. La cosa entre Luke Carstairs y Harry Potter estaba bastante tensa desde aquel suceso. El azabache había llamado asesina a su tía June y, no feliz con aquello, llamó mentirosa a su madre. Skye entendía el enojo del rubio, claro que si, ella también lo sentía. Pero con Luke era diferente. Él protegería a capa y a espada a sus seres queridos, no soportaría nunca el dejar pasar algo así. Skye sabía que si Luke no habíanido a golpear a Harry era porque ella misma se lo había pedido.

Era estúpido, pensaba, el como se llenaba de rabia al pensar en la situación, en como no podía evitar ser grosera con él, pero no se siente capaz de dejar que alguien le haga mucho daño. Estúpida, no dejaba de decirse. Luke notó la mirada de Skye y lo supo casi de inmediato. La peliplateada se sintió más estúpida al darse cuenta de que él ya lo sabía.

—¿Por qué Harry Potter quiere saber de Flamel? A ese idiota no le interesa la alquimia —espetó Luke.

Susan suspiró y abrió un ojo, observando a Luke.

—Nada importante —comenzó Skye—. Quería saber qué guarda el perro de 3 cabezas.

—¿Perro de 3 cabezas? —preguntó Neville, alzando bastante las cejas—. ¿Desde cuando hay un perro de 3 cabezas?

—Se llama Fluffy, aparentemente —murmuró Susan, con voz adormilada.

—¿Quién le pone Fluffy a un perro? —se quejó Luke.

—¿Quién le pone Calígula a un gato? —preguntaron Susan, Neville y Skye al mismo tiempo.

—¡Es un nombre bonito! —se quejó Luke—. Además, a ustedes qué les importa. 

Skye soltó una risita y negó con la cabeza, observando a Luke. El rubio mantenía su expresión enojada, aquello solo le causaba más gracia. Skye suspiró levemente, antes de copiar la posición de Susan, apoyando su cabeza en las piernas de su primo. Luke no dijo mucho más después de aquello. El cuarteto de niños se quedó en silencio, causando que Skye tuviese una sensación de pesadez en sus ojos, llevándola a cerrarlos, relajándose por fin desde que había regresado a Hogwarts. 

Cuando estaba a punto de quedarse dormida de nuevo, no pudo evitar pensar en Harry Potter de nuevo. En Harry y en la Piedra Filosofal, preguntándose por qué guardarían algo tan importante como eso en una escuela de magia. Decidió no darle más vueltas al asunto y pronto se quedó dormida. 












* se aclara la garganta * alguien todavía sigue aquí? xd perdón perdón por no haber actualizado antes, en mi dEfEnSA entré a clases hace un tiempo y ya nos están llenando de trabajos así que no había tenido tiempo de adelantar la historia

bro este capítulo tenía otro rumbo cuando lo empecé a escribir, pero como se metieron tantas cosas en el medio, olvidé bien como iba y escribí cosas random entre días diferentes y por eso quedó tan extraño, pero no se preocupen, el relleno también es chevere xd 

espero que hayan disfrutado y les haya gustado al menos un poquito, les quiero un montón, gracias por leer <33

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