—¿Por qué no borraste su nombre cuando le tocaba? —preguntó Aurora.

—No pude. Siempre borro a tiempo el nombre del alma que debe morir del libro de la vida, pero el de ella apareció de repente y con otra letra, así que no le tocaba porque su nombre hubiera caído del árbol de la vida de nuestro padre una semana antes, sabes el procedimiento —Aurora lo veía con atención—. Sorian, gracias al diamante, se convirtió en un ángel oscuro, con nefastas intenciones en contra de Sofía... y eso hizo que alterara su destino.

—¿Qué sucedió? —Aurora era insistente, sabía que Azrael no iba a soltar información tan fácil. Se encontraban en una mesa redonda junto a varios aliados de Azrael, es decir, los ángeles de la muerte.

—¿Estás consciente de la batalla que viene en camino?, no puedo estar a merced de esa niña y de dos ángeles que la acechan. Sulus planea una guerra para derrotarme, porque sabe que a través del oráculo de la muerte del tercer cielo tiene acceso fácil desde el infierno a Miguel, su verdadero objetivo —Miró a sus ángeles que se reunieron alrededor de la mesa redonda—. ¿Qué información tienen?

—Azrael, Sulus está aliado con Lucas, nos enteramos de que están reuniendo almas de humanos —dijo Abdaniel.

—¿Lucas?, ese bueno para nada no hace alianzas con nadie, ¡lo conozco bien! Yo mismo voy a arrestarlo y entregarlo a Miguel —dijo golpeando la mesa con su puño.

—¿Lucas no había desaparecido? —preguntó Aurora.

—Estaba escondido, vagando solo. Nunca lo encontré en el infierno, ni en el limbo, es muy bueno para ocultarse y pasar desapercibido, si ayuda a Sulus en esta guerra, entonces nosotros debemos doblar nuestro ejército, él siempre ha sido muy poderoso —Los miró con detenimiento—, ¡hablaré con Miguel para que nos ayude en esto!, no puedo permitir una guerra entre la muerte y el infierno.

Azrael fue al estante del cuarto y sacó un pergamino, el cual desplegó y leyó.

Oráculo de la muerte y ángeles caídos

Si un demonio o ángel caído desea entrar al oráculo de la muerte para llegar al cielo, específicamente, deberá poseer al menos cincuenta millones de almas para aumentar su poder y derrotar al ángel de la muerte. Si ese ángel caído, fue un custodio y su custodiado vive en la tierra, deberá poseer su alma para así tener mucho más poder.

Azrael al terminar de leer, les dirigió una mirada a sus aliados, una cargada de bastante información, aunque no dijera nada más.

—Ya sabemos por qué andan robando almas, es decir que aquellos humanos en el garaje no son los únicos, y por eso no estaban muertos, sino en un sueño profundo... los preparan para luego robarles el alma cuando llegue el momento adecuado.

—Azrael, esto puede ser un sacrificio que van a realizar, ¡recuerda los corazones! —espetó Abdaniel.

Azrael suspiró. Guardó el pergamino y luego vio a cada uno de sus aliados.

—Creo que sí, y la única razón coherente que se me ocurre, es que harán este sacrificio para tener más poder. No podemos permitirlo. Hay que averiguar dónde tienen a los humanos para salvarlos y también donde lo harán, el día, la fecha lunar, todo. Así que manos a la obra.

Todos los ángeles reunidos, excepto Aurora, salieron de la sala. Azrael se levantó para guardar el pergamino en una alforja, y sintiendo los ojos penetrantes de Aurora, que aún estaban esperando una respuesta de una pregunta que no fue respondida, se acercó a ella a regañadientes.

—No borré su nombre del libro porque Cassiel la salvó. Yo respeto cuando un ángel quiere ayudar a un humano, a fin de cuentas, son la creación más preciada de nuestro padre —dijo en voz baja.

—Entiendo... y ahora, ¿qué sigue?

—Pues, por ahora hay que encontrar la mayor cantidad de humanos posible antes de que haya un desastre. La amiga de Sofía, Karen... al despertar tuve que hipnotizarla para que me dijera que había visto. Vio a Lucas un par de veces extrayendo corazones de los enfermos de una clínica. ¡Se viene algo grande!, así que lo que hay que hacer es hablar con Miguel, atrapar a Sorian, Cassiel y Lucas para impedir que entren a la fortaleza del oráculo y evitar un verdadero apocalipsis... —miró a Aurora—, y cuidar a Sofía, ella es muy importante.

Aurora cruzó los brazos y bloqueó la salida.

—¿Qué más quieres que te diga Aurora? —espetó Azrael molesto.

—Cassiel...

—Ah sí, tu mejor amigo, ¿no? —dijo en tono sarcástico.

—Él no es el malo, ¡lo sabes!, bórralo de tu lista de búsqueda Azrael.

—No seas ingenua Aurora, ¿por qué crees que no ha podido regresar al cielo?, déjame salir —Aurora lo empujó para evitar que saliera, pero Azrael, molesto, la tomó por el cuello y colocó contra una pared—. Tu querido amigo Cassiel ha matado humanos, y no puede regresar al cielo, si eso querías saber. Yo no soy quién para juzgar, pero además intentó pasar por el oráculo ofreciéndome un alma humana ¿A qué no sabías eso? —La soltó al ver su rostro perplejo—, las reglas son claras, y no es mi deber decirte esto, no soy un chismoso, solo doy la dicha de la muerte y rescato almas perdidas en el infierno. Ahora, si me disculpas, tengo asuntos que atender.

Azrael salió con su andar imponente. Aurora no podía creer que Cassiel hubiera sido capaz de hacer tales cosas. Recordó cuando intentó aclarar las pocas plumas que le quedaban en agua bendita, porque se estaban oscureciendo, ¡no iban aclarar si había tomado almas humanas! «¿Tendrá marcas en el pecho por cada alma tomada?», pensó. Entendió aquello que siempre decían en el cielo: cuando un Ángel vive en la tierra por mucho tiempo, se humaniza cada vez más. El desespero por volver, lo había llevado a cometer actos impuros, actos que son penados brutalmente como desobediencia en el cielo. No hizo falta preguntar por el nombre del alma que quiso intercambiar por su inmunidad, porque esa alma, era la que ella estaba cuidando desde hace unos meses atrás.