14.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Advertencias: Yoongi!Alfa x Hoseok!Omega. Temática de mafia. Smut. Narración de prostitución. Angst, drama, fluff, y un montón de otras cosas.

... Soy tu pequeña Scarlet, tu estrella, cantando en el jardín,

Bésame en mi boca abierta, preparada para ti...

Observando su reflejo en el espejo, Hoseok parpadeó y confirmó su aspecto con una expresión de aprobación. Yoongi apareció de pronto, llevando algo en sus manos, y Hoseok se quedó quieto cuando, con cuidado y suavidad, el alfa le colgó un collar con un dije redondo, de turquesa en el centro y rodeado de pequeños diamantes incrustados.

—¿Luzco bien? —preguntó Hoseok, agarrando la mano de Yoongi en un gesto de nervio.

—Precioso, como siempre —contestó Yoongi, acariciándole ahora la mejilla.

Hoseok dejó la mano del alfa unos segundos allí, cerrando sus ojos para llenarse del aroma alfa lo suficiente y agarrar valor. Era lo que necesitaba en ese preciso instante, por lo que estaba por hacer.

Llevaban ya tres días en Berlín. Habían visitado el día anterior el muro de Berlín con sus principales puestos junto con el memorial (y el histórico Checkpoint Charlie), y el monumento al Holocausto, pasando por la Puerta de Brandeburgo. Ese día, temprano, partieron al Palacio Charlottenburg y luego fueron a comprar lo necesario para la noche.

El omega se vistió con un traje negro completamente, incluso la camisa, que era abierta en la zona del cuello. Ahora, destacaba más gracias al collar.

—¿Cuándo lo compraste? —preguntó Hoseok, acariciando el dije del collar.

—Hoy, mientras llenabas a Jungkook con tu ropa —le dijo Yoongi con una sonrisa antes de inclinarse a besarle la frente—. Entonces, repasemos nuestra historia, Hoba.

Hoseok agarró un labial para colorear sus labios.

—Llevamos saliendo dos años —dijo Hoseok—, estamos comprometidos hace tres meses y nuestra boda será al regresar a Corea. Es tradición familiar que yo obtenga la marca en mi noche de bodas.

—Sí —Yoongi le acarició el cuello ahora antes de sacar del bolsillo de su traje una pequeña cajita—, para hacer nuestra historia más real tuve que comprar un par de anillos, así que...

Se los mostró. Hoseok observó el oro brillar de ambas joyas; eran sencillos con un brillante diamante en el centro. Su primer instinto fue negarse a recibirlo, decir que no se lo pondría porque era demasiado, pero se rindió de inmediato ya que había accedido a ello. Le prometió a Yoongi que formaría parte de su teatro para llevar adelante su negocio con los Remmo. Y significaba montar esa falsa historia donde él estaba locamente enamorado de Yoongi e iba a casarse con él.

Bueno, una parte de la historia era cierta. Sí estaba enamorado de Yoongi, así que no era difícil fingirlo. Lo otro... Hoseok podía fingirlo una noche (o par de días, si era necesario), porque al menos podría quedarse con ese recuerdo bonito cuando las cosas se arruinaran.

—Es bonito —comentó Hoseok, tendiéndole su mano izquierda a Yoongi, que con una sonrisa le puso el anillo en el dedo anular.

—Y te queda hermoso, por supuesto —Yoongi sacó el otro anillo para colocárselo, pero Hoseok lo detuvo.

—Dámelo —le dijo con suavidad.

Yoongi suavizó su expresión y se lo entregó. Hoseok respiró con profundidad y, tomando valentía, le colocó el anillo en su dedo anular.

—Te queda bonito también —dijo Hoseok, antes de levantar su vista para recibir un beso dulce en la boca—. Yoongi... Me has quitado el pintalabios.

—¿Es lo único que te preocupa? —humor pintó el rostro del alfa y Hoseok rodó los ojos.

Había notado que el alfa andaba más feliz y relajado, como si hubiera tenido un golpe de suerte enorme. Quizás lo era, al fin y al cabo, Hoseok estaba cediendo en algo importante. Muy importante. El omega podía sospechar que Yoongi lo estaba interpretando como una señal futura de lo que podía pasar con ellos, pero... Pero...

No. Hoseok no lo pensaría. No dejaría que sus pensamientos ganaran esa noche.

Era una noche importante para Yoongi. Hoseok tenía que estar a la altura del alfa.

—¿Cómo nos conocimos? —preguntó Yoongi.

—En un club, mientras yo bailaba —Hoseok sonrió con travesura—, a ti te encanta verme bailar.

—Es mi pasatiempo favorito —afirmó Yoongi, y le agarró la mano, la del anillo, para darle un beso en los dedos—. Y si preguntan por cachorros...

—Los tendremos luego del matrimonio —recitó Hoseok—, queremos tres.

—¿Tres? —Yoongi enarcó una ceja—. Cinco, Hoba.

Hoseok entrecerró los ojos y lo miró con claro gesto de tienes que estar bromeando. La sonrisa en Yoongi se hizo mucho más grande.

—No te aproveches —dijo Hoseok, aunque no había verdadera intención detrás de sus palabras.

—Por supuesto que lo haré —le contestó Yoongi.

Lo que no era una sorpresa. Hoseok había aceptado en un momento de debilidad, buscando desesperadamente consuelo de su alfa, pero una vez se marcharan de Alemania, las cosas debían regresar a su rumbo normal. Yoongi podía hacer lo posible para convencerlo de que ceder era bueno, no obstante, Hoseok sabía la verdad y no iba a arriesgarse.

—Vamos —habló Yoongi, apretándole la mano y tirando de él para que salieran de la suite.

Fuera, en el pasillo, ya les estaban esperando los guardias junto con Jungkook, vestidos con trajes idénticos y tan rectos que Hoseok estuvo a punto de preguntar si les habían metido un palo en el culo. Logró controlarse para no hablar, pues Yoongi le había mencionado la importancia de esta reunión y que sería un poco distinta a las anteriores.

—Es una invitación familiar —dijo Yoongi en el almuerzo, cuando Hoseok le preguntó por más información—, una muestra de confianza por parte de ellos, y también por mi parte al llevarte a ti.

—No será como en Paris, ¿cierto? —preguntó Hoseok, tratando de no verse preocupado, aunque falló.

La mirada de Yoongi se ensombreció y acarició su mandíbula en un gesto severo, como si quisiera contener la molestia de lo ocurrido en Francia.

—Eso no tuvo que haber pasado nunca —dijo Yoongi—, y no, no será como en Paris. Lo prometo.

Hoseok asintió, todavía algo dubitativo. Yoongi lo notó y suavizó su expresión.

—Lo prometo, Hoseok. No volverá a repetirse lo que pasó allá.

Realmente lo esperaba. Si bien no estaba arrepentido por lo que había hecho, no quitaba que aun podía recordar la sangre salpicándole y el pánico de creer que Yoongi no aparecería e iba a morir.

Bajaron del hotel, con el vehículo ya esperándolos, y no tardaron en partir. El viaje fue largo, demasiado, más de media hora en auto, y en un punto Hoseok apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi, cerrando sus ojos. El aroma del alfa tuvo un efecto casi inmediato en él, soporífero y calmante, y Yoongi tuvo que sacudirlo para despertarlo cuando entraron a un condominio que se veía muy exclusivo.

Hoseok admiró las casas, todas de un blanco puro, aunque con diseños variados. Se detuvieron fuera de una casa de diseño moderno, de dos pisos y rectangular, con varios autos estacionados en el exterior. Jungkook se bajó mientras ellos esperaban en el auto, acompañado de Jimin, y Hoseok los observó conversar con alguien fuera de casa unos segundos antes de volver y decirle a Dongho, el conductor designado, que se estacionara en un espacio dejado para ellos, al lado de otro vehículo de alta gama.

Taepyung les abrió la puerta y Yoongi bajó primero, antes de ofrecerle la mano a Hoseok, sin soltársela cuando se encaminaron a la entrada. Antes de siquiera tocar la puerta, fue abierta y un hombre alto, moreno, de barba y bigote recortado, cabello castaño y ondulado y ojos oscuros, los recibió. De su brazo iba una bonita mujer pálida, con el cabello negro atado en un peinado complejo, ojos azules y curvilínea, sonriendo con agrado. Ambos parecían tener más de cuarenta años.

Willkommen, Min-nim —saludó el hombre con voz grave. Yoongi le había dicho previamente que se llamaba Malek Remmo, pero no podía dirigirse a él con su nombre—. Es ist mir eine Ehre, Sie in meinem Haus begrüßen zu dürfen. Darf ich vorstellen, meine Ewige Liebe, Katharina.

Yoongi se inclinó en señal de reconocimiento ante la mujer, Katharina. También le había dicho que los alemanes eran más fríos en el saludo, por lo que debía tener especial cuidado para no tocar más de lo debido.

Wir hoffen, dass Ihr Fall in Deutschland bisher gut verlaufen ist —habló Katharina con voz dulce.

Ich fühle mich geehrt, Ihr Gast zu sein, Patriarch Remmo —dijo Yoongi, y Hoseok sonrió—. Das ist meine Ewige Liebe, Hoseok.

Malek miró a Hoseok, inclinando su cabeza para mostrarle respeto.

I'm so happy for your hospitality —habló Hoseok—, and I'm sorry for not speaking German, but I hope...

Oh, don't worry! —respondió Katharina, haciéndose a un lado para darles la pasada—. We're happy for your visit, I head only Good things about you!

Hoseok soltó una risita tímida, aunque un signo de interrogación pareció pintar su rostro por las palabras de Katharina. Sin embargo, no tuvo tiempo para hablarlo, porque los llevaron al interior de la casa, donde había personas. Muchas personas. Como, cerca de veinte personas, y a los anfitriones no se les ocurrió nada mejor que presentárselos a todos. Santísimo dios.

Yoongi estaba tranquilo, por supuesto. Saludó a todas las personas que se le acercaron, incluso conversando brevemente con ellos. Hoseok sólo escuchaba los nombres: Ulrich, Amin, Dalia, Hannah, Samir... Y sonreía de vuelta, a pesar de que cuando acabaron, no recordaba la mitad de los nombres. Estaba en problemas.

Notó que los negocios no parecían ser inmediatos, porque de pronto lo separaron de Yoongi y lo llevaron a un círculo de omegas, en el patio trasero, al lado de una piscina. Rezó para que casi nadie hablara inglés, no obstante, casi de inmediato le empezaron a hablar.

No queremos ser omegas entrometidos —habló un omega de rulos y ojos traviesos. Si no mal recordaba, se llamaba Jamil. Estaba preñado de cinco meses, con una bonita barriga que acariciaba en todo momento—, pero... ¿no hay ninguna marca todavía? ¿No es algo serio con Min-nim?

¡Oh! —Hoseok soltó una risita y extendió su mano, mostrando el anillo—. No, es una tradición familiar que la marca sea dada en la noche de bodas. Tenemos nuestro matrimonio fijado para cuando regresemos a Corea —bebió del champagne que le habían dado—. Esta es nuestra luna de miel adelantada.

Poco romántico —juzgó una omega rubia, que se veía como la típica alemana de revista. Se llamaba... ¿Olga? ¿Nora? Esperaba que no le preguntara porque iba a estar en problemas. Hoseok sentía, además, que la había visto en otra parte, pero no podía recordar de dónde. Quizás era modelo de revista—. ¿Y cachorros? No hueles a embarazo.

¡No seas metiche, Greta! —de manera inevitable, Hoseok pensó que hasta su nombre era característico alemán. Lo bueno es que ahora lo sabía. Lo malo es que quien dijo eso era otra omega morena que tampoco recordaba su nombre—. Espantarás a Josok.

Hoseok —repitió con suavidad, y vio como los ojos de la omega se llenaron de pavor por haberse equivocado. Soltó una nueva risa, sin estar acostumbrado a que otros omegas le guardaran tanto respeto—. No se preocupen, no tengo problema en responder. Con Min-nim tendremos cachorros luego del matrimonio, para nosotros es importante que sean después de la boda.

No deberían interrogarlo —dijo Katharina con cierto toque frío en su voz. Los omegas se replegaron cuando ella habló—, les recuerdo que Hoseok es el Ewige Liebe de Min-nim, por lo tanto, le deben respeto. Es, además, nuestro invitado. Puede que a Min-nim no le agrade que acosen a su Ewige Liebe con preguntas impertinentes.

Una serie de murmullos para disculparse y Hoseok sacudió su mano en señal de que no era necesario, poniéndose algo nervioso. Otra vez el mismo pensamiento que lo venía atacando hace varios minutos: ¿por qué lo respetaban tanto, si él era un omega macho?

Levantó la vista y vio a Yoongi conversando con varios alfas, entre ellos Malek. Se veía relajado y cómodo, y Hoseok respiró con profundidad para no ceder a la ansiedad.

Está bien, está bien —aseguró, sonriendo con encanto. Era algo fácil de hacer, después de todo, como prostituto le era sencillo fingir comodidad—, discutimos mucho con Min-nim por los cachorros. Él quiere cinco, pero yo le digo que tres están bien.

¿Cinco? —preguntó Katharina, devolviéndole la sonrisa—. No es una sorpresa, los alfas adoran a sus omegas preñados. Patriarch quiere que tengamos otro bebé ahora.

¿Cuántos tienen? —consultó Hoseok.

Dos —dijo Katharina con orgullo, y ahora la conversación derivó a los cachorros de la familia.

Fue una velada agradable, demasiado, hasta el punto de que Hoseok olvidó que estaban allí por negocios. Se sentía como si fuera una verdadera reunión familiar, con los omegas chismoseando de cualquier cosa, a pesar de que Hoseok podía sentir la mirada de Greta encima suyo por varios momentos. Era una omega soltera, prima de Katharina, muy hermosa y atractiva, aunque Hoseok no se sentía del todo cómoda con ella, no sólo por su actitud, sino por la misma idea que tuvo antes: la vio en otra parte.

Pronto se anunció la cena y comieron en el patio, Yoongi y Hoseok sentados junto a Malek y Katharina en la cabeza de la mesa al ser sus invitados especiales. Se notaba el conservadurismo en la familia, apreció Hoseok, pues los omegas lucían sus marcas con orgullo y se dedicaban a servir la comida; Hoseok se ofreció a hacerlo, no obstante, Katharina le dijo que no era necesario porque era su invitado.

—¿Va todo bien? —preguntó Yoongi mientras comían, agarrándole la barbilla para darle un beso suave.

—Bien, muy bien —contestó Hoseok—, la comida está deliciosa, Katharina.

Muchas gracias —dijo ella con una risita.

Luego vino la sobremesa y a Hoseok no le sorprendió que Malek le hiciera un gesto a Yoongi, hablándole en alemán.

Kommst du mit mir in mein Büro, Min-nim? —habló el alfa.

Natürlich, Patriarch —contestó Yoongi, poniéndose de pie antes de darle otro beso a Hoseok—. Iré con Patriarch, Hoba. ¿Estarás bien?

—¡Claro, claro! —Hoseok trató de no mostrar sus nervios—. Que te vaya bien —añadió, y le dio otro beso.

Yoongi sonrió de lado y Hoseok lo vio partir, así que el omega tomó una respiración profunda antes de volverse a ver a Katharina.

Se nota que se aman —comentó ella, probablemente queriendo dar un comentario dulce para provocar alegría.

Hubo alegría, sí. Alegría que se agrió casi de inmediato, porque todo era un teatro que montaban para beneficiar los negocios de Yoongi.

Es el amor de mi vida —aseguró Hoseok con una sonrisa falsa y dolorosa.

Los omegas volvieron a reunirse y pasaron los minutos. Hoseok sabía que la reunión sería un poco larga, buscando en el patio a Jungkook, aunque no lo vio. Lo más probable es que hubiera ido con Yoongi. De los guardias, sólo vio a Namjoon y Jimin, algo lejos de él para no interrumpir su conversación con el resto de las personas, pero siempre con el ojo puesto en él.

Ah —habló de pronto Greta, que hasta ese momento se había mantenido en silencio—, ya recuerdo donde te vi antes, Hoseok.

Hoseok sintió su sonrisa congelarse por las palabras de la mujer. Greta lo observaba fijamente, como si sus ojos azules pudieran desvelar sus más oscuros secretos, y Hoseok se puso de pie de manera rápida, incómodo.

Respeto, Greta —dijo Katharina con el ceño fruncido—, es nuestro invitado.

Voy al baño —dijo Hoseok, y sus palabras salieron un poco temblorosas. Sin embargo, se volteó antes de que pudieran decirle algo, entrando al interior de la casa y pidiendo indicaciones para ir al baño.

Allá, se sentó en el inodoro y tomó una respiración profunda, tratando de calmarse. No sabía por qué, pero las palabras de Greta enviaron un escalofrío por su espina dorsal. Cerró sus ojos con fuerza, tratando de rememorar, de recordar, dónde pudo haberla conocido. Había escuchado que dijeron que ella fue a Corea tres años atrás, aunque Hoseok no prestó atención, así que...

Sus ojos se abrieron con sorpresa. Oh, dios, no podía ser. No podía ser esa mujer.

Hoseok recordaba a una mujer omega que visitó el prostíbulo cuando él trabajaba allí todavía. Iba sola y todos estaban muy curiosos por el motivo de que estuviera en ese lugar, además de que era extranjera, con un maquillaje brillante en sus ojos y el cabello rubio recogido en un apretado moño. Hoseok bailó esa noche y ella se le acercó al final para comprarlo por la noche, ofreciendo buen dinero. Se presentó como Helen, aunque ahora, Hoseok sabía que usó un nombre falso para permanecer en el anonimato.

Fue una follada... Agresiva y salvaje. A Helen (Greta), a pesar de ser omega, parecía gustarle oír los gritos y gemidos de Hoseok, el hecho de poder dominarlo y tenerlo a su merced, hacerlo llorar entre el límite del placer y el dolor. Hoseok prefería olvidar la mayoría de las noches así, porque a pesar de tener una vena masoquista, no le gustaba explorarla con desconocidos. Y Helen (Greta, santo dios), fue una omega que realmente veló sólo por su propio disfrute.

Y lo recordaba. Mierda.

Se puso de pie, lavando sus manos y mojando su rostro para despejarse un poco, lo suficiente para buscar algo con lo que proceder.

Podía ignorarla, fingir desconocimiento. Decir que estaba confundida, que él no era ese omega que se imaginaba. Hoseok le contó a todo el mundo como conoció a Yoongi en un club nocturno, mientras bailaba, y empezaron a salir desde entonces. Si Greta decía que no era como él dijo, podrían acusarlo de mentiroso y, además, desconfiarían de Yoongi enseguida, por lo que sus negocios con los Remmo quedarían arruinados. Por otro lado, santísimo dios, estaban en territorio enemigo. Si se enfurecían y los atacaban...

Abrió la puerta. Greta estaba al otro lado con una expresión fría.

Eres una puta, Hoseok —habló la omega con desprecio.

Te confundes —dijo Hoseok de inmediato, tratando de esbozar su sonrisa de agrado—, no sé de qué estás hablando, Greta.

Ella lo empujó hacia dentro del baño y cerró la puerta con fuerza. La sonrisa en Hoseok desapareció y alzó su barbilla.

Te recuerdo, claro que sí —dijo ella, su voz helada como el hielo—, recuerdo tu llanto, tus gritos, tus sollozos. Recuerdo lo mojado que estabas cuando te follé como la prostituta que eres.

Hoseok la abofeteó, sintiendo la ira golpeándolo por las palabras que escuchaba. La mejilla de la mujer enrojeció casi de inmediato y ella pareció querer devolverle el golpe, pero Hoseok le agarró la muñeca con fuerza.

Soy el Ewige Liebe de Min-nim —le espetó con rabia—, así que cierra la boca.

¿El Ewige Liebe? ¿Una zorra puede ostentar ese título? —respondió ella, casi se lo escupió por el asco—. Cuando todos se enteren...

¿Les dirás también que me conociste porque decidiste follarme como si fueras una alfa? —replicó Hoseok, y supo que dio en el clavo cuando la ofensa pintó el rostro de Greta.

¡No te atreverías! —gruñó ella, queriendo doblegarlo con sus ojos duros. Intercambiaron miradas hasta que ella decidió suavizar su expresión—. Tal vez no le diga a nadie si me das algo a cambio, Hoseok.

Hoseok la soltó con un siseo despectivo.

Ya no soy un prostituto —le respondió, y la empujó para abrir la puerta.

Ahora, al otro lado, estaba Jimin con gesto adusto y hosco, aunque no con él. Hoseok sabía que estaba viendo más atrás de él, hacia Greta, que se enderezó con altivez.

—¿Ocurre algo, Omega Min? —preguntó Jimin, señalando a Greta.

Nada, un simple intercambio con mi amiga Greta —habló Hoseok en inglés, para que la mujer supiera su respuesta.

Greta bufó, caminando fuera del baño sin mirar a ninguno de los dos. Hoseok esperó a que desapareciera para volver a mirar a Jimin con preocupación.

—Sabe que soy un puto —le dijo a Jimin—, probablemente adivinó que Yoongi ha mentido.

—¿Mintió? —Jimin parpadeó, con desconcierto—. ¿Cuál de todas tus palabras fue mentira?

Hoseok apretó su mandíbula ante las palabras de Jimin y decidió que no era el momento para discutir. Salió del baño y fue hacia el patio, quedándose congelado al observar a Greta susurrándole algo a Katharina, que se veía atónita. Katharina se volteó y lo miró de manera indescifrable.

Greta no se habría atrevido, ¿cierto?

Parecía que sí. Por la forma en que los ojos de Katharina se estrecharon, probablemente lo había hecho.

Hoseok echó sus hombros atrás y fue hacia la mujer, con Greta quedándose detrás de Katharina, quizás esperando que fuera suficiente protección para ella y sus acciones.

Hoseok —habló Katharina, con su voz siendo un murmullo para que las otras personas no escucharan—, Greta me ha dicho algo respecto a ti. ¿Es cierto?

Mi pasado no es importante ahora —respondió Hoseok, tratando de verse firme y no nervioso.

Para nosotros, sí lo es —ahora la voz de Katharina salió dura—, en especial si Min-nim nos ha mentido respecto a ti. Si los dos nos han mentido. Que seas una puta... —el asco pintó el rostro de Katharina.

Ya no soy un prostituto —repitió Hoseok—, hace mucho que no lo soy, desde que conocí a Min-nim —alzó su barbilla y miró a Greta—. Quizás también debas preguntarte bajo qué contexto conocí a Greta.

Hör nicht auf eine Hure, die Beine öffnet, Katharina! —gritó Greta, y si habían querido mantenerlo en secreto hasta ese momento, ya no se podía.

Hoseok sintió el rubor subiendo por sus mejillas, sin saber qué había dicho Greta, pero con toda probabilidad lo acusó de mentiroso. Retrocedió un paso con vergüenza, y de pronto sintió la presencia de Jimin y Namjoon detrás de él, lo pudo reconocer por sus aromas.

Y alguien más.

Was ist hier eigentlich los? —preguntó la fría voz de Yoongi, y Hoseok notó que Katharina y Greta se tensaron.

No, no sólo ellas, sino todos a su alrededor. Incluido él.

Katharina? Greta? —habló Malek, sonando duro también—. Warum behandelt ihr unseren Gast so?

Hoseok se volteó hacia Yoongi, aunque Yoongi no le vio, con la mandíbula apretada y sus ojos echando chispas de ira y rabia. Malek, a su lado, se veía más que incómodo.

Patriarch —Greta dio un paso inmediato, pálida y quizás queriendo salvar su pellejo—, wir haben herausgefunden, dass diese Asiaten sie belogen haben, sie haben die Familie belogen.

Malek levantó una mano y Greta se calló. La tensión parecía palpable en el aire, todos allí quietos, como temiendo hacer un movimiento y que fuera malinterpretado.

Min-nim —dijo Malek finalmente, y ahora habló en inglés, quizás para que Hoseok no se quedara fuera de la conversación—, ¿te importaría explicarnos?

Yoongi chasqueó su lengua y fue hacia Hoseok en clara señal de protección. Hoseok le agarró el brazo y, sin pensarlo demasiado, sólo sintiendo el aroma de Yoongi, lo abrazó por el cuello y ocultó su rostro en el cuello del alfa, buscando consuelo. Una mano de Yoongi lo agarró de la cintura.

Mentimos sobre el lugar en el que conocí a Hoseok —admitió Yoongi finalmente—, más que nada, porque mi Ewige Liebe estaba avergonzado. A él no le gusta hablar sobre su pasado porque le provoca dolor, y yo no le provocaré dolor a mi omega bajo ninguna forma.

Hoseok no alzó su rostro, sintiendo sus ojos lagrimosos por las palabras de Yoongi. Era eso lo que siempre quería evitar: que Yoongi diera explicaciones de quién era Hoseok, porque el mismo omega no podía hacerlo, demasiado afectado y humillado.

Nos mentiste —dijo Malek con tranquilidad.

Sólo sobre lo que fue mi primer encuentro con Hoseok —dijo Yoongi—, el resto, es verdad. Hoseok es mi Ewige Liebe, siempre lo será, y yo no admitiré que nadie, ni siquiera tú o tu Ewige Liebe, lo traten de otra forma —su voz se volvió más grave—. Él no es mi puta. Él es mi omega.

Dolor cruzó a Hoseok por las palabras de Yoongi, sabiendo en ese preciso momento que el alfa no estaba mintiendo, no estaba diciendo alguna falsedad para convencer a los Remmo de seguir adelante con sus negocios. Yoongi realmente creía en las palabras que decía, y Hoseok sólo sabía que no se merecía al alfa.

Greta —dijo ahora Malek—, ¿de dónde conoces a Hoseok?

¡Me folló! —exclamó finalmente Hoseok entre sollozos, antes de que la mujer pudiera responder. ¿Ella lo había jodido? Muy bien, él también podía joderla—. ¡Ella me compró una noche y me folló porque estaba obsesionada con sentirse como una alfa!

Yoongi, que todavía lo abrazaba, soltó un gruñido furioso que estremeció a Hoseok. El rostro de Katharina era un poema, mientras que el de Greta era horror puro, con Malek tensando sus hombros ante la confesión.

So ist es nicht, Patriarch! —gritó Greta—. Er ist eine verlogene Hure!

Halt die Klappe, Greta! —exclamó Katharina cuando Yoongi ahora gruñó más fuerte, soltando a Hoseok para ir hacia Greta—. Du versaust die Sache nur noch mehr!

De ahí todo fue un desorden, con Jimin agarrando a Hoseok para empujarlo detrás de él, mientras que Malek fue hacia Yoongi, deteniéndolo cuando notó que el alfa parecía dispuesto a golpear a Greta. Un familiar de Malek tiró de Katharina, alejándola para quizás evitar que quedara en medio de todo el desastre, y Hoseok realmente lamentaba haberlo arruinado, la culpabilidad sacudiéndolo porque sólo le provocaba desastres a Yoongi.

¡NECESITO UN MALDITO ORDEN AQUÍ! —gritó Malek, sosteniendo a Yoongi del hombro, y sus familiares dieron un paso atrás—. ¡KATHARINA, GRETA, A MI OFICINA AHORA MISMO!

Yoongi se volteó y fue directamente a Hoseok. El omega creyó que iban a marcharse, no obstante, Yoongi parecía estar en sintonía con Malek, porque sin decir una palabra, el alfa agarró a Hoseok de la mano y lo llevó al interior de la casa. El Patriarch iba a la cabeza, seguido de las dos mujeres que estaban de un pálido enfermizo. El mismo Hoseok se sentía enfermo, sintiendo las feromonas enfurecidas de Yoongi en el aire.

Se encerraron en el despacho de Malek los cinco, con Yoongi cerrando la puerta tras él. La tensión los siguió, sólo para ser rota cuando el Patriarch, luego de pasar una mano por sus cabellos soltando un gruñido de hastío, se volteó y golpeó a Greta en la mejilla, con tanta fuerza que la mujer soltó un grito de dolor y cayó al suelo. Hoseok se sobresaltó y retrocedió.

Wie oft habe ich dir schon gesagt, dass du ein Omega sein sollst, Greta?! —gritó Malek con furia, inclinándose para agarrar a Greta de los cabellos y darle otro golpe. Hoseok reparó en que no eran bofetadas, sino puñetazos—. Du bist kein Alpha, du undankbare Schlampe!

Entschuldigung, Patriarch, Entschuldigung! —sollozaba Greta entre gritos, y pronto la sangre manchó la alfombra por los puñetazos que la mujer recibía.

Katharina miraba hacia otro lado, con los labios apretados y conteniendo sus propios temblores. Hoseok no podía dejar de mirar la escena como si hubiera algo aterradoramente interesante allí, con su propio omega retorciéndose para esconderse de la ira de Malek. Yoongi, a un costado suyo, parecía una estatua.

Cuando se sació de su ira, Malek se enderezó y soltó a Greta, que lloraba, cubría su rostro y gemía en el suelo, incapaz de levantarse. El alfa fue hacia Katharina y con menos fuerza, la abofeteó en la mejilla. Ella soportó el golpe con los ojos lagrimosos.

Me has decepcionado —dijo Malek con desilusión, y Katharina se estremeció, como si esas palabras le hubieran dolido más que el golpe. A Hoseok le sorprendió que hablara en inglés ahora, pero adivinó enseguida que era una manera más de humillar a la omega—, no sólo no has controlado la tendencia depravada de tu prima, sino que también no tuviste la inteligencia para solucionar esto de una manera discreta, sin deshonrarme frente a la familia ni insultar a mis dos invitados. Discúlpate, ahora mismo.

Katharina soltó un sollozo, no obstante, se volteó e inclinó la cabeza ante Hoseok y Yoongi.

Lo siento mucho, Min-nim —dijo con la voz ahogada—, lo siento mucho, Ewige Liebe de Min-nim.

Hoseok creyó que eso sería todo, porque si era sincero, estaba desesperado por salir corriendo de allí, de esa habitación y casa para siempre. Sin embargo, Yoongi permanecía quieto, apenas hizo un gesto de reconocimiento hacia la disculpa de Katharina, pues sus ojos estaban puestos en Malek.

Min-nim —dijo el Patriarch ahora con tono mesurado—, entenderás que lo ocurrido no me deja en buena posición frente a mi familia. Comprendo la mentira, queriendo defender a tu Ewige Liebe... Pero no todos opinarán lo mismo, en especial los miembros más viejos y tradicionalistas. Y se sentirán más ofendidos porque pensarán que Hoseok es sólo una puta de turno que trajiste para engañarnos.

Lo que era cierto, quiso decir Hoseok, pero tuvo la sensatez de callarse. En especial cuando volvió a mirar a Greta, que seguía en el suelo, su bonito rostro arruinado quizás para siempre.

Lo entiendo —contestó Yoongi con calma—, así que si hay algo que pueda hacer para ayudarte y no romper nuestra reciente unión, sólo debes decírmelo.

Malek no habló enseguida, yendo a servirse un trago del alcohol que había en su escritorio, ignorando a Katharina, que estaba quieta otra vez, mientras que Greta seguía llorando.

Marca a tu Ewige Liebe ahora —fue lo que dijo Malek, y Hoseok creyó haber escuchado mal.

Yoongi se puso frente a él de inmediato, cubriendo la vista del otro alfa. Hoseok lo miró con desconcierto y abrió la boca para gritar una negativa, porque... ¡Porque eso no era parte de lo que acordaron! Se supone que no iba a ocurrir nada malo, nada grave, sólo debían fingir y luego se librarían y... y...

Los ojos de Yoongi eran miel, una súplica muda de que no le complicara las cosas más de lo que ya estaban. Las manos de Hoseok temblaron cuando inclinó su cabeza a un costado, cerrando sus ojos.

Sabía que el mordisco que iba a recibir no se traduciría en una marca permanente, en una marca de enlace. Esas marcas sólo funcionaban cuando el alfa anudaba en él, así que no le ataría de manera eterna a Yoongi. Sin embargo, recibiría una marca de reclamo que podía durar varios días o, incluso, semanas. Puede que meses hasta que desapareciera para siempre. Una marca de reclamo que le diría a todo el mundo de que, puta o no, él tenía un alfa que lo cuidaba. Despejaría toda duda en los Remmo sobre quién era Hoseok para Min-nim.

Por lo mismo, Hoseok lo aceptó con el corazón casi desbocado y adolorido. Porque estaba haciendo esto por Yoongi, porque el alfa lo necesitaba y Hoseok... Hoseok no quería decepcionarlo. Porque amaba a Yoongi y quería ser suyo de alguna manera, hasta que la dura realidad lo sacudiera y lo golpeara.

Su olor se disparó cuando sintió los colmillos de Yoongi en su glándula odorífera. Gimoteó casi de manera innata, inundándose del aroma cítrico del alfa, y se inclinó contra él en el instante en que los dientes se enterraron en su glándula. El dolor y placer lo sacudió, estremeciéndose por las corrientes eléctricas que lo recorrieron, y el agarre de Yoongi en su cintura fue más firme. Era poco íntimo, hacerlo en una oficina frente a desconocidos prácticamente, pero, ¿qué importaba en ese preciso instante? Hoseok sólo podía pensar en una cosa: Yoongi, Yoongi, Yoongi.

La lengua lo lamió cuando los colmillos se alejaron. Hoseok abrió sus ojos, sintiendo la ola de amor que lo golpeó, la calma que lo estabilizó por lo que acababa de ocurrir. Suaves, dulces y tiernos, los ojos de Yoongi lo observaban con tanto cariño que Hoseok se sintió tímido y nervioso.

—¿Está todo bien, Hoba? —preguntó Yoongi, dándole un beso en la boca antes de juntar sus frentes.

—Sí —Hoseok contestó, con otra ola de amor golpeándolo—, tú realmente te aprovechaste hoy, Yoongi.

Yoongi le besó la frente antes de voltearse hacia Malek, que se veía complacido y satisfecho.

Brindemos, entonces, por nuestra unión —dijo el Patriarch, como si no hubiera una mujer golpeada en el suelo y su omega estuviera sollozando a unos metros de él.

Salieron de la oficina unos minutos después, con Yoongi llevando a Hoseok de la mano. El resto de la familia Remmo se acercó a felicitarlos, comentando sobre la marca del omega y alabándolo por lo bien que le quedaba. No ignoró que algunas personas (los más ancianos) no se veían tan felices, pero al menos, no se acercaron a reclamar.

Incluso Hoseok, ebrio del amor que recibía (Yoongi, Yoongi, Yoongi), se encontró sonriendo por las palabras y comentarios.

Se marcharon una hora después, sin ver a Greta y Katharina de nuevo. Malek incluso se despidió de Hoseok dándole un beso en el dorso de su mano, y subieron al vehículo. Sólo cuando salieron del condominio, Hoseok gimió.

—¿Cuánto durará la marca? —preguntó, pasando una mano por su rostro.

—Lo suficiente, espero —respondió Yoongi con tranquilidad, aunque una gran sonrisa curvaba sus labios.

Hoseok lo miró.

—¿Lo suficiente para qué?

Yoongi le devolvió la mirada.

—Para reemplazarla por una marca permanente, por supuesto —contestó Yoongi, y otra corriente de amor hizo que Hoseok cerrara sus ojos.

Ni siquiera tenía fuerzas para discutir. Hoseok sólo suspiró y se recostó contra el alfa, queriendo dejar su cabeza en blanco para no entrar en pánico por lo que ocurriría en los siguientes meses ahora que pertenecía, más aún, a Yoongi.

ME ENCANTÓ ESCRIBIR ESTE CAPÍTULO XDDDD

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro