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Advertencias: Yoongi!Alfa x Hoseok!Omega. Temática de mafia. Smut. Narración de prostitución. Angst, drama, fluff, y un montón de otras cosas.

OJO: este capítulo tiene consumo de drogas y trata. 

auspiciado por BySu_583, ¡gracias por la confianza y el amor!

... Él tiene un alma tan dulce como la mermelada color rojo sangre,

 Y él me la muestra...

Prepararse para la famosa reunión con la Bratva no fue complicado para Hoseok, no cuando supo que sería en un club nocturno.

—Supongo que iré a bailar mientras estás en tus negocios —dijo Hoseok, haciéndose pequeñas ondas en el cabello que caía sobre su frente. Se vistió con unos pantalones de cuero apretados, un top crop que mostraba su ombligo y una chaqueta de lentejuelas azules—. ¿Qué tal? Estoy listo para mover el culo, papi.

Yoongi lo miró con un gruñido de claro descontento, sin verse de acuerdo con su aspecto tan coqueto y revelador. Hoseok rodó los ojos, volviendo a mirarse en el espejo para pintar sus labios.

—Recuerda que...

—Es un viejo tradicionalista, lo sé —desdeñó Hoseok con indiferencia—, así que querrá que sonría, no hable y, por encima de todo, me vea bonito y muestre mis grandes atributos —llevó sus manos a su trasero—. ¿Se ven o no, Yoongi?

Yoongi le echó una mirada de arriba hacia abajo, sin cambiar su gesto de frustración por su aspecto.

—Sí, se ven —admitió a regañadientes.

—Imagínate hubiera sido mujer —suspiró Hoseok con exageración—, habría tenido dos grandes tetas para ti, papi.

—Dios mío —Yoongi caminó fuera del baño—, controla esa lengua, ¿quieres? Me estás poniendo nervioso.

Hoseok se rió, aunque obedeció ya que podía notarlo por el lazo tirando de él. No quería lucir ansioso para no alterar más a Yoongi, que las últimas horas había estado más y más irritado por la cercanía de la reunión. Se notaba que dejó el destino más difícil para el final, y Hoseok se preguntó qué tan difícil sería enfrentar al Pakhan como para tener a Yoongi así.

—Oye —le dijo Hoseok cuando subieron al ascensor—, no te preocupes por mí. Me portaré bien, lo prometo —le sonrió y besó en la mejilla, dejando sus labios marcados en la blanca piel del alfa—. Preocúpate por tus negocios y para que todo resulte bien. Debes ganar más dinero para mí, ¿lo sabes?

Sus palabras sirvieron, no completamente, pero sí lo suficiente para que las líneas tensas en el rostro del alfa se relajaran un poco. Le sostuvo la mano a Hoseok en señal de agradecimiento y no tardaron en subir al vehículo ya listo para ellos. Dentro iban Namjoon, Jimin, Jungkook y Dongho, que estarían con Hoseok toda la noche, mientras que los otros guardaespaldas estaban en otro vehículo y se quedarían con Yoongi.

No fue un viaje demasiado largo hacia el lugar donde se celebraría la reunión, pues no tardaron más de veinte minutos en llegar. Al bajarse del vehículo, Hoseok contempló la larga fila para entrar al club nocturno, que quedaba en la isla Bálchug mirando hacia el río Moscova. Salía música electrónica del interior, con dos grandes guardias vigilando la entrada. Hoseok sonrió encantadoramente al cruzar su brazo con el de Yoongi, caminando hacia la puerta principal donde uno de los guardias los miró.

Identifikatsiya? —dijo, mirando a Hoseok de arriba hacia abajo con gesto claramente lascivo.

Min-Nim i kompaniya —dijo Yoongi agresiva y duramente. El guardia lo miró—. I yesli ty yeshche khot' raz posmotrish' na nego tak, ya vyrvu tebe glaza.

Hoseok adivinó que le dijo algo respecto a haberlo observado de esa forma, lo notó por la manera en que ambos se miraron y el otro guardia le gruñó a su compañero, que tragó saliva. Les dieron el paso y entraron, adentrándose en un corto pasillo que pronto se abrió a un amplio espacio en el que cientos de personas bailaban. Tenía un escenario donde un DJ estaba a cargo de la música, además de dos barras para las bebidas y tragos, una en cada extremo. Las luces estroboscópicas parpadeaban, se movían de un lado hacia otro, cambiaban de color, y Hoseok pronto se sintió atraída por ellas.

Aunque no tuvo suerte. De pronto, apareció un beta de la nada, un poco bajo, aunque maceteado y con una barba recortada.

Good evening! —saludó (gritó) con un fuerte acento ruso—. Welcome to ICON Club, Min-Nim. I'm Matvey Popov, Pakhan's assistent. Please, follow me, I will take you to Pakhan.

Yoongi le dijo algo a Matvey que Hoseok no entendió bien, aunque poco importó cuando siguieron al beta hacia la escalera que dirigía al segundo piso. Se abrieron paso hasta una puerta que era custodiada por otros dos hombres y en donde se leía ‹‹VIP ROOM››, donde algunas personas parecían querer entrar, pero discutían con uno de los guardias. El otro les abrió la puerta y ellos entraron, con Hoseok ignorando los reclamos.

Era una habitación con un enorme ventanal en el que se podía apreciar todo el club, en especial el escenario. Tenía su propia barra de bebidas que era atendida por dos bármanes y Hoseok calculó con rapidez diez mesas, aunque sólo cinco de ellas estaban ocupadas. Supo enseguida cual era la del Pakhan.

Era un hombre que se estaba quedando calvo, gordo y con una barba de chivo, de piel ligeramente morena. Parecía tener más de cincuenta años, vestía un traje y tenía varios anillos de oro en sus dedos. Se puso de pie cuando entraron, sonriendo y Hoseok vio dos dientes, también de oro, brillar.

En la mesa había cuatro personas más que, por sus vestimentas, Hoseok pudo adivinar que eran sus omegas. Dos mujeres y dos hombres, todos muy bonitos y atractivos, y con ropas bastante reveladoras.

—Min-Nim! —saludó con fuerza, yendo hacia Yoongi para extender su mano—. YA rad privetstvovat' vas na svoyey zemle, dlya menya bol'shaya chest' prinimat' v kachestve gostya odnogo iz samykh mogushchestvennykh aziatskikh liderov.

Yoongi le agarró la mano, dándose un apretón fuerte. Hoseok sonrió de inmediato.

Mne ochen' priyatno byt' vashim gostem segodnya —contestó Yoongi, y señaló a Hoseok—. Yego zovut Khosok, mne ochen' zhal', chto on ne govorit po-russki, on govorit tol'ko po-angliyski.

Good evening, Pakhan —saludó Hoseok con su tono agradable.

Ivankov lo miró y Hoseok percibió enseguida la mirada de arriba hacia abajo, la sonrisa volviéndose sucia y libidinosa. La conocía muy bien, pues era el tipo de sonrisa que ponían sus clientes cuando se le acercaban, como si así se volvieran inmediatamente más atractivos. A Hoseok le provocaba arcadas.

Khosok. Krasivoye imya —dijo Ivankov, y a Hoseok no le sorprendió que lo dijera en ruso, no en inglés. Y que tampoco se dirigiera a Hoseok al hablar—. YA slyshal, chto ona prostitutka, i vizhu, chto ona ochen' krasivaya. Tvoy omega ili tvoya shlyukha, Min-Nim?

Notó cómo los hombros de Yoongi se tensaron y supo que no dijo algo agradable, aunque siguió manteniendo la sonrisa en su rostro.

Yesli vy privezete yego v kachestve shlyukhi, ya mogu kupit' yego u vas —prosiguió Ivankov, su sonrisa volviéndose más larga y sucia—. V moyey kollektsii net ni odnogo aziata, tak chto....

Ona ne moya shlyukha —respondió Yoongi, con su voz siendo suave, pero firme—. Ona moya budushchaya vorovka.

Vorovka. Yoongi le había dicho que así se llamaba a la esposa o el esposo del Pakhan, y que así lo presentaría a Ivankov.

Akh, kakoye razocharovaniye, no ya mogu ponyat', chto eto tak —habló Ivankov con decepción, aunque sin cambiar sus ojos lascivos—. Idemte, idemte, ya poznakomlyu vas s moimi omegami.

Se giró y no les quedó más que seguirlos. A Hoseok le habría gustado tener un momento con Yoongi para saber qué hablaron, pero no le quedó más que mantener su sonrisa, a pesar de que las mejillas le empezaron a doler.

Los omegas de la mesa se pusieron de pie, con sonrisas tan plásticas como las de Hoseok, lo pudo reconocer enseguida. Hoseok trató de tranquilizarse, sintiendo desde ya la incomodidad en el lugar, tan distinto a lo que habían sido las reuniones en Italia, Francia y Alemania.

Trató de respirar con calma.

Moya Vorovka, Nikolay —apuntó al primer omega, el que parecía de más edad, de ojos azules y cabello castaño. Parecía tener alrededor de cuarenta años, y los saludó con un gesto adusto, inclinando la cabeza—. Moya lyubimaya v eti dni Yelizaveta —señaló a la omega más cercana a él, pelirroja y de ojos verdes, jovencita y curvilínea. Debía tener menos de treinta—. I moi posledniye suchki, Ivan i Dasha, roiteli prodali ikh mne, chtoby rasplatit'sya s dolgami. Razve oni ne milashki? —los últimos dos eran los más jóvenes, con suerte debían tener veinte años. El omega tenía cabello rubio y sus ojos aterrados no se posaban en nadie. La omega tenía el cabello negro y era pálida, aunque Hoseok no sabía si era natural o por la situación.

Oni vse ochen' krasivyye, Pakhan —dijo Yoongi, sentándose en la mesa y Hoseok le imitó.

Como solía hacer en las reuniones en las que acompañaba a Yoongi, Hoseok sólo pidió algo para beber mientras los escuchaba platicar. Aquí ni siquiera hizo el intento de seguir la conversación debido al idioma, sólo habló cuando Yoongi le preguntaba si estaba bien, y trató de no verse aburrido para no ofender a Ivankov. Ni siquiera buscó entablar una conversación con los omegas, que se mantuvieron callados y bebían de sus tragos, y mucho menos quiso fijarse en los omegas más jóvenes, que ni siquiera hacían el esfuerzo por sonreír.

Por lo que pudo adivinar por sus movimientos y tensión corporal, no se hallaban allí por gusto propio. Probablemente fueron traficados o comprados, eran bonitos y jóvenes, y para cabrones y bastardos como Ivankov, tenerlos bajo su poder debía hacerlo sentir poderoso y victorioso. Para él, tener a omegas contra su voluntad y violarlos sin que nadie se lo impidiera le era satisfactorio y placentero. Esos hijos de perra se excitaban con las lágrimas y dolor ajeno.

Yoongi le acarició la rodilla en un momento, como para tranquilizarlo, aunque de nada sirvió cuando Ivankov se rió en un momento con fuerza y señaló a uno de sus hombres, que sacó de su bolsillo una pequeña bolsita transparente. Con polvo blanco.

No le fue una sorpresa que Ivankov agarrara la bolsita con, pudo adivinar Hoseok, cocaína. Hizo un espacio en la mesa y, sin dejar de hablar con Yoongi, rompió el borde de la bolsa para hacer una experta línea. Incluso la omega pelirroja le ofreció una tarjeta para dejar la línea más recta.

A su lado, Yoongi mantenía su rostro imperturbable. Ivankov le tendió la bolsa y Yoongi respondió con lo que pareció ser una negativa, ya que la sonrisa del Pakhan se tambaleó y tensó con disgusto. Le respondió a Yoongi con voz fuerte, resaltada por el ruso, y Yoongi arqueó una ceja. Luego, Ivankov señaló a Hoseok.

—¿Qué ha dicho? —preguntó Hoseok, tratando de mantener su voz alegre y la sonrisa en su rostro.

—Que me está invitando a esnifar —respondió Yoongi, y sonaba ligeramente preocupado—. Es una invitación y sería muy grosero de mi parte rechazarlo. O lo hago yo, o lo haces tú.

Hoseok lamió sus labios y sin perder la sonrisa, acarició a Yoongi en la nuca. El alfa lo miró ante su llamado.

—Lo haré yo, no te preocupes —le dijo zalameramente, y Yoongi entornó sus ojos con furia contenida—, sabes que no es la primera vez que lo hago.

Hoseok nunca se consideró un fanático de las drogas, no obstante, siempre estuvo cerca de ellas gracias a su mundo. Muchos de sus compañeros las consumían, y él mismo lo hizo en algunas ocasiones, en especial cuando lo solicitaban para algunas noches... extremas. Como era una puta de alta categoría, Hoseok podía darse el lujo de no aceptar todos los trabajos que los alfas le pedían, pero en algunas ocasiones, le ofrecieron mucho dinero por hacer un cuarteto o una orgía con alfas. Las aceptaba y consumía un poco de cocaína, lo suficiente para relajar más su cuerpo, subirle la libido sexual y hacer más soportable el dolor del encuentro. Siempre tenía esos encuentros en el prostíbulo para tener algo de seguridad, y Hoseok recordaba terminar en la cama, con su agujero demasiado sensible y apenas consciente de lo que ocurría a su alrededor. Jo o alguno de sus compañeros tenían que ayudarlo después a limpiarse.

Los más viejos en el prostíbulo consumían más drogas, era inevitable. A medida que envejecías, perdías belleza y clientes, y aceptabas trabajos más degradantes y horribles. Algunos pasaban casi todas las noches drogados para hacer más soportable sus encuentros.

—No —dijo Yoongi de inmediato, ya sin aparentar su tono de disgusto—, es demasiado peligroso. No estás seguro aquí. No...

Hoseok lo detuvo con un beso en la mejilla.

—Sé que te gusta estar lúcido en tus negocios —le dijo, todavía alegre para no llamar más la atención—, y tú lo has dicho. Es muy grosero y me imagino que a Ivankov no le va a agradar —otro beso, más cerca de los labios.

Yoongi era parecido a él en ese sentido: consumió a veces, pero sólo en ciertas ocasiones, mucho menos que Hoseok probablemente. El alfa se lo dijo cuando fumaron un porro juntos una vez: no había nada peor que un jefe adicto a sus mierdas. Si se volvía adicto, su negocio se derrumbaría de inmediato, así que Yoongi era muy duro respecto al consumo de lo que producía, no sólo con él, sino con su mismo círculo cercano. Y mucho menos lo hacía en medio de sus negocios.

I'll do it, Pakhan —dijo Hoseok, volteándose hacia el alfa, e Ivankov le sonrió ahora con alegría también.

Well, well, that's good! —dijo Ivankov, y debía estar bien entretenido si le respondió en inglés cuando no lo había hecho en toda la noche—. Maybe later you two will spend a hot and crazy night —y les guiñó el ojo con atrevimiento, entregándole la bolsita a Hoseok.

El alfa seguía viéndose disgustado y en contra de su decisión, pero no lo detuvo. Hoseok creó su propia línea y Phakan le tendió un billete de cinco mil rublos (viejo pedante y presumido), que entubó. Antes de que Yoongi pudiera hacer otra protesta, se inclinó y esnifó. La picazón fue casi de inmediata en sus fosas nasales que prosiguió por una ligera quemazón que estuvo a punto de hacerlo estornudar, y Yoongi le tendió un pañuelo para que se limpiara los restos. Sólo había hecho una línea pequeña, nada más, porque tenía más que claro que no aguantaría algo más grande.

Ivankov esnifó la suya, haciendo un ruido de placer. Incluso humedeció un dedo y lo puso en la segunda línea que hizo, antes de frotarlo en sus encías. Probablemente por eso mismo tenía sus dientes de oro.

Ty tochno ne khochesh', Min-Nim? —habló Ivankov, ofreciéndole la bolsa ahora a la omega pelirroja—. Tvoy omega ochen' khorosho spravilsya.

Net, spasibo —contestó Yoongi con los dientes apretados, agarrando la mano de Hoseok—. Moy omega nikogda menya ne podvodit.

Hoseok no tardó en notar los efectos. Ambos alfas volvieron a conversar y, en unos minutos, la música que llegaba de fuera le hizo sentirse inquieto y un poco nervioso. Yoongi lo percibió y se volteó hacia él.

—¿Quieres ir a bailar?

—¿Puedo? —preguntó, sonriendo ahora con un poco de emoción—. Hace mucho no bailo, quiero bailar, por favoooooor...

Yoongi miró hacia atrás y le hizo un gesto a Jimin, Namjoon, Dongho y Wooseok.

Khosok poydet tantsevat' —le dijo Yoongi a Ivankov mientras Hoseok se ponía de pie—. Yemu eto nravitsya, no on davno ne zanimalsya tantsami.

Ne volnuysya ob etom —contestó Ivankov, también más alegre—. Moi shlyukhi poydut s nim.

Tres de sus omegas se pusieron de pie. La pelirroja y los más jóvenes, que se veían más perdidos en ese momento. Hoseok los ignoró y se despidió con felicidad, saliendo con sus cuatro guardaespaldas detrás de él y apurándose en ir al primer piso para mezclarse entre la multitud.

—No hagas una tontería —le dijo Namjoon cuando Hoseok comenzó a moverse.

—¿Tontería? —se rió Hoseok, sintiendo los latidos de su corazón acelerados, ya totalmente despierto gracias a la cocaína—. Vamos, quiero sólo bailar ahora.

Eso fue lo que hizo. Sabía que todo era un efecto de la droga, pero en ese instante se sentía capaz de hacer todo lo que se propusiera, incluso de acostarse con el repulsivo de Ivankov si Yoongi se lo ordenaba. No es como si lo fuera a hacer, claro que no, aunque el sólo pensamiento fue capaz de hacerlo reír escandalosamente.

Dongho y Wooseok se mantuvieron fuera de la pista de baile, mientras que Jimin y Namjoon le siguieron y Hoseok aprovechó para bailar con ellos. Namjoon se veía fuera de su elemento, en cambio Jimin no tardó en seguirlo, y Hoseok movía sus caderas, gritaba, se reía contra él, arrancándole risas también por la forma en que el alfa bailaba. Cuando se sintió demasiado acalorado, decidió ir por una bebida con sus dos sombras detrás de él.

—Has realmente molestado al señor Min —le dijo Jimin, mientras el barman le preparaba una bebida a Hoseok—, de verdad, esnifar lo que te ofrecieron...

—¡No pasa nada! —Hoseok le sacó la lengua—. No es mi primera vez. Mierda —rodó los ojos—, se le pasará cuando le apriete la polla con mi culo, pensar en él follándome me está...

Pretty boy —habló una voz grave, con el acento ruso, y Hoseok se volteó para ver a un hombre enorme, con músculos y cabello largo atado en una coleta—, would you like to dance with me? We can have...

No, thanks! —contestó Hoseok, ladeando su cabeza para mostrar su marca—. I have an Alpha and he is very jealous.

La sonrisa del desconocido desapareció y se notó molesto, por lo que Hoseok adivinó enseguida lo que haría y se echó hacia atrás. El ruso extendió su mano para agarrarle el brazo y no alcanzó porque de pronto recibió un golpe. De Dongho, que salió de la nada, y le gritó algo en inglés que Hoseok no entendió bien, porque comenzó a reírse sin control por lo ocurrido.

¿Qué se había creído ese idiota, enfadándose con él por un rechazo? Hoseok fue muy educado y no pretendía que pasara a mayores, pero ¿por qué los alfas se ofendían tanto por un no? Hoseok recalcó que su alfa era celoso, además, ¿cómo no se dio cuenta del tremendo error que estaba cometiendo?

—Vamos —le dijo Namjoon, mientras Hoseok contemplaba a Dongho patear al alfa con admiración, mientras la multitud los rodeaba—, el señor Min no estará feliz con tu escándalo.

—¿Escándalo? —se rió Hoseok, sacudiendo su brazo para que le soltara—. ¡Yo no he hecho nada! No es mi culpa tener un culo tan bueno, pero eso ya lo sabe Yoongi —Namjoon trató de agarrarle el brazo otra vez—. ¡Espera, que me dieron ganas de mear!

—Santo dios... —gimió Jimin con exasperación.

Hoseok rodó los ojos y no los esperó, dirigiéndose al baño una vez captó dónde quedaban. El efecto ya debería estar pasando pronto, considerando que esnifó muy poco, e hizo sus necesidades antes de humedecer su rostro con el agua de la llave para despejarse un poco.

Please, help me.

Alzó su vista bruscamente ante las palabras dichas ahogada y aterradoramente, y vio a través del reflejo a un omega observándolo con desesperación. Tuvo que pensarlo unos minutos para recordar quién era: el omega de Ivankov. El jovencito. ¿Cómo se llamaba? Iván, si mal no recordaba.

La euforia y alegría desapareció de golpe. Oh, no.

We need your help. Me and Dasha —su inglés era tembloroso, agudo, sonando tan... tan joven. Se veía más joven que Hoseok, y eso era decir mucho—. Pakhan... He's a monster, please...

Por supuesto que lo era. Hombres como Ivankov eran lo más bajo de ese mundo, comprando a omegas para tenerlos a su servicio y hacer lo que quisiera con ellos. Hoseok no quería imaginarse lo que debía ser vivir con ese retorcido y asqueroso hombre. No era sólo su aspecto físico, sino su comportamiento, su actitud, sus gestos. Todo en él le provocaba repulsión a Hoseok.

No obstante, Yoongi se lo había dicho. Se lo suplicó: no puedes hacer nada por mucho que quieras. Hoseok no podía arriesgarse ni arriesgar la vida de Yoongi.

I'm so sorry —barboteó, con Iván acercándosele con más desesperación—, but... but I can't doing anything. Min-Nim told me, it's really dangerous for us...

But you can... you can tell your Alpha that he might buy us —jadeó Iván con verdadera súplica—, maybe Pakhan will give us as a gift for your Alpha if he asks for us.

¿Qué? ¿Qué monstruosidad le acababa de decir? ¿Qué Yoongi los comprara como mercancía para librarse de Ivankov?

Hoseok sintió su estómago revuelto y fue peor cuando Iván se arrodilló ante él, abrazándolo por las piernas en lo que rompía a llorar total y absolutamente desesperanzado. Ni siquiera tuvo tiempo para procesarlo, pues en ese mismo momento la puerta se abrió de golpe y apareció Jimin.

—Hoseok, ¿qué tanto...? Oh, mierda —Jimin observó la escena con sorpresa antes de recomponerse e ir hacia Hoseok—. Vamos, vamos, el señor Min está preguntando por ti.

—Jimin —murmuró Hoseok, con el alfa siendo amable en lo que agarraba a Iván para que le soltara—, él quiere... Él necesita...

—No puedes hacer nada —le dijo Jimin, ahora un poco duro hacia Hoseok, y recordó a Yoongi diciéndole lo mismo—, te lo dijo el señor Min.

Sí, pero una cosa era que se lo dijera, y otra cosa era vivirlo. Y escuchaba el llanto de Iván mientras salían del baño, tratando de no mirar atrás.

Regresaron al salón VIP y Hoseok ahora se sentía entumecido y un poco fuera de sí, ya sin rastro de droga en su cuerpo. Apenas recordaba su caminata hacia el lugar. Yoongi notó su estado, ya que fue a recibirlo con un gesto de preocupación, agarrándole las mejillas para darle un beso en la boca.

—¿Qué ha pasado? —le susurró al alejarse.

—Yoongi —murmuró—, me darías cualquier cosa del mundo, ¿cierto?

El alfa notó enseguida para donde iban sus palabras, pues justo en ese momento entraron a la habitación los tres omegas de Ivankov. Iván venía con los ojos llorosos e hinchados, , siendo casi arrastrado por Elizabeta, que se veía irritada y enfurecida. Dasha trataba de mantener su rostro sin gesto.

—No —le siseó Yoongi—, no puedo darte eso, Hoba. Te lo pedí. Te lo rogué.

Elizabeta le dijo algo a Ivankov con desprecio, tirando del omega al suelo y apuntándolo con acusación. El Pakhan se enfureció, poniéndose de pie y lo primero que hizo fue golpear a Iván con la palma de su mano, antes de llevarla a su bolsillo. Yoongi, en un movimiento rápido, empujó a Hoseok contra Namjoon y Jimin, que lo agarraron de inmediato.

—¡Sáquenlo! —ordenó, y Hoseok ni siquiera pensó en una protesta, incapaz de mirar hacia atrás por lo veloz que transcurrió todo

Fue lo mejor, pues en el preciso momento en que salió del lugar, se escuchó un disparo y un grito.

Hoseok no dijo algo mientras era escoltado de regreso al auto con sus cuatro guardaespaldas, todos con gestos sombríos y lúgubres. Su cuerpo se sentía ahora completamente pesado, con la mente siendo un revoltijo de ideas que no podía entender del todo bien, sólo pensando en los ojos llorosos de Iván, en sus palabras desesperadas, en su súplica ahogada.

Se preguntó si habría preferido la muerte. Probablemente sí. La muerte era mejor que una vida con alguien como Ivankov. Hoseok nunca lo sabría, porque Iván ahora estaba, efectivamente, muerto.

Yoongi apareció quince minutos después con el cuerpo en completa tensión. Jungkook se subió también y se puso a conducir sin decir nada, y el viaje fue hecho en silencio. Hoseok ni siquiera podía encontrar consuelo en Yoongi, a pesar de que el lazo tirara en señal de necesidad.

Llegaron al hotel y subieron al cuarto en silencio. Yoongi salió a fumar al balcón y Hoseok comenzó a quitarse las ropas, incapaz de siquiera darse una ducha para limpiarse del sudor. Sólo recién se dio cuenta de que había sudado en frío y miró su reflejo: su cabello estaba despeinado y su rostro extremadamente pálido, incluso los labios parecieron haber perdido algo de color.

—Hoba.

Se volteó con un sobresalto, viendo a Yoongi cerrando la puerta del balcón. Hoseok parpadeó.

—Ve a sentarte a la cama —murmuró Yoongi, ahora más suave.

Obedeció, por supuesto. Entonces se preguntó como habría sido todo si Yoongi hubiera sido distinto. Alguien como Ivankov. Si lo hubiera comprado para ser siempre suyo hasta tal punto que incluso su vida le perteneciera a Yoongi. Pero... ¿no lo había hecho de alguna retorcida forma? Lo obligó a ir con él, aun cuando Hoseok le dijo que no, y... y...

Yoongi le tomó ambas manos y, de pronto, Hoseok no lo soportó más. Se movió para abrazarlo por el cuello y cerró sus ojos con fuerza, aguantando las lágrimas que morían por escapar. Yoongi lo abrazó con cariño y Hoseok espantó aquellos horribles pensamientos. No. No era lo mismo. Era distinto. Yoongi jamás... jamás abusó de él. Jamás lo violó. Cuando Hoseok decía no, era no.

Incluso si ese no le provocaba dolor al alfa.

—Perdón —sollozó Hoseok—, no quería... no quería meterte en problemas...

—No me has metido en ningún problema —le dijo Yoongi, alejando su cabeza sólo para besarlo—. Ivankov estaba furioso, pero no conmigo ni contigo. Lo que hizo ese omega... —un suspiró—, no era la primera vez que lo hacía. No puedo culparlo, no considerando lo despreciable que es Ivankov, pero él se lo había advertido varias veces. Le dijo que si lo hacía una vez más lo mataría.

Hoseok hipó por sus palabras, sorbiendo a través de su nariz. A pesar de las palabras de Yoongi, no podía evitar que hubiera cierta culpa en lo que acababa de ocurrir. Era como si quisiera creer que pudo haber hecho algo, cualquier cosa, para cambiar la situación, aunque era evidente que no era así. De seguro, si Hoseok hubiera preguntado si podían comprar a esos omegas, Ivankov se habría dado cuenta enseguida de que fue porque uno de ellos habló con Hoseok, y habría sido peor. No sólo los matarían a los dos, sino que el mismo Hoseok y Yoongi estarían en problemas por sugerirlo.

—Soy una decepción para ti —dijo Hoseok, y Yoongi lo recostó en la cama, acurrucándolo contra él a pesar de que seguía en traje—, te meto si-siempre en...

—No es así —contestó Yoongi—, lo hiciste bien. ¿Ofrecerte para esnifar en mi lugar? —su voz era suave, dulce, y Hoseok se preguntó como Yoongi podía tener un alma tan amable con él—. Es lo que un Omega Min haría por su Alfa.

Derramó más lágrimas por el significado de sus palabras y luchó contra la negación, trató de no decir lo que pensaba, pues ahora sólo quería consuelo y amor de su alfa.

—Y ahora es mi deber cuidarte —prosiguió Yoongi.

—¿No estás molesto? —murmuró Hoseok.

—Sí, un poco —admitió Yoongi—, pero no contigo, sino con la situación en sí. Ojalá no hubiera terminado de esa forma, aunque Belloco me advirtió que Ivankov era difícil.

—Belloco fue el mejor —dijo Hoseok, sintiendo como las feromonas alfas comenzaban a hacer efecto en él, como si lo estuvieran dopando. Le gustaba mucho cuando Yoongi hacia eso—, él y Lorenzo. Y Paola con Amelie... Incluso Malek, todos ellos fueron amables conmigo.

—Quizás podamos invitar a Miguel y Lorenzo algún día a Corea —le animó Yoongi con su voz grave—, y después a Paola y Amelie...

—Me gustaría mucho eso —aceptó Hoseok, quedándose dormido poco a poco.

—Tal vez a nuestra boda... —susurró Yoongi, y eso fue lo último que escuchó antes de caer en el mundo de los sueños, con una sonrisa por lo que dijo su alfa y deseando, más que nunca, que las palabras de Yoongi se convirtieran en realidad.

ya hemos acabado con la trama del viaje, ahora nos devolvemos a corea y empezaremos con todo el drama (que es enorme jejejej)

¡gracias por leer!

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