Apagando (34)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Aomine.

Luego de aquello, nada volvió a ser como antes.

La primer vez que vi a Kise luego de aquella trágica y horrible noche, él apenas levantaba la cabeza, repetía una y otra vez lo culpable que se sentía, hasta se podría decir que apenas respiraba. 

Pero yo tenía claro que no era su culpa, nunca lo fue.

Pasaron dos semanas para poder verlo de nuevo, Kise estaba aún más delgado y podía notar que no estaba durmiendo, aunque me lo negara completamente, yo le conocía bien. 

Parecía un fantasma, un chico sin vida, un hombre que había perdido todo... Y lo comprendía tan bien.

Pasaba las noches en vela esperando por una llamada para que volviera a la realidad, una llamada que dijera que nada de lo que había pasado era real, que todo estaba bien.

Pero nunca pasó y nunca pasaría.

Mi ''esposa'' había desaparecido durante estos días y estaba agradecido, mucho.

Dormía pocas horas sin poder hacer nada más que pensar.

Pensar en cómo se sentiría Kise, en que no podía estar con él y apoyarle en este difícil momento para ambos, pensar en cómo todo hubiese sido tan diferente de haber estado juntos, pensar... en nuestra felicidad cómo familia.

Pero todo desaparecía cuando en la mañana la realidad llegaba de golpe.

Dolía saber que aquel peluche de tigre, aquella pequeña gorra, todo lo que le había comprado, nunca podría dárselo, no podría mimarle... besar sus pequeñitas manos mientras el soltaba sus inocentes risas que me encantaban. 

Dolía, y dolía cada vez más mientras enviaba mil y un mensajes a Kise y no había respuesta.

Perdí a mi hijo, no estaba dispuesto a perder a mi amor.

Esa tarde, tome lo necesario para irme y deje una nota sobre la mesa.

Camine hacia aquella mansión, y espere.

Espere hasta que vi a aquel sujeto y me acerque.

-entregame a Kise- dije serio parado frente a él mientras sus gorilas guardaespaldas me miraban fijamente.

-déjenos a solas- habla haciéndole un gesto a esos hombres- te habías tardado unos días.

-no quiero palabras, quiero a mi omega- dije sin apartar la mirada- por las buenas o las malas.

-bien, puedes irte con el- habla sacando su teléfono- está adentro.

-¿Sólo así?- pregunte desconfiado- tantos meses sufriendo, separados, para solo irnos sin oponerse... me parece sospechoso.

-seamos realistas, Aomine, ¿Crees que la señora Kise te permitiría irte con el? O más bien... ¿Con ella?- pregunta mirándome.

-¿Ella? ¿De qué demonios estas hablando?- el solo negó y me dejó entrar a su hogar.

-sólo velo por ti mismo- habla mirándome.

Comencé a caminar por el lugar, hasta que me indicaron la habitación de Kise, me quedé unos segundos parado afuera para luego entrar y ver una pesadilla frente a mi.

-Ryota...- susurre acercandome lentamente mientras el miraba hacia afuera- oye... vine por ti... vámonos...- dije mientras aún intentaba asimilar lo que estaba mirando.

-no se donde está Ryouta, yo soy Ryoko, su hermana- habló el rubio en tono vacío, como si solo estuviese repitiendo un discurso grabado.

-Ryouta, mi amor...- susurra tomando sus manos mientras me arrodillaba frente a él- por favor, reacciona...- pero el solo seguía mirando a la nada sin una expresión en su rostro.

-quizás mi esposo pueda ayudarte, no se donde está Ryouta- dijo sin mirarme mientras soltaba sus manos- siento no poder ayudarte.

Le miré sintiendo mi corazón paralizarse.

-por favor, Ryouta... eres mi amor, mi omega...- susurre tomando su rostro- ¿no me recuerdas?- pregunte con miedo de la respuesta a lo que él me miro para luego levantarse y separarse. 

-lo siento, por favor, retirese- habla sin cambiar su vacía expresión. 

No dude en ir hacia el idiota que estaba afuera y enfrentarle. Apenas le vi, le tome por el cuello, furioso. 

-¿qué mierda le hiciste a Ryouta?- hable enojado mientras el se soltaba lentamente.

-nada, él único que se ha hecho algo es él mismo- dijo negando- no se que paso, pero una mañana, vine a verle y ya no estaba él- habló con una mueca- es como un cascaron, le quise llevar a ver a un especialista pero "Ryoko" dice que esta bien- susurro mirando dentro de la habitación- pasa todo el día ahí, mirando hacia afuera como si estuviese esperando algo.

-pero... ¿por qué?- hable preocupado y temeroso- se que... la muerte de nuestro hijo debió afectarle mas, pero... ¿por qué ese cambio?

Él no supo que decirme, por lo que, luego de hablar un poco mas, me fui de regreso a mi casa. 

Había llegado muy tarde...

Kise

Estaba mirando hacía afuera. Los días avanzaban lentamente mientras yo sólo podía ver las horas irse sin retorno. 

Las personas me hablaban pero a mi poco y nada me importaba. Nada lo hacía ahora.

Muchos me preguntaba si me sentía bien, y yo no sabía que responder. 

¿Sentirme bien? ¿Cómo?

Perdí a mi hijo, mi niño, mi bebé, aquel a quien mas había amado en todo el mundo, ya no estaba. No podía estar bien. 

Nada importaba ahora. 

Mi madre venía cada día a verme, a repetirme y refregarme en la cara que solo era un objeto que estaba en su poder, bajo su control. 

Era una marioneta que solo servia para abrir las piernas y ser usado como intercambio en los negocios de mi madre, nada mas que eso, y ella lo había dejado más claro que nunca. 

Me sentía tan vacío que no me reconocía a mi mismo, no conocía a aquella persona que veía cada mañana en el espejo... ya no. 

Pero si podía verla a ella. A aquella mujer que cambio el curso de mi vida y, que inocente de mi mala fortuna, me había obligado a ser parte del juego de mi madre. 

Ryoko... la única mujer que alguna vez expreso interés en mi felicidad y que ahora no se encontraba conmigo. 

¿Qué habría pasado de estar ella aquí? 

Quizás mi hijo estaría vivo... quizás ella estaría en mi lugar... quizás, y solo quizás, podría ser feliz. 

Si ella estuviera aquí... 

Solo si estuviese nuevamente aquí... 


***********************************

Lo siento por la tardanza, Espero les gustara :D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro