Sacando (35)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Tercera persona

Le había costado un poco tener la ayuda necesaria, pero ya tenía todo lo necesario.

Aomine solo tenía un objetivo en mente, y ese era recuperar a su amor.

Había hablado con Kagami y Kuroko, habló con sus padres y, con el mismo demonio, Kaito.

A pesar de todo, sabía que le ayudarían, necesitaba sacar a su amor y hacerle entrar en razón... de alguna manera.

Estuvo vigilando los horarios en aquel lugar día tras día, hasta que podía decir de memoria cuando o a que hora era más conveniente.

Llamo a los demás para revisar si estaban listos y comenzó su gran hazaña.

Espero pacientemente a que el guardia de la gran casa se distrajera para escalar la pared, Kaito, como hijo del dueño de casa, entró por la puerta delantera junto a Kuroko y Kagami, con unos ''amigos''.

Una vez adentro, le dejaron pasar al lugar, donde entró de manera discreta.

-Ni se está arriba, necesitamos sacarlo de alguna manera- habla Aomine comenzando a subir.

-espera, ¿No has pensado como sacarlo?- pregunta Kagami detrás de él.

-¿Correr con Kise en brazos cuenta?- pregunta caminando a la puerta.

-idiota- habla deteniendole- esto no es un juego, pueden meterte a la cárcel por secuestro ¿No pensaste en eso?- habla serio- dijimos que te íbamos a ayudar, pero pensé que habías planeado todo.

-sólo golpea a los guardias por mi, y yo podré huir- hablo serio.

-eres un idiota- habla igual o más serio que el moreno.

-¿Yo soy idiota?- pregunta comenzando a enfurecer- puedo decirte que eres- habla pero su discusión se ve interrumpida por el otro chico.

-o podemos tomar el auto de la casa- habla Kaito detrás de ellos mientras agita las llaves frente a ellos.

-entonces vamos- habla el peli celeste caminando a un lado de los otros dos y de paso, mirando serio al pelirrojo.

Cuando llegaron afuera de la habitación del chico, Aomine miró al resto, para luego entrar.

Vio a Kise en el mismo lugar de la vez anterior, mirando hacia afuera, esperando algo...

-Ryouta...- susurro Aomine acercándose, lentamente, mientras el chico estaba concentrado en el vacío.

Su expresión de desinterés calaba hondo en su corazón, pero no era momento de ser idiota sentimental, necesitaba actuar.

Se arrodilló frente a el, tomando las manos del rubio.

-Ryouta, amor- habla mirándole con una pequeña sonrisa- vengo a llevarte a casa.

El rubio le miró para darle una leve sonrisa, aunque Aomine sabía que aquella sólo era una sonrisa falsa.

-Aomine-san, ya le he dicho que mi hermano no está aquí- sonríe amable retirando sus manos.

-tienes razón, por eso vine a buscarte...- susurra mirándole con cariño- vamos a buscar a Ryouta y lo traeremos de vuelta...

El rubio le miró fijamente sin comprender y Aomine se levantó tomando la pequeña botella con un líquido transparente.

Empapo uno de los pañuelos y lo puso sobre la boca y nariz del rubio.

-te amo, Ryouta...- susurro viendo como lentamente, el chico cerraba los ojos.

Le toma entre sus brazos para comenzar a bajar las escaleras, los demás les esperaban vigilando alrededor, por lo que, no le sorprendió ver todo listo cuando entraron al vehículo.

Aomine se negó a soltar a Kise durante todo el camino, le mantenía abrazado a su cuerpo, susurrando cuanto lo amaba, cuanto lo extrañaba, cuanto deseaba escuchar su risa, sus balbuceos sin descanso, sus palabras sin sentido que en un momento le habían fastidiado, pero ahora extrañaba como nunca.

El viaje fue más corto de lo que había esperado, y deseado. Llegaron a su antiguo hogar, donde harían un cambio de vehículo.

Era simple, se iría junto a Kise a un lugar apartado. A una cabaña frente al mar. Kagami y Kuroko irían junto a ellos, mientras Kaito regresaba.

Estarían solos dos semanas, y haría entrar a Kise en razón.

Kagami manejaria para dejarles luego a solas.

Tomo sus cosas junto a las del rubio y comenzó el nuevo camino.

Kuroko le ayudó a sentar al rubio sobre el mientras el pelirrojo manejaba concentrado.

Nadie hablaba, ninguno de los presentes se atrevía a hablar, sólo Aomine susurraba algunas cosas a su amado, mientras acariciaba su mejilla con cariño, con delicadeza, al punto que parecía estar apenas rozando su piel, como si en cualquier momento se fuese a romper.

Estuvo mirándole todo el camino, sonriendo cuando le veía hacer esa tierna mueca al dormir, la recordaba a la perfección y cuando la vio en su rostro, no pudo evitar pensar que ahora estaría siempre con el.

Porque nada, ni nadie, podría separarle ahora de su amado, nunca le dejaría ir, nunca más le vería sufrir porque el se encargaría de cuidarle.

-llegamos- dijo el pelirrojo luego de lo que pareció una eternidad.

Bajo a Kise con cuidado y entró al lugar, le dejo recostado en el sofá mientras comenzaba a bajar las cosas.

La pareja le veía ir cada cierto tiempo a ver al rubio, preocuparse que estuviese bien, y como el moreno, deseaban que todo volviera como antes.

-Aomine- habla el peli celeste al notar como el rubio comenzaba a moverse un poco.

-Ryouta- entró corriendo para ayudarle a sentarse- mi amor, ¿Cómo te sientes?- pregunta a lo que el rubio le mira un poco confundido.

-¿Donde estoy?- pregunta mirándole mientras Kagami y Kuroko miraban atentos.

-bueno... es un poco difícil de explicar- susurra y el rubio se levanta de golpe para mirarle con el ceño fruncido.

-tengo tiempo- habla serio saliendo del lugar hacia el balcón mientras el moreno le sigue, sonriendo internamente al notar como Kise, su Kise, aún continuaba teniendo algunas viejas costumbres.

-Ryouta...- susurra con una sonrisa acercándose.

-no puedo creerlo, Aomine-san, esto es un delito, podría enviarte a la cárcel- habla abrazandose a si mismo.

-pero no lo harás...- susurra poniéndose frente a el- se que en el fondo, aún sabes que es lo mejor, estamos solos, puedes dejar de fingir- habla tomando sus manos- se que me amas... como yo te amo...

El rubio le miró fijamente, y por primera vez, no apartó sus manos.

Le miró fijamente, hasta que un fuerte sonido quebró la paz.

El moreno cayó sobre el, mientras que Kise pudo ver claramente la maniaca sonrisa de aquella mujer que ha transformado su vida en un infierno.

La vio guardar el arma sin ningún remordimiento y comenzar a manejar su auto de vuelta.

Luego de ello, sólo vio como el pelirrojo llegaba a su lado, tomando al moreno para ayudarle... mientras el sentía su corazón terminar de quebrarse.

Y fue ahí, sólo ahí, que Kise grito llorando de miedo... de perder lo único que le quedaba.

~~~~~~

Lo siento por la demora, la verdad me estoy tomando un tiempo para poder escribir porque siento que no lo hago bien.

Si me tardó es porque de verdad no me siento inspirada, de hecho, ni se como salió esto, pero prefiero darme un tiempo y dar algo medianamente decente a sólo relleno.

Saludos y siento mucho la demora.

Faltas de ortografía las corregire luego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro