Aomine

Los días comenzaron a pasar y aquellas visitas secretas continuaron, en diferentes lugares, con diferentes excusas, pero siempre que le esperaba, Kise entraba con esa gran sonrisa que amaba.

Kise estaba cada vez mas encantado con la ilusión de volver como antes, volver a ser una familia, tener una vida normal uno al lado del otro.

-Le pediré el divorcio- hablé un día el moreno mientras acariciaba la espalda del rubio.

-no digas eso... sabes que no podemos- susurra abrazado a mi sin intenciones de separarse.

-lo haré... y cuando lo haga, seremos una familia- tomé el rostro del rubio para verle a los ojos- te robare si es necesario.

Kise sonrió mientras se dejaba llevar por la fantasía... si, amaba a ese hombre como a nadie más.

La verdad había pensado en llevarme a Kise en mas de una ocasión, pero sabia que aquella indiscreta decisión solo nos dañaba a ambos. 

Odiaba tener que esconderme junto a el... odiaba no poder ir al parque junto junto a mi hijo... o poder tener citas normales junto a Kise... 

Pero estaba decidido a cambiar todo aquel día, al menos, podría tener la libertad de gritarle al mundo que amaba a Kise... sin nada que me lo impidiera.

Esa tarde, llegue decidido a mi hogar, sacaría a esa mujer de mi vida y lucharía con todo por aquello que amaba.

-Regresé...- hablé entrando, pero todo estaba en silencio, lo cual fue extraño, ya que, los últimos días había apenas ponía un pie en casa, ella se lanzaba sobre mi e insistía en que comiera lo que preparaba o bebiera alguna cosa. 

No soy estúpido... por supuesto la rechazaba.

Comencé a buscar a la chica por el departamento, pero no había señales de ella... era como si hubiese dejado todo en orden antes de ir a quien sabe donde.

Esperé pacientemente mientras veía televisión, pero nada sucedía.

Hasta que  recibi una llamada, el notar que era del rubio me hizo sonreír... y sentir como mi corazón detenerse apenas escuche a aquel hombre hablar...

Narra Kise

Habían pasado cerca de 3 meses desde que comenzamos a vernos, las visitas eran cada vez más constantes, algunas veces estábamos con nuestro hijo, otras a solas, disfrutando de nuestra compañía, a veces nos quedábamos soñando con una vida mejor toda la tarde, con volver a ser una familia, con ser felices al fin... pero en algún momento, debíamos regresar a la realidad... la maldita realidad en la cual no podríamos ser felices... uno al lado del otro.

Mi "esposo" sospechaba algunas cosas, pero no decía nada, solo seguía viviendo ignorando el hecho de que no aceptaba su toque y mi aroma lo rechazaba por completo. Aunque el miedo de tener mi celo estaba latente... y de solo imaginarme siendo tocado por otro... me daban nauseas...

Esa tarde al volver decidí leer algo en mi habitación, mi hijo estaba con su niñera, por lo que la llame para que lo trajera.

Pero pasaron algunas horas y nada estaba sucediendo, mi hijo aun no aparecia.

Antes había pasado que mi hijo estaba dormido o comiendo, por lo que, no lo traían de inmediato, sin embargo, siempre venian a comunicarme que sucedia para que no me preocupara, pero ahora, no había venido nadie a decirme que pasaba y comenzaba a ponerme nervioso.

Decidido, salí de la habitación en busca de mi hijo, pero apenas di algunos pasos, esa mujer me detuvo.

-¿A dónde vas con tanta prisa, Ryouta?- habla mirándome fijamente y como si su mirada me atravesara.

-iba por mi hijo, así que si me disculpas- intente pasar, pero su voz me detuvo.

-deberías parar, ya es bastante con que tuvieses un hijo con un cualquiera, para que ahora vuelvas a embarazarte- habla seria- no creas que puedes mentirme.

Me giré a verla y sentí miedo... no por mi... sino por mi hijo y en especial... por Aomine.

-no te atreverías...- hable mirándole fijamente.

-¿quieres probarme?- pregunto acercándose- de solo pensar que ese pequeño bastardo tiene nuestra sangre mezclada con ese...- hace una mueca de asco- ese policía, me da asco, no pienso aceptarlo en la familia, jamás.

-si te atreves a tocarle un solo cabello a mi hijo- la mire fijamente- no importa que me suceda, pero te juro por lo mas sagrado del mundo que te hare pagar caro por todo eso.

-Solo eres un Omega, Kise, no puedes hacer nada- habla caminando- cuida a tu pequeño bastardo... algo puede pasarle... sin querer...

Aquello asusto al rubio por lo que fue rápidamente por su hijo.

Al entrar en la habitación, no estaba, comenzó a correr por el lugar en busca de su hijo, pero nadie le daba una respuesta verdadera.

-¿Dónde tienen a mi hijo?- le grita a una de las chicas

-lo están cuidando en una de la habitación del tercer piso, la señora dijo que ahí debían darle de comer...- El rubio sintió miedo y no dudo en correr a la habitación.

Pero fue demasiado tarde.

Tercera persona.

El medico había pedido hablar con los padres, el esposo de Kise había llamado a Aomine, debido a que el rubio no se encontraba en condiciones de hacerlo.

El rubio solo gritaba mientras su esposo intentaba contenerle.

-por favor, dime que es mentira ¡dime que es mentira!- grita deshecho mientras el pelirrojo negaba.

-Kise...

-mi hijo... mi bebe...- susurra con voz quebrada de tanto llorar- por favor... dime que no es verdad...

Aomine llego corriendo y apenas Kise le vio corrió a sus brazos.

-Kise, ¿qué paso? ¿Cómo está?- el rubio se abraza a el y niega sin dejar de llorar.

Aomine le abrazaba sin comprender bien que era lo que estaba sucediendo, sin embargo, el pelirrojo se acercó a él.

-Lo siento, Aomine, pero una de las sirvientas tuvo un accidente mientras cargaba al bebé- susurra- cayo por las escaleras... junto a él... y tuvo múltiples golpes...- habla viéndole- tu hijo no fue capaz de sobrevivir a la caída... y falleció.

Aquello fue como si un cuchillo atravesara su corazón... su bebe... su pequeño... había muerto.

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Bueno, siento muuuucho la demora, estoy haciendo mi tesis aun, por lo que tengo el tiempo justo para todo. 

Espero entregar ahora a fin de mes, de ser asi, tendria mas tiempo! 

Gracias por la paciencia! 

Nos leemos!