Decidiendo (30)

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Los días pasaban y no tenía noticias de Aomines.

Dos semanas después, Kai le informó que el moreno había llamado, pero Kise no le dio importancia.

Acordaron verse un día sábado y Kai caminaba con una gran sonrisa pegado a un lado del rubio, que sostenía en sus brazos al inquieto bebé.

-¿Será muy largo esto? Aún tengo cosas que hacer y no esperen que les deje a solas con mi hijo.

El pelirrojo sonrió abrazando la cintura de Kise.

-no, no lo se, pero a las 5 es la prueba de trajes así que no podemos estar más que... -miró su reloj- tres horas.

Kise asintió viendo a la distancia al moreno.

Aomine estaba inquieto, movía los pies nervioso a la espera de su hijo y de Kise, quería decirle tantas cosas, quería confesarle tantas verdades, pero no sabía ni como empezar.

-Aomine- habló el rubio una vez que estuvo frente a él.

-Ryouta...- susurro y de inmediato miró al pequeño en sus brazos- es...

-Ryo Kise, tu hijo- habló serio dejándole ver al pequeño.

Aomine miró al pequeño con detenimiento, piel clara como Kise, rubio aunque de un tono más claro, facciones delicadas sin ser femeninas.

-¿Vas a tomarlo?- habló el rubio sin cambiar mucho su expresión.

-si... si me lo permites...- susurro acercando sus manos con cuidado.

Kise le ayudó a tomar al niño y Kai miraba atento la escena pensando en todas las veces que intentó tomar al niño y este terminaba en un fuerte llanto.

Pero no fue como aquellas veces.

Cuando Aomine logró tomar al niño sintió su corazón oprimirse, se había perdido los comienzos de la vida de su hijo, el embarazo de Kise... toda la vida de su hijo hasta ahora...

-es... hermoso...- susurro el moreno mirando al niño hacer algunas muecas- pequeño Ryu... -susurro con voz quebrada.

Kise miraba atento la escena, hubiese dado lo que fuese para que hace algunos meses el moreno hiciera lo mismo, para que estuviera aquellas noches en las que el niño despertaba llorando o cuando no quería comer.

Pero pensar en eso sólo era torturarse y Kise lo sabía.

El pequeño alfa comenzó a moverse un poco soltando un bostezo y abriendo los ojos lentamente.

-esta despertando...- habló el moreno mirándole con una gran sonrisa- Hola hijo... soy papá...- habló despacio mirando las reacciones del bebé.

El bebé le miró fijo, como si le estuviera analizando.

Kise lo miraba y sabía que hacia su hijo, mientras Kai no podía evitar estar sorprendido por las reacciones del pequeño.

-eres mi pequeño alfa- sonríe Aomine a lo que el bebé suelta una pequeña risa- te gusta ser el pequeño de papá ¿Verdad?

El bebé estiró sus manos para tocar el rostro de Aomine, como si le estuviese reconociendo, como si le conociera de toda la vida y ahora le quería tener más cerca.

Aomine estaba fascinado con su hijo, Kai le entregó un biberón y le dio de comer, su hijo tomó su ropa e incluso después de comer, se durmió en sus brazos.

Kise se mantuvo alejado en todo momento, apenas miraba la interacción del moreno con su hijo e incluso, no quiso acercarse cuando este se durmió.

El tiempo pasó en un parpadeo para Aomine, lo que fue terrible cuando el pelirrojo le dijo que era hora.

-debemos irnos- habló mirando al dormido pequeño en brazos del moreno.

-si, si, entiendo- habló despacio meciendo un poco más a su niño- hijo, papá se va, pero vendré a verte pronto- susurro dejando un beso en la frente de su hijo- te quiero hijo.

De mala gana le entregó el bebé a Kai mientras que Kise acomodaba las mantas para que estuviese bien tapado.

Luego de arreglar su ropa, el rubio tomó nuevamente al niño entre sus brazos.

-¿Puedo verlo otra vez? Cuando sea, si quieres el otro fin de semana, pero déjame estar con el un poco más...- habló mirando a Kise y el rubio suspiro.

-el sábado no puedo- antes de que Aomine preguntara respondió- me casare ese día, debe ser el domingo.

-si...- Aomine intentó sonreír para no darle la satisfacción al otro alfa de saber que había ganado- el domingo está bien.

Kise asintió mirando a su hijo.

-llama a Kai, él me hará saber la hora.

Sin más, Kise miró a su prometido para irse de ahí, pero Aomine tomó su mano rápidamente.

-¿Sucede algo?- habló el rubio de manera indiferente.

-aún hay cosas que debemos hablar, sobre nuestro hijo y sobre nosotros- el rubio le miró fijamente antes de hablar.

-lo que quieras hablar acerca de mi hijo, puedes decírmelo ahora mismo- dijo sin cambiar su expresión- y ese ''nosotros'' ya no existe, ni para ti, ni para mi.

-Ryouta, por favor- le miró en súplica- déjame explicarte todo.

-¿Que vas a decirme? ¿Qué no la amas? ¿Qué sólo fue un descuido?- el rubio suspiro- no importa, yo me casare con Kai, si o si y si no tienes nada más que decir, me voy.

Enojado, el rubio dio media vuelta y camino sin detenerse hacia el auto de su prometido.

Aomine le vio irse hasta que el rubio subió al auto y fue la voz del pelirrojo que le hizo volver a la realidad.

-escucha, Aomine, no quiero ser tu enemigo, aún eres joven y te falta paciencia- sonríe el hombre- pero sin duda el niño te adora, lo pude ver ahora que estuvo contigo, no arruinen eso insistiendo con Ryouta.

Aunque Aomine sintiera deseos de partirle la cara al hombre frente a él por llamar de manera tan familiar a Kise, no tenía ese derecho, no cuando ese hombre era el prometido del rubio.

La pareja se fue y Aomine tuvo ganas de gritar hasta quedar sin voz pero se encontró con quien menos deseaba ver.

-debemos hablar y es importante- habló Kaito frente a él.

-escucha, mocoso, tengo demasiados problemas como para hablar contigo- tuvo intenciones de irse pero sus palabras le detuvieron de inmediato.

-es sobre Kise.

Y aquello le hizo cambiar de opinión.

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