Insistiendo (6)

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Aomine no pudo dejar de pensar en lo que había dicho la rubia.

Quizás su hermano se sentía mal por dejarse follar por un alfa.

Pero ¡Por favor! El no era un alfa cualquiera.

Aburrido de pensar en el omega masculino, Aomine siguió acosando a la rubia durante todo el día.

Pero cada vez que ella sonreía, o cada vez que lograba detectar su delicioso aroma, sus pensamientos le llevaban al chico de inmediato.

Durante esos tres días que estuvo con el rubio, su aroma le encantó.

Dulce, con un pequeño toque de vainilla y algo más...

Delicioso, y la rubia tenía un aroma similar.

-oi, Aomine, reacciona- estaban en pleno entrenamiento cuando un balón cayó directo en el rostro del moreno.

-¡Daiki! Hoy harás doble entrenamiento- Akashi, molesto, le grito desde el otro lado de la cancha.

El moreno bufo molesto y siguió con lo suyo, aunque algo le hizo detenerse.

El equipo de omegas estaba haciendo estiramientos.

Pero el no miraba a cualquiera.

No, el miraba a SU omega.

Kise se inclinó alzando su redondo trasero, Aomine no pudo evitar morder su labio al verlo.

Pero un recuerdo de algo mejor cruzó su mente.

El redondo, suave y muy excitante trasero del rubio.

Recordaba claramente cuando entraba y salía de él.

Recordaba sus pequeños grititos cuando tocaba en lo más profundo de él.

El moreno estaba seguro de que podría ponerse duro de sólo pensar en ello.

Y lo hubiese hecho, de no ser porque nuevamente la pelota dio con su cuerpo.

Por otro lado, Kise sabía lo que pasaba con el moreno.

Cuando se perdía mirando a la nada, Kise tenía claro que Aomine estaba recordando su encuentro.

Fue una hazaña lograr cubrir todas las marcas más notorias que Aomine había dejado en su cuerpo.

Y fue más difícil cubrir el fuerte aroma del moreno.

Aomine le provocó para que jugarán 1 vs 1 y el rubio aceptó sin dudar.

Después de terminar con su entrenamiento, Aomine se acercó a la rubia con la intención de llevar a cabo el juego.

El público apareció apenas comenzaron a jugar.

Muchos alfas miraban la gran flexibilidad y rapidez de la rubia, y de no ser porque estaban jugando, era probable que Aomine les estaría golpeando, o al menos intentando hacerlo.

Por más que Kise se moviera rápido, por más que cambiará de rumbo cuando corría, el resultado fue una derrota para el.

Al terminar, Aomine le tomo por la cintura para dejar en claro que la rubia era suya a todos los presentes, a lo que la rubia quiso separarse inútilmente.

-quiero hablar contigo- susurró cerca de su oído pero Kise no respondió.

La rubia se fue en dirección a los camarines ignorando por completo al moreno que ya había planeado algo.

Aomine se cambio rápidamente y espero a la rubia.

Durante todo el camino, Kise se fue hablando con Kuroko y Kagami, mientras que Aomine les seguía en silencio.

Cuando se separaron, Aomine siguió a la rubia hasta su hogar.

-¿Necesitas algo?- ambos ya estaban en la puerta del departamento de la rubia.

-¿Me quieres dar algo?- respondió el moreno con picardía.

-déjame en paz, Aomine- Kise abrió la puerta con la intención de dejar al moreno afuera, pero Aomine entró a la fuerza caminando de inmediato a aquella habitación que había utilizado hace poco- ¿Qué haces?

-¿Donde está?- pregunto volteando a ver a la rubia.

-eso no te importa- Kise dejo sus cosas en una mesa y camino hasta la puerta, haciendo un gesto para que el moreno se fuera.

-quiero hablar con él- Aomine se sentó en un sofá y le miró con una sonrisa- nadie me va a sacar de aquí hasta que hable con el.

Kise le miró incrédulo unos segundos, para luego hablar de nuevo.

-tengo que ir a trabajar, no te dejaré en mi casa- Aomine soltó una gran carcajada.

-no sabes que he hecho antes en tu casa, así que llama a tu hermano y yo me iré luego de hablar con él.

El rubio suspiro fastidiado.

-demonios, ¿Qué quieres?- el moreno miraba su teléfono desinteresado.

-sólo se lo diré a él- Kise entró a su habitación molesto.

En un bolso guardó lo necesario para cambiarse y salió del lugar.

-no te atreves a hacerle algo a mi hermano o te las verás conmigo- Aomine tenía una sonrisa en el rostro.

-no le haré nada que no quiera y que no le haya hecho- Kise salió de aquel lugar aún más molesto.

Por suerte aquel día no tenía nada importante que hacer, sólo una reunión con su mánager, a la cual debió llamar para cancelar.

Se cambió en un baño de un restaurante familiar y se encargo de quitar todo el aroma a perfume que tenía su cuerpo antes de ir en búsqueda del molesto moreno.

Entro al departamento y este se encontraba en silencio.

Camino hasta la mesa para dejar las llaves y suspiro aliviado pero poco duró su satisfacción.

Sintió los brazos de alguien rodear su cintura y pegarle a su cuerpo por la espalda.

-al fin llegas, omega- Aomine paseaba descaradamente las manos por el cuerpo del rubio

-¿Qué haces aquí?- fue un milagro que la voz del rubio no temblara.

-quiero hablar de algo contigo... pero...- Aomine pego su cintura a la del rubio y este noto la prominente erección que Aomine tenia- por alguna razón no he podido sacarme tu trasero de la mente, así que primero te follare y luego hablaremos.

-¿Quién te crees que e-?

Cualquier reclamo que Kise quisiera hacer se vio interrumpido por los labios del moreno que le tomaban de manera demandante.

Durante esos tres días en los que se dejaron llevar por sus instintos, Kise supo muchas cosas de Aomine, una de ella era que era un maldito buen besador, además de ser increíble en la cama.

Aomine le volteo y tomó por los muslos para sentarlo en la mesa.

-la última vez que gusto aquí, así que te follare muy duro en la misma mesa en la que comes, para que no me vuelvas a olvidar.

Y sin más, Aomine comenzó a quitarle la ropa.




**********************

Bien, no me resisti, así que les dejo este capítulo.

Aomine es cada vez más idiota pero... pronto pasara algo ufff.

Por cierto, si no sabían, subí un one-shot Aokise y un murahimu por si quieren leer. Ambos con contenido adulto 7w7

Saludos! Y espero les guste ;)

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