Tercera persona

Solo bastaron unos días para que Aomine saliera del hospital, aunque no tenía importancia para él.

¿Qué podía importar cuando todo lo importante ya no estaba? ¿Cómo podría rehacer su vida si todo lo que tenía sentido para el, ya no está?

No fue capaz de regresar a su hogar, no lo haría, no cuando todo le traía recuerdos. Recuerdos que en su momento estuvieron llenos de alegría, pero ahora... Sólo traían dolor y puñaladas a un corazón roto.

Estaba muy enamorado, siempre lo estuvo y siempre lo estaría, del rubio dueño de su corazón. Pensó que tenerlo apartado y junto a otro era suficiente el dolor. Pero no, el sabía muy bien que esto dolía mucho más.

Estuvo varios días recluso en la habitación que Kagami y Kuroko le habían facilitado en su hogar, no respondió teléfono alguno, ni hablo con nadie... Solo salía por algo de comer algunas veces y regresaba a su soledad, al silencio... Al vacío.

Todo era mas vacío y solitario de lo que nunca lo fue, pero no era el vacío del lugar lo que le hacia sentir la soledad, era el vacío de su corazón lo que más le dolía.

Miraba su teléfono, revisando una a una las fotografías que había tomado con su amor, las que tenia con su hijo, sonriendo con las mejillas llenas de lagrimas, imaginando a Kise entrar a su habitación con una gran sonrisa, verle recostado a su lado, mirándole como si nada más importará, porque cuando estaban juntos así era, nada era importante más que estar abrazado a quien se ama. Pero aquello no podría volver a ser...

Se torturaba cada día pensando en el chico, en su chico, en su omega... tocaba su cuello recordando el mágico día en el cual había marcado a su amor, aquel día que le trajo la mayor alegría del mundo. 

Recordaba la sonrisa de Kise cuando lo conoció, en aquel momento, sin saber que era el amor de su vida.

Recuerda a la perfección sus primeros encuentros, sus primeros besos... su primera vez.

Y sus pensamientos regresan a aquel día en el cual Kagami le contó la verdad... Y toda la ilusión de su amor se transforma en dolor... dolor y tristeza.

Cerca de un mes después del accidente, tuvo una visita desagradable en el hogar de la pareja que le acogía.

- ¿Qué se supone que haces aquí? - pregunto serio al hombre frente a él, aquel que le había arrebatado su amor, y en general, le había quitado su felicidad.

-también es un gusto verte- habla el chico mientras le mira- debo hablar contigo- Aomine lo habría sacado a patadas de no ser por sus palabras- es acerca de Kise.

Luego de eso, pasaron unos días y Aomine regreso a su hogar, a pesar de los riegos y las súplicas de Kuroko y Kagami, les dijo que necesitaba volver, necesitaba comenzar a rehacer todo, o al menos, intentarlo.

Intento regresar a su rutina, retomó su trabajo y todo estaba marchando bien.

Al menos eso creían todos.

Sólo bastó una noche, un fuerte ruido, una explosión.

El lugar era un caos, gritos, humo, fuego y mucho llanto por todos lados. El moreno ayudaba a las personas a salir intentando sacar a todos, el fuego comenzó a invadir el lugar, cada vez con más furia, cada vez consumiendo más y más a su paso, y más rápido.

Sólo quedaba un niño, su madre gritaba con horror y el moreno no dudo en entrar a buscarle.

Cinco minutos pasaron, luego fueron diez... quince... treinta...

Nada, no había noticias de ninguno de los dos.

El pánico comenzó a llegar con todos, cuando un pequeño niño de no más de 6 años apareció desde otro lugar, nunca había estado dentro, pero eso era algo que el moreno no sabía.

Bomberos busco al moreno sin lograr encontrarlo.

El fuego consumió todo a su paso mientras afuera nadie podía creer que aquel gran edificio, ahora sólo era polvo. Y peor aún, que aquel valiente chico nunca salió.

Las noticias de que Aomine Daiki había muerto se extendieron rápidamente, sus amigos mas cercanos intentaban encontrar una explicación a todo, a la mala suerte de la pareja, una explicación del porqué estuvieron destinados a tan trágico final.

Los amantes que siempre tuvieron un mal final, al fin se reunían otra vez.

Iba caminando hacia el chico, nunca había sentido una alegría tan grande como cuando logró identificar su silueta.

Tenía el cabello negro, usaba lentillas. Pero el podría reconocer de inmediato al dueño de su corazón.

Se abrazaron entre lágrimas, apretandose en los brazos del otro sin decir nada. Sólo estando ahí.

Sólo sentir al otro era suficiente.

-te amo, te amo- susurra el moreno entre lágrimas sin poder contenerse mientras el, antes rubio, le aprieta entre sus brazos.

Se quedan así, varios minutos sin querer soltarse, sin querer separarse un solo centímetro por miedo a que sólo sea un sueño.

Pero no lo es, y la realidad es que al fin, pueden ser felices, se miran al rostro, llenos de lágrimas, sin contener la emoción que estar al fin juntos les provoca. Emocionados por una nueva vida juntos.

Un tipo le entrega a ambos un pasaporte, un nuevo nombre y ambos tienen una nueva apariencia.

Haru y Kyo Yosegawa, ambos nacidos en Japón, ambos de 25 años, pareja hace 7.

Un joven matrimonio en un nuevo país.

-al fin...- susurra el moreno para besar sus labios- al fin seremos sólo tu y yo...- sonríe sin querer soltar a su pareja.

Porque no, nunca más, nadie... separará el amor de aquellos amantes.

Cerca de 10 años después.

Llega una carta a la cada Kagami, no tiene remitente, pero ambos conocen aquella letra.

Una foto con un paisaje y una simple frase que a la pareja, le hace más sentido ahora. Los hace felices.

''Al fin, somos felices''

No necesitas nada más, no desconfían de aquellas palabras.

Sea donde sea que la pareja se encuentre... serán felices.

Fin.

~~~~~~~~~~~~~~~~~

Y este es el final, subiré un epílogo y un especial de la pareja Kagakuro.

Les agradezco mucho por todo, por todos los comentarios, todos los votos y el ánimo que me han dado, muchas gracias.

No creo que tenga que explicar que pasó aquí jajaja pero espero quedará claro.

Muchas gracias por todo! Un abrazo enorme y nos vemos en los capítulos que quedan.