Mirando (28)

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-¿quién te crees que eres para poner condiciones?- habló su madre molesta al verle.

-es eso o no me caso y le digo al mundo de mi hijo- no lo haría, jamás dejaría que alguien viera a su hijo y pensara que es un "bastardo".

-esta bien, ¿cual es tu petición, Ryouta?- el hombre le sonríe esperando su respuesta.

-quiero ver al padre de mi hijo- Kai no cambio mucho su expresión, ya que, sabia mas o menos de que se trataba, en cambio su madre...

-¡¿Acaso haz perdido la cabeza?!- se acercó a Kise rápidamente- ¡No piensas en lo que haces! ¡eres un omega idiota que no sabe nada mas que abrir las malditas piernas!- le grito perdiendo completamente la compostura.

Kise por otro lado estaba tranquilo, de la misma manera se puso de pie. 

-eso es lo que quiero- miró fijamente al hombre frente a él y luego se retiró del lugar.

Algunos días después había sido el mismo Kai quien se le había acercado para confirmar su petición.  

El pelirrojo haría lo que fuese por Kise y si con ello debía aceptar que viera a su, próximamente, antiguo alfa, el lo aceptaría.

Pero tenía sus condiciones.

-¿Condiciones? ¿Cuales?- hablo serio el rubio sin dejar de mirar a su hijo.

-sólo te podrás contactar con el padre de tu hijo a través de mi- le sonríe- nada más, no tendrás su número ni él el tuyo.

Luego de unos segundos de duda el rubio volvió a hablar.

-¿eso es todo?- el hombre frente a él soltó una pequeña carcajada.

-no, Kise, hay mas- sonríe mirándole- solamente podrás hablar con el cuando yo este presente- Kise le miraba atento- cualquier contacto que tengas con él sera a través de mi, no tendrás ni su teléfono personal ni podrás ir a verle solo- enumero con sus dedos- en tu primer celo luego de que casados me permitirás marcarte.

Kise medito varios segundos sus opciones, la verdad aquello no estaba mal, podría ver a Aomine, aclarar el tema de su hijo y luego podría quedarse con Kai... quizás con el tiempo lograría amarle... 

Quizás... 

Y solo quizás... 

Con el tiempo podría olvidar a Aomine... como Aomine se olvido de él... 

-de acuerdo, pero luego de que me marques, no quiero mas contacto contigo hasta que este listo- el pelirrojo sonrió.

-debes darme un hijo, Kise, sino, la unión no es valida.

El rubio quiso golpearse mentalmente, había olvidado esa estúpida tradición familiar. 

-bien, te daré un hijo, luego de eso, me dejaras en paz- el pelirrojo sonrió y se fue de la habitación dejandole a solas con su pequeño. 

El pequeño Ryu estaba en los brazos de su madre un poco inquieto, podía sentir la inseguridad de su madre, sentía la tristeza de su corazón, lentamente se aferraba mas a Kise intentando calmarle, como el alfa que era, el pequeño necesitaba cuidar a su madre. 

Cuando Kise se dio cuenta de las intenciones de su hijo, no pudo evitar sonreír. 

-siempre estaré aquí para ti, mi niño, siempre- sonríe mirándole para dejar un beso en su frente. 

Acordar el matrimonio y todo lo que ello conllevaba duro mucho tiempo, tanto que su hijo ya tenia un año.

Kai compro casi una juguetería entera para el niño, lo cual Kise encontró muy exagerado. 

Lentamente, el hombre le sacaba mas sonrisas. 

Le confeso una tarde que tenia un hijo, un alfa que veía algunas veces pero que se había quedado cuidando de su madre. 

Hablo de su futuro hogar, de la gran familia que esperaba tener con Kise, aunque no tocaría al rubio hasta que este le diera su autorización, lo que Kise le repetía tomaría mucho tiempo si es que no se tornaba imposible. 

Su madre apenas le había hablado, como siempre, y para el cumpleaños de su hijo no se acerco en todo el día. 

Un día cualquiera, mientras estaba recostado con su hijo, sintió una fuerte punzada en su cuello. Ardía y le molestaba como nunca. 

Y lo supo... 

En aquella tarde en la que jugaba con los pequeños dedos de su hijo supo que Aomine había roto su lazo.

Sintió una gran pena, pero sabia desde hace mucho que era algo que pronto sucedería. 

Logro convencer a Kai que fuesen a ver a Aomine antes de la boda, necesitaba hacerlo para cerrar aquello en su vida.

Kai acepto de mala gana pero fue por el un día y luego de que el rubio dejara a su hijo a cargo de su nana, una beta que siempre había estado con el, ambos fueron en dirección al hogar del moreno.

Una ráfaga de sentimientos le inundo cuando noto que Aomine aun vivía en el mismo lugar que habían compartido antes, pero aquellos sentimientos felices se fueron apenas la puerta del lugar fue abierta por una chica de baja estatura, cabello oscuro... omega...

-buenas tardes, estamos en búsqueda de Aomine Daiki, vive aquí, ¿verdad?- pregunta Kai mientras Kise la mira sin expresión alguna.

-Si, vive aquí ¿necesita algo de mi esposo?- aquella palabra resonó en su mente por varios segundos. 

Esposo, que bello se escuchaba... pero no cuando lo dice la esposa de tu amor... del amor que no vas a tener...

-él debe estar por llegar, su turno termina pronto y dijo que pasaría por algo de pastel- la chica sonrió un poco bobo- hoy es nuestro aniversario- Kise no pudo evitar desviar la mirada. 

Eso solo quería decir que Aomine llevaba bastante de conocer a la chica... se había casado... había hecho su vida. 

Tiro de Kai para irse de ahí, pero apenas se volteo vio al moreno frente a el. 

-Ritusko, no había pastel de chocolate, pero traje uno de crema- hablo el moreno sin expresar mucho- aunque no se para que querías...

Ambos se miraron fijamente varios segundos, Aomine sentía que le faltaba el aire, que no podría respirar

Kise quería correr, correr a los brazos del moreno, pero la presencia de la chica le recordó que aquel alfa... aquel chico... no era suyo...

-Ryouta...- Aomine podría jurar que era un sueño... pero ahí estaba el rubio frente a el, mas real que nunca.

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