10: Revelaciones

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Yoongi tomó el pie de la persona tendida y completamente desnuda en su cama. Comenzó apretar los pequeños dedos mientras deslizaba su índice por la planta. Una suave risa inundó en la habitación, los pies ajenos se removían nerviosos ante su tacto. Yoongi sonrió.

—Jimin te acabo de tocar el jodido pie, eres tan sensible. —Otra risa brotó de Jimin mientras colocaba el pie libre en el centro del pecho de Yoongi, empujándolo suavemente.

—¡Hyung! Deja de jugar con mi pie... deberías jugar con otras cosas. —Las miradas de ambos se encontraron y Jimin no pudo evitar reír fuertemente.

—Eres tan pervertido —Yoongi murmuró mientras tomaba el tobillo del menor y levantaba su pierna— ¿debería jugar con esto? —Preguntó mientras mordisqueaba la zona de la pantorrilla. El pecho de Jimin volvió a vibrar por la risa mientras lo observaba desde arriba.

—¿O quizás con esto? —Yoongi ascendió hasta el interior de los muslos ajenos dejando una mordida ahí también, besando y lamiendo, ocasionándole cosquillas al chico bajo su cuerpo.

—¿O con esto? —Volvió a subir y mordisqueó la zona del duro estómago, sonrió en la piel cálida de Jimin mientras iba haciendo un camino de besos hasta quedar frente a su rostro.

Entonces Yoongi levantó una mano y peinó hacia atrás el pelo lacio y anaranjado. Con su dedo índice recorrió el contorno de su rostro hasta que terminó por golpear suavemente la zona del mentón. La persona bajo su cuerpo sonreía abiertamente mientras lo observaba con ojos brillosos, tan brillosos que Yoongi podía ver su propio reflejo en ellos.

—Creo que quiero jugar aquí. —Su voz era cálida y salió como un susurro cuando bajaba la vista hacia los gruesos labios de Jimin. Acomodó su cuerpo entre las piernas ajenas mientras sentía como los brazos contrarios lo rodeaban, con sus manos incrustándose en su rubio cabello para formar una caricia que terminaba tocando su corazón. Yoongi lo observó por un momento que pareció una eternidad, y luego de eso bajo su rostro al mismo tiempo que Jimin se levantaba para unir sus labios.

Yoongi despertó agitado, respirando rápidamente porque sentía que el aire que inspiraba no era suficiente. Y no sabía realmente si era por el sueño que había tenido, o porque un dormido Jimin se encontraba casi estrujándolo con los brazos alrededor de su cintura. La coronilla del menor topaba con su mentón, proporcionándole pequeñas cosquillas que le causaban comezón en la piel. Yoongi bajó la vista para observarlo, pero Jimin se encontraba tan apretado a su cuerpo que lo único que podía ver era un cabello de color naranja.

Como pudo se separó hasta quedar a centímetros del contrario, el menor respiraba cómodamente con pequeños ronquidos que salían de sus labios entre abiertos. Su frente se bañaba de un pequeño sudor producto de pasar quizás toda la noche apretado entre sus brazos. Lo observó por bastante tiempo hasta que Jimin frunció el ceño mientras gruñía muy por lo bajo y se acercaba a él, como si estuviera tratando de buscar su calor. Yoongi se dejó abrazar de nuevo solo para volver alejarlo y ver como Jimin gruñía nuevamente buscando sus brazos.

Y antes de que pudiera pensar correctamente, antes de que se arrepintiera de su próximo movimiento, Yoongi se deslizó hacia delante y plantó un beso en los labios entre abiertos del menor. El beso fue ligero, pero lo suficiente como para que Yoongi comenzara agitarse por todas las emociones que la acción le ocasionó. Y no pudo soportarlo, no pudo tener a Jimin a centímetros de él y no poder hacer nada. Apretó los labios cuando sintió las lágrimas quemar en sus ojos. Se levantó más que rápido haciendo su camino hasta el baño, se quitó las ropas y echó el agua a correr por su cabeza. Se quedó un buen rato sintiendo como el agua helada le golpeaba directamente. Posó ambas manos en la pared de cerámica, intentando buscar la estabilidad que su vida no tenía, agachó su cabeza en el hueco mientras sentía el agua deslizarse por su rostro, y Yoongi en ese minuto ya no sabía cuáles eran saladas y cuáles no.

No supo realmente cuanto tiempo se demoró, pero al parecer fue lo suficiente como para encontrar la cama vacía.

—¿Jimin? —Susurró a la nada, preguntándose si el menor estaría en alguna parte del apartamento. Observó la habitación y se percató que la decoración era excesivamente rosa, solo podía pertenecer a Jin. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a golpearlo directo en su cabeza, mareándose y sentándose por obligación a los pies de la cama.

—Mierda... —Susurró cuando un dolor punzó en su sien. Sabía que no toleraba muy bien el alcohol, pero tampoco fue como si hubiera tomado tanto, de todas formas, era como si su sistema no fue creado para soportar el trago, al igual que su padre.

Ya vestido, salió hacia el pasillo en busca de Jin, rogando a que tuviera alguna pastilla que lo ayude con la resaca, sin embargo, lo único que encontró en la sala de estar fue a Namjoon con una bolsa de basura, limpiando el suelo y recogiendo lo que parecía ser un condón usado. Ew.

Por ese tipo de cosas no le gustaba que el alto de mechas rosadas organizara fiestas. Siempre invitaba a gente tan, tan, tan ¿liberal? No sabía qué palabra ocupar. Aunque debía admitir que una vez él con Jimin terminaron enredados encima del otro en un baño público. Yoongi aún lo recuerda, fue para un musical en el que Jimin tenía un solo de danza clásica, se veía tan bien en aquellas ropas que le fue inevitable no llamarlo fuera del auditorio. Jimin había llegado a su encuentro con un rostro de preocupación surcando su ceño, entonces Yoongi lo arrastró al baño, cerrando la puerta y sentándose en la taza para traer al menor a su regazo. Sonrió de lado al recordar aquel momento, extrañaba tanto el cuerpo del menor, que controlar sus emociones era casi doloroso.

—Lindo delantal. —Yoongi apareció en la sala llamando la atención de Namjoon, se deslizó rápidamente hasta la cocina en busca de una botella con agua y cuando volvió, el alto lo miraba con ojos que estaba seguro que lanzarían cuchillas en cualquier momento. 

—Es de Jin... —Graznó Namjoon con malestar. El delantal era completamente rosado con unos adornos de color blanco alrededor de la costura, el estilo era muy Jin y para nada de Namjoon. Se preguntó si el mayor en algún momento se aburriría con su obsesión al color rosa.

—¿Dónde está Jimin? —Yoongi observó para todos lados al percatarse que el menor no estaba.

—Fue a comprar. —Namjoon habló despreocupado mientras echaba unas botellas de vidrio en una bolsa aparte, porque sabía que, si Jin se enteraba que no había clasificado la basura por tipo, entonces se convertiría en el asesino de la tierra frente a lo ambientalista que su novio era.

—¿Qué? —Frío helado se deslizó por toda la columna de Yoongi, frunció el ceño mientras caminaba a pasos apresurados hacia la entrada—. Mierda Namjoon, ¿se te olvida que perdió la memoria acaso? Él no conoce nada de Seúl, maldición.

—Hyung... —Namjoon detuvo todo lo que estaba haciendo mientras le daba una mirada al peliverde, quien lucía como si estuviera a punto de sufrir un ataque de pánico—, fue con Jin, en auto.

Apenas salieron las palabras, fue como si el alma hubiera entrado de nuevo al cuerpo de Yoongi, quedando en su sitio mientras la tranquilidad lo rodeaba. Se desplomó en el sofá, sacando todo el aire retenido por el susto al imaginar a Jimin perdido sin saber cómo volver. Namjoon por otro lado se limitó a rodar os ojos.

—Debes dejar de preocuparte tanto, te estás volviendo como Jin-hyung.

—Mierda —Una mano se posó dramáticamente sobre su pecho—, ¿tan mal estoy? —Yoongi sonrió y Namjoon asintió dándole la razón, porque sabía que Jin era demasiado preocupado en todo sentido, al punto de ser casi obsesivo, y si estabas al nivel de Jin, entonces significaba que estabas mal. De todas formas, Yoongi protestó arduamente en que todo era culpa de Jimin por haberlo transformado en el manojo de nervios que era ahora, aunque no se quejaba, estaba enamorado y eso era lo que importaba.

En eso, el ruido de la puerta siendo desbloqueada sonó, Namjoon y Yoongi se quedaron mirando, como si hubieran sido pillados en el acto por haber hablado mal de Jin.

—¡Llegamos! —Jin gritó mientras aparecía en la sala de estar con bolsas en sus manos. Jimin apareció después acaparando toda la atención de Yoongi. Vestía sin chaqueta, con la camiseta sin mangas de ayer y una gorra volteada hacia atrás que dejaba al descubierto la frente; y maldición, se veía tan bien que Yoongi fue demasiado descarado en echarle un vistazo. Cuando sus ojos se encontraron, Jimin se percató de lo que estaba haciendo, las mejillas del menor se sonrojaron mientras carraspeaba nerviosamente y Yoongi se sintió ahogado por todos los recuerdos que comenzaron a hundirlo, sobre todo el recuerdo del beso robado de esa mañana.

—Yo tengo que irme. —Soltó de pronto, evitando lo más que pudo la mirada de Jimin, aunque sabía que el menor tenía un rostro que mostraba decepción, necesitaba estar solo en ese minuto.

—Pero hyung, trajimos helado. —Jimin levantó la bolsa que aún sostenía con helados de diferentes sabores en su interior. A la vista de Yoongi, el rostro del menor parecía el de un pequeño cachorrito perdido, listo para ser adoptado y recibido con amor. Yoongi estaba seguro que podría darle todo el amor del mundo, pero ahora mismo no podía.

—Lo siento, esta vez paso, tengo cosas que hacer —Le echó un vistazo al reloj que marcaba las tres de la tarde. Se sorprendió por haber dormido tanto, otro efecto que el alcohol le ocasionaba. Tomó su chaqueta entre sus manos y caminó hasta la entrada, girando cuando se percató de que estaba olvidando algo—. ¿Jin-hyung puedes llevar luego a Jimin al apartamento?

—Uhm, claro. —Jin movió sus ojos de Yoongi a Jimin, el menor observaba al peliverde con un rostro triste, como si hubiera hecho algo terriblemente malo, y Jin sabía que Yoongi enojado no era algo bonito de ver.

Yoongi no volvió hablar y nadie más lo hizo tampoco. El sonido de la puerta siendo abierta y luego cerrada fue lo único que llenó el silencio de la sala. Jimin jadeó en su lugar sin saber qué acababa de ocurrir. Jin notó esto y fue a sentarse cerca del menor.

—¿ocurrió algo? —Preguntó un poco nervioso. Jimin negó con la cabeza apretando con mucha más fuerza la bolsa que tenía entre sus manos, Jin estaba seguro que si no hacía algo los helados terminarían derritiéndose.

—Yo... no lo sé. —Y ciertamente no lo sabía, ¿qué había hecho mal? Y a pesar de que Yoongi no hizo nada como demostrar algo de enojo, Jimin no tuvo que pensar demasiado para saber que su presencia en la sala fue lo que incomodó al peliverde, ocasionando que se fuera.

—Opino que está en sus días sensibles. —Namjoon habló mientras anudaba las bolsas de basura.

—Es cierto, ya se le pasará, ¿por qué mejor no disfrutamos del helado y luego me ayudas a hacer el almuerzo? —Jin le quitó la bolsa que apretaba con fuerzas y sacó un helado que le fue entregado en sus manos, Jimin lo recibió sin mucha emoción.

—¿Y si está enojado por lo de Jungkook?

—¿eh? ¿Qué ocurrió con Jungkook? —Jin frunció el ceño, tratando de hacer memoria, cosa que no podía porque había tomado mucho más de lo que su cuerpo aceptaba.

Jimin se removió nervioso al ver que la había jodido, seguramente Jin también lo odiaría si se entera.

—Ah no es eso Jimin, Jungkook está bien, yo lo fui a dejar —Namjoon se sentó al otro lado, dejándolo al medio—. Su padre es médico, y prácticamente su casa es como un segundo hospital, ahí hay todo lo que un botiquín debería traer, pero multiplicado por mil, estoy seguro que sólo necesita estar solo.

—¿Qué le ocurrió a Jungkook? —Jin volvió hablar—, ¿Jimin le hizo algo? ¿Jungkook le hizo algo a Jimin?

—Uhm, yo, uhm, lo siento hyung —Jimin le dio una mirada apenada a Jin—. Yo lo empujé haciendo que cayera al piso, se lastimó las manos por mi culpa.

—Ah no te preocupes —Jin hizo un gesto con su mano, como si estuviera tratando de espantar su mal estado de ánimo—, Jungkook una vez te lanzó una piedra desde lejos y te golpeó en la frente, te pusieron dos puntos.

—Mierda, lo recuerdo como si fuera ayer —Namjoon negó con la cabeza—, Yoongi-hyung estaba tan enojado que le gritó a Jungkook hasta hacerlo llorar.

—Yo... no sabía... eso. —Jimin se encontraba totalmente sorprendido, había notado que en su frente había una pequeña cicatriz, al total estilo Harry Potter, pero no le dio demasiada importancia; sin embargo, el hecho de que Jungkook hubiera ocasionado eso, le hacía preguntarse por qué el odio sin remedio del menor. Era casi estúpido, no había realmente algo por el cual odiarse, así que ¿por qué?

—Hay hartas cosas que no sabes, pero no te preocupes —Jin pasó un brazo por sus hombros, apretando en la acción para reconfortarlo. Jimin se movió por instinto al cuerpo del mayor, necesitando de ese cariño—, eres un buen chico, así que no te sientas culpable por nada.

Jimin se quedó con las últimas palabras del mayor, en sus dieciocho años que recuerda él nunca fue una persona problemática, así que, el hecho de que su conducta pudiera cambiar en dos años, se le hacía imposible.

Decidió no darle tantas vueltas al asunto mientras ayudaba a Jin a cocinar. Taehyung apareció luego por la cocina vestido solo con bóxer y unas marcas rosadas por todo su cuello. Jimin se volvió rojo de la vergüenza al darse cuenta de lo que había ocurrido con Hoseok. Namjoon, quien en ese minuto seguía las instrucciones de jin, se detuvo a darle un vistazo al castaño, molestándolo en el acto y haciendo que sus orejas se calentaran, sin embargo, Taehyung no se quedó callado y también lo atacó, diciéndole que por lo menos él había disfrutado algo, porque a la vista de Tae, Namjoon no parecía haber disfrutado para nada su noche. Al final, eso ocasionó que Jin se avergonzara y todos terminaran horriblemente ahogados en una habitación que se les hacía pequeña por la vergüenza que los invadía.

Hoseok llegó al último preguntándose qué había pasado, pero cuando Taehyung murmuró "nada" por lo bajo pasando por su lado, no tuvo que pensar dos veces para saber que el menor había caído en una broma de Namjoon, y al parecer fue contestada. Hoseok sabía que Jin no era de los que hacía broma, así que lo que su rostro delataba era la vergüenza de la contestación que quizás Taehyung le había dicho, porque todos sabían que el punto débil de Namjoon era Jin. Y Jimin tampoco podía haber sido porque su edad y su mente aún lucían como si fuera un adolescente que acababa de descubrir el porno, sonrojándose por todo. Si hubiera estado Yoongi en la escena, entonces se hubiera debatido entre Namjoon o el peliverde como los posibles culpables del mal humor que traía Taehyung. Su ceño se frunció al darse cuenta de algo.

—¿Dónde está Yoongi-hyung? —Jin se levantó de hombros, Namjoon le dio una mirada y Jimin, bueno... Jimin simplemente jadeo agachando la vista. Hoseok se sintió terriblemente mal por eso, si él sufría porque Jimin no lo recordaba, no se imaginaba como lo estaría pasando él o Yoongi.

—Dijo que tenía que hacer, así que se fue.

—Pero es domingo, no hay nada que hacer el domingo. —Jin le dio una mirada de muerte mientras sus ojos se movían apuntando a Jimin, como si estuviera diciéndole que no la cagara. Hoseok entendió inmediatamente la frase hablada en códigos. Así que carraspeando cambio su semblante a uno mucho más alegre. —Ah de seguro que está trabajando en sus canciones, es tan trabajólico. Sí, eso debe ser, ya verán que llegará solo.

Y al parecer funcionó, durante el resto del día Jimin había cambiado su semblante a uno más alegre, riendo con ellos y compartiendo las bochornosas historias de la fiesta de ayer. Rio tanto cuando Hoseok hizo una imitación estúpida de Jin ebrio, o como Namjoon se quejaba de tener que limpiar todo a pesar de que él ni siquiera disfrutó de la fiesta que había organizado, y se dobló en su silla cuando Hoseok le mostró un video de Taehyung subiéndose a una mesa para terminar bailando horriblemente desincronizado. 

Jimin pasó casi toda la tarde donde Jin, sin embargo, por culpa del hecho de no haber llevado sus pastillas, tuvo que pedir a un cansado Namjoon que lo fuera a dejar. Yoongi nunca había llegado, ni tampoco contestó cuando Jin intentó llamarlo. La tristeza se volvió acunar en su corazón, envolviéndolo y preguntándose si debía pedir unas disculpas o no.

Cuando llegó al apartamento, todo estaba en oscuridad y silencio, salvo por un sordo ruido que se escuchaba a lo lejos. Jimin frunció el ceño mientras colocaba su cabeza en la pared de la sala de estar, tratando de escuchar de donde venía el ruido. Era tan débil que parecía lejano, como si se estuviera celebrando un festival al aire libre cerca de ahí. Abrió la puerta deslizable para salir al balcón, observando para todos lados mientras el ruido de las bocinas lo llenaban. Cuando volvió a entrar el pequeño sonido seguía llenando la sala de estar, era tan pequeño, pero a la vez lo suficiente como para que le llamara la atención. En eso, caminó por el pasillo hasta llegar a la puerta del fondo, donde posó nuevamente su oído en el trozo de madera, el sonido se escuchaba con mucha más fuerza, así que no pudo evitar tomar la manija y abrir.

La música lo llenó completamente, era una melodía con un suave ritmo de fondo que subía lentamente hasta convertirse en una canción mucho más movida. Cuando miró hacia el asiento que se ubicaba frente a la gran pantalla que mostraba la secuencia de la canción, pudo ver a un Yoongi concentrado, que movía la cabeza de arriba abajo, siguiendo el ritmo con los ojos cerrados, completamente inmerso en la melodía.

Jimin cerró la puerta tras él, quedando en el umbral sin poder despegar los ojos de Yoongi, el mayor tenía el rostro fruncido, totalmente concentrado, y se veía tan hermoso que no pudo evitar sentir como su pecho se inflaba para exhalar pesadamente. Yoongi era una persona que cautivaba, era una persona que llamaba la atención, estaba seguro que no era el único en sentirse así con tan solo verlo.

La canción terminó y Yoongi abrió los ojos capturando su atención, Jimin se volvió tenso en su lugar, porque no sabía descifrar la mirada que Yoongi le estaba dando.

—¿Jimin? ¿Qué haces aquí? —No había enojo, Jimin diferenció la sorpresa expresada en su voz. De todas formas, aquello no hizo nada para destensar su cuerpo, al contrario, tuvo que empuñar sus manos porque no sabía dónde más encontrar un poco de seguridad.

—Yo volví porque era hora de tomar mis pastillas. —Jimin movió sus ojos hacia el gran reloj digital puesto al medio de la pared, marcaba las siete de la tarde, ni siquiera recordó cómo el tiempo donde Jin había pasado tan rápido. Vio a Yoongi asentir a sus palabras y en eso, otra melodía comenzó a sonar, una que se le hacía completamente familiar.

—Hyung esa canción... —Frunció el ceño, mientras apuntaba con su índice. Yoongi largo una pequeña risa que lo dejó aún más confundido.

—¿Quieres escucharla? —Jimin asintió mientras caminaba hacia el sofá negro que había tras Yoongi, sin embargo, antes de que pudiera sentarse el mayor habló nuevamente—, ven aquí mejor. —Jimin miró hacia donde Yoongi apuntaba y de inmediato se volvió rojo, preguntándose si era correcto o no. Yoongi palmeaba sus muslos mientras jugaba con la silla giratoria, no había temor y nerviosismo en sus palabras o sus acciones, solo había una seguridad que le era traspasada a Jimin. Porque en serio, ¿Cómo podía no lucir nervioso?

O quizás Jimin era el único raro que encontraba demasiado el sentarse en las piernas de otro chico, y al diablo con otro chico, podía sentarse en las piernas del presidente y conseguir no colocarse nervioso como Yoongi lo ponía siempre.

La canción seguía sonando de fondo mientras él se decidía entre ir o no.

"¿te quedarás a mi lado?

¿Me lo prometes?

Si suelto tu mano, podrías irte volando

Tengo miedo, miedo, miedo de eso"

Jimin caminó en silencio hasta Yoongi, quien solo sonreía a través de los lentes de marco negro que estaba ocupando. Entonces el mayor abrió un poco sus piernas y Jimin se acomodó en su regazo. De inmediato unas manos rodearon su cintura, sujetándolo. Jimin ladeó su cabeza, encontrándose con un Yoongi que lucía completamente concentrado. Y él nunca se había tomado el tiempo de analizar sus facciones tanto como ahora. Su tez era tan blanca, sus labios tan pequeños, al igual que sus ojos y sus pestañas, la delicadeza se palpaba por toda su piel, sin embargo, todo su semblante lo hacían ver una persona seria en todo lo que hacía, una persona con una pasión distinta a la de los demás. Estaba tan perdido que ni siquiera se dio cuenta de que la canción que sonaba era cantada por él, hasta que Yoongi se encontró con sus ojos.

—¿Escuchas eso? —Yoongi le sonrió de lado, y Jimin abrió sus ojos sorprendido al diferenciar su voz a través del parlante—. Eres tú.

Y efectivamente era él, nunca pensó que su voz podía escucharse tan suave y dulce, o quizás todo era mentira y su voz resultaba así por los efectos de la producción.

—¿de verdad soy yo? —Una sonrisa se formó en sus labios, haciendo que sus ojos se achinen en dos medias lunas completamente brillosas de la emoción. Yoongi rio alto al ver su reacción, pero Jimin no le hizo mucho caso porque estaba demasiado ensimismado escuchando y ¡mierda! ¿esa nota alta la hice yo?

—¡Esto es genial hyung! —Jimin se emocionó, pidiendo escuchar la canción nuevamente cuando había terminado, Yoongi obedeció, estirando su cuerpo hacia delante y haciendo que el pecho choque con su espalda. La canción fue puesta nuevamente, y Jimin tomó cada parte de ella, escuchando con atención hasta incluso la letra.

"Eres como una mariposa

Desde lejos, me miras, si nos tocamos las manos ¿te perderé?

Brillas en esta oscuridad que es el efecto mariposa

Con tus toques de luz, olvido la realidad de inmediato"

Jimin abrió la boca. —¿Ese eres tú Yoongi-hyung? —el mayor asintió—, eres muy bueno.

Yoongi sonrió y escondió su cabeza en la espalda de Jimin mientras rodeaba fuertemente su cintura. Jimin tuvo un pequeño colapso mental al sentirlo en todas partes. Y aunque era el mayor el que estaba siendo halagado, él se sintió tan avergonzado por la acción. Se supone que Yoongi debía ser el avergonzado, no él.

La canción terminó y el silencio invadió la sala, Yoongi siguió con su cabeza entre sus omóplatos, podía sentirlo y le gustaba, le gustaba tener a Yoongi cerca, pero también, ese gusto venía con la ansiedad y el temor.

—¿hyung?

—Siento haberme ido, así como así —Yoongi susurró sin despegar la cabeza de su espalda, lo hoyó suspirar audiblemente y esperó a sus siguientes palabras—, vi lo decepcionado que estabas porque me estaba yendo, y te veías malditamente tierno, pero ese no es el punto.

Jimin rodó los ojos. —No soy tierno.

Yoongi se separó de él y Jimin volteó a verlo, el mayor tenía una ceja enarcada, como si estuviera diciendo silenciosamente que el tema estaba fuera de discusión.

—De acuerdo, puedo serlo un poco, pero no es intencional.

—Por fin lo aceptas. —Yoongi sonrió triunfante, Jimin abrió la boca para refutar esa declaración, sin embargo, la volvió a cerrar porque sabía que no tenía sentido discutir por algo así. Por lo menos, en algunas cosas era maduro, pensó. Aunque en otras no, como en el hecho de empujar a jungkook.

—Siento haberle hecho eso a Jungkook —Dijo de pronto, acordándose de todos los acontecimientos ocurridos hace horas atrás—, yo no fui bueno, lo siento, no me gusta que estés enojado conmigo, perdón Yoongi-hyung.

Yoongi lo observó silenciosamente por unos segundos que a Jimin le parecieron eternos, se removió nervioso en su lugar, pero decidió no seguir haciéndolo por el simple hecho de que estaba en el regazo del mayor.

En ese minuto, Yoongi levantó una de sus manos y despeinó su cabello, formando una suave caricia mientras jugaba con sus mechones anaranjados.

—No estoy enojado Jimin-ah —Jimin jadeó al escucharlo, porque nunca lo había llamado así antes. Un montón de proyectiles comenzaron atacar su estómago, haciendo que su piel se erice mientras que las horribles ganas de sonreír como idiota lo atormentaban—. ¿Cómo podría enojarme contigo bebé?

El semblante de Yoongi cambió, y Jimin pudo notar que incluso tragar le era difícil para el mayor, sus ojos estaban oscuros, dos iris fundidos en el más oscuro color. Un brillo los bañaba, un brillo que lo hacían reflejarse de manera cálida. Y no pudo evitar observar a Yoongi con admiración, como si nunca se aburriera de ese rostro y como si siempre quisiera conseguir más de él. Sus ojos bajaron hasta los labios entre abiertos de Yoongi, observándolos detenidamente, preguntándose cuál podría ser el sabor. Sin embargo, el pensamiento se esfumó tan rápido como llegó, porque ¿Cómo podría tener esos descabellados pensamientos sobre Yoongi?

Pestañeó varias veces, sintiendo como el aire comenzaba a faltar. Carraspeó evitando la mirada del mayor, tratando de re-ordenar sus pensamientos en el acto. 

—Eres muy amable conmigo.

—No hay motivos para no serlo Jimin. —Yoongi suspiró y Jimin podía sentir la tensión palpándose por todo el lugar, tensión que él ocasionó, sentiría que se volvería loco si se quedaba un segundo más ahí. Todo producto de sus sucios y tontos pensamientos.

—¿quieres escuchar las otras canciones? —Yoongi habló sacándolo de su propio debate interno donde un Jimin bueno asesinaba a un Jimin sucio y mal pensado.

—¿He cantado más?

—Siempre me ayudas a grabar mis demos. —Yoongi asintió—, tráeme los audífonos que hay en mi habitación, te pasaré las canciones que hemos grabado a mi iPod para que las escuches mientras yo trabajo.

Jimin se paró rápidamente de la silla, sintiendo de inmediato el frío rellenar las partes que Yoongi mantenía calientes, pero estaba tan emocionado que trató de no pensar mucho en eso.

Fue hasta la habitación del mayor, abriendo la puerta y encontrándose con un cuarto completamente ordenado, nada en comparación con la pocilga en la que dormía, porque odiaba limpiar, odiaba incluso hacer su cama.

Miró a través de la habitación, pero no encontró ningún audífono visible. Iba a volver donde Yoongi para preguntarle, pero no quería quedar como un tonto que no sabía hacer nada, así que no tuvo más remedio que abrir el cajón de la mesita de noche.

Unas cuantas joyas y papeles se encontraban esparcidos por el lugar, sin embargo, eso no fue lo que a Jimin le llamó la atención.

—Esto es mío. —susurró mientras observaba el aparato, era un celular, la pantalla se encontraba rota y los bordes estaban completamente raspados. Frunció el ceño porque nunca lo había visto, pero sabía que era de él, tenía la corazonada de que eso le pertenecía.

Apretó la tecla para encenderlo y el celular parpadeó mientras se prendía, funcionada a pesar de estar trizado.

Y entonces se mostró la pantalla de bloqueo, tenía una foto de él con los demás, reunidos en un sillón, incluso Jungkook aparecía completamente feliz, frunció el ceño, pero trató de no pensar mucho en eso, porque ahora Jungkook era un total misterio para él, y no estaba interesado en resolver ese caso.

En vez de eso, estudió con mayor detalle la foto, todos se encontraban sentados en el sillón que reconoció como el que había en el apartamento de Taehyung, él era el único en el suelo con su cuerpo entre las piernas abiertas de Yoongi. Un dolor punzó en su cabeza, haciéndolo gemir automáticamente para mitigar el dolor. Apretó sus ojos, y su respiración se volvió agitada cuando intentó alejar el malestar lo más atrás posible de sus pensamientos.

—Mierda ahora no. —Maldijo cuando el dolor seguía desestabilizando su equilibrio por unos segundos, sin embargo, su curiosidad por saber el contenido era muchísimo más fuerte. Jimin podría sentir todo el dolor del mundo, pero nada le impediría revisar lo que podría ser su caja de pandora.

Cuando deslizó el dedo por la pantalla de bloqueó, un teclado táctil de dígitos apareció, la clave era de cuatro números. Trató de pensar en algo, pero solo hizo que el dolor aumentara. Fue como si varios números comenzaran a esparcirse por toda su mente, disparándose como rápidas imágenes.

"9531"

"9510"

"0309"

Todos fallaban, hasta que intentó con el último número que vino a su mente.

"0814"

La pantalla se desbloqueó y la foto cambió a una donde salían solo él y Yoongi, supuso que era antigua, su cabello estaba de color castaño como lo recordaba, mientras que el de Yoongi era un poco rosado, no verde como ahora. Se veía bastante guapo, pensó Jimin.

Varias notificaciones de llamadas perdidas comenzaron a llegar junto con correos electrónicos y notificaciones de actualizaciones de sus aplicaciones, mensajes de texto entre otras cosas. Lo ignoró todo y se fue hasta la galería. Ya no sabía qué estaba pensando, sus ojos se volvieron acuosos producto de las lágrimas que se avecinaron junto con el dolor. Su rostro tenía un pequeño sudor en la frente por el esfuerzo que estaba haciendo en poder controlar el fuerte latido golpeando en toda su cabeza.

Todo lo que veía eran fotos suyas, de su grupo de amigos o de él y otros desconocidos. Había varias con Yoongi, la mayoría eran con el mayor. Deslizó rápidamente el dedo por todas las fotos, hasta que llegó a la última sintiendo los escasos recuerdos se conectaban con las imágenes de su celular.

Salió de ahí y fue hasta otra carpeta, la apretó y fue como si una ráfaga de imágenes comenzara atravesar su cabeza a una velocidad que le era imposible seguir. En la carpeta que se encontraba ahora, la mayoría de las fotos eran de Yoongi, sonriendo solo o con él a su lado. Abrazados de manera cercana. Había una foto de ellos en la cama, el pecho de Yoongi desnudo mientras yacía dormido, otra de ellos dos con el torso desnudo, abrazándose y sonriendo para la cámara. Incluso había una tomada desde arriba, Yoongi tenía el torso desnudo, una mano que reconoció como suya, tocaba su abdomen, la foto lucía como si él se hubiera colocado a horcajadas para poder tomarla.

Su respiración comenzó a elevarse y las lágrimas lo bañaron completamente, nublando su visión. Siguió pasando las demás a pesar de que las veía borrosas, en todas Yoongi sonreía a su lado. En algunas su cabello estaba teñido mientras que en otras aún no. Al igual que Yoongi, su cabello en algunas se encontraba rubio, mientras que, en otras, rosado y en otras, verde como ahora. Era demasiado, fue simplemente demasiado. Su cabeza dolió hasta el punto que se volvió insoportable, pero no podía detenerse.

Todo este tiempo, todo ese tiempo estuvo al lado de Yoongi mientras él fingía serle indiferente, y se sentía como la mierda por no poder recordarlo. Había fotos de ellos dos tomadas por un tercero, donde se notaba la intimidad que compartían, en algunas dormían cálidamente, mientras que en otras se sonreían al otro sin siquiera percatarse de que habían sido fotografiados.

Su garganta dolió por el manojo de emociones que no podía tragar, un zumbido comenzó a bloquear sus sentidos, haciendo que su cuerpo se tensara y el celular cayera al suelo, trisándose la pantalla por completo y volviéndola blanca.

—¡Jimin vuelve, me di cuenta que los audífonos los tenía acá!

La voz de Yoongi se escuchó lejana, horriblemente lejana. Cerró los ojos sin poder aguantar la presión mientras caía de rodillas al piso, con las manos a cada lado de su cabeza. Abrió la boca para gritar, pero nada salía, el dolor era demasiado, como si su cabeza fuera a explotar.

Sintió unos pasos mientras la presión de los latidos era fuertemente palpable en las arterias de su cerebro. La puerta fue abierta y su nombre ser llamado se escuchaba muy por el fondo de toda la negra neblina que comenzó a rodear sus pensamientos. Luego, no supo más.




*

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