11: Revelaciones parte II

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Nota: • letra normal: tiempo actual | •Letra cursiva: flashback 








Lo primero que Yoongi vio al entrar fue a Jimin retorciéndose de dolor en el suelo, arrodillado con su frente tocando la alfombra, manos a los costados y ojos bien cerrados.El corazón se apretó en su pecho con un nudo de preocupación mientras se deslizaba cerca del menor.

—¡Jimin! ¿cariño estás bien? ¡Hey, Jimin-ah! —Jimin se quejó silenciosamente mientras se dejaba caer hacia el costado, hacia su dirección. Yoongi palmeó su rostro sin tener reacción alguna. Jimin se había desmayado.

Jadeó cuando sintió el cuerpo del menor caer como peso muerto en sus brazos. Sus manos tiritaban y el miedo que se acrecentaba en su interior era muy difícil de explicar en palabras. Con toda la delicadeza del mundo, lo recostó en el suelo, moviéndose hasta quedar frente a su cabeza. Rápidamente ubicó sus manos en el cuello, de tal manera que ayudaran a estabilizar y evitar posibles lesiones.

—Por favor resiste bebé, no puedo perderte Jimin, no de nuevo por favor... —La voz de Yoongi tenía que sonar segura mientras se afirmaba a sí mismo que todo estaría bien; pero en esas circunstancias ya no había nada más que temor invadiendo sus pensamientos. No pudo evitar quebrarse a la mitad cuando sintió el nudo de emociones apretar su garganta, como si ahí estuviera el epicentro de todos sus sentimientos, listos para ser desatados. Liberó una mano del cuello de Jimin y palmeó rápidamente sus bolsillos, en busca del celular. En eso, le echa un vistazo a la habitación y lo ve, ve el celular del contrario tirado en el suelo a metros de ellos. Pantalla rota, totalmente en blanco, con líneas de colores que indicaban el irreparable estado del artefacto.

Y así fue como la realidad lo golpeó de frente, haciendo coincidir todos los hilos para formar un solo camino en sus pensamientos; Jimin estaba así porque descubrió su pasado, supo de él, supo que él era su novio, y el shock fue tan grande que lo terminó dejando en ese estado. A Yoongi le habían advertido esto, las probabilidades de que algo así pasara eran altas, pero él como un tonto mantuvo las esperanzas de que Jimin tarde o temprano se mejoraría y todo volvería a ser como antes. 

Tragó su nudo de emociones mientras marcaba en su celular esperando la otra línea. Carraspeó cuando la otra persona contestó.

—¿Yoongi?

—¿P-padre? —Todo lo que hacía para mantener la calma no le sirvió, apenas escuchó la voz del Doctor Min, fue como si sus muros hubieran bajado completamente, haciendo a su voz flaquear mientras las capas de su pecho se habrían para depositar todo su dolor en el hombre que alguna vez fue la persona que más admiró.

—¿Estás bien? ¿estás llorando? —Yoongi respiró profundo, esperando en silencio mientras los segundos pasaban, agachó la mirada, posándola en Jimin mientras la voz de la otra línea salía preocupada—, ¿qué ocurre? me estás preocupando hijo...

—Es Jimin —Habló por fin, sorbiendo de su nariz cuando dos lágrimas se deslizaron por sus ojos—, é-el creo que supo que yo era su novio... y... y- mierda- —En ese minuto ya no le importaba lo mal que sonaba su voz—, y se desmayó, está inconsciente, por favor has algo, por favor padre... te lo suplicó. —Cerró sus ojos fuertemente cuando un sollozo ligero se le escapó, venía de manera cruda y profundamente dolorosa, se sentía como si le estuvieran partiendo el corazón por dentro, de una manera angustiante y lenta. Era un dolor que iba más allá de lo físico, porque a Yoongi le dolía el alma. 

—Enviaré una ambulancia ¿estás en el departamento? ¿está sangrando? —Yoongi asintió con la cabeza mientas le confirmaba que estaba en casa; luego, examinó cuidadosamente, cerciorándose de que no haya ningún rastro de sangre a la vista. Contestó a todas las preguntas que su padre le hizo sobre la condición del menor y tomó nota mental de las precauciones que el doctor le enumeraba.

Cuando cortó la llamada, el silencio era casi palpable en su habitación, y Yoongi se sintió horriblemente inútil por no poder hacer nada más que esperar; no poder hacer nada para llevarse el sufrimiento de Jimin consigo, no poder hacer nada para poder ayudarlo. Al igual que hace cuatro meses atrás.



25 de enero, 2016 — 04:07 A.M - Seúl. 

Yoongi manejó por la carretera central con el corazón hecho trizas, no podía asimilar la situación en la que ese día se había convertido, era el peor día de su vida. Había estado en casa con Jimin soltando maldiciones y gritando tras su espalda. Habían discutido fuertemente por sus propios celos para que el resultado final fuera una pesadilla de la cual quería despertar.

El semáforo marcó a rojo y no pudo evitar abrir la ventana de su lado, en busca del aire que le faltaba. En su SUV el espacio se sentía pequeño, como si lo ahogara. Deslizó una mano hacia el asiento de copiloto y tomó el celular que había lanzado minutos atrás cuando había recibido la llamada que hizo cambiar todo. Habían llamado del hospital diciendo que Jimin se vio envuelto en un accidente que lo dejó en estado grave; solicitando su presencia para firmar la solicitud y proceder a la operación.

Desde ese momento había manejado más que rápido, deslizándose por la autopista y pasando a la mayoría de los autos. No estaba en sus cinco sentidos, Yoongi lo sabía, pero lo único que quería en ese minuto era poder llegar y ver a Jimin con sus propios ojos.

Marcó en su celular, colocando el altavoz cuando el semáforo volvió a dar luz verde. 

—Padre-

—Me he enterado —El hombre tras la línea cortó sus palabras automáticamente—, me haré cargo de él. Maneja con cuidado Yoongi, por favor...

Yoongi dejó su auto horriblemente mal estacionado en las afueras del hospital, en una zona donde su poca audacia no perjudique a nadie. Salió corriendo, soltando maldiciones por el tráfico que había a esas horas de la madrugada. Su ropa y su cabello eran un desastre, pero eso no importaba, no cuando la trágica noticia le estaba costando su propia vida; porque eso era lo que Jimin significaba, su vida.

Corrió por la sala de urgencias, haciendo caso omiso al ambiente tosco que se vivía ahí, gritos de trabajadores, paramédicos y enfermeros, llantos de familiares que quizás estaban en una situación igual o peor que la de él. Pasó de largo la recepción que había en el centro cuando por el pasillo, a lo lejos logró ver a su padre.

—Yoongi tienes que calmarte.

Yoongi negó con la cabeza de manera taimada, su respiración era agitada y estaba seguro que no faltaría mucho tiempo para que se mareara producto del poco oxígeno que recibían sus pulmones.

—¿Donde está? quiero verlo. 

—No puedes, tienes que firmar, me haré cargo de él, lo están preparando para la operación.

—Por favor, déjame verlo, dime qué tiene, qué sucedió... por favor.... —Las manos se empuñaron en el camisón de su padre, sabía que su rostro era angustiante, porque la mirada del doctor cambió de inmediato cuando se encontró con la suya, y se volvió brillante, tanto así que podía ver su reflejo en aquellos ojos que eran iguales a los suyos. Su padre guardó silencio porque no sabía que decir, y Yoongi lo entendía, él nunca se había comportado así, desesperado por darlo todo. 

El doctor posó las manos en sus hombros y apretó suavemente mientras se agachaba para nivelarse a su estatura. —Yoongi no. No puedes verlo. —El suspiro salió de forma audible de los labios del viejo hombre—, tiene un traumatismo encéfalo craneal,  hay coágulos de sangre esparcidos en su cerebro, hay que operar cuanto antes. Por lo que contó el paramédico, venía en moto sin el casco de protección.

—Oh Dios... —Sus manos se fueron directo a su cabello, agarrando y desordenando la rubia cabellera, tratando de asimilar y procesar toda la información que su padre le había dicho—. prométeme que estará bien, por favor, te lo suplico... no dejes que se vaya... por favor no dejes que se vaya como se fue mamá.

Al hombre frente a él se le llenaron los ojos de lágrimas, y Yoongi se sintió de lo peor por mencionar un tema que aún dolía como herida fresca en sus vidas, pero estaba tan desesperado, tan dolido, que sabía que no podría aguantar dos veces una pérdida importante para su vida.

—Haré lo posible Yoongi, lo prometo.   

Su padre se perdió por la sala del pabellón luego de que una enfermera trajera la solicitud para proceder a la neurocirugía. Y a pesar de que en ese reducido lugar había una sala de estar, con todos los asientos desocupados, Yoongi prefirió deslizarse por la pared hasta quedar con su cabeza escondida en el hueco que formaban sus brazos posados en las rodillas. Entonces ahí, los audibles sollozos se escucharon alrededor de la vacía sala  , golpeando en todo el lugar hasta golpearlo a él. Lágrimas caían crudamente por sus ojos, lágrimas que reflejaban su angustia. Yoongi quería gritar ahí mismo, quería llorar hasta desvanecerse porque no sabía como sacarse el dolor, no sabía como dejar que su pecho se sintiera ahogado, como si un camión lo estuviera aplastando. Su garganta dolía a pesar de que ni siquiera tenía las fuerzas para emitir algún sonido; y si a Yoongi le preguntaran qué le pasaba, entonces él tendría problemas porque no sabría como explicar algo que iba más allá de las simples palabras humanas. 

Hipando y sorbiendo su nariz, sacó su celular y marcó nuevamente, esperando la otra línea. 

—Dime que tienes un muy buen motivo para llamar a esta hora Min Yoongi.

—H-hyung... —El rubio apretó sus ojos fuertemente mientras un mar de lágrimas saladas volvía a deslizarse cuando escuchó la voz de Jin.

—¿Y-yoongi? ¿que ocurre? ¿estás llorando?

—Hyung... —La voz de Yoongi se quebró. Pudo escuchar distintos ruidos por la otra línea.

—¡Yoongi me estás asustando! ¿qué ocurre?  ¿que pasa? ¿alguien te hizo daño? ¿estás bien? ¿está bien Jimin? responde por favor...   

—Es Jimin, tuvo un accidente y... ahora...  lo están operando... pero dicen que no saben si- mierda... —Tragó duro cuando su voz se convirtió en un pequeño hilo—, no saben si sobrevivirá hyung...

—Oh Dios... yo iré para allá ¿donde estás? ¿En el hospital de tu padre? Namjoon despierta... iré de inmediato Yoongi, tranquilo ¿si? sabes lo tenaz y terco que Jimin ha sido siempre, estoy seguro que saldrá de esta... yo... —La voz de Jin se quebró al final, al igual que la suya—, yo estoy seguro que Jimin podrá salir de esta.   

Yoongi cortó la llamada. Su mirada era acuosa cuando marcó nuevamente.

—¡Hyung! —Taehyung gritó en la otra línea, la música con un fuerte bass se escuchaba a lo lejos. Recordó que ese día Tae y Hoseok asistieron al casamiento de una profesora del menor—, espera no te oigo, déjame salir. 

—Tae... no te asustes con lo que te diré ¿de acuerdo? —Yoongi suspiró sonoramente, intento buscar un poco de calma, porque entre Tae y él, era el menor el que necesitaba mucha más estabilidad. 

—¿Que ocurre? si dices que no me asuste, me asustaré el doble hyung~  —Taehyung reía nervioso, Yoongi guardó silencio, preguntándose como decirlo—. ¿Hyung... por qué no dice nada? tu voz no suena bien, uhm ¿está todo bien?

—Lo siento Tae, lo siento mucho... Jimin tuvo un accidente, él está grave...  —Yoongi escuchó el jadeo ajeno.

—¿¡Qué!? pero, pero cómo... ¿que sucedió?  ¿donde estás? yo iré, ¿en qué... hospital estás? —La voz de Taehyung se quebró—, iré a buscar a Hoseok-hyung.

—Tuvo un accidente en su moto, iba sin el casco...

—¿Qué? —El menor sollozó—, ¡pero si Jimin siempre usa su casco!

—Tuvimos una pelea y él se fue enojado... lo siento Tae... lo siento, yo-

—Hyung no. No es tu culpa, no creas que es tú culpa, ¡maldición! no te atrevas a pensar que es tu culpa... —La línea quedó silenciosa por varios segundos; Yoongi se mantuvo escuchando los sollozos ajenos porque tenía miedo de que la voz no saliera al momento de querer hablar—, iremos para allá ahora. Y Hyung, tranquilo ¿si? no es tu culpa. 

Taehyung sorbió de su nariz mientras sollozaba, Yoongi intentó tragarse todo el dolor de sus lágrimas, a pesar de que quería llorar con él. De todas formas, cortó la llamada enviándole la dirección del hospital y volviendo a sentirse completamente vacío.

—¿H-hyung? 

Yoongi levantó la mirada al reconocer la voz, Jungkook apareció doblando el pasillo, a metros de él. Cabello mojado y caído hacia abajo, tapando sus grandes ojos ; manos a los costados, empuñadas y pecho jadeando rápidamente, respirando con pesar, como si hubiera corrido una maratón para llegar.

—Y-yo vine en cuanto supe, ¿cómo está J-jimin hyung? —La voz de Jungkook tiritaba, y si la circunstancias hubieran sido otras Yoongi estaría burlándose por el hecho de haber nombrado a Jimin como su "hyung".

—No lo saben —negó con la cabeza—,  acaba de entrar al pabellón de cirugía.

—Yo soy una mierda con Jimin... pero yo no quiero que le pase nada malo, yo... yo... yo quiero que esté bien, yo... no quiero que muera, no le deseo a nadie ese tipo de dolor, lo sabes hyung ¿cierto? —Jungkook lucía agitado, como si estuviera a punto de llorar.

Yoongi le dio una sonrisa ladeada, sintiendo como toda su energía se iba en ese gesto. —Claro que lo sé Jungkook-ah.

Jungkook asintió pero no lucía convencido. —T-traeré un poco de café hyung, creo que lo necesitas ¿quieres algo más? 

Yoongi negó con la cabeza.

—Por qué no te sientas en un silla, el piso está helado hyung —Yoongi volvió a negar—.  Vamos, por favor siéntate en una silla, no estoy tranquilo si te veo así en el piso.

—Jungkook, por favor... quiero estar aquí ahora. —Y era cierto, quería estar ahí, porque él podía estar en cualquier lugar, incluso podía tener el sillón más cómodo del mundo, pero no serviría, nada le quitaría el dolor que seguía partiendo su pecho.

Jungkook no insistió más y se perdió entre los pasillos. No pasó mucho tiempo para que unas pisadas fuertes se sintieran por todo el lugar. 

—Yoongi... —Jin respiraba agitado mientras se arrodillaba donde estaba él. Tomo su cara entre sus manos mientras sus miradas se conectaban. El mayor lucía preocupado, sus ojos estaban rojos e hinchados—, ¿Como estás? ¿como está Jimin? ¿Que ocurrió? ¿estás bien?

Yoongi asintió mientras el castaño se deslizaba en el suelo para quedar sentado a su lado.

—¿Donde está Namjoon? —Preguntó, porque se le era más fácil preguntar eso que hablar de lo que realmente importaba.

—Fue a buscar a Tae y Hoseok, estaban en la celebración de una boda no muy lejos de aquí.  

—¿Te acuerdas de la obra a la que invitaste a Jimin a participar?

Jin asintió confundido por el cambio en toda la historia, el mayor recordaba que fue hoy. Le había pedido a Jimin participar porque él no podía y alguien tenía que hacerlo. Jimin no tenía los mejores dotes actorales, pero la obra era un musical, donde predominaban el canto y el baile. Jimin destacaba en ambos.

—Lo recuerdo, era hoy si no me equivoco.

—Bueno, él no me dijo nada de eso, supe porque te escuché hablar de una obra de teatro con él. Le pregunté a Tae y me soltó toda la información a cambio de información de Hoseok —Yoongi rió seco, recordando el momento en que ambos se habían sentado en un pequeño restaurante a tomar un café mientras intercambiaban información de sus novios. Lucían como si fueran dos mafiosos acordando un trato que costaba millones, haciendo que la gente los vea extrañados porque nadie entraba usando lentes de sol a eso de las siete de la tarde—. Entonces fui a la obra y me di cuenta por qué Jimin no quería que vaya. En la actuación se besó con una chica. —Yoongi suspiró levantando sus hombros en el acto, recordando lo enojado que había salido del teatro a eso de las doce de la noche, yéndose completamente molesto porque había una fiesta luego de que la obra terminara, fiesta que solo era de los que participaron en el musical. —Tuvimos una discusión por teléfono, y cuando llegó a casa nos seguimos gritando, luego se fue molesto y minutos después me llamaron para decirme lo del accidente. 

—Yoongi no es tu culpa... 

—Lo es Jin, si yo... si yo no hubiera sido tan estúpido nada de esto hubiera pasado.

—Yoongi, no puedes pensar de esa forma, no ahora cuando Jimin te necesita más que nunca, estoy seguro que él tampoco te echará la culpa, no es de nadie, así que no tengas ese tipo de pensamientos. Sabes que lo que pasó no tiene nada que ver con que ustedes hayan discutido. —Jin posó una mano en su hombro, apretando en el acto para intentar reconfortarlo. Yoongi sentía que se había sacado un peso de sus hombros.

—Gracias Hyung... 

Jin le sonrió mientras le decía que todo iba a estar bien, pasaron unos cuantos minutos y Jungkook apareció con dos cafés en sus manos. Uno para Yoongi y otro para él, sin embargo, el menor insistió en que Jin debía tomarlo; total no le molestaba, Jin era una buena persona.

Otros minutos más entre los tres sentados en el piso y Namjoon llegó con Taehyung y Hoseok hechos un lío. El menor tenía los ojos rojos y Hoseok lucía como si hubiera llorado un mar, todos completamente alterados por saber qué pasaba con Jimin. Yoongi no tenía las fuerzas para hablar sin que su voz se quiebre en el acto, así que Jungkook fue el encargado de explicar todo con lujos y detalles, total su padre le había informado de la situación, pidiéndole que por favor no deje solo a Yoongi, y Jungkook le había hecho caso, porque no era necesario que se lo pidan, él quería estar con Yoongi en ese minuto.

Eran cerca de las siete de la mañana cuando Taehyung se quedó dormido en el sillón con la cabeza descansando en las piernas de Hoseok. Jungkook había ido a buscar unas frazadas y Namjoon con Jin llevaron al rubio a que se aseara y comiera algo. Había sido una gran lucha, Yoongi no quería moverse de su lugar hasta que supiera que Jimin estaba bien, así que por esa razón habían decidido ir al hotel más cercano, porque ir a casa con ese tráfico de la mañana costaría demasiados minutos de su tiempo sin saber qué pasó con el menor.

Eran cerca de las doce de la tarde cuando su padre sale por las puertas deslizables del pabellón. Yoongi rápidamente se puso de pie, su cabello aún húmedo de la ducha que se había dado horas atrás. Su padre traía la mirada sería, observando a cualquier lugar menos a él, y Yoongi se asustó tanto que desearía nunca más volver a sentir ese tipo de oscuras emociones.

—¿Está bien Jimin? ¿Que ocurre? responde... ¿por qué no dices nada? —Todos ubicados tras Yoongi mientras este hablaba con su padre.

—Acabamos la operación, pero cayó en un coma hijo... —Yoongi estuvo seguro que escuchó un sollozo de Taehyung y Jungkook al mismo tiempo que Jin recitaba palabras para calmar los ánimos.  Él se quedó parado en su lugar sin saber cómo poder procesar la nueva información, era demasiado, era tanto que se volvía insoportable—. No sabemos cuanto dure, pero sus signos están estables. Fue casi un milagro, estoy seguro que Jimin luchó por sobrevivir. Si el coma continua de aquí a dos días, solicitaremos al kinesiólogo para evitar la atrofia de sus músculos. Ahora solo queda esperar.

—¿Puedo verlo? —Yoongi dijo, porque fue lo primero que quería hacer, podían decirle todo sobre Jimin, pero si él no lo comprobaba entonces no servía. 

—Sí, pero solo tú puedes pasar, eres su guardián, puedes verlo por unos minutos. —Yoongi asintió mientras apretaba sus labios, intentando no llorar. Volteó la vista buscando la de Taehyung. Él menor era la persona más cercana a Jimin, habían crecido como hermanos cuando su familia decidió adoptarlo, así que en cierta forma trataba de buscar el perdón en los ojos del contrario al saber que él era el único que podía entrar. Taehyung le asintió, como si estuviera diciendo silenciosamente que no había problemas.

Entonces su padre lo condujo a la zona de pacientes con alto riesgo, deteniéndose en una puerta y levantando una mano, indicándole que pasara. Yoongi tragó duro cuando giró la manilla y entró.

Su corazón se rompió más de lo que ya estaba al verlo ahí, tan deteriorado, lleno de cables y con una ventilación mecánica ayudándolo a respirar. Se veía pequeño en aquella gran cama de hospital. Yoongi tuvo que enfocar su vista varias veces porque le dolía verlo en esa situación, como si la vida le pendiera de un hilo.

—Amor soy yo, Yoongi... —Dijo mientras se deslizaba cerca de él y tomaba con extremo cuidado su pequeña mano que se sentía fría al contacto. Quién lo diría, Yoongi siempre fue el de manos frías, siempre fue el que esperaba ser entibiado con el calor natural que el menor poseía. Inspeccionó su rostro, éste tenía un semblante tranquilo, sereno, como si no fuera consciente de todo lo que estaba pasando a su alrededor. Su mejilla derecha tenía un pequeño parche mientras que en la izquierda había un gran raspón. Una gran venda cubría todo el cabello anaranjado que tanto disfrutó Yoongi teñir.

—Jimin lo siento, sé que fui una mierda, lo siento tanto bebé, pero por favor no me dejes... —Las lágrimas  empaparon nuevamente su rostro, escondiendo las que yacían secas. Acercó sus labios y besó con calidez la mano fría que tomaba entre las suyas, ansiaba con tantas ganas poder abrazarlo, tocarlo con fuerzas, estrecharlo bajo sus brazos, hacerlo sonreír, acunarlo y decirle que todo iba a estar bien; pero lo único que podía hacer era eso. Estar ahí de pie con la esperanza mantenida en que todo mejorará.

—Yoongi, se terminó hijo... —Su padre lo miró apenado desde el umbral de la puerta.

—¿Cuando puedo volver? —preguntó negándose a quitar la mirada que tenía en Jimin por el simple miedo de que fuera la última vez.

—Puedes venir todos los días en el horario de visita. Te haré un pase en la recepción para que no pidan tus datos siempre, aunque sabes que todos aquí te conocen.

Y así lo hizo, fue cada vez que podía. Todos los días hacía méritos para que le dejen quedarse un poco más, incluso llegó a dormir en el duro sofá de la habitación, y siempre a la mañana siguiente despertaba con una manta cubriéndolo. Y dormía tranquilo, porque la manta tenía el olor de su padre. Olor a tierra húmeda y flores blancas. Sin embargo, el invierno había pasado y el otoño cubrió el rastro con las hojas secas que caían de los árboles. Jimin seguía igual, y Yoongi cada vez se sentía más inútil por no poder hacer nada más que observar y esperar. 



El tiempo siguió pasando tan lento como pasaron todos los recuerdos dolorosos por su cabeza. Su mirada no tenía ningún punto en especifico más que en Jimin yaciendo en el suelo completamente inconsciente. Había estado tan inmerso en sus pensamientos que tuvo la necesidad de revisar la hora, solo para caer en la cuenta que unos dos minutos habían pasado desde que había hecho la llamada a su padre. En eso, siente al menor fruncir el ceño y lanzar un gemido. El corazón de Yoongi se contrajo.

—¡Jimin! —Yoongi nota como el menor quería moverse, sin embargo, sus manos siguieron en la misma posición para estabilizar su columna y evitar cualquier lesión—, ¿Jimin puedes escucharme?

—¿Y-yoongi hyung? —Jimin abrió los ojos de a poco, pestañas revoloteando varias veces hasta acostumbrarse a la fuerte luz de la habitación. Lo primero que ve es el rostro de Yoongi de forma invertida por la posición en la que este se encontraba, siente las manos en su cuello. —¿qué ocurrió?

—Estás bien... —Yoongi afirma, ignorando completamente la confusión por la que Jimin debe estar pasando. Lágrimas aguaron sus ojos, haciendo que sean lo suficientemente grandes como para caer, justo en la frente del menor—. Estás bien... —Dice de nuevo, porque necesita decirlo varias veces antes de asimilar realmente.

—¿P-por qué lloras? —El rostro de Jimin ahora cambia a uno de preocupación, cejas fruncidas pensando lo peor.

—No te muevas, por favor... —Yoongi rogó cuando el menor quiso incorporarse; aumentó la presión en los puntos donde estabilizaba su cuello mientras Jimin lo observaba completamente anonadado por ver cómo las lágrimas seguían deslizándose por su rostro. A pesar de que Yoongi había apretado fuertemente los ojos para detenerse.  

—¿Que ocurre? por favor deja de llorar, qué tienes hyung... —Jimin levantó una mano y con su dorso deslizó suavemente los nudillos bajo los párpados hinchados y rojos del mayor, limpiando las lágrimas que se negaban a bajar.

—Yo pensé que... —Yoongi jadea sonoramente cuando la angustia le aprieta el corazón, acongojando e impidiendo que las palabras salgan como él se las había imaginado. Y a este punto de la historia ya no le importaba cuan desastroso y horrible estaba luciendo frente al contrario —, yo pensé lo peor...

Jimin tragó duro, sintiendo como las lágrimas también quemaban en sus ojos, nublando la visión que tenía de aquel ser tan precioso frente a él. —No llores... por favor hyung, yo estoy bien.

Yoongi negó en silencio.

—Quiero abrazarte, por favor déjame abrazarte. — La voz de Jimin salió con un hilo de desesperación mientras comenzaba a llorar silenciosamente, sintiendo como el dolor ajeno lo traspasa hasta el fondo de su corazón. Yoongi apretó los ojos y negó nuevamente mientras hipaba en el acto porque un sollozo fue tan descarado como para salir.

—Yoongi estoy bien, por favor no quiero verte así... por favor. —El menor posó ambas manos en las muñecas de Yoongi, haciendo masajes con los pulgares sobre estas; lentamente Yoongi aflojó el agarre hasta dejar sus manos posadas en la alfombra. Jimin se incorporó más que rápido ignorando el malestar, porque ahora lo más importante era Yoongi. Entonces se sentó frente al peliverde y abrió sus brazos para él, haciendo que automáticamente el mayor rodeara su cintura en respuesta. Los sollozos lentos y dolorosos salieron de la garganta de Yoongi, sacándolo todo mientras Jimin sentía como el cuerpo del mayor se agitaba en cada llanto. Era la primera vez que lo veía de esa forma, tan quebrado por su culpa. Acarició tiernamente su cabello que ya perdía el color verdoso.

—Shhh... está bien, tranquilo, estoy bien hyung... nada malo va a pasar...—Jimin siguió consolando a pesar de que su corazón se rompía con el del mayor por no saber cómo calmarlo, nunca lo había visto así, tan dolido y más por su culpa. Siempre lo veía jugar y bromear alrededor suyo, diciendo cualquier cosa que lo haga sentir avergonzado; pero esto iba mucho más allá de lo que podría imaginar, esto era un lado de Yoongi que no quería volver a ver jamás porque lo odiaba, se odiaba por hacer sufrir al mayor. Lágrimas bajaron por su rostro mientras apretaba más el cuerpo de Yoongi bajo sus brazos.

—No me gusta verte así hyung... por favor...

Yoongi se mantuvo en silencio por un tiempo que parecieron años; hasta que por fin deshizo el agarre, sus ojos se encontraron con los de Jimin, ambos par rojos con las pestañas brillando a causa de las lágrimas.

—T-tú... ¿me recuerdas? ¿recuerdas que sucedió? 

Jimin apretó los labios dándole una mirada apenada. —Lo siento... yo no recuerdo, sé que vine a tu habitación y luego me dolió la cabeza, lo siento hyung...

Yoongi asintió en silencio, dudando en que si las palabras salían, no las diría de forma correcta, y en ese minuto lo que menos quería era herir a Jimin. Sobre todo ahora que el menor había caído en ese estado por culpa de los recuerdos que los unían.

La ambulancia llegó unos minutos después y, a pesar de que Jimin manifestaba estar bien, Yoongi insistió en que debía tener un chequeo. Al final, el menor le dio la razón, porque sabía que si no lo hacía Yoongi no estaría tranquilo, y él lo que menos quiere es dejarlo preocupado.

Esta vez el doctor Min no lo revisó como lo hacía siempre, un neurólogo inspeccionó su estado, haciendo  preguntas que lo colocaban nervioso. Jimin relató lo último que recordaba antes de caer, preguntándose qué fue lo que vio para dejarlo en ese estado.

Cuando volvieron a casa hubo un gran silencio torpe, completamente palpable en el aire. Jimin quiso pensar que solo era por el cansancio y Yoongi estuvo de acuerdo. 

Así que con eso en mente le dijo al mayor que estaba demasiado cansado como para quedarse por ahí vagando, y después de confirmarle a Yoongi reiteradas veces que se encontraba bien, se arrastró hasta su habitación cerrando la puerta tras de él. Quería darse una ducha, pero estaba demasiado exhausto para hacerlo, por lo que, se desvistió y se cubrió con las sábanas hasta taparse por completo.

Y recién ahí comenzó a llorar, comenzó a llorar silenciosamente mientras que su corazón se partía en mil pedazos, de una forma dolorosa y lenta por tener que aguantarse las ganas de gritar, simplemente por el hecho de que no quería ser escuchado por Yoongi. No quería que el mayor supiera que él en realidad sí se acordaba del por qué cayó en ese estado. Por que Jimin recordaba perfectamente todo lo que vio en el celular, recordaba todas las fotos como si estas se hubieran tatuado en su cabeza. Sin embargo, no recordaba lo más importante, no recordaba tener novio. Ver a Yoongi sufrir así por su culpa lo dejó roto, con el miedo a flor de piel por lastimar a la persona que en el pasado amaba.

Jimin no tuvo la valentía suficiente para decir que se había dado cuenta de las cosas, porque le gustaba Yoongi, pero no lo amaba porque no lo recordaba.

Tan doloroso y triste como eso. 
















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