15: Mi corazón es honesto II

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Jimin abrió y cerró la boca, sus ojos completamente abiertos por la sorpresa. No sabía qué decir ¿le diría la verdad? ahora que Yoongi sabe que él sabe se sentía como si la culpabilidad de no poder recordarlo pesara con mayor fuerza.

Agradecía el hecho de que Yoongi no tuviera ninguna reacción en su rostro y tenga los ojos tapados con el antebrazo puesto en la cara.

—Ah, hyung, debes estar demasiado dopado para decir esas cosas, por qué mejor no hablamos mañana ¿sí? Por ahora descansa. —Jimin se voltea en su dirección y mueve su brazo. Tiene miedo de que el tema siga surgiendo porque sabe que nada cambiaría. Y si ya había hecho sufrir a Yoongi antes, entonces esto sería como proporcionarle una bala directo a su corazón.

«Sí, hyung, lo sé.»

Siente que no es capaz de decir esas palabras. No cuando recién estaba haciendo las paces con el mayor.

—Wow... —Yoongi ríe sarcásticamente sin quitar aún sus manos. Jimin guarda silencio mientras lo observa con cuidado, evaluando todos sus movimientos—, ¿cuán lamentable tengo que lucir para que me creas Jimin?

Espera unos cuantos minutos para formular una respuesta o algo, pero los nervios parecían devorarlo vivo, y piensa que, si el tema no es hablado hoy, entonces quizás nunca.

—Lo siento hyung, yo... sé quién eres. —Es lo único que se atreve a decir y no le importa la manera en la que Yoongi lo interprete, lo único que quería en ese minuto era dejar de herir al resto, a Yoongi.

—Al Jimin que eres ahora... ¿le hubiera gustado tener un novio como yo? —Yoongi es serio, Jimin lo nota, sin embargo, él sonríe ante la pregunta.

—Eres demasiado para mí, Yoongi... —Responde jugando con el hombro ajeno, formando círculos en la zona por arriba de la tela de su camisa, pero justo en ese minuto, cuando se encuentra demasiado concentrado en la tela que se teñía de un color más oscuro en las zonas donde el agua no se había secado, Yoongi se mueve y se gira a su dirección, quedando frente a frente.

—No digas eso, nadie es demasiado para nadie —Yoongi suspira y el aire golpea a Jimin de manera tibia y amable, sus siguientes palabras no tanto—. Quizás... no somos los indicados.

—¿No somos los indicados?

Yoongi lo observa a los ojos y Jimin le mantiene la mirada, el mayor se estrecha de hombros. —No lo sé, supongo que ahora es el tiempo el que nos puede dar la respuesta, sé que no debo amarrarte, pero ahora mismo me siento demasiado sorprendido por el hecho de que llevaremos caminos separados. Quizás tú te enamores de otra persona y te olvides de mí, o quizás yo me enamore de otra persona y me olvide de ti. Nadie sabe Jimin, y me duele no poder asegurarte en el futuro conmigo, a mi lado.

Aquellas palabras le cayeron como una piedra en su estómago, como un golpe en su mandíbula del cual no podía recuperarse sin tener que tomar unos cuantos minutos en silencio. Sabía que necesitaba un tiempo solo, pero estaba más que seguro que ir a Estados Unidos no significaba buscar el amor de otra persona, la posibilidad estaba completamente cerrada, sobre todo cuando lo único que quería era dejar de hacer sufrir a Yoongi. Pero ahora que Yoongi había dicho eso, no significaba que cuando volviera a Corea, el mayor estaría con las puertas de su corazón abiertas. Prácticamente a Yoongi le faltaban sólo semanas para graduarse, Jimin sabía que comenzaría a trabajar y nuevas puertas se le abrirían ampliando así su red de contactos, entonces existía la pequeña posibilidad de que cuando llegue el próximo año, el mayor ya se encuentre con otra persona ocupando su corazón. Y pensándolo detenidamente,  casi se podía imaginar entre la espada y la pared; no podía dar la cara a ambas situaciones, o era seguir sus sueños en otro continente o era volver intentar integrarse completamente a su vida aquí en Corea y tener a Yoongi a su lado.

—Lo siento —Dice luego de un rato, Jimin ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había disculpado desde que despertó de su coma—, siento haberte olvidado, y siento... no...—Su mente no podía procesar las palabras correctas para decir lo siguiente sin que suene mal—, siento no poder quererte de la misma forma hyung...

—¿Crees en las segundas oportunidades?

Jimin sonríe apenado. —Hyung... creo que las segundas oportunidades son para gente que no puede dejar ir lo que no le pertenece.

Yoongi se voltea hasta quedar de nuevo con la espalda pegada al colchón, observa el techo por un buen momento antes de responder a las palabras que había dicho. Jimin no quería herirlo, realmente no quería, pero a este punto se siente como si más sal no se le pueden echar a las heridas.

—Gente como yo entonces.

Observa su perfil, la mandíbula de Yoongi estaba apretada, como si estuviera reprimiendo la mayoría de sus emociones en el acto de apretar sus dientes.

—Lo siento. —Dice, casi en un susurro que estaba seguro que, por la cercanía de sus cuerpos, Yoongi podía oír.

—Ya lo dijiste idiota. —Yoongi ríe, pero el gesto ocurre demasiado rápido como para notarlo. Lo único que Jimin ve es su rostro serio y sus ojos brillantes—, ya lo dijiste...

—Lo siento. —Vuelve a decir con una voz más oscura y más baja. Como si también estuviera tratando de disculparse con la persona que era antes de perder la memoria.

Yoongi vuelve a girarse a su dirección y Jimin se agita por la rapidez del acto.

—¿Qué pasa si nos damos la oportunidad?

La mirada de Yoongi era decidida, sus pupilas dilatadas reflejando su rostro sorprendido.

—Hyung yo...

—Yo pronto me graduaré y puedo ir contigo a Estados Unidos. No es como si necesariamente tengo que estar en presencia para poder entregar mis canciones a la compañía, con un estudio para producir me basta.

Las palabras del mayor le duelen en su pecho, como si de cuchillos se tratasen, siente la necesidad de levantar su cuerpo y apoyarse con los codos para observarlo mejor. —Yo no quiero que persigas mi sueño Yoongi... —Su mirada es triste mientras niega con la cabeza—, porque no es el tuyo hyung. 

Sabía que una parte de su vida estaba con Yoongi, sin embargo, también era consciente de su propio deseo, ser un bailarín profesional era su sueño más grande en la vida, conocía tan bien el sentimiento de tener una meta a largo plazo que, sentir que quedaba tan poco por alcanzarla le hacían percibir el sentimiento de ser una persona realizada. No podía arrastrar a Yoongi con él, no cuando sabía perfectamente que ir con él no era lo que quería. Yoongi prácticamente tenía todo en Seúl, un contrato esperándolo a la vuelta de la esquina cuando se gradúe, no podía simplemente llegar y quitarle todo aceptando que lo acompañe a Estados Unidos. Suficiente lo había herido como para permitirse eso.

—Wow... —Yoongi ríe de forma seca, volviendo a girarse en posición supina y cerrando los ojos en el acto—, ¿cuán lamentable tengo que lucir para ti para que me dejes ir contigo?

Jimin se sienta en el borde de la cama, brazos extendidos con las palmas de sus manos aguantando el peso, observarlo así ya era doloroso, estaba seguro como el infierno que nadie podría entender cuánto le dolía no poder recordar a las personas de su alrededor.

—Hyung, lo siento yo... tienes que soltarme Yoongi, ahora mismo esto es dañino.

Yoongi se queda en silencio cuando siente a Jimin retomar el lugar a su lado. —Eres cruel. Nunca pensé que el dongsaeng tan adorable de hace dos años atrás se convertiría en esto.

—¿Puedes perdonarme hyung? —La voz de Jimin esta vez sale dulce, aterciopelada, de esa forma que a Yoongi le enamora, de esa forma que le proporciona un calor que ahora mismo es doloroso en su pecho, de esa forma que lo vuelve loco, triste y feliz al mismo tiempo.

Yoongi se gira, tragando su amargura y sabiendo que ya no hay nada más para poder detener a Jimin, sabiendo que lo único que puede hacer ahora, era abrir las manos donde acunaba al menor, como un pajarito encarcelado, y dejar que abriera sus alas para que pudiera volar sin él a su lado.

—Te perdono sólo si me das un beso. —Sonríe al ver la expresión confusa y tímida de Jimin—, es broma, tonto. —Levanta una mano y golpea de manera suave su nariz. Rápidamente su boca forma una dura línea, pensando en lo mucho que le haría falta. Jimin imita su semblante serio.

Ninguno dice nada por un buen momento, ambos observando en silencio el rostro del otro. La mirada de Yoongi  traza un camino de sus labios a sus ojos, como un infinito, de ida y vuelta, al igual como Jimin observaba los suyos.

El silencio perduró por Dios sabe cuánto tiempo, pero fue lo suficiente como para que los minutos transcurridos le dieran el permiso correspondiente que ninguno de los dos fue capaz de decir en voz alta. Yoongi en un segundo se movió hacia delante y capturó los labios gruesos de Jimin, quien no tardó en abrir la boca para recibir la contraria.

Para Jimin, la sensación de besar a Yoongi era algo suave que lo encendía por dentro, era prácticamente su primer beso después de los 15 años. Su experiencia era mínima, pero al parecer el trabajo perfecto que Yoongi hacía con su boca era lo suficiente como para que su nula práctica pasara desapercibida.

Yoongi deslizó su lengua por todo su paladar, Jimin sin pensarlo, le había dado permiso para que hiciera con él lo que quisiera, se sentían tan bien sus labios que el dulce sabor de su hyung lo mantenían en un constante trance, completamente embriagado, como cual dulce favorito para un niño.

No pudo evitar gemir cuando sintió los dientes de Yoongi mordiendo su labio inferior de una manera suave, donde la lengua era el efecto secundario que se deslizaba por sus, ahora, hinchados labios. Yoongi ni siquiera le dio el tiempo para pensar, besaba demasiado bien como para no comenzar a sentir el calor recorrer por sus piernas. Y automáticamente su cuerpo respondió a todo lo que Yoongi le provocaba, incluso su espalda se arqueó y su rostro se movió hacia adelante buscando profundizar el beso.

Sus manos jugaron con el suave cabello rubio y las manos de Yoongi se posaron en sus mejillas, sintiendo cómo estas eran acunadas por el mayor y acariciadas en un acto de dulzura.

Jimin creía que moriría ahí mismo, ya no le importaba nada, ni siquiera el constante zumbido que permanecía en el fondo de su cabeza cuando los recuerdos luchaban para volver.

Yoongi siguió besándolo como un experto hasta que sintió como el cuerpo del mayor se movía encima suyo, colocándose entre sus piernas abiertas y frotándose en todos los lugares donde lo estaban volviendo loco.

Volvió a gemir en el beso cuando Yoongi hundió sus caderas sobre las suyas, el calce era tan perfecto que Jimin podía sentirlo en todo su cuerpo, haciendo que las chispas recorran sus nervios y exploten en sus sentidos, dejándolo en un estado de completo colapso.

Pero si pensaba que ya nada más podía afectarle, estaba equivocado, el gemido que Yoongi lanzó cuando se hundió de forma continua sobre sus caderas, fue algo que lo tenían con una frecuencia de pulso anormal. Sentir a Yoongi gimiendo en su boca era tan caliente que no pudo evitar levantar sus piernas y pegar los talones por detrás de las pantorrillas ajenas, añorando escuchar nuevamente la forma quejumbrosa en la que Yoongi se retorcía encima suyo.

Y estaba tan envuelto en su propio mundo de Yoongi y gemidos que fue una completa sorpresa el hecho de que el mayor haya cortado el beso.

Yoongi se levantó y lo observó por un buen momento, Jimin sentía sus mejillas completamente rojas por la vergüenza, ni siquiera la luz de la habitación ayudaba, porque tanto la lámpara de la mesita de noche como la del techo se encontraban encendidas, dejándolo completamente expuesto a la penetrante mirada que el mayor le daba.

Yoongi no dejó de observarlo cuando tomó el dobladillo de la tela y se levantó la camisa, dejando ver su blanca piel. Si Jimin no había disfrutado anteriormente de la vista, porque se encontraba demasiado ocupado pensando en la sangre de su venda cuando lo sacó de la bañera, entonces ahora era el momento justo para contemplarlo. Era perfecta, aterciopelada, nívea, lisa, brillante, no se le ocurrían más adjetivos. Yoongi era tan perfecto que no podía despegar la vista de su cuerpo, sus pectorales, la línea céntrica marcada que llegaba hasta el ombligo, sus asomados abdominales y la blanca y lechosa línea de sus oblicuos.

Yoongi notó la forma de su mirada y le sonrío de lado, levantando una comisura de su boca. Jimin solo respiró hondo y dejó salir todo el aire de su pecho, fue ahí cuando sintió la mano de Yoongi tomar su muñeca y llevarla hasta el blanco abdomen que llevaba segundos admirando.

Abrió y cerró la boca cuando su mano extendida hizo contacto bajo la zona umbilical del mayor, la piel se sentía fría y podía percibir completamente cómo sus yemas palpitaban por encima de esta, como si tuvieran pulso propio.

—Jimin... —Yoongi llamó a su nombre y Jimin respiró agitado y confuso cuando sus ojos se encontraron—. Esto... —Yoongi toma su otra mano para hacer la misma acción de posarla en la zona de su abdomen—, esto es tuyo Jimin. Yo soy tuyo.

No pudo refutar, ni contestar nada, Yoongi bajó más que rápido para tomar sus labios, y honestamente Jimin sabía que la mitad de sus neuronas estaban pulverizadas, definitivamente era el efecto Min Yoongi acaparando y drenándose en todo su sistema. Ni siquiera supo realmente cuando la tensión sexual había aumentado para llegar a esto, pero a este punto ya no podía parar.

Yoongi recorrió con sus manos su cuerpo, desde sus caderas hasta su cintura, una y otra vez adoptando la misma posición que antes, solo que ahora, Jimin deslizaba las manos por toda la clara y suave piel de la espalda.

De pronto, sintió las grandes manos de Yoongi meterse por dentro de su camiseta, el contacto opuesto de sus temperaturas lo tenían extendiendo su espalda, de tal manera que necesitaba levantar su cabeza porque no podía obtener todo lo que quería del beso que Yoongi le estaba dando.

—Jimin... —Yoongi susurra mientras bajaba por su cuello. Un débil gemido se le escapa cuando siente las manos recorrer la zona de sus pectorales, era como si todas las zonas de su cuerpo hubieran sido secretamente erógenas para atacarlo en momentos como este.

—Y-yoongi. —Llamó con total dificultad.

—Jimin... mierda Jimin, eres tan... —Yoongi se levantó y lo ayudó a quitarse su camisa. Jimin nunca había intimado tanto con una persona, nunca se había encontrado en una situación donde el pecho y las caderas de otra persona se frotarán contra las suyas—. Eres tan caliente Jimin, te quiero hacer el amor bebé.

De inmediato se volvió rojo, el asombro fue tanto que se atoró con su propia saliva cuando sintió la boca del mayor morder y chupar el lobulillo de su oreja.

Yoongi se levantó sin percatar su estado en blanco, y se quitó su pantalón de chándal quedando sólo en bóxer.

Observó la escena en silencio, su cerebro estaba teniendo grandes dificultades en procesar lo que estaba ocurriendo. Cuando Yoongi se deshizo del pantalón volvió a la cama y llevó las manos a la pretina de su jeans para desabrochar el cinturón. Jimin de inmediato entró en pánico y llevó sus propias manos apretando las contrarias, la acción sólo hizo que la tela de su bóxer se apretara cuando sintió la presión que él mismo estaba ejerciendo en esa zona.

—M-mierda... ngh —Jimin era sensible, maldita sea, era demasiado sensible, tanto así que esa sola acción lo tenían con la cabeza hacia atrás apretando los labios y arqueando la espalda. Sus caderas automáticamente se batieron hacia adelante y al parecer Yoongi entendió la acción cuando con cuidado presionó un poco más sobre su cremallera.

—Y-yoongi... espera... —Dice con total esfuerzo, Yoongi a ese paso ya le había quitado sus apretados jeans, dejándolo sólo en los bóxer de color negro que había decidido usar ese día.

Más expuesto no podía sentirse.

Yoongi ni siquiera lo dejaba pensar por lo rápido que sus acciones actuaban.

—Hyuuuung~ —Gimió sin importancia cuando Yoongi avanzó hacia adelante posando el rostro en su abdomen y trazando un camino de besos por su musculatura hasta llegar a sus labios, en los cuales plantó un último y casto beso para luego observarlo con total vehemencia. 

—Te has vuelto más sensible Jimin. —Yoongi le sonríe y Jimin se encuentra demasiado hipnotizado para saber lo que la palabra "sensible" significaba.

—Y-yoongi de-deberías...ngh no hagas eso cuando quiero hablar m-maldición. —Se queja cuando siente las caderas del mayor hundirse sobre las suyas. Yoongi sólo sonríe, apretando sus labios y repitiendo la acción unas cuantas veces hasta tomar los labios de Jimin para ahogar su propio gemido. Era como si sus cuerpos estuvieran conectados en todas las partes posibles.

—Hyung esto no está bien. —Habla por fin, aprovechando el momento cuando Yoongi estira un brazo para sacar de la mesita de noche un líquido que Jimin sabía muy bien para que servía.

Aquí venía la parte difícil.

—Jimin bebé, esto está muy bien. —Yoongi le dice, besando su nariz—, y esto también está exquisito. —Besa ambas mejillas. —Y ¿esto? está perfecto. —Termina besando sus ojos. Jimin estaba seguro que se moriría de dulzura. Pero también había otra cosa importante, sobre todo cuando Yoongi estaba parándose para tirar de la pretina de su bóxer.

—¡Hyung —Jimin grita empujando sutilmente el cuerpo del mayor para poder sentarse.

Yoongi levanta las cejas curioso, pero luego sonríe. —¿qué? ¿acaso será la primera vez que veas uno que no sea el tuyo?

—Aparte de eso... —Le murmura removiéndose en su lugar, sintiendo como todo su miembro inferior se encontraba acalambrado. Agradecía el hecho de que Yoongi estaba sentado sobre sus talones y no sobre sus caderas, porque realmente no sabía cómo reaccionaría su cuerpo. Incluso observándolo con tan solo un bóxer ya lo volvía loco.

—¿Qué ocurre? —Yoongi pregunta deslizándose hacia adelante y dándole un pequeño beso en la comisura de su labio. Jimin no supo cuando la simple acción se sentía como normal, siendo que hace solo horas no lo quería ni ver, y hace apenas minutos estaba decidido a alejarlo.

—Bueno y-yo... yo... —Tropieza con sus palabras cuando Yoongi besa el lateral de su cuello—, me estás desconcentrando hyung.

—No puedo parar Jimin —Yoongi muerde el terminal de su clavícula y pasa su lengua por la enrojecida zona—, me tienes vuelto loco...

—Yoongi... hyung pero yo... —Jimin se aleja para dar con su rostro, entonces agacha la mirada y siente que el color se drena por sus orejas y sus mejillas—, yo soy virgen hyung...

Aprieta los ojos sin ningún sentido, pero el silencio es lo único que reina por varios segundos. Tiene la necesidad de abrirlos y observar a Yoongi.

Otros segundos más y su rostro decae cuando Yoongi rompe en una gran risa frente a él. El mayor se lanza y lo aprieta en un gran abrazo botándolos a ambos en la cama, luego de unos minutos lo suelta y se levanta en sus codos sólo para negar con la cabeza.

—Tú no eres virgen Jimin...

Jimin frunce el ceño. —¿Cómo sabes eso? —Yoongi lo observa por un gran momento sin decir nada.

«Qué idiota soy.» 

¿Cómo se le pudo haber olvidado? Claro que sabía.

—Porque soy tu novio.

—Uhm... ¿tú me has visto? —Fue la primera pregunta que se le ocurre, y espera a que Yoongi haya entendido el significado tras la frase, porque o sino, estaría demasiado avergonzado para poder explicar a qué se refería con "verlo".

—No solo eso bebé, te he probado.

No sabe por qué, pero todo en Yoongi lo dejaba sonrojado.

—Yoongi yo...

—Seré amable Jimin. —Yoongi se mueve hacia adelante tomando sus labios, dejando pequeños besos mientras habla ahí en su boca—, siempre he sido amable contigo amor, ¿Cómo puedo ser bruto? Te prometo que seré amable, como siempre. Ahora mismo me tienes desesperado.

Ambos se observan por un buen momento hasta que Yoongi vuelve a besarlo y Jimin lo recibe, y piensa que no hay nada ahora que los detengan.

Arquea su espalda cuando Yoongi se desliza hacia abajo, saboreando cada pedazo de su piel, deseando que no se le escape nada y eso, para el menor ya es difícil de sobrellevar.

Agradece que el edificio tenga paredes gruesas, porque ni él reconoce su propia voz.

Ambos se separan para arrojar la última prenda y vuelven a abrazarse, sintiendo cómo el acople de sus cuerpos es completamente perfecto en el otro. Jimin ahora mismo siente como si la piel de Yoongi le quemara, tatuándose todas las sensaciones por debajo de su dermis.

Y no puede evitar sentirse asustado cuando Yoongi lo gira dejando su cabeza acomodada en la almohada y sus rodillas separadas, totalmente expuesto. Se desespera debido a lo que la pose significaba, pero cuando Yoongi nota su nerviosismo, lo vuelve a girar y lo besa para no soltarlo más.

Fue en ese momento, cuando las manos expertas del mayor recorren todo su cuerpo hasta detenerse en un lugar que ni él sabía que podía ser tan abrumador.

La botella que se encontraba en la mesita de noche ahora estaba tirada en el suelo, vacía cuando Jimin se percata que Yoongi hizo un buen trabajo relajándolo.

—Yo... oh joder Jimin... —Yoongi se queja en un gemido mientras junta sus frentes. Su rostro se arruga, sus ojos se aprietan y sus labios se abren.

Jimin lo observa completamente confundido cuando siente toda la musculatura del mayor tensarse —¿Q-qué qué ocurre? ¿estás bien? ¿te hice daño?

El pecho de Yoongi vibra en una risa cuando abre sus ojos y lo ve. —¿Cómo puedes preguntarme eso cuando tú eres el que está recibiendo?

¿Por qué Yoongi tenía que ser tan directo? La vergüenza de Jimin ni siquiera podía con todo lo que estaba sucediendo con las luces prendidas de la habitación y sus cuerpos brillando por el sudor.

—N-no digas eso... —Dice completamente ruborizado.

Yoongi le da un corto beso en sus labios y vuelve a posar la frente en la suya. —Es solo que te sientes tan bien Jimin... me voy a mover, avísame si te hago daño,  mierda... me estás apretando completamente joder....

—¡Yoongi para! —Jimin grita apretando sus manos en los hombros ajenos—, deja de ser tan... directo.

—Me encanta hacerte sonrojar, ahora que sabes que eres mi novio, te diré que una de mis pasatiempos es molestarte hasta dejarte avergonzado.

—Lo he notado hyung... —Le responde sin ánimos, recordando todas las veces que Yoongi lo había simplemente sacado de sus casillas, sobre todo cuando le decía que lucía tierno cuando realmente no era así.

—¿Sabes que otro pasatiempo tengo? —Yoongi sonríe moviendo un poco sus caderas, haciendo que la acción le llegue directo a la zona baja de su espalda.

—¿Q-qué? —Dice en un quejido.

Yoongi baja hasta que sus labios se rozan. —Amarte.


*


Yoongi siente el sol pegar en su ventana, haciendo que sus párpados cerrados noten la luz rojiza natural del día. Su rostro es sonriente cuando se acuerda de los acontecimientos de anoche.

Jimin desvaneciéndose en sus brazos, no solo una, sino que dos veces, fue algo que se llevaría por siempre.

Hacer el amor con Jimin después de meses era un sentimiento que le provocaba solo felicidad. Jimin era suyo, Jimin volvió a ser suyo.

Aún recuerda los vivos gemidos del menor, la forma en cómo recibió todo de él cuando Yoongi fue lo suficientemente sincero como para decirle que lo amaba.

Todo, simplemente todo en Jimin, provocaban buenas sensaciones en Yoongi.

Sonrió palmeando la cama, imaginándose lo bueno que era despertar con Jimin a su lado, sin embargo, cuando se volteó hacia el lado contrario, abrió los ojos para percatarse que la cama era demasiado ancha y se encontraba vacía.

—¿Jimin? —Yoongi llamó intentando no asustarse cuando no lo encontraba, sus ropas no estaban y solo las suyas estaban esparcidas por el piso. El bote de vaselina completamente vació en una esquina de su habitación. Recordaba todo lo que había tenido que usar para no herirlo, Jimin estaba demasiado estrecho.

Inevitablemente el pensamiento de haberlo herido llega a su mente. Nunca antes había herido a Jimin, siempre fue cuidadoso en prepararlo de manera adecuada para que el sexo sea disfrutado entre los dos, así que tan solo imaginarlo le dejan un sentimiento de preocupación apretando su pecho.

—¿Jimin estás ahí?

Yoongi toca la puerta del baño y luego la abre cuando no obtiene nada, hace lo mismo con las demás habitaciones. Estaba solo.

—No, no, no, no por favor no... —Su voz titubea un poco cuando se da cuenta de lo que estaba pasando. Necesita que alguien le niegue y le detenga todos sus pensamientos.

Va por su celular y cuando sabe que Jimin no contestará el teléfono marca el de Jin.

—Yoongi... —El solo reconocer la triste voz con la que Jin contesta lo tienen con el corazón hecho trizas.

—¿Jimin? —Dice sin siquiera preocuparse en saludar—, ¿S-sabes dónde está Jimin, hyung?

—Él... me dijo que había hablado contigo... me llamó esta mañana diciéndome que adelantaría el vuelo.

—¿Qué? Dime que es una broma... —Susurra sintiendo como su garganta quema y su voz se quiebra.

La línea se vuelve silenciosa. —Lo siento Yoongi...

Una lágrima se desliza por su rostro. —¿A que hora fue eso?

—Hace tres horas atrás. —Mierda. Yoongi muerde su labio inferior y agacha la cabeza mientras que con la mano libre se tapa los ojos, de inmediato siente su palma ser empapada de agua salada. Estaba llorando, en silencio y de manera dolorosa.

—¿Y-yoongi? ¿estas ahí? ¿hola?

Yoongi aleja el celular y toma aire, tosiendo y carraspeando para intentar controlar sus emociones, no quería que nadie note lo destruido que se sentía.

—Si, si, estoy aquí hyung. ¿sabes cuál era el número del vuelo de Jimin?

—Sí, era algo con 49, no recuerdo bien pero me dijo que su vuelo salía a las 10 de la mañana.

Yoongi ve la hora, eran las 9:30.

—Mierda. —Maldice corriendo a su habitación y poniéndose lo primero que encontraba a disposición.

—Hyung te llamo más tar-

—Sé lo que harás Yoongi. —El nombrado aprieta los ojos sabiendo que ahora mismo venía una retada de Jin, pero se sorprende cuando lo escucha suspirar—. Sólo... maneja con cuidado y no como un loco, por favor.

Claramente no le hizo caso, Yoongi desvió cualquier auto que pudiera entorpecer su llegada, el marcador mostraba más de 100 km/h y ahora mismo se encontraba maldiciendo a Seúl por tener el maldito aeropuerto internacional tan lejos de su casa.

Aumentó la velocidad repitiendo la acción de esquivar autos una y otra vez.

Si Jimin no lo mataba en vida, entonces él mismo se mataría en la autopista. Pensó.

Cuando por fin llegó dejó el auto en el primer lugar que encontró y corrió sin siquiera cerciorarse si había dejado las puertas aseguradas. En ese minuto, un auto era un pequeño pedazo de basura al lado de Jimin.

Corrió por cuanta escalera se le cruzó, pidiendo permiso y pasando a empujar a otra gente, sus piernas estaban completamente agotadas, fatigadas por el gasto que le estaba imponiendo y sentía que le faltaba la respiración. Incluso las gotas de sudor comenzaron a deslizarse por su frente.

—Por favor, por favor, por favor... —Comenzó a suplicar mientras veía la pantalla de los vuelos actualizados.

Su corazón cayó cuando se dio cuenta que solo había un vuelo con el número 49 en el. Las incontrolables ganas de llorar lo invadieron y necesitó sentarse en una banca para poder procesar todo.

El vuelo 4907 con destino a Estados Unidos había despegado.

Jimin se había ido.







PD: Siento las faltas ;; 

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