16: ¿Puedes ser mi para siempre? (Parte 1)

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Jin observa el techo de su habitación por un buen momento, siente el rostro de Namjoon refregarse, completamente dormido, sobre su pecho. Sonríe deslizando una de sus manos por toda la columna del menor mientras que con la otra acaricia sus suaves mechones.

De vez en cuando, Namjoon lanza un ronquido fuerte para volver a continuar respirando con normalidad, Jin ríe completamente divertido. Tiempo atrás eso le asustaba como el infierno, pero ahora parecía ser una costumbre, casi como un ritual de cada mañana cuando dormían juntos y él despertaba primero, lo cual era siempre.

—Namjoon... —Susurra con la voz grave y entre cortada mientras que sus pensamientos viajan por su mente sin ningún límite. Desde que Jimin llamó no había podido conciliar el sueño, mucho menos cuando, horas después, recibió la llamada de Yoongi. —Namjoon, si pierdo la memoria ¿me volvería a enamorar de ti? ¿me alejaría? ¿te la jugarías por mí?

Namjoon responde con un quejido, reacomodándose en su lugar y estirando un brazo para rodear su cintura, Jin agacha la mirada, intentando ver más que la coronilla de su cabeza y sonríe a pesar de que un nudo se forma en su garganta.

Un inexplicable temor lo invadía de tan solo pensar en el hecho de perderle, no pudo evitar estrujarlo entre sus brazos, y más aún cuando Namjoon se quejó en sus sueños. Definitivamente nunca lo soltaría.

Lo siguió apretando mientras besaba su cabeza hasta que el timbre de su puerta se escuchó por todo el lugar. Lo primero que hizo al detenerse fue observar su reloj, este marcaba un poco más de las diez, y, a decir verdad, sabía muy bien quién podía ser a esas horas de la mañana. Lo entendía e incluso una parte de él lo estaba esperando, quizás por eso no podía dormir, porque sabía que vendría.

Podía esperar ver a Yoongi, rompiéndose frente a él, de la misma manera como se rompió cuando Jimin tuvo su accidente. Y esta vez, hubiera deseado no verlo, porque le parte el alma como uno de sus amigos sufría por amor. Podía odiar a Jimin, molestarse con él por hacer sufrir a uno de sus dongsaeng favoritos, sin embargo, Jimin también pertenecía al "team" de los favoritos de Jin y a aparte de eso, entendía muy bien las excusas del menor para tomar la decisión de irse. Para Jin, el acto, era algo mero de pura valentía, porque no estaba seguro que hubiera hecho él si el destino le hubiera dado esa mala racha, estaba seguro que se habría vuelto loco.

Con facilidad se separó de Namjoon, el alto cayó como peso muerto al lado vacío de la cama para seguir durmiendo. Jin se vio tentado a subirse encima para rodear de besos su rostro y otras cosas, sin embargo, sus amigos también eran una parte importante para él. En estos momentos, Yoongi era importante.

Caminando hacia la entrada decidió no ver por el intercomunicador, no le gustaba la idea de ver lo mal que el rubio podía estar, simplemente enfrentarse a esa situación le partía el corazón.

Respiró profundo antes de tomar la manilla. 

«No voy a llorar. Ellos te necesitan fuerte, Jin.»

Jin se quedó completamente helado al abrir la puerta y encontrar a la persona equivocada, el color abandonó su rostro de pura impresión al ver al muchacho de pie en el umbral con la cabeza agachada, luciendo completamente avergonzado. Abrió y cerró su boca varias veces sin realmente saber qué decir o hacer.

—¿J-jimin?

*

Yoongi estaba sentado en una cómoda y cara silla, observando la planta que Jungkook había traído a la oficina de su padre hace tres años atrás. Una mano apoya su cabeza mientras que la otra no hace nada más que desdoblar las pequeñas notas pegadas cerca del computador de escritorio del doctor Min.

Sus ojos dolían y su rostro no mantenía ninguna expresión en particular, lo había perdido y se sentía completamente vacío, ni siquiera quería llegar a su apartamento y saber que no lo vería hasta el próximo año. Simplemente sus ánimos estaban tan abajo que no quería ver a nadie.

El sonido de la puerta siendo abierta interrumpe su propia burbuja y un hombre de bata blanca pasa por su lado.

—¿Yoongi? ¿Qué haces aquí? —Su padre pregunta tomando asiento frente a él. Yoongi de primera no lo ve, porque no tiene energías de levantar la vista, y espera que su padre no pregunte el hecho específico del por qué se encontraba ahí. Había llegado casi por inercia porque no sabía a donde más ir o, más bien, donde más ocultarse. Sabía que el apartamento de Jin y Namjoon estaba abierto para él, pero ya se había quejado lo suficiente como para seguir molestando con sus propias penurias. Por otro lado, no estaba seguro si Taehyung y Hoseok eran conscientes de que Jimin se había ido, así que existía la pequeña probabilidad de que la noticia llegue como sorpresa al par y al final terminaría contando toda la historia a pesar de que no quería hablar —ni siquiera pensar— del tema.

—No me siento bien —Una mueca se forma en su rostro—, tengo una punzada en el pecho, mi cabeza duele y estoy tan cansado que podría quedarme tirado en cualquier lado.

Cuando levanta la cabeza para observar a su padre, este lucía sorprendido, Yoongi estaba seguro que el motivo de esa impresión era la hinchazón de sus ojos y el rojizo de su nariz, él nunca lucía bien cuando terminaba de llorar. —¿Puedes darme algo?

El doctor Min solo suspira colocándose de pie en el acto. —Hijo... sólo lo haré si me dices qué ocurrió.

O su padre lo conocía muy bien o Yoongi estaba siendo demasiado obvio. ¿Qué acaso tenía un letrero pegado en la frente que decía 'lloré porque me rompieron el corazón'?

De todas formas, ríe, pero no de manera alegre, más bien agacha la cabeza tratando de hundirse en la silla mientras aprieta fuertemente los ojos. Deja su respiración salir, varias veces para intentar calmarse. Falla de manera épica cuando una lágrima cae hasta los jeans oscuros y rasgados que llevaba ese día.

—Yoongi ¿Qué ocurre-

—Se fue... —Suelta arrastrando las palabras, un nudo dolía en su garganta porque estaba haciendo el mejor esfuerzo posible para no sollozar como un bebé mientras hablaba—, él se fue papá, Jimin me dejó.

Decirlo en voz alta era horrible porque sonaba demasiado real, Yoongi lo sabe, lo siente, lo está viviendo y no le desearía a nadie ese tipo de dolor que era más como un desgarre de su alma que un mero sentimiento triste. Pero es consciente, en un lugar muy al fondo de su mente, que, si no lo decía, entonces nunca podría dar el primer paso para poder intentar superarlo y comenzar hacer algo bien por su vida. Sabe que no puede echarse a morir, tiene 23 años, lo cual lo pone en la lista de las personas suficientemente maduras como para entender que de amor no se muere. Sin embargo, la parte caliente de su cuerpo hacen que sus emociones se enciendan y su corazón se partiera. Claro que sufriría, lo tenía claro desde hace dos años, cuando decidió darle su corazón a Jimin para que hiciera de él lo que se le dé la gana. Nunca se esperó esto, nunca se esperó que un accidente los separaría, haciéndolos ir por caminos separados.

Inmerso en su propia tristeza siente las manos de su padre apoyarse en su espalda, sobando la zona de manera suave cada vez que su cuerpo se movía para reprimir un sollozo. En ese momento Yoongi se da cuenta que nunca había deseado tanto esconderse en los brazos ajenos.

Y es como si el doctor Min fuera mágico, porque apenas el deseo de ser acunado por sus brazos nació en su cabeza, el hombre instintivamente abrió los brazos.

—Yoongi, hijo, ven aquí... —Su padre se hinca al lado de él y Yoongi sin pensarlo se acerca para ser rodeado por unos largos y enormes brazos, se preguntaba por qué su padre era tan alto y robusto y él tan bajo y flaco, supuso que sacó los gen de su madre.

Sollozó unas cuantas veces hasta que los golpecitos en la espalda pudieron calmarlo. A ese punto, Yoongi sabía que la mejor medicina era el incondicional amor su padre. 


*

Jin siente miedo al tratar de unir todos los hilos, Jimin se remueve en el sofá frente a él, completamente incómodo y mirando a cualquier lado menos a él.

—Bueno uhm... uhm, bueno... —La voz de Jimin tiritaba y de vez en cuando daba pequeñas miradas a Jin, las cuales duraban menos de un segundo cuando se percataba que el mayor ya lo estaba mirando. Agachar la cabeza y frotar las manos entre sus muslos era lo que había estado haciendo hace diez minutos desde que llegó.

Jin de inmediato siente pena y culpabilidad, ¿acaso el menor le tenía miedo?

Reaccionando a esto, se incorpora en su asiento y le sonríe para tratar de buscar la mirada que se encontraba escondida hacia abajo. —Jiminnie ¿quieres que haga un poco de café para ti? Tengo las galletas de coco que tanto te gustan también.

Jimin niega con la cabeza de manera tímida, Jin quiere pellizcarle las mejillas por lo tierno que lucía, sin embargo, la acción se esfuma cuando lo ve levantar el mentón mostrando su mirada completamente acuosa.

—H-hyung... hyung y-yo... yo te mentí, yo no fui adelantar el vuelo, lo cancelé.

Jin se queda estoico, sin reaccionar por varios segundos tratando de entrelazar todas las ideas que recorrían a mil kilómetros por segundo por toda su mente.

—Mierda... —Susurra, arrastrando las palabras cuando se da cuenta de todo lo que posiblemente ha provocado. —Mierda Jimin. —Vuelve a decir, esta vez más fuerte y poniéndose de pie en el acto.

Jimin comienza a tensarse al ver la reacción del mayor. —Hyung, lo siento y-yo... debido a que tú has sido tan amable conmigo todo este tiempo, a-a pesar de que no te recuerdo, me apoyaste, y cuando me dijiste en la mañana que habías discutido con Namjoon por mí, no me atreví a decirte que en realidad iba a cancelar el vuelo hyung, yo no te quería faltar el respeto, yo-

—Jimin... —Jin susurra, observando a la nada y completamente ido por la tormenta que había ocasionado en un pequeño vaso de agua.

—Hyung yo lo siento mucho yo-

—¡Jimin no es eso! —Jin grita haciendo que Jimin se calle y lo mire entre sorprendido y asustado. Hace una mueca tirando la cabeza hacia atrás porque lo que menos quería era asustarlo, se maldice a sí mismo y luego hace su camino para sentarse al lado del menor— Jimin hice algo terrible.

—¿D-de qué hablas?

Jin lo observa con un rostro afligido, como si buscara el perdón antes de decirle lo que había hecho. —Yoongi fue al aeropuerto a buscarte, él cree que te fuiste. El me llamó y le conté lo que me habías dicho.

—¿Qué? —Jimin frunce el ceño y segundos después niega con la cabeza—. Le dejé una nota diciendo que saldría y volvería, no puede ser posible hyung...

Jin no necesitó decir nada para que Jimin entendiera que estaba siendo serio. De inmediato el menor se puso de pie, manos empuñadas a los costados y el pecho agitado. Esto no era nada bueno.

—¿Uh? ¿Jimin? —Namjoon aparece en la puerta del dormitorio, ojos a medio abrir y cabello completamente desordenado. Una sonrisa se formaba en su cara. —Hey ¿Qué haces aquí? ¿vienes a retomar las clases de inglés? Prometo ser amable esta vez.

Tanto Jin como Jimin lo ignoraron, aunque Jin quería con todas sus ganas lanzarle un cojín y gritarle que no la jodiera más. Definitivamente ellos eran novio porque, si él no había terminado de joderla, entonces Namjoon lo terminaría por él, pensó que por lo menos en algo se complementaban, aunque sea algo malo.

Una mueca se formó en sus labios cuando se estaba desviando del tema.

—Jimin lo siento-

—Tengo que volver al apartamento hyung, él tiene que verme, él... —Jimin comenzó a hiperventilar y en menos de un segundo un sollozo escapó de sus labios, haciendo que las lágrimas bajaran cuando bateo rápidamente las pestañas.

—Jimin... —Jin susurra apenado, el dolor marcándose en su rostro, como si de alguna manera intentara comprender el dolor ajeno. Namjoon por otro lado, fruncía el ceño sin entender muy bien lo que estaba pasando.

Jimin se limpia las lágrimas con el dorso de su mano y comienza a sorber la nariz sonoramente. —Hyung me iré, lo siento, iré al apartamento ahora, gracias por decirme.

Jin observa al menor cerrar la puerta, suspira cuando siente que quiere llorar, sin embargo, la felicidad lo recorre por todo su cuerpo, Jimin había decidido quedarse. La vida, al parecer, para esos dos no estaba siendo tan mala.

Comenzó a caminar de vuelta al dormitorio cuando se percata que Namjoon seguía de pie sin saber qué había ocurrido.

Jin le sonríe. —Te explicaré todo ¿sí? Volvamos a la cama.

*


Jimin entró corriendo al edificio, necesitaba verlo, la necesidad de decirle que no se iría fluía por sus venas como si de una petición de vida o muerte se tratase. Muerde sus labios mientras presiona el botón del ascensor, una y otra vez de manera desesperada. Su pie golpeaba contra el suelo de cemento mientras varios "por favor" salían de su boca cuando los números de la pequeña pantalla no cambiaban.

—Por favor, por favor, por favor, por favor-

El din-dong del ascensor hizo eco por la vacía recepción abriendo sus puertas y mostrando a una alta persona de pie en el centro.

Su rostro rápidamente cambió a uno de total sorpresa y nerviosismo. —¿D-doctor? —De inmediato se hizo a un lado, haciendo una reverencia completa mientras el canoso hombre pasaba para detenerse frente a él. Jimin no lo vio por un buen rato, mantenía su cabeza agachada mirando al suelo, sin embargo, cuando notó que los pies del doctor Min apuntaban a su dirección se vio en la obligación de levantar la vista para descubrir el ceño fruncido del contrario.

—¿Jimin? ¿Qué estás haciendo aquí? Yoongi me dijo que te habías ido.

Jimin hace una mueca avergonzado y cuando, por rabillo del ojo, se percata que las puertas del ascensor se estaban cerrando, coloca una mano automáticamente para volver abrirla y entrar al reducido espacio.

—Y-yo, todo fue un mal entendido... —susurra completamente rojo cuando presiona el botón del último piso—, yo no me iré doctor, yo no dejaré a Yoongi-hyung solo, lo siento mucho. —Aprieta fuertemente sus ojos haciendo una reverencia completa a modo de disculpa.

Las puertas comienzan a cerrarse, pero siente un golpe haciendo que se vuelvan abrir. Cuando se reincorpora puede notar que su doctor estaba interceptando en esta.

—Él ahora está descansando, pero por favor Jimin, no lo lastimes, si no estás seguro, el mejor momento para alejarse es ahora. Yo no quiero ver a mi hijo quebrarse como lo hizo en la oficina esta mañana. Verlo de esa manera me rompió el corazón... así que, por favor, no juegues con él, te lo pide un padre que lo único que tiene en esta vida son sus hijos...

El hombre dio un paso hacia atrás haciendo que las puertas vuelvan a cerrarse, Jimin no tenía las fuerzas y la capacidad de hablar, así que sólo se queda cerrando y abriendo la boca por un buen tiempo mientras el ascensor comenzaba a subir.

Sabía que no había enojo en aquellas palabras, lo sabía porque pudo percatarse de la sonrisa de empatía que el doctor Min le había dado. Era obvio que las palabras eran dichas por la preocupación de un padre. Él lo entendía, claro que lo entendía, incluso si la persona en su lugar fuera un amigo y no él, entonces también diría las mismas palabras.

«Tenías que haberte alejado idiota, lo único que haces es herirlo...»

Sus pensamientos giraban constantemente en esa simple frase que hería más de lo que cualquier cosa podía hacerlo. Aléjate, ¿cuántas veces se lo había dicho ya? Jimin simplemente no quería. Por más que intentaba alejarse, no podía, el fuerte deseo de querer verlo se arremolinaba cada vez, de manera más poderosa. Era un sentimiento tan inexplicable, que ni él podía entenderse.

Y estaba bien para él si Yoongi lo ve y lo manda a la mierda, se lo merecía, Jimin sabe que sus decisiones durante ese último mes no fueron las más acertadas, y por lo mismo se sentía horrible, pero siente que esta decisión, de no irse, ha sido la única que ha tomado bien, es por eso que ya no puede dar marcha atrás, incluso si la respuesta de Yoongi es un rechazo.

Llegando al piso destino, camina por el pasillo sintiendo como millones de misiles explotan en su estómago, tenía miedo, ansiedad, felicidad, todos los sentimientos convertidos en uno. Quería verlo y decirle que no se iría, quería decirle que a pesar de que no lo recuerda, decidió quedarse. 

Y quizás de ahora en adelante todo sería extremadamente difícil para ambos. Con uno amando hasta morir y otro recién conociendo lo que era el amor.

Apretó sus labios, nervioso, recordando perfectamente el nuevo código que Yoongi había marcado la noche anterior. Era la fecha de su cumpleaños. Qué idiota, Yoongi era un idiota enamorado. A Jimin se le escapó un pequeño sollozo por nunca haber sido consciente de cómo la vida del mayor giraba en torno a él. Yoongi era tan dulce, a pesar de que no lo aparentaba, se había dado cuenta que tenía un lado demasiado dulce, un humano con errores y buenos sentimientos. Era perfecto.

—¿Hyung? —Llama cuando se queda quieto de pie en la sala de estar. Camina hasta la cocina y observa el refrigerador buscando la nota que había dejado. ¿Cómo pudo no leerla? Era la única nota adhesiva ubicada en el centro, incluso el color celeste del trozo de papel resaltaba en el color blanco de la nevera.

Jimin se había imaginado a Yoongi ya despierto, yendo a la cocina por un vaso de agua, entonces leería la nota y lo esperaría. Él llegaría a casa horas después contándole que decidió quedarse e intentar algo que sea mejor entre ellos. Algo que no los siga hiriendo como ha sucedido todo este tiempo.

Todo el plan había fracasado cuando se dio cuenta que Yoongi nunca vio nada.

Camina dando pequeños pasos por el pasillo, sacándose la chaqueta y dejándola suavemente tirada en el suelo.

La puerta de la habitación de Yoongi se encontraba entre abierta, así que no hizo nada de ruido cuando se deslizó por ella.

Yoongi yacía dormido en posición fetal mirando a su dirección, su ceño estaba fruncido y su largo cabello caía hacia el costado. Jimin sonrió de manera tonta cuando dejó salir todo el aire que inconscientemente había retenido. Sus ojos se volvieron acuosos y tuvo que taparse la boca con una mano para que sus sollozos no generen tanto ruido.

¿Por qué todo era tan difícil? ¿había que sufrir tanto para llegar hasta esto? le fue inevitable preguntarse por qué la vida los había escogido a ellos para este destino. 

«De seguro fuimos malas personas en nuestra vida pasada»

Lo quedó observando por un buen momento mientras las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas. El pecho de Yoongi subía y bajaba moviendo las sábanas, lucía tan calmado que Jimin no pudo evitar sonreír.

—¿De verdad me amas? —Se preguntó levantando las sábanas y acostándose de frente a Yoongi—. ¿De verdad somos novios? Cuando despiertes... ¿seguirás queriendo tener un novio que no te recuerda y que no...? —Tragó duro al sentir la acidez de sus palabras arder en su garganta—, ¿y que no te ama como tú lo haces? ¿puedo permitirme eso?

En un agraciado movimiento se deslizó hacia adelante y tomó una de las mejillas de Yoongi con su mano para acariciarla en un ligero toque que dejaba a su pulgar moviéndose en toda la suave y blanca piel. Yoongi seguía con el ceño fruncido y Jimin se preguntó qué era lo que estaría soñado para lucir tan enojado, sus pestañas lucían largas al contrastar con la clara tez que poseía y pudo notar las ojeras formadas bajo sus párpados.

La necesidad de tocarlo se encendió por todo su interior cuando acariciar su mejilla no era suficiente. Con su otra mano libre despeinó los mechones rubios que caían de manera desordenada por su frente y en un movimiento rápido se movió hacia adelante y besó la comisura de sus labios entre abiertos. De inmediato se alejó cuando sintió el cuerpo de Yoongi sobresaltarse por la acción.

Tenía miedo, miedo de no saber la reacción que el mayor tendría al verlo tendido ahí en su cama.

Unos cuantos segundos más y Yoongi se encontraba revoloteando sus pestañas mientras abría los ojos y se acostumbraba a la luz del claro día de verano.

—Hola hyung.

El rostro de Yoongi se frunció y de inmediato se incorporó sentándose en su sitio.

—¿Jimin? Que haces- pero tú... ¿cómo? —Yoongi no formulaba ninguna frase coherente y Jimin le sonrío mientras tomaba la misma posición ajena, lágrimas volvieron a brotar de sus ojos mientras que su sonrisa se extendía sin poder controlarse.

Yoongi dejó salir un suspiro mientras levantaba los brazos y tomaba su rostro entre sus grandes manos. Jimin no pudo evitar cerrar los ojos al sentir cómo la simple acción lo envolvían por dentro. Inevitablemente se lanzó hacia delante, envolviendo el cuello de Yoongi con sus brazos y botándolos sobre el colchón en el acto.

—Estas aquí Jimin, estás aquí maldición. —Susurra Yoongi mientras le recibe el abrazo y esconde el rostro en su cuello. Jimin puede sentir el cuerpo del mayor tensarse bajo el suyo y la forma en cómo Yoongi acariciaba su cuello con su nariz le genera cosquillas.

Ninguno de los dos dice nada más cuando están demasiado ocupado preguntándose si esto era real. Jimin siente que había tomado la mejor decisión cuando comprueba que los brazos de Yoongi se asientan demasiado bien en su cintura. Sin embargo, siente miedo cuando siente su cuello húmedo y el cuerpo de Yoongi vibrar en un sollozo. De inmediato se separa y lo observa asustado. Yoongi lleva sus antebrazos a su rostro y comienza a llorar de manera silenciosa, a Jimin le parte el corazón saber que es el culpable de las dolorosas emociones que atravesaba.

Tomó los brazos de Yoongi tratando de ver su cara. —Hyung, déjame verte, por favor, yo no me iré, lo prometo, quiero estar aquí contigo, ya no llores... por favor hyung, Yoongi...

Yoongi no dice nada mientras continúa llorando de manera muy silenciosa, la única forma que tenía Jimin de percatarse de su llanto era debido a los espasmos por reflejo y los sorbos de nariz que de momento hacía. Y eso, lo tenían al borde, soltando lágrimas de manera mucho más ruidosa.

—Hyung, por favor... —Sollozó sonoramente, apretando los ojos y dejando caer nuevas lágrimas, el agarre en los brazos ajenos se hacía más débil, pero de todas formas intentaba quitarlos de su rostro—, por favor no me alejes... ¿Cómo pudiste pensar que me iría después de pasar la noche contigo? ¿no viste la nota en la nevera, idiota?

Jimin lloró más fuerte mientras trataba de mover sus hombros, se sentía tan triste, prefería mil veces que le grite, que lo insulte, que no le hable a que se rompa de esa manera.

Yoongi nuevamente no dijo nada, pero esta vez Jimin pudo retirar los brazos de su rostro. Sus miradas se encontraron y no pudo evitar sollozar de nuevo al ver el rostro empapado de lágrimas de su hyung. Llevó automáticamente sus pulgares a los rojizos ojos de Yoongi y barrió las lágrimas acumuladas.

Yoongi deslizó sus manos por todo el contorno de sus brazos, acariciando la piel, una y otra vez.

—Te amo Jimin, no sabes cuánto. —Las palabras salieron arrastradas de su garganta. La voz completamente ronca.

Jimin asiente. —Lo sé, sé que lo haces y yo... yo también quiero hacerlo hyung... —se separa un poco y se hinca de rodillas limpiando ahora su propio rostro, aunque sabe que no sirvió de nada cuando nuevas lágrimas volvieron a mojar sus mejillas. Sin darle demasiada importancia, sorbió de su nariz mientras ordenaba todos sus pensamientos para intentar que nada de lo que dijera se le escapara. —Yo soy inmaduro, tonto. Sé que tengo 20 años, pero no logro evitar pensar como si tuviera 18, sé que he experimentado más cosas de las que creo haber hecho, y que soy muy bueno hiriendo a la gente. Sé que he sido un maldito egoísta todo este tiempo y que no te he valorado, a veces simplemente me desconozco y realmente no sé qué es lo que hago bien y qué es lo que hago mal —Jimin sonríe de manera sarcástica pensando en la mala suerte que ha tenido—. A este punto, tengo asumido que mis recuerdos no volverán, pero ayer, cuando estuvimos juntos encendiste una parte de mí que no sabía cómo controlar, no sé qué pasa con mi corazón, pero cuando estuve contigo todo se sintió tan vivo hyung, tus abrazos, tus besos, verte sonreír, ver cómo juegas conmigo, como si todo se hubiera acumulado aquí dentro —Apunta su pecho unas cuentas veces y deja su mano descansando en el lugar.

—Jimin... —Yoongi susurra mientras se vuelve a sentar, Jimin nota la brillante mirada que posee y una solitaria lágrima bajar por su costado, solloza al verlo, percatándose que realmente es sensible con todo lo que se trate de Yoongi.

—Aquí dentro hyung, me haces sentir que eres mío, como si verte fuera mi paz y la única forma de sentirme relajado. No sabes cuánto te extrañé todo ese tiempo que me alejaste, por un lado, lo entendía, pero te extrañé como un loco hyung. No puedo explicarlo bien, pero- ¡cielos, soy tan malo con las palabras! Ahora mismo sé que estoy siendo mezquino, pero... quiero aprender contigo, quiero hacer todo contigo hyung, simplemente quiero saber cómo quererte, quiero aprender a quererte... —Jimin respira agitado cuando siente que ha dicho todo, y sólo se percata de sus lágrimas cuando Yoongi desliza su pulgar para atrapar una de ellas.

—Jimin, ven aquí. —Yoongi lo toma de su cintura y sin rechistar desliza las piernas a cada lado de las caderas contrarias, quedando frente a frente. El mayor despeina sus mechones y con su dedo índice recorre cada parte de su rostro, como si estuviera intentando guardar el momento. Jimin se deja querer, cerrando los ojos y sintiendo como cada toque lo quema por dentro. Le es inevitable no apretar los puños en las ropas de Yoongi en su cintura deseando, por enésima vez, poder recordar.

Yoongi deja descansar su frente en la suya para luego moverse hacia adelante y quedar a sólo milímetros de su boca, la distancia era tan diminuta que Jimin cierra sus ojos esperando que desapareciera, sin embargo, durante los siguientes segundos nada pasó cuando la lenta respiración de Yoongi chocaba contra la suya. Era como si el mayor estuviera pidiendo permiso, un nudo se formó en su garganta y antes de siquiera pensarlo se movió hacia adelante y cortó toda distancia entre ellos.

El beso comenzó suave, tan suave que Jimin se encontraba siendo guiado por el sabor de su hyung, Yoongi podía lanzarlo de lo más alto para dejarlo caer a lo más bajo y sucesivamente, y no podía decir con certeza cómo es que de un momento a otro se encontró tan perdido, pero ahora mismo los brazos de Yoongi, su sabor, su cariño, todo lo que el mayor le transmitía, lo tenían completamente seguro, como si los blancos brazos fueran su paz y una voz le dijera que todo estaría bien.

Yoongi poco a poco deslizó su lengua por todo su paladar, entrelazándola con la suya de una manera que lo tenían gimiendo en el beso mientras perdía todos los sentidos, sin embargo, Jimin pudo notar que este beso se sentía mucho más dulce que el anterior, era algo que le traía conforte y tranquilidad, incluso pudo sentir el cuerpo de Yoongi destensarse cuando lo rodeo con sus brazos. Jimin quería llorar, simplemente por sentir la forma cariñosa en que el mayor siempre lo sostenía, era como estar flotando en una cama llena de plumas blancas y suaves. Yoongi era tan dulce que dolía.

—Jimin... —Yoongi dice su nombre cuando corta el beso, siente sus grandes manos deslizarse por toda su parrilla costal, de ida y de vuelta para quedar encajadas en su cintura, unos segundos más y Jimin lo observa al ver que este lo estaba mirando, sus ojos completamente fundidos en negros y las pupilas lo suficientemente dilatadas como para notar su reflejo en ellos. Se sonroja, al sentirse completamente expuesto ante su mirada, como si lo desnudara. Y Jimin sabía que si fuera otra persona mirándolo como si lo conociera, se sentiría completamente asustado y pequeño, sin embargo, con Yoongi lo único que siente es seguridad y amor. —Jimin... te amo Jimin, no sabes cuánto. Eres tonto ¿sabes? Y yo soy muy pesimista, siempre pensé que me dejarías y nunca te enamorarías de mi de nuevo, y realmente no sé si pase, pero... —Yoongi se quedó en silencio por unos minutos, como si estuviera ordenando todos sus pensamientos antes de decirlos—, pero quiero que sepas que lo que siento por ti es verdad, yo no te haré daño Jimin, lo que menos quiero es herirte, quiero que estés seguro conmigo, que cada vez que sientas que algo anda mal me busques y compartas todos tus problemas conmigo. No pienses que eres de una noche o que la relación que teníamos antes era algo superficial, tú eres para siempre Jimin, eras mi para siempre. Prometo ir lento y darnos todo el tiempo del mundo si lo necesitas, pero por favor... —Yoongi se acercó hasta rozar sus labios, Jimin tomó una rápida respiración cuando la simple acción se sentía demasiado, entonces sintió como los labios contrarios temblaron y la voz de Yoongi cambió a una mucho más dolida—, por favor no me alejes de ti Jimin, no me apartes de tu mundo de nuevo, bebé.

Jimin apretó sus labios mientras asentía y lo abrazaba fuertemente, hundiendo su rostro en el blanco y suave cuello de Yoongi. No tenía la valentía suficiente como para responder; una, porque la simple forma en cómo Yoongi se expresaba hacia él lo querían hacer llorar, y dos, porque tenía miedo de que sus palabras no puedan ser los suficientemente claras con lo que él quería expresar. Quería comenzar a ser las cosas bien, quería por lo menos intentar y tratar de deshacer el nudo de emociones que lo embargaban cada vez que Yoongi estaba cerca, y así poder descubrir cada vez más del Jimin que era antes.

Ambos aprovecharon esa tarde para conocerse de forma mucho más íntima, ambos en la cama llenándose de mimos todo el día. Jimin preguntaba cosas triviales, como algunas citas y Yoongi le contaba todo lo que quisiera saber, incluso cosas que lo hacían sonrojar. Jimin aprendió que el estar así con Yoongi, era un buen comienzo, después de todo, las cosas para ellos nunca habían sido así de gratificantes.

Sin embargo, no todo fue color de rosas durante los siguientes días, tanto Namjoon como Hoseok y Taehyung se sintieron ofendidos por todo lo que el pelinegro les hizo pasar.

Incluso Tae había llorado cuando Jimin bajó en la noche al apartamento a contarle todo. Hoseok se había sentido pasado a llevar, pero, de todas formas, la pareja le pidió una disculpa por haberlo hecho sentir mal. Y Jimin sabía que no había nada que perdonar, era claro que sus amigos sólo deseaban lo mejor para él. La situación se arregló cuando Namjoon llegó con cuatro cajas de pizza extra grande para todos, haciendo que los lazos de amistad esa noche aumentaran entre los cuatro.

Por otro lado, la profesora Kim, no se había visto muy contenta con sus decisiones cuando Jimin le contó, a último minuto, que rechazaría la beca. Sin embargo, aún había un poco de tiempo para darle la oportunidad a otro alumno de ser becado. Jimin había elegido a uno de sus compañeros de la clase de popping, era un muchacho alto que le había llamado la atención porque bailaba como si no tuviera huesos. Su corazón dejó de sentirse tan pesado al saber que no todo resultó tan en vano.

Después de unas tres semanas Jimin volvió a bailar cuando el doctor le dijo que desde ahora el ejercicio físico estaba más que permitido en su vida, pero siempre y cuando cuide su cabeza. Su caso había sido tan único que los chequeos no podían faltar en ningún mes o cuando manifieste signos y síntomas extraños.

Todo se sentía bien para él, Jimin se dio cuenta que Yoongi podía ser la persona más tierna del mundo si lo quería, y se encontró encantado con eso, lo quería, podía decir ahora mismo con seguridad que lo quería. Yoongi siempre lo abrazaba y le daba mimos, le tomaba de la mano o lo llevaba a lugares lindos. Jimin había protestado a que él nunca podía consentirlo tanto como el mayor lo hacía, así que siempre trataba de compensar los regalos de Yoongi llevándole pasteles dulces de la tienda, los favoritos de su hyung.

Todo se sentía bien, y a pesar de que su memoria no volvió, él estaba tranquilo. No podía decir con certeza si amaba a Yoongi o no, pero estaba seguro que lo quería y que sus sentimientos no tardarían en crecer hacia esos lados.



—Fue por tu novio ¿cierto? Min Yoongi, el estudiante de producción. —Su profesora le pregunta un viernes por la tarde mientras ojea una pauta de bailes tras su escritorio. Jimin, quién ya iba saliendo por la puerta de la oficina, se detiene y se gira sonriendo mientras negaba con la cabeza, a pesar de que no era visto.

—No, fue por mí. Después de todo, me di cuenta que soy yo el que no podía vivir sin él.

La mujer lo observó por un tiempo y luego sonrió aprobando su respuesta. Jimin salió de la pequeña sala sintiéndose más seguro por haber sido completamente honesto.

Se reunió con sus demás compañeros en la sala de práctica, solo faltaba una semana para que los estudiantes de las escuelas de arte, música y teatro se graduaran, y su clase haría una presentación para despedir a sus sunbaes graduados. Eso significaba, que todos los del departamento de humanidades iban a presenciar el acto, entre ellos Yoongi y Jin, quienes se graduaban ese día de sus respectivas carreras. Jimin estaba tan nervioso por la presencia de Yoongi que ensayaba todas las tardes de la semana con sus demás compañeros para que nada saliera mal.

Cuando su doctor le dio el permiso para bailar de nuevo, se sintió completamente afligido por ver que su nivel se había atrasado muy por debajo que el de sus compañeros. Sus músculos dormidos y un poco atrofiados no lucían como los ejercitados de un bailarín, así que el esfuerzo necesario fue el triple para poder acomodarse al nivel de los demás. Había sufrido en gran manera, pero Jimin recuerda perfectamente bien la forma en la que Yoongi le daba masajes a sus adoloridos músculos cada vez que llegaba por las tardes luego de acabar sus clases.

—Jimin tú eres pequeño. —La voz de una chica llama su atención, sacándolo de todos sus pensamientos. Levanta la cabeza, sus cejas alzadas curioso cuando la misma muchacha toma su muñeca y lo arrastra hasta el centro de la sala.

—¿Qué está pasando? —Pregunta confundido cuando todos sus demás compañeros lo observan como si él fuera la llave de un gran tesoro, una especie de arma que los salvaría a todos.

—Nadie puede hacer esto —Otro de sus compañeros se acerca y le acerca un iPad. Un vídeo comienza a reproducirse: en el centro de un gimnasio, un bailarín se encontraba practicando una coreografía. 

—¡Eso! queremos que hagas eso —La chica de antes vuelve a decir dando saltadas en su sitio, indicando la parte donde el bailarín realizaba una voltereta hacia adelante sin las manos.

Jimin sonrió grabándose los movimientos, como si en su cabeza estos se mostraran en cámara lenta, enseñando cada parte importante del salto. —Puedo hacerlo.

Sus compañeros despejaron el lugar mientras él se ubicaba en uno de los extremos de la sala para poder tomar vuelo. Corrió un poco hacia adelante y tomando impulso con sus pies realizó la voltereta de manera perfecta, unos aplausos y gritos sonaron luego de que sus compañeros lo observaran con asombro.

—¿Por qué no incorporamos otro solo antes de que Jimin haga la voltereta? Así podría aparecer de atrás de manera sorpresa y sería más emocionante ¿qué dicen? ¿Qué opinas Jimin? —El chico encargado de enseñar la coreografía lucía emocionado.

Jimin pensó por un momento, haciendo una imagen mental de la coreografía y luego de entender a lo que querían llegar asintió. —Lo intentaré.

La música comenzó a sonar y otro de sus compañeros comenzó a realizar bailes de poppin hasta quedar tendido en el piso. Jimin esta vez tomó vuelo y volvió a realizar la voltereta, sin embargo, el cálculo no fue preciso lo que lo obligó a caer con toda su espalda, golpeándose fuertemente en la cabeza debido al latigazo que se formó en su cuello cuando su espina se extendió automáticamente por el efecto gravitatorio del golpe. Escuchó varias voces diciendo su nombre, llamándolo, pero no había nada que pudiera realmente caber en sus pensamientos, no cuando trataba de mitigar el fuerte dolor, cerrando sus ojos y apretando sus dientes. Un gemido se le escapó cuando de manera dolorosa comenzó a ver todo negro.

El mundo se movía, todo a su alrededor se movía sin que él moviera ningún músculo, las voces de sus compañeros, la voz de la profesora gritando por una ambulancia, varios pasos y gente aglomerándose cerca de él, acercándose para ayudar a estabilizar su cuerpo. Jimin no tomaba atención a nada, se sentía como estar viajando a través de un túnel mientras las voces eran dejadas atrás.

Lo más extraño, es que al final del túnel, había una luz brillante, tanto así que, cuando sintió como si la luz lo golpeaba gritó de manera incontrolable. No era una luz buena, era una luz que lo atravesaba, como si le estuviera intentando partir el cráneo.

Y luego de que la luz volvió más y más fulgurante, imágenes de todos sus recuerdos comenzaron a descender por su cabeza, viajando a una velocidad a la que Jimin no podía entender nada, haciendo que toda la información fuera difícil de procesar, porque era demasiado, tanto así que su cabeza no podía soportarlo.

Sin embargo, en ese momento, cuando pensó que moriría por el dolor, la imagen de Yoongi se forma de manera clara en toda la extensión de su mente, Yoongi le sonríe, toma su mano y tira de esta para luego besar sus labios. Puede verlo, puede observar la forma en cómo el mayor lo consciente, y logra reconocerlo. Sabe quién es Yoongi, su Yoongi, el amor de su vida. Pero todo dura apenas segundos, porque la imagen de Yoongi desaparece y puede sentir como el suelo bajo sus pies se abre tragándolo, de inmediato siente miedo y aprieta sus ojos, gritando y luchando con todas sus fuerzas para no perderse.

Sus gritos se convierten en sollozos y luego de eso ya no había nada, Jimin siente pánico, tiene miedo de olvidar lo que vio, tiene miedo de no volver a tener sus memorias si es que queda inconsciente. Unos segundos más y se desmaya cuando el pozo oscuro al que era lanzado lo traga hasta no dejar ningún rastro de él. 





Gracias por darle amor a este fic ♥ nunca lo esperé y fue sorprendente ♥♥♥ un abrazo ♥

Siento las faltas ;; 


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