7: Junkook parte II

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++Nota: Amo ese gif... como Yoongi mira a Jimin mientras estornuda ;_; - antes de empezar, quiero decir que este capítulo es larguísimo. 6683 palabras, lo siento por eso, no podía dejar de escribir ;_; espero que no se aburran ♥ desde ya siento los errores :c y esta es la parte dos, porque se me había hecho tan largo el capítulo pasado que tuve que continuar aquí. No conozco lo que se llama resumir ;_;  



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—¿Jungkook que haces ahí? ¿Por qué estás en mi casa? Me demoraré en llegar así que vete. —Yoongi bajaba las escaleras del edificio donde se encontraba esa mañana, el ascensor había demorado tanto que lo único que hizo fue maldecir por lo bajo y correr escaleras abajo, tratando de sonar lo más calmado que sus respiraciones le permitían cuando Jungkook lo había llamado diciendo que se encontraba en su casa, con un Jimin sin sus recuerdos. Mierda

—Hyung, pero-

—Jungkook —Se detuvo a medio escalón y cerró los ojos, tratando de encontrar un poco de paciencia en el acto—, por favor no alegues, Jimin perdió la memoria.

—¿Es en serio?

—Sí, por favor sé amable, solo por esta vez, sé que se odian sin ningún sentido en particular, pero por favor, cualquier cosa que le digas puede resultar mortal, el aún está en riesgo, Jungkook por favor, hazlo por tu hyung ¿sí? Te invitaré a comer, lo prometo, pero sale de mi casa ahora. —Yoongi jamás había rogado, pero ya era tarde cuando se encontró suplicando al menor a través de la línea. Nunca se había sentido tan desesperado como en ese momento, aunque siempre fue Jimin el que le hizo conocer sentimientos y emociones que pensaba que no sentía.

—De acuerdo Hyung. —Yoongi pudo sentir la decepción de Jungkook en sus palabras, apretó sus labios porque no le gustaba tratarlo así, después de todo el menor era alguien especial para él.

Cuando salió del edificio fue directo hasta su auto. Esa mañana tuvo que dejar a Jimin solo por motivos laborales. Había enviado hace unas semanas unos demos de su trabajo como productor y al parecer el CEO había quedado encantando, llamándolo a la reunión de la que había salido recién y cerrando una compra de cuatro canciones hechas por él. Al parecer la compañía las quería para un nuevo grupo de ídolos que harían debutar.

Y si bien Yoongi aún no recibía su título, pero al estar en último año y graduándose con honores en unos meses más, le dio la ayuda que necesitaba para que su nombre se hiciera conocido dentro de la industria de entretenimiento coreano.

El nombre SUGA, el cual era su seudónimo artístico y con el cual trabajaba, ya había recorrido la boca de varias personas gracias a las recomendaciones de su profesor de composición, así que solo le bastó enviar unos cuantos demos a varias empresas para que sus canciones fueran compradas, haciendo que los derechos de autor llenen su cuenta bancaria con varios ceros que definitivamente a su bolsillo le gustaban.

Llegó a su apartamento cerca de las dos de la tarde. La casa se encontraba completamente silenciosa y no pudo evitar sentir algo frío revolver su estómago. Sabía que Jungkook no heriría físicamente a Jimin, pero a veces las palabras del menor solían ser demasiado duras para que su novio las pudiera soportar. Aún recordaba el cumpleaños de Taehyung el año pasado, Jungkook había hecho sentir tan mal a Jimin, que el menor terminó llorando mientras hacía unas cuantas maletas para irse a dormir a un hotel. Yoongi siempre podía calmar a Jimin, con sus abrazos, un par de caricias y unas cuantas verdades susurradas al oído. Sin embargo, a veces era simplemente insoportable cuando Jimin mantenía un humor tan grande como para que se desate una pelea infinita de groserías entre el par. Yoongi siempre terminaba con un dolor de cabeza y horriblemente cabreado.

—¿Jimin? ¿Jungkook? —La sala de estar estaba envuelta en un notorio silencio, fue hasta la cocina y era la misma situación. Nada.

—¿Jimin? ¿Estás aquí? —Preguntó con voz fuerte, y cuando no recibió respuesta, fue hasta la habitación del menor. Yoongi sabía que estaba por ahí, pues todos los zapatos se encontraban ordenados en la repisa que había en la entrada. Así que cuando abrió la puerta de inmediato lo vio; o más bien vio un bulto que sobresalía en la cama. Las cobijas estaban hasta la nariz y la posición fetal en la que se encontraba solo lo hacían lucir tierno. Jimin se encontraba observando a la nada, sin siquiera desviar la mirada hacia Yoongi cuando avanzó para tomar asiento en la cama.  La fría reacción del menor le pareció extraña, y fue ahí cuando supo que Jungkook había dicho cosas extrañas. Yoongi ahora tenía que ser cauteloso, pues no sabía qué tipo de información le fue compartida, y si su actitud era porque se había enterado de que él era su novio, entonces la situación seria horriblemente dolorosa y Yoongi tenía miedo de no saber cómo tomarlo. Aunque siempre se consideró un chico realista que no se dejaba llevar por las emociones. Claro, eso fue antes de conocer a Jimin.

—Jimin... —Susurró y el menor no hizo ademán de observarlo, parecía ido. Yoongi no sabía como calmarlo, no cuando no tenía el permiso de actuar tan cercano.

De todas formas, llevó una de sus manos a los mechones anaranjados del menor y los separó partiendo una raya en la mitad, descubriendo su frente.

—No me gusta usar el cabello así hyung. —Jimin dijo suavemente bajo las sábanas, tan dulce que Yoongi pensó que se había olvidado de lo agradable que podía sonar la voz del menor.

—Te ves tierno. —Sonrió y Jimin se encontró con su mirada.

—Tampoco me gusta que digas que soy tierno. —Algo en el pecho de Yoongi se apretó.

—Pero lo eres. —Siguió despeinando los sedosos cabellos de Jimin a pesar de que este se había girado para quedar de frente, observando el techo.

—No lo soy.

—Si lo eres.

—Hyung, deberías parar. —Jimin se incorporó un poco con ayuda de sus codos, su semblante era serio, pero Yoongi pudo notar el brilló de tristeza que había en sus ojos. En aquellos ojos que lo observaban tan fuerte que podía ver su reflejo en ellos.

—¿Qué ocurre Jimin? —El menor pareció pensar por un buen momento si era correcto hablar o no. De todas formas, terminó por suspirar y negar con la cabeza. Yoongi esperó paciente por sus siguientes palabras.

—Yo... yo no quiero entrometerme más en la vida de tu novio y tú, lo siento si en el pasado hice cosas horribles para separar- ¿Por qué te ríes? —Jimin frunció el ceño cuando vio su sonrisa abierta. No pudo evitar reír fuerte por la actitud que tenía el menor y por lo que supuso que le dijo Jungkook.

—Porque eres malditamente tierno.

—Me voy de aquí. —Jimin gruñó levantando su cuerpo y descubriéndose de las sábanas. Yoongi sabía que el temperamento del contrario era un caos y muchas veces, cuando actuaba así, él no hacía ademán de calmar su enojo, pero ahora se veía tan tierno e indefenso que lo único que quería hacer era abrazarlo. Y así lo hizo.

—Hyung suéltame. —Jimin posó ambas manos en su cintura y Yoongi enterró el rostro en su cuello, sintiendo su aroma tal cual como lo recordaba.

—No hasta que me digas que pasó. —Jimin pareció relajarse entre sus brazos y sintió como los costados de su camisa eran apretados en puños. Se separó del menor lo suficiente como para observarlo con la mirada agachada mirando hacia su regazo.

—Vino un chico, él dijo que su nombre era Jungkook y que nos odiábamos, luego me contó por qué nos odiábamos —Jimin levantó la mirada encontrándose con la suya. Estaba tan cerca que a Yoongi le bastaba mover su rostro unos centímetros hacia delante para tomar sus labios—. Él dijo que yo fui malo con ustedes. Ustedes son novios hyung, y yo le creo porque sé lo egoísta que puedo llegar a ser a veces, lo siento, yo no quería hacer- ¡deja de reírte!

—Lo siento cielo, eres tan tierno... —Yoongi volvió abrazarlo, haciendo que pasaran de estar sentados en la cama a quedar tirados en ella. Rápidamente deshizo el abrazo y se quedó a un lado de Jimin, ambos con la mirada en el techo.

—No te disculpes por cosas que no existen.

—¿Qué quieres decir? —Yoongi por el rabillo del ojo lo pudo ver girar la cabeza observándolo. Y a pesar de que él seguía mirando el techo, podía imaginarse el rostro de confusión que tenía el menor.

—Jungkook no es mi novio, es cierto que ustedes no se llevan muy bien, así que creo que solo lo dijo para molestarte.

—Oh yo- oh. —Jimin no sabía que decir, y cuando Yoongi se giró notó la pequeña sonrisa que se había formado en los labios ajenos. En ese minuto, estaba debatiendo internamente por agarrarlo y estrecharlo entre sus brazos, mecerlo como siempre lo hacía, hacerle cosquillas hasta que rogara para que se detenga. Varias cosas estaban pasando por su mente, sin embargo, era tan doloroso no tener el permiso para poder hacerlo, no cuando sus acciones podían llegar a herir a Jimin.

—¿No has almorzado cierto? —Preguntó luego de un rato, despejando todas las emociones que se arremolinaba en su pecho. El menor negó y él asintió—. Entonces almorzaremos afuera.




***




—¿A dónde vamos? —Jimin observó los edificios pasar a través de la ventana, emocionado apretó las manos en el cinturón de seguridad y no pudo evitar voltear su rostro hacia Yoongi cuando este rió sin ningún sentido en particular. La risa ya se encontraba grabada en sus pensamientos, haciendo que se mezclen con sus recuerdos perdidos y sonara agradable en ellos. Había escuchado esa risa varias veces antes, y le encantaba.

—Es una sorpresa. Aunque no almorzaremos algo grande, pero se supone que el almuerzo no debe de ser tan importante. —El mayor levantó los hombros sin importancias y Jimin sonrió sin dejar de observarlo.

Cuando aparcaron en el pequeño estacionamiento del recinto, se bajó y pudo notar el local con mayor notoriedad, sintió como si se hubiera enamorado a primera vista, y no lo mal interpreten, Jimin no era una persona materialista, pero el lugar parecía sacado de ensueño, era pequeño pero el diseño era único, como si hubiera sido creado de manera personalizada, tenía una especie de alcoba donde habían unas sillas y mesones de roble mientras que las grandes vitrinas a cada lado de la gran puerta de entrada dejaban ver pequeños mesones con sillones acoplados a los costados. Y era tanta su fascinación que ni siquiera esperó por Yoongi, llegó y entró al lugar, haciendo que unas campanillas sonaran, dejando que el ruido se adentre a sus sentidos como un tono demasiado familiar. Siguió observando y en la caja podía ver una vitrina completa de pasteles y cosas dulces bien decoradas y adornadas, cuando vio más allá se dio cuenta que todo era realizado ahí; había una especie de panadería del otro lado, donde unos espejos podían mostrar un poco del trabajo que se hacía allí atrás.

—Señor Park bienvenido de vuelta. —La chica detrás de la caja le hizo una reverencia completa mientras le sonreía.

—Gracias, supongo que me alegra verte también. —Paso una mano por su cabello, un poco incómodo y cuando sintió a Yoongi a su lado se giró sin decir nada, esperando por una respuesta.

—Lo mismo de siempre Doyeon. —Yoongi le sonrió a la chica y esta asintió yéndose por la puerta trasera, en eso fue conducido por el mayor a tomar asiento en uno de los mesones ubicados al fondo, donde el ambiente parecía más tranquilo.

Yoongi tomó asiento frente a él, y pasaron unos pocos segundos cuando sintió sus piernas siendo arrastradas por las del mayor, quedando sus pies entre medio de las contrarias como la pasada noche. Carraspeó observando el ventanal porque sabía que si lo seguía mirando a él, entonces su rostro se volvería rojo y eso sería vergonzoso, y más después de lo que encontró en su cuaderno esa mañana.

—¿Te gustó el lugar? —Yoongi preguntó, haciendo que sus miradas se encuentren.

—Es hermoso, ¿yo venía aquí antes cierto? —Jimin se acomodó en su sitio—, la chica habló como si me conocía, ¿Doyeon era su nombre?

—Sí, pero más que eso... —Jimin frunció el ceño, Yoongi lo observó dándole una sonrisa de lado—, este lugar es tuyo Jimin.

—¿¡Qué!? —Un minuto. Solo un minuto necesitaba Jimin para poder procesar bien esa información, el lugar parecía sacado de un cuento de hadas creado por los hermanos Grimm y eso le encantaba, porque Jimin era de esos niños que soñaba con ser una princesa, raro o no, era cierto—. ¿estás diciendo que este lugar es mío? —Yoongi asintió sonriente, sus ojos brillantes como siempre.

Jimin se puso de pie y recorrió con la mirada detenidamente todo el local, la vitrina de dulces, los garzones atendiendo las demás mesas, algunos de ellos notaron su presencia y le hicieron una reverencia que respondió rápidamente emocionado. Pudo notar que el recinto tenía forma de 'U' donde en el centro se encontraba la vitrina y la caja, los garzones salían de ambos lados de esta a través de puerta deslizable de madera, sosteniendo grandes platillos que hacían que su estómago ruja. Era demasiado increíble para ser cierto. Desde que sus padres habían fallecido, tenía el sueño de abrir una pequeña tienda en Seúl, pero era un sueño que se haría a largo plazo, pues por lo que recordaba Jimin, el dinero no le había alcanzado para concretar sus planes tan pronto.

—Jimin siéntate. —Yoongi tiró de su brazo haciendo que se sentara. El contacto lo envió directo a un fuego artificial celebrándose en su cuerpo. Era como si el mayor conociera todos sus puntos y como si todos los gestos que hiciera se sintieran multiplicados por mil.

Seguramente son los medicamentos. Sí, debe ser eso.

—Cuando cumpliste los 19 años recibiste una herencia, tus padres la habían dejado, tu no sabías nada de eso, ni tampoco se te permitía saber hasta que cumplieras los 19 años.

—Oh Dios... —Sus manos se fueron a su boca sin creer lo que le estaban diciendo, sintió sus ojos acuosos al ver la mirada de empatía que Yoongi le brindaba, su garganta dolía por el nudo de emociones que en ese minuto lo estaban atravesando. Sus padres siempre fueron buenos con él, y todo lo que Yoongi le contaba se sentía como si sus padres hubieran sabido que iban a morir en ese vuelo a Japón que terminó en un trágico accidente, dejándolo huérfano cuando tenía 15 años.

Aún recuerda ese tiempo, fue uno de sus años más oscuros, sin tener familiares cercanos que lo cuidaran, siendo obligado a vivir en un hogar hasta que alguna familia lo decidiera adoptar, lo que era casi imposible cuando ya era tan mayor. Lo único que le esperaba en ese entonces era cumplir la mayoría de edad y largarse. Pero fue como si en ese tiempo el mundo estuviera de su lado, nunca olvidará el día cuando la directora del hogar lo había citado a la oficina; Taehyung —su mejor amigo de toda la vida— y sus padres estaban ahí para recogerlo y hacerse cargo de él hasta que cumpliera la mayoría de edad. Esa fue la pequeña luz que iluminó toda la oscuridad a sus 15.

—Aquí están los pedidos de siempre —Un chico alto llegó dejando dos platos con unos pedazos de pastel, unas tazas con café, aunque pudo ver que el suyo era chocolate caliente con pequeños malvaviscos derritiéndose por encima. Una pequeña fuente con donas bañadas en chocolate y los servicios a cada lado. Definitivamente era una explosión de azúcar, y Jimin se sintió bien con eso, después de todo, a él siempre le han gustado las cosas dulces—. Me alegro tenerlo de vuelta señor Park, el señor Yoongi vino todos los días a comer solo en su ausencia. —El chico hizo una reverencia y se retiró, tuvo que levantar un poco sus manos deteniendo las palabras que Yoongi diría cuando lo vio abrir la boca, era demasiado para él, todo lo que estaba recibiendo, necesitaba organizar sus pensamientos y así no servía, no cuando el dolor de cabeza comenzaba a punzar fuertemente.

—Dices que este lugar es mío...

—Ajam. —Yoongi había cortado un pedazo de torta y se lo había echado a la boca, deslizando lentamente el tenedor por los pequeños labios que el mayor poseía, ¿Por qué mierda la acción se veía tan, tan, tan abrumadora? Jimin se encontró lamiendo sus labios por pura inercia, y cuando Yoongi notó la acción largó una pequeña risita, haciendo que Jimin volviera a la realidad, carraspeando avergonzado por dejarse llevar por sus emociones.

—¿Y viniste aquí mientras yo no estaba?

—Es mi lugar favorito, después de nuestra casa claro. —Yoongi levantó los hombros restándole importancia, pero "nuestra casa" sonaba demasiado íntimo para que él le restara la misma importancia que el mayor.

—¡Por última vez te digo que es el próximo! —Una voz llenó el lugar, interrumpiéndolos y haciéndolos girar la cabeza, sobre todo porque Jimin se acordaba de aquella voz.

—Ah hyuuung~ —Namjoon se encontraba arrastrando los pies detrás de Jin, quejándose porque aparentemente el mayor no quería darle la razón. Jin caminaba recto largando grandes zancadas mientras se dirigía a la caja apuntando con su mano unos pastelitos de color rosa ubicados en la vitrina, Jimin estaba seguro que, si el mayor hubiera tenido el pelo largo, lo hubiera visto haciendo un gesto despreciativo ordenando su cabello hacia atrás y dando media vuelta ignorando completamente a su novio.

Jin pagó por los pastelitos y uno de los garzones se los ordenó en una tierna caja para llevar que tenía el logo de la tienda en el centro. Namjoon seguía saltando a su lado, tratando de llamar su atención, sin embargo, los ojos de Jin tenían pensado otra cosa, porque navegaron por todo el lugar hasta encontrarse con los de Jimin, quien le dio una sonrisa y levantó el brazo para que se acercaran.

—Jiminnie, Yoongi. —Jin saludó arrastrándose al lado de Jimin.

—Hola Jin hyung. —Jimin le sonrió abiertamente, haciendo que sus ojos se convirtieran en medias lunas. Yoongi por otro lado, solo levantó la cabeza mientras seguía devorando su pastel.

—Odio que me dejes hablando solo Jin... —Namjoon llegó deslizándose al lado de Yoongi y agarrando automáticamente uno de los pastelitos de chocolates ubicados en el centro—. Hola Jimin, hola hyung.

—Pelear con Jin es como tapar el sol con un dedo —Yoongi le dio otra probada a su pastel—, imposible.

—Técnicamente si se puede —Namjoon levantó su dedo—, solo depende de la distancia en la que coloques tu dedo para poder taparlo.

Yoongi dejó sus cubiertos y entrecerró los ojos en dirección al alto. —Tu nunca captas el punto.

—Namjoon quiere organizar una fiesta el próximo sábado y yo tengo un examen después de ese fin de semana.

—Hyung solo será una pequeña fiesta —Namjoon se removió en su lugar. Jin abrió la caja de los pasteles y sacó uno rosado, dejándolo en el plato de Jimin y sonriéndole en el acto. Namjoon rodó los ojos al ser ignorado.

—A mí me gustan las fiestas. —Jimin habló moviendo sus pies debajo de la mesa, olvidando completamente el hecho de que sus pantorrillas de bailarín se encontraban atrapadas entre las piernas del mayor; como la vez pasada. Yoongi notó la emoción del menor y apretó el agarre, captando su atención.

—Te gustan tanto que terminaste vomitando mi camisa en una...

—¡Oh vamos! será divertido, Jimin quiere ir, le servirá para despejar su mente. —Namjoon pareció tomar la oportunidad usando a Jimin como su arma, porque sabía que él menor era tan adorable y esponjoso que cualquiera podía caer ante él; y las personas que siempre caían eran los mayores: Jin y Yoongi.

—Hyung creo que será divertido. —Jimin saltó en su asiento emocionado observando a Yoongi, quien levantó las cejas por la automática acción de buscar su aprobación. Jin observó la escena y lo único que hizo fue sonreír y negar con la cabeza, porque sabía que Jimin quizás no recordaba nada del hombre que tenía al frente, pero de todas maneras todo en él actuaba como si fuera consciente de ello, consciente de que Yoongi era su novio.

—Creo que es realmente caótico y peligroso que asistas a una fiesta de Namjoon, porque Namjoon está loco, no en el sentido malo, sino que su cerebro se mueve a una velocidad diferente a la de nosotros, por lo tanto, todo lo que hace es extraño.

—Uhm, gracias... supongo. —Namjoon levantó sus hombros por no entender lo que Yoongi trataba de decir, aunque en resumidas palabras era "no asistir".

—Pero tu irás ¿cierto hyung? Si vas tú, entonces  yo creo que puedo estar bien. —Jimin agachó la mirada sin creer lo que había dicho, incluso su voz había sonado malditamente adorable en sus oídos y aquello lo hizo sentir tan avergonzado, no podía creer que acababa de hacer una especie de aegyo.

—Hyung, Jimin quiere ir, así que tenemos que hacer la fiesta sí o sí. —Namjoon le dijo a Jin mientras le sonreía maliciosamente y Jin sabía lo que significaba esa sonrisa, por un lado, le gustaba, pero por otro, estaba la racionalidad de su cerebro diciéndole que no era buena idea cuando estaba en el último año de su carrera de teatro musical, por lo que todas las pruebas que tenía eran casi sagradas y decisivas. De todas maneras, terminó por asentir porque le gustaba que Namjoon estuviera feliz, lo cual era un punto en contra para él en situaciones así. Aunque el hecho de que Jimin también estuviera feliz con la fiesta recompensaba un poco la imposibilidad que tendría de estudiar ese fin de semana.

—¿Qué a nadie le importa mi opinión? Jimin no saldrá.

—Yaaah Hyung~ —Jimin saltó en su asiento, haciendo una rabieta y formando un puchero.

¿Qué mierda le pasaba al mundo?

Yoongi estaba teniendo una especie de colapso mental en aquel minuto, luchando con las urgencias de lanzarse hacia delante y tomar los labios del menor entre los suyos. Jin notó el rostro de Yoongi y sabía con lo que estaba luchando el peliverde.

—Jiminnie no te preocupes, Yoongi de todas formas asistirá, te pasaremos a buscar con Taehyung y Hoseok y si él insiste en no querer, ya verás que de igual formas irá. —Jin desordenó el cabello de Jimin mientras este asentía como una mascota. Lo que ocasionó que Jin estrujara los mofletes casi ya inexistentes del menor mientras le decía lo tierno que era. Namjoon hizo un pequeño baile divertido en ese momento mientras sacaba su teléfono haciendo un grupo masivo para anunciar la fiesta, lo cual a Yoongi le molestó, porque con menos personas sería mejor, mejor para Jimin; Namjoon asintió ante su petición de hacer algo pequeño, pero de todas formas Yoongi sabía que lo hacía para dejarlo tranquilo, lo cual le cabreaba mucha más porque, mientras Namjoon le decía "no te preocupes hyung serán unas diez personas", agregaba toda su lista de contactos —que no era pequeña—, al grupo titulado como "Arde el sábado".

—Namjoon ¿crees que soy idiota? —Yoongi graznó y a pesar de que su voz debería sonar molesta, sonó como algo asfixiada por el pedazo de pastel que se había echado a la boca, el cual sacó del plato de Jimin porque el suyo lo había terminado hace rato.

—¿No es eso cierto? —Jin habló metiéndose en la conversación—, Namjoon ¿qué estás haciendo? —El mayor de todos frunció el ceño al ver lo concentrado que su novio estaba frente a la pantalla del celular. Y por supuesto que sabía lo que estaba haciendo. —¿sabes que solo entran unas 20 personas en el apartamento cierto?

—Pero en el de Yoon-

—Ni lo pienses. —Yoongi cortó las palabras de Namjoon cuando supo a donde iban sus pensamientos.

—Pero sería genial ¿cierto Jimin? —Namjoon le sonrió al menor mientras este pasaba su mirada desde Jin a Yoongi, pensando en cual lucía más aterradora.

—Yo no creo que sea buena idea. —Jimin negó con la cabeza y al segundo observó como el rostro de Yoongi se relajaba, dándole una aprobación silenciosa a sus palabras. Sin embargo, Namjoon no se quedó tranquilo.

—Pero Yoongi hyung tiene balcón y una piscina, es el último piso del edificio, ¡es un maldito penthouse! —Namjoon estaba tan emocionado que gritó, haciendo que la demás gente se volteara hacia la mesa; Jin dio pequeñas reverencias disculpándose y observó a su novio con una mirada horriblemente seria.

—No, ya está dicho Namjoon, no pisarás mi apartamento, ni siquiera las personas con las que trabajo tienen el permiso de ir ahí.

—¿Hyung en qué trabajas? —La curiosidad le ganó a Jimin, y Namjoon supo que había perdido la batalla porque ¿Cómo mierda la conversación se tergiversó tanto?

—Oh, cierto que lo olvidaste... —Yoongi rio tristemente y Jimin sintió algo pesado rellenar su estómago, golpeando justo en el antro, haciendo que las ganas de comer se esfumen en tan solo un segundo—. Estudio producción musical, estoy en mi último año así que he presentado mis trabajos y proyectos a algunas agencias y han sido aceptadas. —Levantó sus hombros restándole importancia. Jimin asintió, y a pesar de que tenía que estar fascinado por la nueva información, se encontraba apenado por no poder recordarla.

Y trató fuertemente de que el dolor de su pecho se esfumara, pero no se iba, a pesar de que cambió la conversación preguntando por los estudios de Namjoon y Jin mientras que el mayor de todos decidía abrir la caja de los pasteles que había comprado para llevar y comérselos ahí, sin antes tomar una foto, claro.

Pasaron toda la tarde conversando y poniendo a Jimin al día, contándole historias vergonzosas de Namjoon, haciendo que el alto hiciera un mohín molesto, aunque duró hasta que Jin le proporcionó una suave caricia en la mejilla. Jimin notó la acción y no pudo evitar sentirse celoso, no porque le gustara Jin o Namjoon, sino por la sensación que ellos emanaban, una sensación de amor verdadero. Él siempre quiso sentir eso, por un momento su mirada se desvió a Yoongi y cuando este lo capturó viendo, le sonrió tan dulce que no pudo evitar sentirse atrapado nuevamente, se preguntó si de verdad tenía sentimientos por el mayor o no; la frase de Jungkook se esparció por su cabeza.

Y fue así cuando bien tarde por la noche a Jimin se le ocurrió algo. Habían ya vuelto al apartamento, y mientras Yoongi iba a dejar a Namjoon y a Jin, se dispuso a ocupar su tiempo para recorrer la casa, escaneando cada rincón; encontrándose con el gigante balcón y la piscina que allí había, o también con el pequeño estudio de grabación que se encontraba en una habitación completamente aislada. Yoongi estuvo de vuelta cuando él se encontraba armando y desarmando las cosas de su habitación, cambiándolas de lugar y volviendo a re-ubicar por el simple hecho de sentir que, si hacía eso, entonces ayudaría a traer sus recuerdos. Cuando salió de su habitación encontró al mayor recostado en el sillón mirando un programa de supervivencia para raperos. 

—¿Puedo acompañarte? —Jimin preguntó desde atrás, haciendo que Yoongi girara su cabeza y se reincorporara en su sitio mientras le asentía.

—Sí claro, ven aquí. —Yoongi palmeó el lugar junto a él y Jimin encantado lo tomó porque se sentía bien estar cerca del mayor.

Observó el programa por un buen rato sin decir nada, la sola presencia de Yoongi le bastaba para sentirse cómodo, a pesar de que había algo que lo preocupaba, así que apenas llegaron los comerciales se armó de valor, decidido a encontrar respuestas.

—¿Puedo preguntar algo? —Jimin mordió sus labios, nervioso cuando se giró hacia Yoongi, quien levantó sus cejas, esperando su duda. Jimin se puso de pie y fue hasta su habitación para volver con su cuaderno. Entonces se lo entregó a Yoongi, que ahora lucía confundido.

—¿Qué es esto?

—Ábrelo.

Yoongi lo abrió y pasó las hojas llegando a las donde, vergonzosamente, había escrito el nombre de él y el suyo juntos. Apretó sus labios deseando por ya segunda vez en el día que se lo tragara la tierra.

—¿Qué pasa con tu cuaderno? —Yoongi lo observó confundido, como si no captara lo que estaba realmente sucediendo. Jimin lo observó pasando las hojas, obviando todos los escritos y los corazones. Y ahí fue cuando de nuevo su mente hizo clic, porque la única respuesta que tenía a la nula reacción de Yoongi era entonces que el mayor estaba al tanto de sus sentimientos.

—¿Tu lo sabías cierto? —Jimin jadeo como si le faltara el aire porque Yoongi detuvo el movimiento de sus manos en su cuaderno, como si hubiera captado de que se trataba la pregunta.

—¿Qué sabía?

—No me hagas decirlo —Jimin negó mirando sus manos—, es vergonzoso.

—Yoongi corazón, corazón, corazón, Jimin y Yoongi, Yoonm-

—Ah hyuuuung~ —Jimin se quejó quitando el cuaderno y cerrándolo en el acto. Yoongi rio y sus mejillas se encendieron.

—¿Por qué eres tan tierno?

—No lo soy.

—¿Tendremos la misma discusión de la tarde? —Yoongi preguntó dejando caer su cabeza en el respaldo del sofá, el programa había comenzado hace ya diez minutos atrás y ninguno de los dos estaba más curiosos que el hecho de tener respuestas.

—¿Tú me gustabas? —Jimin preguntó y el semblante de Yoongi se volvió serio por un corto segundo. La música de un rap maldiciendo a la sociedad se escuchaba de fondo.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Todo —Jimin lanzó sus manos al aire sin buscar algún sentido, era como si se estuviera desahogando—, este cuaderno está lleno de tu nombre, mi billetera tiene más fotos tuyas que mía o de mis demás amigos. Incluso ahora yo- yo-

—Tu qué... —Yoongi se deslizó mucho más a su lado, tanto que sus muslos se tocaban y Jimin podía sentir como el aliento del mayor chocaba en su costado, sabiendo que si se giraba podía golpear de lleno en su boca.

—Yo... —Ni siquiera podía encontrar las palabras necesarias porque toda la presencia de Yoongi le tenía friendo sus neuronas. Solo faltaba que los labios del mayor se movieran un centímetro más para que topen con su mandíbula y Jimin se encontraba deseando que pasara eso, que se acercara, porque él era tan tímido que no podía acercarse, no cuando no tenía el derecho de estar sobre alguien a quien no recordaba.

De pronto el timbre sonó, haciendo que Yoongi reaccionara y se alejara lo más lejos posible, Jimin lo observó y vio la mirada de consternación que había en sus ojos, y se sintió mal, porque quizás él realmente estaba siendo una especie de estorbo para el mayor.

—Dejaremos el tema aquí, tendremos la oportunidad de hablar de nuevo, pero déjame decirte que no me molestaban tus sentimientos —Jimin lo observó—, eran buenos sentimientos y a mí no me molestaban para nada, después de todo eres mi dongsaeng favorito. —Yoongi se puso de pie y antes de abrir la puerta se acercó y besó su mejilla, él beso fue pequeño y duro casi un segundo, pero Jimin pudo sentir lo suave que eran los labios del mayor, haciendo que su cabeza doliera porque recordaba esa suavidad, y deseaba más, mucho más.





—¿No que los animales se dormían temprano? ¿Qué haces despierto tan tarde, Jimin? —Jungkook apareció en la sala de estar y apenas lo vio cruzó sus brazos, en posición de defensa. Jimin lo miró aturdido, sin salir aún de lo que Yoongi había hecho y dicho hace apenas unos minutos atrás.

—Jungkook controla tu vocabulario. —Yoongi graznó llegando por atrás del castaño, sus manos empuñadas y Jimin podía adivinar con tan solo verlo que estaba utilizando toda su paciencia para no estallar.

—Pero hyung él se lo buscó... —Jungkook se removió en su lugar, girando su gran cuerpo hacia Yoongi quien le dio una mirada desaprobatoria, el menor agachó la cabeza y Jimin se sintió apenado.

—Yo me voy a mi cuarto. —Dijo colocándose rápidamente de pie.

—Sí, vete a tu pocilga de perr-

—¡Jungkook maldición! Solo- —Yoongi apretó sus ojos fuertemente, porque odiaba este tipo de situaciones, odiaba tener que calmarlo, porque sabía que el menor no era malo, y él le tenía un gran cariño, demasiado cariño. En otro tiempo él se habría ido de ahí, dejando que Jimin y Jungkook se mataran como quisieran, sin embargo, Jimin estaba demasiado indefenso y era peligroso hacer eso, no cuando Jungkook era demasiado bueno contestando rápido—, solo deja de hacer eso ¿sí? Ya basta ¿por favor? —Jungkook asintió al ver su cara apenada y Yoongi sintió su cuerpo menos tenso.

Jimin dijo buenas noches en un murmullo pasando al lado de ambos, con la mirada cabizbaja, como si su presencia hubiera estado en el momento y lugar equivocado. Jungkook lo siguió con los ojos mientras los rodaba en el acto por el hecho de que se le hacía imposible creer lo sumiso que Jimin se estaba comportando. En este minuto sabía que ambos estarían gritándose en cada extremo de la sala. Sin embargo, no hizo ningún comentario como Yoongi se lo había ordenado. Prefirió seguir al mayor hasta su habitación y olvidarse completamente del otro muchacho que era su hyung pero no lucía, ni tampoco veía como uno.

Cuando entraron a la habitación, Yoongi esperó para cerrar la puerta y girarse a encararlo.

—Jungkook debes dejar ese comportamiento hacia Jimin. —Yoongi se cruzó de brazos, y a pesar de ser más bajo, Jungkook se veía pequeño ante sus ojos, después de todo, era menor que el por casi 4 años.

—No me gusta que se haga el inocente, ¡él te ha hecho daño!

—Jungkook él no me ha hecho daño, entiéndelo ¿sí? —Yoongi se acercó al menor y despeinó su cabello—, nada malo va a pasar, confía en mí.

Jungkook estaba indeciso y Yoongi lo notó, pero de todas maneras el menor terminó asintiendo.

—Mejor hablemos por lo que vine, ¿tienes lo que te pedí? —Jungkook se sentó en su cama, con las manos estiradas, aguantando el peso a sus costados. Yoongi asintió y buscó entre sus papeles el pendrive que le entregaría con las canciones. Hace unas semanas atrás, Jungkook le comentó que postularía al área de interpretación musical en la universidad, así que le había pedido la ayuda para grabar algunos cover de canciones para poder presentar. Yoongi accedió encantado, porque amaba la voz de Jungkook, era melodiosa y el menor siempre sabía cómo adaptarse a cada tono y canción, lo cual a Yoongi le gustaba a la hora de trabajar con la voz en sus demos.

—Aquí están las tres canciones que grabamos.

—¡Hyung gracias! —Jungkook le sonrió feliz mientras tomaba el pendrive entre sus manos y lo abrazaba eufórico, Yoongi sonrió y le dio pequeñas palmadas en su espalda porque le gustaba verlo así, después de todo Jungkook siempre actuaba como el niño que era.

—Y por favor Jungkook, deja de molestar a Jimin, él ahora está delicado. Tú mismo lo viste en el hospital, incluso lloraste cuando supiste que estaba en coma-

—¡Hyung! Eso es vergonzoso... —Yoongi le quedó mirando pidiéndole silenciosamente el favor, Jungkook suspiró—. Solo por esto —dijo levantando el pendrive entre sus dedos—, solo por esto te haré ese favor, pero no durará para siempre hyung.

—Niño caprichoso. —Yoongi le golpeó sus costillas mientras el menor se apartaba riendo, lo arrastró hasta la entrada de su apartamento mientras le sonreía divertido.

Cuando se despidió, Yoongi lo observó hasta que las puertas del ascensor se cerraron, suspiró agotado deseando que todo lo que le había dicho Jungkook fuera verdad, no quería ver más guerra entre aquellos dos, no cuando ambos eran personas importantes en su vida. Cerrando la puerta caminó hasta la sala y apagó el televisor cuando se dio cuenta que eran ya pasada la media noche. Fue hasta la puerta de Jimin y la abrió un poco.

—¿Jimin? —El menor no respondió haciendo que abriera la puerta cuidadosamente por completo. Observó su pecho y lo pudo notar subir y bajar calmadamente. Estaba ya dormido. Y a pesar de que él no debería estar ahí, molestando, no pudo evitar acercarse hasta la cama del contrario y tomar asiento, solo con el fin de mirarlo fascinado por como dormía.

Era tan malditamente adorable que lo único que Yoongi quería hacer era abrir las sabanas, tirarlo hacia su pecho y sostenerlo toda la noche. Sus manos ardían por eso.

Levantó un brazo y deslizó una suave caricia en su mejilla, Jimin se quejó doblando su rostro y haciendo que el toque fuera permitido con mayor acceso, Yoongi sonrió ante la acción melosa típica de Jimin.

—Buenas noches bebé. —Yoongi se levantó y depositó un suave beso en la frente del contrario. Apagó las luces y cerró la puerta.

Cuando ya estuvo en su cama, se quedó observando el techo, manos entrelazadas por detrás de su nuca; pensando y deseando a cualquier ser que escuche sus plegarias: que Jimin pueda recuperar su memoria, que su Jimin pueda recordarlo.




*******





A la mañana siguiente, Yoongi a pesar de estar consciente, tenía los ojos fuertemente cerrados, ordenando a su cerebro que aún era demasiado temprano para despertarse, por lo que tenía que volver a dormir.

Lo que no se esperó fue sentir el clic de su puerta siendo abierta, unos pasos dentro de su habitación, el frío invadiendo su espalda cuando las sábanas fueron abiertas y un cuerpo hundiendo su colchón a su lado. Pudo sentir una frente chocando entre sus omóplatos.

—¿Jimin? —Se quiso girar, pero el menor tenía las manos fuertemente apretadas en los costados de su camisa, obligándolo a permanecer en el mismo sitio.

—Se supone que ahora tú me das codazos hyung... —Jimin dijo con una voz ronca, como si lo primero que hubiera hecho fue haber venido a su pieza solo porque el día anterior le había comentado que esto era lo que siempre hacía antes. Algo afloró en el pecho de Yoongi, y si antes pensaba que no cabía más amor en su corazón, entonces ahora pensaba lo contrario, porque se sentía como si sus emociones por Jimin estuvieran creciendo mucho más. Quería abrazarlo y estrecharlo en sus brazos, pero sabía que el menor estaba avergonzado y por lo mismo no dejaba que se voltee, rió por aquello, Jimin actualmente se estaba sonrojando mucho, y él lo disfrutaba porque hace tiempo que no se encontraba con un Jimin tan tímido.

—Hoy es domingo y estás de suerte Jimin, porque quiero seguir durmiendo tan bien que no tengo fuerzas para echarte. —Yoongi sonrió con los ojos cerrados, pero los abrió cuando Jimin comenzaba a irse, interpretando quizás de manera errónea sus palabras. Tomó su muñeca haciendo que cayera sentado en la cama cuando ya se había parado.

—Quédate ¿sí? —Su petición salió como un ruego, pero no le importaba, no cuando estaba consiguiendo que Jimin se volviera abrir para él. El menor lo observó por un momento, Yoongi podía notar las mejillas sonrojadas, ¿Cuántas veces lo había visto así en los últimos dos días? Ya había perdido la cuenta y le parecía adorable. Jimin asintió calladamente y se acostó a su lado, evitando cualquier contacto de sus cuerpos. Lo cual le pareció extraño, pero no lo obligaría si no quería acercarse más. Aunque luego de un rato, cuando Yoongi ya sintió los pequeños ronquidos del menor, aprovechó de darse vuelta para quedar frente a él, entonces lo tiró hacia su pecho y lo sostuvo ahí bajo su barbilla, sintiendo como los pequeños respiros del menor chocaban con el cuerpo de su esternón bajo la tela de su camisa. No paso mucho rato para que Jimin murmurara dormido su nombre y envolviera los brazos alrededor de su cintura, apretándolo y buscando intuitivamente su calor. A Yoongi se le llenaron los ojos de lágrimas, no de pena, sino que de alegría, porque había extrañado tanto el calor del menor, pensando en que quizás nunca lo iba volver a tener. Esos tres meses en los que pasó en coma habían sido los peores de su vida, tanto así, como los fueron sus días de adolescente después del fallecimiento de su madre. Yoongi sabía que, si Jimin se iba de su lado, sería como desgarrar su corazón por segunda vez y él estaba seguro que no lo soportaría.

La paz que siempre envolvía a Jimin lo envolvió a él también, recorriendo y sujetando su corazón, diciéndole que todo estaba bien, que solo necesitaban la ayuda del tiempo para que su relación comenzara de nuevo. Suspiró cerrando los ojos, negándose a que las lágrimas bajaran por su cara. Luego de un rato sus respiraciones comenzaron a ser irregulares, haciendo que esa mañana durmiera un poquito más tranquilo.


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