8: Situaciones

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n: este capítulo es largo (7013), para que se aburran ♥ gracias por sus bonitas palabras siempre. Desde ya siento los horrores ♥



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—¿Algo que necesite saber? —Jimin apretaba fuertemente las correas de su mochila mientras caminaba por el campus con Taehyung a su lado. El domingo había pasado rápido, con Yoongi y él realizando una maratón de su serie favorita que ni siquiera sabía que existía, y había quedado encantado. Ya era lunes y hace solo una hora atrás Taehyung había tocado el timbre de su puerta, con una sonrisa abierta mientras sostenía su horario recién impreso.

—Uhm, hay mucha gente detrás de ti, realmente mucha...

—¿Cómo es eso? —Jimin entrecerró los ojos en su dirección y Taehyung se detuvo, colocándose frente a él y haciendo que todo el sol reflejara con mayor notoriedad los mechones verdes que se escondían en su castaña cabellera.

—Bueno, la gente dice que tienes un trasero bonito. —Taehyung se estrechó de hombros, como si no fuera la gran cosa y siguió caminando, ignorando la mirada horrorizada de Jimin.

—Una vez me contaste que tu profesora de baile urbano dijo que le encantaba como movías la pelvis.

—De acuerdo, eso fue demasiado. —Jimin levantó las manos, como si con la acción fuera a detener las palabras de Tae. El castaño volvió a detenerse abruptamente frente a un edificio que decía en grandes letras 'Escuela de Artes Escénicas' y a Jimin le dio miedo leer eso, porque ya estaba empezando el tercer año de danza contemporánea y no sabía nada; de solo pensarlo se le revolvía el estómago.

Taehyung arregló la correa que se le había caído del hombro mientras que con la otra mano trataba de capturar el gran lienzo en blanco que llevaba bajo su brazo. Cuando Tae le había hablado de que se encontraba en el departamento de artes visuales, Jimin se emocionó al saber que su amigo había logrado entrar a la carrera que era su sueño, siempre supo que Taehyung llevaba una mente de muchos colores, brillante y fresca, la cual debía ser transmitida a todo el mundo a través de las expertas manos que utilizaba para pintar.

—Bien, es momento de separarnos. —Taehyung le dio una sonrisa y Jimin lo miró asustado, como si fuera un infante separándose de su madre en el primer día de escuela.

—No puedes dejarme, tienes que entrar conmigo a clases ¿Qué se supone que haré? —Jimin no quería sonar desesperado, pero se vio en problemas cuando agarró a Tae por la manga de la bombera que llevaba. El castaño rió mientras tironeaba para poder irse.

—Yah Jimin-ah te irá bien, siempre te ha ido b- —La mirada de Taehyung se perdió por detrás de Jimin, haciendo que su voz se quedara a la mitad, estampada, mientras que su rostro alegre se cambiaba por uno de sorpresa. Jimin giró su cabeza hacia el lugar donde Tae miraba y pudo ver a lo lejos a Hoseok caminando a grandes zancadas. Los ojos de sorpresa de Taehyung se encontraron nuevamente con los suyos, tomando distancia en el acto.

—Me tengo que ir, suerte en tu día, lo siento, no puedo quedarme hablamos luego.

—No- ¿Qué ocurre? Tae espera, ¡TAE ESPERA! —Taehyung se encontraba lejos, caminando a pasos más que apresurados, dejándolo solo frente al edificio de su escuela—, ¡Tae maldición!

—Jimin ese vocabulario. —Jimin giró su cuerpo encontrándose con Hoseok sonriéndole abiertamente.

—¿Puedo saber qué le hiciste?

—Lo mismo quiero saber... —Hoseok suspiró de manera audible mientras observaba como Taehyung se volvía cada vez más pequeño entre que se alejaba. El castaño giró una única vez, volteándose rápido cuando notó la mirada de Hoseok. Jimin observó al mayor a su lado, un brillo de tristeza se marcaba en sus ojos—. ¿Listo para entrar? —Hoseok cambió drásticamente el tema, moviéndose hacia las puertas de vaivén del edificio. Jimin asintió y lo siguió sin querer insistir en lo anterior porque sabía que no le correspondía.

—¿Algún consejo hyung? —Jimin hizo un mohín nervioso mientras caminaban por un largo pasillo alfombrado—. Tae no me ayudó mucho.

—Has bailado toda tu vida, no estés nervioso, aparte, esta semana solo vienes como oyente y a observar, sabes que el doctor te prohibió la actividad física severa.

—Eres muy amable. —Jimin se encogió de hombros suspirando y mirando a la nada, agradecido de que por lo menos un poco de su miedo se haya esfumado. No tenía miedo de bailar, lo que le asustaba era no poder recordar nunca el conocimiento que había adquirido dentro de los dos últimos años.

—Ya verás que todo saldrá bien —Hoseok pasó un brazo sobre sus hombros mientras caminaban en una dirección desconocida para él—, por cierto ¿qué te dijo Tae?

El pelinaranjo le dio una mueca de disgusto. —Dijo que todos miraban mi trasero y que mi profesora estaba loca con mi movimiento pélvico. —Hoseok lanzó una risotada haciendo eco en todo el largo pasillo. Su risa era tan peculiar que Jimin no pudo evitar taparse la boca con el dorso de su mano y reír también.

—¿Y Yoongi? ¿dijo algo? —Hoseok masajeó su estómago como si doliera.

—Dijo que no hablara con nadie que me saludara y yo no conociera, lo cual es estúpido porque perdí la memoria así que, técnicamente no conozco a nadie. —Jimin aun recordaba el altercado de hace unas horas. Taehyung había insistido en que Yoongi los vaya a dejar, así que el mayor agarró las llaves de su SUV y bajó con ellos hasta el estacionamiento. En pijama, con el pelo revueltos y unas pantuflas, las cuales usaba en casa. Se veía completamente desaliñado y lucía como si no le importaba, sobre todo cuando Taehyung descaradamente tomó fotos mientras el mayor lo ignoraba. Sin embargo, a los ojos de Jimin se veía tan malditamente bien. Era como si todo le asentase.

—Taaaan anticuado —Hoseok rodó los ojos—. No creas que alguien te odia, por lo que sabía, eras el mejor de tu clase así que la mayoría te tiene mucha estima y respeto. Aunque sería mejor que no le dijeras a nadie que perdiste la memoria, si te ven extraño solo diles que ha sido difícil reincorporarte.

Jimin asintió y Hoseok observó su reloj. —Debería estar en mi clase en este minuto. Jimin siento tener que dejarte, pero se supone que ahora tienes baile urbano, caminas recto hasta el salón E4. —Hoseok apuntó hacia el final del pasillo mientras se iba en dirección contraria. Jimin parecía completamente perdido. ¿E..qué dijo?

—Hyung, pero E-...

—¡Diviértete! Y no olvides tu cita con el doctor.

—Él y Tae son iguales —Se quejó recordando como Taehyung lo había abandonado en medio de una conversa. Hoseok hacía lo mismo—. I. g. u. a. l. e. s.

Jimin se vio obligado a caminar observando los números de las puertas, algunas de estas tenían grandes ventanales donde podía ver grupos de alumnos ensayando coreografías y movimientos; había de todo tipo, desde Street dance hasta toparse con un grupo que practicaba ballet.

Cuando finalmente llegó a su clase, se vio tentado a dar media vuelta e irse a la cafetería y esperar a que Tae o Hoseok salga y hacer como si nada ocurrió. Sin embargo, eso sería ir en contra de sus principios. Respiró hondo y empujó la puerta de vaivén. Había música americana sonando de fondo, con un fuerte golpe de R&B. Rápidamente su cuerpo comenzó a calentarse, como si por sus venas drenara el deseo de convertirse en uno con la música. Nadie de los alumnos que se encontraban en el interior del estudio lo observó raro. Al contrario, cuando las miradas se voltearon hacia él, Jimin les dio una sonrisa pequeña mientras se encogía de hombros, sus palmas sudando en las correas de su mochila mientras aumentaba la fuerza en esa zona, como si eso ayudaba a espantar todos sus temores.

Sus compañeros lo saludaron dándole un apretón en el hombro o un abrazo mientras expresaban lo bueno que era tenerlo de vuelta, nadie le preguntó qué había pasado, lo cual era un alivio, porque Jimin tampoco sabía cómo fue su accidente. Tampoco nadie le hizo alguna pregunta demás, o de algo que lo hubiera dejado en aprietos. Lo único que Jimin comentó cuando un circulo se formó alrededor de él, fue que había sido complicado, pero estaba llevándolo bien, le ha costado, pero solo es porque el proceso en sí es lento, y él está bien con eso. Cuando una mujer alta llegó hacia él, lo saludó en un apretado abrazo, supuso que era su profesora y lo confirmó cuando un muchacho de piel morena sonrió hacia ellos y dijo 'Profesora Kim'.

Jimin se pasó toda la hora que duraba la clase observando a sus compañeros, por lo visto estaban al tanto de que se le había prohibido realizar actividad física. Es por eso, que participó grabando las coreografías y cambiando las canciones cuando comenzaron las batallas de estilo libre, según su profesora, así acababan las clases cada vez que quedaban solo diez minutos para terminar. Y Jimin quedó encantado, sentía emoción y frustración por no poder unirse a ellos y bailar como su cuerpo se lo demandaba. Nunca había querido con tanta emoción recuperarse, se sentía impotente.

Cuando todo terminó, recogió su mochila y se despidió de sus compañeros que se encontraban aún en el piso descansando.

—Jimin-ssi ¿puedes venir un momento? —Su profesora lo llamó mientras entraba a una pequeña oficina ubicada en el estudio. Cuando entró, la mujer cerró la puerta y se dirigió hasta el escritorio para tomar asiento tras este. Confusión marcaba el rostro de Jimin.

—Me alegro que estés bien y te vayas recuperando poco a poco. —La mujer le sonrió con honestidad y Jimin le devolvió la sonrisa de vuelta. Era una mujer alta y estaba seguro que tenía menos de treinta años. Su cabello estaba envuelto en una coleta alta que caía hasta por debajo de sus hombros. De pronto abrió un cajón y sacó un formulario. —Sé que me has dicho que no varias veces, pero esta oportunidad que se te da es una vez en la vida, sabiendo lo que te pasó... creo que mereces reconsiderarlo.

La mujer frunció el ceño mientras levantaba el formulario y unos folletos, Jimin la miró completamente confundido mientras apretaba sus labios sin saber qué decir o hacer, no sabía de qué hablaba y preguntarle sería confirmar que había perdido la memoria.

—No sé si deba aceptar eso. —Dio un paso atrás mientras negaba con la cabeza, la mujer le sonrió con empatía moviendo los papeles en su dirección.

—Tómalo, esta beca en américa se le da solo a los mejores de la clase, tú eres el mejor y te lo mereces... —Jimin quedó en blanco al saber de qué estaba hablando, su profesora se puso de pie rodeando el escritorio para quedar frente a él—. Escucha, sé que tienes toda una vida aquí, pero esta beca no se le da a cualquiera, la academia de estados unidos con la que nuestra universidad tiene convenio es de alto nivel, cualquier persona querría tener en su registro un diploma de ahí, y te estoy dando la oportunidad para que tú lo obtengas, no te digo que lo aceptes de inmediato, solo toma los papeles y medítelo un poco ¿sí? Solo será por un año, nada más, piénsalo bien ¿sí? Tienes dos meses para hacerlo. —La mujer levantó sus hombros y Jimin tomó los papeles entre sus manos, sin entender muy bien lo que acababa de ocurrir. Por lo que entendió, le estaban dando una beca, por un año, y al parecer en el pasado se había negado aceptarlo, pero ¿por qué demonios haría eso? Una beca era una buena oportunidad, y más si era en el extranjero, aquello no solo le daría más conocimiento, sino que lo ayudaría a capacitarse de una mejor manera, así que el hecho de tomar la beca estaba dentro de las cosas que tendría que hacer sí o sí, no entendía cómo no pudo haber decidido antes. Al salir del edificio guardó los papeles en su mochila, prometiéndose a sí mismo echarle una leída con más calma en la noche.

Iba caminando por el campus cuando observó la hora, se tenía que reunir con Taehyung en la cafetería, el castaño le prometió almorzar juntos, luego tendría que ir al hospital y de ahí pasaría a su tienda. Aunque no sabía cómo llegar, ni siquiera supo cómo había llegado a la universidad, tampoco sabía cómo ir al hospital, con suerte sabia el distrito donde se encontraba su apartamento.

Sí, perder la memoria era una completa mierda.

Cuando ingresó a la cafetería buscó con la mirada a Taehyung, lo encontró en la mesa del fondo, cerca de los ventanales, las manos pintadas y una bandana en la cabeza, se veía divertido, pero Jimin no se estaba riendo, sino que estaba jadeando porque Taehyung no estaba solo, estaba con un muchacho de una distinguida cabellera, que llamaría la atención de cualquiera y sobre todo la de él, pero no por el verde color de su cabello, sino porque su sola presencia lo ponía nervioso; sobre todo al verlo en ese estado tan relajado. Yoongi llevaba una chaqueta de mezclilla que cubría la camiseta completamente negra que contrastaba con el color de su piel. Y lo peor de todo es que sonreía abiertamente mientras hablaba con Taehyung, se veía realmente bien, tan bien que Jimin estaba teniendo serios problemas en moverse de ahí.

Y fue como si solo su presencia hubiera sido suficiente para que Yoongi mirara justamente en el lugar donde se encontraba. Sus miradas se cruzaron y Jimin pudo ver como el mayor le sonreía de lado mientras levantaba una mano para que se acercara.

Jimin caminó hacia la mesa y Yoongi notó que no quedaba una silla disponible para él, así que el mayor volteó hacia un grupo de chicas que tenían dos sillas vacías, le dio una sonrisa abierta mientras les preguntaba si podía sacar una, las muchachas respondieron que si mientras se sonrojaban y agachaban la mirada nerviosa de encontrarse con los ojos del mayor. Yoongi les agradeció y posicionó la silla cerca suyo.

—Supongo que eres popular entre las mujeres hyung. —Jimin se sentó colocando la mochila encima de la mesa. Taehyung levantó la cabeza saludándolo y Yoongi largó una risa mientras negaba.

—¿eso es lo que crees?

—Tu no viste como te miraban. —Jimin le sonrió, pero algo en su pecho se apretó, Taehyung le dio una mirada que no supo comprender, era como de ¿lastima?, en cambio, Yoongi... Yoongi reía fuertemente.

—Jimin... —llamó a su nombre mientras lo observaba, el mayor se tomó unos segundos antes de volver hablar—, por si no te has dado cuenta soy gay.

Su estómago revoloteó al saber aquella nueva información, sus orejas quemaron y ahora le era demasiado imposible despegar la vista de él. Jimin tenía tantos sentimientos aflorándose en su pecho, como remolinos que lo atacaban destruyendo todo a su paso.

—Así que no tienes por qué estar celoso, también tienes oportunidades conmigo, como ellas. —Yoongi se echó en el respaldo de su silla mientras apuntaba con la cabeza el grupo de chicas de hace un rato.

—¡Yo no estoy celoso!

—Sí lo estas, conozco esa cara.

—Cállate Tae. —Jimin lanzó una servilla al rostro de Taehyung mientras este reía.

—Oh vamos, sabes que eres especial, así que tranquilo, tú ya tienes un lugar en mi corazón. —Yoongi tocó su pecho de manera dramática y Jimin comenzó a sentir como la sangre le hervía por dentro, no lo culpen, era un chico sensible después de todo, así que enojarse por cosas así tenía sentido en su vida.

—Me largo. —Se puso de pie al tiempo que Yoongi tiraba de su muñeca para volver a sentarlo.

—Bebé, era una broma, no te enojes ¿sí? Traeré nuestros almuerzos. —El tono en la voz de Yoongi cambió absolutamente, como si le estuviera hablando con delicadeza y Jimin sentía como si le hubieran tirado un balde de agua fría a todo el fuego que lo rodeaba en esos momentos. Cuando observó a Taehyung, parecía como si hubiera captado la misma importancia que él captaba en las palabras que Yoongi siempre le decía.

"Bebé, cariño, cielo." Aun no decidía cuál era su favorito.

—¿Así que como estuvo tu día? —Taehyung preguntó luego de que Yoongi volviera con una bandeja en cada mano. El castaño había sacado un pequeño cuaderno de dibujos, donde comenzó a trazar líneas y líneas hasta formar la cabeza de lo que parecía ser un lobo.

—¿No tuviste problemas? —Yoongi le dio una probada a su ensalada, hizo una pequeña mueca mientras murmuraba lo salada que había quedado. Jimin tenía la pequeña urgencia de compartir la suya.

—Bien, todos ellos me trataron como siempre supongo —Aun recordaba el momento y lo amable que fueron todos con él. Tan pronto como esos pensamientos llegaron, tiró de su mochila y sacó los folletos y papeles que su maestra le había comentado esa semana—. ¿sabían que me gané una beca a estados unidos por un año?

Había una obvia emoción perfilando sus palabras. Tanto así que, en ningún momento se dio cuenta de que tanto Yoongi como Taehyung dejaron de hacer cualquier cosa que estaban haciendo. 

—Sabían que en el pasado no la quise tomar, no sé en qué estaba pensando. Es decir, es américa ¡otro continente! Mi profesora dijo que tendría dos meses para decidir, pero lo único que quiero es ir ahí y aprender.

—No irás ahí Jimin. —El tono en la voz de Yoongi era serio y Taehyung se encontraba nervioso a su lado por no saber cómo calmarlo, como lo haría Jin en estas ocasiones.

—¿Qué ocurre? —Jimin frunció el ceño, dándole una mirada a Tae, quien parecía querer ocultarse detrás del árbol más cercano.

—No irás, es un año, es demasiado. —Yoongi negó con la cabeza, sintiendo como el apetito se le iba en un segundo.

—Sí iré. Un año puede ser demasiado, pero de todas formas iré, no hay nada aquí en Seúl que me ate a no seguir mis sueños. —Algo de lo que dijo quebró a Yoongi, lo pudo ver, maldición Jimin lo pudo sentir, era casi palpable la tristeza que había en su mirada. Yoongi dejó de comer mientras guardaba los palillos en la bandeja. Jimin frunció el ceño y jadeó un poco cuando supo lo que pasaría ahora.

—Bien, vete entonces. —Yoongi se puso de pie, arrastrando la silla y haciendo que suene horriblemente mal. Tomó su bandeja y se largó de allí, desapareciendo por la entrada minutos después. Jimin se sintió mal, triste y horriblemente enojado, frustrado consigo mismo por haber hecho que todo terminara así. El bullido de la demás gente se escuchaba lejano a todos sus pensamientos, y debatía internamente si ir donde él y aclarar las cosas o simplemente quedarse ahí sentado en su lugar.

—Él solo se preocupa por ti, tienes veinte años... —Taehyung suspiró un poco, pensando por un segundo antes de decir sus siguientes palabras—, él te tiene mucho aprecio, así que es difícil, para todos en realidad, incluso a mamá le dolería que te fueras.

Jimin asintió, todos los recuerdos de Busán llegaron a su mente, como un bombardeo de imágenes atacando en su cabeza. La mamá de Taehyung siempre fue bueno con él, incluso después de la muerte de sus padres, era como si existiera una conexión especial entre él y la mujer que lo crío como si fuera un hijo propio. Pensó en lo que Taehyung le decía, no conocía del todo a Yoongi, pero su cuerpo, y todo de él lo sentía bastante cercano como para considerarlo especial. Y Jimin siempre fue una persona egoísta, no en el mal sentido, pero era de los que no descansaba hasta lograr lo que se propone, independientemente de las consecuencias que traigan sus actos. Así era ahora, no estaba al tanto de todas las consecuencias que podría traer el hecho de irse a estudiar américa, era una buena oferta, una muy buena oferta, pero había tantas cosas en Seúl que era difícil aceptar, incluso si eso significaba bajar un poco la cima de sus metas.

—Gracias Tae, lo siento, te dejaré solo. —Jimin tomó su mochila y levantó su bandeja con un almuerzo a medio comer.

—Supongo que me estás pagando lo que te hice en la mañana. —Taehyung se estrechó de hombros y le dio una sonrisa.

—Estamos a mano. —Jimin le sonrió mientras recordaba cuando Tae lo había dejado completamente solo hace unas horas atrás frente al edificio de su escuela.

A pasos apresurados salió de la cafetería y camino a través del campus, observando para todos lados, manteniendo la esperanza de que Yoongi se encontraba en algún lugar. No lo encontró a él, pero sí alcanzó a ver a Hoseok, haciéndole señas desde lejos. Jimin le gritó que se encontraba ocupado mientras le decía que Tae había quedado solo en la cafetería, rogando a que esos dos puedan arreglarse si es que habían tenido alguna diferencia, Jimin se prometió recordar que más tarde tendría una charla con el castaño para saber qué ocurría. Siguió caminando hasta llegar al estacionamiento, donde pudo divisar la SUV y al piloto dentro.

Caminó entre las hileras de autos hasta quedar frente al de Yoongi. El mayor se encontraba con la cabeza recostada en el respaldo y los ojos cerrados, como si estuviera pensando en algo. Jimin rodeó la SUV y se fue al asiento copiloto abriendo la puerta y haciendo que Yoongi pegara un salto mientras se subía.

—Mierda Jimin... ¿¡me quieres matar!? —Yoongi largó un pesado suspiro, como si hubiera aguantado todo el aire.

—Lo siento hyung... —Jimin tomó asiento a su lado, removiéndose en el mismo lugar mientras le lanzaba una mueca de disculpa. Yoongi asintió mientras desviaba la mirada hacia la ventana de su lado, ignorándolo, como si lo que estuviera afuera fuera mucho más entretenido que él. Un silencio incómodo llenó el auto cuando ninguno de los dos hacía nada para comenzar hablar. Jimin tragó duro sintiendo la tensión del aire, por un segundo se preguntó por qué rayos lo había seguido.

—Siento haber dicho algo que te molestara... —Jimin apretó los labios por sentirse estúpido al decir las palabras, el color llegó a sus mejillas haciendo que cada vez la espaciosidad del auto se hiciera más pequeña. Yoongi no giró la vista de inmediato, parecía estar profundamente ido en sus pensamientos, y el silencio los volvió a rodear, tanto que Jimin comenzó a desesperarse. —Vamos hyung, lo siento ¿sí? No es que haya decidido irme, solo... es una oportunidad y la quería tomar, pero tengo más de un mes para pensar, quizás luego me arrepienta.

—Jimin, hay tanto que quiero hacer y no puedo, tanto que quiero decir y no puedo... —Yoongi giró su cabeza hacia el frente, la mirada fija en su regazo, donde sus manos se encontraban descansando sobre los muslos.

—¿Qué significa eso? —Jimin frunció el ceño. Yoongi por fin se giró a mirarlo.

—Significa que deseo que me recuerdes aunque sea un poco. —Yoongi tenía la mirada seria y Jimin no quiso sostenerla, segundos atrás, había movido su cuerpo completamente hacia la dirección de Yoongi. Ahora, volvió a reincorporarse derecho en su lugar en el asiento copiloto con la mirada hacia delante, tratando de procesar las palabras del mayor. Era tan triste, pero ¿qué podía hacer él? Los recuerdos no venían por más que intentara pensar en ellos.

—Lo siento, estoy siendo una mierda en este minuto —La voz de Yoongi lo sacó de sus pensamientos, lo vio reír sin gracia mientras encendía el motor de la SUV—. Te llevaré a tu cita con el doctor, Taehyung me dijo que era a las tres.

Jimin asintió, la conversación se había vuelto torpe y él no encontraba las palabras para manejar a Yoongi, no es que le causara miedo, pero el mayor lo dejó flotando en una laguna de pensamientos que no tenían una dirección específica.

—Jimin tu cinturón. —Yoongi se detuvo en un semáforo en rojo, había encendido la música luego de que ninguno de los dos había querido aportar más a la pobre conversación que tenían

—Oh sí, lo siento. —Jimin tiró de la correa atrás suyo, sin embargo, se trabó en el proceso y por más fuerza que colocaba, la cinta no daba.

—Déjame ayudarte. —Yoongi desabrochó su cinturón y movió su cuerpo hasta su asiento. Era su auto, así que sabía todas las mañanas que poseía. Apoyó una mano en el asiento de Jimin mientras que la otra la usaba para destrabar la cinta apretada; y prácticamente todo su torso estaba atravesado por encima del de Jimin, quien estaba teniendo un pequeño ataque por la repentina cercanía. —Mierda. —Yoongi susurró cuando la cinta no se destrababa, Jimin podía ver el lateral blanco de su cuello y la fina marca de su mandíbula. Sus labios se encontraban tan cerca de aquella blanquecina piel que tragar era casi doloroso. Podía sentir el aroma dulce de arándanos que emanaba de la piel del mayor. —Ya está. —Yoongi murmuró y Jimin se encontraba demasiado ocupado halagando la cercana vista que tenía de su perfil paratomarlo en cuenta. Y para su mala suerte, fue capturado en el acto cuando Yoongi giró su cabeza, haciendo que sus respiraciones chocaran.

—Hey... —Yoongi sonrió—, ¿disfrutando la vista?

—Quien disfrutaba algo. —Jimin balbuceó ladeando su cabeza y mirando hacia la nada, buscando alguna entretención que no sea nada relacionado con Yoongi. Sus mejillas ruborizadas y las ojeras calientes.

Yoongi se deslizó hasta su oído y pudo sentir el calor de su respiración chocando ahí. Algunas zonas específicas de Jimin comenzaron a encenderse.

—Sé que te pongo nervioso bebé.

—Yo-... no- ¿qué? —Estaba teniendo un gran colapso mental, y gracias al hecho de que las bocinas de otros autos comenzaron a sonar, haciendo que Yoongi abrochará el cinturón de seguridad y volviera a su sitio para avanzar luego de que la luz haya dado verde, fue recién ahí cuando Jimin pudo sentir el golpe helado invadir su cuerpo, relajándolo del estado completamente nervioso en que Yoongi lo tenía. Las partes de su cuerpo se enfriaron, sin embargo, en su estómago un remolino de jodidas mariposas revoloteaba sin parar, haciendo que el rojo de sus mejillas no desaparezca nunca. Pero ahora se sentía bien, porque Yoongi había bromeado con él, lo que significaba que nada de lo pasado había quedado disperso en el aire. La tensión se había ido y ahora se encontraba jugando con el mayor mientras cambiaba la música, para que el contrario nuevamente la cambiara y él cambiarla de nuevo.

—Hyung me gusta esa canción, no la cambies.

—A ti no te gusta esa canción. —Yoongi frunció el ceño, porque era cierto, no le gustaba.

—No uses mi situación como tu ventaja... —Jimin hizo un puchero, pero se sentía bien, no había bromeado anteriormente con su pérdida de memoria como ahora y era agradable—, no es justo, sabes todo de mí y yo nada de tí. —Cruzó sus brazos en señal de derrota luego de que Yoongi haya cambiado la canción a una ligera melodía de R&B.

—Entonces pregúntame. —El mayor levantó los hombros despreocupado y Jimin se emocionó, porque tenía demasiada curiosidad para poder rechazar la sugerencia.

—A ver... —Se detuvo a pensar por un momento, Yoongi se frenó en otro semáforo en rojo y Jimin pudo notar por el rabillo del ojo la vista del mayor posada en él—. ¿Cuál es tu género de música favorito?

—Hip-hop.

—¿Cuál es tu color favorito?

—Negro, dorado y blanco. —Jimin asintió, pensando en su siguiente pregunta.

—¿Cómo acabamos viviendo juntos?

—Hoseok no podía despegarse de Tae y tú alegabas que las paredes eran muy delgadas.

—Ugh, de acuerdo no quería saber eso. —Jimin hizo una mueca, agradeciendo a que eso no estuviera en sus recuerdos, por lo menos. El semáforo volvió a verde y Yoongi avanzó.

—¿Que más quieres saber?

—Uhm, ¿te gusta teñirte el pelo? —Jimin observó el cabello verdoso que iba perdiendo su tono en las raíces, podía notar por debajo el color amarillo que teñía su cabeza.

—Sí y no. Me aburro fácilmente así que generalmente lo cambio. Estoy pensando en cambiar mi color de nuevo.

Jimin quería decir que lucía bien, pero le daba tanta vergüenza que el comentario quedó guardado para sí mismo cuando otra pregunta apareció.

—¿Tienes novia? Digo, ¿novio? —Se corrigió cuando recordó el altercado del almuerzo, aun recordaba la sonrisa de Yoongi cuando le confesó que era gay.

—¿Por qué? ¿quieres tener una oportunidad conmigo? —Yoongi le sonrió de lado mientras le daba una rápida mirada furtiva.

—Ya quisieras hyung —Jimin rio, acomodándose en el respaldo luego de darse cuenta de que se encontraba con la espalda erguida girado hacia Yoongi. Observó la pista y la gente caminar en la acera. La risa de Yoongi llenando sus oídos a un volumen mucho más fuerte que la música que había de fondo—. ¿tienes o no? —apretó sus labios, negándose a girar el rostro hacia el mayor y obligándose a concentrar su visión en las pequeñas tiendas que llenaban el área.

—Lo tengo —El corazón de Jimin se apretó sin sentido—, pero no lo sabe. —Yoongi rio.

—No eres gracioso hyung, eres como un psicópata si él no sabe nada de ti entonces.

—Y quizás nunca sepa, no soy de los que se confiesa. —Yoongi se encogió de hombros, y Jimin sintió un poco de pena. A diferencia de él, Jimin soñaba con un amor de libros, de esos que ya no hay, alguien que dure para toda la vida, así como fue el amor de sus padres. Se preguntó quién era esa persona para Yoongi, por un momento Jungkook llegó a su mente y Jimin perdió todo el humor del día.

—Llegamos ¿estarás bien por tu cuenta? —Jimin asintió mientras arreglaba su mochila y abría la puerta del copiloto.

—Sí, no te preocupes, gracias hyung.

—llámame si- mierda... verdad que no tienes celular... —Yoongi revisó su bolsillo, y Jimin esperó por él—. Toma, este el que ocupo para mi trabajo, está mi número entre los contactos, así que cuando te desocupes me avisas para venir a recogerte.

Jimin asintió a cada una de las cosas que Yoongi le dijo, rio mientras le decía que parecía una mamá, Yoongi bufó diciendo que no parecía una y Jimin sonrió al encontrar un punto débil en el mayor, al parecer no le gustaba que le dijera así. No pensó mucho en eso y entró al edificio mientras revisaba el celular que se le había dado, era moderno, demasiado para su gusto, de todas maneras, no había nada interesante en él, salvo el internet y algunas fotografías de Yoongi, encontró una de ellos dos posando a las orillas de un lago, se preguntó dónde era el lugar, al parecer, no en Seúl o cerca, pues todo lo que sabía Jimin de la capital era que se encontraba llena de edificios.

La cita con su doctor fue ligera, el señor Min fue amable como siempre y Jimin sintió un sentimiento de familiaridad rodear al caballero, e incluso le preguntó si lo conocía de antes o algo así, pero el hombre solo rió y negó con la cabeza, de todas formas, cuando se despidió, Jimin lo abrazó como si fuera algún conocido cercano, y el canoso hombre no hizo ademan de alejarlo, solo palmeó su espalda mientras le deseaba suerte en la cita con el neurólogo.

Y para la mala suerte que rodeaba a Jimin, el neurólogo le dijo que el avance de su recuperación era lento, pero si seguía correctamente todos los pasos a seguir, entonces nada estaría fuera de lugar, lo cual a Jimin lo colocó un poco nervioso ya que no había tomado uno de los medicamentos a la hora indicada, pero en su defensa, era que tenía demasiado sueño causado por otra medicación que tenía.

Luego de terminar su cita Jimin se despidió y el doctor le recordó que tenían que verse en dos días más. Caminó hasta la oficina de una enferma que quitó la pequeña venda que tenía en un lado de su cabeza, reemplazándola por otra, dándole las buenas noticias que no tardaría mucho tiempo en quitarle todos los puntos, por lo visto la herida que tenía había cicatrizado bien.

Esa tarde, cuando terminó todo lo que tenía que hacer en el hospital, Yoongi no fue a buscarlo, el mayor se disculpó, diciéndole que Jungkook se había metido en un problema. Aquello lo hizo sentir triste y ¿celoso?

Jimin aún no entendía muy bien qué es lo que sentía o estaba sintiendo por el mayor, pero definitivamente eso no le cayó para nada bien, claro que de todas formas le terminó por preguntar si jungkook estaba bien o no, a lo que el mayor respondió que sí y que no se preocupara mientras se volvía a disculpar. Jin llegó a recogerlo en un auto más pequeño que el de Yoongi y se sentía bien, se acentuaba correctamente al estilo que Jin poseía, incluso el interior tenía un agradable aroma, se sorprendió al encontrar una radio de color rosa contrastando todo el negro picaporte original del auto. Jin solo había agitado la mano diciéndole que a él encantaba mientras subía el volumen lo más alto posible cuando se emocionó al encontrar su canción favorita.

El mayor manejó por un largo rato y Jimin aprovechó de observar todos los lugares por donde pasaban. Recogieron a Namjoon unos minutos después, el alto se subió alegremente en el asiento de atrás, quedándose al medio. Y a pesar de que Jin había insistido en que se colocara el cinturón, el alto le repitió que estaba bien mientras ubicaba sus piernas en el pequeño espacio que había entre los asientos delanteros. Jimin rió y conversó con Namjoon. El alto parecía ser una persona que se adaptaba a todo tipo de conversa, Jin se metía de repente dando su opinión, la cual era a veces no tan bien recibida por Namjon, lo que ocasionaba un ambiente tenso y horriblemente incómodo para Jimin, quien al final terminaba convirtiendo en un espectador de las discusiones de la pareja. Sin embargo, todo fue olvidado cuando llegaron a la tienda que, increíblemente, era suya. Los mismos trabajadores estaban ahí, y como la vez pasaba, le dieron la bienvenida amablemente. Jimin se sorprendió cuando no pasó mucho tiempo y el lugar ya estaba completamente lleno.

Pasaron un buen rato de la tarde ahí, hasta que Taehyung y Hoseok llegaron de la mano, como si nada de lo que había presenciado Jimin en la mañana hubiera sucedido. Levantó una ceja hacia Tae cuando sus miradas se encontraron diciéndole en silencio que tenían una charla pendiente.

Y así fue cuando muy tarde por la noche, Jimin se encontraba en la pieza de Taehyung, tirado en la cama mientras veía al castaño de rodillas en el suelo terminando de pintar el lienzo que había visto completamente blanco en la mañana.

—Así que ¿me dirás que ocurrió?

—¿Qué ocurrió de qué? —Taehyung dejó el pincel, cambiándolo por otro mucho más grueso que empapó con agua mientras lo deslizaba por todo el lienzo.

—Tae... —Jimin advirtió, sentándose en la cama, pensando en que no tenía mucho tiempo para que tenga que volver al apartamento y tomar una de sus pastillas.

—Quiere que conozca a sus padres. —Taehyung dejó todo en su lugar mientras lo observaba con una mirada de desesperación, como si estuviera pidiendo ayuda.

—¿Y eso que tiene?

—Ellos saben que hyung está en una relación, pero no saben que yo...que yo soy hombre. —El castaño se removió nervioso en su lugar, evitando su mirada y con las orejas completamente rojas—, además, sería la primera vez que conozco a los padres de mi novio, es más bien es la primera vez que tengo un novio que es realmente mi novio, porque sabes, yo no era así antes, no quiero decir que era-

—Tae —Jimin cortó sus palabras—, entendí el punto.

Taehyung asintió, desinflándose en el acto, como si hubiera llevado una gran carga que había sido sacada de sus hombros gracias a Jimin, rió porque el castaño siempre fue de esa forma: Alterado por todo lo que conllevaba la opción de 'compromiso'

— Lo harás bien, aparte ¿Qué puede ocurrir? Solo son los padres de tu novio, nada más.

Taehyung rió seco. —Já, lo dices tú que- —El castaño abrió sus ojos, cortando sus palabras, retractándose de lo que estuvo a punto de revelar—, olvídalo. —Negó con la cabeza para seguir pintando. Sin embargo, Jimin no quedó conforme.

—¿Yo que? —Curiosidad pintándose en su lengua—. Tae ¿yo que?

—Nada, olvídalo.

—Tae, sé que no quieres decirme nada porque crees que me haría mal y podría traer una conmoción cerebral, pero me siento tan descolocado de todo lo que sucede a mi alrededor, que ocultándome las cosas, solo harás que me sienta peor. —Y era cierto, se sentía como si su vida fuera una gran mentira, como si no tuviera realmente una identidad en la sociedad. Taehyung dejó los pinceles nuevamente.

—No era nada importante, Jimin por favor no te fuerces... —Taehyung le dio una mirada de lástima y Jimin tardó un minuto para asentir, despidiéndose en el acto mientras le decía que se iba porque tenía que tomar una pastilla a media noche. Taehyung hizo una mueca de disculpa sabiendo que la había jodido y Jimin trató de sonreír porque no era su culpa, entendía bien su postura, y si era para protegerlo entonces lo tomaría, por más apenado que esté, respetaría las decisiones de Taehyung, total, era su amigo de toda la vida y la persona en la cual más confiaba.

Claro que eso, no hacía que el dolor sea menos o las lágrimas no bajaran. Porque Jimin apenas escuchó el ruido del ascensor llegar a su piso, sintió los pequeños hipeos que salían luego de aguantar por tanto rato el dolor acunado ahí en su pecho. Lloraba porque todo parecía como una gran burla hacia él, la vida era tan injusta, no le había quitado todos sus recuerdos, pero sí quitó una parte importante de ellos, que lo hacían sentirse horriblemente vacío y desconectado con todo lo que lo rodeaba.

Sus ojos estaban completamente acuosos cuando quiso ingresar el código, falló no solo una vez, sino dos veces, haciendo que Yoongi terminé por abrirle la puerta.

—¿Jimin? ¿Qué ocurre cariño? —Yoongi le habló con dulzura mientras lo arrastraba hacia la sala de estar. Jimin en ese minuto se encontraba llorando como un bebé mientras sentía como su corazón se partía. Yoongi era tan amable con él que era casi insoportable, insoportable porque no lo recordaba, porque no podía tratarlo con la misma dulzura y amabilidad con la cual era tratado.

Jimin negó con la cabeza sin atreverse hablar.

—Por favor Jimin, háblame, me preocupas. —Yoongi se posicionó frente a él, las manos grandes y blanquecinas del mayor se posaron a cada lado de su rostro, haciendo que los pulgares barrieran las lágrimas que seguían cayendo. Jimin por intuición levantó sus manos y las dejó en ambas muñecas de Yoongi, no para quitar la cercanía del mayor, sino porque quería sentirlo ahí, haciéndole saber que no lo quería lejos.

—Jimin por favor, dime que ocurre ¿sí? Qué tienes bebé, por favor dime. —Si Jimin no estuviera tan ensimismado en sus propios pensamientos, se hubiera sorprendido de cómo era tratado, Yoongi mantenía la mirada fija en él, como si estuviera escudriñándolo para asegurarse de que no tuviera ningún rasguño o algo visiblemente doloroso.

—Nada... —Jimin habló entre sus hipeos—, no ocurre nada. —Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y Yoongi las siguió limpiando. —¿p-puedo dormir contigo hyung?

En otra circunstancia Jimin se hubiera sentido horriblemente avergonzado hasta el punto de desear que un rayo de luz caiga sobre él haciéndolo desaparecer sobre la faz de la tierra, pero en ese minuto necesitaba tanto el calor de otra persona que no pudo evitar, no pedir, sino que rogar por un poco de calor humano. Y Jimin no tuvo que tardarse demasiado para darse cuenta que no era cualquier calor el que necesitaba, sino que el de Yoongi.



*



—Ven aquí...—Yoongi lo arrastró hasta su habitación, se sentó en la cama abriendo las piernas y tirando a Jimin a su regazo, haciéndolo caer entre el hueco que se había formado entre sus muslos, meciéndolo y deslizando una mano por la espalda del menor que aun lloraba sobre su pecho. Hace tiempo que Yoongi no escuchaba al menor llorar con tanta fuerza, la última vez había sido hace casi un año atrás, cuando por una discusión estúpida habían decidido terminar su relación, esa vez, Jimin se había vuelto inestablemente emocional y Yoongi sintió todo el nudo de emociones atacar su cuerpo, haciendo que fuera inevitable decirle lo arrepentido que estaba por haber decidido cortar algo que él no quería dejar ir. Y si bien, eso le había servido para crecer como relación, pero le había partido el alma verlo llorar. Así como ahora, Yoongi mecía a Jimin sin saber qué hacer para reconfortarlo. En otra situación, le hubiera dicho lo increíblemente buen novio que era, o cosas pervertidas y tontas que lo harían reír. Pero ahora no tenía el derecho de nada más que mecerlo y decir que todo estaría bien, a pesar de que no sabía el hecho del por qué Jimin lloraba.

—Siento no poder recordar nada hyung. —Jimin habló luego de un buen rato, Yoongi había cerrado sus ojos, apoyando la cabeza en la pared luego de que sus párpados se hubieran sentido pesados.

—Está bien, no es tu culpa Jimin.

—¿Puedes decirme que ocurrió? ¿cómo fue mi accidente? —Yoongi sabía que el menor necesitaba y quería respuestas; cualquier persona las querría, pero no podía y le dolía como el infierno no poder dárselas, porque era él la persona que más quería contarle sobre su vida pasada, sobre todo su vida juntos.

—Jimin no, sabes que puede ser peligroso. —Yoongi negó con la cabeza a pesar de que el menor no lo estaba viendo. Su mentón se deslizó en la coronilla anaranjada de Jimin, haciendo que la acción causara pequeñas cosquillas en la zona de su cuello.

—Odio esto, odio el hecho de no poder recordar, odio el hecho de no tener derecho a saber lo que me pasó, sé que no es culpa de nadie, ni mía ni de ti, pero tengo tanta impotencia por poder recordar —La voz de Jimin se fue apagando mientras sus respiraciones comenzaban a estabilizarse—. Desearía poder recordarlos hyung, poder recordarte...

No pasó mucho tiempo para que Jimin quedara complemente dormido entre sus brazos. Yoongi tragó duro mientras su cabeza golpeaba suavemente contra la pared.

—Yo también amor, desearía que me recuerdes... 

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