ix. dear phoenix

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PIEDAD EN TUS OJOS
acto          🩸          uno
❪    querida phoenix    ❫

Cuando llegaron a la secundaria de All Valley, Phoenix bajó el volumen y se fijó en la bella decoración del exterior del lugar. Su corazón latía como loco, no podía sentirse más emocionada por ingresar y disfrutar de un baile de graduación.

Phoe estuvo tan distraída observando que ni siquiera notó el momento en el que Robby llegó a abrir su puerta y le ofreció su mano para bajar. Por supuesto que accedió con una sonrisa y descendió del vehículo. Tomó el brazo de su acompañante para ingresar, luego de hablar con el valet parking y encargar el auto.

Phoenix estaba realmente maravillada con la fiesta, y Robby estaba maravillado con cómo la maravillaba, cada pequeño gesto y palabra que pudiera expresar. Los rodeaba un aura tan pura y brillante que al estar dentro llamaron la atención, recibiendo más de una mirada. También se pudo deber al hecho de que se trataba de Robby Keene, un enemigo público.

La primera en acercarse a ellos no fue una persona desagradable que pudiera arruinarles la noche, por el contrario, era Tory

—¡Tory! —saludó Phoenix, abrazándola de sorpresa. La castaña palmeó su espalda sin saber bien qué hacer, sonriendo de igual forma—. Te ves muy guapa.

—No soy la única —respondió Nichols, tomando sus antebrazos mientras ella hacía lo mismo. Recibió el gracias de la Silver y también su pregunta sobre el paradero de Harry—. Fue por algo de tomar... Debo admitir, Phoe, que fue una decisión correcta.

—Lo sabía —soltó la pelinegra, realmente satisfecha con su decisión. Harry apareció al segundo, saludando de inmediato a su vieja amiga mientras Robby y Tory también se saludaban.

West y Silver habían sido inseparables desde niños. Él trató de salvar aquel lazo de amistad, pero la influencia de Gabriel había sido muy perjudicial. Afortunadamente, Phoenix había abierto los ojos y ahora trataban de retomar su bella relación amical.

Los cuatro disfrutaron de una amena charla por un tiempo, dejando escapar una carcajada de vez en cuando. Phoenix también entendió un par de murmullos entre Keene y Nichols mientras observaban a un par de chicos pertenecientes al bando enemigo, eran Samantha LaRusso y Miguel Díaz. Ellos disfrutaban de sus rostros, la parejita no estaba nada feliz con su presencia, podría decirse que habían arruinado su noche.

En un punto, Robby notó la ilusión de Phoenix al observar a su alrededor, así que pidió permiso para llevarse a su acompañante. Tory y Harry los alentaron a irse, sonriendo por lo tiernos que resultaban. Phoenix apreció el gesto de Keene, tomando su brazo con emoción mientras recorrían toda la fiesta.

—¿Te agrada? —preguntó Robby cuando se detuvieron un segundo y Phoenix se quedó observando cada detalle desde el techo hasta la pista de baile.

—El lugar, sí. No importa si es la quinta vez que lo digo, me encanta aquí —admitió, soltando una pequeña risa que a Robby se le fue imposible no replicar.

Se quedaron en silencio, uno agradable y pacífico mientras observaban a los chicos bailar. Robby tenía un anhelo para esa noche, una meta que estaba dispuesto a cumplir: Sacar a Phoenix a bailar.

My love was as cruel as the cities I lived in

Supo que era el momento cuando escuchó la letra de una canción que hizo a Silver reaccionar de forma más notoria, y además logró reconocer la canción como una de las que ella le había recomendado con entusiasmo: "Daylight" de una de las cantantes favoritas de la pelinegra, Taylor Swift.

I don't wanna look at anything else now that I saw you

Tomó su mano, haciendo que la ojiverde se sobresaltara un poco. Le sonrió, calmando sus nervios, y fue llevándola con cuidado hacia el centro de la pista, ella aún estaba asimilando lo que ocurría, sabía muy poco, pero tenía muy claro una sola cosa, no quería soltar la mano de Robby.

De un momento a otro parecía que el lugar estaba vacío, que solo eran ellos mientras una canción de amor se reproducía de fondo. Los ojos de Phoenix brillaban y los de Robby se enamoraban.

I don't wanna think of anything else now that I thought of you

Los brazos de la pelinegra rodearon el cuello del castaño, mientras que él tomó con suavidad su cintura. Ella recostó su mejilla en el hombro del ojiazul, sintiendo cómo también se acercaba y disfrutaba del contacto. Sus corazones se aproximaron y sus almas disfrutaron de danzar juntas.

Phoenix analizó cada parte del momento, cómo amaba aquella canción y sentía que podía identificarse hasta con las partes poco agradables.

I wounded the good and I trusted the wicked

Pero sentía, a su vez, tanta paz al saber que deseaba perdonarse, que decidía dejar todo lo malo atrás, finalmente se sentía lista para soltar todo aquello que había estado arrastrando y la lastimaba. Y sabía que era en gran parte por el chico que la abrazaba con fuerza y la hacía sentir increíblemente segura.

I once believed love would be black and white... but it's golden

Había creído tanto tiempo que el amor era dolor y nunca sería lo suficientemente bueno, pues ella no merecía que lo fuera, que cuando conoció a Robby todo fue tan confuso, sentirse tan bien a lado del castaño llegaba a sentirse irreal.

I once believed love would be burning red, but it's golden like daylight

Había sentido una llama tan flameante que, aunque creyó por un tiempo que era buena y llenaba de calor su vida, realmente estaba consumiendo todo a su alrededor. Pero había logrado darse cuenta de que no tenía por qué ser así, ahora sabía que el amor podía ser tan dorado como la luz del día, tanto como Robby Keene. Esperaba que lo fuera.

I only see daylight

—Nix —soltó muy suave, siendo una caricia para los oídos de la pelinegra—. ¿Puedo llamarte así...? 

Se oía nervioso, resultaba muy tierno. Ella asintió sin apartarse, por el contrario, acercándose un poco más, dándole a entender que le gustaba y mucho.

It's golden like daylight...

Luego de ese baile, Phoenix y Robby no se detuvieron, uniéndose a ellos Tory y Harry.

—Oye, mira —le susurró Nichols a la pelinegra, mostrándole su celular. Una foto—. Puedes ponerla de fondo de pantalla —se burló, viendo su expresión.

—¿En qué momento? Eso no se vale —respondió, gratamente sorprendida y con una sonrisa. Tory les había tomado una foto mientras bailaban, y no estaba nada mal—. Te pago por un par más.

—Trato.

Ambas rieron y volvieron a prestarle atención a sus acompañantes, quienes hablaban sobre un tema muy interesante: Phoenix.

—Te juro, era tan pequeña que cualquiera la hubiera pisado.

—Hey, hey —lo detuvo—. ¿Qué haces hablando sobre mí? ¿Quieres que empiecé a contar sobre ti? Sé mucho.

—Está bien, solo les decía sobre tus días en esa academia de gigantes—se explicó, haciéndola recordar momentos agradables su pasado. La mayoría de este era en realidad muy bueno, su padre se había encargado de que lo fuera.

—No entiendo qué es lo que comen otros niños a los 13 —confesó, regresando a cuando los chicos y chicas de una de sus academias de ballet eran mucho más altos, y ella aún no parecía desarrollarse—. O qué no comía yo.

Entre más pláticas y unos cuantos movimientos de baile, Robby volvió a quedarse en la pista solo con Phoenix. Era como si tuviera toda la energía del mundo. Ambos podrían pasar la noche entera disfrutando y eso le encantó. Una compañía que lograba mantenerlo animado y deseoso de pasar toda la noche divirtiéndose.

Oyeron varias canciones movidas que Phoenix amó bailar, como "My Oh My" de Camila, o "Whenever, Wherever" de Shakira. En esta última, gran parte de la canción se basó en la pelinegra moviendo su cadera y cintura al ritmo de la canción mientras Robby se movía ligeramente, para no parecer tonto y poder admirarla tranquilamente. El control sobre su cuerpo para deslizarse con tanta excelencia y naturalidad era hipnotizante.

—¿Sabes? Me encantaría ver unos pasos del gran Robby Keene —comentó, sintiendo que estaba siendo algo pretenciosa y presumida al solo bailar ella. Tomó su mano y lo movió un poco—. ¿Cómo mueve las caderas el alumno estrella?

Think out loud, say it again. Le-do-lo-le-lo-le-lo-le

Phoenix pudo disfrutar como Robby trató de moverse lo más parecido a lo que vio en ella, pero falló graciosamente en el intento. De los labios de la pelinegra salió parte de la letra de la canción, con un sentimiento más profundo. Robby juraría que se la dedicó mientras se miraban a los ojos y reían.

Tell me one more time. That you'll live lost in my eyes.

Durante la noche, a los oídos del pequeño grupo de cuatro llegó la noticia de que un hombre tenía un after party en su casa. Lo analizaron un instante corto y concluyeron que no era una mala idea asistir.

El lugar era una casa, espaciosa y bien decorada. Agradable. Pronto los chicos pertenecientes a Cobra Kai descubrieron que era posesión de Mantarraya, el hombre que había ido al dojo por la tarde.

—¿Ese quién es? —preguntó Harry, tomando un par de vasos de cerveza y ofreciéndolos a Tory y Phoenix.

La respuesta a su duda llegó rápido.

Un vecino llegó a quejarse del ruido, tratando de humillar al dueño de la casa en proceso, pero solo consiguió salir con la mano fracturada y muchos golpes.

—Bueno, él es —Harry se respondió solo, alzando un poco la voz por la multitud aclamando el nombre de Mantarraya. Todos rieron, algo asombrados por toda la escena.

Por un largo rato, el grupo se encontró tranquilo, tomando un poco de las bebidas que habían y riendo de rato en rato. Por supuesto, esa calma no dudó por siempre.

Antes que nada, aquí un pequeño detalle: Phoenix no bebía. En serio, no tenía la costumbre, solo el vino que acompañaba algunos almuerzos y cenas. Por lo que beber esa noche para no quedar como la extraña, no fue su mejor idea.

Retomemos, Tory fue la primera en alejarse del grupo, comentando que iría a dar una vuelta al exterior para ver si encontraba algo. Harry entendió eso como una indirecta cuando la castaña lo miró directamente mientras lo decía. Por lo que fue detrás de ella sin dudarlo.

Phoenix se sintió completamente satisfecha por su trabajo, pronto daría buenos resultados.

—Soy una increíble cupido —se halagó, dándole un pequeño codazo a Robby, el único con el que se había quedado.

—¿Te agrada? —preguntó el castaño al verla tomar un poco más de su vaso. Ella lo miró confusa, tratando de entender a que se refería—. ¿El ambiente y todo esto?

—¿Cuál debería ser la respuesta? —indagó, colocándose frente a él. Por decreto del universo, Robby estaba recostado en la pared, por lo que ahora se encontraba acorralado por su pareja de graduación.

—Un "sí" podría decirme que no fue tan mala idea y te agradan las fiestas, lo que significa que tendría otra excusa para invitarte a salir —dijo con total sinceridad, sonando tan relajado y casual que Phoenix llegaba a divertirse, ella asentía a cada una de sus palabras con supuesta seriedad—. Pero un "no" podría darnos la oportunidad de salir de aquí.

Una sonrisa se plasmó en el rostro de Silver sin que se diera cuenta. Pensó tanto en lo que trataba de decirle indirectamente, ¿quería que tuvieran un tiempo a solas? Estaba tan inmersa en sus pensamientos que la inesperada cercanía de Robby a su oído, su aliento y un susurro la hizo estremecer:

—¿Qué es lo que prefieres, Nix? 

Sintió su piel erizarse y su respiración tratar de controlarse. ¿Qué era lo que estaba pasando?

Phoenix estaba recapitulando todo. Había nacido, había crecido, había practicado ballet, pero en un años se le sumó el karate, y con el karate, aparecieron nuevos compañeros, amigos y Robby. Apareció Robby, fue su entrenador por unas semanas, un compañero leal y realmente colaborativo, pero de repente, un apoyo vital en un momento muy duro, fue un brillo que ella empezó a querer con tanta fuerza que la confundía, fue el que la invitó a su primer baile de graduación, la recogió de su casa e hizo latir su corazón con una intensidad atemorizante.

Robby era su amigo, pero ella deseaba con tanta fuerza que intercambiarán papeles y fuera ella la que estuviera contra la pared, acorralada por Robby mientras besaba las comisuras de sus labios, acercándose cada vez más a robarle un beso y...

—¡Nichols y LaRusso están peleando!

Y con un grito toda su fantasía se desvaneció. Los regresó a la realidad. Ambos voltearon hacia donde provenía el grito y de inmediato corrieron hacia allí, llegando justo en el momento que Tory trató de atacar a Samantha LaRusso y Miguel Díaz la tomó por la cintura para llevarla lejos de su novia.

—¡Oye, suéltala! —ordenó Harry enfadado cuando vio al chico intervenir. Sospechaba que Tory podía sola con aquella chica cuando empezaron a pelear, por todo el tema de que practicaban karate, pero no estaba de acuerdo con el hecho de que ese desconocido la molestará.

Harry logró jalar a Miguel y empujarlo hacia otro lado, pero Samantha al ver que quería golpearlo, lo pateó por la espalda, haciéndolo caer al suelo. Fue ahí que Robby reaccionó e ingresó a la pelea, yendo directamente contra Miguel. Pero Samantha tomó su brazo y le hizo una llave, inmovilizándolo y aprovechando el momento para decir:

—¿Crees que te rompí el corazón? Tú rompiste el mío.

Phoenix quedó muy desorientada al oírla, pero también disgustada. ¿Qué tenía que ver ella con Robby? Decidió entrometerse también y atacó a lo que tenía más cerca; Miguel, dándole una patada en la espalda que lo lanzó hacia el frente y cayó cerca a los pies de Robby, LaRusso también cayó al suelo cuando Nichols le hizo un barrido.

Y fue ahí que Phoenix hizo un pequeñísimo comentario: —¿Crees que estamos en terapia? ¿Sesión de confesiones? ¿A quién le importa tu corazón, LaRusso?

Reiteremos, Silver no estaba para nada contenta con las palabras de Samantha hacia Robby. 

Entonces Keene, Díaz, Nichols y LaRusso empezaron a pelear, de nuevo. Phoenix consideró que era mejor dejarlos y ayudar a Harry, llevándolo lejos del drama. Había comprendido que era algo personal, más personal, solo entre ellos cuatro.

—¿Estás bien? —indagó, viéndolo tomar la parte baja de su espalda como un anciano.

—Eso me gustaría —respondió, soltando un leve gemido de dolor—. Golpea fuerte, ah.

—Lo siento, no sé bien qué está pasando —admitió, observando nuevamente la pelea por un segundo.

—Bueno, es una gran forma de retomar nuestra amistad —dijo, tomándolo de la mejor forma. Le sacó una sonrisa insegura—. Tranquila, son temas de su pasado. Una rivalidad entre Tory y la chica de vestido rosa, o eso entendí cuando empezaron a insultarse.

—Arruinar una fiesta con peleas. Creo que ya es un nivel más elevado —comentó, incómoda con la situación. Había llegado a una conclusión que no la hacía tan feliz.

Phoenix buscó a Robby con la mirada, encontrándolo justo cuando lanzó a Miguel y este fue en la dirección de Tory y LaRusso, empújandolas y cayendo junto a ellas a la piscina.

Harry no tardó en acercarse para tratar de ayudar a su acompañante a salir, la vio aproximarse poco a poco al borde y le ofreció de inmediato la mano, al final lo jaló y terminaron ambos en la piscina.

Robby dejó de ver esa escena y se fijó en Phoenix, quien miraba la fiesta en la piscina que habían iniciado. Se le acercó de inmediato.

—Lo siento por todo esto, no estaba en mis planes —expresó, tratando de rozar su brazo sin éxito, pues ella se movió un poco—. ¿Pasa algo? Creí que...

—Sé poco de ti —le dijo, haciendo que frunciera el ceño. Esa era su conclusión—. Tú por lo menos sabes cosas sobre de mí, pero yo prácticamente nada. Me parece un trato poco justo.

Al final la pelea con sus enemigos había dado un impulso para que la relación de Robby y Phoe continuará escalando. Keene estaba dispuesto a abrirse con ella, a contarle más de él y de su vida, pasada y actual.

—Dejaré que conozcas más de mí —prometió, logrando rozar su brazo, llegando a tomar su cintura—. Haremos esto mejor.

Robby y Phoenix se habían escapado. Con el auto que Terry les había proporcionado, recorrieron las calles del Valle hasta llegar a una feria, ya vacía por lo tarde que era. Aún así, las atracciones iluminaban el lugar y eran una gran vista.

—No he tenido una vida fácil —inició su explicación, viéndola enfocada en admirar lo que tenían frente a ellos. Cuando Phoe volteó la cabeza, sus ojos verdes conectaron. Identificó empatía y comprensión en los de ella, por lo que pudo continuar—. He odiado a mi padre desde siempre, porque nos abandonó... Antes de que yo naciera. No quiso hacerse cargo y mi mamá hizo lo que pudo con mi crianza.

—Eso es... Duro —comentó, recordando el dolor punzante que la había perseguido por años debido a la partida de su madre—. No puedo imaginar cómo se sintió, nunca haber sabido ni un poco de él. Es comprensible que no quieras tener nada que ver con él ahora.

—Es muy complicado perdonarlo, lo he intentado, pero nunca resulta... —comentó, sonando frustrado, dolido.

Phoenix volteó su cuerpo hacia él para hacer más íntima la conversación—. Comprendo ello. Solo ten en cuenta que, si bien aún no es posible solucionarlo directamente, guardar odio en tu interior jamás será bueno, dañara tu esencia.

—¿Y qué pasa cuando no puedo sentir nada más hacia él? ¿O hacia todos? —cuestionó, realmente apenado. Deseaba poder perdonar y soltar, pero resultaba tan difícil.

—Debes descargar todo lo malo, Robby, dejar los resentimientos, aprender a perdonar, y no solo a ellos, a ti —aconsejó, colocando su mano a la altura de su corazón—. O te perderás. El odio, la violencia, no son el camino, te llevarán a un punto sin retorno.

—Créeme que lo sé bien —murmuró, haciendo que Phoe frunciera el ceño levemente y se apartará, indicándole que continuara—. Estaba mejorando, estaba dejando de ser ese chico enojado y problemático, gracias a Daniel LaRusso y su familia.

—¿Eran más cercanos?

—Él prácticamente me salvó, vio en mí lo que nadie se preocupó en notar —recordó, recapitulando las escenas de su vida junto a ellos—. Y Sam... ella también. Fuimos novios por un tiempo. Todo estaba relativamente bien, hasta que no lo estuvo.

—¿Podríamos regresar a la parte de Sam un minuto? —preguntó, causándole gracia a Robby, aún cuando ella hablaba muy en serio.

—Nos conocimos por primera vez en la casa de los LaRusso, cuando estaba siendo entrenado en karate por Daniel —explicó, dándole otro dato. Él conocía el método de Miyagi-do por lecciones directas con uno de sus mayores representantes—. Nos unimos más cuando se unió al dojo de su padre y al final pasó, nos gustamos y fuimos novios por un tiempo.

—Ella dijo que, rompió tu corazón. Pero tú el suyo —mencionó, recordándolo con desagrado—. O algo así, no lo recuerdo bien —añadió para disimularlo, sin éxito—. Esa chica no ha superado —concluyó como si no le importará nada, rodando los ojos.

—Bueno... Me enteré de que Sam besó a Miguel en una fiesta, eso rompió el mío, asumo —explicó su parte, recordando todo lo que había sucedido luego de esa confesión—. Sobre su corazón no sé bien, pero en esta parte viene el desastre. Me enteré sobre su beso durante una pelea en la escuela secundaria West Valley. Fue muy grave.

Y Phoenix recordó las noticias que había leído sobre ello. Robby no exageraba, realmente había sido terrible, con consecuencias duraderas. Recordó la historia de uno de los más perjudicados. 

—Yo, me cegué por la ira y los celos. Realmente no fue mi intención, pero en uno de mis golpes, lastimé a Miguel... Él se rompió la espalda y yo huí. Inmediatamente volví a ser el niño asustado que escapa de sus problemas, temeroso de las consecuencias. Daniel me entregó a la policía y fui al reformatorio.

Recordó mejor las noticias, notando que su mente había bloqueado esos datos, los había enterrado tan en el fondo que parecían una noticia totalmente nueva.

—Has cometido errores, pero pagado por ellos —opinó Silver luego de unos segundos de silencio, procesando por completo la información—. También espero hayas aprendido.

—Bueno, no lo sé, lamentablemente creo que no —respondió, algo avergonzado. Seguía manteniendo rencor en él, y ahora uno mucho más fuerte. Eso no lo enorgullecía—. En ese tiempo en el reformatorio, me volví más amargada, resentido. Me enojé más con Sam, por no brindarme su apoyo ni una vez. Con mi papá, por no tener la cortesía de ir a verme. Con Daniel, por haberme entregado. Con todo el mundo.

—¿Enseñas Miyagi-do en Cobra Kai por venganza? —preguntó, viéndolo dudar—. Has perdido el sentido de lealtad, Robby, estás muy... Perdido —trató de decirle sin sonar cruel o parecer que quería juzgarlo, en realidad, sintiéndose muy triste y empática con él.

Había visto a un chico tan seguro de sí, luchador y disciplinado, que jamás pudo ver más allá, más en su interior, en sus conflictos y tormentos. Le causaba una profunda compasión, empatía, piedad.

—No quieres traicionar así a quienes quisiste tanto, pero a la vez sientes que pueden merecerlo —explicó lo que Keene había estado sintiendo e ignorando por meses—. Debes definirte, Robby, quién eres y a dónde quieres realmente ir. ¿Cuál es tu verdadero rumbo?

—Luego de todo lo que pasé, encontré un apoyo en Cobra Kai, ¿sabes? —trató de responder sus preguntas—. Me dio un nuevo camino, amigos en los chicos, en Kenny, en Tory. Me comprenden y yo a ellos. —Su silencio hizo que Phoenix se sintiera un poquito herida por su falta de mención, pero entonces Robby prosiguió—. Gracias a Cobra Kai, y aunque suene irónico, bajé mis defensas una vez más... por ti, cada que te iba conociendo más. Necesité estar dispuesto a conectar contigo, algo en mí me gritó que no desaprovechara esa oportunidad.

—Robby, eso... —pero no supo que más decirle. No había nada que expresará la manera en la que su corazón se aceleraba y sentía que se derretía.

Distinguió en la radio que empezó a sonar "Labyrinth" de Taylor, y fue el último impulso que necesitó. Se acercó más a Robby, notando cómo con sus ojos verdes seguía cada movimiento suyo. Acarició su cabello, viéndolo cerrar los ojos con calma, él sentía tanta confianza, era como en casa, pero una muy distinta a la suya, una nueva, una mejor. 

Y cuando el coro de la canción llegó, Robby le permitió ver sus ojos esmeralda, pudo deleitarse viendo los de Nix. Se inclinó más hacia ella y tomó su mejilla, generando chispas con su cálido tacto pero la piel helada de la pelinegra.

Ninguno pudo resistirlo más, Phoenix dio el último acercamiento y sus labios se encontraron en un beso, dulce y lento, lo suficiente como para disfrutar cada segundo y desear más. Luego del primero, de que sus miradas conectarán por un instante, hubo un segundo y un tercero. Y un cuarto.

Phoenix buscó mayor comodidad para ambos, por lo que se colocó sobre él, poniendo una de sus manos en el cuello del castaño y la otra en su cabello. Robby tomó su cintura, manteniéndola cerca.

Los besos no hicieron falta aquella noche. Pero sí tuvieron un límite. Phoe no estaba lista para volver a estar con un chico, no luego de cómo había terminado su anterior relación. Para que llegarán a ello solo debían esperar un poco más, pero Robby no tenía problema alguno.

Si bien era maravilloso poder disfrutar de la ojiverde de aquella manera, también disfrutaba con tan solo tener su compañía.

Concluyeron la noche conversando, ya sea de sus vidas, detalles pequeños, interesantes o banales, o de cualquier otra tontería, mientras sus manos estaban unidas y de vez en cuando jugaban a volver a encontrarse, pues ahora que se habían hallado, no deseaban tener que estar lejos.

Oh no, I'm falling in love again

















































































































JEMIISA ©
Única versión: 11 - 08 - 2024

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