Epifanía carmesí III

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La mente de la niña divagaba en sus pensamientos mientras veía la espalda del jefe de mayordomos que hablaba con Zebro, pero pocos minutos después las figuras de Gotoh y Canary se retiraron de la casa de los vigilantes. Dejando a Mary con la mirada perdida en algún punto de la puerta de salida, como si quisiera ver más allá de ella. Aunque la voz de su compañero albino la saco de su trance llamando repetidamente su nombre.

-¡Mary! –llamaba Killua.

-¿Eh? –murmuro.

-Ven a sentarte, estas a punto de convertirte en estatua –indico el niño.

-Sí –acepto en voz baja realizando la acción pedida por su contemporáneo.

-Quieres mucho a Gotoh-san ¿Verdad Mary? –pregunto Zebro con una amable sonrisa.

-¡¿Eh?! –exclamo Mary mirando al vigilante con sus mejillas levemente enrojecidas.

-No debes sentirte avergonzada por ello, es algo normal –le consolo el vigilante.

Ella asintió tímidamente y ante aquel gesto Killua escupió el té que había estado tomando de una taza que Zebro le ofreció.

-¡Estás loca! –exclamo Killua- ¡Tiene edad para ser tu padre!

-No es ese tipo de gustar, amo Killua –explico Zebro- Es gustar de agradar, así como a usted le agrada su familia.

-No es aplicable para todos en mi familia –puntualizo el niño.

-Aprecio a Gotoh-san, es lo más cercano a un padre que tengo ahora, igual que Zebro-san es lo más parecido a un abuelo y Seaquat a un tío –comento Mary al niño.

Mary se acomodó con calma en el respaldo del sillón individual en el que estaba y bebió de la taza que el vigilante de cabello negro canoso le ofreció.

-Por cierto, Mary-chan ¿Qué día es mañana? –pregunto el mayor.

-25 de diciembre…-murmuro la niña.

-¿Tu cumpleaños verdad?

-¡Mañana cumples años! –exclamo Killua.

-Uhm…sí –respondió ella tímidamente.

-Y por ello espero que disfrutes lo que te voy a dar –hablo con misterio el señor mientras tomaba el teléfono y marcaba un numero en el -¿Seaquat? Sí, todo termino bien; trae contigo las bolsas que deje en la caseta.

-¿De que estará hablando? –pregunto Killua entre murmullos.

-No lo sé- respondió Mary.

Al cabo de unos minutos el hombre de piel morena entro a la casa cargando con una bolsa de tamaño regular y con una sonrisa la dejo en el centro de la mesa baja de la sala, ante los ojos curiosos de ambos peliblancos.

-Disfrútalo Mary –dijo el vigilante moreno depositando una caricia en la cabeza de la fémina y saliendo nuevamente de la casa con rumbo a su puesto de trabajo.

Al cabo de unos minutos la niña aun miraba con cara de incredulidad el paquete y parecía estar conteniendo la respiración, pero su camino a convertirse en estatua fue detenido por la voz de Zebro, esta vez.

-Adelante, ábrelo –apremio el mayor.

Mary finalmente estiro sus brazos hasta la bolsa y saco una caja negra con un grabado dorado, además de un libro de aspecto maltratado. La niña paso del libro y contemplo el serigrafiado en la caja, aquella manera de escribir la letra “K” con un leve vestigio de un copo de nieve tras la letra le transporto a un mar de recuerdos poco nítidos pero satisfactorios, dejándola inmóvil unos instantes.

Con las manos sudorosas y temblando, la ojiazul levanto la tapa de la caja y removió el papel azul que envolvía aquello que ella sabía que contenía, y por fin los descubrió; blancos, de navajas afiladas y relucientes, con el mismo símbolo de la caja en la suela.

Las lágrimas cristalizaron sus ojos y se desbordaron, presa de la emoción la fémina tomo uno de los patines y lo abrazo como quien recibe a un viejo amigo luego de una larga ausencia, posteriormente lo dejo en la superficie de la mesa con delicadeza y se abalanzo sobre el vigilante para abrazarle envuelta en lágrimas por aquel gesto.

Killua observo mudo la escena con una sensación un tanto desagradable expandiéndose por su pecho, pero no era nada que no pudiera ocultar tras su curiosidad aun mayor por los objetos regalados a la niña.

-¡Muchísimas gracias! –exclamo la albina.

-Feliz cumpleaños, pequeña –contesto el hombre acariciando la cabeza de Mary- ¡Pruébatelos! –apremio.

Emocionada, Mary salió de los brazos del hombre y volvió a ocupar su asiento que seguía mirando anonadado aquel peculiar par de zapatos.

-Ten cuidado con los filos –murmuro Killua.

-¡No te preocupes! Los protectores vienen adheridos a la tapa –explico la niña mostrando la tapa a la que venían pegados dos rectángulos de plástico duro.

-¿Cómo lo sabias? –pregunto su contemporáneo- Estoy seguro que no los viste al abrir la caja.

-Uhm… -murmuro Mary- Conozco la fabricación de estos y como vienen embalados –explico lo más exacta posible.

La niña coloco los protectores a las navajas, se descalzo sus zapatillas y se puso las botas una a una realizando nudos firmes en las trenzas, al estar lista se irguió en toda la altura que le confería el nuevo calzado y para sorpresa de Killua, Mary no tambaleaba sobre aquel centro de gravedad tan fino, y eso que él, la había visto caerse de sus propios pies con regularidad, logrando que la considerase una persona bastante torpe.

-Muero por probarlos –dijo Mary llena de excitación.

-Recuerda lo que les comente del lago –cometo Zebro preocupado.

-¿Podemos ir a ver? Así podríamos estar seguros… -insistió Mary.

Ante la mirada suplicante de la niña, Zebro no tuvo de otra que complacerla, el vigilante se aseguró de que Killua estuviera bien abrigado, miro con preocupación los brazos y piernas de Mary descubiertos en su ropa tan ligera; pero esta intercepto la mirada del hombre con una sonrisa tranquilizadora adivinando sus pensamientos.

Mary se cambió nuevamente de calzado y llevo los botines abrazados a su pecho, el trio se adentró en las profundidades del bosque hasta llegar al amplio lago de la propiedad, la superficie cristalina reflejaba los colores rosas y anaranjados del atardecer, dándole a los tres transeúntes un espectáculo digno de observarse.

Con decisión, Zebro tomo unas piedrecillas de la orilla y comenzó a lanzarlas al lago, estas se deslizaron por la superficie “firme”, pero por el sonido el más viejo puedo identificar el poco grosor del hielo, con un poco de inseguridad el vigilante se adentró a caminar en la superficie cristalizada, pero con solo cinco pasos el suelo comenzó a crujir bajo sus pies, confirmando así lo que siempre supuso. Volvió sobre sus pasos y miro con tristeza a la niña, pero grande fue su sorpresa y miedo cuando la vio con los patines puestos, con intenciones de entrar al hielo.

El miedo helo la sangre de Zebro cuando no pudo evitar que la peliblanca se deslizara a gran velocidad por el lago, con terror observo como la niña se alejaba más de la orilla, noto la intención de Killua de ir tras ella para traerla de regreso y lo sujeto firmemente de los hombros para evitar que se lanzara en dirección de Mary.

Vio a la ojiazul cada vez más cerca del centro del lago y se tuvo que preparar psicológicamente para lo peor. La niña se impulsó en una de sus piernas y ejecuto un salto bastante alto, seguido de una pirueta, para volver a caer en una sola pierna de forma limpia. El vigilante y el niño apartaron la mirada esperando el sonido del hielo romperse, pero este jamás llego.

-¿Por qué están tan blancos? ¿Vieron un fantasma? –hablo una voz femenina muy cerca de ellos.

-¡Mary-chan! –exclamo el vigilante al abrir sus ojos y ver a la niña a unos centímetros de él, mirándole con confusión.

Zebro soltó los hombros de Killua y abrazo a Mary, dispuesto a asfixiarla con aquel gesto.

-¿Qué sucede? –pregunto ella agitada por tanto jaleo.

-¡Tonta! ¡El hielo iba a romperse bajo tus pies! –regaño Killua.

-¿Eh? ¡Claro que no!

-El hielo es muy delgado, Mary –explico el azabache.

-Es cierto, pero… yo… puedo engrosarlo un poco –intento explicar la niña y dando golpes a la superficie con la navaja de su pie derecho para secundar su afirmación.

-¿Puedes hacer eso? –pregunto Killua.

-Eso no es posible –dijo incrédulo el vigilante.

-Compruébelo por usted mismo –dijo la niña confiada.

Para sorpresa del mayor, volvió a realizar las mismas pruebas anteriores y esta vez pudo hasta saltar en la superficie congelada y no escucho un solo sonido diferente al producido por sus pisadas.

-¿Esto se debe a los experimento de Illumi aniki? –quiso saber Killua.

-Sí –respondió ella secamente sin dar mayores explicaciones.

El azabache volvió sobre sus pasos y miro preocupado a la niña, él sabía los motivos de su presencia en la mansión, sabía que ella estaba siendo entrenada como otra de las barreras que protegería a los Zoldyck en el futuro cercano; pero nunca espero que con solo ocho años aquella niña lograra ser capaz de tales hazañas, aquel lago era bastante grande y Mary había sido capaz de aumentar el grosor del hielo de la superficie, lo suficiente como para soportar su peso en las zonas de mayor profundidad. Ese progreso tan grande no era fácil de lograr y para ello, esa niña debió sufrir mucho, más incluso de lo que él llego a suponer.

-¡Bien, Mary! Vuelve allí y demuéstranos como patinas sobre hielo –dijo Zebro con una gran sonrisa.

Una curva pronunciada fue dibujada en los labios de la pequeña, quien ni lenta ni perezosa volvió a la superficie congelada. Dibujo múltiples formas abstractas con su cuerpo llevada por el compás de una música imaginaria, para asombro de sus espectadores sus movimientos se hicieron más complejos y realizo saltos con piruetas aéreas de varias revoluciones.

Ella se deslizaba sobre el hielo como si hubiera crecido con patines en sus pies, y la felicidad que desbordaba al patinar era tal que llenaba de calidez los corazones de ambos espectadores, aquello era un arte digno de presenciarse aunque fuese una vez en la vida.

Ambos corazones masculinos fueron conmovidos por Mary de formas distintas, para Zebro aquella niña representaba su orgullo por crecer con un corazón tan bello y puro en la adversidad que la rodeaba, y para Killua era su amiga, no podía imaginarse sin su presencia ahora que conocía su amistad, si la amistad era tan potente como aquella sensación en su pecho al ver sonreír a Mary, ahora entendía porque las personas valoraban tanto aquel tipo de lazos.

Mary solo regreso a la orilla cuando las luces ámbar del atardecer se fueron disipando, con una imborrable sonrisa y un leve rubor en sus mejillas, se cambió nuevamente de calzado.

-¿Qué les pareció? –se atrevió a preguntar.

-¡Maravilloso! –respondió el adulto al acto.

-¿Killua? –pregunto con ganas de saber su opinión.

-T-te veías muy feliz –respondió- Me gusto verte de esa manera –susurro.

-¿Qué? –pregunto ella acercándose demás al niño.

-¡Me gusto! ¡Ahora veo que puede ser una técnica muy viable! –grito acercando aún más su cara a la de Mary.

Ambos ojiazules ante su repentina cercanía retrocedieron un paso con los rostros cubiertos de escarlata, era como verlos jugar a los espejos, una imagen sincronizada de movimientos.

-De-debemos regresar a la mansión –cambio la niña radicalmente el tema, tomando su obsequio para abrazarlo contra su pecho.

-Tienes razón –acepto Killua viendo la noche caer en el horizonte.

Los contemporáneos se despidieron del adulto y comenzaron su caminata a la mansión principal, al estar frente a la imponente estructura Mary y Killua tomaron rumbos distintos, la niña por una de las entradas del servicio y Killua por la puerta principal.

Mary fue directamente a la habitación de Alluka para comprobar si podía hacer algo para ayudarla a prepararse para la cena navideña, pero ante de llegar a los aposentos de su amiga fue interceptada por Illumi.

-Mary- llamo el pelinegro.

-Illumi-sama ¿Puede servirle en algo? –pregunto inclinando la cabeza.

-Vi el cadáver –asevero- Mostraste tu nen ante Killua –acuso.

-Y-yo, me descontrole Illumi-sama. No quería. Pero no podía dejar al amo Killua ensuciarse las manos con esa nimiedad –se excusó Mary con el terror invadiendo su mirada.

-Bien. Esta oportunidad sirvió para comprobar tu lealtad y aprobaste; protegiste a Killua y la mansión. Por el estado del cadáver pude evaluar mejor el alcance de tu nen, debemos ajustar nuevamente tu entrenamiento. Lo malo, Killua ya identifica tus “peculiaridades”, sabe lo que eres… -explicaba con parsimonia- Sentirá curiosidad y es probable que te busque; entiende esto, Mary… –dijo bajando su rostro para ver frente a frente a la albina- Aléjate de Killua… -amenazo con el ceño mínimamente fruncido- Por lo demás… -hablo en tono distendido volviendo a erguirse- Buen trabajo –esbozo una pequeña mueca que no podía llamarse sonrisa y le dio la espalda a la niña para perderse por los pasillos.

La Killiam quedo con las piernas temblorosas en el medio del pasillo, hasta que colapsaron al no poder sostener su peso. Una lagrima aislada bajo por su ojo izquierdo y quedo allí sola, inmóvil, perdida en sus pensamientos; recordando su verdadera posición en aquella pirámide.

Deprimida; Mary se olvidó de su intención anterior de visitar a Alluka y viajo por los intrincados pasillos de la mansión hasta las escaleras escondidas que conducían a su bóveda, una vez frente a la puerta metálica ingreso unos dígitos en el panel computarizado y la puerta se abrió, al entrar la puerta volvió a cerrarse y con un leves chasquidos los cilindros de seguridad volvieron a cerrarse a sus espaldas, posteriormente la luz de la habitación se encendió.

Una sencilla habitación sin ventanas y muros blancos le dio la bienvenida, con paso lento Mary fue hasta una de las puertas en la habitación que llevaba al armario, guardo los patines en el fondo de área para los zapatos junto a los demás que le habían regalado Gotoh, Zebro y Canary; debía recordar pedirle la caja al vigilante la próxima vez que lo viera.

Salió del armario y fue hasta la puerta continua que la condujo al baño, cepillo sus dientes y regreso al ambiente principal, apago las luces de la habitación y se lanzó a su cama para llorar amargamente entre los almohadones ahogando sus gemidos en la penumbra del cuarto.

Mientras la albina estaba en su habitación, su contemporáneo se encontraba rodeado de su familia disfrutando de la abundante cena navideña.

-¿Killua? –llamo Kikyo -¿Qué tal se siente volver a casa?

-Uhm, está bien…Supongo –murmuro en respuesta pero falto de interés.

-Espero que tu experiencia en el Coliseo del cielo haya sido productiva –comento Silva.

-Es evidente, Silva. En estos dos meses Killua ha estado en un excelente nivel en sus entrenamientos –intervino Zeno.

-Deberé verlo por mí mismo –respondió el hombre sin apartar la mirada de su plato.

-Me gustaría que me supervisaras, padre –acepto Killua de buena gana.

Minutos de silencio pasaron sin que nadie más dijera una sola palabra, solamente concentrados en ingerir sus alimentos, pero Killua ya se sentía asqueado con aquella silente cena, por lo que decidió volver a hablar de cualquier trivialidad.

-Note que hay nuevo personal –comento Killua con cara desinteresada.

-Siempre lo hay Killua –respondió Silva.

-Me refiero a la niña que tiene mi altura –comento escogiendo con cuidado sus palabras- No había visto a un mayordomo tan joven desde Canary, ya saben la que suele estar siempre con Gotoh.

-¡Ah, esa niña! –murmuro Zeno- Ella será la nueva guardia de… -comento de forma inconclusa mirando a Alluka sentada alejada de los demás.

-Alluka, se llama Alluka –dijo Killua con el ceño fruncido.

-Sí… -murmuro Zeno- Mary está siendo entrenada para poder contener a eso…

-Va por buen camino entonces… -murmuro con enfado el ojiazul.

-¡Es una incapaz! Sus habilidades aun dejan mucho que desear y hoy expuso a Killua a un grave peligro –exclamo Kikyo enfadada.

-Ella me siguió y evito que yo matara a la intrusa –comento Killua lanzando una mirada hostil a su madre.

-¡Debió evacuarte de allí! –se quejó nuevamente la matriarca.

-En primer lugar… ¡No soy un bebé!  Y segundo ¡Esa mujer era mi objetivo! –proclamo irritado.

-¡Tu no debiste estar fuera de los portones! –hablo contundentemente Silva.

-Estuve dos años fuera y solo, ir y venir del portón de Hades no es gran cosa… -murmuro enfurruñado en su asiento.

-¿De verdad creíste que estabas solo, Kill? –dijo socarrón Illumi.

-¡Basta! –exclamo Zeno y los demás comensales volvieron a la tarea de ingerir sus alimentos en completo silencio.

Luego de la cena, los Zoldyck se encaminaron hasta la sala donde un gran pino decorado les esperaba con un montón de regalos bajo sus ramas. El peliblanco se lanzó emocionado a buscar sus obsequios navideños, Milluki fue el siguiente en ir en busca de sus presentes.

Kikyo, Silva, Zeno e Illumi se sentaron en los sofás dispuestos alrededor del árbol, los mayores tomaban vino e Illumi solo miraba como Killua destrozaba el papel regalo con ansiedad. Kalluto, quien era más tranquilo se mantuvo pegado a las faldas de su madre a la espera de que sus hermanos terminaran con sus obsequios y él pudiera ir por los suyos.

Con los ojos brillosos, Killua desenvolvió varias figuras de acción, cajas repletas de dulces y chocorobots, para cuando abrió el ultimo regalo se encontró con una patineta nueva, emocionado volteo su rostro sonriente para buscar a su hermana Alluka con la vista, sin éxito. Los azules ojos de Killua localizaron a Gotoh quien le indico con los ojos el pasillo que conducía a las habitaciones.

El niño ceso por completo sus risas y comentarios, en completo silencio el ojiazul se levantó, bajo la atenta mirada de sus familiares Killua se retiró de la sala por el pasillo que conducía a las habitaciones. Illumi no disimulo su descontento ante la situación al igual que su madre. Milluki simplemente ignoro la partida del albino y Kalluto miro con tristeza como su hermano elegía a Alluka por sobre todos los demás, otra vez.

Los pasos del albino lo llevaron hasta el piso donde estaban todas las habitaciones de sus hermanos y la suya, para el niño resulto extraño la presencia de vigilancia en la puerta del fondo del pasillo que se supone pertenecía a Alluka. Killua se detuvo frente al mayordomo sin decir nada y espero hasta que este se quitara del camino.

-Buenas noches, amo Killua –saludo el joven castaño con cortesía.

Los ojos azules del niño escrutaron al hombre joven con el ceño fruncido y a falta de acciones o respuestas satisfactorias decidió hablar.

-¿Cuánto más? –murmuro Killua.

-¿Disculpe, amo Killua? –pregunto el sirviente sin entender.

-¿Cuánto tiempo más seguirás en mi camino? –pregunto con molestia en la voz- ¡Apártate! –exigió.

-Lo siento, pero no puede entrar amo Killua –pronuncio.

-¡Allí está mi hermana y yo digo que quiero verla!

-El amo Alluka se encuentra indispuesto y pidió no ser molestado –mintió el mayordomo.

-¡Mientes!

Sin darle tiempo al mayordomo, Killua lo derribo con una barrida de pierna, cuando el castaño intento levantarse del suelo las garras afiliadas del albino se encontraban a una distancia ridículamente escasa de su rostro, las intenciones del niño eran acabar con él y para preservar su vida volvió a tenderse en el suelo, dejando libre el paso para para el menor.

El pequeño abrió la puerta y con la mirada comprobó lo que sospechaba; el cuarto estaba vacío, las pertenencias de su hermana no estaban en ninguna parte y no había signos de que esa alcoba hubiera sido habitada en mucho tiempo; Killua azoto la puerta al salir de la habitación y abandono el pasillo hecho una furia.

Illumi, quien había seguido a Killua y presencio la “rabieta” de su hermano camino hasta el mayordomo que apenas se incorporaba, ante la presencia del pelinegro el castaño se puso sumamente nervioso.

-Debiste impedirlo –dijo Illumi inexpresivo.

-Pe-pero amo Illumi… -intento excusarse.

-No me sirven las excusas –murmuro.

Un alfiler de cabezal dorado se incrusto en la frente del empleado, segundos después este colapso e Illumi le dio la espalda para ingresar a una de las habitaciones dejando un cadáver en el final del pasillo.

El enojado Killua recorrió sin rumbo la mansión buscando a Mary, Gotoh, Canary, inclusive le servía encontrarse con Tsubone para averiguar el paradero de su hermana pero la mansión parecía deshabitada, no podía encontrar a nadie.

Sin poder cumplir sus objetivos salió de la mansión con dirección a su punto favorito del bosque; el claro donde siempre solía ir a pasar sus ratos en soledad, para alejarse de la presión de ser quien era, el peso que todos querían poner sobre sus hombros, también era el mismo sitio donde conoció a Mary algunas semanas luego de su regreso tras estar dos años en el Coliseo del cielo. Aquel sitio era donde él podía encontrar la paz, así fuera momentáneamente.

Killua subió a un pino para sentarse en una de sus ramas más altas, no le importó mucho el frio y se dedicó a contemplar el cielo despejado, solo reinado por la luna y millones de estrellas. Con la mirada perdida en el firmamento, el niño se permitió sentirse triste, las limitantes de ser él lo volvían miserable a pesar de las condiciones opulentas en las que vivía. También se pasó por la triste situación de su hermana, alejada de la familia y no solo eso, sino que ahora también la alejaban de él.

Una estrella fugaz cruzo el firmamento, mientras el ojiazul observo al efímero astro, una idea llego a su mente, su padre usualmente respetaba sus tratos si él establecía un trato con él y cumplía alguna tarea para el mayor entonces podía exigir conocer la ubicación de Alluka. Además podría salir de la mansión y comprar regalos de navidad y cumpleaños, para Alluka y Mary ¡Dos pájaros de un tiro!

Sin perder más tiempo, el chico de blancuzcos cabellos bajo del árbol y puso rumbo fijo a la habitación de entrenamiento de su progenitor.

El sonido de los firmes toquidos del hijo prodigo de los Zoldyck resonó en la habitación de entrenamiento del líder de la familia, quien simplemente permitió la entrada del niño.

-¿Killua? –pronuncio el mayor a modo de cuestionamiento.

-Deseo saber dónde está Alluka –fue directo al grano.

-Eso no es posible –denegó el rubio platino.

-Te propongo un trato –regateo Killua.

-Te escucho… -concedió Silva lleno de interés.

-Sé que quieres poner a prueba mi desempeño actual. Elige una misión para mí y si cumplo o supero tus expectativas me dejaras tener acceso a Alluka –propuso.

-Killua, los poderes de “eso” crecieron mientras no estabas, su aislamiento es una medida para tu protección –argumento el patriarca.

-Ella siempre me ha obedecido, no tengo porque temerle –rebatió Killua- ¡Ella es mi hermana!

-Eso no es un miembro de nuestra familia –proclamo Silva.

-¡Es tu hija! –exclamo el albino disgustado.

-Mi decisión es absoluta.

-Pruébame como un digno Zoldyck. Si lo soy, seré el siguiente líder de la familia luego de ti -jugo Killua su última carta, conociendo las ambiciones familiares porque el sucediese a Silva.

-Trato –acepto el platinado mordiendo su pulgar.

Cuando la gota de sangre manó del pulgar de Silva, Killua se congelo, sabia en que se estaba metiendo, a que se estaba comprometiendo, él anhelaba su libertad, pero era capaz de renunciar a ella por su amada hermana. Era posible que siendo cabeza de su familia pudiera cambiar las cosas para Alluka. Aun con la mente trabajando a mil revoluciones por segundo mordió su dedo y unió su sangre con la de su padre.

-¡Hecho! –afirmo el niño.

El adulto descubrió la determinación en los ojos de su hijo y esbozo una sonrisa de complacencia, ese niño estaba destinado a lograr grandes cosas.

-Bien, te explicaré la misión…

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¡Se va a acabar el mundo! He actualizado dos días seguidos.

Buenos presiosuras toda esta rapida actualización es con el fin de llegar pronto al hilo argumental principal, ademas de poder publicar en San Valentin un especial de San Valentín,  valga la redundancia y como estoy mas abandonada que la una por mi pareja convirtamos mi tiempo libre en algo productivo.

Por cierto quisera saber ¿Les gusta la forma de la narración o es muy aburrida por lo largo y el exceso de descripción?  ¿Prefieren algo mas corto y consiso? ¿Que opinan de lo largo de los capítulo? ¿Es demasiado?

En fiiiin, espero se tomen un minutito de su tiempo para responder mis cuestionamientos inseguros. 

Gracias por sus votos y bellas palabras
AyuuSnowWhite Hanny_Akabane002 user70466024 Hope_Kirigiri

Besos y abrazos
~Mia_GnzlzR

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