14: Un reflejo nuevo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Un reflejo nuevo
Lillie Torres

Aún estaba muy nerviosa, riéndome en la oficina que fue de Mila. Estaba riendo, digo estaba porque bueno, al ver una fotografía de Mila me callé por respeto.
Trataba de calmarme cuando alguien tocó la puerta.

—Pase —pedí para festejar con...

Un momento, no es a quien esperaba.

—Lillie —Santiago asomó por el umbral—. Eso ha sido genial, por no decir asombroso.

Y si, se refería a lo que había pasado en la junta donde querían quemarme. Okey, ¿no sabían esos ancianos que yo ya era fuego desde nacimiento? Lo único que lograron fue avivarme más. No iba a dejarme de ellos.

—Lo ha sido, creo que si —dije aguantándome la risa— ellos querrán matarme.

Negó, divertido.

—Se han quedado diez minutos —comentó riendo— diez minutos en sus asientos sin poder creer del todo de que le hayas cerrado la boca de una manera muy...

—¿Brutal? —pregunté.

Él negó.

—Inteligente —corrigió— fue increíble, ni siquiera tuviste que levantar la voz o decirles "Viejos fastidiosos" simplemente los dejaste en ridiculo, pero sin perder la calma y compostura.

Y entonces pude reírme con las fuerzas que deseaba.

—Fue... aún no lo supero —admitió.

La manos me temblaban un poco.

—Yo menos —levanté mis manos, mostrándoselas— aún me siento como una gelatina.

—Por un momento creí que harías alguna locura, pero... ¿cómo supiste que querían ofenderte? Eso fue como una...

—¿Trampa?

—Si, por decirlo de alguna manera.

Entonces brutalmente recordé muchas cosas que no debía porque ya eran nada más que parte del pasado. Y ya saben lo que dicen: pasado pisado.
Pero por alguna razón yo no podía dejar el pasado ahí quieto.

—La vida me ha enseñado por las malas que no debes confiar en nadie —solte sería—. No se puede confiar ni en tus amigos, familiares y mucho menos en... novios. Cualquiera puede traicionarte sin dudarlo, eso ya lo sabes perfectamente.

Y Santiago borró la sonrisa de su cara, de hecho, fue un cambio drástico.

—Lillie —me nombro mientras intentaba ajustar su corbata como si me incomodara hablar del tema—, yo no...

Levanté la mano, deteniéndolo. No quería escucharlo.

—Cuando termine contigo me jure, me jure a mi misma que olvidaría todo, que te olvidaría —empecé—, pero sabes, creo qué hay algo mejor que olvidar y es recordar, recordar quienes son las personas que te han lastimado y tomar esas vivencias para luego convertirlas en aprendizajes... así que, gracias, gracias a ti Santiago, no me fio de nadie, soy precavida y cautelosa con todo y con todos.

Santiago se quedó mudo y perplejo.

—Ahora por alguna estupida razón estás aquí, te llevaste la licitación y lo único que espero de esto es que tu trabajo sea impecable, que no olvides que tú eres Santiago y que tú única labor es el parque de diversiones y no olvides que soy Lillie, pero para mis amigos y familiares, para ti únicamente seré la jefa que supervisa tu trabajo, la señorita Torres. Ahora, márchate de esta oficina y no vuelvas hasta que sea yo quien te lo pida.

Santiago estaba como un papel, el brillo y la emoción que tenía hace unos minutos se desvanecía a cada segundo, con cada palabra que salía de mi boca con frialdad y sinceridad. Al final solo eran palabras, pero el sentimiento que iban con ellas eran la que lo había dejado petrificado. No, no vio a la misma Lillie de hace tres años, esa joven loca y desbaratada que dejaba que las cosas sucedieran, esta vez vio a Lillie, una mujer que no necesitaba de nadie o de él. Porque en verdad no necesitaba de él, ni de nadie más para hacerme valer, para sentirme bien o para olvidar, incluso para sanar.
Yo estaba furiosa, tanto como el primer día. Sin duda, no es tan fácil eso que dice sobre el tiempo que suele curarlo todo. Esas no eran más que patrañas. Así mismo con eso de que las personas no cambian, pero ¿qué tal si esto no es cierto? Las personas buenas pueden convertirse en personas malvadas y así mismo las personas malas pueden dejar, pueden permitir dejar salir ese rayo de luz, esa nobleza. Cada uno es diferente, pero creo que iguales cuando nos rompen el corazón, hace tres años me rompieron el corazón... lo rompió él y ahora él podía dejar salir esa persona malévola y rencorosa que existía en mi. Las personas pueden cambiar para bien o para mal. Yo soy una personas rencorosa y no olvido, no permito olvidar nada de nadie.

Me volteé porque no me apetecía ver su rostro.

—Lo siento —susurró.

Pero entonces no se cómo o de dónde saqué una sonrisa tan fastidiosa y modesta.

—¿Aun sigues aquí? —pregunté con arrogancia— te acabo de ordenar que te marches de aquí.

Y él me observó, él miro mis ojos y yo me reté a mirar los suyos con superioridad, estaba furiosa, quemándome por dentro, pero por fuera parecía una persona sin sentimientos. Una arrogante con complejo de superioridad.

—Mírame bien, Santiago —le dije— esto es obra tuya.

Pero entonces aplaudí cortando la mirada.

—Vete, mi tiempo es limitado y prefiero hacer cosas productivas.

Me giré, dándole la espalda no me apetecía ver su rostro, sus ojos, sus mejillas o su maldita boca. Él hoy había abierto una herida que creía sanada y su regreso me estaba haciendo el mismo daño que hace tres años.

La puerta se cerró y pude suspirar, me sentí totalmente abrumada, cansada, fatigada y dolida. ¿Cómo se atrevía venir?
¿Cómo tenía valor para volver bruscamente a mi vida?
¿Que no veía que su presencia me caía mal?
¿Que no puede notar que me cae como una patada en el estomago?
¿Que lo único que puedo sentir por el es odio?

Mire mi reflejo en la mesa y mi piel se erizo por completo. No me reconocía, esa persona que estaba en frente de mis ojos no era yo. No soy así. No quiero ser así.
La puerta se abrió y esta vez me giré molesta.

—¡Te pedi que te fueras! —exclamé molesta.

—Me ha pedido que venga —Theo soltó nervioso— lo siento, me marcharé como lo ha pedido.

Y solté un bufido.
Me arregle el cabello y suspire más calmada.

—Lo siento, quédate necesito algunos informes... y contratos.

Theo asintió y pasó con algo de miedo.

Theo fue mi espía, parece frágil, miedoso y tonto, por eso mismo es que lo elegí como mi chivo expiatorio en esta empresa en los años que no puede tomar mi puesto. Claro que debía estar informada de todo mientras estudiaba, pero no me podía fiar de Johnson, mis instintos me decían que aquí me ocultaban algo.

—¿Alguien sospecha de ti? —pregunté más tranquila.

—Nadie, nunca.

Sonreí.

Theo era eficaz y sigiloso, aquí nadie le prestaba atención, simplemente era el chico que se encargaba de los recados, quería reírme en la cara de Johnson y decirle: en tus narices.
Pero esto no era una competencia, no era una guerra en contra de Johnson, simplemente necesito saber que todo está bien y que nada, nada está yendo por mal camino.

—Encontré algo, ¿puede revisarlo? —preguntó.

Yo asentí.

—Luego, quiero revisar un contrato primero.

—¿Que desea saber con exactitud?.

Me senté en la silla de Mila, observando todo con precisión. Mila no tenía mal gusto lo supe desde que Billie Eilish sonó en su funeral. Podría quedarme en esta oficina, si tan solo pudiera soportar el retrato pintado de la difunta en frente de mi. Daba un poco de miedo. Sentía que me observaba todo el tiempo.

—¿Lillie? —habló Theo— ¿Estás bien?

Salí de mis pensamiento y asentí.

—Más que nunca —admití— gracias por tu ayuda en la junta. Entregarles esa carpeta fue de gran ayuda.

—Es mi trabajo asegurarme de que nadie intente pasar sobre su autoridad.

—Lo es —respondí—. Quiero saber por qué finalizaron un contrato sin mi firma.

Yo no podía tomar el control de esta empresa, lo sabía, no podía hacerlo hasta cumplir 21, pero también sabía que mi derecho era estar al tanto de todo y firmar todo. Así que firme cada contrato, cada documento estos últimos tres años, pero nunca firme nada para Santiago. Nunca vi su nombre ni nada que lo incluyera a él.

—Su firma no está —comentó.

—Claro que no está —respondí— ¡no estoy loca para firmar esta sentencia!

Abrí el documento y entonces vi la firma de la abuela. Mi propia abuela.

¡Victoria Bernadette!

—Lillie, ¿a dónde vas? Tienes una reunión pendiente —me decía Theo.

—Cancélala, inventa una excusa... —entonces recordé algo de lo que debía ocuparme antes de que la firma mi abuela apareciera en ese documento—. Sabes, también necesito que me consigas un lugar donde dormir.

—¿Un departamento nuevo? —preguntó confuso.

—Puede ser alguna habitación en un hotel. No te pido nada extravagante, mientras tenga un techo y una cama todo estará bien.



Nota: ehhh, que les puedo decir, Lillie es resentida y orgullosa y es algo que se verá en los próximos capítulos que muero ya para que los lean. ¿Spoiler? La habitación del hotel. Cositas están por ver 🥵.
Me despido, su más fiel amiga.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro