Capitulo 21

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—Ya empezó el live—me informó Daniel.

Nicolás decidió que sería mejor si hacía un live y explicaba con más detalle la situación, me negué cinco veces, no sirvió de nada.

—¿Hola?—No sabía que decir, era la primera vez que hacía un live en mi cuenta.

La última vez que la utilicé, tenía cien seguidores y ahora tenía trescientos mil seguidores, no sabía de donde habían salido tantos y no me sentía nada cómoda con la situación, es decir, no conocía a nadie.

Nicolás al darse cuenta de mi bloqueo, me arrebató el celular y empezó a decir estupideces.

—Devuélveme el celular... lo vas a dejar caer, verás que la próxima no te preparo un sándwich—lo amenace.

—Tu no preparaste el sándwich, Lillie.

—Si, pero porque me botaste de la cocina, mis sándwiches son más ricos que los que tú preparas— le respondí a Santiago, con enojo.

—Lillie, te comiste el tuyo en menos de dos minutos—me recalcó Daniel.

—Bueno y ¿tú eres mi primo o mi enemigo?

Todos nos callamos cuando Nicolás nos enseñó el número de personas que veían el live.

—Que vergüenza, lo siento—le quite mi celular a Nicolás—hola de nuevo... hacemos este live porque tenemos, tengo que decirles algo muy importante—comencé a hablar con fluidez, me detuve al ver un comentario— quieres salir conmigo... eh, Luis2514 saldría contigo pero es malo salir con desco— Santiago me arrebato el celular.

Eso si fue muy raro.

—Lillie adoptó a cincuenta y nueve perros y un gato, entonces si los perritos no son adoptados por familias responsables, tendrá serios problemas en su casa... eh no, Lillie no sale con desconocidos.

Intentaba quitarle el celular pero el muy inteligente lo alejaba de mi.

—Haz algo—le pedí a Nicolás, pero él jugaba con el gato.

Al ver que no se le antojaba entregarme el celular, me dispuse a jugar con los perritos. Muchos de ellos habían comido en grandes cantidades y se encontraban con pereza.

—Se acabó el live— me entregó el celular—Mañana estaremos en el parque central.

Lo cogi de muy mala manera, me despedí y luego me fui al cuarto, a dormir.

Cuando me desperté eran las siete de la noche. Dorothea entró a la habitación y dejó a uno de los perritos.

—Está castigado, se comió unas Hortensias y tu abuela se enojó.

—Y esta habitación, ¿es la habitación de los castigados?— bromeé.

—Si, en media hora te traigo la cena.

Mi sonrisa se borro.

—¿O sea que estoy castigada?— mi broma resultó ser cierta.

—Si—dicho eso, Dorothea me dejó sola con el perrito.

Desbloquee el celular y le tome un par de fotos a Tito, el perrito.
Un mensaje de Santiago llegó a mi celular. Lo ignoré y subí una foto de Tito.
Santiago seguía preguntando si estaba enojada con el, pero los seguí ignorando. Hasta que llegó un mensaje que decía:

¿Por qué no me contestas si estás en línea subiendo fotos del perro?

Le mande una foto de Tito, en la foto se veía enojado y le escribí:

Se durmió. Soy el perro.

Me reí con Tito de las burradas que hacíamos juntos.
Santiago vio el mensaje, escribió pero luego borró todo e hizo una videollamada.

—Quiero hablar con la dueña del teléfono—pidió Santiago al ver la cara de Tito en toda la pantalla.

—¿Que pasa?—dije apareciendo en la pantalla—recién me acabo de despertar, Tito deja en visto a gente como tú, no me responsabilizo de lo que te escribió.

Santiago se veía cansado.

—¿En serio?

—Si, de verdad, recién me despertaba cuando Dorothea trajo a Tito, lo castigaron por comer monte—Capté la cara de Tito, se veía triste—¿que estabas haciendo?

—Tareas...

—Te ves cansado.

—Tu también te ves cansada.

—Me quede despierta toda la noche viendo series, por cierto, de donde sacaste mi núme— me calle al ver que Tito empezó a abrir la boca, con nauseas—No, Tito... Se vomitó en la cama—le avise a Santi, intentando no vomitarme.

Dejé el celular en la mesita de noche, lleve al baño a Tito para lavarle la cara, luego regrese y quite las sábanas, estuve por vomitarme también al ver lo que había en el estómago del perro y que ahora estaba en mi sábana.

—Voy a llevar estas sábanas a lavar y luego iré a comer a escondidas, así que no hagas mucho ruido o te corto.

—¿Por qué a escondidas?

—Dorothea dice que estoy castigada y que no puedo salir de la habitación.

Santiago se burló un poco. Le pedí que se callara hasta que llegara a un lugar fuera de peligro, llegue a puntillas y en silencio al cuarto de lavado, puse las sábanas en la lavadora, esperé a que se llenara de agua y le vertí detergente, pero al sostener el celular dejé que todo el detergente cayera al agua, tire la funda al ver que estaba vacía y configuré los botones para que lavara.

—¿Dónde está Nicolás? - pregunté al no ver al desquiciado.

—No lo se, espera, voy a llamarlo...

Después de varias llamadas perdidas, al final contesto, por unos segundos no se escuchaba nada, luego Nicolás hablo sin claridad.

Estaba corriendo y muy asustado.

—¿Oye de quien huyes?

Me reí al verlo correr, solo nos mostraba su papada.

—Daniel... yo estaba haciendo vigilancia y me quede dormido en el carro, cuando me di cuenta el papá de Jenny estaba entrando, no pude avisarle y el hombre está adentro... si lo encuentra lo mata.

Iba a reírme pero ver a Nicolás en modo asustado, era increíble y a la vez preocupante.

—¿Están en la casa de Jenny?—preguntó con seriedad.

—Daniel si, yo estoy detrás de un árbol escondido... el señor está sospechándo de Jenny.

—¿Y no puede salirse por la ventana?—pregunté.

—La ventana está cerrada con barrotes, la única forma de la que saldrá de esa casa... es muerto. No se que hacer... espera está asomado por la ventana pidiendo ayuda.

Nos mostró y podíamos ver a Daniel asustado y queriendo salir por la ventana, haciendo señas y levantando las manos, luego giro y desapareció.

—¡Ah! ¡Ya lo mataron!

Nicolás estaba tan asustada que ahí mismo se podía echar a la tierra para llorar un poco.

—¿Como? Iré para allá, envíame tu ubicación.

Pedí y salí corriendo a la puerta, sin encontrarme con nadie, afortunadamente.
Santi dijo que vendría por mi, que esperará fuera y luego la llamada se perdió.

—¡Ey, Ey, Ey! ¿Dónde crees que vas Lillie?

La tía Merly me detuvo, sosteniéndome del hombro.

No sabía que hacer o que decir, tenía entendido que los padres de Jenny eran muy estrictos con la relación que tenía su hija, al igual que los padres de Daniel, que no les agradaba mucho la idea de que su hijo pasara en la calle con la muchacha.

Bueno, me encontraba entre la tía y la calle; entre mi primo y mi castigo y entre tantas cosas, que me hacía lío en la cabeza de pensar en todo al mismo tiempo.

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