Capitulo 56

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Me metí a la ducha, aún nerviosa al recordar los acontecimientos en la playa esa.
Si ahora era la playa esa, donde sus olas eran muy divertidas demasiados que casi nos matan.

¿Qué pasó con Pamela? Bueno después del sepelio algunos lloraron y lloraron... es broma, como se dice por ahí "Hierva mala nunca muere" y aunque nuestra hierba mala casi muere, sobrevivió, claro al final vomito hasta lo que no tenía, pero lo bueno es que estaba viva, cierto? Después de brindarle los primeros auxilios el festival continuó con su mágico brillo, nosotras por otro lado ya nos habíamos hecho la película del siglo, donde Pamela moría y nosotras íbamos a la cárcel. Todo fue muy aterrador.

También resulta que aparecimos en las noticias, en pequeños videos de aquel festival que casi terminaba en tragedia, mis padres querían matarme pero se contenían, una vez más. No entendía de dónde sacaban tanta paciencia, eran dignos de admirar.
Mis tíos esta vez no fueron muy duros con Pamela, al contrario, fueron muy amables y se veían realmente preocupados, era de esperarse, su única hija casi terminaba en una caja y no de regalo.

Los chicos por otro lado, no fueron a ninguna playa nudista o algo que se le asemeje. Al contrario, fueron al cine, resultó ser que Pamela se equivocó y la mayoría de chicos faltaron por un torneo de básquetbol, la otra mitad estaban en el cine.
Si, en un simple y cercano cine de la ciudad, mientras nosotros estábamos en constante lucha contra la muerte, literal, eso nos pasó por ir y querer curiosear en vidas ajenas.

En muchas ocasiones dije que el viaje me parecía una locura, lo fue y mucho. Ahora todas las chicas me veían como una bola de cristal, me llamaban en la madrugada solo para que les respondiera preguntas simples, tipo:

¿Mi novio tiene a otra?

Si me como una hamburguesa, ¿engordare?

¿Debería ir a la escuela?

¿Sacare diez en el examen?

¿Debería comprar el boleto de la suerte?

Era una tortura para mi responder a cada una de las preguntas que me hacían. Solo faltaba que me pusieran un altar y un estante para hacer consultas.

La moraleja de esta aventura:
Nunca sigan a los chicos a una playa nudista.

—Lillie, dejaré tu vestido en el armario.

Dorothea alzó la voz, salí de la ducha envuelta en toallas, hacía frío y me había arropado como mi mamá solía hacerlo cuando estaba pequeña.

—¿Que vestido? —pregunté.

Dorothea tuvo piedad de mi y salió sin decir algo más.

—Claro, ¡El vestido!

El vestido para el día de la boda ya me había llegado. Era lindo, simple, corto y fresco, muy fresco, de un color violeta pastel, muy encantador. Cuando fui a comprarlo, no me gustaba mucho, pero estaba elegido explícitamente por mi abuela, si pero eso no bastó o me detuvo para hacerle algunos arreglos, quedó a mi gusto y semejanza.  Abrí la bolsa donde estaba el precioso vestido y lo observé un rato como loca. Creo que la abuela moriria si lo viera, así que lo refundí en el armario.

Estaba anocheciendo y se acercaba el momento de partir, si, partir a la noche de despedidas de solteras.

¿Que quién la organizó?
Pues esta hermosa y deliciosa mujer, si, hablaba de mi. En otros puntos, organizar la noche no fue tan fácil como me parecía al principio, cuando les supliqué y rogué a las cuatro novias que se dejaran festejar su última noche como mujeres libres y solteras, al menos dos de ellas si lo eran.

De verdad, de verdad deseaba ir en pijama, creo que me asesinarían por romper con el estilo.
Estaba un poco desanimada a decir verdad, no había hablado con Santi en los últimos días, ni siquiera en la escuela. Tenía la ligera sensación y sospecha de que me estaba evitando o simplemente ya no le importaba.

—Si tú me hubieras dicho siempre la verdad...Si hubieras respondido cuando te llamé. Si hubieras amado cuando te amé —cantaba al frente del espejo —Serías en mis sueños la mejor mujer. Si no supiste amar, chan chan, ahora te puedes marchar.

Cuando estuve lista, baje y espere a las demás, incluida la abuela, quien bajo muy elegante, creo que olvide decirle que no iríamos a su restaurante favorito.

La abuela miró mi ropa, no le agradaba, pero, prefirió ignorarla, a la ropa no a mi.

—Le dijiste a mi madre a donde vamos exactamente? —preguntó mi mamá, riéndose silenciosamente.

Negué.

—Lo descubrirá cuando lleguemos.

Malcolm nos llevo a la dirección que le escribí en un papel.

Se que la abuela se daría cuenta en cuanto pisemos el lugar, prefería tener un poco de paz antes de que eso sucediera.

Pasó.

—Lillie, puedes explicarme por qué estamos en este lugar tan... vulgar y tan desprestigiado.

—Abuela, prometiste que no criticarías el lugar.

—Porque creí que iríamos a un lugar digno de mi presencia —se quejó ella.

—Este lugar no es tan digno de tu presencia, pero apuesto que será divertido.

Trataba de convencerla.

—No, no lo creo, será mejor volver a casa.

No quería volver a casa, sabía por ciertas palomas que Daniel, Nicolás, Santiago y varios amigos más se habían llevado a los prometidos a festejar. Quería infiltrarme a esa fiesta, pero era privada y con invitación los muy engreídos, además fui detenida por Pamela, que ahora se las daba de muy justa.
Ella dijo:

—No puedes colarte en esa fiesta, perderías la dignidad si te descubren.

Bueno, tenía razón pero porque le descubrirían si yo era muy discreta cuando me lo proponía.

—No perderé nada, tu solo deberías cubrirme un rato.

Pamela se cruzó de brazos y suspiró.

—Si él quiere tenerte puedes esperar a que él venga, no vayas por él —aconsejó —pero sabiendo cómo eres seguramente hasta te disfrazas de hombre y te infiltras en esa fiesta de machos.

Era una muy buena idea.

—Ay no me digas que te acabo de dar la idea? —dijo.

Al final decidí escuchar las palabras de mi prima, la muy sabionda, no la de disfrazarme de macho, sino la otra, esa de esperar y no se que mas.

—¡Ay, por Dios! —habló la susodicha —Abuela no seas tan amargada y entremos al lugar, al menos dale una oportunidad.

Pamela la agarró del brazo con elegancia, la obligó entrar al club común y corriente que alquilé.

—Eso fue fácil —Dorothea sonrió alegremente y siguió a los demás.

Dentro del lugar, que no era tan espantoso como todas creían, nos esperaban el resto de invitadas en ellas se encontraba Jenny, Nina y Marina, a Mirian no le dieron permiso, porque sus padres creían que nuestra familia no era nada fiable, ya que siempre las reuniones o fiestas salían muy mal.
Ellos lo exageraban un poco.

—Están bellísimas —Jenny alago a mi tía.

Ellas se llevaban muy bien a pesar de todo lo sucedido con mi primo.

—Gracias querida, me siento tan anciana con ustedes presentes. Lillie, no está tan mal este lugar.

Comentaba mi tía, riendo y bailando de a poco, mirando el lugar.

—Cuando estaba de tu edad venía a estos lugares.

Mi mamá me contaba, la abuela escucho algo y la miró de mala manera.

—Prefiero estar en mi restaurante favorito, que en este lugar. ¿Estaremos así? Paradas esperando quien sabe qué.

No estábamos esperando a quien sabe qué, estábamos esperando a nada más y nada menos que los strippers que yo misma había contratado, esta bien, yo no los contraté personalmente, pero si Dorothea, era la única que sabía como manejar estas cosas. Cuando llame para contratar al pack de despedidas de solteras me querían cobrar más de mil dólares, casi me caigo de patitas, no sabía que por quitarte la ropa en frente de otros podían pagar tan bien. Al final fue Dorothea la que me pidió que la dejara ayudarme... esta bien, yo le supliqué un poco para que me representara, después de todo, regateamos un poco y la tarifa final no era muy alta, era un costo más bajo y además obtendríamos un poco de diversión, nada malo iba a pasar.

Dorothea me dio una miradita divertida.

—Ey, Ey! Señora Victoria, no estamos esperando cualquier cosa, estamos esperando a los strippers!

Jenny gritó por encima de la música, para hacerse oír.

—¿Que? —exclamó la abuela —Una cosa tan vulgar como esa es inaceptable, Lillie.

Estaba segura que la abuela seguiría renegando de mi buena voluntad, estaba caminando a la salida, cuando los reflectores la perseguían y solo se oían el sonido de sus tacones finos. En la puerta de salida ya hacía un hombre musculoso y vestido de bombero, la detuvo.

—Me han llamado, reportando un incendio —dijo él.

Detuvo a la abuela y le empezó a bailar de un lado a otro, luciendo sus fortachones brazos.

—¡Ah! ¡Esto si está bueno! —Marina exclamó entusiasmada.

A todas se nos salían los ojos admirando todo el sexi baile de aquel stripper.

—Que vengan los bomberos que esto es un incendio, que vengan los bomberos que me estoy quemando —gritaba Pamela.

Todas reíamos divertidas al ver la reacción de la abuela y la brincadera de Pamela.

—Lillie, te has pasado un poco —dijo mi mamá riendo.

Aparecieron cuatro hombres más, bailando en frente de nosotras, algunos tuvieron la osadía de sentarnos en sus sillas para bailarnos de muy cerca.

Dorothea se babeaba por aquel profesor que le bailaba quitándose la camiseta y corbata.

—Mírame a mi —dijo el chico que me estaba bailando y yo muy divertida.

Era Nina quien filmaba todo muy divertida.

—Lo que tú digas —seguí el juego, riendo.

Me causaba mucha intriga la elasticidad que poseían estos hombres.

—Es momento de tomar un trago —dijo Marina —Por las futuras novias.

Todas nos levantamos y levantamos nuestro shot de tequila.

—Por la abuela —dije yo.

Todas bebimos.

—Por mi tía —volví a decir.

Volvimos a beber.

—Por mi mamá —continúe —por Dorothea.

Todas rellenamos nuestro vaso tequilero.

—Por las mujeres que engendraron a estos chicos trabajadores —me refería a los strippers.

Todas volvimos a beber.

—Por la —me vi interrumpida.

—Ya Lillie un poco más y brindamos por la abuela de estos señores —dijo Nina.

—A este paso terminaremos muy ebrias antes de las nueve.

Todas nos reímos, incluso la abuela se había relajado un poco o tal vez era el trago.

—Está bien —accedí —Un shot por todas nosotras.

Brindamos como si se tratara de copas y bebimos el tequila hasta el fondo.

—¡Que siga la rumba! —gritó mi tía.

Los tragos iban y venían, los deje de contar después del sexto.
Todas gritaban y bailaban al compás de la música.
Nos estábamos divirtiendo con una canción de the weekend de fondo. También hicimos algo de karaoke. Mi mamá cantó una canción de Yuri "Maldita primavera" decía que le recordaba su juventud. La tía cantó "el sol no regresa" decía que le recordaba a su primer amor, no era mi tío por cierto. Dorothea cantó una que se llamaba "I Will survive" todas le ayudamos a gritarla. La abuela cantó una en francés, si, evidentemente nos cacheteó a todas con su magnífica voz y su magnífica pronunciación.

—¡Vamos abuela! —grité.

—Si abuela —gritó Pamela haciendo barra —no se lo que dices pero esta bueno el ritmo.

Todas bailábamos y perreabamos la canción.

—Por qué bailan? —dijo la abuela mirándonos de rara manera.

Yo me cruce de brazos. Mi madre y mi tía se reían con complicidad.

—Es una canción muy triste, la letra lo dice todo —nos informó mi mamá.

Entonces quedamos como estupidas.

—Que no se supone que tu vas por el mundo, que vistas Paris, no se supone que debes hablar o entender el idioma?

Le dije a mi prima cuando fuimos al baño para lavarnos la cara de vergüenza que pasamos minutos antes.

—Asi es, viajo por el mundo y todo, pero no significa que hable esos idiomas —levantó su celular —para eso está el traductor, cierto?

La empuje y la miré de mala gana.

—Oui —respondí.

Nos lavamos la cara y volvimos con las demás, que ya estaban en la pista. Estábamos repartiendo más licor y bebiendo y cantando y disfrutando de una y de la otra.  Luego de eso, todo se fue a la mismísima...

Diré un par de cosas, para cuando me costaba estar de pie sin caerme al piso, para ese entonces un grupo de hombres con medias en la cara entraron al lugar con armas en manos y con navajas, gritando:

—¡Esto es un asalto! —gritó alguien.

Yo me quede rígida. Estaba ebria pero no tonta y no recordaba haber contratado a otros, no con la temática de ladrones. Era momento de entrar en pánico.

—Uh llegaron más strippers —Nina gritó entusiasmada.

Todas gritaron emocionadas, corriendo a por ellos.
Quería decir que esto era parte del show, pero no estaba muy segura de no contratar a strippers ladrones.

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