Capitulo 8

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—La mandaste a la basura sin preguntarme?— esto era realmente espantoso y me llevaba el cuco.

Me llevaba el cuco del coraje.

—Acataba las órdenes de la señora Victoria.

—Así es Dorothea puedes irte— pidió sin importarle mucho lo que tenia que decirle a ambas—Bien y prefieres este vestido o este otro?

Victoria mostró dos vestidos, ambos eran preciosos pero demasiados largos y elegantes para la ocasión.

Ya que botó mi ropa sin consultar, entonces escogería la ropa a mi gusto.

—Quiero unos pantalones.

Pasaron dos horas, discutiendo que debía ponerme para la dichosa entrevista. Hasta que gané.
Mi atuendo era más casual y cómodo, unos joggers flojos, y una sudadera de color gris, el conjunto me quedaba algo grande y el color era oscuro.

—Aún parece que estás en pijama. No me convence—reclamó Victoria—que te parece Dorothea?

Dorothea me miró y quería burlarse.

—Se ve cómo un palo de escoba con ropa.

Ambas se burlaron con gracia de mi delgadez.

—Deberías ponerte algo más glamoroso.

—Me siento cómoda con esto, además, debería enojarme con ustedes me dejaron el cabello tan corto que parezco a Dora—mire a Dorothea—No a esta Dora, hablo de Dora la exploradora.

—Dorothea, ¿quién es Dora?

Dorothea busco en internet y le mostró. Victoria se puso sus lentes y dudo al ver la pantalla.

—Lo dudo, tu cabello es más castaño y ella lo tiene oscuro y tu cabello no está tan pequeño.

Claro, mi cabello quedó encima de mis hombros y sin sumar el flequillo que molestaba mi frente. Si mis padres se enteraran de tal cambio de look, se enojarían mucho con ella, con el peluquero y conmigo. Admito que quedo más suave y menos revuelto.

—Míralo de esta forma, me veo tranquila y no necesitada, se darán cuenta que no me muero por estar allí, no harán tantas preguntas y nos rogarán para que yo estudie ahí.

Eso pareció tener sentido para ambas señoras y aceptaron sin dudar.

—Me parece bien.

Nos presentamos en el presuntuoso colegio en el que estudiaría, esperaba algo más normal y sencillo, con Victoria nada podía ser sencillo y normal.

—Aquí estudian tus primos.

—Maravilloso.

—Eso creí, estar con tus familiares es más sencillo y lo más lógico.

—Lo decía con sarcasmo.

Entramos sin problemas al despacho de la administradora del colegio.

—Victoria, hace mucho que no te veía. —saludó la administradora.

—Carolina, ella es mi nieta, Lillie.

Salude con la mano y me senté a escucharlas hablar de fiestas y fundaciones de caridad.

—La ultima fiesta, estuvo increíble, todos se lucieron y se obtuvo la cifra que necesitaban para los niños del orfanato... Como así, estás por aquí.

La mujer me observaba con curiosidad.

—Mi nieta va a estudiar aquí.

—Y los archivos de sus antiguas escuelas?

Victoria se los entregó y era una carpeta muy gruesa.

—Bueno, dice que es buena alumna, aunque es algo inquieta y problemática... Uf, Dios bendito, cuantos castigos.

—Bueno, tampoco exageres, mi nieta es algo inquieta pero nada fuera de lo normal.

—Diría que muy inquieta... Lillie ¿porqué tus padres te sacaron de tu última escuela, a tan solo tres dias de clases?

—Verá, estaba súper tranquila en ese entonces y de pronto, me culpaban de robar las pertenencias de mis maestros y más bien me expulsaron.

La señora Carolina, abrió su boca sin disimular con asombro.

—No te creas, mi nieta bromea. Sus padres la retiraron de la escuela porque no superaban sus expectativas, entonces, como esta escuela es la mejor de la ciudad, decidimos que estudiar aquí es la mejor oportunidad para ella.

—Muy razonable, todos saben que esta escuela es la mejor de la ciudad y así mismo, no cualquiera puede entrar.

—Y como mi nieta no es cualquiera, entonces entrará.

Carolina nos observaba, a ambas, esperando por su respuesta.

—Tengo que decir que no tengo un estudiante que supere esta carpeta, pero, le daré el beneficio de la duda, para que demuestre su valor.

—Es la mejor decisión que haz tomado, Carol.

—Aún así, tiene que dar la prueba, puedes hacerla este lunes, y si supera el mínimo de nota, entonces será bienvenido en San Tomas.

Junto sus manos, suspirando.

—¿Puedo hacer el examen hoy?

Sonrió como si le contara un chiste.

—Por supuesto, te advierto que es largo y complicado, si prefieres estudiar primero y luego puedes hacerlo el lunes.

—Quiero darlo ahora.

Quería terminar rápido con esta agonía, escucharlas hablar un poco más de fiestas y reuniones me dejarían loca, más.

—Monica—llamó Carolina, al instante entró su secretaria—puedes traer el examen de admisión?

—El actualizado con 100 preguntas?— preguntó, mirándome con una pequeña sonrisa.

—Ella dijo 100 preguntas?— estaba anonadada.

–Si. Insisto creo que deberías prepararte y luego rendir la prueba. No creo que puedas hacerla hoy y dar buenos resultados.

¿Cómo que no? ¿Esta mujer creía que era boba?

—Sigo pensando que puedo darla hoy.

—Si mi nieta quiere rendir la prueba hoy, no veo el problema.

Carolina se levantó de su asiento, suspirando.

—Dejaremos aquí a Lillie para que rinda el examen— comentó y se acercó a Victoria—Victoria vamos a dar un paseo, hay algunas cambios y remodelaciones que deberías ver.

Las dos señoras se marcharon.

—Soy Mónica, la secretaria de la señora Carolina...Este es el examen, normalmente te dan dos horas para responder todo, pero, ellas demorarán mucho.

Mónica dejó el grueso examen en el escritorio, junto a la pluma.

—Aquí vamos.

Tome la pluma y empecé a resolver cada pregunta. Primero estaban ciencias sociales, en lo que era buenísima, me gustaba la historia y respondí con rapidez, las siguientes fueron de lengua y literatura, solo era de analizar y responder con lógica, luego estaba biología, me gustaba la biología, de último estaban en las que no era muy buena como física, química que no entendía ni pepino, todas esas preguntas las respondí al azar. No sabría decir cuánto demore en terminar todo el examen, pero, ya no sentía las nalgas y mis piernas estaban adormecidas.

—Terminé! —grite, mientras intentaba pararme sin perder el equilibrio.

—Eso fue rápido—exclamo la señora Carolina—aunque no significa que tendrás buen puntaje, Victoria te llamaré cuando los resultados estén listos.

Victoria asintió, se despidió y caminó a la salida.

—Puedes caminar más despacio? Aún no siento mis piernas.

Levante la vista y la dichosa mujer ya estaba en el carro.

—Si, si, que buena abuela eres!

Pegue un grito, cuando sentí un empujón y luego el duro piso.

—Mis hojas!—reclamó el extraño joven frente a mí— deberías tener cuidado con los demás.

Me levante, confundida.

—Tu eres el que debería tener cuidado con los demás!— voltee mis ojos.

—Quien eres?—preguntó con interés.

—Quiero decir algo muy grosero pero evidentemente no puedo, adiós.

Pase pisando las hojas que estaban esparcidas por el piso. Me aguante la risa cuando lo escuché gruñir.

Quería salir de ahí viva, ¿no?

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