18: Un Cigarrillo, un café, y una terrible melancolía.

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El cálido aroma a hot cakes recién hechos invadía mis fosas nasales provocando que abriera los ojos de par en par. Estire mi cuerpo bostezando por última vez. "Todo había sido un sueño".

Metí mis pies en las pantuflas negras de Kumamon que se encontraban al pie de mi cama. Baje sonriendo apoyando mi mano en el barandal de la escalera, el delgado tubo estaba helado, pero no me importo solo quería abrazar a mamá, contarle mi absurda pesadilla.


—Mamá no creerás lo que...soñé. —La imagen de JiMin apareció frente a mí, no había sido una pesadilla, había sido real.


—Ya era hora de que despertaras, has dormido demasiado. —se giró, mostrándome su amplia sonrisa.


— ¿Por qué aun no te has ido de mi casa?


—Bueno yo, solo quería prepararte la cena.


— ¿La cena? ¿Qué hora es? ¿Qué día es hoy?


—Martes son...—saco el celular de su bolsillo trasero— las 8:00 pm. Has dormido desde el domingo en la noche.


Esta vez había superado mi propio récord, nunca había dormido tanto, quizás estar de nuevo en casa me ayudo a dormir con tranquilidad.


—Hyung, ¿Quieres comer un poco? — el olor a mantequilla hizo crujir mi estómago, el olor me había traído hasta aquí, mi orgullo no me dejo negarme.


—Está bien.


JiMin apilo uno sobre otro los delgados círculos de harina, eran perfectos. Si huelen bien, se ven bien, deben saber bien...

Derrame un poco de miel sobre ellos y lleve a mi boca el tenedor con un trozo de estos, el sabor era justo igual a los que hacia mi madre, el comerlos me hacía sentir cálido. Lleve mi mirada al frente, Park sirvió leche en un par de vasos de cristal.


—Hyung, ¿Cuántas cucharadas de azúcar?

—Ninguna. ¡No se te ocurra servirme azúcar! — casi me ahogaba con el dulce trozo que se encontraba en mi boca. —Odio la leche dulce.


Sus ojos se abrieron como nunca, y retiro rápidamente la cuchara repleta de azúcar que estaba por tirar en mi vaso.


—Wow, ahora veo por qué eres tan amargado.


— ¿Qué dijiste Park?


—Nada, que se me antojo un helado. — sonrió haciendo desaparecer en una línea sus ojos.


— ¿Cuándo te iras?


— ¿Irme? ¿Quieres que me valla? — No, no quiero que te vallas, te necesito.— ¿TaeHyung? —Agacho la mirada concentrándose en su plato, sonriendo.


— ¿Por qué sonríes? —ahora que recuerdo, Park no llevaba puesta esa ropa el domingo...


— ¡Hola MinionGi! ¿Me extrañaste? —esa risa burlona y escandalosa solo podría venir de una persona, la cual estaba abrazándome fuertemente por detrás.


— ¿Qué demonios haces aquí? ¿Y por qué me dices "MinionGi"? —Me levante del banco en el que me encontraba, quedando así frente a TaeHyung.


—Bueno, es que JiMinion me llamo — ¿MinionGi, JiMinion? — me pidió que trajera un par de cosas. — Mire molesto a JiMin que no dejaba de reír — te digo MinionGi porque pareces un minion, tu estatura es perfecta para que lo seas.


— ¿Un par de cosas? ¿Minion? — además de despertar temprano, los "minions" era la cosa que más odio, esas cosas no tienen gracia.


—Hyung, lo siento, sé que debí consultarlo contigo primero, pero, no despertabas. No había cosas para comer y...


—Park, ¿Por qué eres tan molesto? —quise sonar enojado, pero mi voz salió calmada. —Dormirás en mi habitación, no quiero que entres a la habitación de mi madre.


Salí de la cocina ignorando las risas y los gritos de... ¿emoción? de ese par. Por lo que me había dicho JiMin eran las 8:00 pm era tarde, tenía que arreglar mi cama, JiMin no debía de ver lo desordenado que soy. Cambie las sabanas, la fundo que arropada mi almohada, todo. Mi habitación nunca había estado tan limpia.


—Hyung, Tae se ha ido. — Pude escuchar los gritos de JiMinion...digo, JiMin subir por la escalera.


Abrí la puerta llevando conmigo las sabanas sucias, y un cambio de ropa, necesitaba con urgencia una ducha.



—Dormirás aquí Park. —Me di la vuelta encaminándome a la habitación de mamá.


— ¿Dónde dormirás tú?


Ignore su pregunta adentrándome a la habitación cerrando detrás de mí la puerta. La habitación estaba impecable, tal como a mamá le gustaba. Las cortinas abiertas para mirar la noche. La cama con una delgada sabana de color rosa pálido, y en el aire un fino aroma a rosas. Cuando murió, se llevó con ella todo, incluso con ella se fue el YoonGi dulce y cálido.

Solté un suspiro, después de admirar por varios minutos cada detalle de la habitación, me adentre en el baño. Me deshice de la ropa sucia, enjabone mi piel, y enjuague los restos de jabón.

Al salir de la ducha me mire al espejo, noto un cambio, mi rostro era más delgado, mas pálido de lo habitual, podía ver un leve contorno oscuro debajo de mis ojos, se veían hundidos. Mis clavículas eran más visibles. Me veía demacrado.

Detuve mi mirada en un par de pequeños hematomas alojados en mi cuello. ¿Qué me había sucedido?... Los recuerdos de aquella noche vagaron en mis pensamientos, JiMin había mordido mi cuello, lamia y succionaba con fuerza, sus labios eran los causantes de esa pequeñas marcas.

Rasque mi nuca, quería borrar esos pensamientos, en lo más profundo de mi, algo deseaba poder disfrutar de sus labios.

Me puse el pijama negro, el que mamá había confeccionado especialmente para mí, tenía estampado un Kumamon en la espalda. No tenía sueño, había dormido lo suficiente. Me recosté en la cama de mi madre.

¿JiMin estará despierto?


¿Qué estará haciendo JiMin?


¿JiMin estará cómodo?


Cuando menos lo espere, ya me encontraba fuera de la habitación en la que se encontraba JiMin. Acerque mi oído derecho a la fría puerta de madera, quería escuchar su respiración, esta me diría si dormía o no. No escuche nada, parecía que no había nadie en la habitación. Cerré los ojos para concentrarme mejor.


— ¿Hyung? —me sobresalte al escuchar la voz de JiMin detrás mío. — ¿Sucede algo?


—Quería...Yo...—los nervios no me dejaban pensar, tenía que encontrar una buena excusa — Olvide mis cigarrillos en tu ahora, habitación. —y era cierto, había olvidado mi cajetilla de cigarrillos ahí dentro.


—Hyung, ya no fumes. —abrió la puerta dejándome pasar.


—No es tu asunto —busque en el escritorio la cajetilla pero no la encontré.


—Sí, si es mi asunto — me dio la espalda quitándose la polera que llevaba, dejándome su espalda desnuda.


—N-no lo es. — sentí un cosquilleo que recorría mis piernas hasta llegar a mis talones.


—Me preocupa que fumes, el tabaco no es bueno, te terminara matando.


—Bueno, de algo me tengo que morir. ¿No es así? — se sentó en la cama mirándome fijamente con tristeza al ver que sostenía la cajetilla en mis manos.


—Pero el fumar solo adelanta tu muerte...—apretó sus labios bajando la mirada. Sus labios...


—Tal vez es mejor así. —Abrí la cajetilla sacando un cigarrillo, lo coloque en mis labios— ahora si me disculpas, tengo que relajarme. —lo encendí aspirando el sofocante pero reconfortante humo. Abrí la puerta de la habitación.


—No lo permitiré. —casi había logrado dar cuatro pasos cuando JiMin me detuvo, adentrándome de nuevo en la habitación cerrando la puerta.


Me acorralo en la pared sin dejarme salir. Arrogante exhale la bocana de humo en rostro, haciendo que este se ahogara. Lo arroje a la cama subiéndome sobre él, ahora era yo quien lo tenía cautivo.


Coloque el cigarrillo de nuevo en mis labios, JiMin me miraba molesto, y no era para menos, había arrojado el humo en su rostro. Aspire profundo, retire el cigarrillo de mi boca y lo bese. El humo asfixiante paso de mis labios a su cálida boca...


★ MI PEQUEÑO HERMANO


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